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Nombre: Lucas Arias Villegas

4A

FORMATO PARA LA ENTREGA DE FUENTES PARA LA INVESTIGACIÓN

PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN:

¿En qué medida las políticas del Partido Comunista Chino bajo el mandato de Mao
Zedong contribuyeron a la victoria del PCCH en la guerra civil?

FUENTE 1: PALACIOS, Raúl. (2011). El Mundo en Crisis. Lima, Perú:


Universidad de Lima, Fondo Editorial, p.522. Si bien su
especialidad es el Perú republicano, Palacios ha sabido enfocar
a partir de la historia de este país, otros procesos extranjeros, y
de allí su importancia, sobre todo para enfocar el nacimiento del
movimiento comunista chino.

De las páginas procedentes, podemos formular las siguientes conclusiones:


a) La formación de una burguesía de negocios, la aparición de un proletariado de
amplia base y la germinación de nuevas ideas que se difundieron entre los
intelectuales, los movimientos académicos y los partidos políticos, constituyeron
aspectos significativos de la China del periodo 1895-1949.
b) Entre noviembre de 1908, cuando fallece la emperatriz Tzu Hsi (la “Vieja Buda”), y
septiembre de 1949, cuando Mao Tse-tung establece República Popular China, este
país pasó por un periodo de anarquía, disturbios, guerras interiores y exteriores.
c) Pese a la buena voluntad de los estudiantes chinos, que en los años treinta pasaban
sus vacaciones predicando por los campos los méritos de la “vida nueva”, persistía
el estado de descomposición política y social por el que atravesaba China desde
principios del siglo XX.
d) El Kuomintang mantuvo una doble guerra contra sus enemigos del interior (los
comunistas y del exterior (los japoneses).
e) La Segunda Guerra Mundial empezó realmente en China en 1937, con la invasión
japonesa, y de los trastornos consecutivos a este conflicto nació la China popular
maoísta.

PERTINENCIA:

Esta fuente analiza con detalle la situación social y económica de China en la primeras
décadas del siglo XX, pero centrándose en los años 30’, enfatizando la descomposición
del poder político y de la ineficacia de las políticas de desarrollo en un entorno dominado
por el capital extranjero. A continuación, se centra en el gobierno nacionalista de Chiang
Kai Shek y va dejando claros sus errores, lo que contribuye a entender por qué más
adelante Mao pudo imponerse. Si bien un análisis detallado del maoísmo no se
encuentra dentro del alcance de su obra (que pretende más explicar las consecuencias
de la Gran Depresión de 1929), la principal limitación es que se es que se concentra
demasiado en lo social y económico, pero deja de lado lo político, la importancia de
China a nivel mundial, la personalidad de Mao, y aspectos culturales y religiosos que
son tan importantes en la historia de dicho país.
FUENTE 2: JOHNSON, Paul (1993). Tiempos Modernos. Buenos Aires,
Argentina: Javier Vergara Editor, p.451. Johnson es un
prestigioso periodista que se ha centrado en la historia moderna,
pero que destaca por ser siempre bien profuso en incluir
revelaciones y opiniones de los protagonistas sobre el mundo
que los rodea.
En resumen, la Guerra Civil de 1945-1949 fue la culminación del período de inestabilidad
de los señores de la guerra, inaugurado con la distracción de la monarquía. El éxito
estuvo determinado constantemente por los mismo factores: el control de las ciudades
y las comunicaciones, y la capacidad de mantener unidos a los ejércitos para lo cual era
necesario pagarles, abastecerlos y tenerlos satisfechos. En las circunstancias del
período de la posguerra, Mao demostró que era un señor de la guerra más eficaz que
Chiang, sobretodo porque mantuvo a sus ejércitos alejados de la economía urbana. Si
hubo un factor que destruyó al Kuomintang fue la inflación. La inflación había llegado a
ser incontrolable durante la última fase del Imperio japonés, del que China urbana era
una parte importante. En 1945, en Japón mismo el papel moneda llegó a perder
totalmente su valor, y de hecho se desarrolló una economía truque. La enfermedad se
extendió a las ciudades chinas y remontó el curso de los grandes ríos. El régimen de
Chiang, cuando asumió el poder durante los últimos meses de 1945, heredó una
hiperinflación subyacente, y no adoptó medidas apropiadas para contenerla. Los
norteamericanos aportaron un caudal generoso de dinero y suministros. Chiang tenía
derecho a solicitar la ayuda del programa de Préstamo y Arriendo, y la obtuvo en
cantidades considerables. Recibió un préstamo de 500 millones de dólares destinado a
la estabilización económica, y un total de 2.000 millones durante el periodo 1945-1949.
Pero cuando la guerra civil cobró verdadera intensidad y determinó que se manifestase
nuevamente la hiperinflación, la ayuda ayuda norteamericana careció de importancia.
El gobierno de Chiang no sólo era incompetente; también era corrupto. La inflación
originó la debilidad militar, y los fracasos militares provocaron aún más inflación.

