You are on page 1of 8

PUEBLOS ORIGINARIOS > MAPUCHE

Historia
Se desarrollaron en la región, entre el río Bío Bío y Reloncaví.
No obstante, a la llegada de los españoles, su lengua, el
mapudungun, estaba difundida desde el Río Choapa hasta
Chiloé, lo que no significa una igualdad cultural de los
diferentes grupos que habitaban este extenso territorio.
La llegada hispana en el siglo 16 fue aparentemente el
elemento gatillante para que poblaciones distintas se
agruparan y estrecharan sus lazos sociales y culturales,
formándose la identidad mapuche conocida históricamente.
Los mapuche se rebelaron contra el sometimiento español e
incendiaron las ciudades que habían fundado desde el río Bío
Bío al sur. Esta rebelión fue el inicio de la Guerra de Arauco
que obligó a España a mantener un ejército profesional que
resguardara las fronteras, así como a reconocer la autonomía
mapuche en sus tierras.
Economía
La economía mapuche ha variado en el tiempo. En el siglo 16,
ésta se centraba en la caza y recolección, complementándose
con la semidomesticación de camélidos como guanacos,
alpacas, vicuñas ( y una producción hortalizas no intensivas,
que consistía principalmente en el despeje de campos
mediante quema de bosques para alternar terrenos cultivables.
Su economía era de subsistencia, es decir, con escasa
acumulación productiva. La mujer estaba a cargo de las
labores domésticas y de la manufactura cerámica y textil
(düwekafe/tejedora). La Guerra de Arauco sostenida durante
la Colonia determinó una economía propia de la guerra, en que
los asaltos y “malocas” eran una fuente de ingresos. En esta
misma época se produce la incorporación del caballo, sin el
cual no se entiende la economía mapuche tradicional.
Actualmente, la mayor parte de los mapuche se desenvuelven
en la ciudad, si bien mantienen un modo de vida campesino de
pequeños productores en el campo, compuesto básicamente
por gente mayor que conservan la cultura tradicional. En
resumen, hoy los principales factores de producción de los
mapuche son su fuerza de trabajo, la tierra y una gran
solidaridad interna.
Organización Social
Hasta el siglo XVI, los mapuche poseían una organización
social familiar patrilineal, poligámica. En el siglo XVII y la
primera mitad del siglo XVIII, se fortalece el cacicazgo,
produciéndose una fuerte jerarquización social para tiempos
de guerra, donde nace la figura del toki, muy funcional para el
sistema de guerra. Las autoridades coloniales tratan de
fortalecer la figura del lonko o jefe de comunidad, con muy poco
éxito. A partir de la derrota de 1881, se implementa un sistema
de protectorado y se procede a conceder tierras a las
comunidades familiares, identificando a cada una con el
nombre del cacique o lonko.
Sin embargo, ello no resulta en la integración de los mapuche
a la sociedad chilena. La comunidad, tal como la crean los
nuevos títulos de dominio, no había existido antes del régimen
reduccional como concepto ni como realidad.

Hoy, la comunidad es un grupo consanguíneo en su mayoría


patrilineal, que proviene del otorgamiento de un título de
merced a un jefe y su familia. En ella existe una relativa
homogeneidad social de sus miembros. El proceso de
diferenciación interno se encuentra en el límite de la
comunidad, imponiéndose una solidaridad primero familiar y
luego comunitaria. Sin embargo, en nuestros días la mayor
parte de la población mapuche reside en sectores populares
de las grandes ciudades del país, organizándose en centros
culturales que tienen por objetivo principal la re-etnificación de
las generaciones urbanas.
Arte
Se puede decir que el arte mapuche es síntesis de dos
importantes tradiciones: la prehispánica y la hispano europea.
En ella se plasman su ideología y cosmología, y por ser
tradicional, el arte es traspasado de generación en generación.
Su reconocida orfebrería en plata (rutran) se desarrolla con la
llegada de los españoles, incorporando la fundición artesanal,
pero conservando el laminado con que se confeccionaban los
antiguos adornos en cobre.

