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capará que tal afirmación contrasta las experiencias internas de Igna-


con nuestro estilo contemporáneo y cio; en segundo lugar, por determi-
muchas veces individualista de vi- nadas lecturas que hizo a lo largo
vir la fe. En categorías más filosófi- de sus extensos años de formación
cas, la e. significa la contribución y, en tercer lugar, por el humus cul-
que cada cristiano hace al proceso tural y religioso de su época.
eclesial de construcción de la reali- El interés por la génesis del tex-
dad o redificación. to comenzó a finales del siglo XIX, a
la par que los exegetas iniciaban el
José Carlos COUPEAU, SJ
estudio histórico-crítico de las Escri-
turas. Ello correspondía a la sensibi-
Z1 Abnegación, Cuerpo Apostólico, Desedifica- lidad de la Modernidad -y más es-
ción, Iglesia, Ministerios, Unión de Ánimos, pecíficamente, del Modernismo-,
Virtud. que concibe la historia como media-
Bibl.: THIBAUT, A., "Édification", en DSp ción de la actuación de Dios, y que
IV, 279-294; LUCAS, TH. M., Landmarking: el hecho de que un texto esté inspi-
City, Church & Urban Strategy, Loyola rado no impide que haya pasado
Press, Chicago 1997. por determinadas mediaciones reco-
nocibles. Así, el debate escriturístico
entre inspiración y mediación histó-
EJERCICIOS ESPIRITUALES rico-cultural está presente también
en los estudios sobre los textos igna-
A. GÉNESIS DEL TEXTO cianos. La primera mitad del siglo
XX está marcada por el debate entre
Establecer con precisión la his- dos corrientes claramente diferen-
toria de la redacción del texto de los ciadas: la que acentúa el carácter ins-
E. y las fuentes que intervinieron es pirado de los E. (representada por
una tarea imposible. En primer lu- autores como Arturo Codina, Ignasi
gar, porque su contenido se fue ela- Casanovas, José Calveras, y más re-
borando a lo largo de veinte años, cientemente, por Manuel Ruiz Jura-
si tomamos como punto de partida do), los cuales consideran que lo
las primeras lecturas que impacta- fundamental de los E. se fraguó du-
ron a Ignacio en su lecho convale- rante las experiencias de S. Ignacio
ciente de Loyola (1521-1522) y co- en Manresa, concediendo un valor
mo término la redacción de la marginal a lecturas que pudo incor-
Versio prima latina (1541), que ya es porar durante y después; y la co-
un texto completo y definitivo de rriente representada por autores
los Ejercicios. En segundo lugar, como Henri Watrigant, Pedro de Le-
porque en aquel tiempo no existía turia o Miquel Batllori que dan más
la actual escrupulosidad sobre la importancia a la progresiva gesta-
autoría; se tomaban frases, expre- ción del texto y a la influencia de
siones y fragmentos de obras leídas obras que pudo leer. Las dos co-
sin necesidad de citarlas; en tercer rrientes aportan luz y a las dos hay
lugar, porque existe un lenguaje co- que tener en cuenta cuando se trata
lectivo propio de cada época que de comprender la génesis y desarro-
hace imposible saber quién toma de llo del libro de los Ejercicios.
quién. Estas tres constataciones ya Sintetizando el proceso de ges-
arrojan luz sobre el tema que trata- tación, se pueden distinguir cuatro
mos de abordar: la génesis de los E. etapas: el período antecesor (Loyo-
está marcada, en primer lugar, por la); el período fundante (Montse-
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rrat-Manresa); el período teológico ber sido influidos por esta obra: [7]
(Península y París); y el período fi- puede estar tomado del libro I, 13.
nal (Italia). 15; [12] de II, 6, 6.16; [13] de II, 77, 5;
1. Periodo antecesor: hoyóla. [18] de I, 19, 23; [20] de I, 10, 1; 20,
Consta por la Autobiografía, que du- 30; III, 42, 6; [23] de III, 55, 1; 9, 1-2;
rante su convalecencia Ignacio em- 10, 21.23; [24-32] de I, 11 y 19; [32-
pezó a tomar conciencia de las al- 43] de I, 19, 16; [65-71] de I, 24, 1-
ternancias anímicas que sucedían 17.44-45; [91-98] de III, 56, 26-31;
en su interior. Es dicho explícita- [164-168] de I, 1, 32; II, 12, 66; III, 5,
mente que los modos de elección 34; 7, 22; [169-189] de I, 3,14; III, 15,
[Ej 169-184] brotaron de las obser- 17.18; [169] de III, 54, 4; [186] de I,
vaciones que hizo en aquel tiempo 23; [189] de I, 25,15; [313-336] de III,
[Au 99]. Desde el punto de vista de 54, 1; [319-321] de III, 7, 4.20; [322]
las fuentes, la lectura de la Vita Ch- de III, 7, 6.6; [323] de III, 7, 19; [324]
risti de Ludolfo el Cartujano dejó de II, 9, 16; III, 6, 28-29; III, 7, 3; 55,
impacto en él. Nos dice él mismo 12-13; [325] de I, 13, 24.28; [326] de
que llenó trescientos folios copian- I, 13, 24.28; [329] de III, 54, 1; [354]
do en rojo palabras de Jesús y en del libro IV.
azul las palabras de María [Au 11] y Pero de este período se suele
que salió de Loyola con un cuader- pasar por alto otra fuente tanto o
no donde llevaba anotadas algunas más determinante. Se trata de la es-
cosas [Au 18.47]. Watrigant (1897) cuela espiritual de García de Cisne-
fue el primero en establecer corres- ros (1455-1510), abad de Montserrat
pondencias entre pasajes de los E. y desde 1493 hasta 1510. Sus dos
la Vita Christi. En ocasiones, los pa- obras principales son el Ejercitatorio
ralelismos son muy patentes. El de vida espiritual y el Directorio de las
prólogo de Antonio de Montesinos, Horas Canónicas, compuestas en
el traductor franciscano que dedica 1500. Ambas consisten en una reco-
su trabajo a los Reyes Católicos, tie- pilación de autores medievales y de
ne notables paralelismos con la me- la Devotio Moderna. De S. Buenaven-
ditación del Rey Temporal [Ej 91- tura y Hugo de Balma tomó el es-
98]. Asimismo, la organización de quema clásico de las tres vías (pur-
las contemplaciones que encontra- gativa, iluminativa y unitiva); de
mos en los E. (una oración inicial, Gersón, muchos de los consejos y
un desarrollo con diversos puntos de las consideraciones sobre la ora-
y un coloquio) corresponde al mo- ción y la vida contemplativa; de
do en que Ludolfo el Cartujano Zupthen y Mombaer, la presenta-
propone sus capítulos sobre los ción metódica de la vida espiritual,
misterios de la vida de Cristo. según el estilo de la Devotio Moder-
2. Periodo fundante: Montserrat- na. La mayoría de las veces, Cisne-
Manresa (1522-23). Se sabe por Gon- ros se vale de citas textuales de es-
zález de Cámara (Mem 97, FN I) tos autores, organizándolas en base
que Ignacio conoció por primera a la estructura que da a su obra más
vez la Imitación de Cristo en Manre- completa, el Ejercitatorio: la ascen-
sa. Muchos biógrafos se limitan a sión por las tres vías, que conducen
mencionar esta lectura durante el de la meditación hasta la contem-
período manresano, libro que le plación, pasando por la oración
acompañará a lo largo de toda su afectiva. Frente a los autores clási-
vida. Se pueden identificar bastan- cos, lo original de la propuesta de
tes pasajes de los E. que pueden ha- Cisneros es que el objeto de la con-
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templación no es la alta especula- na, vísperas y completas). Nuestra