PERTINENCIA:

El valor principal de esta fuente es que asigna amplio espacio al incidente vívido y la
anécdota reveladora para analizar en términos generales toda la historia del Siglo XX.
En ese sentido, la descripción y estudio de la revolución china se enmarca dentro de un
contexto global con especial incidencia en factores internacionales para explicar algunas
de sus causas, y también comparando dicho proceso con otros similares. De allí que el
proceso revolucionario chino es presentado como parte de una imitación del primer
estado marxista de la historia (la URSS), pero también como una reacción a un
nacionalismo radical que imitaba a los fascismos nacidos en Europa, y como una
consecuencia clara del imperialismo japonés que tanto afectó a China. Igualmente, el
triunfo de Mao y su particular sistema comunismo se asienta en la nueva coyuntura de
guerra fría posterior a la Segunda Guerra Mundial, así como dentro del proceso de
descolonización general de ese mismo período, considerando que desde el siglo XIX
China había sido una “presa codiciada” de las potencias europeas. El problema es que
el autor, al fijarse demasiado en factores internacionales, se olvida parcialmente de
China como una entidad con características propias, las mismas que no parecerían
influencias a la revolución y al mismo Mao.
FUENTE 3: LOWE, Norman (2010). Guía Ilustrada de la Historia Moderna,
Ciudad de México, México: Editorial Fondo de Cultura
Económica, p.701. Escritor y conferenciante, Lowe tiene amplios
conocimientos sobre la historia moderna, sabiendo articular los
distintos procesos, en especial para el siglo XX.

b) Razones del triunfo del CCP


Los comunistas siguieron ganándose el apoyo popular por su política de restricción
territorial, que variaba según las necesidades de cada área en particular; se confiscaba
parte de las tierras de un hacendado, o todas, y se distribuía entre los campesinos, o
sencillamente se imponía la restricción de rentas; los ejércitos comunistas eran
disciplinados y la administración comunista era honesta y justa.
Por otra parte, la administración del KMT era ineficiente y corrupta, y gran parte de la
ayuda estadounidense iba a parar a los bolsillos de los funcionarios. Su política de pagar
las guerras imprimiendo dinero extra resultó en inflación galopante, que a su vez
complicaba la vida de las masas y arruinó a gran parte de la clase media. Los ejércitos
estaban mal pagados y se les permitía saquear las zonas rurales; sujetos a la
propaganda comunista, los soldados se desilusionaron poco a poco de Chiang y
empezaron a pasarse al bando comunista. El KMT intentó aterrorizar a las poblaciones
locales para someterlas, pero con esto sólo aislaron más regiones. Chiang también
cometió algunos errores tácticos; como Hitler no pudo soportar la retirada, de modo que
sus escasos soldados fueron rodeados, y con frecuencia, como sucedió en Beijing y
Shanghái, se rindieron sin oponer resistencia, totalmente desmoralizados.

PERTINENCIA:

Esta fuente es muy didáctica y de fácil entendimiento, y tiene un valor especial por
comparar las distintas formas de manejar a las tropas de parte de los nacionalistas y los
comunistas durante la guerra civil, incidiendo precisamente en el hecho que Mao
comprendió mucho mejor desde un inicio la compleja realidad del mundo rural chino,
que luego sería la base de su programa de gobierno. El problema radica que se fija
demasiado en los aspectos militares (eso sí, analizándolos íntegramente) y desdeña un
poco lo político, socio-económico y cultural. En realidad, sirve más para tener una idea
general del período, tanto para China como para el entorno mundial que la rodeaba, y
como base para profundizar luego en textos más complejos, pese a que no es muy
indicativo en ese aspecto.

