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1.1.

La Teoría de las Ideas

La teoría de las Ideas representa el núcleo de la filosofía platónica, el eje a través del cual se
articula todo su pensamiento. No se encuentra formulada como tal en ninguna de sus obras, sino
tratada, desde diferentes aspectos, en varias de sus obras de madurez como "La República",
"Fedón" y "Fedro". Por lo general se considera que la teoría de las Ideas es propiamente una teoría
platónica, pese a que varios estudiosos de Platón, como Burnet o Taylor, hayan defendido la tesis
de que Platón la había tomado directamente de Sócrates. Los estudios de D. Ross, entre otros, han
puesto de manifiesto las insuficiencias de dicha atribución, apoyando así la interpretación más
generalmente aceptada.

La formulación tradicional

Tradicionalmente se ha interpretado la teoría de las Ideas de la siguiente manera: Platón distingue


dos modos de realidad, una, a la que llama inteligible, y otra a la que llama sensible. La realidad
inteligible, a la que denomina "Idea", tiene las características de ser inmaterial, eterna,
(ingenerada e indestructible, pues), siendo, por lo tanto,ajena al cambio, y constituye el modelo o
arquetipo de la otra realidad, la sensible, constituida por lo que ordinariamente llamamos "cosas",
y que tiene las características de ser material, corruptible, (sometida al cambio, esto es, a la
generación y a la destrucción), y que resulta no ser más que una copia de la realidad inteligible.

La primera forma de realidad, constituida por las Ideas, representaría el verdadero ser, mientras
que de la segunda forma de realidad, las realidades materiales o "cosas", hallándose en un
constante devenir, nunca podrá decirse de ellas que verdaderamente son. Además, sólo la Idea es
susceptible de un verdadero conocimiento o "episteme", mientras que la realidad sensible, las
cosas, sólo son susceptibles de opinión o "doxa". De la forma en que Platón se refiere a las Ideas
en varias de sus obras como en el "Fedón" (el alma contempla, antes de su unión con el cuerpo, las
Ideas) o en el "Timeo" (el Demiurgo modela la materia ateniéndose al modelo de las Ideas), así
como de la afirmación aristotélica en la "Metafísica" según la cual Platón "separó" las Ideas de las
cosas, suele formar parte de esta presentación tradicional de la teoría de las Ideas la afirmación de
la separación ("khorismós") entre lo sensible y lo inteligible como una característica propia de ella.

El dualismo sensible/inteligible

Una de las primeras consecuencias que se ha extraído de esta presentación tradicional de la teoría
de las Ideas es, pues, la "separación" entre la realidad inteligible, llamada también mundo
inteligible ("kósmos noetós") y la realidad sensible o mundo visible ("kósmos horatós"), que aboca
a la filosofía platónica a un dualismo que será fuente de numerosos problemas para el
mantenimiento de la teoría, y que Aristóteles señalará como uno de los obstáculos fundamentales
para su aceptación.
Lo inteligible

En cuanto a las Ideas, en la medida en que son el término de la definición universal representan las
"esencias" de los objetos de conocimiento, es decir, aquello que está comprendido en el concepto;
pero con la particularidad de que no se puede confundir con el concepto, por lo que las Ideas
platónicas no son contenidos mentales, sino objetos a los que se refieren los contenidos mentales
designados por el concepto, y que expresamos a través del lenguaje. Esos objetos o "esencias"
subsisten independientemente de que sean o no pensados, son algo distinto del pensamiento, y
en cuanto tales gozan de unas características similares a las del ser parmenídeo. Las Ideas son
únicas, eternas e inmutables y, al igual que el ser de Parménides, no pueden ser objeto de
conocimiento sensible, sino solamente cognoscibles por la razón. No siendo objeto de la
sensibilidad, no pueden ser materiales. Y sin embargo Platón insiste en que son entidades que
tienen una existencia real e independiente tanto del sujeto que las piensa como del objeto del que
son esencia, dotándolas así de un carácter trascendente. Además, las Ideas son el modelo o el
arquetipo de las cosas, por lo que la realidad sensible es el resultado de la copia o imitación de las
Ideas. Para los filósofos pluralistas la relación existente entre el ser y el mundo tal como nosotros
lo percibimos era el producto de la mezcla y de la separación de los elementos originarios (los
cuatro elementos de Empédocles, las semillas de Anaxágoras o los átomos de Demócrito); también
Platón deberá explicar cuál es la relación entre ese ser inmutable y la realidad sometida al cambio,
es decir entre las Ideas y las cosas. Esa relación es explicada como imitación o como participación:
las cosas imitan a las Ideas, o participan de las Ideas.

