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Mi Familia y mis Finanzas

El principio….

Como toda historia tiene un comienzo, y esto empieza por mis padres. Mi papá es oriundo de
Siquirres allá en el Atlántico, su infancia fue dura según cuenta, ya que desde jovencito su madre
lo “abandono” mandándolo para San José al cuido de una hermana de él, la famosa tía Macha, en
su juventud fue el pionero del primer periódico del Colegio Vocacional Monseñor Sanabria y el
perteneció a la primera generación de Electrónica que salía graduada del país. De ahí mi padre
empieza su vida trabajando en distintos talleres.

Mi madre nació en Calle Fallas de Desamparados, a los pocos años de vida, se traslada junto a mi
abuela y mi abuelo a un lugar llamado Higuito de Desamparados, ya que mi abuelo empieza a
cuidar una finca, por lo que pronto ella y mis tías comienzan a coger café y tener labores más de
campesinos, eso sí, siempre yendo a la escuela, en donde mi madre se graduó hasta 6 grado. Ya en
el colegio mi madre debido a las penurias que pasaban en la casa de ella, fue literalmente obligada
a salirse de séptimo año para empezar a trabajar en tiendas de ropa en Desamparados, luego fue
la mandadera en un bufete de abogado en donde empezó a tener ese gusto por las leyes pero que
nunca pudo hacer realidad ese gusto en su vida.

Cuando mi madre tenía 18 años se encontró con mi padre que en ese tiempo contaba con 34 años
de edad y 1 hijo ya de 10 años producto de un fallido matrimonio, en cuestión de 1 año ya mi
madre por ahí de octubre del 1981 concibió a su primer hijo que en ese caso fui yo.

Empieza la aventura….

Cuando yo nazco, mis padres deciden irse a alquilar una vivienda en Barrio Luján (casa que todavía
existe, aunque Ud., no lo crea), según recuerda mi madre, se pagaba poco de alquiler, y mi padre
trabajaba haciendo arreglos de TV y Radios, en ese momento yo, de bebé, presentaba problemas
de alergias, las cuales le ocasionaban salpullidos en todo el cuerpo, incluso en una ocasión debido
a que el seguro social no daba con el problema, tuvieron que ir a un médico por aparte para
poderle tratar esa enfermedad.

Mi padre, según cuenta mi madre, ya desde que estaba viviendo con ella, tenía la costumbre
tomar licor, más nunca llegaba borracho a la casa, solamente oliendo a guaro, aunque ya era más
que evidente que mi padre era un alcohólico en potencia. Cuando ellos vivían juntos, mi padre
compro un carro, gracias a unos ahorros que tenía, carro que solamente por fotos he visto, y
también mismo carro que se le dio pérdida total cuando mi padre por ir manejando bajo los
efectos del licor choco y literalmente lo despedazo cuando envistió un autobús.

Cuando yo tenía un año y medio, mi madre dio a luz a mi hermana, al parecer mi padre no espero
a la cuarentena para poder volver embaraza a mi madre, y claro está, mi madre tampoco se
ayudaba mucho con eso, además seguían los problemas con el alcohol, ahhh, y también el darse
cuenta mi madre que teníamos una hermana que justamente había nacido un mes antes fue como
una señal de alarma para que mi madre tomara la decisión de dejar a mi papá, pero mi madre
estaba cegada no sé con qué, pues a pesar de eso ella siguió con él un año más, dejándolo y
nosotros yéndonos a vivir donde mi abuela, donde me crie los primeros 4 años de mi vida, en
donde esporádicamente veía a mi padre cuando llegaba a “llorar” por mí.

¿Parte del CODA en mi vida? ...

Luego de tantas y tantas insistencias, con el “Prometo cambiar”, “Es la última vez”, “Todo será
distinto”, mi padre logró convencer a mi madre para que se fueran a vivir de nuevo juntos, con esa
promesa en la mano, y evidente CODA por parte de mi madre y manipulación de mi Padre, nos
fuimos a vivir a Calle Fallas, en donde de igual manera se alquilaba una casa, y también mi padre
alquilaba un taller en el Barrio Los Angeles en San José, por lo que económicamente le estaba
yendo bien, para mantener esos dos alquileres, el comprar la comida para el supermercado y la
ropa para nosotros.

De pasear en familia, pues nunca lo hicimos, es más recuerdo solamente un viaje a Puntarenas con
mi tío, es lo único que tengo en mi mente, después de ahí, salir con mis padres a vacacionar o ir a
algún parque no era de importancia para ellos, aunque de vez en cuando mi padre me llevaba a
ver solo a mí los partidos del Club Sport Herediano al estadio.

Paso el tiempo y mi madre quedo embarazada de nuevo, esta vez de mi hermano, cosa que hasta
el momento no entendí, pues mi padre contaba con una bolsa llena de condones en el ropero de
la ropa, que incluso yo creía que eran globitos y que llevé al kínder para jugar con mis
compañeros, regañada y llamada de atención para mis padres en el kínder.

Cuando nació mi hermano mi padre empezó a tomar más de lo que ya lo hacía, no sé si tenía
planeado lo de mi hermano, pero era evidente que todo se tornaba más caro, y por lo tanto ya
teníamos que pasarnos de casa, de nuevo a alquilar a otro lado.

A pesar de que todo subió de precio, como el alquiler de la casa, el ya tener a dos hijos en el kínder
y la escuela, abonado a eso un bebé, mi papá continuaba con el taller, ya que tenía muchos
clientes que le llevaban los aparatos para reparación, por lo que podía pagar el alquiler en ambos
lados.

