El músculo cardíaco se encuentra ubicado en las paredes del corazón y en las venas pulmonares. Se caracteriza por presentar una rica vascularización que le proporciona el aporte de nutrientes y de oxígeno necesario para su permanente función. Por largo tiempo se creyó que el músculo cardíaco difería fundamentalmente del músculo estriado y del músculo liso, por cuanto sus fibras no eran células aisladas sino que estaban unidas construyendo una especie de red protoplasmática. Esta idea nació al no poderse distinguir, con el microscopio de luz, los extremos celulares de las fibras del músculo cardíaco. Estas fibras se caracterizan por poseer ramificaciones que se unen estrechamente con otras fibras por medio de estructuras típicas, los discos intercalares. Las células que constituyen el músculo cardíaco se caracterizan por ser cilíndricas con múltiples prolongaciones y poseer un citoplasma eosinófilo con estriaciones transversales. Su núcleo se localiza es la parte media, es eucromatínico y de forma ovoide. El citoplasma contiene abundantes miofilamentos, similares a los presentes en el músculo estriado, constituidos básicamente por actina y miosina. En el músculo cardíaco, los filamentos ocupan casi la totalidad del citoplasma y no se agrupan en haces de miofibrillas como ocurre en el músculo esquelético. Las estriaciones transversales se deben a la organización de los filamentos en sarcómeras, formando bandas A, I y líneas Z similares a las del músculo estriado, siendo menos netas que en este último. En el músculo cardíaco el tubo T o sistema T, que cumple la función de producir un acoplamiento de la excitación eléctrica a la contracción y proporcionar superficie adicional para el recambio de metabolitos entre el sarcoplasma y el espacio extracelular, se dispone a nivel de la línea Z presentando un retículo sarcoplásmico menos desarrollado que en el músculo esquelético. El retículo endoplásmico transverso alrededor del tubo T desaparece, por lo que no se observan tríadas similares a las encontradas en el músculo esquelético. Las mitocondrias son abundantes y se localizan entre los paquetes de miofilamentos y en la periferia del núcleo, posee además una gran cantidad de lípidos y glicógeno. DISCOS INTERCALARES. Una de las características especiales del músculo cardíaco es la presencia de discos intercalares. Estos aparecen en el punto de unión entre dos células adyacentes y en forma frecuente se disponen irregularmente, formando imágenes en "escalera". Los discos intercalares están constituidos por interdigitaciones de dos células musculares adyacentes, las cuales están estabilizadas por complejos de unión (desmosomas, zónulas occludens, zónula adherens) y además presentan abundantes nexos o gap junctions. Forman puentes de baja resistencia a la transmisión del impulso eléctrico facilitando la propagación de la contracción muscular entre una célula y otra. Además, actúan transmitiendo la tensión de las miofibrillas a lo largo del eje de las fibras musculares. CONDUCCION DEL IMPULSO NERVIOSO EN EL CORAZON. En el corazón encontramos dos nódulos encargados de la generación del impulso cardíaco, el sinoauricular y el auriculoventricular. La transmisión de la excitación cardíaca se lleva a cabo por un sistema especializado, formado por células musculares modificadas, el haz auriculoventricular. Cumple la función de conducir el impulso tanto a las aurículas como a los ventrículos para producir la contracción coordinada, rítmica y permanente del corazón. Las fibras que forman el haz auriculoventricular penetran en el tabique interventricular donde se dividen y se hacen más gruesas, formando las fibras de Purkinje que penetran sin límite definido en la musculatura del ventrículo. Estas corresponden a fibras musculares modificadas y se caracterizan por poseer 1-2 núcleos situados en una masa central clara del sarcoplasma rica en mitocondrias y glicógeno. Los miofilamentos son escasos y están desplazados hacia la periferia de la célula. CONTRACCION El aumento de calcio dentro de la célula producido por la liberación de calcio por parte del retículo sarcoplasmático permite la activación indirecta de las fibras de actina y miosina. Este proceso es el que da lugar a la contracción muscular. Pero, ¿esto cómo ocurre? El calcio se une a una proteína presente en los filamentos de actina llamada troponina. Tras esta unión, la troponina experimenta un cambio conformacional para unirse a la región más alejada de la fibra de miosina adyacente. Se conoce como puente cruzado la unión entre las cabezas de actina y miosina. El trifosfato de adenosina (ATP), molécula producida en las mitocondrias, se utiliza como fuente de energía para la movilización de la cabeza de miosina. Por otro lado, la actina se desliza a través del filamento de miosina originando un acortamiento del músculo, la contracción muscular. Este proceso es consecuencia del aumento de la concentración intracelular de calcio. Terminación de la contracción La contracción del músculo cardíaco termina cuando la concentración intracelular de calcio disminuye. Así, la troponina vuelve a su estado original, bloqueando los sitios de unión de la actina y evitando la formación de los puentes cruzados. La disminución de la concentración intracelular de calcio sucede por la apertura de transportadores de iones. Estos se encuentran presentes en la membrana del retículo sarcoplasmático. Este guarda el calcio para liberarlo con la llegada del siguiente potencial de acción y, por ende, la siguiente contracción.