Lo sensible

Por su parte la realidad sensible se caracteriza por estar sometida al cambio, a la movilidad, a la
generación y a la corrupción. El llamado problema del cambio conduce a Platón a buscar una
solución que guarda paralelismos importantes con la propuesta por los filósofos pluralistas:
siguiendo a Parménides hay que reconocer la necesaria inmutabilidad del ser, pero el mundo
sensible no se puede ver reducido a una mera ilusión. Aunque su grado de realidad no pueda
compararse al de las Ideas ha de tener alguna consistencia, y no puede ser asimilado simplemente
a la nada. Es dudoso que podamos atribuir a Platón la intención de degradar la realidad sensible
hasta el punto de considerarla una mera ilusión. La teoría de las Ideas pretende solucionar, entre
otros, el problema de la unidad en la diversidad, y explicar de qué forma un elemento común a
todos los objetos de la misma clase, su esencia, puede ser real; parece claro que la afirmación de
la realidad de las Ideas no puede pasar por la negación de toda realidad a las cosas.

La jerarquización de las Ideas


Las Ideas, por lo demás, está jerarquizadas. El primer rango le corresponde a la Idea de Bien, tal
como nos lo presenta Platón en la "República", aunque en otros diálogos ocuparán su lugar lo
Uno, (en el "Parménides"), la Belleza, (en el "Banquete"), o el Ser, (en el "Sofista"), que
representan el máximo grado de realidad, siendo la causa de todo lo que existe. A continuación
vendrían las Ideas de los objetos éticos y estéticos, seguida de las Ideas de los objetos
matemáticos y finalmente de las Ideas de las cosas. Platón intenta también establecer una cierta
comunicación entre las Ideas y, según Aristóteles, terminó por identificar las Ideas con los
números, identificación de la que sí tenemos constancia que realizaron los continuadores de la
actividad platónica en la Academia.

PLATON: Dualidad de mundos y educación.

1º Introducción al pensamiento platónico.

La filosofía en su forma sistemática y desmitificada empezó en la Grecia antigua en el s.VII a.C.


Pero hubo antes una serie de pensadores en Oriente (China, India, etc.) que ya se plantearon los
problemas filosóficos más importantes.

Las ideas de estos pensadores orientales antiguos pasaron después por distintas razones a algunas
zonas del Asia menor(Turquía) y a la magna Grecia (Grecia, Italia y Sicilia).

Aparecieron entonces los filósofos “presocráticos”. De entre ellos los más importantes fueron:
Tales de Mileto (624-546 a.C.), Pitagoras de Samos (572-500 a.C.), Heraclito de Éfeso (540-476
a.C.) y Parménides de Elea (+540 a.C.). El problema principal que se plantearon estos filósofos
presocraticos fue el del kosmos, su origen o arché/arjé y su naturaleza o phisis. [kosmos es lo
opuesto a kaos]

Lo que querían estos filósofos era comprender racionalmente dos realidades fundamentales:

Como reducir la multiplicidad de las cosas y

fenómenos a la unidad de un elemento o principio

que las explique.


Como entender y explicar el orden de la naturaleza

y sus leyes.

En el fondo lo que pretendían los filósofos presocraticos era descubrir la verdad o el por qué, que
existía por debajo de la apariencia de las cosas.

Los filósofos contemporáneos de Platón fueron los sofistas. Los sofistas fueron unos educadores o
maestros de la juventud, con una finalidad muy concreta, hacerlos aptos para su servicio a la
sociedad, especialmente en la política y en los cargos públicos.

Estos filósofos no se preocuparon por el kosmos, su reflexión iba mas en la línea antropológica y
ética, en este sentido los sofistas defendieron tres ideas fundamentales:

El relativismo de la verdad y el escepticismo del conocimiento.

El carácter convencional y evolutivo de las leyes.

La arbitrariedad del lenguaje que se puede adoptar a las circunstancias e intereses que convengan.

Sócrates fue maestro de Platón vivió desde 470 a.C. hasta 399 a.C. con él empieza el verdadero
florecimiento de la filosofía griega, Sócrates se diferencia de los sofistas en tres puntos
fundamentales:

Frente a los maestros sofistas que pretendían

saberlo todo Sócrates defiende el valor de la

ignorancia porque da origen al dialogo y al deseo

de saber.
[Solo los dioses son sabios; los demás somos aprendices]

Frente al escepticismo sofista afirma la existencia de verdades objetivas.

Frente al relativismo de las normas sociales y éticas, proclama la defensa de los valores morales
universales (justicia, honradez, el bien…) a los que el comportamiento humano se debe ajustar. El
modo de ajustarse a las normas morales es por medio de la virtud, que es un saber que capacita
para la vida, el vicio o la maldad solo es ignorancia o desconocimiento.

El método socrático consiste en formular preguntas a sus discípulos que les vayan conduciendo a
la búsqueda de la verdad por ellos mismos, así pueden llegar al descubriento de las verdades
esenciales y de los valores morales universales que existen al margen del capricho humano, a este
método Sócrates le llamo la “Mayeútica”. El objetivo principal de la filosofía de Sócrates es la ética
y el arte de vivir, ya que la vida para Sócrates solo tiene una finalidad “Eudaimonia” (Felicidad). El
bien reside en lo verdaderamente útil para el hombre y para la vida.

2º Vida y obras de Platón.