ción, sino la vida de Cristo. Con ello hipótesis es que Ignacio se valió de
se percibe la influencia del francis- estas pautas para hacer las siete ho-
canismo de la época y de la Devotio ras diarias de oración que menciona
Moderna. El Ejercitatorio y el Directo- en la Autobiografía [Au 23.25.26].
rio marcaban la vida espiritual del También pudo anotar otras suge-
monasterio. Ello explicaría la pronta rencias que aparecen en el Compen-
aparición de una versión condensa- dio: consejos sobre la oración, los
da de ambas obras en un solo for- cuales se pueden reconocer en algu-
mato, el Compendio breve de Ejercicios nas de las anotaciones (cf. [Ej 2.4.11.
Espirituales, cuya edición más anti- 12.15.17.20]); pautas preparatorias
gua hasta el momento conocida da- que están vertidas en algunas de las
ta de 1555. Es probable que existan adiciones (cf. [Ej 74.76.79.82]); un re-
ediciones anteriores que se hayan sumen de los doce grados de humil-
extraviado o bien que corriera en dad de la Regla de S. Benito, los
forma de manuscrito en el momen- cuales podrían estar en el trasfondo
to en que S. Ignacio pasó por Mont- de las tres Maneras de Humildad
serrat. En cualquier caso, ya sea di- [Ej 165-167]... Todo ello no niega la
rectamente, mediante el Ejercitatorio originalidad de los E. ignacianos, si-
y el Directorio, o bien a través del no que ayuda a tomar conciencia de
Compendio, el peregrino entró en que su experiencia carismática estu-
contacto con la escuela de García de vo acompañada y pautada por mil
Cisneros. La confesión general que años de tradición orante que le pre-
hizo es el primer ejercicio que se in- cedían, y que llegaron a Ignacio a
dica tanto en el Ejercitatorio como en través de las obras de Cisneros. Esta
el Compendio para adentrarse en la interpretación no contradice, sino
primera etapa de la vida espiritual, que más bien aclara afirmaciones
que es la vía purgativa. En la Auto- como la de Laínez: "Cerca de este
biografía se lee que el peregrino "se tiempo hizo confesión general de
determinó estar algunos días, y toda su vida y vino, cuanto a la sus-
también notar algunas cosas en su tancia, en estas meditaciones que
libro, que llevaba él muy guardado, decimos Ejercicios" (FN I 82); y Ri-
y con que iba muy consolado" [Au badeneira: "En este mismo tiempo
18]. Ya hemos mencionado la exis- [...] escribió el libro que llamamos
tencia de este cuaderno. Lo que Ejercicios Espirituales" (Vida, lib. 1,
ahora anotaría serían las sugeren- cap. VIII; FN IV, 135). Es como si Ig-
cias que aparecían en el Compendio y nacio se hubiera subido sobre los
que le estaban siendo útiles para su hombros de un anciano y hubiera
oración. En el Compendio podía ha- podido dar un salto gracias al so-
llar pautas distribuidas en ejercicios porte que le sostenía, en la medida
meditativos a lo largo de seis sema- que en las cuatro Semanas de los
nas: una para cada vía (purgativa, Ejercicios están incorporadas las
iluminativa y unitiva); otra para la tres vías clásicas de un modo nue-
vida de Jesús; otra para su pasión, vo: Primera Semana-Vía Purgativa
muerte y resurrección; y una sexta [Ej 10]; Segunda Semana-Vía Ilumi-
semana en la que se condensaban nativa [Ej 10], donde se busca el co-
las pautas anteriores, presentadas nocimiento interno del Señor y el
en un punto para cada salmo de las discernimiento de la propia llama-
siete horas canónicas del día (maiti- da; Tercera y Cuarta Semanas-Vía
nes, laudes, horas tercia, sexta y no- unitiva, dirigidas aquí hacia el cora-
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zón, la acción y la contemplación Arte para servir a Dios (1520) de Al-


