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UNIVERSIDAD FERMIN TORO

VICE-RECTORADO ACADEMICO

DECANATO DE CIENCIAS JURIDICAS Y PÒLITICAS

ESCUELA DE DERECHO

SAN FELIPE

LA SOCIEDAD COMO FACTOR INFLUYENTE EN LA CONDUCTA AL


MOMENTO DE DELINQUIR

Autores:

Zambrano Wilmaury CI:27166311

Parra Luis Rosnier CI:26107820

Tutor:

Yaritza Pinto

Nombre de la asignatura: Metodología de la investigación de las ciencias


sociales

SAN FELIPE , 03 DE 2019


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UNIVERSIDAD FERMIN TORO

VICE-RECTORADO ACADEMICO

DECANATO DE CIENCIAS JURIDICAS Y PÒLITICAS

ESCUELA DE DERECHO

SAN FELIPE

LA SOCIEDAD COMO FACTOR INFLUYENTE EN LA CONDUCTA AL


MOMENTO DE DELINQUIR

Trabajo presentado como requisito para optar a

Autores:

Zambrano Wilmaury CI:27166311

Parra Luis Rosnier CI:26107820

Tutor

Yaritza Pinto

Nombre de la asignatura: : Metodología de la investigación de las ciencias


sociales
SAN FELIPE , 03 DE 2019

UNIVERSIDAD FERMIN TORO

VICE-RECTORADO ACADEMICO

DECANATO DE CIENCIAS JURIDICAS Y PÒLITICAS

ESCUELA DE DERECHO

SAN FELIPE

LA SOCIEDAD COMO FACTOR INFLUYENTE EN LA CONDUCTA AL


MOMENTO DE DELINQUIR

Autor: Zambrano Wilmaury

Parra Luis Rosnier

Tutor xxxxx

Año: 2019

RESUMEN
La sociedad como factor influyente en la conducta al momento de
delinquir

Una sociedad es una red de relaciones sociales, e incluso puede ser un


sistema institucional, por ejemplo, sociedad anónima, sociedad civil,
sociedad artística, etc. El origen de la palabra viene del latín ‘societas’ que
significa asociación amistosa con otros.

La sociedad del término se usa comúnmente para el colectivo de los


ciudadanos de un país, que se rige por las instituciones nacionales que
aspiran al bienestar de esta comunidad. Sin embargo, la sociedad no es
una mera colección de individuos que viven juntos en un lugar
determinado, es también la existencia de una organización social, las
instituciones y las leyes que rigen la vida de las personas y sus relaciones
mutuas. También hay algunos pensadores cuyo debate insiste en reforzar
la oposición entre individuo y sociedad, reduciendo, con frecuencia, al
conflicto entre lo genético y lo social o cultural.

Según Emile Durkheim, el hombre está obligado a seguir ciertas reglas en


cada sociedad, que él llamó de hechos sociales, que son reglas externas
y anteriores al individuo y que controlan su acción frente a los otros
miembros de la sociedad. Hecho social es, por tanto, la coerción social
del individuo, forzado a seguir normas sociales que le son impuestas
desde su nacimiento y que no tiene poder para modificar.

La definición más general de la sociedad puede resumirse como un


sistema de interacciones humanas culturalmente estandarizadas. Así, y
sin contradicción con la definición anterior, la sociedad es un sistema de
símbolos, valores y normas, pero también es un sistema de posiciones y
roles.
La autora Griselda Amuchategui Requenan explica que delincuente es la
persona física que lleva acabo la conducta delictiva, en la terminología
jurídico-penal, también se conoce al delincuente como sujeto activo o
agente; en criminología se llama criminal o antisocial, e incluso sujeto
desviado; en el derecho procesal penal se le conoce como arrestado,
detenido, querellado, denunciado, imputado, juzgado, acusado,
enjuiciado, demandado, reo, culpable, convicto, criminal, indiciado,
sospechoso, sujeto activo del delito, probable sujeto activo del delito,
probable responsable, presunto responsable, sujeto pasivo del proceso,
procesado, encausado, apelante, apelado, recurrente, recurrido, bandido,
encartado, sentenciado, preliberado, entre muchos más. La distinción
entre cada uno de estos últimos términos atiende a cada fase del proceso
penal, incluida la pospenal, ósea, aquella en la que el sujeto está
cumpliendo la pena o ya la ha cumplido.

