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Desde la biología de sistemas | 15 JUN 18

Efectos fisiológicos y psicológicos del estrés


La exposición sostenida a un agente estresor provoca cambios estructurales en la corteza
prefrontal, el hipocampo y la amígdala; deterioro cognitivo; y aumento de la resiliencia, de
la adaptación y de la sensibilidad a nuevos estresores
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Autor: Oken B, Chamine I, Wakeland W Fuente: Behavioural Brain Research 282:144-154,


Abr 2015 A Systems Approach to Stress, Stressors and Resilience in Humans
Resumen: El estrés induce la secreción de citoquinas, corticotropina y cortisol y
noradrenalina. La exposición sostenida a un agente estresor provoca cambios estructurales
en la corteza prefrontal, el hipocampo y la amígdala; deterioro cognitivo; y aumento de la
resiliencia, de la adaptación y de la sensibilidad a nuevos estresores.

Introducción

La ciencia de sistemas representa los estados fisiológicos del ser humano en un contexto
dinámico en el que existe la cuenca del atractor, que simboliza una situación o condición
saludable, susceptible de ser modificada, de manera aleatoria, por agentes estresores
(alteraciones intrínsecas o extrínsecas [factores ambientales]).
Los estresores ambientales significativos pueden provocar, en las personas con escasa
resiliencia, el desplazamiento del atractor, que implica la estabilidad psicológica, a un
estado en el cual el atractor representa una condición anómala, como el trastorno por estrés
postraumático (TEPT).

En contraposición, el sistema dinámico que representa a un individuo resiliente se


caracteriza por volver a la estabilidad psicológica luego de la alteración provocada por el
agente estresor. No obstante, si bien este sistema regresó a su estado inicial, la respuesta al
factor estresante puede desencadenar una modificación en su funcionamiento.

Dicha modificación comprende una menor capacidad para volver al estado saludable y
mayor sensibilidad a un nuevo agente estresor debido a que el sistema se ha desplazado a
una posición cercana a la cuenca de un atractor que implica condiciones anómalas o
presenta una cuenca del atractor (estabilidad fisiológica y psicológica) reducida.

Por su parte, el estrés de baja intensidad induce conductas necesarias o beneficiosas para
la vida del ser humano, como la búsqueda de alimento en respuesta al apetito o las
alteraciones ambientales que interpelan los procesos cognitivos a largo plazo.

Sin embargo, la experiencia de niveles significativos de estrés, que redunda en una


condición crónica de estrés psicológico o fisiológico, es contraproducente para el
funcionamiento del organismo, ya que aumenta la propensión a sufrir afecciones
cardiovasculares y trastornos psiquiátricos (trastornos de la alimentación, abuso de
sustancias, TEPT y alteraciones del sueño) y neurológicos (enfermedad de Parkinson y
esclerosis múltiple).

El objetivo de la presente revisión fue describir las consecuencias fisiológicas y


psicológicas del estrés.
Efectos del estrés en el organismo

Los sistemas implicados en la respuesta del cerebro al estímulo estresante son:


 el sistema inmunitario
 el eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal (HHS)
 el sistema nervioso autónomo (SNA), rama simpática (SNS)

Ante un agente estresor aumentan la frecuencia cardíaca y la presión arterial debido a la


estimulación del SNS por la activación de señales catecolaminérgicas en el sistema
nervioso central (locus cerúleo, noradrenalina, SNS).

Asimismo, en respuesta al estrés, se produce una mayor secreción de neurohormonas


hipotalámicas, como el factor liberador de corticotropina (hormona ACTH) y citoquinas del
sistema inmunitario. Los diferentes mensajeros químicos, liberados en respuesta al estrés
(noradrenalina, cortisol, ACTH y citoquinas), ejercen un efecto directo en el cerebro
mediante la interacción con sus receptores presentes en las diferentes estructuras nerviosas
(amígdala, corteza prefrontal e hipocampo), en lo que constituye un mecanismo de
retroalimentación que, con frecuencia, activa las señales inhibitorias.

Estos procesos comprenden la respuesta fisiológica al estrés, que se produce en conjunción


con la activación del sistema límbico y de la neocorteza, la cual modula el surgimiento de
emociones y recuerdos de situaciones que condicionan la intensidad de la emoción.
Las alteraciones del medio interno (niveles elevados de glucosa, procesos infecciosos,
entre otros), del ambiente (condiciones climáticas adversas) o de las interacciones sociales
(desarrollo en un entorno difícil, experiencia de discriminación, pérdida de un vínculo de
trascendencia emocional o problemas económicos) comprenden factores estresantes que
desafían la homeostasis del sistema dinámico que constituye el ser humano.

Los estresores producen cambios de estados en el sistema que deben ser regulados de
manera activa y restringidos en sus efectos (concepto de homeostasis) por medio de la
activación de diversos mecanismos que aseguran la preservación de su funcionamiento.

Asimismo, el mantenimiento activo de la homeostasis constituye la alostasis; sin embargo,


un factor estresante que perdura en el tiempo y que determina que el sistema alterado deba
volver de manera reiterada a su estado de equilibro inicial provoca la carga alostática, lo
que implica el establecimiento de cambios funcionales en el organismo.

A su vez, el efecto del estresor en el organismo, a corto plazo (estrés agudo), puede
corroborarse mediante la detección de glucocorticoides (cortisol libre), ACTH y factor
liberador de corticotropina, o de cambios en los procesos regulados por el SNA, como la
frecuencia respiratoria y cardíaca, la variabilidad de la frecuencia cardíaca, la actividad
electrodérmica, la temperatura y la presión arterial.

