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TRASLACIÓN DE LA TIERRA

Tal y como hemos dicho al comienzo de este


artículo, todos los planetas giran en torno al
sol siguiendo la que es su órbita (una línea fija
que se repite cíclicamente). Este movimiento
se llama traslación o revolución. En el caso del
planeta Tierra, hay que decir que tarda un total
de 365 días y 6 horas en hacerlo, es decir, un
año (para ajustar en el calendario esas 6 horas
sobrantes se suman y cada 4 años hay un año
bisiesto de 366 días).
Durante el año que dura el movimiento de
traslación, la Tierra va variando su posición en relación al Sol, estando por etapas más
cerca o más lejos de él, lo que determina las características de las estaciones del año:
verano, otoño, invierno y primavera. Esto se debe dos factores:

 El primero, que la órbita es elíptica y no circular (es similar a un óvalo) y, por tanto, a
medida que se recorre es distinta la distancia que existe entre la Tierra y el Sol.
 En segundo lugar, a que el eje de rotación de nuestro planeta está inclinado y el resultado
es que un primero es un hemisferio (norte o sur) y luego el otro el que se encuentra más
expuesto a los rayos solares. Es por eso que cuando en el hemisferio norte estamos en
verano, en el sur se está en invierno y viceversa.

El movimiento de traslación se debe a la acción de la fuerza de gravedad, que es la


atracción entre cuerpos grandes o de gran masa, como el Sol atrae a la Tierra.
Existen cambios en las condiciones climáticas durante cada año, lo que origina las
estaciones del año. Por ejemplo, durante el verano del hemisferio norte la incidencia de
la luz y el calor es mayor que en el hemisferio sur. Los rayos del sol llegan en forma
directa en el hemisferio norte y en el hemisferio sur en forma inclinada, pues aquí la
incidencia de la luz y calor es menor, calentando en menor medida la superficie terrestre.

ROTACIÓN DE LA TIERRA

Pasamos al segundo movimiento del planeta tierra (y


del resto de los de nuestro sistema solar):
la Rotación.
La rotación consiste en que la Tierra gira sobre sí
misma, alrededor de su eje, una línea imaginaria que
va desde el polo norte al sur. Este movimiento se
hace en sentido Oeste-Este (el sentido contrario al
de las agujas del reloj). La rotación lleva 24 horas,
es decir, un día completo. Es lo que marca la
diferencia entre el día y la noche. Esto se debe a que
una parte del planeta queda expuesta a los rayos del
sol que la ilumina, mientras que la otra no los recibe
quedando a oscuras.
CUENTO DEL ELEFANTE VOLADOR “DUMBO”
Cuenta la historia que en un circo muy famoso, una
mamá elefante estaba a punto de recibir la llegada de
su pequeño hijo. Todo el circo estaba conmovido y
emocionado por ese acontecimiento.
Cuando el pequeño elefantito abrió sus preciosos ojos,
todos se emocionaron y felicitaron a la mamá. Pero de
pronto el elefantito estornudó tan fuerte que, sus orejas
se desenroscaron y todos pudieron ver el tamaño de
aquellas orejas. Así, pronto comenzaron a reírse del
pequeño elefante.
-No parece un elefante. Parece un monstruo– decían
algunas de las elefantes mientras se reían de él.

En ese momento el pequeño elefante comenzó a llorar. Su madre se enojó con ellos y les
pidió que retirasen. Así, a solas, la mamá con el pequeño elefantito le dijo: Tú te llamarás
“Dumbo”.

El circo llega al pueblo


Al día siguiente el circo llegaría a un pequeño pueblito para presentar su función. Todos
los animales colaboraron con el armado de la carpa del circo, incluso el pequeño elefante.
Por la noche se hizo la presentación de la función. Allí participaron todos mientras
desfilaban por la calle. Los últimos en aparecer en el desfile eran los elefantes y, al final
de éstos, se encontraba el pequeño Dumbo.
¡Dumbo estaba feliz! Caminaba con paso a prisa mientras finalizaba el desfile. Pero en un
momento él tropezó con sus orejas y se cayó al piso. Unos niños se rieron y comenzaron
a tirar de sus enormes orejas. Su mamá, al ver aquella situación, se enojó con los niños y
los mojó con su trompa.
Cuando el dueño del circo vio el comportamiento de la mamá de Dumbo, no dudó en
encerrarla por un tiempo mientras el pequeño permanecía triste del otro lado de las rejas.
-¡Eres un monstruo!- le gritaban algunas elefantes que estaban cerca de allí.

No podía levantar su cabeza de la tristeza. Pero en ese momento apareció un ratoncito


llamado Timoteo que rápidamente defendió a Dumbo y espantó a los demás elefantes.

–Tus orejas parecen alas– le dijo el ratoncito a Dumbo – ¡Estoy seguro que puedes volar
con ellas! Pero Dumbo parecía no creerle demasiado a su nuevo amigo…

–Confía en mí- le dijo Timoteo- Ven, iremos a la montaña y practicaremos hasta que
aprendas a volar.

Así salieron para la montaña. Practicaron durante varios días pero Dumbo no conseguía
aprender a volar.
Una noche, estaban Timoteo y Dumbo durmiendo mientras él soñaba que volaba –¡Que
maravilloso sueño era este!– pensaba …

Al despertar por la mañana Timoteo se sorprendió al ver que él y Dumbo estaban en la


copa de un árbol. Luego de pensarlo por unos minutos Timoteo reaccionó y se dio cuenta
que Dumbo ¡había volado dormido!
-¡Dumbo, Dumbo. Has volado dormido!– le dijo.
En ese momento intentó volar despierto pero se cayó al piso. Unos cuervos que se
encontraban ahí le dijeron: –Toma esta varita mágica para que puedas volar–
Dumbo lo hizo y felizmente logró planear por toda la copa de los árboles.

Felices partieron hacia el circo a demostrarles a todos que Dumbo era un elefante que
podía volar.

Esperaron hasta la función de la noche y con el circo repleto de espectadores, Dumbo


desplegó sus alas y comenzó a volar.
Todos aplaudieron y lo felicitaron. Pero en ese momento se le cayó la varita mágica que
los cuervos le habían dado.
-¡No importa la varita mágica, tú
puede volar sin ella– le dijo Timoteo
desde abajo.

Dumbo cobró confianza en sí mismo y


pronto volvió a planear.

Todos felicitaron a Dumbo. Su mamá


salió de la cárcel y el circo cambió su
nombre al de “Circo Dumbo”
recorriendo así todo el país para dar a
conocer al único elefante volador del
mundo.

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