Por lo antes expuesto el delincuente es la persona que comete un delito,


que desarrolla una acción criminal, gira en torno al derecho penal. Delito
puede ser cometido por una, dos o más personas pero se debe analizar a
cada persona por separado, desde el punto de vista criminológico es un
sujeto que no solamente puede desarrollar una acción sancionada por
el derecho penal, sino que tiene una noción más amplia, es decir, que
tiene un problema psicológico, psíquico una razón para delinquir. Para
la criminología no importa la figura, todos tienen un elemento físico y
psicológico, una determinación para llegar a cometer ese delito se habla
de desviados ya que hay conductas que pueden desplegar personas que
no son sancionadas por el derecho penal, pero son conductas desviadas
para la criminología, todos serán considerados criminales y se estudiaran
las causas porque cometen un delito.

Hay quien piensa en los delincuentes como personas enfermas y


desadaptadas que merecen rechazo, la delincuencia se ha entendido
como un problema social, por lo que nuestros antepasados entendían que
había que crear unas leyes que disuadieran de realizar esas conductas.

Existen múltiples factores que propician la delincuencia en individuos


El delito depende de las épocas y culturas, la delincuencia tiene una gran
relatividad social, los delitos universales son los que atentan contra la vida
de las personas. Sería delito "cualquier acción u omisión que se considera
perjudicial para el bienestar o moral públicos o para los intereses del
estado y que está legalmente prohibida". Dependiendo de la perspectiva
nos centraremos en la sociedad o en la persona.

Es por ello que existen dos perspectivas para entender la delincuencia:


hacer recaer la responsabilidad en el individuo o en la sociedad, y es
importante determinar si el delincuente nace o se hace esta es una de las
preguntas que más se hacen los teóricos de la criminología y el Derecho
Penal. De esta forma, los juristas y doctrinarios a lo largo de la historia se
han puesto la tarea de explorar y crear teorías sobre la delincuencia. Así,
hemos podido observar una evolución del pensamiento sobre el
delincuente, y su debido trato. Según las teorías biológicas y fisiológicas
acreditan que el delincuente no se hace sino que nace

Y atraves de ellas se puede definir si una persona está o no destinada a


ser criminal. Así, estas teorías consideran que si una persona posee
determinados aspectos biológicos desde su nacimiento, está destinado a
ser delicuente y no puede ser rehabilitado. En la época en la que estas
teorías fueron creadas, el humano consideraba que los caracteres físicos
servían para reconocer su psicología. Así, la forma de tu cráneo o de tu
cuerpo decía como era tu pensamiento. Aun cuando tuvieron mucha
fuerza en su época, estas teorías se encuentran en desuso y solo son de
estudio histórico. Entre los teóricos más conocidos de esta rama tenemos
a Cesare Lombroso y Ernst Kretschmer.
Cesare Lombroso, jurista italiano y de los más ilustres de la criminología y
el Derecho Penal. Para este autor, existía un delincuente nato,
establecido por una serie de anomalías físicas que lo definían. Así, su
estudio creó la denominada antropología criminal. Lombroso se dedicó a
estudiar a casi 27.000 delincuentes de acuerdo a la sociedad de la época.
En estos estudios, realizaba mediciones craneales y de las extremidades
de las personas, a través de estos estudios concluyó con una fisionomía
del criminal. Personas con fosas occipitales hundidas, caja craneana
excesivamente desarrollada, frente hundida, arcadas superciliares
marcadas, brazos largos y colgados, eran características comunes de los
criminales.

Kretschmer representante máximo de la Escuela alemana. Sus estudios


estaban determinados a encontrar relación entre determinadas
estructuras somáticas y la psicología. De acuerdo a este autor, la afinidad
entre la forma corporal y el carácter se demostraba estadísticamente y
solo así tendría importancia a nivel criminal. Este clasificó a las personas
en los siguientes tipos: leptosomático, atlético, pícnico, displástico,
esquizotímico, ciclotímico y viscoso. Los primeros 4 tipos son físicos y los
últimos 3 psicológicos. De esta forma, con su clasificación descartó entre
tipos físicos y psicológicos a los que son poco probables de ser
criminales. Los atléticos (cuerpos corpulentos y fuertes) poseen el mayor
índice de delincuencia, mientras que los leptosomicos (cuerpo alargado,
cabeza pequeña y delgada) son los más probables en reincidir.

La Criminología, desde que se estableció como ciencia autónoma de


pleno derecho, digamos que de manera definitiva a principios del siglo
XIX, ha tratado de explicar muchos de los factores que intervienen para
que un delito se cometa tal y como lo vemos. Conocer si una persona
nace con predisposición o no cometer un delito fue una de las
principales obsesiones de los investigadores de la época. El primero en
formular esta hipótesis fue el ya mencionado Cesare Lombroso.

