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La Heroína Voladora

En muchas ocasiones he escuchado hablar respecto a las misiones, pero nunca había conocido
tan de cerca todos las incomodidades y privaciones por las cuales tienen que pasar las personas
dedicadas a este ministerio, las cuales arriesgan su vida e incluso la de su familia por llevar el
mensaje de Cristo a lugares tan recónditos que jamás habría imaginado.
En el momento en que comencé la lectura de este ejemplar que relata las aventuras de Betty
Greene, lo que más me impactó es como Dios despierta una gran pasión por la aviación en una
pequeña y luego encamina esa pasión para el servicio a los que anuncian su palabra en los sitios
más alejados de la civilización, esto resumido en muy cortas palabras, teniendo en cuenta que
ello tomo años para llevarse a cabo y toda una vida, para que tomara forma como un ministerio
de servicio.
Como todo ministerio en el cual Dios está interesado, Él toma la iniciativa y diseña un plan para
la vida de la audaz y determinada pequeña de la familia Greene que habitaba a las orillas del lago
Washington, plan que para su juventud solo parecía incluir una extrema afición por volar, pero
que luego de una importante conversación con una amiga de la familia, toma un rumbo
inimaginable para ella al incluir en el plan de vuelo de su vida la palabra “Misiones”.
Luego de que la ahora joven mujer encontrara una conexión fabulosa entre su pasión por el vuelo
y el servicio a Dios, se inicia en su vida un periodo de fuerte preparación que no fue nada fácil
debido a las diversa crisis por las que estaba atravesando Estados Unidos de América como
nación y también el mundo entero, ya que ésta etapa de su vida se dio en el marco de la segunda
guerra mundial, sin embargo esa situación misma fue la que abrió las puertas para abrir
entrenamientos en aviación para mujeres, debido a que los hombres reclutados por las fuerzas
aéreas debían ser aprovechados para el pilotaje de aviones de combate y todo lo relacionado
con el manejo de armamentos, lo que hace necesario abrir una escuela para mujeres que
piloteen para el entrenamiento de los nuevos reclutas, es allí donde Betty inicia el proceso de
aprendizaje como piloto y además donde comienza a tomar forma su carácter. Al finalizar la
segunda guerra mundial el papel de las mujeres en el pilotaje en la fuerza aérea de los Estados
unidos no es necesaria y al cerrarse esa puerta para señorita Greene, Dios comienza la siguiente
etapa de su plan, que es conectar esa pasión que ahora está potenciada por una profesión al
servicio de las misiones, reuniendo a Betty con otras personas que comparten su visión y
echando a andar un proyecto llamado CAMF (fraternidad misionera de aviadores cristianos) en
el cual la piloto aterriza por un periodo de tiempo en un cargo administrativo, gestionando para
dar a conocer la organización y así lograr llamar la atención de quienes se sintieran identificados
con la causa, fuera para aportar con conocimientos, relaciones o en la parte económica, es allí
donde estableciendo conexiones aparece en su radar Wycliffe, una organización que mueve
misioneros en todo el mundo para que aprendan las lenguas de las tribus y así poder traducir la
biblia en el lenguaje de las mismas y como sabemos movilizarse hasta la jungla donde no hay
vías y mucho menos transporte urbano resulta algo demasiado complicado, pero no imposible
y menos si se tiene claro que la iniciativa es de Dios y Él la ha puesto en marcha encendiendo los
motores en la vida de Betty Greene y sus partners de la CAMF.
Luego de la conexión entre estas dos organizaciones toma aún mas forma el ministerio de Betty,
quien luego de delegar su papel en la logística de la CAMF, inicia su papel de campo, entre otras
cosas su favorito, comenzando a pilotar en la zona selvática el golfo de México apoyando a los
misioneros de Wycliffe, luego en su mapa continúa la zona de los Andes y el Amazonas,
topografía inexplorada para ella pero ante la cual nunca se amedrentó, sino que demostró su
tenacidad siendo más aplicada en lo que a su profesión respecta, confiando en su talento para el
vuelo, pero sobre todo que Dios tenía el control de su timón.
Betty en su servicio a la obra misionera como piloto con Alas de Socorro (antigua CAMF) visitó
muchos lugares que yo personalmente nunca había escuchado mencionar, tales como; Kanos,
Sokoto y Jos en Nigeria, también Sudán y la segunda isla más grande del mundo “Nueva Guinea”
en la cual su experiencia tanto por aire como por tierra la llevo a enfrentarse a sus más profundos
miedos, ,mismos que ni ella sabía que existían pero que valió la pena enfrentar para conseguir
hacer posible el acceso de los misioneros a zonas inaccesibles por tierra como Hitadipa, para que
se cumpliese lo que dice la palabra sobre la Gran Comisión establecida por Jesús “ Id y haced
discípulos a todas las naciones…”

Keyla Navarro
Mini EDEM 2016
Derribando y Edificando con Dios
JUCUM Pereira

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