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CUESTIÓN SOCIAL,
VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES,
LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
COMPILADORES:
MANUEL W. MALLARDI – LILIANA B. MADRID – ADRIANA ROSSI
AUTORES:
JORGELINA BARROS – RAMIRO DULCICH – SILVIA FERNÁNDEZ SOTO
SERGIO D. GIANNA – LILIANA MADRID - CAROLINA MAMBLONA
LAURA MASSA– VALERIA REDONDI – MARIA SOL ROMERO
CYNTHIA TERENZIO – MARISA TOMELLINI
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Cuestión social, vida cotidiana y debates en trabajo social / compilado por Manuel W. Mallardi –
Liliana B. Madrid – Adriana Rossi
1ª ed. – Buenos Aires: Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires
158 p.; 14,8 x 21 cm – Cuestión Social – Trabajo Social
ISBN: 978-950-658-282-1
1º Edición, 2011.-
Impreso en Argentina – Printed in Argentina
Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723
ISBN: 978-950-658-282-1
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
ÍNDICE
Presentación .................................................................................................................... 9
Prólogo
Gustavo J. Repetti ...................................................................................................... 11
Capítulo I
Capitalismo Contemporáneo y Barbarie en America Latina: Notas sobre los dilemas del
proyecto profesional crítico – Ramiro Dulcich .............................................................. 15
Capítulo II
Capitalismo tardío y decadencia ideológica: La posmodernidad y su incidencia en el trabajo
social contemporáneo – Sergio Gianna ……………………………………………………… 35
Capítulo III
Perspectivas Tradicional y Emergente: Desafíos a la Intervención Profesional del Trabajo
Social en el contexto actual – Laura Massa – Jorgelina Barros .................................... 63
Capítulo IV
Movimientos Sociales y Trabajo Social: en la necesidad de fortalecer un diálogo crítico –
Carolina Mamblona – Valeria Redondi ...................................................................... . 75
Capítulo V
Vida cotidiana, totalidad concreta y construcción de mediaciones en el Trabajo Social:
desafíos políticos en la superación de la inmediaticidad – Silvia Fernández Soto – Cynthia
Terenzio – Marisa Tomellini ........................................................................................ 93
Capítulo VI
La problemática alimentaria como expresión de la Cuestión Social: determinantes
sociohistóricos y vivencias cotidianas – Liliana Madrid ...................................................111
Capítulo VII
Vida cotidiana, Salud y Capitalismo: La particularidad del cáncer, el enfermo oncológico y
su entorno vincular – María Sol Romero ..................................................................... 127
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Presentación
Manuel W. Mallardi
Director
Carrera de Trabajo Social
FCH - UNCPBA
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Prólogo
Gustavo J. Repetti1
crítica de la economía política mejor captó la naturaleza del capitalismo, y en consecuencia, sus
contribuciones permiten la comprensión más fiel de los mecanismos de producción y reproducción del
capital entendido como relación social.
11
Social – durante la segunda mitad de los años 60 del siglo XX y la primera mitad de la
década siguiente - , como fenómeno típicamente latinoamericano aunque con algunas
repercusiones en otros países del mundo4. Esta interlocución atravesó diferentes
caminos en los distintos países del subcontinente, sobretodo, en función de las
particularidades de las dictaduras militares distribuidas por toda la región que
implementaron modalidades que van desde la llamada “modernización conservadora”
– como en el caso brasileño – hasta planes sistemáticos de exterminio como el
desarrollado por el denominado “Plan Cóndor”.
La particularidad de la mencionada interlocución para el caso brasileño permitió
una profundización de aquella primera aproximación con la tradición marxista
posibilitando a la categoría profesional de ese país – durante las décadas de 80 y 90
del siglo pasado – aprehender el análisis de los fundamentos históricos y teórico
metodológicos de la profesión, su génesis y desarrollo, superando los argumentos de
la llamada perspectiva endogenista5, develando el significado social de la profesión. A
partir de la compresión del Trabajo Social como producto históricamente situado,
como resultado del movimiento contradictorio de la relación entre las necesidades del
orden del capital en un momento histórico de su desarrollo6 y las conquistas de la
clase trabajadora que comenzaba a consolidarse en cuanto movimiento organizado a
partir de los incipientes procesos de industrialización de principios del siglo XX.
Los artículos que componen la presente compilación evidencian, de formas
diversas, los aportes de esta perspectiva para entender la profesión desde diferentes
ángulos de análisis.
A partir de aquí, parece pertinente afirmar que la presente compilación ofrece
insumos teóricos para profundizar el debate contemporáneo en Trabajo Social, para
discutir sus fundamentos históricos y teórico-metodológicos en el escenario actual,
esto es, para actualizar el debate sobre el papel social de la profesión en un momento
histórico del desarrollo del orden del capital diverso de aquel cuyas determinaciones
permitieron su emergencia, esto significa afirmar que el significado histórico de la
profesión sufre transformaciones al compás de las transformaciones societarias. En
este sentido es necesario – y los diferentes autores de este libro ofrecen herramientas
4 En Alayón (2005) encontraremos las particularidades de este movimiento en 19 países de América Latina
y Caribe, como así también las influencias en España y Portugal. Cf. Alayón, N. (Org.) Trabajo Social
Latinoamericano. A 40 años de la Reconceptualización. Buenos Aires: Espacio, 2005.
5 En los términos de Montaño 1998. Cf. MONTAÑO, C. La Naturaleza del Servicio Social: Un ensayo sobre
línea se sugiere la lectura de Netto, J. P. Capitalismo Monopolista e Serviço Social. São Paulo, Cortez:
1992. En esta obra el autor analiza el proceso de emergencia de la profesión situándola – basado en los
estudios mandelianos – en el período de pasaje de la era competitiva para la era monopolista del modo de
producción capitalista, período conocido a partir de Lenin como imperialismo clásico.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
7 En los términos de Jameson. Cf. JAMESON, Fredric. Pós-modernismo - A lógica cultural do capitalismo
tardio. Trad. Maria Elisa Cevasco. São Paulo: Ática, 1996.
8 Iamamoto, M. V. Serviço Social em tempo de capital fetiche. Capital financeiro, trabalho e questão social.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Capítulo I
Ramiro Dulcich
“Cree el aldeano vanidoso que el mundo entero es su aldea, y
con tal que le quede de alcalde, o le mortifique al rival que le
quitó la novia, o le crezcan en la alcancía los ahorros, ya da por
bueno el orden universal, sin saber de los gigantes que llevan
siete leguas en las botas y le pueden poner la bota encima, ni de
la pelea de los cometas en el Cielo, que van por el aire dormidos
engullendo mundos. Lo que quede de aldea en América ha de
despertar. Estos tiempos no son para acostarse con el pañuelo a
la cabeza, sino con las armas de almohada, como los varones de
Juan Castellanos: las armas del juicio, que vencen a las otras.
Trincheras de ideas valen mas que trincheras de piedra” (José
Martí, Nuestra América, 1891).
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humanidad. Para este autor, estamos ante un “nuevo imperialismo” que trabaja con
márgenes de tolerancia bien restrictos, lo que lo torna fuertemente inestable,
surgiendo la necesidad de pensar formas y modalidades de enfrentar sus
“amenazas”. Desde el “corazón del sistema”, Harvey dirá que su lógica
inherentemente expansiva lo obliga a apoderarse de todas las cosas y a
mercantilizarlas; lo lleva a crecer cada vez más y a cualquier costo.
Por su lado, el crítico egipcio Samir Amin caracteriza al capitalismo actual como
viviendo su “fase senil” (2005). Para este autor, es falso el discurso hegemónico que
presenta la crisis como transitoria, coyuntural y parcial; como si fuera una crisis más
del capitalismo: nada que una mejor coordinación del funcionamiento del sistema y
una adecuada administración del sistema no puedan resolver. Desde su perspectiva
es dudoso que las agitantes contradicciones que hoy imperan en la sociedad sean
superadas con la retomada de una nueva “fase expansiva” del capitalismo, similar a la
fase fordista-keynesiana – “desarrollista” en América Latina – de la segunda pos
guerra.
De modo que, para estos autores, la crisis social contemporánea es diferentes de
todas las anteriores crisis cíclicas del capitalismo, plausibles de ser reabsorbidas y
superadas por una nueva onda de crecimiento productivo. Más bien, estaríamos ante
una crisis estructural, permanente, que se arrastra junto a la reproducción ampliada
del sistema; una crisis “crónica”, expresión de la activación de ciertos límites
absolutos del socio-metabolismo del capital, que emerge como un resultado de su
pleno desarrollo. Intentando superar sus “límites absolutos” (Mészáros), el capital –
mediante sus personificaciones – viene apelando a los métodos más bárbaros,
haciendo que segmentos importantes de la sociedad vean imposibilitada su
reproducción social, lo que se configura como un verdadero proceso de destrucción
de humanidad, reforzado por la profunda alienación surgida del irracionalismo
imperante.
Desde este punto de vista, es igualmente falso el discurso que presenta la crisis
actual como producto del “subdesarrollo” (capitalista) de determinado país; en ese
discurso el problema radica en la “deficiencia del desarrollo” (capitalista, claro), en el
poco dinamismo de sus economías, en fin, en el retraso de las fuerzas productivas de
la sociedad en cuestión.
En contraposición, entendemos que la realidad contemporánea representa el pleno
desarrollo de la lógica del capital, como nunca antes; el punto de mayor consolidación
y madurez histórica de este socio-metabolismo, parafraseando a Mészáros. Según la
hipótesis del marxista húngaro, el sistema del capital naufraga en una crisis
estructural, que impone un conjunto creciente de restricciones para que el capitalismo
pueda “evacuarla” satisfactoriamente y “fugarse”: éste alcanzó sus “limites
estructurales”, “absolutos”, declarando el agotamiento de su “fase civilizadora”,
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
1 Según la crítica de la economía política fundada en Marx, para enfrentar las dificultades de la acumulación
y de la expansión lucrativa – hoy regidas por una competencia cada vez más feroz entre monopolios - el
capital globalmente competitivo tiende a reducir a un nivel mínimo el costo del “tiempo de trabajo
necesario” (costo del trabajo en la producción), lo genera un movimiento de transformación del trabajo en
fuerza de trabajo superflua. Esta contra-tendencia del capital a su crisis estructural, antes que resolver el
problema, acaba produciendo recesión, puesto que el deterioro de los salarios reduce el consumo, con
riesgo de precipitar una crisis de superproducción. Para esta cuestión remitimos al lector al libro I de El
Capital, especialmente el capítulo XXIII, bien como el capítulo XIV del libro III.
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producción crecientemente depredador, que degrada las formas de sociabilidad y
barbariza la vida social. Una producción destructiva que responde a las exigencias
actuales del proceso de valorización del capital en escala mundial. Este es, sin dudas,
el núcleo irracional del orden social burgués maduro. Desnudado por su crisis crónica,
muestra el predominio de tendencias destructivas en el desarrollo de las fuerzas
productivas de la sociedad.
En este contexto, los relatos apologéticos del capital, especialmente la versión
neoliberal que fue hegemónica durante más de dos décadas, encuentran serias
dificultades para legitimarse, precisando renovar su crédito. Las promesas de mejoras
sustantivas en la calidad de vida social; de un bienestar para todos; de prosperidad y
progreso social basado en el trabajo – relato fordista-keynesiano, que informara,
también, al ideario social-demócrata de reformas sociales crecientemente universales
–, hoy se aprecian como una auténtica tragedia, una “catástrofe social” de
dimensiones mundiales. Un observador que consiga suspenderse de la “alineación
mediática” que cotidianamente intenta colonizar nuestras mentes, podrá corroborar el
hecho.
En esta perspectiva, en la actual fase sistémica de crisis estructural, las formas
que definen la sociabilidad se presentan como aquello que Marx y Engels, en 1848,
llamaron de “regresos momentáneos a la barbarie”2, pero con la diferencia
fundamental de que hoy, tales “regresiones civilizadoras”, dejan de ser coyunturales y
pasan a tornarse parte de la propia estructura de funcionamiento del capitalismo. El
retorno a la barbarie que hoy vivimos es parte constitutiva del sistema; es un
momento necesario de su reproducción siempre ampliada; una exigencia para el
funcionamiento “adecuado” del régimen social del capital en nuestros días.
De modo que, a diferencia de mediados del siglo XIX, la regresión civilizatoria que
hoy nos interpela, al asumir un carácter estructural, permanente, crónico, supera en
determinaciones a aquella del siglo XIX. Con la crisis estructural del sistema, el
desempleo crónico y la producción de barbarie se afirman como algo natural e
inapelable en la formas de sociabilidad. Así, la crisis es “naturalizada”, sus
determinaciones son mistificadas y sus irracionales antagonismos son solapados3.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
4 Lo que no anula el hecho de que toda “mercancía”, para ser vendida, tiene que ser un “valor de uso”; o
sea, debe corresponder a una necesidad elemental o del espíritu. Sin embargo, la producción mercantil no
se orienta, prioritariamente, a la satisfacción de las necesidades, antes, es la modalidad de generar
plusvalor: la sustancia del lucro. Ahora, para acopiar la plusvalía generada en el momento de la producción
de mercancías, éstas deben ser vendidas, deben realizarse en el mercado, y para esto deben ser objetos
útiles, que correspondan a necesidades sociales.
5 En la crítica de la economía política, Marx parte de la teoría del valor-trabajo de los clásicos (Smith y
Ricardo), pero la supera al descubrir el “secreto” de la plusvalía. Dicha teoría afirma que el valor de una
mercancía está dado por el tiempo de trabajo socialmente necesario para producirla, o, lo que es lo mismo,
por el tiempo de trabajo socialmente necesario que ésta lleva acumulado, objetivado.
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de necesidades – tal como ocurría en los sistemas de producción antiguos –, no
habría condiciones para la existencia de crisis de valorización del capital, debido a su
inactividad. El modo de producción capitalista subordina el valor de uso de los
productos a su valor de cambio; no los trata separadamente, los combina de forma
peculiar. Así, la producción se determina por la producción misma, en escalas siempre
crecientes, como forma de bajar los costos unitarios de la producción para tener
suceso en la competencia. La acumulación capitalista exige y supone todas estas
condiciones6.
Una vez afianzada dicha dislocación – entre producción y satisfacción de
necesidades sociales –, o sea, cuando la producción no es para el consumo
inmediato y lo que importa es el intercambio del producto – porque sólo de esa forma
la plusvalía puede ser apropiada y servir para sucesivas ondas de acumulación de
capital –, se abre la posibilidad de una producción destructiva7. Cuando esto ocurre, la
producción social de la vida material deja de responder a las necesidades sociales y
abandona su potencial civilizador.
En los borradores de 1857/58 (los llamados Grundrisse), Marx desarrolla la idea de
que el consumo creciente que el capitalismo expansivo del siglo XIX impelía, contenía
energías humanizadoras – puesto que diversificaba el complejo de necesidades
existentes, creando otras nuevas, las cuales encontraban posibilidades de
satisfacción con el “progreso de las fuerzas productivas sociales”. Este “desarrollo de
las fuerzas productivas” – que no se reduce al progreso científico-técnico, sino que,
también, envuelve las capacidades y habilidades humanas –, en permanente ascenso
desde los primeros días del capitalismo, es una condición necesaria de la
reproducción ampliada del mismo. Ya unos años antes, en el Manifiesto de 1848,
Marx observa que la burguesía, como la clase que encarna los intereses vitales de la
sociedad del capital, no podía desplegarse y afianzarse sino a través de revolucionar
permanentemente las fuerzas productivas, considerando este momento como
civilizador por llevar a la superación de la escasez8.
6 Aumentando la escala, tiende a disminuir el costo unitario de la mercancía, lo que brinda posibilidades de
suceso en la competencia en el mercado; esto, secundariamente, se vincula con la satisfacción de
necesidades humanas, siendo la principal motivación la venta y la consecuente obtención de lucros
capitalistas, a partir de la apropiación de trabajo no retribuido, esto es, la producción y apropiación de
plusvalía.
7 La destructividad del capitalismo y su lógica se expresan desde el momento que subordina valor de uso a
valor de cambio. El consumo deja de fundamentarse en el uso y pasa a depender del cambio. Del consumo
por la necesidad se pasa al consumo por el consumo mismo; un momento irracional cada vez más fuerte
que coadyuva con la reproducción auto-destructiva.
8 Actualmente, las exigencias de la valorización del capital suponen, tanto la creación permanente de
nuevos mercados, como la intensificación del consumo al interior de los mismos. La “esfera del consumo”
debe estar a la altura del ritmo febril impuesto por la competencia ínter-imperialista, para permitir la
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Lo importante a resaltar aquí, una vez más, es la diferencia cualitativa que nuestra
época histórica guarda con el capitalismo observado por Marx, puesto que se han
procesado cambios sustanciales en las bases de reproducción del sistema, a partir de
las metamorfosis que el mismo fue operando a lo largo de su despliegue histórico. De
modo que, las condiciones necesarias a la reproducción sistémica fueron unas en su
fase competitiva y expansiva inicial, se trastocaron y re-formularon con el pasaje para
la etapa imperialista del capitalismo, y hoy, en su etapa de más avanzada madurez (y
de agudización de sus contradicciones), son nuevamente transformadas. La idea de
metamorfosis expresa justamente esta dialéctica de transformaciones y
continuidades, o continuidades bajo otras formas9.
En este sentido, el desarrollo de las fuerzas productivas de la sociedad – que porta
un potencial para la diversificación y la ampliación de las necesidades humanas y la
satisfacción a través de un consumo creciente –, al operarse bajo la lógica del capital
y de su reproducción ampliada, no redundan en un proceso de humanización
creciente. Tal desarrollo de las capacidades productivas sociales, en esta época de
crisis estructural, se vuelve contra la propia humanidad, una vez que su usufructo está
negado para millones de seres humanos – que ha llegado, incluso, a poner en riesgo
la propia vida en el planeta, con la suicida destrucción de recursos naturales no
renovables. Es la afirmación férrea de la lógica alienada que comanda los desarrollos
tecno-productivos – la lógica del lucro y de la “acumulación interminable de capital” –
lo que impide que ese potencial humanizador hoy se haya tornado un verdugo que no
vacila en cortar las cabezas de los “residuos humanos” del capital.
En síntesis, no es la producción en sí lo que más le interesa al capital; más bien, le
preocupa, fundamentalmente, su auto-reproducción ampliada. Actualmente, asume la
forma de una auto-reproducción destructiva que barbariza la vida social. Una
alternativa básicamente racional para esta paradoja sería la reducción de las horas de
trabajo, lo que permitiría “absorber” las tendencias a la “exclusión estructural”. Sin
embargo, el “tiempo libre” que tal distribución del trabajo acarrearía, además de
encarecer las mercancías, también es portador de una carga “explosiva”, puesto que
puede operar en el sentido de suspender la alienación.
Es interesante, en este sentido, recuperar la tesis de Mészáros (2002) sobre la
realización de las cada vez más numerosas mercancías producidas con los sucesivos saltos en la escala
de producción y en la productividad del proceso de trabajo, lo que ha redundado en un auténtico proceso de
destrucción de fuerzas productivas sociales.
9 Un buen ejemplo de esto puede encontrarse al analizar el desempleo actual y su carácter crónico. En los
marcos de lo que hemos llamado la “fase expansiva” del capitalismo, cuando todavía no había agotado sus
estímulos civilizadores, el desempleo se presenta como momentáneo y susceptible de ser absorbido por
nuevas ondas de inversiones productivas de capital. Es ese el ciclo que parece haberse cerrado
definitivamente con la crisis estructural del capital.
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afirmación de una tendencia a la “tasa de utilización decreciente” de los bienes y
servicios en el capitalismo contemporáneo. Éste, como respuesta a su propia crisis,
desarrolla un conjunto de contra-tendencias que ya no apuntan fundamentalmente a
aumentar extensivamente la esfera del consumo (como fue el consumo de masa,
propio de la fase “fordista-keynesiana”, en la segunda pos-guerra). Hoy, la respuesta
sistémica se orienta a la intensificación del mismo; o sea, al aumento de la
“profundidad” del mercado. Estas dimensiones, más que ser excluyentes, se
complementan, tendiendo a predominar la segunda estrategia.
En la línea de este autor, podría pensarse que, como respuesta a su crisis de la
década de 1970, el capitalismo elabora una tendencia que busca restringir los
mercados de masa, concentrando y profundizando el consumo en determinados
segmentos sociales. Con esto, opera una transformación en la modalidad de
reproducción del sistema del capital, la cual deja de realizarse básicamente a través
de la “vía keynesiana”, y pasa a adoptar la “vía neoliberal”. El sistema se reproduce
intensificando la profundidad de los mercados, que deben ser dinámicos para saciar la
sed de ganar en la competencia, lo que implica crear y consolidar una masa de
“excluidos” de un consumo sustancial.
Ahora, para que esto no provoque el colapso del sistema por una crisis de sub-
consumo, el capital desarrolla una contra-tendencia dirigida hacia la producción de
desperdicio que, poco a poco, pasa a convertirse en una pieza fundamental del
funcionamiento del sistema en su edad madura. Ésta consiste en reducir la
durabilidad de los productos – si es preciso, boicoteando la calidad de los mismos –,
para aumentar la demanda, la circulación y el consumo de mercancías10.
Queda claro, entonces, que al capital no le interesa la alta durabilidad, puesto que
restringe el consumo y lo desacelera. Por esto, en el capitalismo en crisis estructural
se acaba conformando una dialéctica irracional de producción para el desperdicio,
donde el segundo es el momento predominante. Este es el núcleo irracional y
deshumanizante de lo que llamamos producción destructiva11.
10 La solución para la crisis que es inherente al capitalismo en su edad madura (la superproducción) por la
vía de la expansión del consumo civil, parece superada. Hoy, puede apreciarse que el capital opta por
expulsar fuerza de trabajo a pesar de los riesgos de contraer el consumo, y lo contrarresta con la caída de
la tasa de utilidad y la producción destructiva (Remito al lector a Mézsaros, 2002, Capitulo 16.2.5: Página
692). Es importante aclarar que esta tendencia capitalista tardía - de profundizar intensivamente el
consumo, antes que expandirlo extensivamente -, forma parte del elenco de respuestas elaboradas por el
capital para sortear su última gran crisis global, cuyo epicentro se dio en la década de 1970. Desde
entonces, según el filósofo húngaro, el capitalismo se reproduce generando y manteniendo una masa
enorme de excluidos, los cuales son fundamentales para mantener desarticulada la “vieja clase
trabajadora”, neutralizando la amenaza sistémica fundamental y logrando sumergir todo a la tiranía de lo
“único posible”, mediante la negación de alternativas.
