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REFLEXIONES POLÍTICAS SOBRE LA DEMOCRACIA ATENIENSE

Por Heródoto el Rojo

Sin duda todos sabemos que los antiguos griegos han tenido una influencia determinante en el
pensamiento político occidental. Quizás la más importante de estas influencias fuera la llamada
“democracia ateniense”. Habría que resaltar que este tipo de democracia no tiene nada que ver
con las democracias liberales o socialistas. Pero es realmente increíble que hace 2.500 años se
llegara a ese nivel de participación en la vida política, y más si pensamos que tardaría más de 2.300
años en aparecer un sistema político que igualara ese grado de intervención del pueblo llano. No
nos detendremos en las razones y procesos históricos que llevaron a esta fórmula política,
simplemente veremos que conceptos, valores e ideas llevaron a esta forma tan peculiar de
gobierno.

EL PENSAMIENTO POLÍTICO GRIEGO

Existen dos características propias del pensamiento griego que les diferenciaban del resto de las
civilizaciones del momento:

· La Ciudad

La vida política de los griegos está enteramente condicionada por la existencia y forma de
entender la Ciudad, la Polis. No hay para los griegos otra civilización que la Ciudad, es un don
divino y lo que les diferencia de los bárbaros, organizados en tribus. La Polis es una unidad política
con una organización social unitaria, con un territorio limitado que puede comprender a otras
ciudades cercanas, y siempre a la extensión de campo de la que dependen para su sustento.

Habrá bastantes diferencias en la forma de gobierno de estas ciudades independientes, pero ante
todo un griego se considera ciudadano de su Polis, la Ciudad es lo primero, y el hombre es, sobre
todo, lo que su papel cívico le impone. Todo ciudadano estará integrado en los órganos
administrativos de la Ciudad, y toda su actividad estará relacionada con el engrandecimiento de su
entorno. Por primera vez las ciudades se embellecen y se construyen grandes obras civiles, ya no
sólo para representar el poder de un rey o poderoso sino por el simple hecho de mejorar la Polis
para el regocijo de sus ciudadanos.

Es inevitable comentar la gran contradicción en este concepto de ciudadanía. Los ciudadanos son
iguales entre sí pero existe una dos grandes excepciones: los esclavos y las mujeres. En todas las
civilizaciones antiguas hubo algún grado de esclavitud, pero es curioso ver como hasta los más
grandes pensadores lo consideraron como un dato natural. El problema de la esclavitud nunca fue
puesto en duda, incluso entre las escuelas filosóficas más abiertas. Aun proclamando la igualdad
moral de los hombres, no intentaron nunca tratar este problema en el plano político, ni con los
esclavos ni con las mujeres.

· La noción de Ley

Hacía el siglo VII a.C. la mayor parte de la Polis todavía conservan regímenes derivados de sistemas
oligárquicos mezclados con supervivencias monárquicas. Todo esto entra en crisis ante la pérdida
de poder de las antiguas aristocracias terratenientes, frente a una proto-burguesía urbana,
artesanal o comerciante, apoyada por su clientela trabajadora; en su mayoría campesinos
arruinados por el reparto de tierras. Habría que destacar también la llamada “revolución de los
Hoplitas”, éstos solían ser ciudadanos demasiado pobres para tener caballo, eran la infantería del
ejército de las Polis. En contraposición a éstos estaban los aristócratas que formaban la caballería.
Cuando las luchas y guerras se hicieron bastante frecuentes, los hoplitas y su “Falange” se
convirtieron en la forma de guerrear más efectiva, y así al hacerse imprescindibles para la defensa
de la Ciudad, adquirieron una forma de presión y de reivindicación de sus intereses políticos.

Estas facciones en lucha recurrirán, bien al compromiso de una legislación escrita o bien al
arbitraje autoritario de un “Tirano”, y habitualmente a ambos procedimientos. Cabe aclarar que el
significado de tirano no es más que el de autoridad, término que actualmente tiene un sentido
más peyorativo.

En esta época de crisis, tanto los políticos como los filósofos coinciden en la necesidad de
establecer un orden jurídico y social. Por una parte, imponer una legislación común a todos los
ciudadanos, y por otra, establecer una especie de equilibrio entre esas clases sociales mediante
una distribución más equitativa de las cargas cívicas y responsabilidades políticas. Ésta será la
esencia de las obras de dos de los padres de la democracia ateniense: Dracón y Solón. Las tiranías
tendrán a menudo por objeto hacer prevalecer este compromiso contra las oposiciones
partidistas, mediante la autoridad de uno solo.

No todos los pensadores tenían una misma idea del orden, pero todos vieron que esto reforzaba el
poder de la Ciudad ante la decisiva prueba de fuego de las Guerras Médicas (490-479) contra los
Persas. La ley representa el orden griego frente al personalismo persa, el griego se enorgullece de
someterse a un orden, no a un hombre. Como muestra de esta devoción por el orden de la ley,
tenemos el ejemplo de Sócrates, mártir de esta devoción, que prefiere morir antes que
transgredir, huyendo, las leyes de su Polis.

Hoplita

LA ATENAS DEMOCRÁTICA

Después de la guerra contra los persas el pensamiento conoce un gran desarrollo, condicionado en
gran parte por las transformaciones económicas y sociales que se dan, sobre todo, en Atenas. Esta
ciudad, en plena expansión económica y militar, domina el movimiento de ideas, bien por
pensadores propios o por extranjeros atraídos por el ambiente culto y librepensador. Es de
destacar como oposición a este modelo el caso de Esparta, símbolo del conservadurismo y de
inmovilización de sus estructuras sociales y económicas; no tendrá durante siglos ninguna
participación en la elaboración de las ideas políticas.

