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Manejando y comprendiendo las

emociones en los niños


¿Qué son las emociones?

Según la Wikipedia,

Reacciones psicofisiológicas que representan modos de adaptación a ciertos estímulos del


hombre cuando ve algo o alguien importante para ellos.

PSICOLÓGICAMENTE, las emociones alteran la atención, hacen subir de rango


ciertas conductas guía de respuestas del individuo y activan redes asociativas relevantes en
la memoria. Se define como aquel sentimiento o percepción de los elementos y relaciones de
la realidad o la imaginación, que se expresa físicamente mediante alguna
función fisiológica como reacciones faciales o pulso cardíaco, e incluye reacciones de conducta
como la agresividad o el llanto.

FISIOLÓGICAMENTE, las emociones organizan rápidamente las respuestas de distintos sistemas


biológicos, incluidas las expresiones faciales, los músculos, la voz, la actividad del SNA y la
del sistema endocrino, a fin de establecer un medio interno óptimo para el comportamiento
más efectivo.

CONDUCTUALMENTE, las emociones sirven para establecer nuestra posición con respecto a
nuestro entorno, y nos impulsan hacia ciertas personas, objetos, acciones, ideas y nos alejan
de otros. Las emociones actúan también como depósito de influencias innatas y aprendidas, y
poseen ciertas características invariables y otras que muestran cierta variación entre
individuos, grupos y culturas (Levenson, 1994).1

ETIMOLÓGICAMENTE, el término emoción viene del latín emotĭo, que significa "movimiento o
impulso", "aquello que te mueve hacia".

Existen 6 categorías básicas de emociones1

1. MIEDO: Anticipación de una amenaza o peligro que produce ansiedad, incertidumbre,


inseguridad.

2. SORPRESA: Sobresalto, asombro, desconcierto. Es muy transitoria. Puede dar una


aproximación cognitiva para saber qué pasa.

1
Fuente: http://psicologosenlinea.net/156-emocion-psicologia-concepto-general-de-la-emocion-en-la-psicologia-6-
caterorias-basicas-de-la-emocion.html#ixzz2XYO1okwP

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3. AVERSIÓN: Disgusto, asco, solemos alejarnos del objeto que nos produce aversión.

4. IRA: Rabia, enojo, resentimiento, furia, irritabilidad.

5. ALEGRÍA: Diversión, euforia, gratificación, contentos, da una sensación de bienestar,


de seguridad.

6. TRISTEZA: Pena, soledad, pesimismo.

Comprender las emociones humanas

Emociones primarias y secundarias ( Tomado de inteligencia-emocional.org )

Conocemos nuestras emociones gracias a su intromisión en nuestra mente consciente. Pero las
emociones no evolucionaron como sentimientos conscientes. Sino como resultado de
especializaciones de la conducta y fisiológicas: respuestas físicas controladas por el cerebro
que permitieron sobrevivir a organismos antiguos en entornos hostiles y procrear.

Para el célebre psicólogo Theodore Ribot, nuestra personalidad envuelve en su profundidad el


origen de la gran trinidad afectiva constituida por el miedo, la cólera y el deseo: son los tres
instintos nacidos directamente de la vida orgánica: instinto defensivo, instinto ofensivo,
instinto nutricional.

Desde este punto de partida se mantuvieron el miedo y la cólera, y se agregaron la alegría y la


tristeza, cuatro emociones que poseen también los mamíferos superiores, y quedó entonces
conformado un cuadro de cuatro emociones primarias, con su respectiva variedad de
manifestaciones:

1. Ira: enojo, mal genio, atropello, fastidio, molestia, furia, resentimiento, hostilidad,
animadversión, impaciencia, indignación, ira, irritabilidad, violencia y odio patológico.
2. Alegría: disfrute, felicidad, alivio, capricho, extravagancia, deleite, dicha, diversión,
estremecimiento, éxtasis, gratificación, orgullo, placer sensual, satisfacción y manía
patológica.
3. Miedo: ansiedad, desconfianza, fobia, nerviosismo, inquietud, terror, preocupación,
aprehensión, remordimiento, sospecha, pavor y pánico patológico.
4. Tristeza: aflicción, autocompasión, melancolía, desaliento, desesperanza, pena, duelo,
soledad, depresión y nostalgia.