11 Son varios los autores que han colocado al complejo industrial-militar como el pilar fundamental de esta
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
producción destructiva, y como el ejemplo más dramático e irracional de la misma. El complejo industrial
militar es la solución encontrada para la superproducción. Allí pueden combinarse la máxima expansión con
la tasa mínima de utilidad, superándose en la práctica la distinción entre consumo y destrucción. Al
respecto, remito al lector a la obra Capitalismo Tardío, de Ernest Mandel, donde se encuentra
rigurosamente desarrollado este problema.
12 Son varios los autores que abordan dicho pasaje o cambio de fase del capitalismo, coincidiendo en que el
mismo se procesa a partir del último tercio del siglo XIX, y va incrementándose y reformulándose hasta
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imperialismo, como la etapa más avanzada del capitalismo –, es el papel central que
pasan a jugar los grandes conglomerados monopolistas en la definición del modo de
reproducción del orden social. Éstos, en el comando del aparato del Estado-nación
moderno, buscarán instrumentalizarlo para posibilitar las condiciones de la
acumulación del capital en un contexto de creciente recalentamiento de la
competencia inter-monopolista. Aquí, la conquista de territorios, el control de los
recursos humanos y naturales, la exclusividad en los negocios, entre otros elementos,
son una fuente permanente donde el capital monopolista buscará oxigenar sus
momentos críticos para continuar la corrida de la competencia mundial.
Retomando la reflexión del geógrafo David Harvey (ídem), la “acumulación
interminable de capital” requiere para sí una “acumulación interminable de poder”,
capaz de proteger y mantener segura a la propiedad. Por esto, afirma el autor,
concentración de capital implica concentración de poder. La historia de la burguesía
tiene que ser una historia de hegemonías que expresan siempre un poder más amplio
y expansivo, continuamente. La pregunta que Harvey se formula al respecto es: ¿en
qué estructura se podrá concentrar un poder suficientemente fuerte como para
controlar la continuidad ilimitada de la acumulación de capital? O, ¿este afán ilimitado
de acumulación nos conducirá a la barbarie?
Con base en dicho autor, históricamente, pude pensarse en un primer momento
del imperialismo capitalista (puesto que políticas imperiales existieron con anterioridad
al capitalismo) comprendido entre las décadas que van de 1875 a 1945. El mismo, se
caracterizaría por un contexto mundial en el que existen imperialismos rivales
fundados en Estados nacionales, los cuales funcionan, se legitiman y reproducen,
mediante la movilización de la “unidad nacional” para el enfrentamiento de un poder
externo – para lo cual muchas veces se apela al racismo.
Un segundo momento del imperialismo comenzaría luego de la segunda guerra
mundial y se extendería por 30 años, hasta entrada la década de 1970. La segunda
pos-guerra, entonces, abriría una nueva fase de configuración geo-política del
capitalismo imperialista, donde los Estados Unidos de América salen del conflicto
bélico como potencia dominante – líder en tecnología y en producción –, con el dólar
reinando supremo y su aparato militar bien superior al de cualquier otro país13. En
nuestros días. El imperialismo, como fase más avanzada del capitalismo llamado competitivo, expresa la
entrada en la escena de los monopolios; por esto, es también llamado “capitalismo de los monopolios”.
Entre los teóricos clásicos fundamentales podemos destacar a Lenin, Hilferdin, Bujarin, Hobsson, Rosa de
Luxemburgo, Baran y Sweezy, entre otros.
13 Diferentemente de la URSS que cargó con el principal costo de la segunda guerra mundial. Es bueno
recordar que, la demora de los Aliados para lanzar un segundo frente de ataque en Europa y derrotar más
rápidamente al poderío nazista (probablemente calculada por EUA e Inglaterra), desgastó mucho el poderío
militar soviético.
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
14 En este sentido, si observamos la conducta histórica de los EUA puede percibirse que el consentimiento y
la cooperación tienen la misma importancia que el uso de la coerción y la eliminación del enemigo o la
disidencia. Sin lograr capacidad internacional de movilización de consentimientos y cooperaciones, esto es,
sin lograr ejercer un liderazgo de modo que genere ciertos beneficios colectivos, haría mucho tiempo que
EUA habría dejado de ser hegemónico. La “cabeza del Imperio” debe actuar de forma tal que, por lo menos,
sea creada la ilusión de que las ganancias serán en beneficio de todos; no puede descuidarse esta cuestión
a la hora de hablar de liderazgo por medio del consentimiento, o sea, del ejercicio de la hegemonía. No
obstante, lo que queremos resaltar es que esto no anula el momento coercitivo del sistema, más bien, el
mismo no precisa ser movilizado para enfrentamientos sociales fuertes; son momentos de relativa paz
social que el sistema también demuestra como posibles dentro de sus marcos contradictorios.
15 Aunque no nos propongamos en este ensayo el tratamiento de los golpes militares que sacudieron a
varios países latinoamericanos en este período, bajo la organización estratégica del Pentágono
Norteamericano, es importante mencionar como ejemplo, el genocida Plan Cóndor que eliminó
efectivamente la disidencia en Sudamérica.
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procuró contestar, con más o menos radicalidad, las estructuras del orden social. Este
movimiento contra-hegemónico se confrontó con una respuesta sistémica que no
vaciló en la utilización del terrorismo de Estado – desplegado mundialmente – para
ahogar en sangre los procesos potencialmente transformadores del status quo.
El período que se inicia con la crisis capitalista de la década de 1970 – la crisis
estructural del capitalismo – deja como saldo fundamental, el establecimiento de un
grupo dominante de países, formado por las grandes potencias capitalistas,
globalmente cohesionado, articulado bajo el liderazgo de los EUA. Esto se produce, a
fin de evitar confrontaciones internas y compartir mejor los beneficios de un
capitalismo integrado en las regiones nucleares, procesándose una verdadera
intensificación del capitalismo.
De este modo, siguiendo a Harvey (ídem), desde 1970 hasta nuestros días, se
afirma, en términos históricos, la “hegemonía neoliberal”. Con ella, el funcionamiento
del sistema, aún bajo la tutela de EUA, relativiza fuertemente la base material de los
valores monetarios. El abandono del patrón dólar-oro opera como una suerte de
desmaterialización del sistema monetario. La llamada crisis del petróleo – una gran
elevación de su precio – perjudicó mucho más a Alemania y a Japón, que al propio
EUA – que tenía reservas propias en ese momento. Los bancos norteamericanos
fueron quienes absorbieron los “petro-dólares”, y Nueva York se convirtió en el centro
financiero mundial, mientras los mercados financieros fueron desregulados, unos tras
otros.
En este nuevo contexto, la burguesía inclina sus negocios hacia las actividades
financieras, descubriendo que éstas significan un arma contundente para atacar las
posiciones del trabajo organizado y oxigenar las ganancias. Las luchas de los
trabajadores adquieren cada vez más un carácter defensivo, buscando preservar las
conquistas del Welfare State, y los movimientos de resistencia son derrotados unos
tras otros en los países centrales, provocando la desarticulación político-organizativa
de la clase trabajadora. En este marco, el capital financiero ocupa el centro de la
escena y logra ejercer un efectivo disciplinamiento sobre la misma a escala mundial –
especialmente en aquellos países cuyos Estados se encuentran considerablemente
endeudados16.
Por otra parte, en la perspectiva del geógrafo norteamericano , el reino de la
especulación financiera y del capitalismo de acumulación flexible – pilares
fundamentales de lo que hemos conocido como neoliberalismo – fueron realmente
posibles, gracias al conjunto de transformaciones tecnológicas advenidas con la
16 La “deuda externa” en determinados países – especialmente los asociados al FMI - fue usada para
reorganizar las relaciones de producción internas de los mismos, favoreciendo la mayor penetración de los
capitales externos: EUA, Japón, Europa. (Cf. Harvey, 2005, p. 59).
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
17Sus antecedentes pueden encontrarse en las investigaciones militares desarrolladas por las potencias,
en el marco de la segunda guerra inter-imperialista, y, posteriormente, en el transcurso de la llamada
“guerra fría”.
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aparecían abiertamente tal como lo hacen hoy, cuando la explícita belicosidad se
debe, en parte, a que en la atmósfera posterior al 11 de septiembre, la acción militar
abierta y unilateral se torno más aceptable al interior de la principal potencia
imperialista, aunque no sin resistencias locales, regionales y globales.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
29
creado diferentes reacciones socio-políticas, lo cual explica la existencia de tiempos y
profundidades diferenciadas en la implementación de su paquete de “contra-
reformas”. En este sentido, no pueden olvidarse las mediaciones existentes entre el
aumento de la barbarización de la vida social y la formación de un sujeto colectivo
capaz de dar otro sentido al orden social.
Nos interesa destacar aquí, fundamentalmente, las tendencias unificadoras
producidas por esta fase social regresiva del capitalismo en Nuestra América. Como
pudo constatarse recientemente, es en estas áreas donde el sistema busca
primeramente obtener “oxígeno” para “respirar” en sus crisis de desvalorización. En
otras palabras, es en las periferias del sistema, donde el capitalismo imperialista
maduro, primeramente descarga el peso destructivo y cada vez más violento de las
crisis de valorización; sobre éstas han sido realizados históricamente los “ajustes
estructurales” necesarios para la recomposición de la tasa de lucros y de la
acumulación.
En este contexto, la contundencia del “fracaso neoliberal” y el fin de su promesa
civilizadora, pone en pauta la necesidad de brindar alternativas. Podemos encontrar,
en la América Latina actual, fuerzas de resistencia a los procesos de expansión
insaciable del imperialismo maduro, cuestionando firmemente las bases neoliberales
de organización socio-económica y política de los países. Hoy, en “Nuestra América”,
se vienen procesando agitadas jornadas de lucha social, las cuales se expresaron, de
forma intermitente, en el período pos-dictatorial y fueron ganando intensidad al ritmo
de la agudización de algunas contradicciones sistémicas, una vez que el capitalismo
alcanzó sus “limites estructurales”. Lo que podríamos esperar del despliegue de las
formas imperialistas en esta coyuntura, es el desarrollo de una dialéctica que no es
nueva en la región, la cual se caracteriza por un endurecimiento del “gran hermano”
del norte en función de mantener su supremacía, aunque no sin contestaciones más o
menos decididas por parte de los “de abajo”, los “condenados”, nosotros, los
“inferiores”.
30
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
31
entre otras cuestiones esenciales. Los proyectos societarios se diferencian de los
proyectos profesionales, fundamentalmente, por el nivel de amplitud y de totalización
que comportan. Entendemos, junto con Netto (ídem), que los primeros se refieren a
una propuesta integral de organización social, que envuelve al conjunto de los
ámbitos de la vida social. Se basan en una “imagen ética ideal” de la sociedad a ser
construida, con valores y principios que la fundamentan; privilegian ciertos medios
para concretizarla; y pueden pensarse en escala nacional, regional, continental o
universal.
Por otro lado, los proyectos profesionales son también colectivos, pero no tienen la
amplitud de los anteriores. Según nuestro autor, éstos se desarrollan en una escala
menor y también prefiguran una imagen ideal, un proyecto, pero de la profesión. Los
proyectos profesionales también exigen valores que los legitiman socialmente;
delimitan sus objetivos y funciones; formulan los requisitos para su ejercicio; dictan
normas para el comportamiento de los profesionales; y establecen bases para
relacionarse con los usuarios de los servicios sociales en los que trabaja.
Al igual que los proyectos societarios, los proyectos profesionales son estructuras
dinámicas que responden a las alteraciones del sistema de necesidades sociales
sobre las cuales opera la actividad profesional; esto es, se mueven al ritmo de las
transformaciones económico-culturales, del desarrollo teórico-práctico de la propia
profesión y de los cambios en la composición social del colectivo profesional. Su
dimensión política es atravesada, tanto por la relación con los proyectos societarios,
como por las luchas hegemónicas internas al campo profesional – luchas por hacer
prevalecer un proyecto con determinadas orientaciones u otro. Así como existe en la
sociedad disputa de proyectos societarios, al interior del ámbito profesional existen
también disputas en torno de la orientación que debe asumir el proyecto profesional
en cada momento histórico. Por esto, el espacio profesional está lejos de ser
homogéneo en relación con las concepciones y los compromisos con los proyectos
societarios presentes en la realidad, lo que se traduce como adhesión o confrontación
de tal o cual proyecto en el interior del ámbito profesional.
Uno de los límites fundamentales que hoy enfrentan los proyectos profesionales
que resisten al proyecto societario hegemónico, según el autor18, se centra en el
mercado de trabajo profesional. Como vimos, éste es uno de los mecanismos de
ajuste y disciplinamiento más efectivo para garantizar el proceso de “reproducción de
lo dado” en la contemporaneidad. La precarización de los empleos, la informalidad y
la inestabilidad laboral, abonan para mantener la adecuación funcional de las
18José Paulo Netto (2003) sustenta la idea de que, en la relación que existe entre proyectos profesionales /
proyectos societarios, es común que el que es hegemónico en la sociedad tienda a predominar dentro de la
profesión, aunque también pueden ocurrir descompases y enfrentamientos entre ambos.
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
prácticas profesionales a las exigencias sistémicas que emergen con la nueva fase de
crisis estructural del capital19. La condición ineludible de trabajador asalariado,
dependiente de las oscilaciones del mercado de trabajo, es el “eslabón más delgado”,
cuando nos proponemos reflexionar sobre los desafíos contemporáneos del proyecto
crítico del Trabajo Social en Nuestra América.
Evidentemente, esta es una contradicción existencial para el proyecto profesional
crítico: una tensión que no puede ser resuelta desde el interior de la categoría
profesional, por más que se piensen estrategias sofisticadas, y por más inteligentes
que puedan ser los cuadros que conspiran. Esta cuestión, vital para la propuesta de
un proyecto profesional crítico en la actualidad, se constituye como uno de los puntos
fundamentales que articulan recíprocamente proyecto profesional y proyecto
societario.
Para concluir estas reflexiones, podemos decir que la existencia de una fuerte
contradicción entre el avance del proyecto profesional crítico y la vigencia del proyecto
societario neoliberal, revela los enormes desafíos que enfrenta una formulación eficaz
del primero a escala continental. Dicha formulación, no puede ser pensada
aisladamente de la suerte y de las condiciones de las fuerzas socio-políticas que
disputan políticamente e intentan plasmar proyectos societarios contra-hegemónicos
en los diferentes países de “Nuestra América” o en la totalidad del sistema-mundo.
Entendemos que la profundización de la resistencia contra el neoliberalismo
expresa la conciencia cada vez más clara de la necesidad de unir a quienes lo
padecen y organizarse para su enfrentamiento. Si este principio es adoptado como
horizonte en la intervención profesional crítica, es preciso trabajar en la construcción
del proyecto profesional crítico en escala continental. El proyecto societario que
orienta las estrategias de intervención profesional en una perspectiva crítica es el de
la emancipación humana, que se basa en valores radicalmente diferentes a los
imperantes, y precisa ser materializado por medios alternativos a la miserable
racionalidad instrumental.
Por esta razón, entendemos que la construcción de un proyecto profesional crítico
en América Latina implica, hoy, por lo menos dos desafíos fundamentales: la
recuperación radical – en el plano del pensamiento – del proceso socio-histórico de
formación de Nuestra América en la dinámica capitalista, y la comprensión del
significado estratégico de la unidad latinoamericana para enfrentar el conjunto de
tendencias socialmente regresivas (vitales para el “nuevo imperialismo”) que
barbarizan la vida social.
19 Con mayor autonomía política-económica, el profesional tiene mejores condiciones para intervenir a
partir de sus propios valores éticos, y no a partir de aquellos impuestos de forma unilateral por el empleador
– como es cada vez más corriente.
33
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Capítulo II
Sergio D. Gianna
Introducción
El presente trabajo busca indagar en torno al surgimiento del pensamiento
posmoderno dentro de los límites del capitalismo tardío, y cómo éste incide en el
debate contemporáneo del trabajo social.
En una primera parte, se recuperan las determinaciones centrales de la
“decadencia ideológica” del pensamiento burgués (Lukács, 1981) que coincide con la
consolidación de la burguesía como clase dominante en 1848 (Marx, 1965). Desde
entonces, ha predominado en este pensamiento un común denominador: el
irracionalismo o un racionalismo formalista (Coutinho, 1972) que abandona tres
núcleos centrales del pensamiento clásico: el historicismo concreto, la concepción
humanista del mundo y la razón dialéctica. Entendiendo al campo posmoderno como
la pauta cultural dominante de la lógica del capitalismo tardío (Jameson, 1992) se
pretende indagar cuál es el tratamiento que hace este pensamiento de los tres
núcleos señalados anteriormente.
En una segunda parte, el trabajo analiza la incidencia del pensamiento
posmoderno en el trabajo social. Para ello, se toma como matriz de análisis la
dimensión teórico-metodológica (Iamamoto, 2003), entendiéndola a ésta como las
múltiples teorías que explican lo real y que incluyen en sí un modo de aprehender la
realidad. En ese sentido, pensar la presencia del pensamiento posmoderno en trabajo
social desde esta dimensión, procura analizar cómo se aprehende la realidad social,
cuáles son las categorías o conceptos teóricos que dan cuenta de esa realidad y
cuáles son los fundamentos que los sustentan.
35
En el caso de la ciencia, su historia no es meramente el desarrollo de las ideas o
de las personalidades que las sustentan, sino el desarrollo de las fuerzas productivas
del trabajo del hombre, su desarrollo social, que le plantean a la ciencia determinados
interrogantes y dilemas que debe resolver1 (Lukács, 1959).
A partir de este planteo inicial, la ciencia sólo cobra sentido dentro de una totalidad
más amplia que la contiene, desarrollándose en su plenitud dentro del modo de
producción capitalista. Esto es posible, porque se socializan todas las relaciones
humanas, produciéndose un recorte de la base natural de la sociedad2, pasándose a
reconocer que la historia del hombre es la historia de su propia actividad (Netto,
2005).
A partir del siglo XVI, y durante los dos siglos subsiguientes, se produce la
transición entre el modo de producción feudal hacia el modo de producción capitalista.
Dentro de este proceso, Lukács (1958) reconoce distintos momentos en la burguesía,
en su conformación como clase y su posterior consolidación como clase dominante.
En la lucha contra el absolutismo feudal, la burguesía se constituyó en una clase
ascendente, representando el “interés general del pueblo” (Marx, 1965), consolidando
una transformación no sólo en el plano de lo económico y lo social, sino también en lo
cultural.
Junto a la transformación del modo de producción, comienza a cobrar forma el
proyecto de la modernidad (Ilustración), en cuanto programática socio-cultural
inspirado en el proyecto Iluminista. Según Rouanet (1993) el Proyecto Iluminista es un
proyecto transhistórico que adquiere particularidad y expresión en diversos momentos
históricos. El mismo está basado en tres categorías centrales: La universalidad, que
presenta la unidad de la especie humana y su horizonte emancipatorio, marcando la
igualdad entre los hombres independientemente de su raza, sexo, religión y
pertenencia a una nación. La individualidad, reconoce al hombre como persona
concreta y no sólo como integrante de una colectividad3. Y finalmente, la autonomía,
1 Lukács (2004), muestra la mediación que se produce en el proceso de trabajo entre la teleología, la
objetivación y la exteriorización. Recuperando a Aristóteles y a Hartmann, señala que todo proceso de
trabajo que se inicia con una necesidad concreta, conlleva un proceso de ideación en la mente de la
finalidad a lograr. En este proceso, se producen investigaciones de los medios y de los fines, en los que
aparece el núcleo embrionario del desarrollo de la ciencia, como modo de aprehender las determinaciones
de la realidad natural para actuar sobre ella y transformar su potencialidad.
2 Esto no implica la desaparición de la base natural en el modo de producción capitalista. Por el contrario,
en todo modo de producción existe necesariamente una base natural. Esto porque en el acto de trabajo se
producen “…combinaciones de dos elementos: material natural y trabajo” (Marx, 2002: 53).
3 Esto no implica la concepción liberal criticada por el propio Marx (2006) en la “Cuestión Judía” en la que la
individualidad es sinónimo de monada individual. Por el contrario, implica reconocer al hombre en cuanto
ser genérico, en su dimensión individual y colectiva, en la cual la realización del individuo está dada por la
realización con los otros hombres.
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
en cuanto los derechos y los poderes de los hombres para ejércelos. Dicha autonomía
se vincula con la utilización del hombre de su razón autónoma, el reconocimiento de
su libertad tanto en el espacio público como privado y la libre participación del
individuo en la esfera de la producción, la circulación y el consumo.
El proyecto de la modernidad se plantea en abierta oposición y antagonismo al
régimen feudal, colocando al hombre como el constructor de su propia historia, en
detrimento de la concepción religiosa, que no es más que la “autoconciencia y el
autosentimiento del hombre que aún no se ha encontrado a sí mismo…” (Marx, 1965:
8). Esto permite un proceso de secularización del pensamiento, en el cual la “figura de
Dios” pierde centralidad para comprender el mundo y con ello, toda explicación que
asume un carácter inmutable y mistificador de la realidad. Comienza a producirse el
rompimiento con la autoalienación descripta por Marx (1965), reconociendo que el
hombre debe “girar sobre su propio sol”, que no es más que el hombre en cuanto ser
social.
Esto también produjo un impacto en el campo del conocimiento, ya que superado
el velo mistificador de la religión se reconoce la posibilidad de generar un
conocimiento racional de la realidad. El mundo -tanto social como natural- no es algo
caótico, sino un sistema que posee conexiones causales y leyes inmanentes que el
hombre puede conocer.
Esta fase ascendente de la burguesía es acompañada por el desarrollo de un
pensamiento teórico que busca aprehender la realidad a partir de su devenir. La
ciencia codifica los principios últimos y una concepción general del mundo, propia del
movimiento progresista y liberador que constituyó la burguesía en ascenso. En este
momento histórico, entre la clase ascendente y la ciencia era posible aún la crítica:
Ella emerge del seno mismo de esta clase (Lukács, 1958).
Este período, comprende aproximadamente desde fines del primer tercio del Siglo
XIX hasta 1848, desde los pensadores renacentistas hasta Hegel. Según Coutinho,
Hegel sintetiza el pensamiento burgués revolucionario, reconociendo en él tres
núcleos categoriales: “…el humanismo, la teoría de que el hombre es un producto de
su propia actividad, de su historia colectiva, el historicismo concreto, o sea, la
afirmación del carácter ontológicamente histórico de la realidad, con la consecuente
defensa del progreso y del mejoramiento de la especie humana; y, finalmente, la
razón dialéctica, en su doble aspecto, esto es, de una racionalidad objetiva inmanente
al desenvolvimiento de la realidad (que se presenta sobre la forma de la unidad de los
contrarios), y aquella de las categorías capaces de aprehender subjetivamente esa
racionalidad objetiva, categorías que engloban, superando, las provenientes del
“saber inmediato” (intuición) y del “entendimiento” (intelecto analítico)” (1972: 14-15).