Platón nació en Atenas en el año 427 a.C. es una época en que se suceden varias crisis políticas
(guerras) cuyo telón de fondo es la guerra del Peloponeso que enfrentó Atenas y Esparta. La vida y
la obra de Platón se hallan inmersas, mezcladas, en estos avatares, él intenta llevar a la práctica
socio-política su pensamiento filosófico, para ello realizó tres viajes a la magna Grecia pero
siempre fracasó en su intento.

Platón quería llegar a ser el autentico educador de la juventud ateniense a ejemplo de su maestro
Sócrates y en contraposición de los sofistas, para ello funda la “Academia”, allí, primero por medio
de sus enseñanzas y después a través de sus obras, transmitió a sus discípulos su filosofía y su
concepción del mundo.

En sus viajes Platón entró en contacto con los pitagóricos de ellos y de su maestro Sócrates
adquiere el fundamento antropológico y ético de su filosofía.

Platón muere en el año 347 a.C.


El pensamiento de Platón quedó plasmado en sus “Diálogos” que podemos distribuir del siguiente
modo:

Diálogos socráticos (diálogos de juventud):

Apología de Sócrates.

Eutifron.

Laques.

Cármides.

Lisis.

Hipias mayor.

Hipias menor.

Ion.

Critón.

10. Protágoras.

11. Gorgias.

Diálogos de madurez:
Menón.

Crátilo.

Eutidemo.

Menexemo.

Banquete.

Fedón.

República.

Fedro.

Diálogos de vejez:

Parménides.

Teeteto.

Sofista.

Filebo.

Político.

Timeo.
Critias.

Leyes.

Los diálogos del primer periodo poseen una gran dependencia ideológica de Sócrates.

Los del segundo periodo nos muestran un Platón más independiente e idealista que el maestro.

Los diálogos del tercer periodo son más críticos (auto-críticos) y más realistas que los anteriores.

La forma dialogada no solo nos muestra un estilo bello sino ante todo un pensamiento no acabado
y abierto a retoques, a precisiones y a criticas posteriores.

Los personajes no son reales sino ficticios pero tratan de transmitir la vida, las inquietudes y los
pensamientos de la gente de entonces.

Los diálogos son un conjunto de ensayos sobre temas variados pero sin pretender abarcar la
realidad desde una panorámica completa, estos diálogos son un intento de explicar la existencia
de una realidad fija y estable por encima de la movilidad y contingencia de los seres físicos.

3º La filosofía platónica

Platón con su filosofía trata de encontrar una respuesta a los grandes problemas que se plantea el
hombre, como son el ser (existencia), la ciencia, el conocimiento y el sentido de la vida. Desde esta
perspectiva la filosofía para Platón no es una especulación desinteresada sino un trabajo en el que
entra en juego la vida del hombre.

La filosofía es así como una purificación o catarsis (relajación/liberación) puesto que al descubrir el
hombre que lo físico es transitorio se da cuenta de que todo en la vida es pasajero y la muerte es
una liberación. Tanto la vida privada como la organización de la sociedad la fundamenta Platón en
la convicción firme de que existen unos valores y unas verdades inmutables o validas para
siempre.
La expresión filosófica de esta concepción es la “teoría platónica de las ideas”. Mientras que los
sentidos nos muestran únicamente el mundo de lo que nace y perece (mundo físico), la razón o el
nous penetra hasta los eidos o ideas que son la verdadera esencia de los seres. Estas ideas son las
que dan sentido y permanencia al mundo de las cosas sensibles pues estas son imágenes de
aquellas.

La filosofía según Platón es el saber perfecto o el grado superior del conocer porque nos permite
descubrir estas realidades (las ideas). Por eso el filosofar para Platón es igual a la felicidad suprema
del hombre. Este saber no se aprende, la filosofía es reminiscencia o recuerdo, la teoría de la
reminiscencia la deduce de la doctrina pitagórica de la preexistencia de las almas. Esta
reminiscencia consiste en el despertar del conocimiento que el alma poseía antes de venir a este
mundo por haber disfrutado de la contemplación del mundo superior de las ideas.

4º La división de los mundos

Según Platón ser y conocer son cosas correlativas, los grados de conocer corresponden a los
grados de ser, así a un ser perfecto y verdadero corresponde un conocimiento perfecto, mientras
que, a un ser imperfecto le corresponde un conocer menos riguroso y menos fiable.

El valor del conocimiento se basa en la permanencia del ser de las cosas. Vemos por los sentidos
que las cosas cambian pero lo que cambia no es el verdadero ser de las cosas, el ser autentico que
no es perceptible por los sentidos no cambia, ni muere, ni desaparece.

Pregunta a Platón: -¿Cuál es el ser de las cosas?

Contesta Platón: - El auténtico ser de las cosas es el eidos

(que podemos traducir por idea, forma o arquetipo)

Así llegamos a la división de mundos según Platón:

Mundo superior o inteligible.


Este mundo para Platón es eterno, supraceleste, donde se hayan las ideas que son entidades
reales, perfectísimas, inmateriales, eternas e inmutables.

Mundo cósmico visible.

En él se distinguen dos secciones, una es la región

celeste o mundo de los astros y otro es la región

terrestre que es el mundo de los seres sensibles,

generables y corruptibles.