Considerado como padre de la Criminología tal y como la concebimos hoy


en día, Lombroso, de profesión médico, estudió morfológicamente a
varios de sus pacientes. La mayoría eran delincuentes, aunque también
necesitó de los, digamos, normales, para completar sus
observaciones. Lombroso estaba convencido que la capacidad de
delinquir residía en el cerebro y en su propia forma. Ésta, a su vez,
moldeaba el cráneo y hacía visible esas características delictivas. Fue
defensor a ultranza de que el ser delictivo estaba un escalón por debajo
en la evolución y eso se podía ver con los propios ojos.

La forma de su cara también jugaba un papel importante en sus


averiguaciones. Mantenía que “la nariz era frecuentemente achatada o
respingada en los ladrones. Los asesinos, en cambio, suele ser
aguileña como el pico de un ave de presa”. También puso especial
atención en las orejas, ya que decía que “las orejas del criminal, muy a
menudo, son de gran tamaño”. Lo último en lo que se fijó para afirmar en
las características primitivas del sujeto criminal era que, según él, tenían
“los brazos alargados y simiescos”.

Las nuevas escuelas criminológicas que vinieron a continuación


introdujeron nuevos conceptos como lo social en la conducta de un sujeto
criminal. No es que se desecharan los factores biológicos de una patada.
Se seguían teniendo en cuenta, pero con un peso mucho menos mayor,
hay teorías más actuales que se acercan a esto último, por lo que quizá
no estaban del todo mal encaminadas. Fuera como fuese, se pensó que
el mayor peso lo tenía la relación del sujeto con su entorno. Se demostró
mediante estudios sociales que en, por ejemplo, la delincuencia juvenil
influía el medio en el que vivía la persona y el tipo de vínculo que llegaba
a realizar con personas que también se inclinaban por el mismo camino

Estas asociaciones, por llamarlas de alguna manera, se alimentaban con


reciprocidad y generaban individuos delincuentes. Por explicarlo de otro
modo, uno no sabe robar un coche así porque sí, necesita que alguien lo
enseñe a hacerlo y, además, que se genere en él la necesidad de
cometer el acto. Bien por presión social, bien por necesidad real. Esto
llevó la delincuencia a otro plano y la concepción del delincuente
cambiaba por completo ya que comprobó el delincuente se hace.

En el caso de los asesinos, mucho se ha debatido también. Recordemos


que, aunque robar un coche es un delito, no se puede igualar con el de
quitar la vida a otra persona. Digamos que éste último va un paso más
allá, por lo que es muy importante llegar a tener una idea de por qué
sucede esto último. Y no se habla de una disputa en el que los instintos
primarios afloran por lo acalorado de la discusión y todo acaba mal.
No. Se habla de un asesinato en el que el agresor busca hacer un daño
premeditado. Con dolo, que se suele llamar en el terreno penal.

Si ya, aparte de hablar sobre este tipo de crimen, lo hacemos


centrándonos en la figura del conocido como asesino en serie (o incluso
aunque es distinto en el concepto, el asesino de masas), parece que
adquiere una mayor importancia saber si alguien nace así o es la
sociedad la que lo forja
Hasta mediados de los años ochenta no se pudieron responder de una
manera más o menos real estas preguntas. Con la aparición de
los escáneres por resonancia magnética, con los cuales se podía medir
la actividad cerebral en determinadas situaciones no se supo si lo que
se decía del cerebro hasta entonces era verdad o meras suposiciones.
El primer estudio que se llevó a cabo para comprobar esto, fue
realizado por el neurocientífico inglés Adrian Raine. El estudio tuvo
lugar en California (EEUU). Raine hacía tiempo que se había
trasladado allí precisamente motivado por la gran cantidad de
individuos violentos que pululaban sus calles. Allí, realizó un estudio
analizando el cerebro de 41 asesinos que estaban recluidos en la
cárcel en la que comenzó a trabajar. El resultado fue más que
sorprendente, pues el área prefrontal de su cerebro mostraba un
funcionamiento muy bajo comparado con el de individuos normales.
Ese área, digamos que es la que controla los impulsos de matar a una
persona durante un episodio de ira. El propio Raine lo definió como “el
ángel guardián del comportamiento y sin él, el diablo toma el mando”.
Ese funcionamiento bajo no sólo contribuye a eso, sino que también
predispone al cerebro a una adicción al riesgo, hace que le sea mucho
más difícil solucionar un problema planteado y, además, promueve
otros rasgos que predisponen a la violencia.

En ese momento parecía que quedó demostrado que un asesino nacía


como tal, pero Raine se mostró tajante respecto a eso y comentó que
esas lesiones cerebrales, sin duda, no eran de nacimiento, sino fruto
de un maltrato seguramente infantil.