El desarrollo de la ciencia en este estadio del capitalismo, si bien tenía falencias y
era objeto de deformaciones que no le permitían al científico captar en su plenitud la
37
realidad y su movimiento, estos planteaban una respuesta “honesta y científica,
aunque incompleta y contradictoria…” (Lukács, 1981:31).
El modo de producción capitalista desarrolla una verdadera revolución en las
fueras productivas del trabajo, pero al mismo tiempo agudiza su contradicción
principal: una producción de mercancías ampliada y cada vez más social y una
apropiación cada vez más privada de los productos del trabajo. Esta contradicción
comienza a tener eco por toda Europa a partir de 1848, con lo que Hobsbawm (2005)
llamó la “Primavera de los Pueblos”, momento histórico en el cual la clase trabajadora
adquiere conciencia para sí, reconociendo el límite establecido en el orden burgués.
Este proceso histórico, evidencia la presencia de una doble racionalidad
(Wallerstein, 1995), una de carácter instrumental, que busca el desarrollo de la ciencia
y de la tecnología para revolucionar las condiciones de producción y de este modo
obtener un mayor lucro ganancial mediante una plusvalía extraordinaria, la otra, de
liberación, orientada a la emancipación y la consecución de la felicidad de los
hombres. Esta contradicción es la que la clase trabajadora pondrá en evidencia del
orden burgués, comenzando a disputar con la burguesía el cumplimiento y
efectivización del ideario de la modernidad.
Según Harvey “El movimiento socialista amenazaba la unidad de la razón de la
Ilustración e insertaba una dimensión de clase en el modernismo. ¿Sería la burguesía
o el movimiento obrero el que informaría y dirigiría el proyecto modernista?...” (2004:
45). Por lo tanto, la burguesía consolida una revolución política4 –en términos de Marx
(1965)-, que tiende a la emancipación política del hombre dejando su base económica
-las relaciones de producción- intacta.
La clase trabajadora veía como el proyecto de la modernidad, que promovía la
emancipación del hombre lo convertía en una mercancía más5 en “ese enorme
cúmulo de mercancías” (Marx, 2002) que es el modo de producción capitalista, en el
cual el trabajador debe vender su fuerza de trabajo para poder reproducir su vida. De
este modo, la clase trabajadora se constituye en “una clase con cadenas radicales, de
una clase de la sociedad civil que no es una clase de la sociedad civil, de un estado
que es la disolución de todos los estados; de una esfera que posee carácter universal
por sus padecimientos universales y que no reclama un derecho particular porque no
4 Marx señala que la revolución parcial es “…la revolución meramente política, la revolución que deje en pie
los pilares de la casa ¿En qué estriba una revolución parcial, simplemente política? Estriba en que una
fracción de la sociedad burguesa se emancipa y alcanza la supremacía general, en que una clase
determinada emprende, partiendo de su situación particular, la emancipación general de la sociedad. Esa
clase emancipa a toda la sociedad, pero sólo bajo el supuesto de que toda la sociedad se encuentre en la
situación de esa clase” (Marx, 1965: 37-38).
5 Aunque con la particularidad de que es la única mercancía capaz de producir mayor valor que el
38
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
ha sufrido una injusticia particular sino la injusticia misma, que ya no pueda apelar a
un título histórico, sino simplemente al título humano, que no esté en oposición
unilateral con las consecuencias, sino en oposición total…de una esfera, finalmente,
que no se puede emancipar sin emanciparse de todas las demás esferas de la
sociedad y por eso emanciparlas a todas ellas; que, en una palabra, es la completa
pérdida del hombre y que por lo tanto sólo puede conquistarse a sí misma al volverse
a conquistar de nuevo completamente el hombre. Esta disolución de la sociedad
como clase particular es el proletariado” (Marx, 1965: 44-45).
Las aspiraciones de superación del modo de producción capitalista queda en
manos de la clase trabajadora, mientras que la burguesía se consolida como la clase
hegemónica que busca reproducir el orden existente. El viraje que sufre la ciencia en
este momento histórico, sólo puede ser comprendido a partir del cambio de rumbo
que se produce en la sociedad, en la cual aparecen dos clases sociales antagónicas
que se disputan la manutención o la superación del orden vigente: no son más que la
burguesía y el proletariado.
Netto (2005) señala que en 1848 se produce un corte cultural en la teoría social, ya
que desaparece del horizonte de las ciencias, las bases para la elaboración de una
teoría social unitaria y totalizante. Esto es producto del desplazamiento del punto de
partida que tenía el pensamiento clásico del período anteriormente descripto, que
tomaba al trabajo como el productor de valores y riquezas. Ahora se vuelve necesario
hacer desaparecer este punto de partida, porque “Ya no se trataba de si este o aquel
teorema era verdadero, sino de si al capital le resultaba útil o perjudicial, cómodo o
incómodo, de si contravenía o no las ordenanzas policiales. Los espadachines a
sueldo sustituyeron a la investigación desinteresada y la mala conciencia y las ruines
intenciones de la apologética ocuparon el sitial de la investigación científica sin
prejuicios” (Marx, 2002: 14).
Es el momento de surgimiento de la decadencia ideológica del pensamiento
burgués, que coincide con la génesis de las ciencias sociales, con sus métodos y
objetos específicos, como recortes abstractos de la realidad. Según Lukács “…ahora
los ideólogos de la burguesía toman la fuga y prefieren imaginar los misticismo más
insustanciales y absurdos, antes que mirar de frente el hecho de la lucha de clases
entre la burguesía y el proletariado…” (1981: 22). Así, las ciencias sociales
específicas “Renuncian…a la ambición de poder contestar a las preguntas últimas del
espíritu… Sólo tenemos que preocuparnos de las adquisiciones de las ciencias,
especializadas y separadas unas de otras, que nos proporcionan los conocimientos
indispensables desde el punto de vista de la vida práctica” (Lukács, 1958: 26).
Estableciendo una comparación entre la fase ascendente de la burguesía y la
consolidación de ésta como clase hegemónica, Coutinho ubica un viraje en el
desarrollo de las ciencias, así “En lugar del humanismo, surge un individualismo
39
exacerbado que niega la sociabilidad del hombre, o la afirmación de que el hombre es
una “cosa”, ambas posiciones llevan a una negación del momento creador de la
praxis humana; en lugar del historicismo, surge una pseudo-historicidad subjetivista y
abstracta o una apología de la positividad, que transforman a la historia real (el
proceso de surgimiento de lo nuevo) en algo “superficial” o irracional, en lugar de la
razón dialéctica, que afirma la cognocibilidad de la esencia contradictoria real, vemos
el nacimiento de un irracionalismo fundando en la intuición arbitraria, o un profundo
agnosticismo recurrente de la limitación de la racionalidad a sus formas puramente
intelectivas” (1972: 16).
La decadencia ideológica transforma la razón en una razón formal-abstracta6,
planteando límites al modo de aprehender la realidad, ya que no se busca más captar
la legalidad objetiva de la realidad, sino el establecimiento una serie de reglas y pasos
formales que permiten manipular datos de la realidad. De este modo se rompe con
una perspectiva de totalidad, que reconoce a los hechos y fenómenos como parte de
una totalidad más amplia que las contiene, reconociendo en ella su movimiento. Dicho
movimiento, en su esencia, es de contradicción. Ya Hegel planteaba que la razón se
basaba en un principio de identidad y de no identidad, es decir, de un movimiento de
unidad de contrarios, que establece momentos de síntesis y superación, que se
encuentra en un permanente devenir, estos es, en un permanente desarrollo7. En
contraposición, se plantea la desaparición de la contradicción y si la existencia de
ambigüedades. Finalmente la realidad es tal cual la que se le presenta a los ojos del
investigador, reconociendo sólo la superficie fenoménica de los hechos y fenómenos.
Es decir, queda ligada al nivel de lo inmediato, epidérmico, y no alcanza la
reproducción de la esencia8.
El irracionalismo al igual que el racionalismo formal, tienen en común el abandono
del historicismo concreto, el humanismo y la razón dialéctica. El irracionalismo, pone
el acento en una dimensión subjetiva -emparentada con lo que Lukács (1981) llamó la
“critica romántica del capitalismo”-, ya que mediante la propia subjetividad y por las
vivencias personales es posible alcanzar la realidad auténtica, disolviéndose el objeto
6 Esta razón formal abstracta, se basa en una serie de reglas y pasos formales para manipular la realidad y
de este modo conocerla, dejando por “fuera” todo aquello que no puede ser reducido a cálculo y a
manipulaciones homogeneizadoras.
7 Para Marx, al igual que Hegel, la negatividad es el motor de la vida, del movimiento. Pero si para Hegel el
movimiento era el devenir de la Idea, para Marx y Engels el motor de la historia es la lucha de clases, en la
cual “…opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, veladas
unas veces y otras franca y abierta…” (Marx y Engels, 2003: 27).
8 Esto no implica que la forma fenoménica y la esencia de un hecho sean algo separado entre sí. Al
contrario, “La comprensión del fenómeno marca el acceso a la esencia. Sin el fenómeno, sin su
manifestación y revelación, la esencia sería inaccesible…La realidad es la unidad del fenómeno y la
esencia” (Kosik, 1963: 28).
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
9 La “relativa estabilidad” del capitalismo refiere a que la crisis es una determinación inherente al
capitalismo. “El análisis teórico e histórico del MPC (modo de producción capitalista) comprueba que la
crisis no es un accidente de proceso, no es aleatoria, no es algo independiente del movimiento del capital.
Ni es una enfermedad, una anomalía o una excepcionalidad que puede ser suprimida en el capitalismo.
Expresión concentrada de las contradicciones inherentes al MPC, la crisis es constitutiva del capitalismo: no
existió, no existe y no existirá capitalismo sin crisis” (Netto y Braz, 2007: 157).
41
producción toma forma en el “toyotismo” (Antunes, 2001), envuelve la articulación de
un doble movimiento: por un lado, la incorporación de desarrollo tecnológico, que
hace posible una mayor automatización del trabajo y la conformación de un trabajador
polivalente, y por otro lado, un rechazo a la producción en masa –característica del
“fordismo”- y la consolidación de una producción orientada al mercado regional y
local. Con lo cual, aparece una nuevo modo de producir, que adopta la estructura de
“fábrica mínima” (Montaño, 1996) o “fábrica difusa” (Netto, 1996) que comprende la
reducción del personal y una contratación mediante servicio prestados o subcontratos,
y la subcontratación de empresas productivas que permite a la casa matriz dejar de
producir y comprar la producción de estas empresas. Esta flexibilización, que tiene
lugar en la producción- pero que la trasciende- implica procesos de flexibilización en
el proceso de trabajo, en el mercado de trabajo, en los productos y en los patrones de
consumo.
Este proceso de reestructuración productiva es posible mediante una revolución
tecnológica que constantemente revoluciona la productividad del trabajo. Esto
envuelve una transformación en la composición orgánica del capital, produciéndose
un ahorro de trabajo vivo (Netto, 1996), y la reestructuración del mercado laboral,
originándose nuevas formas de contratación y jerarquización hacia adentro de los
trabajadores10. Según Netto “…este abanico de cambios otorga actualmente al capital
la iniciativa y la ofensiva estratégicas y tácticas por las cuales está encontrando al
conjunto de los trabajadores en una situación extremadamente difícil: divididos por
cortes etáreos, étnicos y de género, atomizados por la introducción de nuevo
procesos productivos, los trabajadores tienen disueltas sus identidades clasistas
(tradicionalmente asumidas por los partidos proletarios y por el movimiento sindical,
ambos en dramático proceso de redefinición) y no desarrollaron todavía nuevas
formas de articulación universalizadota de sus intereses” (1992a: XXII).
A este proceso de reestructuración productiva se le suma una creciente
financiarización de la economía, “Aumentando el área de aplicaciones de capital
especulativo, sin la participación directa en la producción. Esa alternativa se abre a
los capitalistas gracias a una serie de medidas que, en el plano político, garanticen la
desregulación de las economías de los Estados nacionales” (Soares Santos, 2007:
19). Esto origina la existencia de un segmento de capitalistas que prefieren “no
producir a producir sin lucro”.
Junto al patrón de producción se encuentra un patrón de regulación social (Harvey,
2004). Ambos, en la actualidad, reflejan una transición en el régimen de acumulación
10 Harvey (2004) señala que en el patrón de producción flexible, existe sólo una porción extremadamente
reducida de trabajadores a tiempo completo y con condiciones de estabilidad laboral, y una gran masa de
trabajadores a tiempo parcial y con escasas posibilidades de estabilidad laboral.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
11 Soares Santos señala que en la relación dialéctica entre patrón de producción y patrón de regulación se
va conformando una conciencia que se corresponde a la dinámica del capitalismo tardío, cuyos rasgo
central es ser “…fugaz y efímera: en medio de la creciente inseguridad provocada por el desempleo, ella es
marcada por la incertidumbre; del ritmo frenético de las innovaciones lanzadas al mercado, ella precisar ser
cada vez descartable y capaz de consumir las novedades” (2007: 28-29). Para la autora, este proceso no
sólo permite expandir los espacios de producción de plusvalía, sino también expandir la reproducción de
esta conciencia alienada y cosificada.
12 Una síntesis sobre las transformaciones producidas en la sociedad tardo-burguesa, en su patrón de
producción y el patrón de regulación puede encontrarse en Netto (1996). Antunes (2001) aborda en
profundidad la metamorfosis del mundo del trabajo, así como Harvey (2004) aborda el estudio del patrón de
producción para luego comprender las transformaciones ocurridas en la configuración espacio-tiempo-
dinero en el patrón de producción fordista y luego en el toyotista.
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Dentro de desarrollo de arte, aparecen vertientes posmodernas, que se identifican
con la falta de profundidad y el carácter insípido de la obra de arte, donde la misma,
ya no “representa nada” o sino meras apariencias, fetiches -a lo que algunos autores,
denominan esto “plebeyización” (Jameson 1992, Anderson 1998)-. Predominan
prácticas basadas en el pastiche, el simulacro, el bricolage, la mezcla y el collage, que
plantea una heterogeneidad de mixturas y formas (Harvey 2004, Díaz 2005). Se
desarrolla una “narrativa esquizofrénica”, eternizando el presente, producto de la
ruptura de significantes entre el pasado, el presente y el futuro (Jameson 1992,
Harvey 2004). Se produce una progresiva expansión de la cultura en el dominio de lo
social, donde “todo” en la vida social se ha convertido en cultura (Jameson 1992,
Netto 1996); haciéndose esto coextensivo incluso a la economía, donde todo objeto y
servicio es signo complaciente y mercancía vendible (Anderson, 1998).
El proceso de flexibilización, que abarca a la sociedad tardo-burguesa también se
presenta y se desarrolla en el ámbito de las ciencias. En las ciencias sociales, las
vertientes posmodernas se empiezan a desarrollar a fines de la década del setenta.
Netto (2004) advierte que no puede hablarse de la existencia de una teoría
posmoderna, producto de una pluralidad de perspectivas e interpretaciones teóricas
que incluso entre sí son conflictivas y contradictorias, con lo cual sólo se puede hacer
referencia a un campo posmoderno.
Más allá de las particularidades que asumen cada uno de estos desarrollos
teóricos, la posmodernidad recibe una influencia directa de tres movimientos: el
primero, proveniente de arte, en el que se produce el ocaso de las vanguardias
artísticas culturales, apareciendo un arte heterogéneo, el cual ya fue brevemente
referenciado en este trabajo, el segundo, las teorías que explicitan la aparición de
sociedades posindustriales, producto de la transición en el modo de producción,
pasando de una economía de bienes a una economía preponderantemente de
servicios en la que el conocimiento ocupa un lugar central en el desarrollo económico
en detrimento del trabajo, el tercero, el posestructuralismo, que ponen el acento en lo
fragmentario, lo heterogéneo y plural (Callinicos, 1993).
El común denominador de estos movimientos, consiste en retratar -aunque más no
sea en su carácter fenoménico y aparente- la crisis del proyecto de la modernidad. La
posmodernidad, en cuanto tal, se define por oposición al proyecto de la modernidad y
su concepción de razón. La crítica, tiene su origen en el incumplimiento de las
promesas de la modernidad: la emancipación y la felicidad del hombre.
Esta crítica en sí misma no es novedosa, ya que el propio Marx, como también
Nietzsche y la Escuela de Frankfurt establecieron críticas en torno a la modernidad. El
elemento distintivo de la crítica posmoderna es la renuncia a buscar otro proyecto que
sea superador y que sustituya al de la modernidad. Según Harvey, “Esto se tradujo en
una vigorosa denuncia de la razón abstracta y en una profunda aversión hacia
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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“otredad” y las minorías, sino fundamentalmente porque el “universal” oprimió y
oprime al “singular”. De allí el acento en lo fractual, lo paradójico y la microfísica.
Según Netto esta negación de la totalidad responde fundamentalmente a dos
argumentos, el primero “…hace una rápida identificación entre la perspectiva de
análisis con la categoría de totalidad con cualquier tendencia totalitaria” (2002: 16), el
segundo, “…cuestiona la noción de totalidad como categoría heurística, porque
sustentan que una de las características de la posmodernidad es su fragmentación”.
(2002: 16).
La realidad se constituye por una red de comunicaciones linguísticas, en el que el
lenguaje se compone de una pluralidad de juegos de lenguajes, donde la ciencia no
puede exigir el privilegio sobre otros discursos o formas del lenguaje13. En cuanto a la
razón, comienzan a extenderse “mini-racionalidades” (Sousa Santos 2000) que tienen
un mismo status, ya que el conocimiento científico es igual al sentido común. El
conocimiento no puede pretender ser una verdad en sí, sino una retórica basada en la
construcción de consensos de una comunidad científica que determina que forma
parte, y que no, de este nuevo conocimiento. Su condición primaria, y que guía la
finalidad de la ciencia es la búsqueda y producción de lo paralogístico: la microfísica,
lo fractual; es decir; aparece una pequeña narrativa que pone su centro en lo
contingente, lo inexplicado, lo singular, produciendo un fuerte escepticismo en torno a
la objetividad de la verdad, la razón y la identidad (Eagleton, 1997).
Para la posmodernidad, la producción de conocimiento debe centrarse en las
“prácticas discursivas”, en la tematización de los “nuevos sujetos” (“otredad”),
abordando la realidad como un “caleidoscopio de micro-objetos” (Simionatto, 2008: 7)
y en un cotidiano no estructurado heterogéneo y pluralista (Evangelista, 1992).
Esto deviene en un proceso de semiologización de lo real (Netto, 1996), que
convierte a los hombres de “carne y hueso” e históricamente situados en figuras
fantasmales, que existen, habitan y se mueven en textos diferentes que constituyen
su identidad (Borón, 2000). Para la posmodernidad, el mundo real es idéntico a la
representación simbólica que se haga de ella (Ortiz, 2006).
La verdad en el pensamiento posmoderno se constituye a partir de dos cuestiones,
por un lado, los consensos de la comunidad científica, que determinan que es y que
no es conocimiento científico -con lo cual predomina un patrón de científicidad,
basado en un conjunto de sujetos, y no en una reproducción fiel del movimiento del
objeto de estudio en el plano de pensamiento-, y por otro lado, lo que Kohan (2010)
13Según Harvey “…para el estilo “posmoderno”, una obra es un “texto” con su “retórica” e “idiolecto”
particulares, y en principio puede ser comparada con cualquier otro texto de cualquier naturaleza” (2004:
61).
46
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
14Tanto Coutinho (1972) como Netto (1996) reconocen que las corrientes teóricas constitutivas de la
decadencia ideológica no necesariamente hacen una apología directa del capitalismo, aunque estas tienen
como común denominador su incapacidad para descubrir las determinaciones del ser social, que sólo
pueden ser captadas trascendiendo la inmediaticidad, es decir, la cosificación y alienación de las relaciones
sociales.
47
II. El trabajo social posmoderno y la intervención profesional
El conjunto de transformaciones que configuran a la sociedad tardo-burguesa no
se constituyen en un mero “telón de fondo” (Iamamoto, 2003) para comprender al
trabajo social, por el contrario, el trabajo social en cuanto profesión se encuentra
inserto en la división socio-técnica del trabajo, como una de las modalidades de
enfrentamiento a la expresiones de la “cuestión social”.
Desde esta óptica, el trabajo social no puede ser entendido como una mera causa
de los procesos macroscópicos, sino el resultado -de carácter parcial, ya que se
encuentra en permanente devenir- de la interacción entre dichos procesos y el
complejo teórico, práctico y político que va configurando la profesión (Netto, 1996). Al
mismo tiempo, el colectivo profesional de trabajadores sociales no es un colectivo
homogéneo, sino que a su interior se van codificando diferentes respuestas teóricas y
políticas a los desafíos contemporáneos.
Dentro de esta pluralidad de posiciones que se configuran al interior de la
profesión, se pretende analizar la incidencia del pensamiento posmoderno, en
particular cómo esta perspectiva aprehende la realidad y cómo a partir de ello
configuran la intervención profesional del trabajador social.
Como ya se hizo referencia en el primer apartado de este trabajo, más que de una
teoría posmoderna se podría hablar de un campo posmoderno, en el que se alinean
diversas posiciones y perspectivas que incluso entre sí marcan diferencias y
antagonismos. Teniendo en cuenta esto, se abordan aquellos hilos conductores
comunes y no las diferencias que sustentan diversos autores que adhieren a la
posmodernidad o que reciben un influjo directo de este pensamiento.
Uno de los hilos conductores más presentes en estos autores es el “diagnóstico”
que hacen de la contemporaneidad, destacando de ella dos cuestiones: La primera, la
existencia de una crisis -algunos la referencian como una crisis estructural o como
una crisis de la modernidad- en la que la dimensión material adquiere un papel
secundario, constituyéndose principalmente en una crisis simbólica, de los
imaginarios y representaciones sociales. Esto denota, la crisis de las formas
modernas de construcción de los lazos sociales y las identidades que conforman a los
sujetos. De esta crisis simbólica se desprende un segundo elemento común, que es la
fragmentación de la realidad, siendo esta una serie de partes singulares que tienen
escasa o nula relación entre sí.
A partir de la crisis que atraviesa la contemporaneidad se configura otro rasgo
común que es la desaparición de la perspectiva de totalidad. En algunos casos,
aparece el argumento epistemológico de “totalización” de determinados aspectos en
detrimento de otros, en el sentido de que priorizando una posición teórica -por
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
49
realidad. En ese sentido, tradicionalmente el pensamiento ha simplificado la realidad,
comprendiéndola a partir de sus elementos o en base a la relación de los elementos,
reduciendo toda la complejidad de la realidad. Por lo tanto, aprehender la realidad
supone considerarla en sus dimensiones causales y no causales, subjetivas y
objetivas.
