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- Texto: Ef 5:3
- Serie: Edificando familias fuertes
- Meta: Que los creyentes tengan matrimonios felices aplicando la verdad bíblica del
amor y del respeto
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Introducción: Una mujer está llorando en el cuarto y entra el “espeso” digo: esposo
Guillermo dice: “Cuando Raquel se enoja, se pasa un buen rato llorando. Si nos
sentamos a hablar, se pone irritable o hasta se niega a dirigirme la palabra. Ya no sé
qué hacer. Me dan ganas de tirar la toalla”.
Raquel dice: “Cuando Guillermo llegó a casa, yo estaba llorando. Intenté explicarle por
qué, pero sin dejarme terminar me dijo que no era para tanto y que simplemente lo
olvidara. Eso me irritó aún más”.
¿SE IDENTIFICA usted con Guillermo o con Raquel? Los dos quieren comunicarse,
pero a menudo acaban frustrados. ¿Por qué será?
Un rey sabio escribió una vez: “Más vale comer pan duro y vivir en paz que tener
muchas fiestas y vivir peleando” (Proverbios 17:1, Versión Popular, [VP]).
La Biblia aconseja por lo tanto, al esposo que honre, y ame a su esposa (1 Pedro 3:7).
Igualmente, “la esposa debe tenerle profundo respeto a su esposo” (Efesios 5:33).
Pero si sabemos cuál es el consejo de Dios para el matrimonio ¿por qué seguimos
viviendo igual? ¿Por qué el esposo no ama y la mujer no respeta a su marido?
1 Pedro 2:17-18 “17 Honrad a todos. Amad a los hermanos. Temed a Dios. Honrad
al rey. 18 Criados, estad sujetos con todo respeto a vuestros amos; no solamente a
los buenos y afables, sino también a los difíciles de soportar.”
- El respeto no solo es a los buenos y afables esposos sino también a los que son
difíciles de soportar.
1. No querer usurpar su lugar como cabeza del hogar. Tal vez no lo hacen de
forma deliberada o planeada, pero muchas veces quieren tomar el control o las
riendas del hogar cuando ven que los esposos no hacen “lo que tienen que hacer”.
Su llamado es para ser ayuda idónea del esposo, así que Dios espera que lo
apoyen, lo animen y le ayuden en su desempeño como cabeza del hogar.
2. No cuestionarlo ni ridiculizarlo en público. Si lo que está diciendo no te parece
o sabes de qué es incorrecto, espera estar a solas con él y decírselo con todo el
debido respeto.
3. No hablar mal de él con NADIE. Debes guardar la integridad de tu esposo
enfrente de los demás. Si él está fallando en algo, lo correcto es decírselo a él, y si
no escucha, lo que deben de hacer es orar y tener una buena actitud hacia él.
4. Ser responsables con lo que elegan. No dejar de último en la lista de
“quehaceres” lo que les han pedido—todo lo contrario, debería de ser lo primero
en su lista.
5. Ser consideradas con sus necesidades. Para empezar, deben de averiguar
cuáles son las necesidades de sus esposos, y lo más recomendable es
¡preguntarles a ellos! Sus necesidades pueden variar desde descansar, recrearse,
hacer deportes, necesidades en el área sexual, etc. Aquí el punto no sólo es saber
su necesidad, sino que buscar satisfacerla.
6. No usar el sexo para manipular a nuestros esposos. Ya sea que lo usen para
obtener algo que quieren o que lo nieguen porque están molestas. El sexo fue
creado por Dios como una bendición para el matrimonio, donde “ya no son dos,
sino uno”—usemos el sexo para la Honra y Gloria de Dios, y no para la
manipulación.
7. Admira a tu esposo. El respeto va mucho más allá de hacer lo que me pida, o el
no cuestionarlo; para un hombre es bien importante saber de que es admirado y
valorado por su esposa. Es una buena práctica expresarles lo mucho que los
admiramos, y el por qué lo hacemos.
Esposos y esposas creen que el amor o el respeto hay que ganárselo. Y como el esposo
no siente que la esposa merece/no se ha ganado el amor, no le muestra amor. Y como
la esposa siente que él no merece/no se ha ganado el respeto, no muestra respeto.
¿Cómo le puedo mostrar amor si ella es así? ¿Cómo le puedo mostrar respeto si él es
así? El problema es Él, que cambie él. El problema es ella que cambie ella. ¡NO! El
problema es de los dos, así que cambien los dos, sin condiciones.
No sólo se trata de que los esposos amen a sus esposas, eso sería la mitad de la
verdad, el mensaje también se trata de que las esposas respeten a sus esposos.
Ya hemos visto que la esposa debe respetar a su marido, pero eso no significa que no lo
debe amar (Tito 2:4), así mismo ya hemos visto que lo esposos deben amar a su
esposa, pero también Dios les instruye a respetar a su esposa. Eso hace que se valoren
de la misma manera, igualmente. Aunque, el amor sea la necesidad primordial de la
esposa y el respeto sea la necesidad primordial del esposo. Miremos lo que dice:
Los esposos son coherederos de la gracia de la Vida. Es decir, ambos son herederos,
ambos van a recibir lo mismo, ninguno es más que otro, no hay competencia por la
herencia, no hay porqué odiarse el uno al otro, o hacerse daño el uno al otro, ¡porque no
vas a recibir más! Es mejor unirse, trabajar juntos, andar juntos, luchar juntos, vivir
juntos, pasar las pruebas y dificultades juntos, pasar muchos años juntos, envejecer
juntos, esperar a Cristo juntos.
Esto no tiene nada que ver con el orden que Dios ha establecido en el matrimonio:
Cristo-la cabeza del varón, el varón-la cabeza de la mujer, y ambos-la cabeza de los
hijos.
Conclusión: Amados hermanos, Dios deja en la Biblia el manual de vida para nosotros.
¿Lo estamos cumpliendo?