FUENTE 4: ARÓSTEGUI, Julio (2001). El mundo contemporáneo: Historia y


problemas, Buenos Aires, Argentina: Editorial: Crítica, p. 958.
Los autores son especialistas en la historia de los siglos XIX y
XX, y junto a otros autores se reúnen para explicar la historia del
mundo de los últimos 200 años como un proceso sujeto a una
constante reinterpretación.

Entre 1953 y 1965 la economía adquirió un papel fundamental, pautando las diferentes
etapas de tránsito al socialismo. El primer plan quinquenal (1953-1957) siguió la línea
de priorizar la industria pesada, subordinando al sector agrario. Asimismo se produjo la
extinción de la propiedad privada en el sector industrial y en el comercial y el
agrupamiento de los campesinos en cooperativas de producción. Los resultados fueron
muy positivos en terrenos como las obras públicas, los ferrocarriles, el desarrollo de la
industria pesada y de la urbanización, pero bastante menos significativos en todo lo
vinculado con la agricultura. La constatación de estos desniveles condujo a una fase de
aceleración, el “gran salto adelante”, en la que sin renunciarse a la construcción de una
base industrial poderosa se buscó potenciar el desarrollo agrario, movilizando de
manera sistemática una más que abundante mano de obra rural. Se organizan entonces
las “comunas populares”, unidades agrarias, artesanales, obreras y militares destinadas
al encuadramiento de los campesinos, , modelo de una sociedad comunista ideal. Los
errores verificados en la planificación provocaron una seria crisis, que obligó a que a
partir de 1962 se revisara el orden de prioridades favoreciendo la integración de la
industria con la agricultura a partir de la potenciación del desarrollo de los sectores
abastecedores del campo (abonos químicos, maquinaria). La situación crítica se superó
en los años siguientes, pero fue acompañada de duros enfrentamientos políticos entre
los partidarios orientación revolucionaria, encabezados por Mao, que otorgaba un gran
protagonismo a las masas, y los moderados, poco favorables a las comunas populares
y al “gran salto adelante”. Se fueron creando así las condiciones para la revolución
cultural.

PERTINENCIA:

La fuente es muy didáctica y su principal aporte es presentar de modo sucinto las


distintas posturas historiográficas e interpretativas acerca de los principales procesos
de los últimos 240 años, incluyendo la Revolución China. Por ello, más que llegar a
conclusiones concretas respecto a la misma, sólo brinda pautas bastante académicas
por las cuales divide el proceso en tres etapas y destaca cómo todo fue un camino
destinado a tener su culminación en la revolución cultural de 1966, que sería su
característica más original, sobre todo al compararse con otros procesos aparentemente
similares. Sin embargo, respecto a las causas y al camino recorrido, invita a consultar
fuentes diversas para profundizar en cada uno de sus aspectos.

FUENTE 5: GUZMÁN, Abimael y YPARRAGUIRRE, Elena (2015). Memorias


desde Némesis. Ciudad de México, México: SM Servicios
Gráficos, p.78-79. Habiendo basado su ideología en el maoísmo
y en los resultados que percibió directamente durante sus viajes
a China, este autor se puede considerar un referente en el
sentido de cómo un proceso revolucionario puede ser mal
comprendido.
La Gran Revolución Cultural Proletaria, el más grande movimiento político de masas de
la historia, fue puesta en marcha por la Circular del Comité Central del 16 de mayo de
1966 que, condenando la circular revisionista difundida sin aprobación para oponerse a
la lucha revolucionaria en el frente cultural, fijó el rumbo a seguir. Y se guió por la
“Decisión del Comité Central del Partido Comunista de China sobre la Gran Revolución
Cultural Proletaria”, aprobada el 8 de agosto de 1966 en el XI Pleno del Comité Central
del PCCh, bajo la dirección del Presidente Mao Tse-tung para cumplir tres tareas:
primera, aplastar, a través de la lucha, a los dirigentes seguidores del camino capitalista
en el Partido; segunda, criticar y repudiar la ideología burguesa y a sus autoridades
académicas; tercera, transformar revolucionariamente la educación, la literatura, el arte
y todos los planos de la superestructura no correspondientes a las bases socialistas de
la economía. Se desenvolvió a partir de las grandes movilizaciones de masas
impulsadas por las organizaciones de “guardias rojos” que recorrieron todo China y las
gigantescas concentraciones y mítines de millones en las principales ciudades chinas y
especialmente en Pekín. Se desarrolló con la “Tormenta de enero” (1967) en que el
proletariado de Shanghai destruyendo el poder burgués de los usurpadores revisionistas
restableció el Poder de la clase; así, este movimiento sin par entró al auge derrocando
a la burguesía revisionista que “pacíficamente” había restaurado su dictadura, y
aplastándola, por primera vez en la historia, volvió a establecer la dictadura del
proletariado en toda la República Popular China mediante los “Comités de triple
integración revolucionaria”: cuadros del Partido probados, soldados y masas.