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Las emociones primarias suelen estar acompañadas de indicios físicos. Cuando alguien está
deprimido/a, su cuerpo se moviliza (o se desmoviliza) para desconectarse. Y cuando es feliz, su
cuerpo se moviliza para asumir compromisos y acciones positivas. Se activan determinados
músculos para apoyar ciertas acciones, y su cerebro envía mensajes especiales a sus glándulas
endocrinas (que controlan la producción y la liberación de hormonas) y a su sistema nervioso
autónomo (que regula los órganos sobre los cuales usted no ejerce control voluntario, como el
corazón y el estómago).

Las emociones secundarias

Actualmente, para la mayoría de los autores existen ocho emociones básicas, de las cuales
cuatro son primarias (como ya hemos visto) y otras cuatro son secundarias.

Las secundarias, con su respectiva variedad de manifestaciones, son:

1. Amor: aceptación, adoración, afinidad, amabilidad, amor desinteresado, caridad,


confianza, devoción, dedicación, gentileza y amor obsesivo.
2. Sorpresa: asombro, estupefacción, maravilla y shock.
3. Vergüenza: arrepentimiento, humillación, mortificación, pena, remordimiento, culpa y
vergüenza.
4. Aversión (asco): repulsión, asco, desdén, desprecio, menosprecio y aberración.

Otros teóricos consideran emociones básicas a las 8 mencionadas hasta ahora (primarias y
secundarias), y postulan que las emociones secundarias serían el resultado de fusiones o
mezclas de las más básicas. Izard, por ejemplo, describe la ansiedad como la combinación del
miedo y de dos emociones más, que pueden ser la culpa, el interés, la vergüenza o la agitación.

¿Para qué tenemos emociones?

Como hemos dicho, las emociones son una respuesta de nuestro cuerpo a una situación y nos
sirven para adaptarnos al medio en el que vivimos y relacionarnos con él. En la antigüedad
emociones como el miedo nos predisponían a un estado de alerta en el que nuestros músculos
estaban tensos y preparados para salir huyendo y así poder salvar la vida, por ejemplo.

Hoy, las emociones nos siguen adaptando al medio pero hemos perdido conexión con nuestra
parte más ancestral y en la mayoría de los casos no queremos sentir, experimentar o vivir las
emociones sino más bien controlarlas, lo que nos lleva a no comprender de dónde nacen ni
para qué nos sirven, lo que a su vez nos traslada a un estado de secuestro emocional que, en el
mejor de los casos, si la emoción es positiva, nos sumirá en un estado de euforia o alegría pero

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en el peor nos llevará a reacciones de lo más diversas y destructivas según el grado de dicha
emoción.

Entonces, ¿qué hacemos con nuestras emociones? Las emociones no se pueden (o no se


deben) controlar. Controlar una emoción implicar a menudo coartar su expresión, pararla o
incluso esconderla pero no gestionarla. Las emociones en sí no son buenas ni malas, positivas
ni negativas, simplemente ocurren. El significado se lo otorgamos nosotros en función de lo
que nos provocan.

Así tenemos que: 2

EMOCIONES

POSITIVAS NEGATIVAS

SORPRESA ALEGRÍA IRA TRISTEZA AVERSIÓN MIEDO

Para qué nos sirven las emociones


MIEDO: Ante un peligro real o imaginado nos invita a protegernos del peligro movilizando los
recursos necesarios para la respuesta de ataque, huida o inmovilidad, activando la producción
de adrenalina y desarrollando estrategias mentales que nos lleven a una situación de no
peligro además de preparando nuestros músculos para la posible lucha o huida

SORPRESA: Ante algo inesperado nos prepara para que pongamos toda nuestra atención en el
estímulo inesperado.

AVERSIÓN: Ante personas o cosas repulsivas. Expulsar o evitar sustancias nocivas ya sea de
manera física (vómito, nauseas) o mental (rechazo).

2
Tomado de http://www.recursosyhabilidades.com/blog/?p=324

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IRA: Cuando algo se interpone entre nosotros y nuestros objetivos o estamos ante un hecho
que nos resulta injusto. Nos sirve para detener aquello que causa malestar y nos avisa de que
algo debe cambiar al mismo tiempo que disminuye el miedo y aporta la energía necesaria para
la acción.