Recuerdo que mi madre era la que nos llevaba a la escuela y al kínder con mi hermano, aunque yo
le veía su rostro de siempre terminar cansada o incluso como deseando salir corriendo con tanto
trajín, y lógicamente todo tenía que estar listo para cuando mi padre llegara de trabajar, cena,
niños estudiados y bebe dormido. Nunca vi a mi padre lavar un plato, o ayudar en la cocina o
cambiarle el pañal a mi hermano, cosa que calo en mi vida, pues básicamente soy todo lo
contrario en mi vida.

Asumiendo un rol que no debía…

Poco a poco se fue agravando la situación de alcoholismo de mi padre, a tal punto que llegaba las
4 p.m. todos los días y le preguntaba a mi madre sobre a qué hora llegaría papi, a lo que ella me
decía “seguramente está en la farmacia, vaya a buscarlo” haciendo alusión a la cantina del barrio
que quedaba como a 100 metros de mi casa, por lo que muchas veces llegaba al bar y me lo
encontraba en la barra tomando licor, y cuando me observaba, le decía al dueño del bar que por
favor me diera una lata de jugo de mango Kern´s, aquellos de lata, y me sentaba a esperarlo en
una de las tantas mesas del bar, hasta que el decidiera terminar de tomar, cuando nos íbamos me
tocaba decirle que por favor se apoyara en mi hombro para que no se cayera, mientras iba
cantando sus famosas canciones cristianas. Pero también sucedía que cuando me encontraba
fuera de la casa jugando con mis amigos, había uno que otro que me decía “Rigo, ahí viene su
papá muy borracho” para lo cual yo dejaba de jugar para poder ir a ayudarle a mantenerse en pie,
más muchas veces era inevitable que no se cayera, y tenía que juntarlo para que la gente no lo
viera o que mis amigos se burlaran de mí, cosa que también sucedía muy a menudo ya que los
niños son crueles en veces, por lo que eso también marco mi vida, ya que en cierta medida me
sentía el responsable de salvaguardar la seguridad de mi padre.

Ya se empezaban a ver las discusiones de mis padres cuando mi papá llegaba borracho a casa, mi
padre ponía el radio a todo volumen o empezaba a cantar en voz alta, en altas horas de la noche, y
mi madre lógicamente con enojo le reclamaba por qué no se callaba, y eso hacía que mi padre más
subiera el tono. A pesar de que mi papá se gastaba también el dinero en licor, asumía las
responsabilidades de la casa, y puedo decir que no hubo falta de comida eso sí, pero no había
cariño de parte de él, y siento que también mi madre sentía muy frustrada que tampoco pudo
expresar ese amor hacia con nosotros, eso fue algo que también marco profundamente mi vida y
que creo que hizo que tomará decisiones apresuradas en mi vida.

Seguimos Creciendo…

Después de que nacieran mis dos hermanas (lo cual significaba que ya éramos 5), nos volvimos a
pasar a una casa más grande, en donde ya mi madre me daba la responsabilidad de cuidar a mis
hermanos mientras ella trabajaba en casas, pues evidentemente ya la cobija no daba para tanta
gente, entonces yo aprendí a hacer arroz, a preparar plátanos maduros y huevo frito para poder
darles a mis hermanos, esas tareas me tocaban cuando me tocaba el turno de la mañana en la
escuela y a las 12 mediodía llegaba a casa para que mi madre se fuera a trabajar, en cierta manera
pensaba que cuando tuviera la oportunidad de trabajar, no iba a dejar que mi mamá volviera a
hacer ese tipo de labores, aunque gracias a ello, mi mamá pudo comprarnos a todos un regalito en
navidad, o comprar más comida o galletas para llevar a la escuela o al kínder, aunque también
confieso que de vez en cuando me escapaba para poder jugar bola y cuando veía a mi mamá a los
400 metros de casa, corría apurado a poner el agua para el arroz.

De igual manera siempre estaba con ese pequeño rol de ir esperar a mi padre, para vigilar que no
viniera borracho y que se pudiera caer, los domingos nos levantaba para poder ir a la iglesia,
incluso de forma curiosa cuento que mi padre siempre nos inculcaba el ir al templo, mientras él se
quedaba viendo sus partidos o programas favoritos, yo como todo niño, le preguntaba por qué no
iba con nosotros, a lo que siempre me respondía “Examinadlo todo, retened lo bueno”, al tiempo
me di cuenta de que era una frase bíblica.

No teníamos lujos, más bien como les conté yo hacia el arroz a la antigua, pues nunca tuvimos una
olla arrocera, siempre comíamos lo esencial, el tener un cereal era un lujo para nosotros, pero
éramos felices cuando de vez en mes cuando llegaban las famosas Roditas con leche y banano
para el desayuno, el cual no duraba ni tres días pues éramos 5 niños desayunado eso. También el
café lo hacíamos chorreado porque no teníamos coffe maker. Recuerdo que a pesar de ser tantos
nunca pedimos fiado en la pulpería, tal vez ya mis padres tenían planeado lo que se iba a comer y
las cantidades, nunca que yo recuerde volvía a repetir en la cena o el almuerzo, tal vez eso me hizo
ver que a pesar de no tener tantos lujos, podía valorar las cosas, que no tenía los mejores
juguetes, pero siempre recuerdo lo que mi papá decía, que los regalos se compran mejor un 24 de
diciembre pues es cuando más baratos están,

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