del mundo. Así, el carácter ascen- fonso de Madrid y el Tercer Abeceda-
dente de la espiritualidad monásti- rio (1527) de Francisco de Osuna.
ca se trasforma en un descenso ha- Ambas obras llegaron años más tar-
cia la historia y el mundo por medio de a manos de Sta. Teresa (cf. Vida,
del discernimiento de la llamada- caps. 12 y 22). El Arte para servir a
elección y de la identificación con el Dios fue editado por segunda vez
Señor pobre y humilde. en la imprenta de Miguel de Eguía
3. Período de consolidación y de el mismo año en que Ignacio se en-
formación teológica: Barcelona, Alcalá, contraba en Alcalá (1526). Esta obra
Salamanca y París (1522-1535). Sabe- está estructurada en tres tiempos: el
mos que Ignacio empezó ya a dar conocimiento de uno mismo; la
algunor ejercicios a diferentes per- imitación de Cristo y la transforma-
sonas durante su estancia en las di- ción en Dios por el amor. Nótese la
versas ciudades españolas (cf. [Au semejanza estructural con los £.,
57.60.64-68]). El texto se fue enri- aunque éstos tienen un ritmo cua-
queciendo por medio de la expe- ternario. De los años en París tam-
riencia creciente de darlos así como bién se puede seguir el rastro de
por las lecturas que iba haciendo. ciertas lecturas. Así, por ejemplo, la
En Barcelona, entró en contacto con expresión "consolación sin causa
los círculos lulianos. Es posible re- precedente" [Ej 330] pudo estar to-
conocer esta influencia en la aplica- mada de Dionisio el Cartujano, De
ción de las tres potencias [Ej 45] así discretione et exeminatione spirituum,
como en la aplicación de sentidos o bien de la Suma Teológica de To-
[Ej 121-125] (De Guibert 1925). Se- más de Aquino (I-II, q.9, 1.6 y
gún Batllori (1996), en el mismo cír- q.10.4). Asimismo, las Actas del Con-
culo pudo conocer la obra del teólo- cilio de Sens (1528-29) y la Respuesta
go francés de talante humanista, de la Facultad de Teología a Melanch-
Ramón Sibiuda (t 1436), Scientia li- ton (1535) podrían estar detrás de la
bri Creaturarum seu naturae et Scien- composición de las Reglas para
tia de homine (o el resumen de ésta sentir con la Iglesia [Ej 352-370],
obra, el Viola animae de Pieter Dor- aunque otros autores las retrotraen
land), la cual podría haber influido Alcalá y Salamanca, a partir del
en la redacción del PF y la CAÁ. En Edicto de Toledo (1925) promulgado
Alcalá y Salamanca incorporó ele- contra los Alumbrados. Todo ello
mentos de Erasmo y Pedro Lom- no son más que pistas e indicios de
bardo, lo cual se puede ver refleja- la lenta sedimentación de un texto
do también en el PF y en la que no era para ser leído por los
meditación de Dos Banderas. Igna- ejercitantes, sino para pautar al que
cio debió de conocer la obra de iba a darlos. Del final de este perío-
Erasmo a través de sus relaciones do se conserva el texto que Ignacio
con Miguel de Eguía [Au 57], el (o tal vez Fabro) dio al inglés John
cual imprimió El manual del Caballe- Helyar (1535), en el cual ya se ha-
ro cristiano (Enchiridion militis chris- llan presentes la mayoría de los ele-
tiani) dos años consecutivos (1525 y mentos fundamentales.
1526). Rotsaert (1982) menciona 4. Período final: Italia (1536-41).
otras posibles lecturas cercanas a Corresponde a estos años la gesta-
los recolectónos franciscanos, los ción de las últimas piezas y la revi-
cuales no estaban lejanos del círcu- sión acabada del texto. Bakker
lo de los alumbrados, tales como el (1995) considera que lo más esen-
689 ejercicios espirituales: el texto

cial de las Reglas de discernimiento ta segunda versión latina supone


de la Segunda Semana [Ej 328-336] un mejoramiento de estilo respecto
son posteriores a 1536, ya que ex- de la primera. Sin embargo, la Vul-
presiones como "tentación bajo es- gata nunca se ha considerado la
pecie de bien" [Ej 10] y las corres- versión definitiva, sino que siempre
pondientes sutilidades de los ha sido cotejada y remitida al Autó-
engaños del maligno sub angelo lu- grafo. Para lograr que se despejaran
cís [Ej 332] no aparecen en el ma- las sospechas de iluminismo que
nuscrito de Heylar ni en la carta a caían sobre el texto, los E. obtuvie-
Teresa Rajadell fechada el 18 de ju- ron la aprobación papal mediante
nio de 1536 [Epp I, 99-107]. Esta el Breve "Pastorales officii cura", el
nueva incorporación se debería 31 de julio de 1548, gracias a la me-
probablemente a la lectura de los diación del entonces Duque de
Sermones sobre el Cantar de los Canta- Gandía Francisco de Borja. Aquel
res de S. Bernardo hecha en Venecia mismo año se imprimieron 500
(1536-1537). Se puede conjeturar ejemplares de la Vulgata pagados
también que durante su estancia en por el mismo Borja. La versión cas-
esta ciudad incorporó más anota- tellana no fue publicada hasta 1615
ciones, redactó la versión definitiva por el temor que aún despertaban
de PF, ordenó los Misterios de Cris- en España los métodos espirituales
to en el anexo final [Ej 261-312] e in- que propiciaran una experiencia
cluyó las Reglas para ordenarse en personal y "directa" de Dios.
el comer [Ej 210-217]. Por la corres-
pondencia del último período, en el Javier MELLONI, SJ
que diversos compañeros escriben
pidiendo las últimas novedades del
/ hoyóla, Mantesa, Montserrat, París, Roma.
texto [Epp Mixtae I, 22.29; MXav I,
47], en Roma acabaría de redactar Bibl.: AA.VV., Las fuentes de los Ejercicios Es-
las Reglas de discreción de espíri- pirituales de San Ignacio (Simposio Interna-
tus de la Segunda Semana [Ej 328- cional, Loyola septiembre 1997) (PLAZAOLA,
J. ed.), Mensajero, Bilbao 1998; BAKKER, L.,
336], las Notas para sentir y enten-
Libertad y experiencia, M-ST, Bilbao-Santan-
der escrúpulos [Ej 345-351] y der 1995, 127-189; BATLLORI, M., "Sibiuda,
acabaría por perfilar las Reglas "pa- Loiola i Montaigne. En les reformes religio-
ra el sentido verdadero que en la ses al segle XVI", Obra completa VI, Editorial
Iglesia militante debemos tener" [Ej 3 i 4, Valencia 1996, 207-220; GUIBERT, J. DE,
352-370]. "La méthode des trois puissances et Y Art de
Contemplation de Raymond Llull", RAM 6
5. Textos. El documento referen- (1925) 367-378; MELLONI, J., LOS Ejercicios en
cial es el llamado texto Autógrafo, la tradición de Occidente, EIDES 23, Barcelona
versión castellana conocida bajo es- 1998; Breve Compendio de Ejercicios (MELLONI,
te nombre no porque esté escrita J. ed.), BAC, Madrid 2006; NICOLAU, M.,
"Origen de los Ejercicios de San Ignacio" (I-
por la mano directa de Ignacio, sino II), Man 164 y 165 (1970) 279-294.377-396;
porque contiene 33 correcciones in- ROTSAERT, M., L'originalité des Exercices Spiri-
troducidas por él. Algunas de ellas tuels d'Ignace de Loyola sur Varriere fond des re-
pasaron a la primera traducción la- nouveaux spirituels en Castille au debut du
tina en 1541 (Versio Prima, de la cual XVIéme siécle, CIS, Roma 1982; Ruiz JURADO,
se conservan dos copias, Pl y P2). M., "Hacia las fuentes del Principio y Fun-
Otras de las correcciones sobre el damento de los Ejercicios", Greg 58 (1977)
727-754; ID., "El texto de los Ejercicios de
Autógrafo llegaron al texto latino San Ignacio", Man 69 (1997) 171-186; WATRI-
oficial (Vulgata), traducido por An- GANT, H., La genése des Exercices, Extrait des
drés des Freux entre 1546-1547. Es- Études, Amiens 1897.
ejercicios espirituales: método 690