Hecha esta distinción de la realidad, Platón concibe el conocimiento de forma ascendente hacia el
ser, por tanto distingue tres grados en el conocer:

Primer grado. Conocimiento sensitivo.

Tiene por objeto los seres materiales y sensibles, y

la facultad de este conocimiento son los sentidos.

Segundo grado. Conocimiento racional-discursivo.

Se ocupa de los números y de las figuras geométricas

y su facultad es la imaginación.

Tercer grado. Conocimiento racional-intuitivo.


Trata sobre los seres carentes de materia y cantidad,

su facultad es el entendimiento o razón, como es

lógico la ciencia perfecta y verdadera se da en el

ultimo grado que es el conocimiento de las ideas o

formas.

5º La teoría de las ideas en el dialogo “La República”

La teoría de las ideas o formas constituyen el eje central del desarrollo del pensamiento platónico.
Con esta teoría pretende dar respuesta a grandes problemas del ser, de la ciencia y de la verdad,
salvando por una parte la multiplicidad real de las cosas y la realidad del movimiento pero
buscando a la vez el fundamento del ser, de la ciencia y de la verdad en las formas o ideas fijas y
estables.

El objetivo básico del dialogo “La República” es la concepción (creación) de una sociedad perfecta,
para que exista esta “polis” perfecta se tiene que cumplir las siguientes normas básicas:

Es necesario negar todo egoísmo o ambición individual.

Educar a los jóvenes en función de la armonía o justicia que resultaría de la distribución de


funciones de acuerdo con las cualidades o virtudes de cada ciudadano.

[Dike=Orden // Dikayosine=Justicia(armonía en la sociedad)]

Convenir en que los jefes o gobernantes de la polis sean los intelectuales o filósofos, pues solo
ellos actúan por amor a la verdad y al bien.
La idea del bien como culmen (culminación) del ser y del conocer debe ser la meta que persigue el
filosofo pretenderá que los ciudadanos actúen mirando siempre a esta idea del bien.

Para situar esta idea (la idea del bien) Platón formula su teoría de las ideas del siguiente modo:

“Por una parte, afirmamos la existencia de muchas cosas hermosas y muchas cosas buenas y
muchas también de cada una de las clases. Y afirmamos por otra parte que existe lo bello en sí y lo
bueno en sí; y del mismo modo existen las ideas correspondientes a cada una de las demás clases,
cada una de las cuales determina el ser de una multiplicidad de cosas. Las cosas múltiples son
vistas por nuestros ojos. No así la idea, la idea no es vista sino por la inteligencia. Las ideas son
objetos inteligibles. Y las cosas son objetos sensibles.” (fragmento de “La República”)

Después resalta Platón el conocimiento de la idea del bien sobre el conocimiento del mundo físico
y lo hace del modo siguiente:

Para ver es necesaria la luz, quien la produce es el sol. Si el sol no ilumina no podemos ver.

El pensamiento platónico

El pensamiento platónico. Lo que cabe destacar de el pensamiento platónico es:

La teoría de las ideas

Platón representa el dualismo. Según él, existen dos mundos totalmente contrapuestos: el mundo
de las ideas y el mundo sensible. El mundo de las ideas se caracteriza por lo único, eterno,
inmutable e inmaterial, y es superior al mundo sensible, que se caracteriza por lo múltiple,
perecedero, cambiante y material.

Las ideas son plasmadas en el mundo sensible por la acción del demiurgo. Además, éste establece
la jerarquización del mundo de las ideas. En el nivel más bajo se sitúan las ideas matemáticas. En
un nivel más alto se encuentran la belleza y la justicia. La jerarquización culmina con la idea de
bien, el origen del mundo de las ideas y el máximo grado de conocimiento al que el ser humano
puede aspirar.

El conocimiento

El pensamiento platónico defiende que el conocimiento de las cosas se alcanza mediante la


dialéctica, cuyo significado en ambiguo. Primero, se define como el camino que lleva al ser
humano desde la ignorancia al conocimiento del mundo de las ideas. Segundo, se define como la
ciencia de las ideas; es decir, el saber que nos permite conocer las ideas y establecer una
jerarquización entre ellas.

Existen dos tipos de conocimiento: la ciencia y la opinión. La ciencia tiene por objeto el
conocimiento de las ideas, siendo un conocimiento seguro e invariable. La opinión, en cambio, se
refiere al ámbito de lo cambiante y perecedero y es un conocimiento variable e inseguro.

Según Platón, el hombre es una realidad dual, ya que es la confluencia del alma (originaria del
mundo de las ideas) y del cuerpo (originario del mundo sensible). Cuando el alma se une al cuerpo
accidentalmente, olvida la existencia del mundo de las ideas y cae en la ignorancia. Sin embargo,
observando el mundo sensible, sigue un camino a través del cual intenta recordar las ideas,
culminando en la idea de bien. A este recuerdo se le denomina reminiscencia.

Ética y política

La ética y política de Platón se puede explicar remitiéndonos al concepto de justicia. Según Platón,
la justicia en el individuo consiste en el acuerdo de las tres partes del alma:
- El alma racional, representada por la sabiduría, la prudencia y la razón. Busca alcanzar el
conocimiento a través de la ciencia.