ALEGRÍA: Ante un suceso favorable nos predispone a emprender actividades, fortalecer lazos
sociales (empatía), generar actitudes positivas, mejorar el rendimiento cognitivo, la
creatividad, el aprendizaje, la memoria… y nos ayuda a superar el miedo.

TRISTEZA: Ante la pérdida de algo o alguien que se valora como importante. Nos ayuda a poder
adaptarnos a la nueva situación y facilitar, a través de la empatía, el apoyo de los demás.3

Decálogo del niño "emocionalmente


inteligente"

1. Ponte en su lugar. No actúes según tu conveniencia, si no buscando un TU GANAS-YO


GANO. Para ello es fundamental respetar lo que realmente gana el otro, no lo que nos
parece a nosotros que debe satisfacerle.
2. Pregúntale y escúchale, pero de verdad, como si toda tu curiosidad se centrara en el
tema que estáis tratando. No intentes averiguar por ciencia infusa qué es lo que le
pasa, no lo des por hecho, no juzgues ni le reprimas con frases como: "¡Eres un
sinvergüenza!".
3. No le reproches por tener emociones negativas. Tampoco juegues a ignorarlas,
creyendo que si no le das importancia le afectará menos. La tristeza es tan natural
como la alegría.
4. Ayúdale a identificar y canalizar sus emociones. Enséñale qué hacer con ellas: tanto la
euforia como la frustración como cualquier otra emoción que tenga. Y recuerda que
tenemos alguna emoción TODO EL TIEMPO.
5. Incentiva su curiosidad y acompáñalo, respetando su iniciativa e independencia.
Síguele de cerca pero sin intervenir. Haz el camino a su lado, ni delante ni detrás.
6. Aprende con él. No le reprimas cuando aprenda algo por sí mismo, aunque el cambio
no termine de gustarte (por ejemplo un bebé que aprende a abrir una puerta o un
bote).
7. No le pegues ni agredas verbal o emocionalmente. Corrígele siempre que te parezca
necesario, sin gritar, amenazar, chantajear ni mucho menos pegar. Pegar es un delito
además de algo inaceptable. Piensa qué más cosas le enseñas cuando le pegas o le
gritas

3
http://www.monicamanrique.com/blog/emociones-basicas-cuando-aparecen-para-que-sirven/

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8. Dile "no" cuando realmente no exista manera de explicárselo o guiarlo en positivo
(por ejemplo si está echando la mano a un fuego, le decimos inmediatamente y muy
firmes NO).
9. Premia sus logros. Fíjale pequeñas metas. Estimula en él/ella el deseo de lograr algo y
alimenta su motivación, pero no le inundes de regalos ni de halagos vacíos. Cuando
refuerces sus logros, sé lo más concreta y específica: en lugar de “qué buena eres”
sustitúyelo por “qué bien has recogido tus juguetes”, de esta forma alabas un
comportamiento con algo específico y no lo catalogamos como bueno o malo sin más.
10. Sé un ejemplo para él gestionando tus emociones. No te dejes llevar por la ira o la
frustración. Si tú no lo haces, él aprenderá a no hacerlo. Recuerda que somos el espejo
en el que se miran

Para qué educar las emociones

 Desarrollar la habilidad de controlar las propias emociones (generando Autoestima)


 Prever los efectos perjudiciales de las emociones negativas desarrollando mecanismos
de gestión de conflictos para manejar la frustración y el estrés
 Desarrollar la habilidad de generar emociones positivas (optimismo)
 Desarrollar la habilidad para autoafirmarse.
 Adoptar una actitud positiva ante la vida.
 Para generar empatía y respeto hacia el otro

12 equivocaciones en crianza

1. Amenazar a tus hijos con dejarlos atrás o abandonarlos


Aunque todos conocemos la situación y comprendemos cuán frustrante puede llegar a
ser convencer a un niño de que es hora de irse, debemos saber que caer en la
tentación de amenazar a nuestros hijos con abandonarlos es altamente
contraproducente. El sentimiento de unión y cariño que un niño siente por sus padres
o cuidadores es una de las cosas más importantes para su desarrollo, especialmente en
los primeros años de vida. El Dr. Alan Sroufe, profesor de psicología del Instituto de
Desarrollo Infantil de la Universidad de Minnesota, dice que amenazar a un niño con
abandonarlo puede desestabilizar los fundamentos de seguridad y bienestar que los
padres representan. Según Sroufe, decirle a un niño “Me voy a ir y te voy a dejar aquí”
resulta aterrador para ellos y puede implicar que comience a erosionarse esa unión y
relación que tiene con sus padres como la base desde la cual se enfrentan al mundo.
La próxima vez que esté tentado a amenazar a su hijo, mejor trate de explicarle la
situación de manera sencilla y prepararlo para la transición ya que esta puede resultar