PERTINENCIA:

Esta fuente tiene una perspectiva a favor de la revolución muy radical, que es importante
al demostrar cómo el movimiento de Mao Tse-tung fue utilizado como ejemplo por otros
revolucionarios socialistas. En cierto modo, ayuda a comprender que parte del éxito de
Mao radicó en contar con seguidores en otras partes del mundo, y al mismo tiempo
ayuda a comprender la particularidad de su régimen, toda vez que no podía ser copiado
en otros lugares. Si bien la obra de Guzmán presenta justamente tales limitaciones al
no analizar la realidad china más que a partir de factores estrictamente ideológicos
marxistas, precisamente por ello invita al estudioso a llevar a cabo un estudio más cabal
desde distintas perspectivas (ideológicas, sociales, económicas, políticas, culturales,
religiosas, internacionales, militares, etc.)

FUENTE 6: ZEDONG, M. (1973). Mao Tse-tung Mi Vida. Buenos Aires,


Argentina: Editorial Quetzal, p.61. Una fuente primaria
indispensable escrita por el máximo dirigente del Partido
Comunista Chino y la República Popular China, en donde expone
sus planteamientos marxistas-leninistas, pero a la vez despliega
su experiencia en cuanto a temas más concretos y realistas.

Poco a poco, el trabajo del ejército comunista junto a las masas mejoró; la disciplina fue
reforzada, una nueva técnica de organización se desarrolló. En todas partes los
campesinos se orientaron a ayudar voluntariamente la revolución. En Chingkanshan el
ejército había impuesto tres reglas sencillas a sus combatientes. Eran: obediencia
inmediata a las órdenes recibidas; ninguna expropiación a los campesinos pobres;
entrega inmediata y directa al gobierno de los bienes confiscados a los propietarios,
para que él disponga de ellos. Después del congreso de 1928 se hicieron grandes
esfuerzos para conquistar la ayuda de los campesinos y se agregaron ocho reglas a las
tres anteriores:
1.— Cierre todas las puertas cuando abandone una casa (las puertas de una casa en
China se desenganchan fácilmente, se pone entre dos vigas y sirve de cama
improvisada).
2.— Ponte las botas y coloca el petate donde te acostaste en su lugar.
3.— Se amable y cortés con la gente y ayudadla en cuanto podáis.
4.— Devuelve lo que te presten.
5.— Paga todo lo que eches a perder.
6.— Se honesto en todas las transacciones con los campesinos.
7. — Pague por todo lo que compra.
8.— No os ensuciéis y particularmente construid vuestras letrinas distantes de las casas.
Estas dos últimas reglas fueron agregadas por Lin Piao. Estas ocho reglas se
propagaron con más y más éxito y todavía hoy constituyen el código del soldado
comunista que se recuerda y canta a menudo. Otras tres consignas fueron enseñadas
al ejército comunista y que se referían a su principal objetivo, luchar a muerte contra el
enemigo; armar las masas y encontrar dinero para sostener la lucha.
PERTINENCIA:

Esta fuente es crucial por ser una fuente primaria proveniente del principal protagonista
de la Revolución Comunista China, quien relata sus experiencias desde joven, con
hincapié en la disciplina y la organización del primer ejército revolucionario, aún en
tiempos de Chiang Kai Shek. Por ello, resulta de un gran valor para ir comprendiendo
cómo se fue forjando el éxito de los comunistas a partir de la organización militar, junto
al aprendizaje de Mao a través de sus contactos con el marxismo y otras ideologías. A
partir de su relato, el lector se percata que el éxito del comunismo chino viene desde
mucho antes de 1949 e incluso desde antes de la guerra civil propiamente dicha.
Empero, la limitación radica en que es demasiado subjetiva y su autor podría estar
abusando de soberbia, no reconocimiento de errores y exaltación personal y de su
régimen. Asimismo, nos cuenta la historia revolucionaria como si hubiera sido inevitable
y como si hubiera estado predestinada a ocurrir desde la caída del Imperio.

