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"Por un escritor y poeta cubano que

pende del olvido, porque así él lo


desea."

Advertencia.

© “Queda prohibida la reproducción parcial o


total de esta obra. El autor se reserva todos
los derechos.
"Lejanía"
Por Luan Vidad
"Lejanía" puede ser algo diferente con un
sustantivo antiguo. No pretendo un prólogo
encomiástico, la poesía es un canto con voz
propia. Escribo para los sencillos, para los
románticos y los perdidos de sueños, para los
que en la lejanía nunca llegan, como yo, ni a
la media luna. En la actualidad este oficio es
una faena tan difícil que hallar la inspiración
sin un toque solidario en la distancia, es
proeza inédita. Aquí concluyo, pero no la
poesía que proseguirá siendo el amor
incógnito de todos los siglos. Gracias.

L.V
También para mi hermano Alfredo Jiménez
Y para otros poetas que se marcharon,
Carnívoros de sueños, nocturnos,
Hasta despertar allí donde no prohíben
Ni lo mucho, ni lo poco,
Del verso, la libertad y la paz.
Acerca del Autor.
Juan D Jiménez, (seudónimo, Luan Vidad) vive en el
exilio después de pasar toda su adolescencia y parte
de su juventud encerrado en una de las tantas
prisiones políticas de Cuba. Su delito fue amar a la
libertad y estar en desacuerdo con la opresión. Sin
embargo, allí, este joven desafortunado, encerrado en
una celda, espera paciente y forma en la prisión de alta
seguridad del Combinado Del Este, en la Habana, con
cientos de reclusos, a los "Pinos Nuevos" o "Nuevos
Presos Políticos Plantados". Con el transcurso de los
años, las gestiones de grupos humanitarios como
Amnistía Internacional, la Cruz Roja Internacional, y
entre otros, el gobierno de España, consiguen
finalmente que la mafia revolucionaria de la familia del
dictador Fidel Castro, le conceda el destierro junto a su
hermano, Alfredo Jiménez, también prisionero político
de conciencia, un 10 de Diciembre de 1992.
Algunos años de estancia en Europa, transforman a
Juan D Jiménez, en un nuevo, extraño y mágico
habitad de libertad, que lo marcaron, según el mismo
confiesa, con relieves y paisajes pictóricos eternos.
Pasa el tiempo y Luan Vidad obtiene la residencia
permanente en USA, donde reside allí por la añoranza
y la cercanía a su tierra natal, Cuba. Pese a las
dificultades de su vida azarosa, este autor no ha
publicado ningún libro, sin importarle distinciones ni
meritos, ni el afán del papel impreso por editoriales de
renombres. ¿Qué pudiera esbozar para que la voz de
este poeta y escritor sea como la oda de la alegría y no
como el canto de la desesperación? Aquí está una de
sus obras inéditas, y los lectores podrán valorar el
trabajo altruista de este hombre y patriota de la
humanidad.
D.I.J
“Si no haces algo ahora te perderás olvidado en el
silencio de la lejanía.”
Poema 1

¡Eclipse de luna para mi traje blanco!


¡Luto de invierno en las ramas
Y sangre con odio en la memoria!
Puede un camello pasar por el hueco de una aguja
Y un elefante volar bajito sin tocar
Las alambradas siniestras del pecado.
Como también puede tu alma y la mía,
Tu carne y la mía desatar tantas cosas
Que no caben en el espacio de la vida.
¡Recordarán los muertos a las vírgenes
Y los penes a cenicientas de blanco y negro,
Pero nunca a caperucita roja!
Si pudiera más la obediencia que el engaño,
Y más la fe que incontables verbos:
Entonces, ¿por dónde entraría el hombre
Sin engaños de muerte a través de un paraíso eterno?
¡Callad de una vez, Musas!
¡Véndanme los ojos y háganme destripar
Mi lengua de badajo!
Raya el verso en lo silente de lo profundo
Y lo que inquieta es un ala enorme
Que se desborda de espanto entre el sol
Y este universo tan redondo,
Donde amar es vivir y morir, quizás perdonar...
¡Eclipse de luna para mi traje blanco...!
Poema 2

Madrugo en el verso
Y no en el beso que me das, amor,
Porque te tengo y no escapas
Más allá de mi cuerpo y no dentro
Del huevo que consume al laberinto.