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especialmente difícil para los niños. Trate de explicarle que se acerca la hora de la cena
o la hora de hacer la tarea y que en cinco minutos comenzarán a guardar los juguetes.
Luego alértelo al cuarto, tercer, segundo y primer minuto restante para que pueda
estar consciente de lo que viene. El mismo tipo de negociación puede funcionar si su
pequeño está gritando en el supermercado porque está harto de hacer diligencias:
Enumere la cantidad de cosas que aún necesite antes de que el “Tiempo de mamá” (o
“tiempo de papá”) termine para poder ir jugar o al parque. Esta es una buena
estrategia para que el niño se sienta involucrado con el plan.
2. Mentirle a tu hijo
Esta es una de las reglas de oro de la crianza consciente y en positivo
Por ejemplo, decir que la mascota se ha ido a una casa en las afueras cuando ha
muerto, es un error común. Torcer la realidad de esta manera no es malicioso en
principio, pues en realidad tratamos de proteger los sentimientos de nuestros hijos,
pero no saber cómo manejar éstas situaciones, evitar el asunto o inventar mentiras
para evitarles dolor, puede resultar contraproducente pues el niño aprenderá a
hacerlo también y cuando considere que nos hará daño si nos dice la verdad,
"distorsionará" la realidad para evitarnos el daño.
Es importante que la explicación de la realidad se ajuste a la edad de nuestros hijos. Un
niño muy pequeño no necesita una explicación larga y detallada. Buscar cuentos o
recursos sobre cómo explicar la muerte a niños muy pequeños y hablarlo en familia
puede ser una buena práctica.
3. Ignorar tu propio mal comportamiento
Algunos padres siguen el viejo mantra “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”,
pero hay muchos estudios que prueban que esto no funciona. Para empezar, los niños
aprenden mediante el ejemplo, simple y sencillo; absorben todo lo que los rodea y
copian los buenos y los malos comportamientos desde que son muy pequeños.
Por esta razón, el experto Dr. David Elkind de la Universidad de Tufts, dice que dar el
ejemplo en cuanto al comportamiento que queremos que tengan nuestros hijos es lo
mejor que podemos hacer como padres. Lo que hacemos importa mucho más que lo
que decimos. Incluso cómo tratas a tu familia, cómo interactúas con extraños,
animales y el ambiente son conductas que tu hijo copia y repite
Los niños detectan la falsedad a kilómetros de distancia así que creer en lo que haces
es parte fundamental de la educación. Si quieres que tu hijo sea amable y respetuoso,
asegúrate de tener esos comportamientos tú mismo. Los padres son el principal
modelo a seguir de un niño.
4. Asumir que lo que funcionó con el primero -o contigo- funcionará con el segundo
Como destaca Elkind, “la misma agua hirviendo endurece al huevo y ablanda a la
zanahoria…El mismo patrón de crianza puede tener diferentes efectos dependiendo de
la personalidad del niño”. Si tienes más de un hijo probablemente habrás notado no
sólo que sus personalidades varían bastante, sino que otras variables como los hábitos
de sueño, la atención y estilos de aprendizaje también pueden ser muy distintos entre
cada niño.
El primer hijo puede buscar apoyo y estímulo constantemente, mientras que el
segundo puede no necesitar nada de eso. Mantener en mente esas diferencias al criar