Partiendo de estos elementos comunes a la hora de conocer la realidad, también
se van configurando diversas propuestas en torno a la intervención profesional del
trabajador social.
La intervención, superando las miradas “totalizantes”, asume un paradigma
subjetivista, en el que la intervención se constituye en una construcción discursiva
existente en el imaginario social y en el plano simbólico. Así, el trabajo social actúa
con relatos, en los que aparecen representaciones, imaginarios, que son constitutivos
de la conformación simbólica de un problema social.
Es por ello, que la intervención del trabajador social indaga en torno las
motivaciones, buscando “hacer ver” lo que el otro tiene, disminuyendo los
padecimientos subjetivos de los sujetos con los que se trabaja. La intervención del
trabajador social, queda reducida al trabajo con las representaciones y la subjetividad
de los sujetos, promoviendo una resemiotización de lo discursivo, que permita una
nueva enunciación de lo real.
El trabajo con lo simbólico tiene su explicación en dos causas: por la imposibilidad
que tiene el trabajo social de resolver la dimensión material de las necesidades y
problemáticas sociales de los sujetos y por la crisis del Estado, en el que los recursos
pierden su fin integrador, colocando como única alternativa de intervención lo
simbólico.
De allí surgen las figuras de la “toma en cuenta” (Karsz, 2007), “la palabra, la
mirada y la escucha” (Carballeda, 2006) o los “imaginarios radicales” (Malacalza,
2000), como modos de intervención en los que una nueva enunciación simbólica
puede contribuir a un cambio simbólico.
Frente a este modo de aprehender la realidad, que pareciera en sintonía con los
complejos sociales que configuran al capitalismo tardío, marcados fundamentalmente
por la flexibilidad y las mutaciones permanentes, cabe la pregunta ¿Por qué
anteponerle otro modo de comprender la realidad?, y si se especifica aún más la
pregunta podría formularse de la siguiente manera: ¿Por qué recuperar un modo de
aprehender la realidad que asume características “modernas”, y basadas en un
“metarrelato”?
Estos interrogantes suponen una serie de respuestas entrelazadas entre sí,
reconociendo que el método al que se está haciendo referencia es aquél desplegado
por Hegel y luego recuperado por Marx, desarrollando su núcleo racional. No es más
que la razón dialéctica, método revolucionado por Marx volviéndolo materialista, como
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
15 El conocimiento práctico-mental -aquel que permite a los sujetos moverse en el ámbito cotidiano de su
vida; es un conocimiento que no conoce los movimientos, los funcionamientos y las relaciones- se expresa
por ejemplo, en que “Los hombres usan el dinero y realizan con él las transacciones más complicadas sin
saber ni estar obligados a saber qué es el dinero” (Kosik, 1963: 26).
51
Es por ello, que el cotidiano requiere un proceso de negatividad -Heller (1972) va
referirse a este proceso como la suspensión del cotidiano-, en el cual, lo que se
presenta como ya dado, autodeterminado y naturalizado sea destruido, y logre romper
con la aparente autonomía del “fragmento” (parte). Por este camino, se consuma la
destrucción de la apariencia de las cosas.
La razón dialéctica señala la necesidad de superar esta pseudoconcrención, que
no es más que la apariencia de los fenómenos sociales, para descubrir su estructura
interna, su esencia, ya que lo que se presenta como dado, en su inmediatez no
exhibe su carácter mediato de parte en un todo, y se presenta como un elemento
deshistorizado y autodeterminado.
Por lo tanto, para la perspectiva marxista, el proceso de superación de la
apariencia (pseudoconcrención) para captar la esencia, presume que los fenómenos
sociales se encuentran dentro de una totalidad concreta más amplia que la contiene,
en el que se produce una doble relación: “de un lado, definirse a sí mismo, y, de otro
lado, definir al conjunto; ser simultáneamente productor y producto; ser determinante,
y, a la vez, determinado; ser revelador y, a un tiempo, descifrarse a sí mismo; adquirir
su propio auténtico significado y conferir sentido a algo distinto. Esta interdependencia
y mediación de la parte y del todo significa al mismo tiempo que los hechos aislados
son abstracciones, elementos artificiosamente separado el conjunto, que únicamente
mediante su acoplamiento al conjunto correspondiente adquieren veracidad y
concreción” (Kosik, 1963: 61).
A partir de esto, puede inferirse que asumir una perspectiva de totalidad no se
vincula a que el “todo es la suma de las partes” o que “el todo es más que las partes”,
sino que su explicación encuentra fundamento en el modo de concebir la realidad, y
no en una cuestión epistemológica o metodológica. Lessa (2007), recuperando los
planteamiento de Lukács de la Ontología del Ser Social, va a señalar que la realidad
de los hombres es un “complejo de complejos”16, en el que el desarrollo de la
diferenciación de las actividades del ser social no implica una fragmentación social ni
la perdida de totalidad de los complejos, si una unidad más compleja y enriquecida
por diversas mediaciones.
Lo real se constituye en una totalidad concreta en permanente devenir, cuyo
movimiento adquiere la forma de una unidad de contrarios. Es por ello, que Kosik
señala que la totalidad no se vincula de modo central a una cuestión metodológica o
epistemológica, sino fundamentalmente a la pregunta ¿Qué es la realidad?, a lo que
responde: “Totalidad significa: realidad como un todo estructurado y dialéctico, en el
16 Lessa (2007) señala que el carácter universal del ser se produce de la unidad de tres esferas ontológicas:
el mundo inorgánico, el mundo orgánico y el mundo del hombre. Estas tres esferas si bien tienen una
autonomía relativa en el desarrollo de las mismas, los cambios producidos en las esferas necesariamente
impactan en las otras.
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
17 Las mediaciones no son de carácter epistemológicas; sino ontológicas; ya que son “expresiones
históricas de las relaciones que el hombre edificó con la naturaleza y consecuentemente de las relaciones
sociales de ahí derivadas, en las varias formaciones socio-históricas que la historia registró” (Pontes, 1995:
78).
18 Lukács señala “Marx contempla la universalidad como una abstracción realizada por la realidad misma,
que sólo se convierte en pensamiento correcto cuando la ciencia reproduce adecuadamente la evolución
viva de la realidad en su movimiento, en su complicación, en sus verdaderas proporciones. Pero si el reflejo
debe responder a esos criterios, tiene que ser al mismo tiempo histórico y sistemático, es decir, tiene que
llevar el concepto el movimiento concreto” (2002: 83).
53
fenómeno o de una legalidad. Es una concretización crítica mediante el
descubrimiento de las mediaciones reales hacia arriba y hacia abajo en las relaciones
dialécticas de lo universal y singular” (Lukács, 2002: 108).
La categoría particular permite comprender la mediación entre hombres singulares
y la sociedad, donde se supera la inmediatez y el “aislamiento” del hombre singular
como un simple átomo, al mismo tiempo que las leyes tendenciales que actúan a
nivel universal de la sociedad (como la relación capital-trabajo; el papel del Estado,
etc.) cobran formas particulares. A decir de Lukács “… (la singularidad) de una tal
situación no puede llevarse a claridad teórica, ni por tanto a aprovechamiento
práctico, sino mostrando cómo las leyes generales se especifican en el caso dado (lo
particular), y que esa situación única, que por principio no se repetirá en esa forma,
puede ser concebida en la total interacción de las leyes generales y particulares
conocidas” (Lukács, 2002b98).
En síntesis, las mediaciones permiten aprehender las particularidades de los
fenómenos sociales; que no pierden su carácter singular y universal, sino que en esa
relación se captan las determinaciones y relaciones de los fenómenos sociales.
De allí el carácter superador del método dialéctico para aprehender la realidad y
su movimiento. El pensamiento posmoderno no sólo no logra captar las
determinaciones entre lo singular y lo universal, sino que cuando intenta hacerlo
establece una relación exterior hecha por el sujeto, sin captar el movimiento que
realmente se desarrolla en la realidad.
Así se erigen dos polos, un singular ahistórico, como parte autodeterminada y un
universal abstracto -que en muchos casos se remite a una suma de las partes-, que
establece la prioridad de la parte sobre el todo. Esto se manifiesta en la relación
“micro” y “macro”, que presenta dos esferas separadas entre sí, negando de este
modo lo particular, en cuanto expresión de lo singular universalizado y lo
universalizado singular, que no es más que lo que Marx (1971) llamó la “síntesis de
múltiples determinaciones”, donde esas síntesis debe ser descompuesta en sus
partes singulares, sus elementos simples, para salir de una visión caótica de lo real, y
a partir de las mediaciones reconstruir en el pensamiento las relaciones y
determinaciones entre la parte y el todo.
Este proceso de aprehensión de la realidad, que reconstruye de modo ideal el
movimiento de lo real, es fundamental no sólo para comprender la realidad, que
avanza de la apariencia a la esencia, sino también es de suma importancia para la
intervención profesional.
El ámbito cotidiano del ejercicio profesional no se encuentra apartado de aquello
ya descripto acerca de la vida cotidiana. En el cotidiano, prevalece lo superficial y las
respuestas inmediatistas, una lógica instrumental (Guerra, 2007) promueve lógicas
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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desingularizándolas y transformando lo que era universal en particular, sin perder su
carácter de universal ni su dimensión de singularidad” (Pontes, 2003: 216).
Por lo tanto lo particular capta en un objeto de intervención sus determinaciones
ricas y diversas, que permite al profesional asumir la construcción de una estrategia
de intervención real, en la que los medios y fines son dos elementos centrales a
considerar en la direccionalidad de la intervención. A partir de las mediaciones, es
posible superar la demanda institucional, incorporándola a la demanda profesional
(Pontes, 1995).
Diferente es la intervención desde una perspectiva posmoderna, que no puede
superar la inmediatez y queda aprisionado dentro de la demanda institucional. Así la
intervención “Tiende a “preocuparse” y a actuar de forma inmediata y sin crítica, sin
buscar la transformación, sino sólo algunos cambios inmediatos, localizados, que
respondan a las carencias inmediatas; actúa de modo desarticulado, inmediato,
directo, en los “problemas” singulares, en una realidad des-totalizada, des-
economizada, des-politizada, inmutable, sin historia” (Montaño, 2007: 245).
Este modo de intervención se conforma en un pensamiento y acción de
capitulación, en el que se acepta pasivamente la desaparición de la dimensión
material de la intervención profesional, quedando reducida al trabajo con las
representaciones y la subjetividad. Se promueve un accionar profesional que
“restituye en nuevos discursos y prácticas el apelo al individualismo materializado en
la auto-ayuda, en la autoestima, a la forma en detrimento del contenido, al holismo en
sustitución de la universalidad y la verdad en nombre del “punto de vista” o del
“mirar”” (Ortiz, 2007: 27). Pero no sólo ello, sino que también profundiza una
intervención de carácter idealista, ya que, promueve como única salida para la
intervención del trabajador social el abordaje de las representaciones de los sujetos.
Así, se produce una inversión en el cual pareciera que cambiando las
representaciones se cambia la realidad, volviendo a posicionamientos que Marx
criticó y que sintetizó diciendo “no es la conciencia de los hombres lo que determina
su ser, sino, por el contrario, es su existencia social lo que determina su conciencia”
(2004: 66-67)19.
La perspectiva marxista no niega la posibilidad de trabajar la subjetividad, pero si
niega dos cuestiones: el reconocimiento de una subjetividad ahistórica, desconectada
19 Cabe señalar, que en buena parte del pensamiento posmoderno no sólo se produce una escisión entre
pensamiento y acción, sino que también se le atribuye al primero una mayor significación por ser el ámbito
en el que se configuran los signos y las representaciones. Lukács (2004) señala la unidad entre teleología,
objetivación y exteriorización, en el cual como partes del proceso de la praxis primaria (el trabajo) uno no es
posible sin el otro. Ya con Soares Santos se señalaba como las transformaciones societales del capitalismo
tardío iban configurando una conciencia particular. Por lo tanto, necesariamente para comprender la
conciencia, sus representaciones e imaginarios, debe ser pensado en unidad de la acción
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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Sólo de este modo será posible contribuir al cambio y la transformación social;
asumiendo lo que el propio Marx expresaba en la tesis once de Feuerbach, al decir
que “Los filósofos no han hecho más que interpretar de diversos modos el mundo,
pero de lo que se trata es de transformarlo” (1975: 92).
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Capítulo III
Jorgelina Barros
Laura Massa
Introducción
En este trabajo nos proponemos reflexionar acerca de las características que la
intervención profesional del Trabajo Social adquiere en el contexto actual.
Consideramos que ésta es una categoría constitutiva de la profesión, en la medida
en que expresa su razón de ser como una especialización del trabajo en la sociedad
que, en tanto totalidad histórica y socialmente determinada, se encuentra atravesada
por una multiplicidad de aspectos complejos y dinámicos que cristalizan su carácter
polifónico.
En ese sentido, proponemos pensarla desde las dos perspectivas teóricas que -
tanto por su trayectoria como por sus aportes al debate contemporáneo en Trabajo
Social- consideramos más sólidas.
Para ello hemos tomado dos ejes centrales sobre los que se estructuran las
divergencias de ambas perspectivas: la historia de la profesión / antecedentes e
institucionalización (Netto 1997, Parra 2001 y 2004), y la cuestión del objeto del/ en
Trabajo Social, y sus relaciones con las distintas dimensiones de la intervención
profesional, teórico-metodológica, ético-política y operativo-instrumental (Netto, 2004,
Rozas, 1998).
En tanto categoría en debate, partimos de estas perspectivas ya que
“con ayuda de un determinado modelo, que estructuralmente es
de ‘orden inferior’ respecto a la estructura de determinada esfera de
la realidad, esta esfera más compleja sólo puede ser comprendida de
un modo aproximado, y el modelo puede constituir una primera
aproximación a una adecuada descripción e interpretación de la
realidad” (Kosik, 1996:59).
63
“cuestión social”, el conocimiento del contexto histórico1 es de fundamental
importancia.
La problematización de las situaciones que se presentan como demanda de la
intervención profesional, requiere de una rigurosa lectura de la realidad, que supone
siempre una toma de posición ético-política, es decir, de explicitación del proyecto
societal en el que aquella se enmarca.
1 Al referirnos al contexto actual estamos considerando las transformaciones ocurridas a partir del cambio
de patrón de acumulación capitalista, desde mediados de la década del ’70 a la actualidad. Es decir, a los
procesos de globalización (también llamados de mundialización) que en nuestra región cobran profunda
crudeza a partir de la instauración de dictaduras militares en la década del ‘70, crisis por la deuda en los
’80, las medidas “propuestas” por el “Consenso de Washington” en los ’90 y las nuevas estrategias
regionales que toman cuerpo a partir del 2000.
2Cabe aclarar que para Di Carlo el objeto del Trabajo Social no son los problemas sociales sino “el hombre
como ser pensante en debate con sus circunstancias” (2001; 34)
64
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
3 “Como primera instancia en la división sociotécnica del trabajo podemos identificar diversas profesiones.
En un segundo plano de esta división encontramos, dentro de cada profesión, la actividad científica y la
actividad interventiva. Ciencia es la denominación que se da a la actividad investigativa realizada sobre
objetos reales de una cierta realidad y que procura reproducirla en el plano ideal; otra cosa es lo que
llamamos de profesión, siendo caracterizada por un conjunto de actividades, dentro de las cuales se
encuentra la científica, y que envuelve tanto el nivel teórico-científico como técnico-instrumental y práctico-
interventivo.” (Montaño, 1998:22)
65
En esta dirección es que esta perspectiva sostiene que el Trabajo Social no se
institucionaliza en función de su legitimidad en la división del trabajo científico4, sino
como un tipo de trabajo especializado en la división social y técnica del mismo, que
objetiva una intervención social a partir de un análisis teórico-crítico de la realidad. En
este sentido, el profesional del Trabajo Social interviene en las múltiples
manifestaciones de la “cuestión social”, fragmentada en problemas sociales.
4 En términos de Iamamoto (2000), no se legitima como rama del saber; y en la crítica de Netto (1997), la
requisición de la profesión no deriva de su stock científico.
66
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
67
exitosamente los retos contemporáneos; en este sentido plantea que la profesión
“tiene que poseer cuadros de referencia que le permitan comprender la dinámica de lo
que sucede. Sumar calificación teórica en una profesión donde la dimensión
interventiva es constitutiva”.
Por esta razón, no es suficiente poseer competencia teórica, sino que se torna
necesario un segundo nivel, la competencia interventiva, es decir, operativa, técnica.
Pero en la complejidad del contexto actual no basta con saber cómo actuar ni
comprender teóricamente por qué se actúa.
Por ello es necesario un tercer nivel: la competencia política, que permita
discriminar y elegir fines en el horizonte de determinado proyecto de sociedad.
Si bien desde esta perspectiva se explicita la integralidad de la intervención
profesional, se han incorporado categorías para dar cuenta del “horizonte” de aquella
acuñando conceptos tales como “ampliación de ciudadanía”, “restitución de
derechos”, “aumento de calidad de vida”; los cuales, claramente, suponen una
conquista respecto de/ para con los sujetos de intervención, sobre todo en el contexto
actual, como caracterizamos más adelante, pero no son propios del marco categorial
del marxismo:
“si bien son conceptos que operacionalizados dan lugar a
intervenciones públicas (estatales o no) que responden – o intentan
responder- a la satisfacción de necesidades, emergen como
categorías orientadas a “mejorar” o “atenuar” las consecuencias del
modelo de producción actual, y no a superarlo” (Massa, 2009: 202).
Hacemos mención a esto, en tanto que, en un momento de, por una parte,
retracción de la lucha y la organización de los sujetos que viven/necesitan vivir del
trabajo y, por la otra, una desigualdad sin precedentes, no debemos dejar de
preguntarnos acerca de las categorías con las cuales nombramos la tensión
“concesión-conquista” (Pastorini, 1997) entre las clases antagónicas y, por tanto, su
coherencia con el proyecto societal al que como profesión adscribimos.
68
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
69
Dado el carácter interventivo del Trabajo Social, no basta con identificar dichas
demandas, sino que es preciso incorporar la dimensión operativo instrumental,
entendiendo que la misma siempre se enmarca en un proceso más amplio y
multidimensional.
Entendiendo que la categoría central para el análisis de la realidad es la totalidad,
se considera que las nuevas expresiones de la “cuestión social” requieren de
intervenciones que resulten superadoras de estrategias conservadoras, puesto que la
complejidad de la realidad histórica-social pone de manifiesto que no es suficiente con
reconstruir soportes colectivos que perpetúen las formas de explotación.
En esta dirección, Cavallieri (2010) advierte que la consideración, en algunos
profesionales, de la existencia de una “nueva cuestión social” niega el proceso
histórico en el que es posible observar las reconfiguraciones periódicas del modo de
producción capitalista.
“Es la consideración de este nuevo escenario, el que lleva a
algunos profesionales a referenciarse en nuevos postulados teóricos,
invalidando los aportes de la teoría social clásica (…) No aislado de lo
anterior se presenta la “naturalización” de lo social que impone
limitaciones a lo que es posible transformar en la sociedad de
nuestros tiempos”. (Cavallieri, 2010:40).
70
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
71
expresión (Iamamoto 1997 y 2003), con lo cual -en tanto trabajadores asalariados-
somos parte del proceso de producción y/o distribución de la riqueza socialmente
producida.
El contexto actual, en el que se deterioran las condiciones de vida de los sectores
que viven del trabajo –entre los que nos encontramos- invita al colectivo profesional a
debatir estas cuestiones.
El ejercicio profesional del trabajador social “participa tanto de los mecanismos de
dominación y explotación como también, al mismo tiempo y por la misma actividad, da
respuesta a las necesidades de sobrevivencia de las clases trabajadoras y de la
reproducción del antagonismo en esos intereses sociales, reforzando contradicciones
que constituyen el móvil básico de la historia” (Iamamoto, 1997:89).
El trabajador social en tanto profesional ‘critico’ supone asumirse como un
intelectual orgánico.
Si pensar el Trabajo Social como una de las formas en que se desarrolla del
trabajo socialmente necesario, supone reconocernos como parte del grupo de sujetos
que “viven/necesitan vivir del trabajo”, es fundamental la comprensión teórica, política
y ética de las implicancias del ejercicio de la profesión, a fin de poder direccionar las
intervenciones a la generación de instancias de construcción de poder coherentes con
‘la clase’ a la que pertenecemos, aquella de depende de la venta de su fuerza de
trabajo para vivir.
La contemporaneidad es “EL” escenario de la intervención profesional.
En el actual contexto es fundamental re-pensar el Trabajo Social, recuperando por
un lado, las demandas que la sociedad en este momento histórico particular realiza a
la profesión, y por el otro, las posibilidades del colectivo profesional de responder a
ellas (Netto, 1997).
En este sentido, uno de los mayores desafíos que se nos presentan es desarrollar
la “capacidad de descifrar la realidad y construir propuestas de trabajo creativas y
capaces de preservar y tornar efectivos los derechos, a partir de las demandas
emergentes en el cotidiano. (...) Ser un profesional propositivo y no solo ejecutor”
(Iamamoto 2003:33).
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
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74
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Capítulo IV
Carolina Mamblona
Valeria Redondi1
Introducción
En el presente trabajo se indagarán claves analíticas fundamentales para
comprender la relación entre Movimientos Sociales y Trabajo Social en la
actualidad.
Se presentarán los rasgos peculiares de los movimientos sociales en nuestro
país, y se problematizarán las actuales vinculaciones de la profesión con los
movimientos sociales, tanto desde la inscripción profesional como asalariado por el
Estado, como en experiencias de la profesión desde el ámbito universitario.
Dentro del conjunto de categorizaciones en torno a los movimientos sociales, nos
aproximamos a algunas de las consideraciones que plantea Elizabeth Jelin, (1986)
quien señala que la expresión movimientos sociales refiere, por lo general, a acciones
colectivas con alta participación de base, que utilizan canales no institucionalizados y
que, al mismo tiempo que van elaborando sus demandas, encuentran formas de
acción para expresarlas y se van constituyendo en sujetos colectivos, es decir,
reconociéndose como grupo o categoría social .
