Professional Documents
Culture Documents
Un encuentro casual con José Pablo Baraybar, fun- infinitas curvas de llanuras y praderas desiertas
dador y director del EPAF (Equipo Peruano de An- de ganados. Decenas de escolares bajan corrien-
tropología Forense) determinó mi colaboración do, desaliñados y apurados por llegar a la escuela
como fotógrafo en el viaje a Putis. Los miembros ubicada a más de dos horas a pie.
del EPAF, impulsados por un profundo sentido de En el trayecto, solo pienso que debo afinar mis
justicia, solidaridad y verdad, les devuelven a los sentidos y aprovechar la única hora que me dan
deudos de los lugares más olvidados del país la para realizar los retratos de este pueblo víctima
posibilidad de recuperar a sus muertos y realizar, de la guerra.
por fin, una ceremonia del adiós. Al final de la ruta, desde el mirador de Putis y
Viajar a Ayacucho en esta oportunidad simbo- con un paisaje semejante al mapa del Perú, me
lizaba el retorno a los orígenes del conflicto y, en lo narran la historia completa de la matanza. Con-
personal, la posibilidad de realizar una ofrenda. mocionados, vamos entrando en el corazón del
El 2 de septiembre de 2008, a las 5:00 horas, en pueblo, todo el tiempo tengo la sensación de estar
San José de Santillana, despertamos viendo la cruz acompañado pero no solo por los compañeros del
del sur que nos acompañó durante la noche. To- equipo.
mamos un desayuno muy ligero y emprendemos Nunca antes tuve tanta conciencia de lo que
la ruta en la combi asignada. El camino de tierra y significa la labor de un fotógrafo documental. Ha-
piedras, afirmado y de una sola vía, nos conduce cer un registro imparcial resulta difícil en momen-
hasta el destino final del viaje, el poblado despo- tos como este. Mi intención es registrar el vacío, el
blado de Putis. dolor, el duelo y el silencio pero también el reen-
En la combi nos encontramos José Pablo Bara- cuentro, la reconciliación, la esperanza y el espíri-
ybar, director del EPAF; Franco Mora, asistente fo- tu inquebrantable. A medida que avanzo por este
rense; Telésforo Huashuayo, asistente y encuesta- pueblo casi fantasmal, mil y una historias desfi-
dor; el chofer huamanguino y su novia selvática lan por cada escena que registro: los amaneceres,
de 16 años; y quien suscribe este texto. las familias, las jornadas de trabajo, el final del
La ruta de cinco horas nos muestra un paisaje día. Una neblina espesa comienza a esconder Pu-
serrano deslumbrante. Poblados rurales con es- tis, todavía me falta el encuentro con los deudos.
tablos vacíos, rodeados por bosques de piedras e El viaje recién ha comenzado.
Compañeros de viaje. De izquierda a derecha: Telésforo
Huayshuayo Ramos, colaborador de EPAF y músico de afición; José
Pablo Baraybar, director de EPAF; y Franco Mora, colaborador de
EPAF y estudiante de Antropología en la Universidad Católica.
La iglesia y la flor de la
cantuta. Dos elementos que,
como dice el huayno de
Telésforo Huayshuayo,
servían para albergar a los
muertos.
Piscigranja de la muerte. Se
llamó así a este lugar porque
los soldados que tenían su base
en Putis congregaron a la
comunidad para que excavaran
una supuesta piscigranja que
los beneficiaría. Todo ello solo
fue una excusa que dieron los
soldados para no tener que
excavar ellos mismos.
El juego de la vida. El juego de sapo, sobreviviente solitario y
testigo al mismo tiempo de que en Putis alguna vez hubo vida.