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a tus hijos es esencial; no es fácil, ya que requiere que sigas aprendiendo y evaluando
en vez de confiar en tus experiencias y memorias, pero tener en cuenta las
necesidades de cada niño hará más por el desarrollo de tus hijos y de ti mismo.
5. Tener un “ataque de pánico” porque tu hijo rompió una norma
La mayoría de los padres establece qué está bien y qué está mal en sus casas, pero lo
que hacen cuando sus hijos rompen las reglas puede hacer una gran diferencia entre
enseñarle a un niño una lección o simplemente crearle molestias y resentimientos.
Según el Dr. W. George Scarlett, vicepresidente del Departamento Elliot-Pearson de
Desarrollo Infantil de la Universidad de Tufts, una manera de “malcriar” a un niño es
perder de vista el contexto de la situación y de todas las otras variables que son parte
del ambiente en el que se les enseña y en el que viven.
Por ejemplo, si tu hijo lleva a casa un videojuego violento a escondidas, no es el fin del
mundo, asumiendo que le estás proporcionando una convivencia positiva y llena de
apoyo. Así que una “mala” actividad de vez en cuando no será perjudicial para el
desarrollo de tu hijo si el otro 99% de sus actividades están más alineadas con tus
creencias y principios. Scarlett dice que “el mensaje general podría ser que “los
métodos, hábitos y comportamientos particulares no son tan importantes como la
actitud y la habilidad de los padres para considerar el punto de vista de los niños como
si fuese la de un adulto”. Si un niño es criado en un ambiente amoroso, en el que es
respetado y sus sentimientos tenidos en cuenta, entonces las actividades a las que
usualmente diríamos “de ninguna manera” no tendrán un impacto tan negativo en su
desarrollo.
6. Pensar que tu bebé no debe ser tratado como un bebé
A pesar de las viejas creencias, es prácticamente imposible malcriar a tu bebé
atendiendo sus necesidades o llevándolos mucho tiempo en brazos.
El Dr. Tobah Klein, director del Centro Barnard Toddler de la Universidad de Columbia,
explica que “no puedes malcriar a un bebé cargándolo o atendiéndolo mucho. Las
investigaciones muestran exactamente lo opuesto. Los bebés que reciben cuidados
más sensibles y atentos se convierten en niños más competentes e independientes”.
Atender a tu bebé cuando llora sólo puede ayudar. Después de todo, los bebés lloran
por alguna razón: es una señal de que algo está mal y necesitan que mamá o papá los
ayuden a arreglarlo. Saber que los padres están ahí para arreglar las cosas que estén
mal crea una sensación de seguridad que permanece con ellos mientras crecen. En los
niños más grandes hay una diferencia entre atención y mimo. Por ejemplo, cuando un
niño se cae, usualmente mira a sus padres para saber cómo debe responder. Cuando
los padres exageran por un raspón de rodilla, el niño también lo hace. Pero cuando los
padres se comportan con tranquilidad (quizá diciendo “Uy, te has caído, estás bien,
¿no?”), el niño probablemente responderá de forma similar.
7. Castigar o regañar a tu hijo cuando se enfada y pega o tira cosas
Que expresen su enfado pegando o lanzando cosas es un comportamiento
perfectamente normal para un niño. Es la manera que tienen de expresar sus
emociones porque sus habilidades lingüísticas y cognitivas son limitadas. Castigar o
regañar por este comportamiento no es la manera de solucionarlo ya que les causa la
impresión de que sentir esas emociones está mal. Klein sugiere que en vez de regañar