Por primera vez estoy cansado,


Hastiado de luces simuladas,
De espectáculos habituales,
De cantantes mediocres,
Y de una ciudad enjaulando miembros,
Pero no los tuyos,
Que no ceso de acariciarlos
Por estar tan bien acomodados.

Medusa se levanta,
Agónicos cisnes aún suelen migrar
En unión de tantas aves,
Sin que yo solidarice mi silencio
Por un disparo agónico en el ala
Que calza y no denuncia
Y sea menos que el mutismo actual
En las llanuras de tanta lejanía.
Poema 3

La mañana,
Es primavera suave
Bajando por la cuesta angosta de la sangre.
El polen llora,
Retumba la abeja entretenida en su faena.
Es distinto jugar al sol, a la brisa
Con los pies en la tierra sin sentirse niño
Ni hombre comprando fantasías
Cuando hay tantos colores que no caben
En la magia del engaño.
¿Quién no ha creído en el amor?
¿Y quién no ha amado en primavera?
La mañana,
Lo cotidiano diferente.
¿Cuántos saldrán en la odisea?
Prometeo ya no existe,
Ni el Quijote atravesando con su lanza
A Sancho Panza derrotado.
Hoy, mejor que ayer,
Ayer, mejor que el presente.
Poema 4

Arriba el silencio es mayor,


Fuera de todo,
Lejos de todo,
Inmaculado de ti,
De mí,
Sin peso ni balanza.
Hay tanta distancia
Que no existe el tiempo
Y el amor es algo tan pequeño
En un espacio prestado
Que sólo los humanos
Se acuerdan de amar.
Poema 5

Si fuera a los andes


¿Adónde iría,
Si no sé de mi terruño
Ni tampoco de mi gente?
¿Adónde iría?
Que inmenso es el exilio,
Tan largo que caminas
Y andas y no habitas ni aquí, ni allá.
Solo te detienes para proseguir la huella
Del polvo, del austero sol
Indicando la partida y no el final del camino.
Poema 6

Con los dedos pulsa la nota


Con el alma timbra el verso
Sin la rima
Y canto a estallar por los poros
Para olvidar a los muertos.
¡Qué me escuchen los que viven,
Que mi oficio sirva de agonía
A las piedras,
De aliento a las madres,
De alegría a los niños
Y de explosión funeste a la guerra!
Poema 7

El viejo gringo puede convencer al buitre,


Pero no a la carroña.
Yo paso derrochando millas,
Empeñado de exilio en cada dólar que gasto
Por un trago de gasolina para los inyectores
Que me llevan a pueblos sin historia.
¿Y dónde está la historia?
¿Me concierne?
Descubro un comercial y otro,
Multiplicándose atiborrados de certidumbre,
Prometiendo fantasías coloridas
Para pagar más de cien mil dólares
Por el sueño americano,
Y endeudar el sudor con los acreedores.
Si alguna vez me hablaran los ángeles
No sabría cortarme la lengua antes de pronunciar
Una vocal altisonante
Después de ver tantas cosas
En esta tierra de nadie, de pocos,
Lo único que no han podido manipular
Los capitalistas, es la lejanía,
Porque la libertad es sólo eso,
Aunque difícil lo entiendan,
En un cuento sin final,
Lejanía, lejanía…
Poema 8

Un libro en mis manos,


Unos párrafos entre mis ojos,
Entre cada letra un abismo,
En el abismo, una señal.
Cristo, David, Moisés,
Adán y Eva, irrepetibles.
Nadie fue más grande
Porque yo soy el más enano
Balanceado en la lejanía,
Omnívoro en lo cercano,
Peregrino si no estoy ausente,
Y si lo estoy me hiere lo que tengo
De conciencia, de perdón y pecado.
Deberé mendigar antes de dar
Deberé dar antes de quitar;
Me duelen los pies
Y todo esta andamiaje que consolida mi esqueleto
En cualquier momento dejará sus labios
Por ahí, inservibles de amor y miedo.
Poema 9

Es tan suave la arena


Que llegan las olas rugientes a la orilla,
Sin herirse por tanto juego de armonía.
Es tan suave lo de arriba y lo de abajo
Que el mar y el cielo se confunden
En una solo cosa.
Y la brisa, tierna como el más virgen aroma
Desviste y calza a los pulmones.
Respiro,
También respiras,
Deja que salga lo que tenemos de marinero,
De pez o de ave migratoria
Y siente el horizonte unido al firmamento,
Que la distancia con su redondez de fruta
Navega eternamente
Con su canto tan silente de alegría.
Poema 10

¿Llegaré algún día a vivir por segunda vez?