B. MÉTODO Y TEOLOGÍA 71]. Hay que destacar la maestría


Los innumerables estudios que de Ignacio al colocar, como pórtico
se han hecho sobre el libro de los E. de entrada de su libro, lo que él
se han fijado preferentemente en su mismo titula PF [Ej 23], pues en él
dinámica externa, o en su polo ob- presenta, en apretada síntesis, los
jetivo, conscientes de que cuanto hitos-experiencias fundamentales
más y mejor se conozca éste -en sus de todo el camino.
múltiples facetas- tanto más ade- 1.1. La condición de criatura. Esta
cuada será la experiencia, ya sea del consideración sintética que se le
que los da como del que los recibe. presenta al ejercitante pivota única
Ello ha supuesto no sólo un mejor y exclusivamente en Dios, hacia el
conocimiento de los E., sino un me- cual, se le dice, tiene que "tensar"
jor modo de darlos y un mejor mo- todo su ser, todas sus energías para
do de hacerlos. De ahí que, al ha- aceptar, en primer lugar, la distan-
blar ahora de su dinámica interna, cia que le separa de El, asumiendo
de su proceso espiritual interno, no su condición de criatura y, por tan-
podamos hacerlo prescindiendo de to, de dependencia absoluta; y en
la externa, como si fueran dos diná- segundo lugar, para descubrir sólo
micas separadas, sino siendo plena- en Él, como Creador y Señor, la
mente conscientes de su íntima re- fuente de donde dimana el sentido
lación. La novedad está en el punto pleno de su existencia, que no es
de mira, fijándonos más explícita- otro que el amor incondicional de
mente en la experiencia espiritual Dios hacia él. Esta consideración se
que el ejercitante va haciendo, o a la convierte en una primera llamada
que es convocado, por el minucioso provocativa y suscitadora de una
itinerario objetivo que se le invita a primera reacción-respuesta, tam-
recorrer. Por tanto, se trata primor- bién fundamental, consistente en
dialmente de una reflexión sobre el querer vivirse enteramente abierto
itinerario espiritual que va hacien- al misterio de Dios, más que optar
do el ejercitante, de los caminos in- por vivirse desde sí mismo y para sí
ternos que se le van abriendo y por mismo. En definitiva, la aceptación
los que se va iniciando y adentran- incondicional de esa dependencia
do en el Misterio de Dios, tal y co- amorosa de su Criador y Señor, le
mo es presentado por Ignacio en su llevará a asumir esa famosa trilogía
libro. Tal es la perspectiva que abor- de actitudes fundamentales presi-
damos aquí, en la línea de lo que didas por el "para" -la alabanza, la
hoy se denomina "mistagogía" de reverencia y el servicio-, expresio-
los E., un modo de acercarse a los E. nes, las dos primeras, de la trascen-
que va siendo cada vez más fre- dencia de Dios y, la tercera, de su
cuente y rico. Metodológicamente, inmanencia.
iremos colgando nuestras conside-
1.2. La actitud de indiferencia.
raciones de los principales soportes
Una segunda consideración se le
objetivos en los que se sostienen los
muestra al ejercitante. Tendrá que
momentos más significativos de los
aprender a descubrir el sentido de
E., y, por tanto, de la experiencia
un segundo "para", ahora aplicado
personal que a través de ellos va
a las cosas creadas. Tendrá que
haciendo el ejercitante.
aprender a relacionarse con ellas
1. Primer soporte: Principio y desde la finalidad que ellas mismas
Fundamento [Ej 23] y pecado [Ej 45- tienen, por ser también criaturas de
691 ejercicios espirituales: método