FUENTE 7: KISSINGER, Henry (2016). “Sobre China”. Madrid, España:


Editorial Debate, pp. 345-346. Kissinger, como secretario de
estado en tiempos de Nixon y Ford, constituye también una
fuente primaria al haber conocido personalmente a Mao, además
de brindar una perspectiva muy opuesta al régimen chino, con el
que paradójicamente contribuyó para que Estados Unidos
tuviera buenas relaciones.
La mayoría de las revoluciones han sido en nombre de una causa específica. Una vez
exitosas, se han institucionalizado en un nuevo sistema de orden. La revolución de Mao
no tuvo sin embargo un descanso final. El objetivo final de la "Gran Armonía" que
proclamó fue una visión vaga, más parecida a una exaltación espiritual que a la
reconstrucción política. Los cuadros del Partido Comunista eran su sacerdocio, excepto
que sus tareas eran cruzadas y no cumplía con un programa definido. Bajo Mao, los
cuadros también llevaron una vida al borde de la perdición. Para ellos, siempre existía
el peligro -con el tiempo con bastante certeza-, de verse involucrados en los mismos
trastornos que se les incitaba promover. La lista de líderes de la segunda generación (la
de Deng Xiaoping) había sufrido casi todo ese destino, volviendo al poder solo después
de períodos de gran prueba personal. Cada asociado cercano a Mao durante el período
revolucionario, incluso al final su primer ministro y diplomático en jefe Zhou Enlai, fue
finalmente purgado. (…) Como parte de este proceso, Mao efectuó un asalto
generalizado contra el pensamiento político chino tradicional: donde la tradición
confuciana apreciaba la armonía universal, Mao idealizó la agitación y el choque de
fuerzas opuestas, tanto en asuntos internos como extranjeros (y, de hecho, vio a los dos
como conectados, regularmente emparejando crisis extranjeras con purgas domésticas
o campañas ideológicas). La tradición confuciana valoraba la doctrina del punto medio
y el cultivo del equilibrio y la moderación; cuando se producía una reforma, debía
hacerse paulatinamente y se presentaba como la "restauración" de los valores
mantenidos anteriormente. Mao, por el contrario, buscó una transformación radical e
instantánea y una ruptura total con el pasado. La teoría política china tradicional
brindaba a la fuerza militar una importancia muy relativa e insistía en que los
gobernantes chinos debían lograr la estabilidad en el país y la influencia en el extranjero
a través de la virtud y compasión. Mao, impulsado por su ideología y angustia por el
siglo de humillación de China, produjo una militarización sin precedentes. Donde la
China tradicional veneraba el pasado y apreciaba una rica cultura literaria, Mao declaró
la guerra al arte, la cultura y los modos de pensamiento tradicionales de China.
PERTINENCIA:

La fuente es primaria y con una perspectiva derechista a la vez, considerando que la


política de Mao no tiene un rumbo fijo y que está cortando en seco con los valores
tradicionales del mundo chino. Al igual que el texto de Abimael, el autor no llega a
comprender del todo el proceso revolucionario, centrándose más en los aspectos
negativos (como aquél lo hacía con los positivos), sin entrar en un análisis más integral,
tanto respecto a los demás actores mundiales (sólo se habla de la URSS, EUA y algunos
países de Extremo Oriente, dejando totalmente del lado a Europa), como a un análisis
más profundo del pasado chino, que parece no percibirlo cabalmente. En ese sentido,
Kissinger más quiere contarnos la historia moderna de China para centrarse en
lecciones de política exterior para el resto del mundo (como Abimael para aperturar una
revolución), y debido a ese error es que se convierte paradójicamente en una fuente
importante.