Entre todos lo sabios que aportaron su granito de arena en la formación de la democracia


ateniense, habría que destacar al movimiento Sofístico (Protágoras, Hipias, etc...), preocupados
por la física y la metafísica pero en un plano más humanista, con miras políticas, morales y
sociales. Esto dio una gran formación a los nuevos “políticos” de las ciudades, que crearon la
“ciencia política”.

Esta influencia se tradujo en lo que fueron las características que definen este sistema:
democracia, igualdad, libertad y ley.

· La Democracia

Así se designa al estado político que se dio Atenas durante el siglo V a.C. Sin embargo su
significado habría que entenderlo como contraposición al gobierno de la “monarquía-tiranía” y la
“oligarquía” más que su propio significado: gobierno del pueblo. Además recibió diferentes
nombres según la época. Destacaron como “constitucionalistas” los grandes sabios y políticos
Solón, Clístenes, Pericles y Cleón, que fueron reformando esta forma de gobierno hasta límites de
participación nunca conocidos.

La soberanía reside por partes iguales en el conjunto del cuerpo cívico, es decir, de cada
ciudadano, el cual está obligado a ejercer esa función, bien para mandar, bien para obedecer. Ser
ciudadano es una función por sí misma.

Esta soberanía es representada por la Asamblea, la cual es omnipotente y no tiene límites. El


poder judicial es elegido por ésta. En el poder ejecutivo la rotación de los magistrados y el
ostracismo (exilio forzoso) hace que cualquier personalidad que cobre demasiada importancia, y
por ende influencia, sea desterrada de la ciudad.

La preocupación esencial es defender el régimen de la influencia de un particular o partido. Así la


elección de los magistrados se realizaba a suerte; creían los demócratas que era la mejor forma de
mantener una auténtica igualdad de posibilidades, impidiendo así también las intrigas y
partidismos dentro de la Asamblea, la cual deja claro que la soberanía recae nada más que en el
pueblo y no se delega jamás.

Uno de las pocas magistraturas sometidas a elección era el Strategos (Comandante militar), era el
único cargo en el que se valoraba la personalidad y el programa político del sujeto que se
presentaba. Aunque fue un puesto de gran éxito, los pensadores atenienses nunca demostraron
gran afición por el proceso electivo, de hecho a los defensores de este método se les tachó de
“aristócratas”, pues este sistema llevaría a que el poder llegara a una élite.

· La Igualdad

Para los atenienses el concepto de Democracia estaba más cercano a este término que al que
actualmente entendemos como gobierno de la mayoría. De hecho no solían referirse a su forma
de gobierno como Democracia sino que habitualmente hablaban de la Isocracia, es decir Igualdad
política. El estado democrático es aquél donde la ley es la misma para todos, Isonomia. Hay que
recalcar que este simple concepto fue auténticamente un pensamiento revolucionario para la
época.

Esto fue aceptado tanto por las clases populares como por la aristocracia, así los primeros
evitaban una reacción oligárquica que les apartara de las asambleas, mientras que los segundos
aceptaron para evitar el gobierno de un tirano, que les anularía políticamente.
Aunque el gobierno de la Asamblea adoptó algunas medidas de carácter social, en realidad ningún
político formuló una doctrina o política de igualdad social. Esto ayudó a que los desequilibrios
sociales fueran la lacra de las Polis, a pesar de que las clases pobres tuvieran derechos políticos.
Esto en parte fue así porque estaba más o menos asumido que el ciudadano más favorecido
económicamente debía más a la Ciudad, así se obliga a los ricos a realizar sus pagos según su
riqueza, mientras que a los pobres se les pide que, aunque no den nada a las arcas públicas, no
utilicen el dinero de la ciudad para su sustento. El bien común era la Polis, no el individuo o una
clase social.

· La libertad

Este es el concepto al que más importancia dieron los atenienses, no cesaron de examinar y
estudiar esta noción que, sin duda, era la que más valoraban. Es también el concepto que quizás
más haya influido en nuestra concepción moderna del término.

Los atenienses fueron conquistando libertades, tanto civiles (respecto a la esclavitud por deudas)
como jurídicas, adquirieron algo parecido al hábeas corpus (derecho del detenido a saber quién y
porqué es acusado). Pero a lo que más importancia dieron fue a la libertad política, a la que
definían principalmente como el derecho de obedecer sólo a la ley, pero obedeciendo dentro de la
igualdad.

Este concepto-valor de la Libertad tenía para los atenienses un aspecto doble. Por un lado es
independencia respecto a personas o grupos, por otro es obediencia a las leyes.

Atenas siempre fue por delante e intentaron determinar el equilibrio entre orden y libertad.
Pericles, magistrado en la época de máximo esplendor, definió la Libertad así: “No tomando mal al
prójimo, que obre según su gusto”, más o menos como el “vive y deja vivir”, pero dentro de un
orden. Es precisamente el concepto de libertad el único en el que los griegos dieron rienda suelta
al individualismo (libertad individual), frente al bien común de la Ciudad. Fuera de las leyes, que
rigen la ciudad por el bien de todos, el hombre es libre para dirigir su vida como quiera.

Pericles

Como hemos visto, los atenienses se dieron a sí mismos una forma de organizarse que no sólo les
dio una hegemonía política y cultural en todo el Hélade, sino que su investigación en los conceptos
y valores que adquirieron, tuvieron una influencia decisiva en el posterior pensamiento europeo
moderno. No podía dejar pasar la oportunidad de destacar la labor del historiador Herodoto,
contemporáneo de la época de máximo esplendor de Atenas, y por el cual, hoy tenemos un
conocimiento bastante completo de estos años de pensamiento tan fructífero para la humanidad.

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