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a un niño por una pataleta es mejor “ayudarlo a entender sus emociones negativas
(molestia, tristeza) al mismo tiempo que entiendan porqué se sienten así los ayudará a
desarrollarse de manera más competente social y emocionalmente. Así que crear
empatía con el niño a la vez que se establecen límites, en vez de regañarlo o castigarlo,
da mejores resultados a largo plazo”. En vez de censurar las emociones de un niño, es
preferible ayudarlo a entender su frustración y hacerle saber que está bien sentirse así
pero que hay una mejor manera de expresarlo.
8. Tratar de ser el amigo de tu hijo en vez de su padre
Todos los padres quieren gustar y ser amados por sus hijos, y, ser vistos como
personas "guay" es especialmente importante para algunos padres, que los puede
hacer caer fácilmente en el rol de amigo y dejar de comportarse como padres. Los
padres muy permisivos pueden ser un problema en muchos ámbitos. Encontrar la
manera de ser una figura de autoridad y ser respetado puede ser complicado, pero es
importante buscar un equilibrio. Ser una autoridad – usando tus años de experiencia y
conocimiento acumulados, tu empatía,… – es diferente a ser autoritario, o alguien que
dice “A mi manera o de ninguna manera”. No es difícil adivinar cuál tiene los
resultados más beneficiosos a largo plazo en un adolescente o un niño.
9. Pensar que tienes toda la responsabilidad -o ninguna- en el desarrollo de tus hijos
Todos somos conscientes del impacto que los padres tienen en los hijos, pero algunas
veces es fácil llevar esa idea al extremo y sentir que todo lo que hace un padre tiene
un efecto irreversible en el hijo.
El Dr. Hans Steiner, profesor de psicología infantil de la Universidad de Stanford,
advierte a los padres que no asuman toda la responsabilidad por los asuntos de sus
hijos. Hay muchos otros factores en sus vidas que afectarán su desarrollo y su
personalidad: genes, otros miembros de la familia, la escuela, los amigos.... Así que
cuando algo salga mal, no te culpes, ya que es posible que no hayas sido tú o sólo tú el
causante del problema. En todo caso, busca tu parte de responsabilidad si la hubiera y
mira qué puedes mejorar para la próxima pero sobre todo, no caigas en la culpa
moralizadora ni en la autolesión (verbal, mental…)
Por otro lado, dice Steiner, no creas que no representas ningún papel en el desarrollo
del niño. Algunas personas asumen que el éxito y los problemas de sus hijos se deben
principalmente a causas genéticas, a los profesores o la escuela, al sistema, a la
sociedad… en vez de a ellos. Hay que buscar el equilibrio entre ambas posturas.
Los padres son un factor importante en la vida de sus hijos, pero no son el único
factor.
10. Asumir que hay una sola manera de ser buen padre
No hay un modelo de paternidad que funcione para todos los casos y de la misma
manera ya que las personalidades de los niños varían mucho y los modelos familiares y
sociales son distintos en cada caso. El temperamento de tu niño puede ser distinto al
tuyo, pero una vez que lo has descubierto, puedes buscar nuevas maneras de
interactuar con él causando menos conflictos.
Un estudio de la Universidad de Washington descubrió que los padres más
sintonizados con la personalidad de sus hijos creaban en ellos menos depresiones y
ansiedades que aquellos menos sintonizados.

9 www.coachingparatuvida.es
“Ser y estar” consciente del temperamento natural y las necesidades de tu hijo es una
de las partes necesarias (y maravillosas) de ser un buen padre. Hay muchas cosas que
no puedes cambiar, así que deléitate con la personalidad que tiene y que se
desarrollará en los próximos años.4

4
Extraído de: http://www.recursoscoachingypnl.com/12-equivocaciones-en-la-crianza-de-los-hijos.html

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Trabajando las emociones

Ahora que ya conocemos un poco más las emociones vamos a trabajar con ellas. Las ideas que
os presento son totalmente adaptables a diferentes edades (desde los 2 años en adelante) y se
pueden personalizar.

TEATRO EMOCIONAL

Utilizando la expresión facial y un espejo, invitaremos al niño a que ponga caras. Pueden ser
caras graciosas, de mil formas, y entre ellas, iremos introduciendo emociones como la alegría,
el miedo, el enfado…Lo haremos nosotros con él, exagerando las expresiones y comentando
cómo nos encontramos cuando tenemos esa emoción.

Si el niño es más mayor (6 años en adelante) podemos elaborar un pequeño teatro donde los
personajes sean las emociones y cuenten una historia que elaborará el niño con nuestra guía.
De esta forma podemos introducir emociones más complejas como la frustración o el
aburrimiento que un niño pequeño no entendería.

Una vez hayamos experimentado con la expresión facial podemos pasar a la expresión
corporal y hacer un BAILE EMOCIONAL donde el niño exprese con su cuerpo cómo está cuando
siente determinadas emociones. Podemos buscar música que nos recuerde a dichas
emociones y ponerla mientras lo representamos para evocar mentalmente una situación que
nos provoque dicha emoción.

PINTANDO EMOCIONES

Utilizando la imagen “plantilla1” le pediremos al niño que dibuje caras con las emociones que
conoce. Previamente habremos trabajado las emociones con él para que las reconozca. Para
ello podemos utilizar dibujos (como los anexos de las emociones) o incluso fotografías o
representaciones que hagamos frente al espejo.

Podemos pintar nosotros primero las emociones y pedirle que copie el modelo haciendo
hincapié en que reconoce la emoción y asegurándonos de que sabe qué significa. En los niños
pequeños se suele comenzar por la tristeza, el enfado y la alegría.

