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Editorial peronismo

Si para un referente reivindicado por los sectores radicalizados del peronismo en los
años sesentas setentas, este movimiento era “el echo maldito del país burgués”, se
podría decir que para la sociología argentina, durante por lo menos dos décadas después
del derrocamiento, fue, quizás, algo así como un hecho bendito. Y lo fue porque insufló
de vitalidad a este espacio dándole un papel de intervención productiva en la vida
pública. Se trataba de algunas obras de la sociología y quizás más específicamente de
una sociología política que trasciende el análisis de las instituciones específicamente
políticas recurriendo a variables que toman en cuenta un perspectiva histórico
estructural, interviniendo muy evidentemente, sin perder su especificidad, con
legitimidad otorgada por el grupo de pares, en las luchas por la imposición de visiones
del mundo construyendo modelos explicativos generales sobre el fenómeno. Es posible
afirmar que esas formas tuvieron su momento más intenso en el debate sobre el
peronismo que atravesó la larga década de los sesentas, y que el ciclo de esas obras que
proporcionan una explicación general y resuenan en la vida pública más amplia, quizás
culmine en los últimos años con el intento de explicar el agotamiento del peronismo o
su transformación en otra cosa.

Las apuestas por la modernización que formaban parte del clima desarrollista de
posguerra, luego de la experiencia del primer peronismo, se manifestaron
arrolladoramente en el mundo académico y cultural en las zonas dinámicas de la
sociedad argentina. Se fundaba la carrera de sociología en 1957, y esa herramienta
novedosa se desplegaba para entender los aspectos de esa sociedad que aparecían como
obstáculos a una modernización que implicaba continuar con sesgos político-culturales
diferentes, un desarrollo económico y una transformación del estado iniciado por el
peronismo y lograr el funcionamiento de un sistema democrático que pudiese absorber
los conflictos.

Claro que la construcción efectiva de un modelo democrático basado en la exclusión


del peronismo, podía ser una posibilidad aceptable con menos problemas para la
generación mayor de académicos e intelectuales constructores de relatos políticos que
había encontrado similitudes entre el primer peronismo y alguna de las derrotadas
experiencias autoritarias europeas, pero resultaría poco creíble para los nuevos que
surgirían de esas instituciones académicas recién fundadas.. Las expectativas abstractas
acerca de la confluencia modernización económica-cultural y democracia, tuvieron una
descalificación de origen, acentuadas por los golpes de estado que le darían aun mayor
fragilidad a esas democracias limitadas. Tanto la exclusión de los procesos electorales,
como la persistencia y crecimiento del peronismo como fenómeno político en el marco
de complejos y diferentes procesos que valorizaban y sostenían como posible ideas de
cambio adosadas a diferentes espacios de la sociedad, hicieron que se resignificara el
peronismo y que se intentasen nuevas lecturas sin lugar a dudas marcadas por las
disputas político culturales de ese presente de la década de los sesentas. La sociología
argentina construyó análisis fuertemente sustentados que observaron en la experiencia
peronista un límite a la modernización política, pero también otros que consideraron al
movimiento policlasista como parte de un complejo proceso de legítimas experiencias
de lucha de la clase obrera, lo que permitía incorporarlo a nuevas formas actualizadoras
de las izquierdas que le otorgaban un papel relevante en los procesos de cambio a los
llamados movimientos de liberación nacional.

Los trabajos que expresan centralmente estos dos momentos son los de Gino Germani,
el fundador de la carrera de sociología, y el construido a dúo, por uno de sus discípulos
sensible a las primeras radicalizaciones de los años sesentas, tanto como a las
herramientas metodólógico-técnicas que proporcionaba la nueva disciplina, Miguel
Murmis; y por quien sería un verdadero referente cultural de la nueva izquierda, Juan
Carlos Portantiero.Ls disputas sobre la autonomía o heteronomía de la clase obrera en
los momentos del primer peronismo resultaban efectivamente en redefiniciones y
posicionamientos concretos en las disputas político culturales en las que la nueva
sociología tenía un papel no menor. Analizar el peronismo entonces en esos momentos
es producir miradas que trascienden los muros del mundo académico e intervienen con
fuerza simbólica en las disputas intelectuales y en las redefiniciones políticas prácticas
del fenómeno que se analiza.

