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Síntomas
El paludismo es una enfermedad febril aguda. En un individuo no inmune, los
síntomas suelen aparecer entre 10 y 15 días tras la picadura del mosquito
infectivo. Puede resultar difícil reconocer el origen palúdico de los primeros
síntomas (fiebre, dolor de cabeza y escalofríos), que pueden ser leves. Si no se
trata en las primeras 24 horas, el paludismo por P. falciparum puede agravarse,
llevando a menudo a la muerte.
Los niños con enfermedad grave suelen manifestar uno o más de los siguientes
síntomas: anemia grave, sufrimiento respiratorio relacionado con la acidosis
metabólica o paludismo cerebral. En el adulto también es frecuente la
afectación multiorgánica. En las zonas donde el paludismo es endémico, las
personas pueden adquirir una inmunidad parcial, lo que posibilita la aparición
de infecciones asintomáticas.
Carga de la enfermedad
Según el último Informe mundial sobre el paludismo, publicado en noviembre
de 2017, en 2016 hubo 216 millones de casos de paludismo, en comparación
con los 211 millones de 2015. La cifra estimada de muertes por paludismo fue
de 445 000, similar a la de 2015 (446 000).
La cifra de muertes por la enfermedad entre los niños menores de cinco años
se ha reducido de 440 000 en 2010 a 285 000 en 2016. Sin embargo, el
paludismo sigue siendo una de las principales causas de muerte en menores
de 5 años, al cobrarse la vida de uno de ellos cada 2 minutos.
Transmisión
El paludismo se transmite en la mayoría de los casos por la picadura de
mosquitos hembra del género Anopheles. En el mundo hay más de 400
especies de Anopheles, pero solo 30 de ellas son vectores importantes del
paludismo. Todas las especies que son vectores importantes pican entre el
anochecer y el amanecer. La intensidad de la transmisión depende de factores
relacionados con el parásito, el vector, el huésped humano y el medio
ambiente.
La transmisión es más intensa en lugares donde los mosquitos tienen una vida
relativamente larga que permite que el parásito tenga tiempo para completar su
desarrollo en el interior de su organismo, y cuando el vector prefiere picar al ser
humano antes que a otros animales. Por ejemplo, la larga vida y la marcada
preferencia por los humanos que presentan las especies que actúan como
vectores en África son la principal causa de que más del 90% de los casos de
paludismo se registren en ese continente.
Prevención
La lucha antivectorial es el medio principal de reducir la transmisión del
paludismo. Si la cobertura de las intervenciones de esta índole es suficiente en
una zona determinada, se protegerá a toda la comunidad.
Medicamentos antipalúdicos
En la prevención de la enfermedad también se pueden utilizar antipalúdicos.
Los viajeros pueden tomar fármacos profilácticos que detienen la infección en
su fase hemática y previenen así la enfermedad. Para las embarazadas
residentes en zonas donde la transmisión es moderada o alta, la OMS
recomienda el tratamiento profiláctico intermitente con sulfadoxina-pirimetamina
en cada consulta prenatal programada a partir del primer trimestre. Asimismo,
se recomienda administrar tres dosis de tratamiento profiláctico intermitente
con sulfadoxina-pirimetamina, junto con las vacunaciones sistemáticas, a los
lactantes residentes en zonas de África donde la transmisión es elevada.
En 2012, la OMS recomendó la quimioprofilaxis estacional del paludismo como
estrategia adicional de prevención de la enfermedad en zonas del Sahel,
subregión de África, mediante la administración de tandas terapéuticas
mensuales de amodiaquina y sulfadoxina-pirimetamina a todos los menores de
5 años durante la estación de máxima transmisión.
Diagnóstico y tratamiento
El diagnóstico y el tratamiento tempranos del paludismo atenúan la incidencia
de la enfermedad, reducen sus efectos mortales y contribuyen a prevenir su
transmisión. La mejor opción terapéutica disponible, especialmente para el
paludismo por P. falciparum, es el tratamiento combinado con artemisinina.
Farmacorresistencia
La resistencia a los antipalúdicos es un problema recurrente. Las resistencias
en P. falciparum a generaciones anteriores de fármacos como la cloroquina y la
sulfadoxina-pirimetamina se generalizaron durante las décadas de 1950 y
1960, socavando la lucha contra el paludismo y revirtiendo la mejora progresiva
en la supervivencia infantil.
Vigilancia
La vigilancia consiste en hacer un seguimiento de la enfermedad y de las
respuestas programáticas, así como en la adopción de medidas basadas en los
datos recibidos. En la actualidad, muchos países en los que la prevalencia del
paludismo es elevada no disponen de suficientes sistemas de vigilancia y no
son capaces de analizar la distribución y las tendencias de la enfermedad, por
lo que no pueden responder de forma óptima ni controlar los brotes.
Eliminación
La eliminación del paludismo se define como la interrupción de la transmisión
local de un determinado parásito palúdico en una zona geográfica definida
como consecuencia de actividades intencionadas. Es necesario seguir
aplicando medidas para evitar el restablecimiento de la transmisión. (La
certificación de la eliminación del paludismo en un país requiere la interrupción
de la transmisión local de todos los parásitos causantes de paludismo
humano).
Los países donde no se ha registrado ningún caso nuevo durante al menos tres
años consecutivos pueden solicitar que la OMS certifique la eliminación de la
enfermedad. En los últimos años, la Directora General de la OMS ha certificado
la eliminación del paludismo en siete países: Emiratos Árabes Unidos (2007),
Marruecos (2010), Turkmenistán (2010), Armenia (2011), Maldivas (2015), Sri
Lanka (2016), Kirguistán (2016) y Paraguay (2018).
