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Los autores de este paradigma entienden a la Psicopatología como disciplina que franquea las
preocupaciones de la semiología y la asistencia, emplea con respecto a la psiquiatría clínica un
metalenguaje que da cuenta de ella como no podría hacerlo ella misma. Es decir, es una
disciplina diferenciada aunque complementaria de la semiología psiquiátrica.
Por otro lado, critican la idea de personalidad como cúmulo de facultades e inauguran la
noción de estructura, entendiéndola como un conjunto organizado y no como una mera suma
de facultades. Esta concepción se desprende de la Psicología de la forma y de aportes de las
teorías globalistas de la neurología, que se distanciaban de las teorías localizacionistas y de la
Psicología experimental de Wundt. Afirmaban que el cerebro funciona como una estructura,
como totalidad articulada, en la que los efectos de una lesión repercuten en la globalidad de su
funcionamiento; por lo tanto hay un decline de las localizaciones cerebrales.
Esta nueva perspectiva es denominada “psicodinamismo” que contrae una nueva manera de
entender el concepto mismo de psicopatología en la que se combinan perspectivas
asociacionistas y dinámicas. Estas últimas vinculadas a una especial utilización del psicoanálisis.
Bleuler pertenecía a la escuela de Zúrich, junto con Jung, y traen al campo de la psiquiatría las
ideas de Freud de una manera muy particular, extrapolando sus conceptos para explicar la
sintomatología de la paranoia y de la esquizofrenia. Si bien hacen una traspolación deformada
y un uso “sui generis” la entrada del psicoanálisis en el campo de la psiquiatría produce una
ruptura en la manera de pensar las causas de la patología mental; hace que se desmorone el
edifico psiquiátrico construido sobre la base de las ideas del paralelismo psicofísico.
Si bien Bleuler sigue pensando que la causa ultima esta en lo orgánico, comienza a considerar
factores psicógenos los cuales tienen una relación con el funcionamiento psíquico y nada
tienen que ver con la causa orgánica. Por lo tanto, se comienza a hablar de síntomas psíquicos
con causas psíquicas, no orgánicas; dando importancia a un valor diferenciado en la
presentación clínica, en la medida en que se considera de fundamental importancia distinguir
los síntomas directamente relacionados con procesos mórbidos o la incidencia de la
constitución como condicionante de aquellas reacciones del enfermo ante situaciones que
resultan intolerables.
La paranoia de Kraepelin suscitó un gran debate que llevo a críticas y redefiniciones en torno a
las causas y su evolución.
1- Critica a la concepción misma de demencia precoz, ya que para Bleuler no siempre se trata
de demencia (deterioro) y cuando lo hay, no siempre es precoz.
2- Categoría aplicada a todos los caso, es decir, incluía pacientes que no eran dementes ni
habían tenido un deterioro temprano.
3- Nombre del cuadro clínico: nombra sólo a la enfermedad y no al enfermo, no se puede un
adjetivo. Básicamente critica cuestiones vinculadas a la nominación de la enfermedad: no
siempre se trata de demencia y no siempre es precoz.
Rebautiza el cuadro clínico con un neologismo: ESQUIZOFRENIA, que etimológicamente
significa escisión de la inteligencia. Considera que la disociación de las funciones psíquicas
es lo que mejor caracteriza al cuadro. La esquizofrenia desplazo al término demencia
precoz en las nosografías actuales y es así que prevalece y se sostiene en el tiempo.
4- Pese a las críticas, Bleuler retoma la división de síntomas fundamentales y accesorios
realizada en el plano de la clínica por Kraepelin.
Define a la esquizofrenia como “un grupo de psicosis de curso a veces crónico, a veces
marcado por ataques intermitentes, que puede detenerse, retroceder pero que nunca permite
un “restitutio al integrum” de la personalidad, es decir, nunca se vuelve al estado anterior una
vez que se produjo el proceso esquizofrénico”.
Autismo: no es la mera indiferencia, sino el predominio del mundo interior por sobre
el exterior. Hay una predominancia de los afectos ya que el enfermo se encierra en sus
anhelos, temores y les da consistencia de realidad, no puede disociar realidad y
fantasía.
Ideas delirantes.
Tendencia a las alucinaciones.
Variaciones del humor.
Cortejo de síntomas físicos: perturbaciones hormonales o secretoras; si bien es el
menos importante para el diagnostico, le permite presumir una causa de índole
orgánica.
Desde el punto de vista causal, Bleuler introduce la división entre síntomas primarios y
secundarios que intenta dar respuesta al interrogante planteado en relación a la causa de la
esquizofrenia. La verdadera novedad que introduce Bleuler se encuentra en el plano de la
explicación causal, es decir, la teoría de los síntomas.
Síntomas primarios para a causa: conjunto de síntomas que son efecto directo de una causa
orgánica, si bien no se sabe exactamente cual, Bleuler la supone. Las manifestaciones que
paradójicamente no son las más importante para el diagnostico (síntomas accesorios) son la
mayor parte de los síntomas primarios desde el punto de vista de la causa.
Hay solo un síntoma que es fundamental para el diagnostico y primario para la causa:
perturbación primaria generadora. Ésta consta de un relajamiento de las asociaciones, un
déficit en la capacidad de asociar que encuentra una causa orgánica. Esta “SPALTUNG” o
división es este trastorno que está en la base de la distribución de los síntomas en una
perspectiva clínica.
Una vez que esto se produce, la psique por una causa orgánica se vuelve incapaz de organizar,
jerarquizar y subordinar las ideas, así entra en juego otro orden causal, una patogenia distinta
de la organica que le permite a Bleuler explicar la sintomatología secundaria.
Los síntomas secundarios se manifiestan solo cuando el sujeto reacciona ante lo que lo afecta
o refieren a aquellos que se derivan indirectamente de la causa orgánica. Es decir, tienen una
patogenia psicógena. Constituyen una sintomatología reactiva que incluye a los síntomas
fundamentales para el diagnóstico.
Postula así que los síntomas de la esquizofrenia son de causa mixta, tanto orgánicos como
mixtos, y que también en la psique puede haber reacción tanto a cuestión internas y/o
externas. Bleuler defiende que la esquizofrenia es una afección fisiógena, de base orgánica,
pero posee no obstante tal superestructura psicógena, que la gran mayoría de los síntomas
manifiestos de esta afección conciernen a factores y mecanismos psicológicos.
Desde el punto de vista clasificatorio, Bleuler conserva los tres tipos presentes en la
demencia precoz de Kraepelin como agrupaciones estadísticamente frecuentes pero introduce
una 4ta categoría: esquizofrenia simple, en la que incluye a todos aquellos con rasgos de
excentricidad, esto es vagabundos, borrachos, ambulantes, esposa insoportable.
Consecuencias de sus desarrollos:
En el plano de las causas, el término las esquizofrenias remite a la pluralidad relacionada con la
variedad de causas en juego, tanto orgánica como psíquica. Esto produce una ruptura parcial
con el paralelismo Psico-físico, ya que admite una causa ultima orgánica pero introduce el
orden psicógeno. Esto es lo que Henry Ey llama “hiato clínico etiológico”, es decir, una corte,
separación entre el plano de la clínica y el de la causa. La causa orgánica ya no produce efectos
psicológicos directos, no hay una causalidad lineal ya que en el medio empiezan a ponerse en
juego factores vivenciales (reacción). Al ser la causalidad indirecta, allí entra en juego toda la
teorización freudiana, que sirve para llenar ese agujero.