Estos cambios regulados por el SNA pueden ocurrir en respuesta al estrés crónico, como
también la liberación de cortisol al despertar y la oscilación en la concentración de distintos
mensajeros químicos.

Concepto de UTILIDAD en biología de sistemas

 La utilidad es esencialmente lo mismo que el éxito del organismo (por ejemplo, la


vida, la procreación o, en el caso de los humanos, ganar dinero). La salud a largo
plazo es un foco importante de la definición de utilidad relacionada con el impacto
relacionado con el estrés en la salud humana. Si bien la utilidad es el beneficio para
la persona (o genes), el beneficio también depende del entorno, es decir, el cálculo
específico de la utilidad varía con el entorno y el curso temporal en el que se
calcula.

 Durante la guerra, la utilidad es más inmediata, quizás simplemente sobreviviendo


hasta el día siguiente con un descuento muy alto para situaciones futuras. Por lo
tanto, la utilidad de una respuesta a un factor estresante depende del entorno y del
grado de descuento de una persona en los eventos futuros. Por lo tanto, el cálculo de
la utilidad en diferentes entornos dependerá de las recompensas y penalidades en el
entorno actual y de la duración del tiempo y la ponderación diferencial utilizada
para calcular la utilidad.

Marcadores alostáticos: Las modificaciones funcionales provocadas por el estrés incluyen


la mayor producción de especies reactivas de oxígeno y nitrógeno debido a alteraciones
metabólicas que comprometen las estructuras celulares, liberación de
dehidroepiandrosterona (DHEA: hormona que antagoniza al cortisol) y mineralocorticoides
y, en el caso particular del estrés crónico, modificaciones en los telómeros de los
cromosomas, en la expresión de los genes y en la secreción de las citoquinas.

Por otra parte, la respuesta al estrés de los diferentes sistemas es secuencial; el SNA
permite una preparación rápida del organismo ante situaciones adversas, que en los
animales representa la reacción de pelea o huida, y requiere la liberación de catecolaminas
(adrenalina y noradrenalina) y el aumento de la frecuencia cardíaca, de la presión arterial y
de la actividad electrodérmica.

Así, en escasos segundos el SNA activa los mecanismos necesarios para asegurar la
disponibilidad de nutrientes y energía en el organismo, y también la activación del estado
de alerta mediante la acción de la noradrenalina en el cerebro.

En una segunda instancia, se activa el eje HHS, lo que redunda en la secreción de cortisol,
cuya concentración máxima se detecta luego de 15 a 30 minutos de percibir el estímulo
estresante. Esta hormona modula la respuesta del cerebro al interaccionar con sus
receptores en diversas estructuras (neocorteza, núcleo paraventricular del hipotálamo,
hipófisis y cerebelo).

Los cambios genéticos y del sistema inmunitario antes mencionados se producen en


respuesta a un estímulo estresante que permanece en el tiempo. No obstante, existen ciertos
genotipos, como el 5-HTTLPR, cuya expresión compromete el transporte de serotonina, la
cual se encuentra asociada con una mayor sensibilidad a los estresores (neurosis).

Asimismo, los mensajeros químicos liberados en respuesta al estímulo estresante provocan


cambios en los procesos cerebrales. La unión de los glucocorticoides a sus receptores en las
diversas estructuras cerebrales puede modular la expresión de genes que codifican proteínas
implicadas en el metabolismo, la producción de energía, la respuesta a las moléculas de
señalización, la degradación de neurotransmisores y la arquitectura neuronal.

Los estados permanentes de miedo y el TEPT provocan modificaciones estructurales en


diversas regiones cerebrales, como la corteza prefrontal y el hipocampo (reducción del
tamaño inducido por la acción continuada del cortisol) y la amígdala (aumento en
diferentes áreas de esta estructura).

En conjunción con estos cambios, se produce la alteración funcional de la amígdala y de


las áreas del lóbulo frontal a las cuales proyecta (reducción de las señales inhibitorias).

Las alteraciones funcionales se manifiestan en el deterioro de las facultades intelectuales


(función ejecutiva, velocidad de procesamiento, memoria y atención), proceso que se
agudiza en las personas de edad avanzada.

Sin embargo, la exposición puntual a estresores ambientales permite aumentar la


capacidad de resolución del individuo ante nuevas situaciones estresantes y disminuir su
sensibilidad, al estimular el uso de las diferentes facultades intelectuales y potenciar el
aprendizaje.

Así, los factores estresantes pueden provocar cambios funcionales en el organismo que
aumentan la resiliencia, es decir, la capacidad de sobreponerse a situaciones adversas y
volver al estado de equilibrio.

La percepción del estímulo estresante se encuentra condicionada por la exposición previa


a estresores y el efecto consecuente en los procesos cognitivos (atención y memoria).
Asimismo, la carga alostática y el estrés crónico reducen la capacidad de los diferentes
sistemas del organismo de regresar a su estado inicial luego alterarse por la exposición al
estresor.

Existen terapias mente-cuerpo y de biorretroalimentación que promueven la capacidad del


ser humano de regresar a un estado saludable luego de la alteración provocada por un
estresante ambiental y de reducir la inducción de mecanismos del estrés por las emociones,
en ausencia del estímulo estresante, y las asociaciones de situaciones adversas
experimentadas con vivencias actuales mediante la aplicación de determinadas técnicas
cognitivas.

Conclusión

Los estresores ambientales que provocan alteraciones en los sistemas del organismo de
manera sostenida, como sucede en el estrés crónico, determinan cambios funcionales
(conductuales y fisiológicos) que redundan en un aumento de la resiliencia, la adaptación y
la sensibilidad a nuevos factores estresantes, o el establecimiento de un estado anómalo
(trastornos psiquiátricos).

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