¿Llegaré algún día a amarte por segunda vez?
¿Me sobrará el perdón para ser también perdonado?
Mientras tanto cantaré en la ironía,
Sin alzar la voz,
Para que los sordos me escuchen
Y hagan de mi canto la oda auditiva.
Después le pediré a mis ojos un último favor
Y desde un acantilado miraré el horizonte
Donde tantas cosas pasan,
Donde tantas cosas caen o se levantan
Para perderse inútilmente allí,
Lejanas, lejanas.
Poema 11

¿Adónde fueron las aguas


Después que la lluvia vaciaron a las nubes?
¿Adónde fueron?
¿Retornaron a los lagos?
¿Buscaron los más ocultos afluentes
Que desembocan en los ríos?
¿O llegaron al mar?
Antes debieron extenuar lo cristalino,
Debieron herirse entre los rincones
Cóncavos y convexos
De la vida y de la muerte,
Arrastrando la ponzoña más humana
Y nadie sabrá
Y nadie le importará su gemido escurridizo,
Ni el por qué,
Ni el dónde,
Ni el después.
Poema 12

Es pequeña mi ventana en la noche


Aunque de día tenga alas
Entre mis párpados cerrados.

Busco una hoja en la oscuridad,


Para tentar el verso que resiste y se agota,
Mientras brota a empujones
Empolvado de duda.

Mi cuerpo no lo sabe,
Menos mi cabeza agujereada
En mi último sueño.
Olfateo la lejanía para un tema menos macabro,
Y mastico el pasto mojado de rocío sin praderas
Sin el castigo del rumiante
Y así, con mi lengua punitiva de deseo
Espero que ella llegue,
Diferente ayer, por ser el amor,
Diferente a hoy y a todo lo demás.
Poema 13

¿Cuántos peces de colores ya no son


Ni verdes, ni rojos, ni amarillos?
Se esfumaron sus tonos en las alas
De las mariposas…
¿Cuántas hojas marchitas quedan
Después de cada otoño barridas por el viento?
¡Quién lo dirá si no ha lanzado el anzuelo
Y ha perdido el sueño!
¡Hay tantos acantilados, tantas rocas
Y tan poco mar para navegar, libertad!
¿Por qué tan dividido el mundo, lejanía?
¿Por qué?
No lo entiendo y si así fuera
Protesto con los pies descalzos
Detrás del verso,
Detrás de ti, lejanía,
Cerca de ti, lejanía…
Poema 14

Remo para alejarme de la orilla


Y otros navegan de prisa
Y otros navegan despacio
Momificados de olvido.
¿A quién creería para salir catapultado?
¿Al ala? ¿Al pico?
¿Al pez? ¿Al becerro?
¿A la piedra? ¿Al barro?
Cuesta empinar el codo,
Tirarse de cabeza en el invierno
Para romper las aguas gélidas
Y un cuerpo de mujer desnudo salga
De las sombras a la luz,
Sin que cante, sin que mire,
Sin que viva por vivir,
Como tú, como yo…
Poema 15

Esculpo la brisa
Alrededor de tu silueta
Y no a tu hermosura, mujer.
Porque tu carne suena a tinajón y pétalo.
La sonrisa que llevas de coral y perla
Me contagia de sol y besos
Provocando lo que sale a borbotes
Encajando en el amor lo que no es ausencia.
Te huelo en la distancia si no palpo tu sudor
Tan viejo y nuevo como el mío.
Si estás cerca,
El calor ovíparo de mi clama por tu piel,
Me revuelve la tripa resecando mi garganta
Y tengo necesidad de restregarme en ti
Hasta que resuelva el enigma de un amanecer
Entre tu cuerpo y mi cuerpo,
Testigos de la desnudez del amor.
Poema 16