- El alma irascible, representada por el valor y el ánimo. Controla la capacidad para organizar
acciones en función del apetito.

- El alma concupiscible, representada por la moderación y el apetito.

En la sociedad también existe la justicia, que consiste en el acuerdo de los tres grupos sociales
existentes:

- Gobernantes: son el símil con alma racional.

- Soldados: son el símil con alma irascible.

- Artesanos: son el símil con alma concupiscible.

Para Platón, existen seis tipos de gobierno que, ordenados de óptimo a pésimo son:

- Aristocracia, o gobierno de los sabios (filósofos).

- Timocracia, o gobierno de la ambición.

- Oligarquía, o gobierno del poder del dinero.

- Democracia, o gobierno del pueblo.

- Tiranía, o degradación de la verdad y la libertad.

Mito de la caverna

Este mito es un símil de la vida de Sócrates. Cuenta que en una caverna (el mundo sensible)
habitan varias personas encadenadas. El Sol (demiurgo) proyecta sobre la pared de la cueva las
sombras, procedentes de elementos del exterior de la cueva (mundo de las ideas). Sin embargo,
en la cueva no se aprecia su forma, por lo que se pierde información.

Un día, una de las personas rompe las cadenas y emprender el camino para salir de la cueva
(dialéctica). Al salir, el Sol (idea de bien) le ciega, pero poco a poco se iría acostumbrando al
mundo exterior hasta que llega a poder ver el Sol (reminiscencia) y darse cuenta de que él es el
responsable de la vida.

En el hipotético caso de que volviese a la cueva a contar lo que vio (que el mundo exterior es real y
verdadero, al contrario que el interiro de la cueva), los demás lo asesinarían acusándolo de
mentiroso, ya que aceptar este hecho supondría un cambio radical y repentino.

Mito de Fedro

En este mito se hacer un símil del alma con un carro alado. El alma está formada por el alma
racional, el alma irascible y el alma concupiscible. En este mito, el alma racional es representada
por un auriga, el alma irascible por un caballo blanco (bueno) y el alma concupiscible por un
caballo negro (malo). Para alcanzar la justicia, o acuerdo de las tres partes del alma, el auriga y el
caballo blanco deben controlar al caballo negro, que intenta conducir el carro hacia el mundo
sensible, para poder así seguir a los Dioses en su camino hacia la justicia.

ARISTOTELES (384 - 322) a.C.

Su Vida.

Nació en Estagira. Provenía de una familia de médicos. En el año 367 llegó a Atenas y entró
en la academia de Platón. Permaneció en ella durante 20 años. Primero como alumno y más tarde
como profesor e investigador.
Aristóteles es el primero que propone el estudio del pensamiento y de las leyes que lo rigen,
antes de dedicarse a cualquiera investigación. Desde el punto de vista metodológico, Aristóteles
concibe la lógica como instrumento de la investigación.

La lógica formal tiene por objeto capacitar al hombre para pensar correctamente.

La lógica aplicada busca resolver la relación existente entre la forma de conocer y contenido
de la investigación. De esta manera la lógica aristotélica aparece ligada al problema de la teoría del
conocimiento.

Además la lógica debe enseñar como utilizar los conceptos y los juicios. La base de los
conceptos es la definición y de los juicios correctos es la demostración.

TEORIA DEL CONOCIMIENTO

Aristóteles contrariamente a Platón, niega el conocimiento innato. Pues, el conocimiento es


fruto de la actividad del alma.

Para poder conocer algo de la realidad, hay que tomar contacto con ella y, esto se consigue
mediante los sentidos. No existen según Aristóteles ideas innatas. El intelecto al comienzo es
como " una pizarra limpia" en la cual no hay nada escrito.

El proceso de adquisición de los conocimientos según Aristóteles es el siguiente: los sentidos


proporcionan el conocimiento sensible. El intelecto mediante una abstracción gradual, a base del
material que le proporcionan los sentidos, capta lo que es general en las cosas y por lo tanto lo
que es esencial y esto lo consigue gracias a las ideas abstractas y universales. El conocimiento
intelectual constituye el fin, mientras que el conocimiento sensible constituye tan sólo el principio
y la base del intelectual. De esta manera Aristóteles reconoce el rol que desempeñan
respectivamente los sentidos y el intelecto en el proceso del conocimiento y así también, armoniza
el racionalismo con el sensualismo.

ONTOLOGIA

Su Noción y su Problemática.
Aristóteles no usa la palabra metafísica. El habla de la "Filosofía Primera". Sin embargo
elabora una metafísica, al afirmar: "hay una ciencia que considera al ser en cuanto tal, y todo lo
que esencialmente le conviene". La metafísica, es pues, la ciencia del ser.

La escuela Jónica con Heráclito, reduce la realidad al continuo devenir, mientras que la
escuela Eleática con Parménides, la colocó en el ser permanente.