Dios, y por tanto, a usarlas o no En medio de este panorama tan


usarlas como "criaturas-puente" y sombrío que tiene delante, repre-
no como "criaturas-término". Para sentado en los relatos del pecado
resituar adecuadamente todo lo metahistórico (ángeles-soberbia [Ej
creado, el ejercitante tendrá que 50]), del pecado histórico (Adán-Eva
elaborar en su interior esa disposi- [Ej 51]: autodivinización), del peca-
ción por la cual no quiera ni desee do particular de cada uno (primer
más que lo que quiera y desee el ejercicio [Ej 52]) y de su propio peca-
Amado, la indiferencia, o la libertad do (segundo ejercicio [Ej 55-61]) ten-
interior de no sentirse atrapado por drá que descubrir por gracia al ico-
nada. Libertad "de" como condi- no de la misericordia, que no es otro
ción sine qua non para la libertad que el Cristo en cruz presentado en
"para" que irá descubriendo a lo el coloquio del primer ejercicio [Ej
largo de todo el recorrido. La ima- 53], ante el cual se recupera el autén-
gen del atleta, en plena tensión y tico diálogo y las auténticas pregun-
concentración de todas sus energí- tas que le resitúan en la nueva vida
as, imaginándose en un instante to- de pecador perdonado. Podrá ahora
dos los detalles de su recorrido, an- reconstruirla desde una actitud po-
tes de escuchar la señal de salida, se sitiva que brota del agradecimiento
asemeja mucho a la actitud provo- a quien ha dado su vida por él. De lo
que por su pecado no había hecho
cada por el PF en el ejercitante, a las
por Cristo, podrá ahora proyectar su
puertas ya de esa carrera interior
vida en hacerlo todo por Él. Paso, en
que se dispone a correr a lo largo
definitiva, del "soli-loquio" en el
del Mes de Ejercicios.
que se veía envuelto por el pecado
13. La experiencia del pecado [Ej al "co-loquio" (con Cristo) por el
45-65]. Para recorrer el camino inte- que recupera la comunión con Dios.
rior diseñado en el PF y mantener 2. Segundo soporte: La meditación
permanentemente a punto la mira- del Rey o la atracción por Cristo [Ej 91-
da fija en Dios y el corazón en plena 98]. A través de las meditaciones so-
sintonía con Él, el ejercitante tendrá bre el pecado, el ejercitante ha teni-
que pasar por la prueba de fuego de do la oportunidad de verificar en su
soltar todo el lastre acumulado en su propia carne la condición indispen-
historia personal por esa realidad sable que Ignacio pone al formular
que llamamos "pecado". Tendrá que el fin que se pretende con los ejerci-
descender a los infiernos de la histo- cios, que no es otro que el de "bus-
ria y de su propia historia, destino car y hallar la voluntad de Dios en
anunciado para todo aquél que vive la disposición de su vida" [Ej 1]. Esa
su vida replegándose sobre sí mis- condición que alude a la necesidad
mo, no viendo otro camino ni otro imperiosa de quitar previamente de
horizonte que el proyectado por su sí todas las afecciones desordenadas
propia sombra. Ese camino de per- [Ej 1.21]. Si a través de la experien-
dición tiene también sus hitos, con cia del pecado y del perdón ha po-
nombres y apellidos concretos, con dido reconocer cómo todos sus afec-
raíces y comportamientos concretos, tos estaban convocados en torno a sí
que el ejercitante tendrá que conocer -para su propio provecho y satisfac-
a fondo para descubrir su maldad y ción-, ante la meditación del Rey [Ej
su perversidad y así volver al autén- 91-98] irá experimentando la posibi-
tico estado de creaturidad diseñado lidad de convocar todos sus afectos
en el PF. -ya ordenados- en torno a la atrae-
ejercicios espirituales: método 692

ción que la llamada de Cristo va a do su capacidad receptiva. En con-


ejercer sobre él. Ahora el camino traste con la meditación, la contem-
-su propio ser- está expedito para plación es más pasiva que activa.
poder escuchar prontamente otra De esta manera, el ejercitante se va
voz y para poder movilizar todas iniciando -adentrándose- en el
sus energías en la dirección que ella Misterio más que por lo que él ha-
le marque. Que esa voz ha sido es- ce, por lo que es hecho, más que
cuchada y que ha movilizado en po- por lo que él mira, por lo que es mi-
sitivo todos sus afectos se compro- rado. No se trata en todo esto de
bará en la oblación de mayor estima una especie de juego de situaciones
y momento que hará ante el "eterno o de estrategias. En este momento
Señor de todas las cosas" [Ej 98]. en que se adentra en las contempla-
Una oblación que asume los ele- ciones de los misterios de la vida de
mentos aparentemente más absur- Cristo, lo primero que experimenta
dos -injurias-vituperios-pobrezas- en sí es la capacidad receptiva - d o -
(el llamado movimiento kenótico de cilidad-disponibilidad- que se ha
Cristo), pero que él va aprendiendo ido creando en él y que le permite
a integrar en su deseo de imitarle irse situando internamente de un
("que yo quiero y deseo y es mi de- modo cada vez más adecuado para
terminación deliberada") y desde la iniciarse en el secreto que cada mis-
consciencia de que más que elegir él terio encierra.
ese modo de seguirle, ha sido elegi- Ignacio describe con todo deta-
do ("queriéndome vuestra santísi- lle las dos primeras contemplacio-
ma majestad elegir y recibir en tal nes -la de la Encarnación [Ej 101-
vida y estado") experimentando, 109] y la del Nacimiento [Ej
así, el elemento pasivo que encierra 110-117]- que servirán de pauta pa-
toda gracia. Pero la transformación ra todas las demás. En el escenario
de los deseos y de los afectos es ta- en el que sitúa al ejercitante a través
rea lenta, por no ser tarea fácil. De de los tres preámbulos, de los tres
ahí que la Segunda Semana esté de- puntos y del coloquio, hay que des-
dicada a dicha transformación a la tacar, en primer lugar la petición
luz de la contemplación de los Mis- que marca el fruto que ha de conse-
terios de la vida del Señor. guir: el conocimiento interno del Se-
3. Tercer soporte: Contemplacio- ñor para más amarle y seguirle [Ej
nes de la Segunda Semana [Ej 101- 104]. Ésta será la dinámica interna
168]. El acceso al Misterio de Cristo de todas las contemplaciones: el co-
Jesús -al secreto último de su vida- nocimiento interno que le moviliza
se hace a través de la contempla- hacia el seguimiento. En segundo
ción de los misterios de su vida- lugar, el modo de acceder a este co-
muerte-resurrección. Misterios que nocimiento: haciéndose presente al
se van contemplando a lo largo de misterio que contempla -"como si
la Segunda, Tercera y Cuarta Sema- presente me hallare" [Ej 114]- desde
na. Se da una relación muy directa las actitudes que mejor sintonizan
entre el Misterio y la contempla- con aquello que es contemplado. Si
ción, siendo ésta más una actitud lo que él ve, mira y considera es el
que un método. Es el modo -en cla- misterio del Dios encarnado, todo
ve de receptividad- como el ejerci- lo que rodea a esa encarnación vie-
tante se sitúa ante el Misterio, de tal ne envuelto en humildad y pobreza.
manera que éste se le irá revelando Por tanto, su presencia ante el Mis-
más y más cuanto mayor vaya sien- terio no puede ser otra que la de la
693 ejercicios espirituales: método

