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CIENCIAS AMBIENTALES

Las ciencias ambientales son una rama del conocimiento científico que busca
entender, de manera interdisciplinaria, el funcionamiento del ambiente, las
diversas formas en que lo afectamos y las estrategias que podemos implementar
para enfrentar tales efectos.
Las ciencias ambientales son una disciplina científica interdisciplinaria cuyo
principal objetivo es buscar y conocer las relaciones que mantiene el ser humano
consigo mismo y con la naturaleza. Implica un área de estudio multidisciplinario
que abarca distintos elementos como el estudio de problemas ambientales y la
propuesta de modelos para el desarrollo sostenible.
Las Ciencias Ambientales se encargan del estudio de las interacciones entre el ser
humano y los sistemas naturales bajo una perspectiva global.

CONCIENCIA ECOLÓGICA E INNOVACIÓNN LEGISLATIVA

La sensibilidad y el respeto hacia la naturaleza y el pacifismo son algunas de las


características más notables que definen a la mayoría de jóvenes. En cuanto al
medio ambiente, uno de los factores que ha llevado a ese cambio de mentalidad
han sido, sin duda, las numerosas catástrofes ecológicas que se han producido en
diversas partes del mundo y cuyas repercusiones sobre el propio bienestar
humano han superado auténticos aldabonazos para todas las conciencias. cabe
citar la erosión favorecida directamente por las actividades humanas y la
desertización creciente que de modo indirecto provocan esas actividades , la
contaminación química e industrial, el desastre nuclear de Chernobyl y los
numerosos incidentes en centrales nucleares, el hundimiento de los petroleros
Exxon Valdez y Prestige, la lluvia ácida, la paulatina desaparición de las reservas
pesqueras, la caza y consecuente extinción de las ballenas, el empobrecimiento y
desaparición de muchos biomas y la pérdida de su riqueza biológica, como sucede
por ejemplo en las pluvisilvas tropicales, fuente de biodiversidad, y que se ven en
grave trance de desaparición por la presión humana.
La única alternativa en la que los expertos están de acuerdo es en la de gestionar
y conservar de modo paralelo la naturaleza. Únicamente una gestión preocupada
y consciente por la conservación, en sus principios inspiradores y en las
herramientas que utilice, puede asegurar un desarrollo sostenido, o sea, bienestar
para todos los habitantes del planeta. Eses bienestar es compatible con la
conservación de la biósfera, evitando así el cataclismo y legando a las
generaciones venideras un planeta apto para la vida.
La globalidad es una característica de nuestros tiempos. El crecimiento
demográfico, la expansión de los medios de transporte y las comunicaciones han
hecho realidad el concepto de “el mundo es un pañuelo”. Del mismo modo, la
biósfera puede considerarse como un ecosistema único del que proceden todos
los recursos, tanto inorgánicos como orgánicos, y al que han de devolverse, una
vez reciclados, todos los desechos de nuestra civilización.
Un reto tan formidable plantea la necesidad de llevar a cabo numerosas
innovaciones, entre ellas, las de tipo legislativo. La realidad y la práctica cotidiana
demuestran que el agua y el aire son dos de los medios que con mayor intensidad
sufren los efectos de las sociedades industrializadas. Ante la evidencia de los
hechos, la única posible salida es conseguir un cambio en la mentalidad de los
legisladores que permita salvaguardar la atmósfera y las aguas. Para que su
calidad resulte compatible con las necesidades humanas y las industriales.

LOS PRIMEROS MOVIMIENTOS ECOLOGISTAS

Los primeros movimientos conservacionistas de los que se tiene constancia


surgieron en estados unidos en el siglo XIX, a raíz de la dimensión de los
desastres sucedidos con especies emblemáticas, como la casi desaparición de los
bisontes americanos o la extinción de la paloma migratoria.
Estados Unidos promulgó una serie de medidas legislativas que se concretaron en
1872 con la nominación de Yellowstone, como primer parque nacional del mundo.
En e9000, los delegados de varios países firmaron un protocolo para la
preservación de la vida salvaje en el continente africano, que sirvió de punto de
partida para la Conferencia Internacional para la protección de la Fauna y la Flora
de ¨frica (Londres, 1933). En el acta final, firmada en 1936, se establecía la
creación de áreas protegidas, la regulación de la caza y del tráfico de trofeos y la
prohibición de determinadas técnicas cinegéticas. Pocos años después se
tomaron importantes medidas, como la aprobación en 1940, en Washington, del
acta final de la Convención para la protección de la naturaleza en estados Unidos,
que establecía y definía las reservas de vida salvaje y los parques naturales.
También ese mismo año se celebró en Denver una Conferencia Interamericana y
en Fontainebleau (Francia) se fundó la Unión Internacional para la Protección de
la Naturaleza (IUPN), que en 1957 cambió su nombre por el de Unión
Internacional para la Conservación de la Naturaleza y los recursos naturales
(IUCIN). Esto supuesto un paso adelante en la coordinación internacional de todo
tipo de iniciativa, especialmente gubernamentales.

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