Platón sitúo lo permanente en el mundo de las ideas y el devenir en el mundo de las


apariencias que nos rodea. Resolvió el problema de lo "permanente" y de lo "mutable", creando
un dualismo, admitiendo el mundo de las ideas y el mundo de las apariencias para explicar la
última naturaleza de las cosas.

Aristóteles supera la antítesis platónica. Para Aristóteles el verdadero ser es la esencia que se
desarrolla en la apariencia, esto es, la realización fenoménica de la idea. El ser de las cosas captado
por el concepto, no posee otra realidad que la de los hechos en que se realiza. De este modo
adquiere el ser (ousía) el carácter de esencia, que constituye el único fundamento de sus
manifestaciones singulares: La apariencia deviene realización de la esencia.

Para Aristóteles, las esencias se realizan a través de las manifestaciones en el devenir de las
cosas. De esta manera, lo general sólo es real en el reino de lo individual; sólo existe porque en él
se realiza lo general. La esencia se realiza, pues, a través del fenómeno. Por ejemplo un ser
determinado llega hacer planta, porque en él se realiza la idea general del vegetal, y a su vez, la
idea general de vegetal llega a realizarse solamente a través de este ser individual.

Diferentes enfoques del SER en la Ontología Aristotélica

a. El ser en cuanto ser.

Para resolver el problema de lo permanente y de lo mutable, sostiene Aristóteles, es evidente


la necesidad de una ciencia que sea la base común de todas las ciencias particulares. Dicha ciencia
se llama "Ciencia Primera", ella estudia el ser en cuanto ser.

Asoma la pregunta: ¿Cuál es el camino que se debe seguir para captar la noción del ser en
cuanto tal?
Responde: es la abstracción del tercer grado.

En efecto. Las ciencias experimentales hacen abstracción de características peculiares y


aprehenden las comunes, (abstracción del primer grado). Ejemplo: El botánico abstrae los
caracteres peculiares de color, tamaño, forma, etc. Del alelí y del yuyo, para fijarse en lo que
tienen de común (en este caso el número y la disposición de los estambres. Lo cual permite
clasificar a ambas plantas entre las crucíferas).

Las matemáticas hacen abstracción de la calidad y se fijan sólo en la cantidad. (Abstracción de


segundo grado). Al matemático le interesa sólo el número y no la calidad de seres a que dicho
número se aplica.

La Metafísica hace abstracción de la calidad y de la cantidad y aprehende sólo "El ser en


cuanto ser". (Abstracción del tercer grado). Ejemplo: La tiza, el canario, el hombre, la mesa, dios,
etc. Todos ellos son seres.

b. El Ser en cuanto Substancia.

Noción de Substancia:

Sostiene Aristóteles: " si bien el ser se extiende en diferentes sentidos, es claro que el ser
principal es la esencia lo que significa Substancia". (Met.).

De las palabras citadas fluye claramente que Aristóteles concibe básicamente el ser como
Substancia. Es necesario, pues, que nos detengamos a profundizar el concepto de Substancia.

Partamos de un hecho concreto. Consideremos, por ejemplo un abedul. El abedul posee


diferentes características: una altura determinada, el grosor del tronco, ramas, hojas, etc. Dicho
árbol ejerce también cierta acción sobre el ambiente que lo rodea, por ejemplo entrega al aire el
anhídrido carbónico, producto de su función respiratoria; pero a la vez, el abedul "sufre" la
influencia del ambiente, por ejemplo la acción del sol en el proceso de la asimilación clorofílica.
Todas estas características que acabamos de mencionar, Aristóteles las llama "categorías del Ser".
Así por ejemplo llama a dichas categorías con el nombre genérico de: cantidad (grosor del tronco),
cualidad (verdor de las hojas) y pasión (acción del sol).
Como base de todas estas categorías existe una realidad fundamental, de la cual las
categorías mencionadas son, en cierta forma, simplemente una función. En efecto, es imposible
concebir la calidad del abedul, la cantidad de la materia que él contiene, la acción que ejerce
sobre el ambiente, y la pasión que sufre el ambiente, sin el sujeto abedul.

Esta realidad que sirve de base de todas estas categorías, llamase substancia.

La Substancia existe en sí y es la raíz de la individualidad: "Lo que, ante todo es ser, y no un


ser cualquiera, sino ser simplemente, absolutamente es la substancia" (Met). ¿Qué cosa es el ser?,
equivale a esta otra pregunta: ¿qué cosa es la substancia?". La substancia en el orden ontológico
significa "sujeto de las demás categorías". Además, Aristóteles usa indiferentemente el término
substancia y esencia. En efecto, afirma: la esencia pertenece primera y absolutamente a la
substancia.(Met.).

Noción de Accidente:

Frente a la noción de substancia surge la noción de accidente. Los accidentes son cualidades
físicas de los cuerpos, cualidades que no existen en sí mismas, sino que existen sostenidas por una
substancia.

El ejemplo del abedul ya citado puede aclarar esta noción. El abedul es una substancia, pues
existe en sí. Los diferentes aspectos que presenta, como ser la cualidad, la cantidad, la acción que
ejerce sobre el ambiente y la pasión que sufre, son accidentes que existen gracias solamente a la
Substancia abedul que los sostiene.