Respuesta de la OMS
La estrategia técnica mundial contra el paludismo 2016-2030, aprobada por la
Asamblea Mundial de la Salud en mayo de 2015, es un marco técnico para
todos los países donde el paludismo es endémico. El objetivo de la estrategia
es dar orientación y apoyo a los programas nacionales y regionales en su labor
de lucha y eliminación del paludismo.
Esta estrategia es fruto de una amplia consulta realizada durante dos años, en
la que han participado más de 400 expertos técnicos de 70 Estados Miembros.
Se basa en los tres pilares siguientes:
El Informe mundial sobre el paludismo 2018 refuerza el mensaje de que el mundo no transita el
camino correcto para alcanzar dos objetivos fundamentales de la Estrategia técnica mundial contra la
malaria 2016-2030 de la OMS: reducir las muertes y enfermedad causadas por el paludismo en al
menos un 40% para el 2020. En el 2017, se estimaron 219 millones de casos de paludismo en todo el
mundo. Los datos del período 2015 al 2017 destacan que no se lograron avances significativos en la
reducción de los casos de paludismo en este plazo.
Informe mundial sobre el paludismo 2018
Índice
La carga de malaria global y regional en números
Inversiones en programas de malaria e investigación
Prevenir malaria
Pruebas de diagnóstico y tratamiento
Sistemas de vigilancia de malaria
Eliminación de la malaria
Desafíos para encaminar la respuesta contra la malaria
Prevenir malaria
Control de vectores
La mitad de las personas en riesgo de malaria en África duermen bajo un MTI: en 2017, el 50% de la
población estaba protegida por esta intervención, un aumento con relación al 29% en 2010. Además,
el porcentaje de la población con acceso a un MTI aumentó de 33% en 2010 a 56% en 2017. Sin
embargo, la cobertura ha mejorado solo marginalmente desde 2015 y ha estado estancada desde 2016.
Los hogares con al menos un MTI por cada dos personas se duplicaron al 40% entre 2010 y 2017. Sin
embargo, esta cifra representa un aumento muy modesto en los últimos 3 años y permanece lejos del
objetivo de la cobertura universal.
Menos personas en riesgo de contraer malaria están siendo protegidas por el rociado residual
intradomiciliario (RRI), un método de prevención que consiste en rociar las paredes internas de las
viviendas con insecticidas. A nivel mundial, la protección por RRI se redujo de un máximo del 5% en
2010 al 3% en 2017, con disminuciones observadas en todas las regiones de la OMS.
En la Región de África de la OMS, la cobertura por el RRI se redujo de 80 millones de personas en
riesgo en 2010, a un punto mínimo de 51 millones en 2016, antes de aumentar a 64 millones en 2017.
En otras regiones de la OMS, el número de personas protegidas con el RRI en 2017 fue de 1,5
millones en las Américas, 7.5 millones en el Mediterráneo oriental, 41 millones en el Sudeste Asiático
y 1,5 millones en el Pacífico Occidental.
Las disminuciones en la cobertura del RRI se están produciendo a medida que los países cambian o
rotan los insecticidas a productos químicos más costosos, así como a cambios en las estrategias
operativas, como la disminución de las poblaciones en riesgo en los países que están eliminando la
malaria.
Terapias preventivas
Para proteger a las mujeres en áreas de alta y moderada transmisión de malaria en África, la OMS
recomienda "tratamiento preventivo intermitente en el embarazo" (TPI) con el medicamento
antimalárico sulfadoxina-pirimetamina. Entre los 33 países africanos que informaron sobre los niveles
de cobertura de TPI en 2017, aproximadamente el 22% de las mujeres embarazadas elegibles
recibieron las tres o más dosis recomendadas de TPI, en comparación con el 17% en 2015 y el 0% en
2010.
En 2017, 15,7 millones de niños en 12 países de la subregión del Sahel de África se protegieron a
través de programas de quimioprevención estacional. Sin embargo, aproximadamente 13,6 millones
de niños que podrían haberse beneficiado de esta intervención no lo recibieron, principalmente debido
a falta de fondos.
Eliminación de la malaria
A nivel mundial, la red de eliminación de la malaria se está ampliando, con más países avanzando
hacia cero casos autóctonos: en 2017, 46 países notificaron menos de 10 000 casos, frente a 44 países
en 2016 y 37 países en 2010. El número de países con menos de 100 casos autóctonos, un fuerte
indicador de que la eliminación está cerca, aumentó de 15 países en 2010 a 24 países en 2016 y 26
países en 2017.
Paraguay se certificó por la OMS como libre de malaria en 2018, mientras que Argelia, Argentina y
Uzbekistán han realizado solicitudes formales a la OMS para su certificación. En 2017 China y El
Salvador reportaron cero casos autóctonos.
Uno de los hitos clave de la ETM para 2020 es la eliminación de la malaria en al menos 10 países que
fueron endémicos de malaria en 2015. Al ritmo actual de progreso, es probable que se alcance este
hito.
En 2016, la OMS identificó 21 países con el potencial de eliminar la malaria para el año 2020. La
OMS está trabajando con los gobiernos de estos países, conocidos como “países E-2020”, para apoyar
sus objetivos de acelerar la eliminación.
Aunque 11 países del E-2020 siguen encaminados para alcanzar sus objetivos de eliminación, 10 han
reportado aumentos en los casos autóctonos de malaria en 2017 en comparación con 2016.