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PREGUNTA DE INVESTIGACIÓN:
¿En qué medida las políticas del Partido Comunista Chino bajo el mandato de Mao
Zedong contribuyeron a la victoria del PCCH en la guerra civil?
PERTINENCIA:
Esta fuente analiza con detalle la situación social y económica de China en la primeras
décadas del siglo XX, pero centrándose en los años 30’, enfatizando la descomposición
del poder político y de la ineficacia de las políticas de desarrollo en un entorno dominado
por el capital extranjero. A continuación, se centra en el gobierno nacionalista de Chiang
Kai Shek y va dejando claros sus errores, lo que contribuye a entender por qué más
adelante Mao pudo imponerse. Si bien un análisis detallado del maoísmo no se
encuentra dentro del alcance de su obra (que pretende más explicar las consecuencias
de la Gran Depresión de 1929), la principal limitación es que se es que se concentra
demasiado en lo social y económico, pero deja de lado lo político, la importancia de
China a nivel mundial, la personalidad de Mao, y aspectos culturales y religiosos que
son tan importantes en la historia de dicho país.
FUENTE 2: JOHNSON, Paul (1993). Tiempos Modernos. Buenos Aires,
Argentina: Javier Vergara Editor, p.451. Johnson es un
prestigioso periodista que se ha centrado en la historia moderna,
pero que destaca por ser siempre bien profuso en incluir
revelaciones y opiniones de los protagonistas sobre el mundo
que los rodea.
En resumen, la Guerra Civil de 1945-1949 fue la culminación del período de inestabilidad
de los señores de la guerra, inaugurado con la distracción de la monarquía. El éxito
estuvo determinado constantemente por los mismo factores: el control de las ciudades
y las comunicaciones, y la capacidad de mantener unidos a los ejércitos para lo cual era
necesario pagarles, abastecerlos y tenerlos satisfechos. En las circunstancias del
período de la posguerra, Mao demostró que era un señor de la guerra más eficaz que
Chiang, sobretodo porque mantuvo a sus ejércitos alejados de la economía urbana. Si
hubo un factor que destruyó al Kuomintang fue la inflación. La inflación había llegado a
ser incontrolable durante la última fase del Imperio japonés, del que China urbana era
una parte importante. En 1945, en Japón mismo el papel moneda llegó a perder
totalmente su valor, y de hecho se desarrolló una economía truque. La enfermedad se
extendió a las ciudades chinas y remontó el curso de los grandes ríos. El régimen de
Chiang, cuando asumió el poder durante los últimos meses de 1945, heredó una
hiperinflación subyacente, y no adoptó medidas apropiadas para contenerla. Los
norteamericanos aportaron un caudal generoso de dinero y suministros. Chiang tenía
derecho a solicitar la ayuda del programa de Préstamo y Arriendo, y la obtuvo en
cantidades considerables. Recibió un préstamo de 500 millones de dólares destinado a
la estabilización económica, y un total de 2.000 millones durante el periodo 1945-1949.
Pero cuando la guerra civil cobró verdadera intensidad y determinó que se manifestase
nuevamente la hiperinflación, la ayuda ayuda norteamericana careció de importancia.
El gobierno de Chiang no sólo era incompetente; también era corrupto. La inflación
originó la debilidad militar, y los fracasos militares provocaron aún más inflación.
PERTINENCIA:
El valor principal de esta fuente es que asigna amplio espacio al incidente vívido y la
anécdota reveladora para analizar en términos generales toda la historia del Siglo XX.
En ese sentido, la descripción y estudio de la revolución china se enmarca dentro de un
contexto global con especial incidencia en factores internacionales para explicar algunas
de sus causas, y también comparando dicho proceso con otros similares. De allí que el
proceso revolucionario chino es presentado como parte de una imitación del primer
estado marxista de la historia (la URSS), pero también como una reacción a un
nacionalismo radical que imitaba a los fascismos nacidos en Europa, y como una
consecuencia clara del imperialismo japonés que tanto afectó a China. Igualmente, el
triunfo de Mao y su particular sistema comunismo se asienta en la nueva coyuntura de
guerra fría posterior a la Segunda Guerra Mundial, así como dentro del proceso de
descolonización general de ese mismo período, considerando que desde el siglo XIX
China había sido una “presa codiciada” de las potencias europeas. El problema es que
el autor, al fijarse demasiado en factores internacionales, se olvida parcialmente de
China como una entidad con características propias, las mismas que no parecerían
influencias a la revolución y al mismo Mao.