Las joyas en plata pasaron a formar parte del atuendo típico de


la mujer mapuche y un elemento importante de la dote
matrimonial: cintillo de cadena (trarilonko), aros (chaway, upul),
pectorales (trapelakucha, sikil, runi, llol-llol), prendedores
(akucha), alfileres para sujetar los mantos de lana (tupu,
ponzón), así como las cintas para la cabellera en cuero o
tejidos con remaches en plata. En este metal también se
confeccionaban los aperos para el caballo, donde destacaban
la belleza de herrajes, espuelas y estribos. Los tejidos también
son parte fundamental de la representación de la identidad
mapuche. Colores y diseños se combinan según usos y
significados tradicionales de este pueblo para crear mantas
(makuñ) y fajas (trarihue), alfombras (pontro), cobertores y
bolsos de lana.

La producción cerámica por su parte, destaca por sus vasijas


(metawe) con decoración modelada, que propone formas
asimétricas que asemejan animales, como el pato, gallina y el
sapo. Importante también es el tallado de maderas nativas, de
alta duración y belleza, como roble, laurel, raulí, alerce y
coigüe. Con ellas se producen desde utensilios domésticos
(bateas, platos, cucharas) hasta objetos de carácter ritual
como el kollong (máscara), el rewe (poste ceremonial
chamánico) y el chemamull (troncos tallados que rematan en
amplias cabezas de funcionalidad funeraria). Menos conocida
es la cestería, en la que se fabrican cestos firmes y tupidos que
sirven para contener, trasladar y lavar alimentos y aventar
granos. Dentro del arte mapuche, es necesario incluir también
la música y la danza donde, a través de instrumentos como el
kultrún y la truruka, se ambientan ritos que expresan la
cosmovisión y festejan los ciclos vitales de este pueblo.

Culto y Funebria
La religiosidad mapuche actual está teñida por el sincretismo
de los conceptos introducidos por la evangelización cristiana,
los que se integran a la cosmología mapuche tradicional,
generando como consecuencia nuevas dimensiones de lo
sagrado, símbolos y ritos. El Admapu es el conjunto de
símbolos, prácticas y creencias tradicionales que propugnan
que el pueblo mapuche y la tierra (mapu), fueron creados por
Nguenechén (“dueño de los hombres”). En tiempos antiguos la
figura mítica fundamental fue el Pillán, espíritu del antepasado
fundador del linaje. Existiría un principio ordenador dentro de
la cosmovisión mapuche, el de izquierda/derecha, donde la
primera se asocia a lo inferior y la derecha a lo superior. Por
ende, el dualismo como conjunción de dos principios opuestos,
conforma parejas de oposiciones, resultando un sistema
cuadripartito que es representado en los diseños que porta el
tambor ceremonial o kultrun.

Los o las chamanes (machi) invocan en los ritos a las cuatro


grandes deidades: el Anciano, la Anciana, el Joven y la Joven;
el Wenumapu se divide en cuatro cielos que ordenan el número
de bailes o de oraciones que componen el Nguillatún o
rogativa, una de las ceremonias mapuche más importantes.

Las formas de entierro en los cementerios de los antecesores


mapuches fueron diversas: en canoas o en troncos ahuecados,
en cistas de piedra, inhumaciones directas en la tierra y en
urnas funerarias de cerámica; ésta última fue la modalidad de
inhumación más común de la cultura El Vergel, entre el Bío Bío
y el Toltén. A veces, coexisten enterratorios en urnas y en
canoas en un mismo cementerio. En las tumbas de la más
antigua cultura Pitrén, se disponen como ofrendas vasijas
cerámicas, predominando los jarros simétricos y asimétricos
con engobe negro o con decoración negativa de motivos
geométricos o fitomorfos. En los entierros de El Vergel, se
acompañan las urnas funerarias con jarros de cerámica
pintados con motivos rojos sobre una superficie blanca, un tipo
de decoración que después se populariza en el llamado Estilo
Valdivia que se desarrolla en la época colonial-hispana, junto
con adornos de plata y cobre, herramientas de labores
cotidianas y elementos de uso ecuestre.

You might also like