Debemos tener presente que según Aristóteles, los accidentes tienen una relación íntima
con el ser real de la substancia. Los aconteceres accidentales son procesos reales íntimos y
ontológicamente vinculados a la substancia, en la cual se encuentra como en un sujeto de
inhesión.

De lo dicho se desprende que un ser puede sufrir cambios accidentales, por ejemplo, un
abedul puede crecer, cambiar hojas o secarse, pero también el mismo abedul puede ser reducido
a cenizas y entonces sufre un cambio substancial.
c. El Ser en cuanto acto y potencia.

Partamos de un hecho, tengo una bellota. La planto en condiciones adecuadas. La bellota


brota y produce una encina.

Si en el lugar de la bellota, tomo un trozo de madera y le doy la forma perfecta de una


bellota y luego la planto, nunca obtendré una encina. Podemos pues afirmar con razón, que la
encina está en cierta forma en la bellota. Según la teoría aristotélica, la encina está en potencia en
la bellota. La potencia es, “capacidad de recibir una perfección”.

Mientras que toda perfección presente recibe el nombre de acto. En otras palabras, según
Aristóteles, acto significa perfección; potencia es la capacidad de perfección.

Un ser puede encontrarse en potencia y en acto. Así, por ejemplo, un trozo de mármol, es
un mármol en acto y una estatua en potencia.

d. El Ser en cuanto materia y forma.

Cabe ahora el problema: ¿De qué manera un trozo de mármol llega a ser una estatua? Llega a
transformarse en una estatua gracias a la nueva “forma” que recibe. De aquí que Aristóteles
introduce dos nuevos conceptos en el ser: “la materia prima” y “la forma substancial”. La materia
prima es la capacidad de recibir una perfección. La forma es aquello por lo cual una cosa es lo que
es.

La relación existente entre la materia y la forma, acusa según Aristóteles, una relatividad
manifiesta. En efecto, lo que aparece “forma” en una cosa, puede aparecer como “materia” de
una tercera; por ejemplo un trozo de mármol consta de materia y forma. Esta última determina la
naturaleza de mármol. Pero el mármol puede, a su vez, recibir la forma de una estatua. De tal
manera que en el sistema aristotélico la “forma inferior” es la “materia” de la superior.

e. El ser, como forma pura.

Todo ser singular está dotado de alguna forma por rudimentaria que sea. La materia
exenta de toda forma, no es real.
Ahora bien, siendo que la forma, da la existencia a las cosas, según la filosofía aristotélica,
la forma pura, poseyendo la más alta realidad no necesita materia alguna para existir.

Así, pues, el Ser en el cual toda posibilidad se identifica con lo real, es el ser perfecto, la
forma pura, la divinidad. De donde resulta que para Aristóteles, el ser incorpóreo y el ser espiritual
es una misma cosa, Aristóteles llega así a la forma pura, al ser autoconsciente, diverso del mundo:
Dios

2.2 La metafísica aristotélica: la teoría de las cuatro causas

La teoría de las cuatro causas

En el libro I de la Metafísica, luego de haber identificado el verdadero saber con el conocimiento


de las causas del ser, Aristóteles nos presenta las cuatro causas de las que ya nos había hablado en
la Física:

Evidentemente es preciso adquirir la ciencia de las causas primeras, puesto que decimos que se
sabe, cuando creemos que se conoce la causa primera. Se distinguen cuatro causas. La primera es
la esencia, la forma propia de cada cosa, porque lo que hace que una cosa sea, está toda entera en
la noción de aquello que ella es; y la razón de ser primera es, por tanto, una causa y un principio.
La segunda es la materia, el sujeto; la tercera el principio del movimiento; la cuarta, que
corresponde a la precedente, es la causa final de las otras, el bien, porque el bien es el fin de toda
producción.(Aristóteles, Metafísica, libro 1, 3).

Hay, pues, cuatro causas del ser: la causa formal, la causa material, la causa eficiente y la causa
final. A continuación; Aristóteles pasa revista a las teorías de los filósofos que le precedieron para
ver si alguno de ellos ha tratado de alguna otra causa que las enumeradas por él. Los primeros
filósofos, los milesios, se ocuparon fundamentalmente de la causa material, al buscar el arjé o
primer principio material del que procede toda la realidad; ese mismo principio o causas fue
afirmado también por los filósofos posteriores, como Heráclito o Empédocles, ya sea postulando
uno o varios elementos como la materia originaria. Posteriormente otros filósofos, Empédocles y
Anaxágoras, buscaron también otro tipo de causa para explicar el devenir de la realidad, la causa
eficiente, que identificaron con el Amor y el Odio el primero, y con el Nous o inteligencia el
segundo.