Cabe agregar que los movimientos sociales más recientes comparten varias
características, entre las cuales, Raúl Zibechi (2006) señala la existencia de al menos
siete rasgos comunes: la territorialización; la búsqueda de autonomía material y
simbólica respecto del Estado y de los partidos políticos; la revalorización de la cultura
y la afirmación de sus pueblos y sectores sociales; la capacidad para formar sus
propios intelectuales; el nuevo papel de las mujeres; la preocupación por la
organización del trabajo y la relación con la naturaleza y la reinvención de métodos
de lucha que recuperan formas de acción del pasado -como la huelga - que sin
desaparecer, van dando lugar a `formas autoafirmativas’ donde los nuevos sujetos
sociales logran visibilidad reafirmando su identidad.
1Han colaborado en este artículo los integrantes del Área de Investigación: “Movimientos Sociales,
Conflictividad Social y Trabajo Social” de la FTS-UNLP. Lic. Lucrecia Basso; Lic. Lucila Fornetti, Lic. Mariel
Obach, Lic. Lorena Sciarrotta, Lic. Lorena Ugarte; Estudiantes: Mariela Pietrantuono y Emilia. Rodríguez.
75
La hipótesis que recorre este trabajo es el carácter tensional y contradictorio de
la relación entre movimientos sociales y trabajo social. Esta relación nos coloca
ante nuevos problemas y desafíos que la profesión tiene que continuar abordando,
en la posibilidad para el colectivo profesional de capitalizar e incorporar debates
que se abrieron en el proceso de reconceptualización, los cuales necesitan
afianzarse en fundamentos de mayor consolidación conceptual.
76
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
77
podemos mencionar a la organización de la clase obrera en defensa de su fuente
trabajo, recuperando y autogestionando la producción de las fábricas quebradas por
sus dueños, el reclamo de los trabajadores desocupados conformando el denominado
“movimiento piquetero” y los trabajadores rurales, quienes en conjunto con
organizaciones clásicas de la clase obrera, como ciertos sindicatos combativos o
algunas centrales opositoras, y el movimiento de Derechos Humanos, van a expresar
la resistencia al modelo hegemónicamente imperante.
Ahora bien, estimamos oportuno aclarar que para alcanzar una caracterización
certera del conjunto de los movimientos, no podemos dejar de tener en cuenta la
estrategia implementada por los últimos dos gobiernos en la atención o regulación del
conflicto que plantea la emergencia de los mismos. La misma según Campione y
Rajland se centró “…en una política explícita de cooptación, que ofreció a sectores del
movimiento piquetero y otras organizaciones populares una participación en la gestión
estatal y la inclusión en proyectos políticos tendientes a ampliar las bases de
sustentación de la gestión presidencial…”. El gobierno “…se mostró decidido a
construir alianzas con parte de los nuevos actores, a condición de que moderaran la
modalidad y frecuencia de sus protestas, y asumieran un grado de compromiso con la
gestión pública” (Caetano, 2006: 303)
La consecuencia principal del mecanismo instrumentado por estos gobiernos, fue
la configuración de posicionamientos distintos y opuestos respecto de las políticas
gubernamentales en el arco de las organizaciones. Aparecerán quienes acompañan
dichas propuestas y pasan a formar parte de grupos identificados con la política
oficial; lo que implica, al mismo tiempo, posiciones de privilegio en el acceso a los
planes, fondos y recursos de todo tipo que se destinan a esa población; y quienes, en
cambio, procurarán mantener la identidad de los movimientos con el mayor grado
posible de autonomía, con posiciones críticas; asumiendo así alguna de las
consecuencias inevitables: dificultades crecientes en la participación de las distintas
modalidades de programas sociales destinados a dichos movimientos y poca
disposición a atender sus reivindicaciones.
En términos generales podemos decir que se identifican estas dos tendencias
contenidas y expresadas de diversas maneras al interior de cada uno de los
movimientos que se desarrollarán en el presente trabajo.
78
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Movimiento Campesino
El escenario descrito con antelación, no podía dejar de tener severas
consecuencias que impactaron de manera drástica en el sistema agrario argentino.
Los efectos negativos de las políticas neoliberales hallaron terreno fértil en los
diversos problemas estructurales del agro, estallando en luchas como los paros
79
agrarios de 1994, 1999 y el surgimiento de nuevas y variadas organizaciones
campesinas2.
El ciclo de movilizaciones campesinas se encuentra estrechamente ligado al fuerte
cuestionamiento del actual modelo agrario y es por ello que este sector ha re-
emergido como actor histórico en los últimos 20 años. Estos movimientos, que
combinan sus reclamos históricos con nuevas demandas políticas, sociales y
económicas (sus reivindicaciones se orientan a la defensa del medio ambiente,
soberanía alimentaria, salud, educación, condiciones de trabajo, salarios dignos,
preservación de pequeños patrimonios familiares, derechos sociales, etc.) construyen
una resistencia a nivel local, regional y nacional.
Ahora bien, en la década del noventa se provoca un cambio sustancial en la
estructura social agraria. Al respecto, cabe mencionar a Azcuy Ameghino, quien
explica que el predominio del régimen capitalista en el campo ha provocado que el
sector campesino “…sea objeto de una tendencia de descampesinización, donde los
efectos del sistema capitalista continúan erosionando la organización social familiar
de la producción, generando procesos de aburguesamiento y de proletarización” (
Azcuy Ameghino, 2003:220).
De modo que, se originó una transformación radical del modo de producción
agrario, en donde el campo se convirtió en una síntesis de avances tecnológicos y
eficiencia productiva. Este nuevo proceso fue generando, de manera conjunta y
simultánea, un aumento en la rentabilidad y alto crecimiento del sector en las zonas
de inversión de las grandes empresas (los mega productores Grobocopatel, Benetton,
entre otros) y la expulsión de pequeños y medianos productores del medio rural
producto del avance a escala exponencial del monocultivo de soja.
A su vez, ello trajo acarreado procesos tales como, el éxodo y despoblamiento
rural, el incremento de los latifundios, la degradación ambiental, la desnacionalización
de los recursos naturales, la concentración cada vez mayor de la producción, de la
riqueza, de los medios de producción y la tierra, como así también y, paralelamente,
el incremento de la desocupación y la pobreza entre los trabajadores rurales, la
reducción de los salarios, el crecimiento del empleo informal.
El incremento sostenido de la conflictividad se materializó en diversas formas de
protesta y de la lucha activa como paros, cortes de ruta, tractorazos y movilizaciones.
Cabe destacar que entre 1993 y 2001 los pequeños y medianos productores
protagonizaron una de las décadas de luchas reivindicativas y políticas más intensas
y persistentes que registra el siglo XX.
2 Cabe mencionar que el Movimiento Campesinado ha tenido un papel muy preponderante en décadas
atrás, como es el caso de las Ligas Agrarias en la Argentina en los años 60 y 70. Para tener más
información sobre el proceso liguista ver “Conflictos Agrarios en la Argentina 1 y 2” de Jorge Próspero
Roze.
80
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
3 Datos extraídos del documental “Abierto por quiebra” realizado por el Colectivo Contraimagen.
4 Ex Zanon – Actualmente denominada FASINPAT (Fábrica Sin Patrón)
81
Estas últimas forman parte de la estrategia alentada por el Estado, debido a que el
dictado de las leyes de expropiación5 privilegia claramente la defensa de la propiedad
privada -fundamento del capitalismo- por sobre el derecho al trabajo.
5 A través del dictado de las leyes de expropiación, el Estado declara de utilidad pública el inmueble de la
fábrica recuperada (generalmente por un período de tiempo), expropia en forma definitiva la marca,
patentes y maquinarias, y luego las otorga en comodato a la cooperativa de trabajo. Cabe destacar que en
muchas experiencias los mismos obreros han comprado la fábrica recuperada, convirtiéndose en
propietarios.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
83
del Trabajo Social en Argentina, se evidencia una escasa producción de conocimiento
sobre el tema7.
Encontramos algunas presentaciones de artículos y ponencias en Congresos y
Jornadas de Trabajo Social; escasas investigaciones sobre el tema desde la profesión
y algunas tesis de postgrado en desarrollo.
En el marco de las propuestas político-sociales desplegadas durante los
gobiernos de N. Kirchner y C. Fernández, se desarrollaron una serie de medidas
destinadas a movimientos sociales, a través de un conjunto de programas sociales,
donde numerosos colegas son contratados para la implementación de los mismos.
Aún en un contexto en el cual se amplía el espacio socio-ocupacional de nuestra
profesión, con inserción en territorios y en contacto directo con organizaciones y
movimientos sociales, no se evidencian hasta el momento reflexiones sistemáticas
que aborden la relación entre Trabajo Social y Movimientos Sociales.
Sin incurrir en la pretensión de encontrar la “especificidad” en una temática que es
objeto de las ciencias sociales, nos interesa situar este debate para el Trabajo Social.
Se trata de encontrar las particularidades de una experiencia que cobra
características singulares al invertirse la relación tradicional entre “usuarios - políticas
sociales - instituciones”, al estar frente a un actor político organizado quien reclama
otro tipo de respuestas del Estado y quien indaga desde su propio funcionamiento y
programa, las alternativas necesarias para propiciar un “cambio social”.
Lo cierto es que este debate, esta temática y los problemas que tienen los
movimientos sociales tanto en la esfera de la reproducción de la vida cotidiana como
en la afirmación de sus construcciones político-organizativas no nos puede encontrar
al margen como profesión y como intelectuales que queremos situarnos en la
posibilidad de ‘descifrar’ la conflictividad social contemporánea.
7 En sucesivos estudios realizados por ABESS, acerca de los principales temas de investigación en el nivel
de posgrado, realizados por el colectivo profesional en Brasil, la articulación del Servicio social con
Movimientos Sociales y Organizaciones de la Sociedad Civil se encuentra entre los últimos lugares. En
nuestro país se hallan publicados un conjunto de producciones provenientes de experiencias en docencia,
investigación y extensión en unidades académicas. Cabe destacar las producciones en la Universidad de
Comahue, en experiencias con la fábrica FASINPAT (Ex Zanón) y el Movimiento de Trabajadores
Desocupados “Darío Santillán” de Cipolletti.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
En el Área de Extensión:
- Proyectos de Extensión desde la Facultad y en articulación con otras unidades
académicas con movimientos sociales desde el año 2001 hasta la actualidad. Los
mismos abordan temas como: alimentación, salud, vivienda, formación política,
derechos humanos, entre otros.
En el Área de Investigación:
- Proyectos sobre Movimientos de Trabajadores Desocupados (Acreditado en la
UNLP9 desde el año 2000 y continúa) y conformación del Área de Investigación
“Movimientos Sociales, Conflictividad Social y Trabajo Social”, integrada por docentes,
estudiantes y graduados de la Facultad.10 . Este conjunto de experiencias alcanzaron
avances como:
- Contratación de trabajadores sociales por parte del Estado en programas
destinados a organizaciones de trabajadores rurales.
- Investigaciones que propicia el Área de Investigación de Movimientos Sociales.
8Se denomina de esta manera tomando como referencia a la organización interna del movimiento de
trabajadores desocupados que estaba constituido por las áreas de administración, salud, alimentos,
proyectos productivos, educación, y finanzas. Esta organización nos permitió visualizar la necesidad de un
espacio específico. Con el desarrollo de las áreas sociales al interior de Movimientos sociales se logra el
reconocimiento estatal de instrumentos metodológicos, como encuestas e informes sociales; se profundiza
la coordinación con servicios sociales de instituciones estatales, y la articulación de estrategias de
intervención con trabajadores sociales para el tratamiento de necesidades sociales de los integrantes de
movimientos referidas a educación, salud, protección y asistencia social.
9 “El Movimiento de Desocupados desde la perspectiva del Trabajo Social”.
10 El Área de Investigación “Movimientos Sociales, Conflictividad Social y Trabajo Social”, depende de la
Secretaría de Investigación y Posgrado de la Facultad de Trabajo Social -UNLP, desde noviembre de 2009.
85
Las características peculiares que fueron adquiriendo este conjunto de
experiencias, los debates instalados acerca de nuestro lugar en tanto profesionales
insertos en organizaciones sociales y la relación con el Estado; la importancia en la
definición de estrategias –pertinentes- de intervención del Trabajo Social en un
Movimiento Social, los condicionantes del ejercicio profesional en los mismos, son los
nudos problemáticos principales que identificamos.
Demandas emergentes
Asumir proyectos desde el Trabajo Social con los Movimientos Sociales se
fundamenta en la posibilidad de trabajar con aquellas demandas que aún mantienen
un estado potencial en la estructuración de problemas que demandan ser atendidos
principalmente en las esferas de las políticas sociales estatales. A estas, Carlos
Montaño las denomina demandas emergentes. En la medida en que la profesión
reconoce e incorpora las mismas, puede “establecer nuevas propuestas interventivas,
nuevas respuestas (y por lo tanto, nuevas prácticas y campos profesionales) y tal vez
una nueva racionalidad, funcionalidad y legitimación”. (Montaño, 2000: 182). Se trata
de indagar sobre aquellos espacios que aún no se han configurado en términos socio-
ocupacionales para la profesión -ofertas específicas de servicios estatales- y que
contienen diversas posibilidades de abordaje. Posibilitan pensar en propuestas de
intervención creativas; abrir canales para desarrollar la investigación; son espacios
para multiplicar el desarrollo de proyectos.
Esto se debe a dos razones principales: por un lado porque las necesidades son
múltiples y están presentadas de manera inespecífica al encontrarnos con el
movimiento social en la trama territorial 11 y por otro, por la posibilidad de constituirse
en un actor que interpela al Estado en una confrontación y lucha directa logrando
instalar “nuevas” demandas sociales propias de cada coyuntura.
11 Zibechi plantea que “Desde sus territorios, los nuevos actores enarbolan proyectos de largo aliento, entre
los que se destaca la capacidad de producir y reproducir la vida, a la vez que establecen alianzas con otras
fracciones de los sectores populares y de las capas medias. La experiencia de los piqueteros argentinos
resulta significativa, puesto que es uno de los primeros casos en los que un movimiento urbano pone en
lugar destacado la producción material.”
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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reproduce con fuerza la tendencia conservadora, nos remite a lo que Paulo Netto
denomina ‘conexión reactiva entre el trabajo social y el protagonismo del proletariado’.
Es decir, cómo pensar el encuentro de una profesión que aún conserva –con fuerza
para el caso de Argentina- un accionar de control y disciplinamiento, con los
movimientos que han sido en las últimas décadas, quienes han protagonizado las
luchas fundamentales de resistencia a las políticas neoliberales?12
12 Nos resulta necesario clarificar en este punto que este equipo de trabajo identifica elementos de
continuidad entre los movimientos sociales contemporáneos y los proyectos emancipatorios de la clase
obrera.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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La experiencia del Trabajo Social en los movimientos sociales nos reafirma en la
idea de que como organización social novedosa y altamente creativa, nos aporta
innumerables elementos en la comprensión rigurosa de la cuestión social. Las formas
de lucha de los sectores subalternos, en el ejercicio de derechos sociales posibilita la
construcción de estrategias de intervención acordes a la magnitud e intensidad de los
problemas que enfrentamos.
Entendemos que para fortalecer este diálogo, no basta con que nuestra profesión
conozca la actualidad de los movimientos sociales. Es necesario que participe,
reflexione y tenga una posición propositiva en torno a sus demandas sociales. Aún
más, en la medida que este proceso se colectivice en la profesión, y esta afiance sus
vínculos con los movimientos que en su horizonte contengan aspiraciones societales
para la emancipación, podremos afirmar que el Trabajo Social está dando pasos
certeros en la construcción de un proyecto ético-político crítico.
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Capítulo V
I. Presentación
Este artículo tiene por finalidad presentar una reflexión sobre la práctica
profesional del Trabajador Social, identificando sus dimensiones constitutivas, con el
objetivo de situar la comprensión de la profesión en relaciones socio-históricas.
Pretendemos ofrecer elementos de reflexión que contribuyan a la ruptura de
concepciones conservadoras simplificadoras que han operado de diversos modos con
propuestas funcionales de desarrollo de un “rol adaptativo” del trabajador social a las
condiciones existentes instituidas, constituyendo en el presente acciones de
“acomodación profesional” en un contexto de reacción y reconfiguración regresiva de
la intervención social.
Este texto es resultado de las reflexiones y estudios realizados en el marco del
desarrollo de nuestras prácticas docentes en la formación universitaria de futuros
trabajadores sociales, y de las diferentes experiencias profesionales, en interrelación
con los aportes y discusiones contemporáneas del campo profesional. En tal sentido
pretende contribuir a la formación de futuros trabajadores sociales y enriquecer los
debates sobre nuestro ejercicio profesional.
El Trabajo Social se configura como profesión en el contexto histórico de “ampliación”
del Estado capitalista en la era de los monopolios, donde es posible reconocer la
93
intervención social del Estado de forma continua y sistemática en las consecuencias de
la cuestión social, centralmente a través de las políticas sociales. La complejización del
campo estatal se relaciona con la intensificación de los conflictos entre las clases
sociales en el marco del desarrollo de la sociedad capitalista, procesando en términos
hegemónicos dicha conflictividad con el objeto de promover la producción y
reproducción constante (material y simbólica) de las relaciones sociales fundamentales
de la sociedad.
Es inmanente a este proceso de complejización estatal un proceso de
fragmentación del tratamiento de la cuestión social y un proceso de diferenciación
socio-profesional vinculado a los procedimientos de acción que se desprenden de él.
Es en este contexto histórico que surge el Trabajo Social como una profesión
principalmente interventiva, actuando centralmente en tareas ejecutivas y terminales
del proceso de implementación de las políticas sociales. Al mismo tiempo, se ha
vinculado centralmente con las dimensiones asistenciales de las políticas sociales,
aquellas que se dirigen a diferentes expresiones de la pobreza. Esta intervención
ejecutiva de las políticas sociales ha implicado el desarrollo de prácticas profesionales
de trabajo directo con los “individuos, grupos, y comunidades”, “beneficiarios” y
“destinatarios” de los servicios públicos.
El Movimiento de Reconceptualización del Trabajo Social, con la pluralidad que es
posible reconocer en su interior, cuestionó radicalmente el papel históricamente
asignado a la profesión, y sentó las bases de una perspectiva teórico-metodológica
crítica, permitiendo repensar la identidad profesional para superar el papel meramente
ejecutor de acciones instituidas en el campo de las políticas sociales.
Se recupera de la herencia reconceptualizadora una perspectiva de ruptura con las
diversas manifestaciones del conservadurismo1, que pretende fundar la legitimidad
profesional en relación a los intereses de las clases subalternas. En tal sentido, se
plantea el desafío de definir una práctica profesional crítica, que participe en la
producción de conocimiento de la realidad social y defina en una “perspectiva de
autonomía” las alternativas metodológicas de su instrumentalización en la práctica
profesional que desarrolla. Esto exige construir un conocimiento crítico de la realidad,
que permita al mismo campo profesional históricamente situado definir los objetivos y
reconstruir sus objetos de intervención.
Es en el marco de esta tradición profesional de ruptura con el conservadurismo
que vamos a problematizar algunos ejes centrales que entendemos contribuyen a
forjar un proyecto profesional crítico.
1 José Paulo Netto denominó a esta perspectiva para el Trabajo Social en Brasil de “Intenção de Ruptura”
con el Servicio Social Tradicional. Esto implica la definición de un proyecto profesional que persigue
“romper substantivamente con el tradicionalismo y sus implicancias teórico-metodológicas y práctico-
profesionales”. Netto: 1998 (1990): 250. Véase al respecto José Paulo Netto: 1998 (1990).
94
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
2 En otro trabajo hemos desarrollado las relaciones entre “cuestión social” y Trabajo Social. Véase
Fernández Soto 2004, Fernández Soto: 2005, Netto: 2003, Yazbek: 2003, Netto: 1997.
3 Recuperamos aquí algunas cuestiones centrales abordadas en el seminario de formación de nuestro
95
instalación histórica de la profesión en el desarrollo de la sociedad capitalista, se
consolida como una forma de intervención en la cuestión social, que además de
desarrollar en su práctica profesional una dimensión técnico-operativa, posee una
dimensión teórico-intelectual. En este sentido, adquiere relevancia en el debate
profesional la cuestión del instrumental y las estrategias de acción, ya que la práctica
profesional implica una intervención en la sociedad.
Esta perspectiva remarca el carácter histórico de la profesión, entendiéndola como
un proceso dinámico, que se modifica al reconfigurarse los determinantes y las
relaciones fundamentales en las cuales se inserta y participa. Es decir que la
profesión se ve interpelada por las transformaciones sociales y por las distintas
demandas que emanan de los diferentes proyectos sociales en puja.
Los cambios e inflexiones en los procesos de acumulación/legitimación capitalista
que se vienen produciendo desde mediados de la década del setenta han impactado
en términos generales en la profesión, produciendo alteraciones específicas en las
diversas áreas de intervención, y en todas sus dimensiones constitutivas (campo de
conocimiento, procesos de formación, prácticas de intervención, procesos
organizativos) por lo que se ve afectada, interpelada y desafiada a producir cambios
también.
En tal sentido entendemos que resulta fundamental como colectivo profesional,
tener la capacidad de comprender históricamente nuestra época, aprehender el
complejo movimiento de producción y reproducción de la sociedad, al mismo tiempo
que enfrentar un conjunto de “modificaciones” que conciernen al mismo proceso de
trabajo del trabajador social.
históricos complejizar el análisis. Principalmente porque, la particular configuración que adquiere el Estado
en un momento histórico determinado conlleva determinadas relaciones de poder al interior de los sectores
dominantes, en relación a los sectores subalternos y, su materialidad expresada en su armazón institucional
y en las mediaciones políticas que se desprenden del mismo expresan tanto la direccionalidad del proyecto
de sociedad que se pretende mantener y construir, como la conflictividad presente en la sociedad y los
procesos que pretenden darle un “tratamiento”.
96
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
cotidiana de las sociedades de clase, de las relaciones de propiedad privada y de la división social del
trabajo.
6 El sentido lukacsiano de “inmediaticidad” expresa un cierto nivel de recepción del contenido del mundo
particular y la genericidad está el hombre como individuo, definido como “aquel particular para el cual su
propia vida es conscientemente objeto, ya que es un ente conscientemente genérico” (pag,53) Para el
hombre su vida puede llegar a ser objetivada en diversos grados y sobre diversos planos, siendo el límite
inferior la particularidad del singular, es decir el hombre como pura existencia.
97
relaciones sociales históricamente construidas. La posibilidad de superar la
particularidad -el hombre como existencia- está en la capacidad de objetivar. “La vida
cotidiana es en su conjunto un acto de objetivación9 (…) es un objetivarse en doble
sentido: es el proceso de continua exteriorización del sujeto y también el perenne
proceso de reproducción del particular. En el infinito proceso de exteriorización se
forma, se objetiva, el mismo particular” (Heller, A, 1977: 96-97)10.
