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El Día Internacional de los Trabajadores es una fecha importante en la que los distintos
movimientos obreros reivindican mejoras sociales y laborales para todos los trabajadores. Y
también es un buen momento para abordar un tema tan complicado y comprometido como
es el acoso laboral, ofreciendo las claves para entender cómo se define, cómo puede
probarse y qué medidas tomar.
En otras palabras, para que un tribunal aprecie que una persona está acosada laboralmente
tiene que estar sometida a una sistemática y prolongada presión psicológica en el
desempeño de su trabajo (se le ningunea, hostiga, amilana, atemoriza, acobarda, asedia,
atosiga, veja, humilla, persigue o arrincona). Al atacar su dignidad personal se persigue
destruir su comunicación con los demás para que, perturbada su vida laboral, abandone su
puesto de trabajo.
En todo caso, para la existencia de acoso laboral no es suficiente con un hecho aislado de
carácter abusivo –por muy reprochable que éste sea-; es necesario que se trate de una serie
de hechos recurrentes (al menos una vez por semana) mantenidos durante un tiempo
prolongado (al menos seis meses). Un ejemplo habitual de acoso laboral es la eliminación
de funciones o la falta de ocupación efectiva, que puede ocasionar un problema de salud al
trabajador.
Además de las grabaciones y de los whatsapp, el trabajador cuenta también con otros
medios de prueba -que podríamos denominar como “clásicos”-, entre los que se
encuentran: el interrogatorio de la persona acosadora, la declaración del trabajador acosado,
la declaración de testigos, el informe pericial médico/psicológico en el que se delimite el
diagnóstico clínico del trabajador acosado y la causa del mismo, las actas de la Inspección
de Trabajo y los correos electrónicos.
En dicha demanda debe indicarse expresamente los hechos constitutivos del acoso, el
derecho o la libertad vulnerados, la cuantía de la indemnización pretendida con
especificación expresa de los daños y perjuicios ocasionados al trabajador.
Por todo ello, cabe concluir que cada vez son más numerosos los medios de prueba al
alcance del trabajador para acreditar la existencia de acoso laboral. Además, existen
distintos procedimientos judiciales para poner fin a dicha situación. Sin embargo, los
trabajadores continúan enfrentándose a la dificultad que supone acreditar la conducta de
hostigamiento y el nexo causal entre la misma y su estado de salud; ambos son
presupuestos básicos de los que depende el éxito o el fracaso de la demanda en el Juzgado.