FUENTE 8: FERNÁNDEZ, Antonio (2006). Historia Universal-Edad


Contemporánea. Barcelona, España: Editorial Vinces Vives,
p.712. Historiador con gran capacidad de síntesis, de acuerdo
con las técnicas y métodos actuales de la investigación, capaz
de interrelacionar los principales procesos del mundo
contemporáneo sin menoscabar los elementos particulares de
cada uno.
-Propiedad común en vez de propiedad pública. No es suficiente el control de los medios
de producción por el Estado para asegurar que se ha producido una transformación de
la estructura, en la línea del famoso aserto de Marx “El conjunto de estas relaciones de
producción constituye la estructura económica de la sociedad”, puesto que la situación
de control estatal sigue dándose la venta de trabajo y desigualdad de los hombres, ya
no por la posesión jurídica, pero si todavía o de la gestión de los instrumentos de
producción. En definitiva, el poder ha pasado de quienes tienen los instrumentos de
producción (capitalistas a quienes los administran (burócratas de la administración o del
partido, lo que no constituye una fase de transición al Socialismo. La paradójica
constatación de un Estado omnipotente en Rusia, en vez de su desaparición, inclina a
los dirigentes chinos a ensayar el control en unidades pequeñas. De las que las
comunas constituirían el modelo.

PERTINENCIA:

Esta fuente es bastante didáctica y destaca claramente las características particulares


del proceso revolucionario chino, especialmente diferenciándolo del soviético, como
ocurre en el caso del extracto, donde destaca el tema de la colectivización de la
propiedad como contrapartida a la estatización de la misma en la URSS. Con ello deja
claro que el maoísmo tenía un punto de referencia para plantear su novedoso programa,
y en páginas previas especifica cómo otros factores durante la guerra civil, la invasión
japonesa y el imperialismo europeo, fueron moldeando las ideas del comunismo. Su
limitación es ser demasiado didáctico y no presentar distintas posturas acerca de la
revolución, tampoco invitando demasiado a la búsqueda de otras fuentes que podrían
aperturar un debate.
FUENTE 9: GERNET, Jacques (2005). El Mundo Chino. Barcelona, España:
Editorial Crítica, pp.572-573. La obra de Gernet es el único libro
existente en el mercado que, en sólo 700 páginas, nos ofrece una
síntesis global de la evolución de China en todos los campos y
en todas las épocas.

El gran descubrimiento, el que relaciona la opresión que sufre China, país


semicolonizado, y el sistema capitalista generador de imperialismo, se produce en los
años 1919-1929. Es obra de un pequeño grupo de intelectuales. La Clave de la historia
particular del mundo chino desde los primeros ataques de la guerra del opio la
proporciona una interpretación general de la historia de la humanidad. La a volición de
la propiedad privada, puesta en práctica por los Taiping a mediados del siglo XIX,
responde a una de las tradiciones profundas de la tradición revolucionaria china y
coincide con alguna de las tradiciones estatales más antiguas. De todas las filosofías
occidentales, el marxismo es sin duda la menos alejada de las orientaciones generales
del pensamiento chino. Además, el comunismo deja entrever una posibilidad de acción
y proporciona un modelo de organización revolucionaria análogo al de las sociedades
secretas chinas. La ayuda de la Unión Soviética parece confirmar estas esperanzas.

PERTINENCIA:

Esta obra sitúa a China en un contexto mundial, en relación permanente con los otros
grandes centros de la civilización, para ayudarnos a comprender mejor cómo el mundo
chino se alimentaba de aquél y viceversa, pero también se exponen con brevedad y
nunca dejando de mencionar lo importante, las transformaciones sucesivas del mundo
chino y la interrelación entre sociedad, formas políticas, economía, técnicas, religiones
y vida intelectual que han ido trenzando su peculiaridad. A partir de dicha peculiaridad,
en un marco intertemporal que se remonta a la prehistoria, se termina explicando el
proceso y el éxito del proceso revolucionario maoísta, y he allí el principal aporte del
texto. La principal limitación del libro, naturalmente por cubrir toda la historia de China,
es que no puede profundizar demasiado en la misma revolución, dejando
definitivamente muchas lagunas que, de todas formas, pueden ser cubiertas a partir de
la extensa bibliografía del autor.

FUENTE 10: SNOW, Edgar. (1978). Estrella Roja Sobre China. Nueva York,
Estados Unidos: Editorial Bantam Books, p.51. El periodista
estadounidense es fuente de primera mano para la historia china
desde el ascenso de Chiang Kai Shek hasta bien consolidado el
régimen comunista en los 60’.