Olvidé cerrar la puerta


Y entraron unos diminutos ladrones
En busca de pequeñeces grandes.
El viento ayuda a que retoñen
Las hojas, los capullos.
Afuera hay tanto colorido deambulando
Que vivir en cualquier gruta es un suicidio precoz.
Siente el poder de la naturaleza;
Cada estación que sube
Baja por el mismo peldaño del almanaque,
Como esta, llena de nostalgia,
De polen, de aromas que perfuman lejanías
Y las aves proseguirán emigrando
Para sostener el mundo entre dos alas.
Poema 17

Adicto a este trabajo,


Busco el agujero
Y no el fondo, ni el color,
Elevo anclas y zarpo mojado.
Estoy sin mar,
Y tengo al océano en un lienzo llamado exilio.

El sol no tiene manchas,


Si mis ojos que no iluminan ni el centro, ni la mitad.
Me levanto escurridizo por debajo de la mesa
Donde el pan abre mi boca y el vino a mis arterias.
No me olvido del Padre Nuestro,
Doy gracias por mis pies
Y por lo que no veo por ser prohibido el misterio.
El amor de la tierra impone callos en mis manos
Y duele la historia de no volver al mismo lugar
Donde antes la niñez perseguía
A la inocencia de la patria.
Poema 18

“¡Qué se marchan!
¡Qué no se quedan!”
-Exclaman las multitudes…
Pero yo también tengo las alas
Escondidas debajo de la piel
Y espero la proximidad del invierno
Para buscar en la distancia
Otra vez la primavera.
Poema 19

Se rompieron las nubes,


La ira fecundó relámpagos
Después de tanto sol.
¿Has visto como plañe el firmamento
Salpicando de alegría los rincones de la tierra?
Sobre mi tejado se conciertan las mejores notas,
Gota a gota,
Repican melódicos tonos
Que se quedan ultrajando minutos de silencio
Cuando el corazón, nostálgico de lluvia
Salta de júbilo.
Flota de emoción el sentimiento
Por la música más clara y tenue de la vida
Y quien no escribe versos
Compone serenatas o ama divirtiéndose
En este aguacero de Mayo.
Poema 20

Calibra mi verso,
no buscaré sinónimos ni antónimos.
Nací para este oficio mal pagado.
Me revienta el sol los ojos,
He secado mis lágrimas por ti;
Bajando hacia los sitios impropios
De este mundo, ¿cuánta hambre tendrá
Que soportar mi estómago?
Búscame, la frondosidad de la selva oculta
Lo que soy y no la solemnidad dorada.
He leído a Virgilio, después a Dante
Para zarpar con mi lápiz a la oscuridad
Sin luz.
No quiero imitar a Darío
Con romances aledaños,
Ni a Neruda revolucionando ideas poéticas.
Respeto la miseria, pero no el valor,
Sin hacer conjuros consagrando
Veranos oblicuos.
Me perderé en lejanías aunque encuentren
Mi esqueleto risueño,
Total, a mí Dios no le faltarán hombres
Que se unan a su ejército de fe insuperable.
Calibra mi verso, pero no sabrán la velocidad
Del proyectil que unieron a mis dedos
Con el gatillo de mi musa.
No me importa, a pesar de todo
Remo con paciencia,
Acompañado en este vergel
Donde las aguas negras de la vida
Se unen con la muerte primitiva de
Nuestros fantasmas para no dejarnos
La pobreza,
Pero si todo el dolor de la humanidad.
Poema 21

Préstame tu espalda
Delicada y suave.
Cada una de tus curvas define el placer
Y desafiantes abren el camino del amor
Por donde voy deslizándome
Hasta llegar a tus caderas.
Pero si me caigo:
¿Acaso me perdería?
Poema 22

Adicto al mar,
Al mar iré
Cortando en rebanadas esta lejanía
Que ahogó al pirata,
Al menos naufrago y también a mi.
La última vez no eras tan azul, mar,
Quizás menos profundo
Y más apacible,
Oscilando de reloj a cuerda floja.
Digo que me pierdo en ti,
Copilando tus olas,
Nivelando tu marea,
Durmiendo para vivir despierto,
Despierto para vivir dormido,
Viviendo para morir sin vida,
Muriendo para vivir de muerte en ti
Hoy o mañana,
Quizás…
Poema 23

Indagando en las alturas tantas veces:


¿Quien pudiera dormir sobre las nubes?
¡Taparse con tanta quietud!
¡Flotar tan suavemente
Sin pedir permiso para viajar!
Caerse es la realidad,
Un golpe de lápida en las narices,
El smog cancerígeno codiciando los pulmones
Y surrealista el agujero en la capa de ozono.
¿Por qué tanto fatalismo?
Y el amor, no el odio.
Y la alegría, no la tristeza.
Y la felicidad, no la pena.
Y la vida, no la muerte.
Y la abundancia repartida
Y no el hambre compartida.
Y Dios en todo y nunca el Demonio.
Sentir es cantar
Y tu canto es mi canto
Y tu oración, mi rima
Y tú beso, mi verso…
Poema 24

¿No te acuerdas de ayer cuando una gaviota


Nos enseñó la libertad?
¿No te acuerdas de ayer
Cuando vimos tantos muros
Levantando fronteras y las fronteras
Destruyendo muros?
¿No te acuerdas de ayer del espacio intervenido
Por un beso y de un beso compartido sin espacio?
¿No te acuerdas de ayer, amor, del amor
Y no del odio cuando alguien en la cruz
Sangró por salvar?
¿No te acuerdas de ayer del pasado sin futuro
Y del presente sin presente,
De los vivos que son muertos
De los muertos que son vivos
Y de los fantasmas que aún perturban
Por debajo de la tierra asomados en la piel?
¿No te acuerdas del ayer?
¿Acaso no te acuerdas?
Poema 25

Enamorado te busco y me encuentras


Cuando quieres de la luna solo una parte
Y del sol una espiga de trigo.
Eres difícil
En un mundo sin lejanía.
Amarte es estar presente
O pronunciar la ausencia frecuente,
Vivir o no sin piel.
Esa realidad de globo a punto de estallar
Es adicción del verso,
De trasnochar una hora más tejiendo alas,
Para sentir la necesidad de vivir por ti,
poesía.
Poema 26

Destilo el paisaje
Hasta quedar de buen vino en la sangre.
La guitarra besa las manos
Compone su canto de cintura esbelta,
De coqueta en el viento.
¿A quién no imito si paso de trovador
A suicida?
¡Ayer me asustaron de muerte!
¡Ayer me asustaron de vida!
¡Ay hermano! ¡Te fuiste sin mostrar
Cuando finaliza el camino!
Y yo complicando el exilio,
Lejos de España, lejos de España,
De mi tierra y de tu sepulcro.
Poema 27

Reto a la cola de la sirena


No al mito de su canto.
Reto del unicornio,
A su único cuerno y no al resto de su cuerpo.
Reto de Polifemo,
Al ojo en el centro de la frente
Y no a su aplastante mano.
Reto del camino,
No al peregrino sino a la distancia,
Activa, vibrante
Y aunque la vida es un reto de amor
De caprichos a retazos,
Que no reten mi verso,
Que reten a la tinta que mancha
Y no quita lo blanco ni lo negro.
Poema 28

Mis sueños parecen más largos


Que mi vida
Y mi muerte más corta que mis sueños.
Y no estoy solo,
Me acompañan las aves cantoras,
Actrices, músicos,
Pero no los intelectuales acunados por la lejanía
Que amo, que detesto y sangro.
En cada nota dilucido
Y nadie se entera del mayor de los amores
Porque vivir sin exponer el rostro,
Es vivir sin pedir permiso.
Poema 29

Despierto,
Ella conmigo,
Me llena, me vacía
Se acostumbra,
Me acostumbro.
Sobre su mapa derribo los instintos
Sin abrir desde lo alto el paracaídas.
La conocí un día,
Sin haberla visto antes
Pensé que la había mirado por siempre.
Sus curvas, su mirada
El andar con la sonrisa,
Su voz de cascada y marfil
Renovando todo lo que a su paso queda.
Despierto,
Nos abrazamos sin temer de nada
Y la ausencia se derrumba aunque otros
No sucumban, por amar,
Por vivir…
Poema 30