Estos análisis del peronismo evaluados como una experiencia política total intentando
explicar las causas de su surgimiento y sus singularidades en relación a procesos
políticos, sociales y económicos más amplios, otorgándole entonces sentidos para su
comprensión de algún modo también en el presente, tuvo en estos dos casos, a sus
referencias más significativas, aun en la década posterior a la transición democrática
abierta en 1983. Hubo de hecho, a partir de ese momento, múltiples análisis que
revisaron, corrigieron o negaron aspectos sostenidos en los supuestos de estos dos
trabajos, pero quizás no se intentaron nuevamente muchas evaluaciones del fenómeno
como una totalidad..Los cambios experimentados en la política argentina por los grupos
que se reconocen como peronistas, sobre todo a partir de los gobiernos de Carlos
Menem y su adhesión sin cortapisas a la oleada de transformaciones que se producían al
amparo de una verdadero evolución neoconservadora, fueron motivos quizás para
cientos de artículos que daban cuenta de los cambios de quienes se reconocían como
peronistas, pero se hacía más difícil encontrar análisis complejos que produjesen una
lectura de este movimiento en los distintos momentos de su historia de medio siglo. Los
gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner ambos reconociéndose en esa tradición política,
y en un contexto de destrucción del partido justicialista expresión del peronismo, quizás
hacían todavía más problemática la apuesta de pensar tan diversas experiencias en
relación a una identidad común.

No obstante, surgieron intentos de dar cuenta del fenómeno en sus distintos momentos
atribuyéndole elementos identitarios más o menos comunes, y el intento desde la
sociología correspondió a Ricardo Sidicaro, sobre todo en la ultima edición de su libro
“Los tres peronismos. Estado y poder económico” en el que se analizan los distintos
momentos del peronismo incluido el gobierno de Néstor Kirchner.

El trabajo de Sidicaro es básicamente una investigación, en principio, sobre las


relaciones entre los gobiernos peronistas (1946-1955,1973-1976, 1989,1999 y lo que
llama actores socioeconómicos predominantes. En su estudio comparativo se vale de
estrategias analíticas weberianas que en autores más contemporáneos pueden
encontrarse en Barrington Moore, Teda Skocpol y, sobre todo, en el Charles Tilly de
“Grandes estructuras, procesos amplios, comparaciones enormes”. En la ultima edición
del libro incorpora como parte del análisis, valiéndose de las mismas herramientas
conceptuales que habilitan la estrategia comparativa, al gobierno de Néstor Kirchner.
Allí es que de algún modo se produce una evaluación de lo que podría caracterizarse
como el fin de una época y también el fin de una identidad. Sidicaro caracteriza a
Kirchner como líder sin partido y a la confluencia política que le posibilitó gobernar la
define como una “suspensión coloidal”, y aclara que esta es una “denominación usada
en química para hacer referencia a un medio fluido en el que flotan partículas sólidas sin
mayores contactos entre sí”. Algunas de esas partículas son las que denomina
“confederación de partidos justicialistas provinciales” produciendo una definición
sustentada que da cuenta de la destrucción del aparato político que era uno de los
soportes importantes del peronismo.

En la introducción a la segunda edición en la que se incorpora el análisis del gobierno