FUENTE 3: LOWE, Norman (2010). Guía Ilustrada de la Historia Moderna,
Ciudad de México, México: Editorial Fondo de Cultura
Económica, p.701. Escritor y conferenciante, Lowe tiene amplios
conocimientos sobre la historia moderna, sabiendo articular los
distintos procesos, en especial para el siglo XX.
PERTINENCIA:
Esta fuente es muy didáctica y de fácil entendimiento, y tiene un valor especial por
comparar las distintas formas de manejar a las tropas de parte de los nacionalistas y los
comunistas durante la guerra civil, incidiendo precisamente en el hecho que Mao
comprendió mucho mejor desde un inicio la compleja realidad del mundo rural chino,
que luego sería la base de su programa de gobierno. El problema radica que se fija
demasiado en los aspectos militares (eso sí, analizándolos íntegramente) y desdeña un
poco lo político, socio-económico y cultural. En realidad, sirve más para tener una idea
general del período, tanto para China como para el entorno mundial que la rodeaba, y
como base para profundizar luego en textos más complejos, pese a que no es muy
indicativo en ese aspecto.
Entre 1953 y 1965 la economía adquirió un papel fundamental, pautando las diferentes
etapas de tránsito al socialismo. El primer plan quinquenal (1953-1957) siguió la línea
de priorizar la industria pesada, subordinando al sector agrario. Asimismo se produjo la
extinción de la propiedad privada en el sector industrial y en el comercial y el
agrupamiento de los campesinos en cooperativas de producción. Los resultados fueron
muy positivos en terrenos como las obras públicas, los ferrocarriles, el desarrollo de la
industria pesada y de la urbanización, pero bastante menos significativos en todo lo
vinculado con la agricultura. La constatación de estos desniveles condujo a una fase de
aceleración, el “gran salto adelante”, en la que sin renunciarse a la construcción de una
base industrial poderosa se buscó potenciar el desarrollo agrario, movilizando de
manera sistemática una más que abundante mano de obra rural. Se organizan entonces
las “comunas populares”, unidades agrarias, artesanales, obreras y militares destinadas
al encuadramiento de los campesinos, , modelo de una sociedad comunista ideal. Los
errores verificados en la planificación provocaron una seria crisis, que obligó a que a
partir de 1962 se revisara el orden de prioridades favoreciendo la integración de la
industria con la agricultura a partir de la potenciación del desarrollo de los sectores
abastecedores del campo (abonos químicos, maquinaria). La situación crítica se superó
en los años siguientes, pero fue acompañada de duros enfrentamientos políticos entre
los partidarios orientación revolucionaria, encabezados por Mao, que otorgaba un gran
protagonismo a las masas, y los moderados, poco favorables a las comunas populares
y al “gran salto adelante”. Se fueron creando así las condiciones para la revolución
cultural.
PERTINENCIA:
PERTINENCIA:
Esta fuente tiene una perspectiva a favor de la revolución muy radical, que es importante
al demostrar cómo el movimiento de Mao Tse-tung fue utilizado como ejemplo por otros
revolucionarios socialistas. En cierto modo, ayuda a comprender que parte del éxito de
Mao radicó en contar con seguidores en otras partes del mundo, y al mismo tiempo
ayuda a comprender la particularidad de su régimen, toda vez que no podía ser copiado
en otros lugares. Si bien la obra de Guzmán presenta justamente tales limitaciones al
no analizar la realidad china más que a partir de factores estrictamente ideológicos
marxistas, precisamente por ello invita al estudioso a llevar a cabo un estudio más cabal
desde distintas perspectivas (ideológicas, sociales, económicas, políticas, culturales,
religiosas, internacionales, militares, etc.)