Nunca he palpado el tiempo,


Aunque el espejo envejezca el rostro.
¿Ayer diez años que fueron?
Uno más sobre otro construyendo
Pirámides de polvo, con tus huesos, con los míos.
Hay tanto misterio que solo una verdad,
No importa, la más antigua, la más joven,
Condenaría al girasol de la uñas
Y quizás cualquiera dejaría de amar por un trago,
Un trago por la muerte
Y la muerte después tan aburrida.
Nunca he palpado el tiempo
La sensación rompe el saco y aborta el complot.
Detén el codo sobre la superficie
Ajena a la melancolía que todas las ventanas
Son tan anchas justas para acomodar el ojo
En la distancia.
Poema 31

El velero se aleja
Espumándose en el hilo que a la mar atraviesa
En la distancia, marinero,
Pero el cielo es tan duro
Que cuando se desploma golpea tan fuerte
Con sus gotas de ira en la tormenta.
El velero se pierde
Espumándose de magia sobre el enigmático
Silencio de las olas
Que lo llevan a ser pico de gaviota
Y a convertirse en alas sus velas blancas
Para volar aferrado al viento, al sol, a la corriente
Y a la marea, marinero…
Poema 32

¡Qué ojos no tropezaron con la luna!


La distancia es un vacío antipoético.
¿Cuántos no te miraron antes?
Redonda y bella de trama y amor.
Pesas en mis manos más que en la cabeza
Porque levantas marejada y controlas la semilla,
El árbol y a la vida.
Quisiera que el amor me hablara de ti al oído,
Pero no el aire, ni tu otra mitad mordida de deseo.
¿Por qué tu color de doncella pálida?
¿Qué escondes detrás de tu forma invisible?
Habitas primero que nadie y te respeto.
Yo no sé, antes de nacer
Creo haberte visto salpicada de plata
Y mojada de espacio,
Acompañando la lejanía que somete al tiempo,
Pero no a ti,
Mi luna primitiva, mi luna virgen
De anillo al universo.
Poema 33

Distante galopa un corcel


Donde mis manos nunca tejieron alambradas
Y las tijeras aunque cortan,
Más cortan las balas.
Por ahí algún cazador olvidó sus dedos.
Antes de matar debió contemplarse como presa
En peligro de extinción.
Lejos algo se abre inmenso entre el sol y la tierra
Desafiando al espacio con la vida.
Hay tanta belleza incalculable en la distancia
Que no cabe en los botones de la carne
Y aunque sea posible volar
Todo se pierde en un destello
No grabado en la memoria de los mares,
De los prados, las montañas, los bosques y los ríos,
Ni antes ni después del día y de la noche eterna.
Poema 34

Pensando en ti provoco que un farol


Tenga sentimiento en las pupilas.
¡Qué difícil vivir por ti, oh vida!
¡Qué fácil vivir por ti, ay amor!
Me enciendo en la oscuridad sin apagarme;
Por debajo de todas las cosas de este mundo,
Allí estoy,
Enumerando siluetas olvidadas,
Paisajes inconclusos, multitudes,
No al odio, ni a la guerra.
Y Dios escucha, como siempre,
Mientras juego a atrapar a la muerte con un lazo
De fuego y de cenizas.
Pero pasa el tiempo abnegado de sueño
Pendiente de las pestañas.
Poema 35

Si no durmieras con mis ojos, ¿qué yo haría,


Amor, qué yo haría?
Si no me cubriese en las noches con tu piel
Y no me sirvieran tus ojos de luciérnagas,
¿Qué yo haría,
Amor, qué yo haría?
Si tus manos no fuesen mías
Y tu voz mi melodía, entonces, ¿qué vendría
A los sentidos de este hombre?
Quizás un huracán o una borrasca,
Tal vez un velero hundido en un mar
Sin rocas ni salitre.
Si no me atara tu figura de mujer,
¡Qué mal pagado yo estaría por la vida,
Por mi padres y mis hermanos!
Si no tuviese tu aliento como panacea
De mi carne,
¿Qué haría de mi carne sola,
Amor, que haría?
Arrojar mi hombría por las calles,
Reírme sin sentido y esconderme
De mi Dios, como Adán y Eva
Después de haber pecado...
Poema 36