José Paulo Netto (1996) señala, a partir de la obra lukacsiana, un conjunto de
determinaciones ontológico-estructurales de la cotidianeidad: la heterogeneidad, la
inmediatez y la superficialidad. La Heterogeneidad: “la vida cotidiana configura el
mundo de la heterogeneidad. Intersección de las actividades que componen el
conjunto de las objetivaciones del ser social, el carácter heteróclito de la vida
cotidiana constituye un universo en que, simultáneamente, se desarrollan fenómenos
y procesos de naturaleza diversa (lenguaje, trabajo, interacción, juego, vida política y
vida privada, etc.)” (pag. 67). La inmediatez: en tanto los sujetos deben responder
“directamente”, “espontáneamente” en la vida cotidiana a los estímulos que se le
presentan, “el padrón de comportamiento propio de la cotidianeidad es la relación
directa entre pensamiento y acción” (pág. 67). Y la superficialidad: en la vida cotidiana
los sujetos captan aspectos superficiales y aparentes de los hechos y fenómenos, sin
considerar las relaciones que implican y la totalidad en que se inscriben11.
Todo individuo tiene una cotidianeidad, donde se le “impone” un orden social y un
patrón de comportamiento que implica formas específicas de concreción, expresando
una modalidad social, formas de pensamiento y comportamiento peculiares. La
concepción del mundo hegemónica implica aprendizajes desde una perspectiva
“mecánica” en correspondencia con un comportamiento “pragmático” que propicia la
adecuación (siempre con tensiones y contradicciones) entre la ordenación general y
las circunstancias prácticas particulares. Este principio pedagógico y este
9 Al respecto, es preciso aclarar que no todas las actividades cotidianas constituyen una objetivación (ej. el
sueño en tanto acto biológico de la vida cotidiana) y las que sí son constituidas como tales, pueden
alcanzar niveles y radios de acción diferentes: no es lo mismo lavarse los dientes que preparar una fiesta
de cumpleaños, mirar la TV o tener una discusión con el vecino; están implicados distintos grados de
complejidad, niveles de importancia, influencia sobre otros, etc.
10 Aquí resulta pertinente complementar esta idea con los planteos de Hugo Zemelman (1996) cuando al
reflexionar sobre la relación existencia-conciencia expresa que “el hombre es el “conjunto de sus relaciones
de producción, pero también es conciencia” (…) La conciencia como visión del propio ser social y de sus
horizontes de acciones posibles transforma al hombre histórico en sujeto.” (pag.62)
11 Al respecto Netto señala que “la vida cotidiana moviliza en cada hombre todas las atenciones y todas las
fuerzas, más no toda la atención y toda la fuerza; su heterogenidad e inmediaticidad implican que el
individuo responda teniendo en cuenta la sumatoria de los fenómenos que comparecen en cada situación
precisa, sin considerar las relaciones que los vinculan.” (Netto: 1996, 67)
98
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
12En un trabajo anterior (Fernández Soto, 2001) ya nos interrogábamos acerca de esto. No pretendemos
aquí dar respuesta cabal a estos interrogantes, sino contribuir al ejercicio de problematización y
complejización del tema propuesto.
99
determinaciones que nos permiten reproducir el proceso de nuestros “objetos” (hechos
problemáticos que se nos presentan en nuestra práctica). Lo que establecemos son las
mediaciones que están contenidas en nuestro hecho inicial. Esta postura teórico-
metodológica rompe con lo “dado”, con lo inmediato, con lo fenoménico, con lo natural;
reconstruyendo en esta negación, su complejidad concreta, su contextualización histórica,
su movimiento macrosocial del cual es parte.
Esto equivale a plantear que no se accede a la realidad simplemente, sino que es
necesario construir mediaciones. Consideramos que adentrarnos en el análisis de
estas cuestiones contribuye a ubicar los límites y las posibilidades históricas de la
intervención profesional.
Justamente, recuperar la categoría de mediación para la práctica del Trabajador
Social es una de las propuestas que consideramos en el presente trabajo. Esta
categoría -que se inscribe en los postulados de la dialéctica marxista- resulta potente
en tanto permite inscribir la intervención profesional en una perspectiva de totalidad13,
la cual sugiere que “no existe en el ser social elemento simple, todo es complejidad
(…) Cada complejo social, o totalidad parcial, se articula en múltiples niveles, y
mediante múltiples sistemas de mediaciones se articula a otros, conduciéndonos a
una secuencia real y también lógica para entender la realidad concreta” (Pontes,
2003: 205-206).
Kosik (1967) señala que “un fenómeno social es un hecho histórico en tanto y por
cuanto se le examina como elemento de un determinado conjunto y cumple por tanto
un doble cometido (…) de un lado, definirse a sí mismo, y, de otro lado, definir al
conjunto; ser simultáneamente productor y producto; ser determinante y, a la vez,
determinado; ser revelador y, a un tiempo, descifrarse a sí mismo; adquirir su propio
auténtico significado y conferir sentido a algo distinto”. 14
La intervención profesional opera sobre la realidad -realidad social e
históricamente determinada- entendida en su doble movimiento: ontológico
(perteneciente a lo real, formas de existencia) y reflexivo (elaborada por la razón).15
“es responsable por las relaciones móviles que se operan en el interior de cada complejo relativamente total
y de las articulaciones dinámicas y contradictorias entre las estructuras socio-históricas” (208)
15 Karel Kosik plantea que los “dos elementos constitutivos de todo modo humano de apropiación del
mundo son el sentido subjetivo y el sentido objetivo. ¿Qué intención, qué visión, qué sentido debe
desarrollar el hombre y cómo ha de "prepararse" para captar y descubrir el sentido objetivo de la cosa? El
proceso de captación y descubrimiento del sentido de la cosa es, a la vez, proceso de creación del sentido
humano correspondiente, gracias al cual puede ser comprendido el sentido de la cosa. El sentido objetivo
100
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
de la cosa puede ser captado si el hombre se crea un sentido correspondiente. Estos mismos sentidos,
mediante los cuales el hombre descubre la realidad y su propio sentido, son un producto histórico-social.”
(41)
16 La relación entre apariencia y esencia está muy bien desarrollada y explicada en la obra de Karel Kosik
que hemos citado, “Dialéctica de lo concreto”. Allí el autor plantea que la realidad es la unidad entre
“fenómeno y esencia”, pero la esencia de las cosas no se manifiesta inmediatamente a la conciencia de los
hombres, sino que es preciso “dar un rodeo”. El fenómeno muestra la esencia y a la vez la oculta. El
concepto de la cosa es la comprensión de ella, y comprender lo que la cosa es, significa conocer su
estructura. El rasgo más característico del conocimiento consiste en la descomposición del todo, “el
conocimiento se realiza como separación del fenómeno respecto de la esencia, de lo secundario respecto
de lo esencial, ya que sólo mediante tal separación se puede mostrar la coherencia interna y, con ello, el
carácter específico de la cosa”. Sin tal descomposición no es posible el conocimiento. Este proceso, es
denominado por Kosik como el método de “ascenso de lo abstracto a lo concreto”, que va “de la
representación viva, caótica e inmediata del todo, el pensamiento llega al concepto, a la determinación
conceptual abstracta, mediante cuya formación se opera el retorno al punto de partida, pero ya no al todo
vivo e incomprendido de la percepción inmediata, sino al concepto del todo ricamente articulado y
comprendido”. Este proceso analítico que se da a nivel del pensamiento, constituye una síntesis en la que
“se reproduce idealmente la realidad en todos sus planos y dimensiones” (49)
101
De aquí que es posible preguntarnos: ¿qué relación se establece desde la práctica
profesional con los distintos niveles de la realidad social? ¿Cómo se construyen las
mediaciones que permiten pasar del plano de lo singular a lo universal?17
17 Pontes advierte que “las mediaciones que permiten aprehender el movimiento del ser social en su
historicidad y legalidad inmanentes están ocultas a los sujetos cognoscentes: tanto la génesis histórica
como su estructura social se encuentran sumergidas en la factualidad” (op. cit 209) Por su parte Iamamoto
(1984) plantea respecto del modo de producción capitalista: “Si es en la propia organización social en que
se incrusta la fuente de poder y de la explotación de clase, el proceso social no revela la naturaleza de las
relaciones sociales de modo inmediato, porque estas no son relaciones directas, “transparentes”, sino
mediatizadas por la mercancía y por el dinero”. (pag.107)
18 Pontes que retoma la perspectiva de Lukacs, propone el trinomio “universalidad, singularidad,
social”.
102
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
103
Con base en lo dicho, la perspectiva metodológica elegida se apoya en recuperar
los análisis situacionales, adoptando una visión integrada de la realidad, en la cual lo
empírico no se reduce a la recolección de datos de una “comunidad” o “colectivo”, a
un registro y análisis sobre necesidades desarticulado de las condiciones objetivas y
del significado que le otorgan los propios sujetos y las prácticas sociales que
despliegan. Esta visión integrada “se manifiesta en una visión trascendente de la vida
diaria que orienta a los hombres para poder moverse de acuerdo con proyectos de
vida, individuales o compartidos, según los cuales impulsan prácticas sociales que
construyen la realidad histórica” (Zemelman, 1996: 81)
Intervenir en una determinada realidad concreta (“barrial”, “comunitaria”, “local”,
“regional”) supone conocer sus características geográficas, poblacionales, aspectos
sobre su identidad, su organización productiva, su estructura ocupacional, su historia,
las formas de organización y participación, las relaciones internas de poder, la
vinculación con el “poder político” (local e intergubernamental), la conciencia sobre los
problemas y las estrategias de resolución, las redes de solidaridad y alianzas, los
códigos y normas que rigen los patrones de interacción, todas cuestiones que
supondrán articulaciones entre el nivel micro y macro social.
significó un cambio en las condiciones de reproducción de la vida cotidiana de muchos trabajadores, que a
partir de la auto-organización y lucha colectivas, lograron imponer intereses de abajo hacia arriba, exigiendo
el reacomodamiento del sistema político institucional vigente y el establecimiento de nuevos “equilibrios de
compromiso”. Este es uno entre tantos ejemplos de resistencias y luchas de la clase trabajadora. La
experiencia que se desarrolla post-2001, “está expresando el procesamiento de las tensiones colocadas en
la Argentina por la movilización popular precedente y la recomposición de un nuevo orden de situación
sobre una redefinición ético-política y un restablecimiento de los compromisos materiales.” Véase
Fernández Soto 2007.
22 De acuerdo con Estela Grassi (2007: 106-107)), “las ciencias sociales” son portadoras de una politicidad
ineludible, (desde aquella voluntad de hacer un mundo feliz, hasta su papel confirmatorio de las
problemáticas que “merecen” ser así definidas para la reflexión y/ o para la acción). De aquí que el aporte
que pueden hacer (tanto a nivel del conocimiento como a nivel del desarrollo de políticas) se relaciona con
su capacidad de crítica teórica de lo naturalizado (incluyendo su propia contribución a tal naturalización), lo
que, indefectiblemente, es crítica política.
104
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
23 Según Alcira Argumedo (2006:216), “lo político refleja la condensación de las distintas instancias del
poder social; los intereses económico-sectoriales, los objetivos y valores fundantes, las identidades
sociales y culturales que se manifiestan como voluntades colectivas. Expresa la síntesis de las
contradicciones históricamente determinadas, que dan cuenta tanto de la pugna entre intereses
económicos objetivos como de precisas pertenencias y aspiraciones sociales y culturales que actúan como
núcleos de unidad política, ideológica e histórica, para la construcción de un proyecto de sociedad”(…)
105
cosas (…) prescindir de todo elemento voluntario o calcular solamente la intervención
de las voluntades ajenas como elemento objetivo del juego general mutila la realidad
misma” (48-49).
Posicionarse de esta manera nos previene, por un lado, de caer en el voluntarismo
profesional, que se propone transformaciones ideales porque deja de lado las
posibilidades objetivas y, por otro lado, nos permite superar el pragmatismo y el
conformismo del profesional de la gestión y la eficiencia –presente en parte del
colectivo profesional durante los `90-, que apoyado en “un realismo excesivo” se
vuelve complaciente con la realidad existente justificado en perspectivas que
sostienen la “imposibilidad del cambio”.24
Si entendemos por política los principios que dirigen la acción orientada hacia
determinados fines, la política implica definir intelectualmente un futuro, camino hacia
el cual se van objetivando cambios, modificación de situaciones, prácticas, realidades.
Esto supone sujetos activos capaces de influir en dichos cambios.
La política es la crítica continua de la realidad, proyectando un futuro. En este
sentido, necesitamos una imagen superadora de lo dado para guiar la práctica
profesional en un sentido crítico. No podemos influir políticamente sobre el tiempo o
las catástrofes naturales, pero sí sobre la disminución de la pobreza y el desempleo,
la ampliación de lo público, la democratización de la cultura, la construcción de redes
y proyectos colectivos, la distribución más igualitaria de la riqueza. En este sentido, la
política revela una capacidad de influir sobre una relación de poder, o bien para
conservar o bien para transformar.25
Es cierto que no pocas veces los sentidos ético-políticos profesionales entran en
tensión con los espacios en los que intervenimos, con las prácticas institucionales y
24 Al respecto Gramsci (1998) advierte que “el realismo político excesivo (por consiguiente superficial y
mecánico) conduce frecuentemente a afirmar que el hombre de Estado debe operar solo en el ámbito de la
“realidad efectiva”, no interesarse por el “deber ser” sino únicamente por el “ser”. (50) Aquí desaparece toda
idea de “Futuro”, en términos de construcción y sentido político orientador de las prácticas sociales
concretas. Esta perspectiva gramsciana se relaciona con las perspectivas conservadoras de “fatalismo” y
“mesianismo” en la práctica del trabajador social, desarrolladas por Iamamoto (1997).
25 Al respecto de la dimensión política, Iamamoto y De Carvalho (1984) reflexionan sobre el papel del
trabajador social como intelectual y se interrogan: A quién viene efectivamente sirviendo ese profesional,
qué intereses reproduce, cuáles son las posibilidades de estar al servicio de sectores mayoritarios de la
población. “En el desempeño de su función intelectual, el AS, dependiendo de su opción política, puede
configurarse en un mediador de los intereses del capital o del trabajo, (…) puede tornarse en intelectual
orgánico al servicio de la burguesía o de las fuerzas populares emergentes; puede orientar su actuación
reforzando la legitimación de la situación vigente o reforzando un proyecto político alternativo, apoyando y
asesorando la organización de los trabajadores, colocándose al servicio de sus propuestas y objetivos. Esto
supone, por parte del TS, una clara comprensión teórica de las implicancias de su práctica profesional,
posibilitándole mayor control y dirección de la misma, dentro de los límites socialmente establecidos”
(Pag.97-98)
106
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
26Siguiendo a Gramsci, “el político de acción es un creador, un suscitador, mas no crea de la nada ni se
mueve en el turbio vacío de sus deseos y sueños”. Se basa en la realidad efectiva, realidad que no es
estática e inmutable, sino relación de fuerzas en continuo movimiento y cambio.
107
justificación del “peor es nada”. Y aquí no se trata de renegar de nuestra historia o
“rasgos típicos”, sino forjar cotidianamente -teórica, metodológica y políticamente-
desde esta perspectiva profesional, las rupturas con el conservadurismo, y no
acompañar y/o reforzar los procesos de naturalización de la cuestión social.
La posibilidad de un pensamiento y acción transformadores solo puede cimentarse
en la crítica fundamentada de las situaciones de desigualdad y la autocrítica
superadora del pragmatismo y conformismo profesional. Desde esta perspectiva
crítica, histórica, situacional, totalizante, podemos ser partícipes en la creación de
prácticas creativas, transformadoras, significativas vitalmente. Que impugnen y
superen el burocratismo, el romanticismo que niega los conflictos y contradicciones
sociales, el fatalismo que paraliza y resigna.
El anclaje cotidiano de nuestra práctica profesional nos expresa las tensiones
contenidas en su desenvolvimiento, en tanto expresa la lógica de reproducción de lo
establecido y sus dinámicas hegemónicas constitutivas, pero al mismo tiempo, las
resistencias, las potencialidades de cambio y transformación social, esto supone
romper con la familiaridad que entraña el mundo inmediato cotidiano. Estas rupturas
concientes con lo “establecido” implican la politización de la práctica en la vida
cotidiana, comprendiendo lo cotidiano tal como lo hemos desarrollado, como elemento
particular que enlaza las cuestiones singulares con el movimiento de la sociedad
como totalidad concreta. Es decir permite establecer las relaciones entre las
situaciones específicas que se nos presentan en nuestra práctica y las condiciones
estructurales y sociales generales en las cuales se inscriben y explican.
Es ahí que te vemos palpitando mundo nuevo…
Bibliografía
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sobre el pensamiento nacional y popular. Ediciones del Pensamiento Nacional.
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intervención profesional” en Escenarios, Año 4 Nº 8- Septiembre 2004, UNLP. La
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resistencia y la propuesta”, en Bertolotto María Isabel y María Elena Lastra
(comps) Políticas Públicas en la Argentina actual. Análisis y experiencias, FCS-
UBA, Ediciones Cooperativas.
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Capítulo VI
Liliana B. Madrid
I. Presentación
En el presente capitulo proponemos brindar elementos para entender a la
problemática alimentaria como expresión de la cuestión social, lo cual implica superar
una concepción unilateral en el abordaje del problema alimentario y posibilita
considerar a la malnutrición1 infantil como la manifestación particular de una
problemática social. La búsqueda de los múltiples determinantes de la problemática
alimentaria debe tener como horizonte la superación de aspectos que explican el
problema en lo fenoménico y superficial e identificar las mediaciones que lo vinculan a
procesos sociales mayores. Pensar lo alimentario inserto en un campo teórico de
mayor nivel de generalidad, que tiene que ver con las modalidades críticas de
reproducción del sistema capitalista en su conjunto, implica conocer y aprehender las
mediaciones con las relaciones de explotación, tanto en los procesos de producción
como de reproducción generada para garantizar los primeros.
En este marco, analizaremos las vivencias cotidianas de familias con niños con
malnutrición entendiendo que exhiben modos particulares en que se asume el
proceso de salud-enfermedad, lo que a su vez refleja las maneras en que la sociedad
concibe y enfrenta dicha necesidad. Esto implica pensar que toda sociedad y todo
sujeto particular tienen una ‘vida cotidiana’ cualquiera sea el lugar que ocupen o
condición social que detenten. Estas variaciones ya implican que aún aquellas
prácticas más elementales e individuales expresan un hecho social.
Dado entonces que en la vida cotidiana se materializa el nexo entre lo social y lo
individual, la reproducción entonces no debe pensarse como un acto automático de
1 El concepto de malnutrición incluye lo que denominamos desnutrición, aludiendo al déficit (bajo peso,
acortamiento o emaciación), pero también considera otros problemas como el sobrepeso y obesidad. Si
bien la desnutrición y las enfermedades infecciosas han sido las causas más frecuentes de muerte en el
mundo, es notoria la importancia creciente que han adquirido el sobrepeso, la obesidad y los trastornos
relacionados con la alimentación. Tanto es así que hoy en día se considera que la obesidad -enfermedad
caracterizada por el aumento total de la grasa corporal- indica un mayor riesgo a enfermar y morir que en la
población no obesa (Ventriglia, 2001). Si además consideramos la evolución del indicador obesidad en los
últimos 15 años en nuestro país es pertinente incluirla en la problemática de la malnutrición (Madrid, 2008).
111
pasaje de lo individual a lo social. Así, la observación de prácticas de familias con
niños malnutridos nos proporciona a nivel individual una imagen de la reproducción de
la sociedad en un tiempo y espacio determinado, es una imagen de la socialización o
del proceso de humanización.
112
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
113
Sin embargo, la reconstrucción analítica que se realiza de la problemática debe
superar el plano de la redistribución, la cual generalmente se efectúa mediante
políticas sociales de distintas características, para retomar el camino de la discusión
mayor, lo cual remite a considerar la situación actual de los sectores trabajadores, sus
múltiples expresiones y las políticas públicas que surgen y se desarrollan para
intervenir en las relaciones sociales.
Estas tendencias sociohistóricas adquieren particularidad en la vida cotidiana de
las personas que padecen alguna de las manifestaciones de la problemática
alimentaria. La cuestión alimentaria no se restringe a los aspectos relacionados con la
pobreza y el hambre, aunque esta última figure como la manifestación más aguda y
urgente de la cuestión. De hecho, esa vinculación fortalece una línea de análisis que
oculta las razones por las cuales se produce el fenómeno del hambre.
Los cambios a lo largo del último tercio del siglo XX en relación al concepto de
seguridad alimentaria han contribuido -en parte- a individualizar el problema y ocultar
sus raíces sociales y políticas. En este sentido, la introducción hacia la década de
1980 del nivel de análisis micro, vale decir, las propuestas de análisis a nivel de
individuos, hogares y comunidades han corrido el riesgo -y algunos han caído en él-
de subestimar la importancia de los determinantes macro de la cuestión alimentaria lo
cual manifiesta desconsiderar la presencia de factores de orden social y político. Esto
no quiere decir que no deban realizarse estudios a nivel micro social, pero si lo que si
plantea es la necesidad de plantear estos trabajos vinculados a las condiciones macro
sociales que definen buena parte de las características que observamos.
Como resultado de este proceso los individuos y familias vivencian diversas
manifestaciones de la cuestión alimentaria, entre ellas la malnutrición infantil, como
una responsabilidad individual desestimando la responsabilidad social y política de
tales situaciones. Es algo así como, por un lado, el tratamiento sobre el síntoma sin
ubicar la causa y, al mismo tiempo, adjudicando responsabilidad a quien atraviesa esa
situación, sin reconocer razones sociales. Para ello se recurre a diversas estrategias
ideológicas como por ejemplo la medicalización de variados aspectos de la vida
cotidiana -en este caso que reflexionamos tiene sentido mencionar la alimentación-.
Podemos agregar que el modelo biomédico minimiza la importancia de la causalidad
social y cultural en la génesis de la enfermedad, en consecuencia, al medicalizar el
hambre supone, por tanto, individualizar el problema, legitimar una situación de
desigualdad social existente e ignorar (concientemente) la causalidad estructural del
problema.
La individualización de los problemas sociales, entre ellos el alimentario,
transfieren al individuo responsabilidades del estado, restringiendo ‘lo social’ al ámbito
individual en detrimento de lo colectivo.
114
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
115
trabajo se tratan desconectadas entre sí y las relaciones que organizan, distribuyen y
viabilizan el uso de la fuerza de trabajo en el mercado están ausentes en el
tratamiento político y social del problema alimentario. La fragmentación de la atención
de la problemática alimentaria –reducida a planes y programas alimentarios- se
convierte en el rasgo distintivo para abordar las problemáticas sociales
estableciéndose vínculos sumamente frágiles entre pobreza y condiciones de empleo.