humildad - " u n pobrecito y esclavi- la bandera de Cristo. La particulari-


to indigno"-, la del servicio -"sir- dad de esta bandera es que se disfra-
viéndoles en sus necesidades"- y la za-solapa sub angelo lucís, es decir,
del acatamiento y reverencia -"con ofreciéndose como la auténtica ban-
todo acatamiento y reverencia posi- dera de Cristo. De ahí la importan-
ble". Y, en tercer lugar, la importan- cia de la petición para descubrir los
cia del reflectir para sacar algún pro- engaños que se encierran en una
vecho espiritual. Reflectir, es decir, oferta aparentemente tan sugerente
acoger el reflejo que la contempla- y atractiva. Tendrá, por tanto, que
ción ha dejado en el corazón del comparar una con otra para descu-
ejercitante. Tomar conciencia del re- brir los rasgos que caracterizan a los
flejo que lo contemplado va dejan- dos personajes que las lideran (Cris-
do en su interior, dejándose trans- to y Lucifer), los diferentes contextos
formar por ello y provocando aquel en que se mueven, las distintas invi-
conocimiento íntimo que se con- taciones que hacen, los destinatarios
vierte en amor y seguimiento. de las mismas, las tretas que utili-
3.1 Dos Banderas [Ej 136-147]. A zan, las dinámicas que desencade-
partir del cuarto día Ignacio inter- nan... Todo para descubrir que la
cala las contemplaciones de los dinámica de la bandera de Cristo
misterios con las meditaciones de nunca pretende alimentar a su ego
Banderas, Binarios y Maneras de para introducirle en una especie de
Humildad. Empieza, por así decir, escalera ascendente -codicia de ri-
todo un despliegue de experiencias quezas, vano honor, soberbia- (di-
encaminadas directamente a la elec- námica del orgullo), sino en una
ción. El punto de enganche sigue dinámica totalmente opuesta, des-
siendo el mismo: seguir familiari- cendente, caracterizada por la po-
zándose e identificándose con Aquél breza, la descalificación y la humil-
que en los relatos de los misterios es- dad (dinámica del despojo). Esta
tá, como Misterio, al fondo de los dinámica de Cristo no es nueva
mismos, con la pretensión de que el para el ejercitante y en estos mo-
amor y el seguimiento se vayan for- mentos de su experiencia le resulta
taleciendo más y más. Amor y se- ya hasta familiar. Lo nuevo está en
guimiento revestidos de la imagen la necesidad urgente que tiene de
de Aquél que se viene pacientemen- iluminar su entendimiento para
te contemplando, y que persistente- poder distinguir una dinámica de
mente va siempre caracterizada con la otra, sobre todo en el momento
el distintivo de la humildad y la po- de la elección donde ambas pue-
breza, que ocultan, a la vez que des- den hacerse presentes con una
velan -identificándolo-, la auténtica fuerza especial.
imagen del Misterio. 3.2 Tres Binarios [Ej 149-157]. La
La meditación de Dos Banderas meditación de Tres Binarios confron-
[Ej 136-147] introduce en el ejerci- ta al ejercitante con una dimensión
tante una sospecha: la de que no hay fundamental de su propia persona,
sólo una bandera -la de Cristo-, con su mundo afectivo. La petición, co-
la que él mismo se ha ido identifi- mo ya es habitual, marca el fruto que
cando en el recorrido que ha venido se quiere conseguir: "Aquí será pedir
haciendo hasta este momento, sino gracia para elegir lo que más a gloria
que hay otra bandera -la de Lucifer- de su divina majestad y salud de mi
que está permanentemente al ace- ánima sea" [Ej 152]. Se parte de una
cho, ofreciéndose como alternativa a realidad fácilmente constatable: la li-
ejercicios espirituales: método 694

bertad está frecuentemente amena- los pecados se le invitaba a entrar


zada por los afectos. De ahí la impor- en los infiernos de su propia vida,
tancia de conquistar un cierto grado para liberarla hasta el fondo del las-
de madurez afectiva para que las de- tre acumulado por un vivirse sola-
cisiones, las opciones que se tomen mente desde sí y para sí -en la más
en cada momento -y de un modo es- radical soledad- para salir de ella
pecial en el momento de la elección- desde el descubrimiento de la mise-
puedan ser según Dios. Sintonizar ricordia de Dios para con él, el ter-
bien con la voluntad de Dios requie- cer grado de humildad le permitirá
re sintonizar bien con la propia liber- llegar hasta el fondo de sí mismo
tad-voluntad, eliminando todas las -ya plenamente iluminado y libera-
interferencias provocadas por los d o - para instalarse definitivamente
afectos desordenados. Esta experien- en la comunión plena con Dios (ter-
cia la irá haciendo el ejercitante al cer grado de amor). Desde ahí se vi-
hilo de la meditación de los Tres Bi- virá superando de nuevo toda lógi-
narios-tipos de personas. En su con- ca evangélica basada en el binomio
frontación con ellos, no sólo podrá ir ley-temor (primera manera) o en
reconociendo el momento en el que indiferencia-disponibilidad (segun-
se encuentra, sino que podrá descu- da manera) para entrar en la lógica
brir y verificar en su interior que de la ilógica evangélica, la de la lo-
cuanto más se acerque a la actitud cura de amor por Cristo, tan carac-
del tercer binario -la mayor renuncia terística de los que han sido arreba-
posible a su propio querer-, mayor tados por Él. También aquí se repite
será la manifestación del querer de el mismo leit-motiv: a mayor apertu-
Dios sobre él. Esta confluencia de vo- ra-vaciamiento de sí, mayor capaci-
luntades-quereres-libertades se hará dad para experimentar el amor ab-
imprescindible en el momento clave soluto de Dios, concretado en un
de la elección. De lo contrario, nunca vivirse 'Toco por Cristo" por el me-
se podría elegir adecuadamente se- ro hecho de que Cristo vivió así, lle-
gún Dios. El ejercitante experimenta- vando hasta el extremo -con un
rá, así, en su propia carne, el riesgo cierto aire de locura- el proyecto de
de la libertad -desposeyéndose de la Dios sobre Él. Ésta será, también, la
seguridad que da el instalarse en el mejor disposición para poder en-
propio querer-, para arriesgarse a contrar la voluntad de Dios en el
poner su seguridad sólo en Dios. momento decisivo de la elección.
3.3 Tres Maneras de Humildad [Ej 4. Cuarto soporte: La elección [Ej
164-168]. Al situar Ignacio esta con- 135.169-189]. Ignacio ha configura-
sideración sobre las Tres Maneras do un auténtico tratado sobre la
de Humildad ya a las puertas de la elección [Ej 169-188] en el que se in-
elección, lo que pretende es que el cluye: a) el preámbulo [Ej 169]; b)
ejercitante recorra todo el camino las cosas de las que se debe hacer
preparatorio para la misma y se co- elección [Ej 170-174]; y c) los tres
loque definitivamente allí donde tiempos [Ej 175-188]. El desarrollo
Dios le espera: en el espacio plena- de cada uno de estos títulos forma
mente abierto de su interior -tercer el armazón objetivo de la elección.
grado de humildad, abajamiento, En este momento crucial de los E.
despojo-, espacio vacío de sí para seguimos poniendo nuestra mirada
ser rebosantemente plenificado por en la experiencia espiritual que el
el amor infinito de Dios (tercer gra- ejercitante va haciendo a lo largo de
do de amor). Si en la meditación de los mismos.
695 ejercicios espirituales: método