Posteriormente la filosofía de Platón trataría de la causa formal, representada por las Ideas,
aunque, al dotarlas de una existencia subsistente, las separara de las cosas de las que son forma o
esencia. Respecto a la causa final ningún filósofo la trató explícitamente, según la opinión de
Aristóteles, por lo que se presenta a sí mismo como innovador al respecto. Por lo demás, ningún
filósofo anterior trató estas causas de una manera suficientemente clara y productiva, aunque a
Aristóteles le basta el que la hubieran tratado para confirmar que son todos los principios que
busca y que no hay ninguno más fuera de ellos:

Resulta evidentemente de lo que precede, que las indagaciones de todos los filósofos recaen
sobre los principios que hemos enumerado en la Física, y que no hay otros fuera de éstos. Pero
estos principios han sido indicados de una manera oscura, y podemos decir que, en un sentido, se
ha hablado de todos ellos antes que nosotros, y en otro, que no se ha hablado de ninguno. Porque
la filosofía de los primeros tiempos, joven aún y en su primera arranque, se limita a hacer tanteos
sobre todas las cosas.(Aristóteles, Metafísica, libro I, 7).

2.4. La metafísica aristotélica: Ser en acto y ser


en potencia
Ser en acto y ser en potencia
Para poder explicar el cambio Aristóteles necesitará recurrir no sólo a la
teoría de la sustancia, que le permite distinguir la forma de la materia, sino
además a otra estructura metafísica, la que permite distinguir dos nuevas
formas de ser: el ser en acto y el ser en potencia. A su estudio dedicará el
libro IX de la "Metafísica", (del que podéis consultar los primeros 6
capítulos en la sección "textos").
El ser no sólo se toma en el sentido de sustancia, de cualidad, de
cuantidad, sino que hay también el ser en potencia y el ser en acto, el ser
relativamente a la acción.(Aristóteles, Metafísica, libro IX, 1).
Por ser en acto se refiere Aristóteles a la sustancia tal como en un
momento determinado se nos presenta y la conocemos; por ser en
potencia entiende el conjunto de capacidades o posibilidades de la
sustancia para llegar a ser algo distinto de lo que actualmente es. Un niño
tiene la capacidad de ser hombre: es, por lo tanto, un niño en acto, pero
un hombre en potencia. Es decir, no es un hombre, pero puede llegar a
serlo.
De alguna manera, por lo tanto, la potencia representa una cierta forma de
no-ser: no se trata de un no-ser absoluto, sino relativo, pero que es tan real
como cualquier otra consideración que podamos hacer de la sustancia.
Cada sustancia encierra, por lo tanto, un conjunto de capacidades o
potencialidades, una cierta forma de no-ser relativo, que le es tan propia
como su composición hilemórfica. Junto al ser en acto hemos de admitir,
pues, el reconocimiento del ser en potencia. Por supuesto que las
potencias de una sustancia vienen determinadas por la naturaleza de cada
sustancia: una semilla podrá convertirse en planta y, por lo tanto, es
potencialmente una planta; pero no podrá convertirse en caballo.
Que la potencia representa una cierta forma de no-ser relativo se
comprende mejor con la noción de privación, a la que recurre Aristóteles
para aclarar el significado de potencia. Que una sustancia tenga una
determinada capacidad, o potencialidad, significa simplemente que
actualmente está privada de esa forma de ser, es decir, que la privación
se da en un sujeto, y no de un modo absoluto. Veremos con más detalle,en
la Física, al analizar la explicación aristotélica del cambio, el modo en que
una cosa viene al ser a partir de su privación.
Acto

El ser actual, la realidad del ser.

Aristóteles establece dos formas de ser atendiendo al tiempo: si nos fijamos en las
características, propiedades o determinaciones que una cosa u objeto tiene en el presente,
estamos pensando en el ser en acto; ésta es la más importante forma de ser, y, a veces, la define
como la realidad del ser. Por el contrario, si nos fijamos en el futuro, en aquello que aún no es
pero a lo que apunta un ser en virtud de lo que ya es, estamos pensando en el ser en potencia. El
ser en potencia no es una pura nada, un futuro meramente imaginado, es una forma de ser
inscrita en el sujeto o cosa del cual decimos que está en potencia precisamente en función de lo
que es en acto; así, una semilla en acto es semilla y en potencia árbol, un niño en acto es niño y en
potencia hombre; y la semilla en potencia es árbol y no hombre porque en acto es semilla y no
niño. Aristóteles defenderá la primacía del acto respecto de la potencia pues:

algo es potencia (por ejemplo ser hombre respecto del niño) porque es acto en relación a algún
conjunto de propiedades (por ejemplo las que le definen como niño) ;

la potencia es potencia respecto de un futuro acto.

Ver “potencia”.

Acto Puro

Dios.

Aristóteles cree que todas las cosas del mundo temporal y material (todas las cosas que forman
parte de la Naturaleza) están compuestas con la estructura acto-potencia, por lo que están
abocadas necesariamente al cambio y a la muerte; pero aunque la Naturaleza sea para él una
parte fundamental de la realidad también creerá que no se puede explicar a partir de ella misma
sino de algo que está por encima, y ese algo es Dios. Concibe a Dios como un ser sin composición
alguna, ni física ni metafísica, de ahí que lo piense como acto puro y pura forma, y por tanto
eterno e inmutable. Dios es acto puro porque en El no se encuentra ninguna potencialidad sino
que es forma plenamente realizada.

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