Podemos usar la imagen “plantilla2” y colorear según la emoción que queramos trabajar.

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MODELANDO EMOCIONES CON PLASTILINA

La plastilina es un elemento con el que los más pequeños están muy familiarizados y les suele
motivar mucho jugar con ella, ¿qué tal si hacemos caras? Se puede utilizar una plantilla de
papel con las caras ya impresas y plastificada de modo que no se estropee y el niño pueda
copiar el modelo al principio (para ayudarlos a que identifiquen los rasgos si aún son muy
pequeños) para después inventar el mismo las caras de su personaje y ponerles la emoción.

HACIENDO CARAS

Hacer caras o bocas es algo relativamente sencillo y podemos recortarlas y pegarlas en un palo
de helado o una pajita de manera que podamos utilizarlas como máscara. Pueden servirnos
para nuestros personajes del teatro o los cuentos.

CUENTOS EMOCIONALES

Una de las actividades que más suelen gustar a los niños son los cuentos. Podemos aprovechar
esta circunstancia para inventarnos cuentos en los que algún personaje manifieste una
emoción que queramos trabajar e incluso escenificar o hablar de dicha emoción. Construir el
personaje basándonos en las características que tendría según la emoción que experimenta
utilizando lo visto anteriormente (como sería su expresión facial, su movimiento corporal…)
puede ser una actividad creativa y divertida si utilizamos la exageración para “ridiculizar” el
personaje y presentarlo así en clave de humor.

En estos dos enlaces podemos ver ejemplos de cuentos emocionales que nos pueden orientar
o inspirar para nuestra actividad.

http://toniytina.wordpress.com/,

http://adoptivanet.info/encasa/adopteca-juvenil-emociones.php

ANIMALES EMOCIONALES

Esta actividad es ideal para niños pequeños al igual que la de pintar las caras o colorear las
emociones.

Se trata de elegir un animal que el niño identifique con una emoción determinada como por
ejemplo el León con el enfado, el conejo con el miedo o las jirafas con la alegría. Podemos
utilizar imágenes de animales o dibujos y pedirle al niño que los coloree y que nos cuente
cómo sería un león enfadado o una jirafa alegre.

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EL DADO Y LA RULETA DE LAS EMOCIONES

Puedes utilizar el dado como complemento a las actividades anteriormente descritas para
representar las emociones que aparecen en el dado y seguir así un orden de turnos (ideal para
más de un participante en el juego).

Además, si imprimes el dado en blanco y recortas las emociones a parte puedes ir cambiando
de emociones en el dado (puedes fijar las caras con velcro, cinta de doble cara, imán…) y de
esa forma trabajar las emociones por grupos (positivas y negativas) o de cualquier otra forma
que se te ocurra. La idea es que el dado sea una herramienta más que de versatilidad y
jugabilidad a las actividades.

Además del dado he incluido una ruleta, otra forma divertida de ver qué emoción se va a
trabajar. Con la ruleta y un poco de imaginación se puede realizar un Twister emocional o un
juego de pruebas en el que según la emoción que salga en la tirada el niño tenga que hacer
una pequeña prueba relacionada con esa emoción. La imaginación que pongamos y las ganas
de divertirnos ¡serán el límite!

RECURSOS EN LA RED

Por último os dejo este recurso que encontré en la red y que me pareció interesante. Se trata
de una aplicación para Android en la que se trabajan las emociones.
https://play.google.com/store/apps/details?id=air.Proyectoemociones&feature=search_result
#?t=W251bGwsMSwxLDEsImFpci5Qcm95ZWN0b2Vtb2Npb25lcyJd

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Ejemplo de bocas hechas para trabajar las emociones. Podemos hacer máscaras completas y
utilizarlas en el teatro emocional o en cualquier otro juego que se nos ocurra (cuentos,
dramatizaciones…)

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Estas imágenes están libres para descargar desde Educapeques. Con ellas puedes hacer
imprimibles y plastificarlos a modo de poster. Puedes utilizarlos para decorar, para inventar
historias…

Alegría

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Enfado

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Miedo

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Tristeza

21 www.coachingparatuvida.es
Llanto

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Sorpresa

23 www.coachingparatuvida.es
Vergüenza

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