El estado “a través de un discurso ético universalizante, fragmenta las necesidades
de las clases trabajadoras, transforma sus derechos en beneficios del Estado,
subordina los individuos a varias formas de discriminación, los responsabiliza por su
condición social, despolitiza sus luchas, restringe sus elecciones, contribuyendo para
la reproducción de una moralidad subalternizada y alienada” (Barroco, 2004: 105).
Esta fragmentación es reforzada por mecanismos de focalización y selectividad
que los programas alimentarios han adquirido en el último tercio del siglo XX -
reforzado a partir de la década de 1990-. En este sentido, queremos expresar un
elemento más que escinde la cuestión social y la problemática alimentaria y esta
representado por los mecanismos de selección de los destinatarios de la asistencia
social alimentaria. La definición de criterios de acceso en los programas alimentarios
tales como la edad, género, condición social, ubicación geográfica, entre otros, nos
muestra que las intervenciones estatales, a través de políticas sociales, fragmenta,
también, hacia el interior del conjunto de ciudadanos con necesidades alimentarias.
Mas allá de la discusión selectividad o focalización, lo cierto es que los programas
alimentarios son resultado de prácticas fragmentadoras que refuerzan la escisión
entre las manifestaciones de la cuestión social y las causas que dan lugar a ella.
116
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
2 Es preciso señalar que las vivencias analizadas en el presente artículo se encuentran incluidas en la
Investigación titulada “Abordaje socio-cultural de la desnutrición infantil. Vivencias y experiencias de
unidades domésticas en la Ciudad de Tandil” presentada para obtener el titulo de Magíster en Trabajo
Social FTS-UNLP en mayo de 2010.
117
común con los otros hombres, y además estas son sólo idénticas en un plano muy
abstracto. Todos necesitan dormir, pero ninguno duerme en las mismas
circunstancias y por un mismo período de tiempo; todos tienen necesidad de
alimentarse, pero no en la misma cantidad y del mismo modo” (Heller, 1991: 19).
Estas variaciones ya implican que aún aquellas prácticas más elementales e
individuales expresan un hecho social genérico pero al mismo tiempo particular.
Dado que en la vida cotidiana se materializa el nexo entre lo social y lo individual,
entre el ‘pequeño mundo ‘y el ‘gran mundo’ (la sociedad), la reproducción entonces no
debe pensarse como un acto automático de pasaje de lo individual a lo social:
volviendo a Heller “el hombre solo puede reproducirse en la medida en que desarrolla
una función en la sociedad: la autoreproducción es, por consiguiente, un momento de
la reproducción de la sociedad” (1991: 20). Así, la vida cotidiana nos proporciona a
nivel individual una imagen de la reproducción de la sociedad en un tiempo y espacio
determinado, es una imagen de la socialización o del proceso de humanización.
En la vida cotidiana las mediaciones “permanecen ocultas por la apariencia
inmediata de los hechos, dadas la espontaneidad y la rapidez con que son aprendidas
y la forma como se manifiestan en el ámbito de la alienación. Los modos de
comportamiento, valores y motivaciones aparecen a la conciencia como elementos
que existen y funcionan en sí y por sí mismos, posibilitando que sean tratados como
una suma de fenómenos, desconsiderándose sus relaciones y vínculos sociales”
(Barroco, 2004: 55).
Por lo tanto, “en el encuentro dialógico de la entrevista, el usuario, como
interlocutor que verbaliza una situación de su vida cotidiana que considera
problemática, nos presenta la visión que él ha construido de la misma. (…) surge la
necesidad de establecer las mediaciones necesarias que nos permitan comprender
cómo la totalidad que se expresa en la cuestión social se manifiesta y adquiere sus
respectivas particularidades en la vida cotidiana del sujeto entrevistado. Es preciso,
entonces, reconstruir a partir del diálogo cómo esa situación que aparenta ser aislada
y propia de ese sujeto encuentra sus causas en la totalidad en la cual se desarrolla”
(Mallardi, 2010: 50-51).
Ahora, si como afirma Lukacs (1971) en el prefacio al texto del Heller, que la
extrema y paradójica heterogeneidad de la vida cotidiana -base de la naturaleza
particularista y de las reacciones primarias de la condición humana- se constituye en
determinante del ser mismo, y produce los efectos inesperados reales y concretos,
¿cómo se ordena esa heterogeneidad de las formas de actividad en la vida cotidiana?
Los esquemas de comportamiento y de conocimiento otorgan una estructura
relativamente fija, y así la repetición y la subsunción de lo inesperado, de las
tendencias de la situación, etc. pueden ser incorporadas a lo habitual, acostumbrado y
familia. La aceptación irreflexiva del discurso médico, incluso cuando no se haya
118
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
119
alimentario, el cuidado y la crianza de los niños haciendo vivir como elección aquello
que esta dentro de un horizonte acotado. Esta actividad material y productiva, que
facilita los procesos de reproducción familiar, aparece encubierta como ‘devoción
femenina’. La observación de prácticas cotidianas nos permite inferir que la cuestión
de la maternidad marca la vida de las mujeres entrevistadas, vivenciada como un
conjunto de prácticas que el devenir histórico naturalizó y señaló como obligatorias; la
vida cotidiana esta organizada en función de las tareas que los hijos demandan.
Si bien el atravesamiento del género excede al objetivo de este texto, hay que
recordar como este rol incorporado por las mujeres resulta de un proceso histórico
donde el Estado y la medicina han jugado un papel protagónico. Ya nos relataba Nari
(2004) cómo el Estado Argentino incorporó la preocupación por la “degeneración de la
raza” considerando la posibilidad de superar ese problema mediante la intervención
estatal en la función desarrollada por las mujeres-madre. Ponían allí el acento
exceptuando al varón y adoctrinando a las mujeres respecto de su exclusivo rol de
crianza de los niños, y naturalizando una función que en realidad fue asignada por
políticos y médicos. Ante lo expuesto no deben sorprendernos las narraciones de las
madres entrevistadas las cuales reproducen un patrón hegemónico, reforzada por los
diseños de planes y programas sociosanitarios, por la formación ideológica de los
agentes de salud, por las instituciones educativas, por los credos religiosos
dominantes, entre otros.
Esta responsabilidad sentida por las madres genera la construcción de
explicaciones ante el diagnóstico. Atribuyen el origen del déficit nutricional a
mudanzas, problemas de salud de otros miembros o viajes, ocultando detrás de estas
definiciones la necesidad de sobreponerse al sentimiento de culpabilización que
emerge ante el conocimiento del estado nutricional de su niño y más aun cuando este
no se recupera con el tratamiento indicado. A su vez, este proceso oculta el verdadero
origen social de la malnutrición, en un claro intento de individualización del problema
que legitima la desigualdad social. Observamos que una consecuencia de esta
culpabilización sentida es el aislamiento de la mujer reduciendo cada vez más su
vinculación con parientes, amigos o vecinos. Entendemos que la malnutrición infantil
no puede ser reducida a un problema individual de índole biológica y
consecuentemente de disfunción o alteración orgánica. Por el contrario, la
enfermedad posee además un significado y un sentido vinculado al contexto social y
cultural de pertenencia del individuo y de su red de relaciones sociales (familia,
creencias, valores, amistades, entorno laboral) en el cual también hay que situar y
analizar no solo su causalidad sino también su tratamiento. Entendemos entonces
que la enfermedad es un lenguaje a través del cual se manifiestan un conjunto de
mediaciones y relaciones (Caramés García, 2004), ‘síntomas’ de diversa índole,
dentro de un contexto que articula su historia y carácter estructural. Debemos señalar
120
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
121
educativamente, se halla visto incluida en nuevos procesos de gestión alimentaria
para satisfacer las necesidades de su grupo.
Observamos que la condición de ingresos, la edad, un padecimiento puntual o el
cese del recurso una vez superada la situación nutricional deficitaria son criterios de
focalización visualizados por las mujeres madre para el acceso a programas de
asistencia alimentaria. En la aplicación de este criterio de focalización hay un fuerte
desplazamiento ideológico de las funciones del Estado y de las características de la
ciudadanía. Las prestaciones universales se sostenían en un criterio de “derecho”
mientras que la justificación de la “selectividad” que trae la focalización se apoya en
un concepto de mérito negativo: los que no pueden, los vulnerables, los excluidos
“merecen” que las instituciones del estado concentren sus recursos en ellos, a la
espera de restaurar sus capacidades para operar en el mercado. La focalización
sostiene que el estado se reduce y la concentración en los más vulnerables permite
ser más equitativo y asignar más eficientemente los recursos. Si bien hay propuestas
que señalan una potencial revisión de este criterio, lo cierto es que se encuentra tan
vigente como siempre en las políticas sociales, y las alimentarias en particular. En
virtud de la focalización se desarrollan procesos de distribución intrafamiliar del
recurso alimentario resultando ineficaz el criterio de selección en términos de
objetivos nutricionales. Las madres expresan las dificultades de destinar el alimento
exclusivamente a un miembro, “si hay se reparte entre todos”. De esta manera,
cotidianamente se adecua la asistencia alimentaria transformando las prestaciones,
aunque esta signifique solo la dilución intradoméstica donde la mujer impone formas
culturalmente aceptadas en términos de roles e identidades, prestigio y necesidades
acerca de quien debe comer qué, arreglando y modificando el saber técnico de los
nutricionista o médicos que deciden qué y quién debe comer. Observamos accesos
diferenciales a la asistencia social en función de la existencia de experiencias para
realizar las gestiones correspondientes y el manejo de información disponible. Pero
también señalamos como limitante la asunción de una posición ambigua respecto de
la solicitud de asistencia: por una lado la necesitan, por el otro rechazan verse en
situación de destinatarios de la asistencia social.
A través de las narraciones las madres demandan frutas, verduras y lácteos
(identificados como el queso y el yogurt) como los alimentos que sus hijos necesitan o
necesitaron para superar la situación de déficit nutricional. Evidentemente los
alimentos no son solo bienes destinados a satisfacer necesidades biológicas. Más allá
del imperativo biológico de que tenemos que comer para vivir, las necesidades
alimentarias son construcciones culturales que surgen porque la sociedad nos habitúa
a necesitar determinados alimentos. Las madres identificaron la necesidad del
consumo de estos alimentos para superar la situación de déficit, probablemente
influidos por equipos profesionales (médicos y nutricionistas). Sin embargo, y en
122
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
123
factores socioeconómicos, culturales y psicológicos se materializan en diversos
discursos. Estos discursos no se encuentran solamente en el ámbito de la política
como práctica circunscrita a los poderes políticos en tanto sujetos hacedores de
políticas públicas (o prácticas, medidas, acciones), sino que se erigen como una
práctica social de producción de significados que expresan categorías de aprehensión
del mundo, según las diferentes perspectivas o puntos de vista de los agentes
involucrados que participan en su construcción, proponiendo metas y caminos de
acción posibles. Si bien todos los sujetos y grupos perciben y/o experimentan
problemas de diversa índole, el establecimiento de un problema como asunto de
discusión pública remite a la constitución de sujetos según relaciones de poder.
Intervienen en este escenario actores provenientes de diferentes campos y, por ende,
con cuotas de capital diverso que tratan de imponer y/o hegemonizar diversas
definiciones acerca del problema y su contexto de referencia legítima: partidos
políticos, burócratas, redes de expertos y académicos, medios masivos de
comunicación, Poder Ejecutivo y Legislativo, grupos de interés y opinión pública.
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125
126
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Capítulo VII
I. Introducción
El presente artículo busca brindar elementos de reflexión, entorno a las
transformaciones que el proceso de enfermedad de cáncer, imprime en la
reproducción de la vida cotidiana tanto del enfermo, como de su entorno vincular.
El mismo tiene por antecedente directo, la tesis de licenciatura “Trabajo Social y
atención de la salud. La cuestión del cáncer, el enfermo oncológico y su entorno
vincular” (Romero; 2010), la cual ha pretendido indagar entorno a la problemática de
la enfermedad de cáncer, siendo ésta constitutiva de uno de los campos de
intervención del Trabajo Social.
En función de ella, entendemos que el proceso de enfermedad de cáncer converge
en la emergencia de un conjunto de necesidades y problemáticas que, lejos de
suprimir, impactan y transforman la vida cotidiana del enfermo y su entorno vincular,
haciendo que ésta, adquiera nuevas connotaciones. En este sentido, desde la óptica
lukacsiana, la vida cotidiana es puesta en su insuprimibilidad ontológica. De esta
forma se entiende que en cuanto espacio-tiempo de constitución, producción y
reproducción del ser social, la vida cotidiana es ineliminable, constituyéndose, acorde
a los postulados del mismo Lukács, en el alfa y el omega de la existencia de todo y
cada individuo (Netto; 1996)3.
Comprender las transformaciones de la cotidianeidad en el campo de la reflexión
que nos acontece, requiere trascender el análisis de la singularidad y unicidad con
que es vivenciado cada proceso de enfermedad, teniendo por objeto la búsqueda en
el reconocimiento de la conciencia humano-genérica, desde la particularidad del
enfermo de cáncer y su entorno vincular, trascendiendo de este modo las
determinaciones fundamentales de la cotidianeidad que hacen que todo y cada
individuo sólo se perciba como ser singular (Ibíd., p. 68).
Ahora bien, Netto explicita que, dicho acceso a la conciencia humano-genérica
solamente se da cuando:
“el individuo puede superar la singularidad, cuando asciende al
comportamiento en el cual no moviliza todas sus fuerzas sino toda su
127
fuerza en una objetivación duradera (menos instrumental, menos
inmediata) se trata, entonces, de una movilización anímica que
suspende la heterogeneidad de la vida cotidiana — que homogeiniza
todas las facultades del individuo y las direcciona en un proyecto en
que el trasciende su singularidad en una objetivación en la cual se
reconoce como portador de consciencia humano-genérica. En esta
suspensión (de la heterogeneidad) de la cotidianeidad, el individuo se
instaura como particularidad, espacio de mediación entre lo singular y
lo universal, y se comporta enteramente como hombre” (Ibíd., p. 69).
128
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
4 En este sentido los griegos proclamaban que, la enfermedad era gratuita o merecida, provocada por faltas
personales, transgresiones colectivas o crímenes cometidos por los ancestros. Sin embargo, con el
cristianismo, emerge una idea más moralizadora, por lo que la idea de enfermedad/castigo cedió su lugar a
la de enfermedad como un castigo apropiado y justo.
129
sin entender las determinaciones y mediaciones que los factores macrosociales tienen
por sobre dichas causalidades de orden singular.
Con lo dicho, no buscamos negar la acción de nuestra mente, ella puede resultar
parte de las determinaciones que hacen a la salud, puede engañar a nuestro cuerpo,
enemistándose con él; sin embargo, creer exclusivamente en ello, pensar que sólo la
mente manipula el cuerpo, podría confluir en un reduccionismo individualista incierto;
dado que se opacarían las causantes colectivas y sociales que dañan de
sobremanera a nuestra salud.
En relación a estas últimas es que creemos que, sin refutar la disposición genética
de cada sujeto en cuanto causas del cáncer5, es en la relación capital-trabajo donde
hallamos parte de su explicación.
La categoría trabajo ha sido retomada por Marx y Lukács quienes han encontrado
en ella aquello que distingue al hombre del animal. Por medio del trabajo, el hombre
transforma la naturaleza y al hacerlo se transforma así mismo.
Es en este sentido que Marx plantea:
El trabajo es, en primer lugar, un proceso entre el hombre y la
naturaleza, un proceso en que el hombre media, regula controla su
metabolismo con la naturaleza. El hombre se enfrenta a la materia
natural misma como un poder natural. Pone en movimiento las
fuerzas naturales que pertenecen a su corporeidad, brazos y piernas,
cabeza y manos, a fin de apoderarse de los materiales de la
naturaleza bajo una forma útil para su propia vida. Al operar por
medio de ese movimiento sobre la naturaleza exterior a él y
transformarla, transforma a su vez su propia naturaleza. […]
Concebimos al trabajo bajo una forma en la cual pertenece
exclusivamente al hombre (Marx, 1999:215).
5 No negamos que puedan darse otras causantes. Tal es el caso del cáncer de cuello de útero, el cual
puede encontrarse asociado a la incidencia infecciosa del virus papilomavirus humano, especialmente los
tipos 16 y 18, transmitido por medio de relaciones sexuales.
130
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
131
ambientales, ya que los individuos que viven en barriadas industriales corren mucho
mayor riesgo de morir de cáncer que los que habitan en los barrios residenciales.
Ahora bien, pensamos que estos tres problemas que definen a la salud en el
capitalismo, se hallan claramente vinculados a fin de entender las causas de la
enfermedad de cáncer, la cual claramente se extiende en el desarrollo y expansión
del sistema capitalista.
Ontológicamente el capitalismo se define a partir de la desigualdad y la lucha de
clases. “La sociedad capitalista produce la desigualdad, inherente a la sociedad de
clases que se constituye en elemento determinante en el proceso de acumulación
capitalista por la explotación de la fuerza de trabajo” (Abramides; 2009: 2). Es en este
sentido que “la lógica del capital radica esencialmente en la búsqueda del lucro y la
ganancia” (Alayón, 2005:37); tendiendo a marginar y excluir a grandes sectores de la
población.
La propiedad de los medios de producción es quien determina la esencia de la
división de clases en el actual sistema de sociedad.
En torno a ellos:
Los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e
independientes de su voluntad, relaciones de producción, que
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas
productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción
forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la
que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que
corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de
producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social,
política y espiritual en general (Marx y Engels, 1986:214).
En este marco, “la única forma del trabajador para sobrevivir bajo el capital es
vender su fuerza de trabajo, a cambio de un salario, al burgués”. (Lessa, 1999:11),
sujeto por tanto, a todas las vicisitudes de la competencia, y las fluctuaciones del
mercado. Sin embargo, “lo que el obrero asalariado se apropia por su actividad es
estrictamente lo que necesita para la mera reproducción de su vida”, lo que debe
suprimirse “es el carácter miserable de esa apropiación que hace que el obrero no
viva sino para acrecentar el capital y tan sólo en la medida en que el interés de la
clase dominante exige que viva” (Marx y Engels, op cit., p.42). Este proceso de
producción de la riqueza de la clase dominante, constituye aquello que Lessa (Op.
cit.) ha denominado como “la deshumanización socialmente producida por los propios
hombres”.
132
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TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Pues más aún, es posible aseverar que la capacidad reproductiva de los salarios
que perciben los trabajadores no alcanza siquiera a cubrir las necesidades básicas de
alimentación.
133
cualitativamente inadecuada; que trabajará en ocupaciones más
peligrosas e insalubres, que habrá perdido más dientes, que beberá
agua menos potable (Escudero, 2005:16).
La pobreza puede constituirse en una de las determinaciones entre las causas del
cáncer, y la lucha contra el mismo debe trascender la prescripción de tratamientos
oncológicos; más bien, debe incluir (entre otras cuestiones) la lucha contra la pobreza.
La falta de empleo, no solamente genera ingresos insuficientes, y dificultades para
reproducirse socialmente, sino además trae aparejado un conjunto de enfermedades
asociadas a la subjetividad del desempleado y su núcleo vincular; entre ellas:
depresión, estrés, sedentarismo, inseguridad, incertidumbre, ausencia de proyectos
futuros, entre otros. Estas cuestiones, que los individualistas y psicologistas
manifiestan como causantes del cáncer, vemos ahora que responden a
determinaciones colectivas y sociales.
Según indicaba Norberto Alayón (2005) las fuentes oficiales sobre desempleo
arrojaban hacia el mismo año en Argentina un 15,6%, frente al 18,8% de subempleo.
Prácticamente más del 35% de la población activa, presenta problemas de empleo.
Estos datos producen aberración e impotencia al recordar los artículos 14 y 14 bis
de la Constitución de la Nación Argentina. Mientras que actualmente no se garantiza
el derecho a trabajar (tal como lo enuncia el primero de los artículos), menos aún se
garantizaran los derechos de quienes trabajan con el auge del empleo en negro6,
precarizado, el subempleo. Debe contemplarse que, no sólo son pobres los
desempleados, sino también aquellos que tienen trabajo pero con bajísimo nivel de
ingresos y en condiciones de desprotección.
Contrariamente, no sólo la ausencia de empleo puede incidir indirectamente en la
degeneración en cáncer; por el contrario, el trabajo, si bien es imprescindible para una
vida saludable, (por su retribución económica, y por el hecho social que contribuye a
la realización de la persona), puede alterar el estado de salud, por causas derivadas
de las condiciones y medio ambiente en las que se desarrolla.
Para comprender la relación entre las categorías empleo y enfermedad podríamos
analizar las siguientes variables: el tiempo de trabajo, las formas de remuneración, la
organización y contenido del trabajo, servicios de bienestar y sociales, el sistema de
6En la ciudad de Tandil (Provincia de Buenos), según datos arrojados por la UPEETS (Unidad Permanente
de Estudios y Extensión de Trabajo Social, Facultad de Ciencias Humanas, UNICEN), en la gran mayoría
de los barrios con asentamientos de sectores pobres, los porcentajes entre el número de asalariados en
blanco y en negro son similares. En el barrio “El Tropezón” ubicado al noroeste de la ciudad el porcentaje
de asalariados en negro supera con un 27%, al número de asalariados en blanco, quienes conforman el
17% de la población total en esa zona.
134
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
135
en grasas y proteínas y a los efluvios tóxicos de la economía industrial que crea la
opulencia” (Sontag, 2003:21).
Sin embargo ante ello, tal como enunciamos con anterioridad creemos que, el
cáncer no es una enfermedad que afecte a una determinada clase social; no obstante,
encuentra a ciertos sectores de la población más vulnerados ante la enfermedad, con
más posibilidades de enfermarse y más desamparados frente a la lucha contra el
cáncer, en donde la enfermedad impactará de forma diferencial en la reorganización
de su vida cotidiana y en las modalidades para dar respuesta frente a las necesidades
y problemas emergentes durante el proceso de enfermedad.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
137
La enfermedad abrirá un nuevo abanico vincular con médicos, enfermeras,
enfermos, mucamas, quizás trabajadores sociales, psicólogos, voluntarios, entre
otros. Ellos vigilarán su sueño, su alimentación y, lo que es más importante, con ellos
y por ellos conseguirá su esperanza de salud y de vida.
En vinculación a estos actores, se hace manifiesta la primacía de un pensamiento
ultrageneralizador7 que tiende a clasificar, estereotipar y tipificar las distintas
modalidades de comportamiento del paciente. La preexistencia de estos juicios
provisionales o prejuicios, determinarán y direccionarán el accionar cotidiano para con
los pacientes de acuerdo al uso de precedentes.