de Néstor Kirchner, Sidicaro resumirá lo que se desprende del análisis comparativo
entre los distintos momentos del llamado peronismo, y es que a partir del 2003 “se había
agotado la articulación de factores que había hecho posible gobernar dentro de aquella
matriz.”.Argumentará Sidicaro que el “deterioro estatal suprimió el locus en el que los
peronistas se habían unificado como agentes políticos, la fragmentación del mundo del
trabajo los dejó sin el sustrato social activador de su imaginario colectivo y las formas
de reproducción del capital propias de la etapa de la globalización redujeron la
presencia socioeconómica de sus eventuales aliados patronales.” Y reafirmará “nacidos
como dirigentes de un partido-Estado, convertidos luego en jefes de un potente
movimiento social que cobijó diversos voluntarismos políticos, sus figuras más
reconocidas perdieron en los 90 los horizontes de los proyectos nacionales y se hicieron
gestores de provincias y municipios.” Eso no inhibía la existencia de agentes sociales
concretos que se reconocen a sí mismos como peronistas,. En el argumento de Sidicaro
se sostiene en que después de estas transformaciones “peronistas había muchos pero
que habían perdido los elementos materiales y simbólicos que aseguraban la cohesión
de las representaciones colectivas del peronismo y habían dejado de ser una comunidad
fundada predominantemente en valores para convertirse en una asociación movida por
intereses personalistas” (Sidicaro, 2010)

Es quizás este el ultimo trabajo de una sociología política que analiza a las experiencias
concretas tomando elementos histórico estructurales que van más allá de las específicas
instituciones políticas y que en su forma de construcción hay una voluntad- aunque
pueda ser implícita- de intervenir desde la especificidad en los debates públicos. De este
tipo de trabajos, como ya se ha mencionado, hubieron los que construyeron objetos que
relacionaban peronismo y modernización, otros que tomaron en cuenta el peronismo, las
luchas de la clase obrera, el cambio social y quizás la revolución, y este que da cuenta
relacionándolo con el estado y el poder económico, tanto de su surgimiento, de los
avatares a lo largo de los cambios históricos ocurridos en poco más de medio siglo y
acaso de su disolución

Y es quizás esta clausura de trabajos de sociología sobre el peronismo que intervienen


en el debate público, lo que posibilita una forma de progreso del conocimiento más
estrictamente académica, menos intelectual, que sin lugar a dudas contribuirán y
contribuyen a comprender más profundamente en sus distintas facetas este complejo
fenómeno que al habilitar las pasiones también pudo generar cientos de lecturas
reduccionistas que no tiene sentido mencionar aquí mediante algún ejemplo puntual
Trabajos acotados que den cuenta de las múltiples dimensiones presentes en un
movimiento que actuó en distintas zonas y momentos en la sociedad y en el estado,
permitirán decir algo que no ha sido dicho, permitirá descubrir intersticios, rincones, a
los que los análisis macro no pudieron o no quisieron prestar atención

Preguntarse por el control de precios y la defensa del consumidor desde el estado


durante el primer peronismo, por el funcionamiento de la importante empresa estatal
Industrias Aaeronauticas y Mecánicas del Estadeo (IAME); por los debates en la
reforma de la constitución de 1949; por el papel en la planificación peronista del
Insituto de Sociografía y planeación de Tucumán y por las caractezrísticas de su mentor
y director Miguel Figueroa Román; por el surgimiento de una juventud de origen
estrictamente peronista contestataria marcada por los fusilamientos de 1956 y quizás
también por las luchas del nacionalismo árabe, quizás no posibiliten una redefinición
del fenómeno peronista en sí mismo, ni la influencia sobre alguna acción política
inmediata. Pero, sin lugar a dudas, muchos de estos trabajos construidos desde la
historia, la ciencia política, la antropología y la sociología, contribuirán a problematizar
y entonces a entender mejor la sociedad en la que vivimos y las instituciones en las que
actuamos cotidianamente. Y esta sigue siendo, aunque menos épica, una apuesta política
de un espacio que encuentra el sentido trascendente de su propia práctica en esa apuesta
y solo en ella.

Germani, Gino, 1962: Política y sociedad en una época de transición. De la sociedad


tradicional a la sociedad de masas, Buenos Aires, Paidós.

Murmis, Miguel y Portantiero, Juan Carlos, 1971. Estudio sobre los orígenes del
peronismo, buenos Aires, Siglo XXI.

Sidicaro, Ricardoi, 2010: Los tres peronismo. Estado y poder económico, Buenos Aires,
Siglo XXI.

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