Fue él mismo el que empezó a investigar sobre eso con los propios
sujetos de su estudio. El primero que le dio la razón fue Donta Page,
un individuo que había matado de manera brutal a una joven de
veinticuatro años. Estudiando acerca de su pasado, comprobó cómo
había sufrido malos tratos siendo bebé. Su madre le pegaba con
cables de electricidad, zapatos, revistas dobladas o cualquier cosa que
tuviera a mano. Las palizas no hicieron sino crecer con el paso de los
años y, según Raine, eso provocó un daño irreparable en su córtex
prefrontal, que es la zona de la que hemos hablado antes.

En palabras del propio neurocientífico: “El maltrato físico a temprana


edad, entre otras cosas, puede haber producido el daño cerebral, que
puede haberlo llevado a cometer este acto violento”.
Por todo lo antes expuesto surgen las siguientes interrogantes

¿Qué produce que el individuo cometa la acción?


¿El delincuente nace o se hace?
¿Qué factores influyen en el individuo?

lObjetivo General

La psicología criminal, llamada también criminología, estudia el


comportamiento de las personas que han cometido un delito y tratan de
entender el por qué y el cómo. Es decir, estudia las conductas delictivas,
los tipos de delincuentes y el fenómeno de la delincuencia en el ámbito de
la sociedad.

Creerás que la psicología criminal trata de acusar al culpable, de buscar


su implicación o de convencerle. Nada más lejos de la realidad, en
concreto la psicología criminal se ocupa de investigar al presunto
delincuente y conocer sus motivaciones para los delitos como las causas
de la criminalidad por medio del estudio individualizado de su medio, edad
sexo, personalidad, coeficiente intelectual y características cognitivas,
buscando como meta principal la prevención del crimen
Antes de nada hay que comprender que una persona es delincuente
cuando viola una determinada norma jurídica, social o cultural imperante
en la sociedad donde está inmerso.

La psicología criminal ha evolucionado mucho en los últimos treinta años,


hasta el punto de conocer con bastante detalle los factores de riesgo que
pueden hacer que un perfil se convierta en criminal, por supuesto hay
factores con más peso que otros:

Factores familiares:

La familia es muy importante en la socialización del niño, especialmente


en las primeras etapas de su desarrollo

Factores como un gran tamaño de la familia, ausencia de progenitores,


mal clima familiar o estilos de crianza autoritarios o inatentos se vuelven
muy relevantes para conocer las causas. En estas etapas es donde se
inculcan los valores, que luego servirán al futuro adulto para defenderse
ante las malas influencias que encuentre en su vida, y no solo se inculcan
verbalmente, sino también por aprendizaje vicario.

Factores escolares

Aunque el presunto criminal ya sea un adulto, su escolaridad es muy


importante para conocer su motivación y causa, así como para prevenir
futuros comportamientos criminales mediante atención psicológica.

La escuela representa un espacio donde fortalecer sus valores y


habilidades cognitivas, experiencias negativas escolares, fracaso escolar,
malas influencias, individualismo o competitividad en la escuela, se tornan
también factores muy predictivos. También una falta de interiorización del
concepto de ley en la escuela es un factor predisponente
Factores ambientales

Aparte de la educación recibida tanto por la escuela como por la familia, el


ambiente en que está inmerso el presunto criminal tiene un peso
importante también, en los años cincuenta, se decía que la clase social
correlacionaba negativamente con la delincuencia, es decir a más clase
social menos probabilidad de ser delincuente, siendo demostrado esto
mediante estadísticas.

Sin embargo a día de hoy se ha puesto al descubierto que existe un


sesgo en la justicia que hace que las clases sociales bajas se vean más
desfavorecidas, quizás por una falta de posibles, lo que hace que las
clases altas puedan contratar mejores abogados.

Actualmente se habla de que la influencia del ambiente en el criminal


ocurre mediante sus grupos de pares, es decir su familia, o su grupo de
amigos, si los grupos de pares delinquen, portan armas, o consumen
drogas son un fuerte predictor de delincuencia como una de las posibles
causas

Otro factor ambiental que no debemos olvidar, son los medios de


comunicación, y la información que ejercen en las personas en riesgo.
Hay que cuidar al máximo la información que se difunde para no crear
estigmas sociales que arrastren a los individuos a la delincuencia.
INTERROGANTES

¿Qué produce que el individuo cometa la acción?


¿El delincuente nace o se hace?
¿Qué factores influyen en el individuo?

https://cj-worldnews.com/spain/index.php/es/criminologia-
30/seguridad/politica-criminal/item/2938-revision-de-los-postulados-de-emilio-durkheim-en-relacion-con-la-
explicacion-de-la-criminalidad-y-la-politica-criminal

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