Mientras tanto sube el sol


Por la cuesta inalámbrica de un atardecer
Sin renombres que propongan
Aniquilamientos del deseo
y la naturaleza estalla en los sitios concurridos.
Y cantan los muertos con sus labios de polvo
Aquellas metáforas silentes
Por lo que hicieron ayer
Y por lo que serán por siempre.
Mientras tanto aún no me habré escurrido
Y no estaré atento del odio publicado en los diarios.
Y mi verso me molesta con golpes de costillas,
En una explosión antiatómica del pensamiento.
Y creo,
lloro y gozo
Por el placer concedido en picada
Y es más fácil engañar a todos y no a uno
Y es más fácil que sometan unos a tantos,
Mientras que el hambre no enmudece
Con su hilo de seda
Y los pobres germinan como germinan las armas,
Como germina el amor opacado en el nacimiento
Del dolor,
Por quienes deciden, por quienes callan
Y son cómplices de tantos Anticristos...
Poema 37

¿En qué lugar se detendrán mis pasos?


¿A qué hora dejarán de madrugar
Los amores del pasado renovando mi presente?
¿En qué lugar quedarán las ruinas
Que no deshace el tiempo?
¿Será de noche o de día?
¿Qué me dirá mi Dios?
Son tantos mis pecados
Que no caben por donde comienzan
Las avenidas...
Mi carne ha sido el mástil
Donde la vela del deseo navega
Sin llegar a la orilla
Donde el perdón nunca ha naufragado...
Poema 38

Rumba el sol con los planetas,


Rumba la tierra con el mar y el cielo,
Rumba mi amor con los labios tuyos
Sin esconderse de los míos.
Rumba la poesía con el alma
Y no con lo que oculta el miedo.
Rumban los colores,
Todos, con el brillo de la vida.
Rumba la música que no está escrita,
La que cantan los juglares cada día.
Rumban los árboles tranquilos con el viento,
Mientras que también rumban los hombres
Con tantas cosas increíbles
Que convierten la pasión en odio
Y la esperanza en desolación.
Rumba la bandera de la paz
Sin acordarse de los himnos.
Rumba el tambor debajo de la piel
Porque Dios así lo quiso,
Concediendo el infinito,
La distancia,
Perdonando con su hijo
La desgracia de la humanidad.
Poema 39

Si no sostienes mis manos


Caerán por debajo
De tus caderas
Y no a la altura
De tus pechos
Porque necesito de tus alas,
De los besos que me das
Para que me mantengas en equilibrio
Con tu vuelo
Y no me dejes precipitar al vacío
Si te olvidas de nuestro amor.
Poema 40

La isla de la soledad
Enmudece con el estampido de las olas
Y la luz de un viejo faro
Lastima a las tinieblas
Sin romper las barreras de un aletargado horizonte
Donde aún navegan fantasmas marineros
Al encuentro de historias
Concebidas con el furor de la espuma y el salitre.
Y el rocío llora por la ausencia del pasto,
Se desliza sobre el mortuorio de los arrecifes,
Desfallece entre los acantilados
Con la música del tiempo sin naturaleza,
Mientras que el trinar de las gaviotas
Evocan lo lejano
Y no la cercanía del misterio de la muerte
En el instante que toda la melancolía del mundo
Queda en un sitio tan inhóspito
De la isla llamada soledad.
Poema 41

Intenté pintar a los árboles,


Sembrar flores,
Ser anfibio, pájaro, arco iris…
¡Qué sé yo…!
Haciendo tantas cosas
En una sola vida
Olvidé morir viviendo estrenando círculos
En esta inmensa noria
Que es el mundo
Girando eternamente
Dentro y afuera de la distancia.
Poema 42

Entretén a este corazón con tus caricias


Que salto de alegría balanceándome
En el columpio de tu cuerpo
Porque te amo
Y soy niño cada vez
Que nos unimos deslizándonos
De prisa en la distancia
Para celebrar el beso y las caricias
Inflando el globo que nos lleva
A tocar el firmamento
De la noche más oscura
Entre tus ojos y los míos,
Entre tus labios y los míos, amor.
Poema 43

La noche se presta de sombrero y aguijón.