4.1 El preámbulo es una síntesis díate" eclesial, no como dos expe-


de muchas cosas que el ejercitante riencias paralelas sino auténtica-
ya ha tenido tiempo de interiorizar. mente complementarias.
Lo único que se le pide ahora es 4.3. Finalmente, en los tres Tiem-
que ponga a punto lo mejor de sí pos para hacer elección se le ofrecen
para hacer una sana y buena elec- tres extraordinarias posibilidades de
ción. Con la expresión "el ojo de crecer y madurar en la experiencia
nuestra intención debe ser simple" de Dios y en las disposiciones que
[Ej 169], con la que se inicia el pre- se requieren por su parte para ha-
ámbulo, Ignacio resumirá toda su llar su voluntad. Son tras maneras a
doctrina sobre el fin y los medios través de las cuales Dios le sale al
anunciada ya en el PF. El momento encuentro con la única pretensión
de la elección para el ejercitante es amorosa de manifestarle su volun-
el lugar privilegiado para ponerlo tad. Los tres apuntan a la misma
en práctica en lo concreto de su vi- experiencia: a la unión profunda de
da. Si ha de elegir algo (el estado de Dios con el corazón del ejercitante,
vida), lo que se elige no debe eclip- pero por caminos diversos. El pri-
sar la flecha a la que apunta, el ser- mero [Ej 175] enfatiza la absoluta li-
vir, a través de lo elegido a Dios bertad de Dios para comunicarse
nuestro Señor. ¿No ha venido ya con su criatura, sin más exigencias
purificando su mirada -su corazón- ni condicionamientos por parte de
desde el principio de los Ejercicios? ésta que el que "esté ahí", como tes-
¿No están sus deseos, su libertad, tigo y como receptáculo para asu-
su voluntad y sus sentimientos su- mir su presencia iluminadora. El se-
ficientemente transformados como gundo [Ej 176] pone en juego, en el
para que su mirada pueda estar cla- ejercitante, su capacidad de bús-
vada únicamente en el fin para el queda a través del mecanismo espi-
que ha sido criado, sin que nada se ritual del discernimiento de las al-
interponga en su camino? Es, por ternancias afectivas que en él se
tanto, el momento de la elección un producen, en clave de presencias
auténtico test sobre el momento es- (consolaciones) y de ausencias (de-
piritual en que se encuentra el ejer- solaciones), para aprender, así, a
citante y que sin duda podrá expe- poner nombre a unas y a otras y re-
rimentar en clave de confianza y de accionar adecuadamente ante ellas.
seguridad por haber aprendido ya El tercer tiempo -o tiempo tranqui-
a ponerse enteramente en las ma- l o - [Ej 177] apunta en la misma di-
nos de Dios, ya que nada de lo que rección. Es el ejercitante el que, por
ha sido conseguido hasta ahora la situación espiritual-anímica en
puede explicarse sin Él. que se encuentra, tendrá que poner
4.2 De las cosas de las que se debe en funcionamiento otros resortes:
hacer elección conviene destacar el una mayor actividad por su parte
marco eclesial en el que las sitúa Ig- para emplear sus potencias natura-
nacio, la primera vez que, de un les, memoria-entendimiento y vo-
modo explícito, aparece esta di- luntad, iluminadas por la fe al ser-
mensión en lo que llevamos de vicio de la búsqueda de la voluntad
Ejercicios. Es interesante subrayar de Dios. A través, por tanto, de las
esta alusión a la Iglesia, cargada de tres búsquedas - d e los tres tiem-
sentido, pues el ejercitante tendrá p o s - el ejercitante experimentará
que aprender a conjugar en su vida tres maneras de ser encontrado por
el "inmediate" con Dios con el "me- Dios de cara a la opción fundamen-
ejercicios espirituales: método 696