Poco a poco, el trabajo del ejército comunista junto a las masas mejoró; la disciplina fue
reforzada, una nueva técnica de organización se desarrolló. En todas partes los
campesinos se orientaron a ayudar voluntariamente la revolución. En Chingkanshan el
ejército había impuesto tres reglas sencillas a sus combatientes. Eran: obediencia
inmediata a las órdenes recibidas; ninguna expropiación a los campesinos pobres;
entrega inmediata y directa al gobierno de los bienes confiscados a los propietarios,
para que él disponga de ellos. Después del congreso de 1928 se hicieron grandes
esfuerzos para conquistar la ayuda de los campesinos y se agregaron ocho reglas a las
tres anteriores:
1.— Cierre todas las puertas cuando abandone una casa (las puertas de una casa en
China se desenganchan fácilmente, se pone entre dos vigas y sirve de cama
improvisada).
2.— Ponte las botas y coloca el petate donde te acostaste en su lugar.
3.— Se amable y cortés con la gente y ayudadla en cuanto podáis.
4.— Devuelve lo que te presten.
5.— Paga todo lo que eches a perder.
6.— Se honesto en todas las transacciones con los campesinos.
7. — Pague por todo lo que compra.
8.— No os ensuciéis y particularmente construid vuestras letrinas distantes de las casas.
Estas dos últimas reglas fueron agregadas por Lin Piao. Estas ocho reglas se
propagaron con más y más éxito y todavía hoy constituyen el código del soldado
comunista que se recuerda y canta a menudo. Otras tres consignas fueron enseñadas
al ejército comunista y que se referían a su principal objetivo, luchar a muerte contra el
enemigo; armar las masas y encontrar dinero para sostener la lucha.
PERTINENCIA:
Esta fuente es crucial por ser una fuente primaria proveniente del principal protagonista
de la Revolución Comunista China, quien relata sus experiencias desde joven, con
hincapié en la disciplina y la organización del primer ejército revolucionario, aún en
tiempos de Chiang Kai Shek. Por ello, resulta de un gran valor para ir comprendiendo
cómo se fue forjando el éxito de los comunistas a partir de la organización militar, junto
al aprendizaje de Mao a través de sus contactos con el marxismo y otras ideologías. A
partir de su relato, el lector se percata que el éxito del comunismo chino viene desde
mucho antes de 1949 e incluso desde antes de la guerra civil propiamente dicha.
Empero, la limitación radica en que es demasiado subjetiva y su autor podría estar
abusando de soberbia, no reconocimiento de errores y exaltación personal y de su
régimen. Asimismo, nos cuenta la historia revolucionaria como si hubiera sido inevitable
y como si hubiera estado predestinada a ocurrir desde la caída del Imperio.
PERTINENCIA:
PERTINENCIA:
Esta obra sitúa a China en un contexto mundial, en relación permanente con los otros
grandes centros de la civilización, para ayudarnos a comprender mejor cómo el mundo
chino se alimentaba de aquél y viceversa, pero también se exponen con brevedad y
nunca dejando de mencionar lo importante, las transformaciones sucesivas del mundo
chino y la interrelación entre sociedad, formas políticas, economía, técnicas, religiones
y vida intelectual que han ido trenzando su peculiaridad. A partir de dicha peculiaridad,
en un marco intertemporal que se remonta a la prehistoria, se termina explicando el
proceso y el éxito del proceso revolucionario maoísta, y he allí el principal aporte del
texto. La principal limitación del libro, naturalmente por cubrir toda la historia de China,
es que no puede profundizar demasiado en la misma revolución, dejando
definitivamente muchas lagunas que, de todas formas, pueden ser cubiertas a partir de
la extensa bibliografía del autor.
FUENTE 10: SNOW, Edgar. (1978). Estrella Roja Sobre China. Nueva York,
Estados Unidos: Editorial Bantam Books, p.51. El periodista
estadounidense es fuente de primera mano para la historia china
desde el ascenso de Chiang Kai Shek hasta bien consolidado el
régimen comunista en los 60’.
PERTINENCIA:
FUENTES PRIMARIAS
Las fuentes primarias principales son la obra de Mao y de Edgar Snow, presentes
además durante toda la evolución de la guerra civil desde los 30’ hasta 1949, pero
tampoco debe descartarse la de Kissinger, toda vez que este hombre se entrevistó en
varias ocasiones con Mao y otros líderes comunistas, y estuvo en China durante la
consolidación del proceso revolucionario. La obra de Abimael sólo es en parte primaria,
dado que sólo menciona tangencialmente (con relación al tamaño de su obra) las
referencias a sus visitas a China.