No imito a nadie y a todos quisiera regalarles
Una rosa blanca.
¿Cuántos corazones con impropia vestimenta
Dan tumbos de amor y de hambre?
Perdido ya no estoy, encontré la llave para abrir
La caja de Pandora en el desván de las pasiones.
Alguna vez deseé unir el mar con la tierra
Porque hay tanto mar, tanta agua que sube por encima
de los ojos ahogando
Esta distancia de arena en el exilio
De mi verso, de mi rima y de mi patria,
Que no cabe en todo el universo de la vida.
¡Qué sabor más ingrato el beberse toda la soledad
Después de un día de nacido!
Pero su rostro rejuvenece mi cuerpo,
Seca las lágrimas, compensa todo el bien sobre el mal
sin espinas en el calvario no escrito.
Por ella aún no he levantado el áncora,
Sin poner lo que tengo debajo de la piel a pleno sol,
Porque me vinculan sus labios,
La intimidad de su cuerpo, el descubrir lo que queda
Del amor, para hacerlo más nuevo,
Sin retazos, con episodios o con odas
Que salen del alma.
Total, más de una vez cometí el suicidio de odiar,
De juzgar para pedir perdón, sin que lo sepa nadie,
Sólo mi Dios y la mitad de este destierro prematuro
Que ahora, después de tanto y de nada,
Es vientre de mis entrañas.
Poema 44

Hay una mano que sostiene,


Hay unos ojos que ven.
Hay un amor de maravilla
Que no se agota ni se vence.
Hay un camino porque existe el horizonte
Y por debajo y por encima
Hay quien da y no quita.
Hay lejanía porque la distancia
Cuelga de su hilo
Y porque hay el misterio
Que no juzga ni destruye.
Hay vida por que hay un Dios
En lo profundo,
En lo sencillo,
Aunque maldigas o blasfemes,
Aunque la muerte sea lo rotundo
Del pecado.
Hay porque aún hay lo que nos queda
Después de esperar por todo
De lo primero y lo último
De lo último y lo primero.
Poema 45

Yo paso por cada letra que cae del verbo


Menos usado sin compararme con el amarillo
Y el verde del otoño.
Después broto y renuevo
En tus besos, amor y me salpico con tus caricias.
Nadie puede entender la rima nocturna de tus labios
En nuestra fiesta enorme del deseo.
Solo los enamorados dicen tantas cosas
Que no terminan ni en la mañana ni en la noche.
Pero comparo a las estrellas con tus ojos
Y al agua con tu cuerpo, amada mía,
Porque he tenido tanta oscuridad y me has dado luz
Y he tenido tanta sed y me has dado agua
Para poder proseguir viviendo.
Gracias a Dios que te conocí en Diciembre
Cuando la sequía acabó en este exilio no premeditado.
Hoy vive tan lejos mi patria que si no fuera por ti
Derretiría los polos para convencer al mundo
Con el trópico de mi tierra en el centro del Caribe.
Pero vale tu amor de vino y pan
Y no de diamante y oro en la piel.
Si canto es por ti, si vibro es por ti;
Maldigo al segundo, al siglo por estar sin ti,
Mientras que me lleva la corriente sin riberas
Hasta el océano donde acaba todo,
Menos el ritmo de tus caderas,
Y la danza de tu cuerpo y mi cuerpo,
Antes y después del tiempo ya vivido.
Poema 46

Dejemos aquello,
En la lejanía,
Sin rostro, desnudo
Sobre el pétalo ficticio del deseo.
¡Si canta el alma
Llora el corazón
Y el verso que escribo,
Sabe a caricias,
Colgado del espacio,
Donde si alguna vez te recuerdo,
Allí te amé en silencio
Más de una vez…
Poema 47

Disoluto
Desciendo con la lluvia
Y caigo abrupto en el lago de los sueños
Donde una chica baila enloquecida
Un nuevo ritmo de muerte y vida.

Perdido
Insisto en la soledad
Que no entiendo, ni concibo
En este desierto enorme del exilio
Aunque me encierre aislando las pestañas
Para compartir mis manos,
Mi andar, mi silueta maltratada.
No estoy solo,
Por no haber atravesado continentes
Inflado de viento y marea;
Me acompañan espaldas mojadas,
Almas resecas de tierra,
Indios no aborígenes,
Negros, blancos y amarillos,
Distintos hasta en la sonrisa,
Pero dispuestos a terminar este arco iris humano
Donde comienza y no termina la distancia.
Afrodita despierta
Por debajo de mis cejas.
Quisiera denunciar su rostro
Y tengo miedo de perderla
Para siempre.

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