Entonces, debe recordarse que China todavía no es un país democrático, y muy a


menudo en la política revierte o es feudalismo puro. Con la prensa completamente
sofocada, y la población marginada, todos sabían muy bien que no había más que una
manera efectiva de censurar a Nanking, o alterar sus políticas. Eso fue por demostración
armada, o lo que los chinos llaman ping chien, "persuasión militar", una táctica
reconocida en la maniobra política china. Descartando el sentimentalismo por un
momento, se puede sostener que Chang Hsueh-liang eligió el método más humano y
directo concebible para lograr su propósito, cuando usó la acción directa sobre el jefe
de la dictadura. Cuesta una pérdida mínima de vidas y un mínimo de derramamiento de
sangre. Era un método feudal, sí, pero el mariscal estaba tratando con una personalidad
cuyo papel fundamental en la política semifeudal lo entendía de manera intuitiva. Su
acción se enmarcó en términos de máximo realismo, y hoy en día se reconoce
generalmente que sus efectos históricos objetivos fueron progresivos.

PERTINENCIA:

Como fuente primaria de parte de un periodista, Snow es substancial porque vivió


mucho tiempo en China, sobre todo brindando una excelente y vívida versión de lo
ocurrido al interior del Partido Comunista después de la ‘Larga Marcha’, y eso que
conocía bastantes eventos detrás de bastidores ya desde antes, lo cual se advierte
precisamente en esta obra, que se centra más que nada en los años 30’ y en los
primeros enfrentamientos comunistas contra los nacionalistas, en donde él va previendo
la victoria haciendo hincapié en el mayor realismo de los primeros. A través de sus
entrevistas y su contacto directo con los hechos, expone una riqueza de la cual carecen
muchos otros, y en muchos casos resulta muy objetivo. Empero, también se dejaba
influir mucho por sus entrevistados, de modo que terminaría finiquitando una obra algo
parcializada a favor de Mao.

FUENTES PRIMARIAS
Las fuentes primarias principales son la obra de Mao y de Edgar Snow, presentes
además durante toda la evolución de la guerra civil desde los 30’ hasta 1949, pero
tampoco debe descartarse la de Kissinger, toda vez que este hombre se entrevistó en
varias ocasiones con Mao y otros líderes comunistas, y estuvo en China durante la
consolidación del proceso revolucionario. La obra de Abimael sólo es en parte primaria,
dado que sólo menciona tangencialmente (con relación al tamaño de su obra) las
referencias a sus visitas a China.

FUENTES CON DISTINTAS PERSPECTIVAS


La obra de Kissinger es la más crítica al régimen comunista, en tanto Snow y Abimael
tienen una mejor versión, aunque la primera de las dos es más valiosa por ser a la vez
primaria, y tener una mayor coherencia y experiencia para juzgar al comunismo chino
como algo positivo. Mao, como protagonista principal, naturalmente tiene una
perspectiva 100% a favor del proceso y de su valía en cuanto a caudillo durante la guerra
civil. Vale aclarar que Lowe y Snow comparten la perspectiva de que lo militar fue
bastante crucial, y ello debido a que los comunistas supieron manejar mejor sus
ejércitos, tanto en los años 30’ como en la guerra civil propiamente dicha.

FUENTES PARA LA IDENTIFICACIÓN Y EVALUACIÓN DE FUENTES


La obra de Gernet es quizás la mejor, porque está centrada exclusivamente en China,
y da lugar a evaluar distintas fuentes, no sólo para el período de estudio en el segundo
tercio del siglo XX, sino también para las etapas previas, que permitan una comprensión
más integral a un nivel intertemporal de todos los procesos chinos. La obra de Aróstegui
es la más historiográfica de todas y también identifica otras fuentes, no tanto sobre el
proceso chino, pero sí para una comparación dentro de un marco espacial como
temporal (enmarcado en la Edad Contemporánea). En menor medida, la obra de
Fernández cumple con un papel similar a la de Aróstegui. Johnson, por su parte, invita
al lector a fijarse en las fuentes primarias, por más pequeñas que éstas sean; siempre
desde un punto de vista más periodístico.

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