De este modo se esquematizan los comportamientos clasificándolos en “buenos” o
“malos” pacientes. Se define a un buen paciente como el que:
… acepta sus afirmaciones y acciones sin criticar ni cuestionar. Un
mal paciente es aquel que hace preguntas a las cuales ellos no
tienen respuestas, ocasionan problemas que los incomodan y no
aceptan los procedimientos del hospital como necesariamente
sensatos, útiles o inteligentes (Leshan, 1994:98).
7Heller (1972) entiende que existen dos modos de arribar a la ultrageneralización propia del pensamiento y
comportamiento cotidiano. De una parte, asumiendo estereotipos, analogías y esquemas ya elaborados; de
otra, “pegado” por el medio en el que se crece, y podría transcurrir largo tiempo hasta que se atiende con
actitud crítica a esos esquemas recibidos, si es que se produce tal actitud. En tal caso, ello dependerá no
sólo del individuo, sino también de las particularidades de la época en que se desarrollen.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Los sedantes podrán producir alucinaciones o delirios. Sin embargo, no por ello
puede perderse la autonomía del enfermo en lo que concierne a la toma de
decisiones sobre su propia vida.
Entendemos que, no existe el buen o mal paciente, sino que existen cuestiones
subjetivas que explican cómo el enfermo concibe y reacciona al nuevo espacio y
nuevos actores, ello hace a su punto de vista particular y sus motivaciones; como
también forman parte de las determinaciones, los condicionantes objetivos del medio
y del enfermo, tales como: las características singulares del sujeto, del espacio, los
tratos recogidos, la asistencia recibida en tiempo y forma, entre otros. Dichos
condicionantes hacen a la heterogeneidad ontológica de la vida cotidiana frente al
proceso de enfermedad. Es entorno a dicho carácter heterodoxo de la vida cotidiana,
en donde se mueven fenómenos y procesos de naturaleza compuesta (lenguaje,
trabajo, interacción, juego, vida política y vida privada, etc. (Netto; 1996: 67). Será
cuestión entonces de entender, de qué forma interactúan dichos fenómenos y
procesos y cómo confluyen en el accionar cotidiano del enfermo.
8 A nivel nacional, la mortalidad por tumores aporta el 20.2% de las muertes totales en 2007 (Fuente:
Ministerio de Salud de la Nación 2008). En este sentido entendemos por enfermedades tumorales, aquellas
que comprenden los tumores malignos, los cánceres, los tumores benignos, los de comportamiento incierto
y los carcinomas. Para la ciudad de Tandil la tasa de mortalidad por cáncer para los años 2003-2005 es de
205,37 por mil. Ello equivale a decir que, por cada mil personas que fallece, 205 lo hace a causa de cáncer.
(Testimonio de Adela Tisnés (docente de la Facultad de Ciencias Humanas-UNICEN, e integrante del
Centro de Investigaciones Geográficas) publicado en el diario “El Eco de Tandil” del día 14 de Marzo de
2010).
139
cardiovasculares), irremediablemente al hacer referencia al cáncer, no podemos
desentendernos de la dicotomía entre vida y muerte.
Sin embargo, no solo resulta necesario reflexionar sobre la vida y la muerte, y
posicionarnos frente a ellas, al referirnos a la temática del cáncer, sino más bien, en el
marco de la vida cotidiana en general.
El tiempo es un factor de medida de la vida. Es un indicador que expresa
simplemente la duración de ésta. Agnes Heller (1977) utiliza la categoría “tiempo”
para estudiar la vida cotidiana. Sostiene que: “el sistema de referencia del tiempo
cotidiano es el presente. (…) El presente “separa” el pasado del futuro: en la
conciencia cotidiana las dimensiones temporales sirven también para la orientación
práctica” (Heller, 1977: 385).
El tiempo de la vida cotidiana posee una atribución peculiar: su carácter de
irreversibilidad; es por ello que, se deduce que los hechos pasados son únicos e
irrepetibles.
…el hecho de la irreversibilidad es parte orgánica de nuestra
consciencia temporal cotidiana. Basta pensar en el frecuente lamento
por las ocasiones perdidas, que no se han aprovechado, o bien en las
también frecuentes reflexiones cotidianas según las cuales “las cosas
pasadas ya no volverán”, “lo que está hecho, hecho está, y no tiene
remedio”, etcétera (Ibíd., p.386).
El tiempo vivido es subjetivo; cada individuo percibe su tiempo personal sobre los
hechos. Incluso entre quienes vivencian los mismos sucesos, la percepción del tiempo
puede variar, pero por sobre todo éstas adquieren connotaciones particulares durante
el proceso de enfermedad.
En ocasiones, en pocas horas se suelen vivir hechos muy importantes que
determinan la vida, más que algunos largos años en los que parece funcionar en
standby. La espera en el pasillo de un hospital aguardando los resultados de una
operación, el tiempo que demora la devolución de los estudios médicos, el tiempo
necesario para vislumbrar los efectos de un tratamiento, suelen ser acontecimientos
en la vida de un enfermo y su entorno vincular, que pueden ser sentidos como
“extremadamente largos” por que en ellos ha sucedido “muchísimo”, o bien –y por el
mismo motivo- como “extremadamente breves”. Es el contenido del acontecimiento el
que establece si la experiencia interior será percibida de forma “muy larga” o “muy
breve”.
El sólo hecho de presumir que la reproducción de la vida cotidiana pueda culminar,
condiciona al enfermo de cáncer no sólo en la planificación y proyección de su vida
futura, sino en la reorganización y estructuración del tiempo en la reproducción de su
vida cotidiana. De este modo, el enfermo podría orientar su tiempo hacia el logro de
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
9Testimonio del Dr. Jorge Garaguso, presidente de la Asociación de Psiquiatras del Centro de la Provincia
de Buenos Aires, en el 14° Aniversario de Renacer Filial Tandil y 1° Encuentro Internacional “Renacer en
Tandil”, desarrollado los días 16 y 17 de Febrero de 2008.
141
La segunda se caracteriza por el temor a la muerte. De ello se
derivan dos comportamientos aparentemente contradictorios. Uno está
constituido por la no resignación, por la rebelión, por la perenne pregunta:
“¿Por qué debo morir?”; el otro está constituido por la resignación, que
puede llegar incluso al deseo entusiasta de la muerte.
El tercer tipo, finalmente, siente ya la muerte (sobre todo la propia)
como algo natural, pero solamente la muerte natural, mientras se rebela
contra todo género de muerte provocada por la mano del hombre. El
individuo no se resigna a la muerte, pero la acepta como parte orgánica de
la vida y se esfuerza en vivir de manera sensata, para que su muerte tenga
también un sentido.
Independientemente de la actitud que se manifieste individualmente frente a la
muerte, en nuestra cultura no se habla de la culminación de la vida. Se habla de ella
en broma o se evita el tema por temor a atraer la muerte. Ante la muerte, se llora, se
teme, se adolece, se enfrenta, se niega, pero nunca se resigna. No se suele concluir
que la muerte es parte de la vida, es natural en ella e inevitable, es el fin de la vida y
lo que da marco a la misma. Con ello no admitimos que aceptar la pérdida de un ser
querido o de nuestra propia vida, sean tareas sencillas, los efectos de la muerte son
dolorosos, más aun en el marco de nuestra cultura, que estigmatiza al moribundo y al
sujeto en duelo.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
La condición habitacional
El proceso de enfermedad, requiere la modificación de las modalidades
desplegadas entorno a la satisfacción de necesidades del grupo vincular. Sin
embargo, la experiencia de traslado implica además la búsqueda de distintas
modalidades para procurar alojamiento en la nueva urbe.
143
Los testimonios recogidos permiten comprender que este derecho (como tantos
otros) suele ser supeditado para su garantía al ámbito privado del grupo conviviente,
haciendo responsable a los mismos del acceso al nuevo espacio de residencia,
mientras que las organizaciones de bien público se desentienden sobre este asunto.
Hemos identificado en este sentido, en función de los testimonios, distintas
modalidades para responder a dicha necesidad. El alojamiento en pasillos o
habitaciones del establecimiento hospitalario, suele ser una modalidad generalizada
que adoptan los cuidadores mientras dura el período de internación del enfermo.
No obstante, en periodos de externación, para quienes garantizan su derecho en el
mercado (mediante el pago de habitaciones, hoteles, hospedajes) suelen ocupar allí
una función primordial los fondos provenientes de colectas, festivales o donaciones,
organizadas por el propio entorno vincular en su ciudad de origen.
Así mismo, pudimos determinar que se suele recurrir a la utilización de distintos
vínculos del entorno a fin de gestionar espacios en donde alojarse; o bien, se busca el
acceso a los mismos por medio de la política pública estatal o no estatal. Para el
primer caso, si bien el estado (en la particularidad de la ciudad de Tandil10) prevé
entre sus prestaciones el alojamiento en algunas situaciones, los testimonios nos
posibilitaron relevar que, el acceso a dicha prestación solía no garantizar la resolución
de la problemática habitacional.
El acceso al alojamiento no sólo se dificulta en la nueva ciudad de residencia, sino
que la garantía del derecho a la vivienda en la ciudad de origen se ve “peligrada” en
caso de no disponer de vivienda propia, debido al agravamiento de las dificultades
económicas que impiden el pago de alquileres.
Sumada a la necesidad de adquirir un nuevo alojamiento, se “debe” contemplar los
requerimientos hacia el enfermo respecto a su vivencia en un espacio que asegure el
confort físico y su desarrollo en condiciones óptimas y saludables, debiendo extremar
las medidas de higiene, evitando de esta manera posibles focos infecciosos.
Sin embargo, dicho reaseguro no debe ser entendido independientemente de las
condiciones habitacionales deficitarias en las que se suelen reproducir las vivencias
cotidianas del enfermo y su entorno vincular tanto en su primitiva vivienda, como en la
nueva ciudad de residencia.
10 A modo de ejemplo, en nuestra ciudad, hasta el año 2009, era viable gestionar alojamiento en
Buenos Aires en “La Casa de la Provincia” o en la “Fundación de Transplante Hepático”. Éstos eran los dos
únicos alojamientos gratuitos gestionados para los usuarios. Sin embargo, hacia el año 2010, deja de ser
asequible la posibilidad de gestionar alojamiento en la Casa de la Provincia, quedando sólo a disposición la
Fundación de Transplante Hepático. Dicho alojamiento se localiza en el barrio La Boca de la ciudad de
Buenos Aires, debiendo los enfermos que allí residan recorrer cuantiosos kilómetros para acceder a los
hospitales a los que suelen ser derivados.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
La cuestión alimentaria
En situaciones de traslado tanto el enfermo como su entorno vincular, deberán
desplegar nuevas modalidades de acceso y consumo de los alimentos. Mientras el
enfermo se encuentre hospitalizado, la cuestión alimentaria de éste será resuelta
desde la propia institución. Del mismo modo, algunas de éstas organizaciones prevén
para los cuidadores el otorgamiento de vales de alimentos.
No obstante, las dificultades en el acceso a la alimentación, se acrecientan durante
la externación. El enfermo de cáncer neutropénico, requiere de cuidados especiales
en relación al consumo de alimentos dado que frecuentemente podría contraer
infecciones, además de requerir una nutrición variada y adecuada.
Sumado a ello, la residencia en hoteles, pensiones, durante la estadía, suelen
dificultar la cocción y preparación de los alimentos ante la ausencia de artefactos e
instalaciones del “nuevo hogar”.
145
no sólo carecerá de un marco de protección legal ante el proceso de enfermedad, si
no que al verse imposibilitado de trabajar (por su condición de salud y/o por la
prestación de cuidados durante la enfermedad) se hallará condicionado y limitado
para su reproducción.
En este sentido, de acuerdo a los planteos de Abramides (2006) entendemos que
el trabajo es fundamental para la producción de la vida material y reproducción de la
vida humana. Es por ello que se constituye en una condición eterna
“independientemente de todas las formas de sociedad. Es la actividad existencial del
hombre, su actividad libre y conciente” (Iamamoto, 2001:40).
El trabajo “se muestra como una experiencia elemental de la vida cotidiana, en las
respuestas que ofrece a las carencias y necesidades sociales” (Antunes; 2005:162).
Es por ello que, “al considerar que el trabajo es una de las principales actividades en
la organización de la cotidianeidad de los sujetos y sus grupos familiares, es alto el
impacto de la inestabilidad laboral y la incertidumbre sobre los ingresos” (Commisso,
2002:356), por lo que hace más vulnerable aún, a ciertos sectores de la población,
con escaso margen para hacer frente al proceso de enfermedad, y en este sentido, de
responder a sus carencias y necesidades en la reproducción de su vida cotidiana.
Producto de ello, hemos podido identificar a partir de distintos testimonios de
enfermos de cáncer y/o su entorno vincular que, la ausencia de suministros
económicos en los hogares, implica modificaciones en las modalidades de acceso a
los bienes y servicios. Aquello que antes de iniciarse el proceso de enfermedad es
adquirido fundamentalmente en el mercado (tales como pañales, vestimenta,
alimentos), debe ahora adquirirse mediante la asistencia de organizaciones (estatales
y/o no estatales) que brinden respuestas ante dichas necesidades, o bien de las
donaciones de la sociedad civil y solidaridad de su entorno vincular, quienes suelen
organizar colectas o festivales, depositar urnas o fijar cuentas bancarias en donde
girar dinero. De este modo, es la sociedad civil quien suele brindar respuestas frente a
la retracción o ausencia del Estado.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Los cuidadores por lo general tienden a detener su vida para entregarse a la del
enfermo, por lo que su cotidianeidad y las actividades que despliegan entorno a la
misma, giran en relación a la atención del enfermo. Además “así como el paciente, la
familia deberá ajustarse a un nuevo estilo de vida, con necesidades, cuidados y
atención especial. Muchos miembros dejarán de hacer sus actividades cotidianas
para disponerse al enfermo durante las 24 horas” (Sacoman Burke, 1999:6)
Natalia Luxardo enumera las actividades cotidianas que realiza el cuidador de la
siguiente forma:
…bañarlo, cambiarle la ropa, darle de comer, cambiarle los pañales,
darle la medicación, conversar con él, contenerlo, (…) arreglar las
consultas médicas, monitorear los signos del paciente, obtener
información acerca de la enfermedad, darle inyecciones, cambiar las
bolsas de colostomía, etc. (…) deben supervisar todo lo relacionado
con el ambiente del enfermo, (…) cumplimentar con sus rutinas
diarias de trabajo, estudio, cuidado de niños, limpieza del hogar,
gestión de alimentos, etc (Luxardo, 2008:81).
147
En el contacto cotidiano con el enfermo la primera manifestación que suelen
exteriorizar sus cuidadores, es emocional, “al ser testigos del proceso de deterioro de
su ser querido”, pudiendo manifestar con su propio cuerpo, la angustia emanada por
la vivencia que deben afrontar, “incluso haciendo que aparezcan síntomas físicos
similares a los del paciente, o exacerbando enfermedades previas”11
Los cuidadores son las personas que más saben sobre el paciente dado que, la
experiencia que tienen al lado de éste les permite conocer mejor que nadie qué
necesita, qué desea, con qué está cómodo y con qué no. Sin embargo, esta misma
experiencia dado el desgaste de ambos sujetos, suele derivar en episodios de estrés,
agotando y conflictuando al cuidador en todas las dimensiones que componen su vida
cotidiana.
Testimonios brindados por distintos cuidadores, nos han posibilitado identificar la
coexistencia de sentimientos encontrados en donde, en procesos de enfermedad en
los que el sujeto se encuentra transitando su fase terminal, es frecuente que el propio
agotamiento en la vida del cuidador conlleve al deseo de la culminación de la
experiencia, aun mediante el arribo a la muerte del enfermo.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Los testimonios que hemos recogido, nos posibilitaron determinar que los sujetos
que habrían vivenciado procesos de enfermedad, en general hallaban dificultades al
momento de dialogar respecto a ésta, con otros miembros del entorno vincular o
incluso con el propio enfermo; por lo que solían buscar distintas modalidades con el
fin de afrontar la aflicción producida por tal situación. Pudimos identificar quienes
habrían iniciado tratamientos terapéuticos; o bien, han buscado formar parte de
grupos de ayuda mutua. En éstos últimos, existe una mayor predisposición al diálogo,
dado que los mismos se desarrollan entre pares quienes experimentan (o han
vivenciado) procesos similares.
Los grupos de autoayuda están basados en la lógica de recursos-vínculos, ya que
el enfrentamiento del problema se aborda a partir de los vínculos que se generaron en
ese grupo (Oliva, 2003:62).
149
Es por ello que “cuanto más atomizada la comunidad y mayor sea la disolución de
los lazos familiares y amistosos, más necesaria será la participación en redes sociales
secundarias no espontáneas o “naturales”” (Braceras, 2003:117).
Concluimos que independientemente de las modalidades que adopte la
comunicación entre el enfermo y su núcleo vincular, durante el proceso de
enfermedad se acrecentarán las dificultades en la comunicación de unos con otros,
conflictuando de ésta manera la reproducción de la vida cotidiana. El hecho
problemático no se fundará en este sentido ante la ausencia del diálogo, dado que
una mirada o una caricia podrían comunicar más de lo que las palabras pueden
manifestar. Sin embargo, el ocultamiento, la conspiración del silencio, la mentira, son
parte de las problemáticas más usuales devenidas de la comunicación entre las
partes durante el proceso de enfermedad.
Consideraciones finales
Para el desarrollo del articulo aquí expuesto hemos comprendido que, si bien los
procesos de enfermedad de cáncer, se presentan en la vida cotidiana de los sujetos
como hechos singulares, únicos e irrepetibles; existen elementos que nos posibilitan
entender las tendencias de la generalidad desde éstas vivencias.
Ello nos permite reflexionar que no pueden conocerse e interpretarse los hechos,
fenómenos o procesos sociales disociados de los sujetos que forman parte de ellos;
por lo que, no se pueden concebir las representaciones y prácticas en torno al cáncer,
sin aprehender sus aspectos ontológicos, contemplando entre otras, las
determinaciones y mediaciones, de la vida cotidiana de los sujetos, quienes recrean y
le otorgan significado a dichas prácticas y representaciones, siendo estos a su vez,
determinados e incididos por las mismas construcciones colectivas.
En este sentido, sostenemos que no debemos imbuirnos bajo los falsos escrúpulos
de la racionalidad formal-abstracta13, arriesgándonos a creer que las construcciones,
representaciones y prácticas entorno al cáncer son externas y coercitivas a los
propios sujetos.
De esta manera logramos determinar que las representaciones, las prácticas, en si
los distintos modos de transitar los procesos de enfermedad, tienen un sustento
material, existen independientemente de la conciencia de los actores. Por lo tanto, no
sólo compremos que “lo que el hombre siente y percibe (…) son (…) cosas y
fenómenos que existen en el mundo material” (Gallardo Clark, 1973:26); sino que
estas cosas que existen en el mundo material no deben ser entendidas como hechos
aislados y puntuales, dado que las condiciones de vida en las que son depuestos los
150
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
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Taurus, Madrid, 1996.
154
CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Sergio D. Gianna: Lic. en Trabajo Social (UNC). Es magíster en Trabajo Social (FTS-
UNLP) y actualmente cursa el Doctorado en Ciencias Sociales (UBA),
teniendo como temática de investigación la incidencia del campo
posmoderno en el Trabajo Social argentino. Es Becario de CONCIET y
docente Adscripto de la materia “Epistemología de las ciencias sociales”
(FTS-UNLP).
155
Carolina Mamblona: Profesora Adjunta de la Cátedra de Trabajo Social V de la
Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata.
Coordinadora del Área de Investigación de “Movimientos Sociales,
conflictividad Social y Trabajo Social” de la FTS-UNLP, Directora de
Proyecto de Extensión Universitaria: “La construcción colectiva de la
memoria”, integrante de Proyecto de Investigación UNLP.
Silvia Fernández Soto: Lic. en Trabajo Social (UNCPBA) - Magíster en Trabajo Social
del Programa de Maestría en Trabajo Social de la Pontificia Universidad
Católica de San Pablo, Brasil, en convenio con la Escuela Superior de Trabajo
Social de la Universidad Nacional de la Plata y Doctora en Trabajo Social.
Programa de Doctorado en Trabajo Social de la Pontificia Universidad Católica
de San Pablo, Brasil. Es directora del Programa de Investigación y Estudio
sobre Política y Sociedad (PROIEPS-FCH-UNCPBA). Dirige programas y
proyectos de investigación acreditados institucionalmente en el sistema
científico nacional. Dirige tesis de maestría y doctorado. Dirige programas y
proyectos de extensión y transferencia. Es investigadora concursada del
Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET). Es
autora de varios capítulos de libros, de artículos publicados en periódicos
especializados y de trabajos completos publicados en anales de eventos
científicos nacionales e internacionales. Así como también de libros, tanto
como autora, co-autora, como compiladora y co-organizadora.
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CUESTIÓN SOCIAL, VIDA COTIDIANA Y DEBATES EN TRABAJO SOCIAL
TENSIONES, LUCHAS Y CONFLICTOS CONTEMPORÁNEOS
Liliana Madrid: Licenciada en Trabajo Social por la Universidad Nacional del Centro y
Magíster en Trabajo Social por la Universidad Nacional de La Plata. Curso el
Doctorado en Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires y
actualmente escribe su tesis doctoral la cual aborda la gestión de programas
de asistencia alimentaria en la Ciudad de Tandil. Es Becaria de
Investigación del CONICET en el Centro Argentino de Etnología Americana
(CAEA) y docente en la carrera de Trabajo Social de la Universidad
Nacional del Centro. Ha publicado un capítulo denominado “Construyendo la
experiencia de enfermedad. El caso de la malnutrición en niños” en el libro
Cuidados, terapias y creencias en la atención de la salud de Claudia S.
Krmpotic (Compiladora), Editorial Espacio, Buenos Aires, 2008. También ha
publicado otro capitulo llamado La observación en la práctica profesional del
Trabajo Social en el libro Aportes táctico-operativos a los Procesos de
intervención del Trabajo Social, Oliva, A. y Mallardi, M. (Comp.), Ed. UNCPBA
Tandil. (En prensa), 2009. Publico artículos en revistas científicas y a
participado de diversos congresos, simposios y eventos académicos.
157
Participa en la Unidad Permanente de Estudios y Extensión en Trabajo
Social (UPEETS) de la FCH-UNICEN, en la que ha sido becaria entre los
años 2008-2009. Se desempeña profesionalmente en el campo de la
adolescencia en el ámbito de la Sociedad Civil de la ciudad de Tandil desde
el año 2008.
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