tal de su vida, convirtiéndose ésta "Dolor con Cristo doloroso, que-


en una fusión perfecta entre el esti- branto con Cristo quebrantado..."
lo de vida que Dios ha ido impri- [Ej 203]. La segunda, como tiempo
miendo en él -el estilo de vida de de confirmación, tal y como lo afir-
Jesús- y el estado de vida en el que ma el Directorio Oficial: "En esta
en estos momentos se encarnará di- Tercera Semana se consolida y rea-
cho estilo. firma la elección ya hecha a una
Para finalizar este apartado es mejor vida, y la voluntad de servir
conveniente hacer una breve alu- a Dios, poniendo ante los ojos tal y
sión a la "reforma de vida" presen- tan grande ejemplo, como es la Pa-
tada por Ignacio [Ej 189] para el ca- sión del Señor y Salvador nuestro"
so en el que ya se haya hecho ya la [D33.34.43, 240]. La contemplación
elección del estado de vida. Es un de la Pasión se convierte así, para el
pequeño tratado, pero muy impor- ejercitante, verdadera prueba, pues
tante, para enmarcar esta posible si- entrar y participar en la kénosis de
tuación del ejercitante, en el que se Cristo, con las actitudes-virtudes
pretende que viva - d e un modo que ésta lleva consigo -ahora en la
permanentemente renovado- el es- contemplación y después en la vi-
tado de vida en el que ya se en- da-, no sólo pone a prueba su capa-
cuentra, siendo apercibido de que cidad para compartir dicha pasión,
"tanto se aprovechará en todas co- sino también su capacidad para pu-
sas espirituales, cuanto salga de su rificar su imagen de Dios, ahora
propio amor, querer e interés", ex- que parece esconderse tras la noche
presión con la que finaliza este pe- oscura que está atravesando Jesús
queño tratado. hasta su muerte.
5. Quinto soporte: La contempla- 6. Sexto soporte: La contempla-
ción de la Pasión del Señor [Ej 190- ción de la resurrección del Señor [Ej
209]. Hasta este momento de los 218-229]. Las contemplaciones de
EE, el ejercitante ha ido viviendo los misterios de la resurrección del
más y más un proceso de configu- Señor tienen para Ignacio un valor
ración con Cristo que le ha ido dis- objetivo incuestionable, si nos ate-
poniendo para situarle en el lugar nemos al número de contemplacio-
adecuado para hallar la voluntad nes -catorce- que le propone al
de Dios en la disposición de su vida ejercitante. En el desarrollo de las
(elección). Pero el proceso y, por mismas -poniendo como modelo
tanto, su experiencia espiritual, to- la primera a su m a d r e - se destaca
davía no ha terminado. Precisa- la novedad de la experiencia que
mente, la Tercera Semana, la con- está llamado a hacer a través de los
templación de la Pasión del Señor, efectos de la misma. Uno de ellos
tiene la finalidad de seguir avan- viene formulado en el punto cuarto
zando en el proceso en una doble y se refiere a la consideración de
dirección complementaria. La pri- cómo la divinidad, que parecía ha-
mera, como tiempo de una mayor berse escondido en la Pasión, "apa-
identificación con Cristo -con su ké- rece y se muestra ahora tan mira-
nosis-, concretando a través de su culosamente" [Ej 223]. El otro,
contemplación la distancia que to- cuando en el punto quinto invita a
davía pueda existir -y que, de he- "mirar el oficio de consolador que
cho, siempre existirá- entre Él y el Cristo nuestro Señor trae" [Ej 225].
ejercitante. De ahí la persistente in- A través de estas dos experiencias
sistencia de Ignacio en los "con": -la de la divinidad que se muestra
697 ejercicios espirituales: modalidades

en la humanidad resucitada de pio 'Tomad Señor..." [Ej234]. Fina-


Cristo y la del gozo compartido lizará así la experiencia espiritual de
con Él- el ejercitante comprobará los E. en clave de totalidad, de pleni-
en su propia carne cómo el recorri- tud, en una especie de abrazo amo-
do kenótico al que ha sido poco a roso que tendrá que seguir mante-
poco incorporado por Cristo desde niendo en su vida diaria y que se
el comienzo de los E. encierra en sí constituirá en la fuente permanente
una doble promesa hecha ya reali- del amar y servir en todo: "En todo
dad: una renovada imagen de Dios amar y servir" [E/233].
y una vida nueva a la que le es con-
sustancial la alegría y el gozo. De Albino GARCÍA ESTÉBANEZ, SJ
este modo, la experiencia de la Re-
surrección deja al ejercitante plena- Z1 Cuarta Semana, Espiritualidad Ignaciana,
mente transformado en su mirada Espíritus, Ignacio, Mística Ignaciana, Primera
y en su corazón para que pueda Semana, Segunda Semana, Tercera Semana.
adentrarse en la vida diaria con la
Bibl.: ARZUBIALDE, SV Ejercicios; CUSSON, Gv
capacidad de hallar a Dios en todas Experiencia personal del misterio de salvación,
las cosas, tal como quedará de ma- Apostolado de la Prensa, Madrid-Zarago-
nifiesto en el último eslabón -ya za 1973; ID., "Le paradigme des Exercices",
puente- de la CAÁ. CSIg 12 (1979) 275-278; DEMOUSTIER, A., Les
Exercices spirituels de Saint Ignace de hoyo-
7. Último soporte: La Contempla- la. Lecture et pratique d'un texte, Éditions Fa-
ción para alcanzar Amor [Ej 230-237]. cultes jésuites de París, París 2006; DIVAR-
La experiencia espiritual a la que es KAR, P., La senda del conocimiento interno, ST,
invitado finalmente el ejercitante en Santander 1984; DOMÍNGUEZ MORANO, C ,
esta contemplación no es otra que la Psicodinámica de los Ejercicios Ignacianos, M-
de la reciprocidad total. Reciproci- ST, Bilbao-Santander 2003; FESSARD, G., La
dialéctique des Exercices Spirituels d'Ignace de
dad que se mueve entre dos polos Loyola, Aubier, Paris 1956 y 1966; HAIGHT,
complementarios: el del don y el de R., "Theology and Ignatius's Spiritual
la ofrenda. En su conciencia ha de Exercises,'/ The Way Sup 70 (1991) 91-100;
quedar grabada para siempre una IPARRAGUIRRE, I., Ejercicios Espirituales. Co-
convicción -expresada en la peti- mentario pastoral, BAC, Madrid 1965; ID.,
ción- de que todo es don [Ej 233]. Vocabulario de Ejercicios Espirituales. Ensayo
Para ello tendrá que ir penetrando de hermenéutica ignaciana, OS, Roma 1978;
IVENS, M., Understanding the Spiritual Exer-
toda la realidad a través de los cua- cises, Cromwell Press, Wiltshire 1998; LE-
tro puntos que Ignacio le propone. WIS, ]., Conocimiento de los Ejercicios Espiri-
Así descubrirá que, en el interior de tuales de San Ignacio, ST, Santander 1987;
ella y a través de ella, Dios se le está MELLONI, ]., La mistagogia de los Ejercicios,
permanentemente comunicando a M-ST, Bilbao-Santander 2001; PLAZAOLA,
través de sus dones, con la intención JUAN (ed.), Las fuentes de los Ejercicios Espiri-
tuales de San Ignacio. Actas del Simposio In-
de querer darse-comunicarse Él mis- ternacional (Loyola, 15-19 septiembre 1997),
mo. El ejercitante descubrirá que Mensajero, Bilbao 1998; VÉALE, } . , "The Dy-
Dios no está ocioso, sino que está namic of the Exercises", The Way Sup 52
dando permanentemente vida, habi- (1985) 3-18.
tando y trabajando en toda la reali-
dad y en él mismo. Sobrecogido por
la sobreabundancia del amor de
Dios, él tendrá que poner todo de sí, C. MODALIDADES DE
disponerse plenamente para la re- EJERCICIOS
cepción total de la que brotará defi-
nitivamente su ofrenda total, su pro- L as m. de dar los Ejercicios Espi-
rituales son más cercanas hoy

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