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Diferencias entre el Barroco y el Renacimiento:

1)A comienzos del Barroco el estilo antiguo no es descartado sino conservado como un segundo lenguaje, el cual se
adapta especialmente a la música sagrada. Se considera que el compositor, en su formación, debe aprender la
técnica del estilo anterior, pero, una vez aprendidos, puede elegir con qué estilo expresarse.

2) Para el Barroco es menester que el texto en una obra con voces sea comprendido, por ello, a pesar de la
compleja polifonía, siempre se propone el entendimiento del texto. En base a esta manera de escribir es que surge
el recitativo en donde la palabra se impone sobre la música, inclusive al punto de llevarla a su propio ritmo. En el
Renacimiento se había buscado la igualdad de todas las voces, pero en este nuevo estilo hay un predominio de la
voz superior que es la que lleva el texto que debe ser comunicado a toda costa.

En la música instrumental, los instrumentos se dividen en dos grupos, los fundamentales (laúd, tiorba, viola da
gamba) que llevan la armonía y el ritmo de base, y los ornamentales (violín, flauta, oboe, etc.) que llevan la
melodía. Además, se sumaba el continuista que tocando el clave improvisaba para rellenar aún más la textura.

3) En el Barroco hay nuevas formas de tratar la disonancia (más libres) por lo cual las melodías cambian mucho
respecto a las del estilo anterior. Este cambio se profundiza a través de la utilización de ritmos más variados.

4) Así cómo antes tenían predominio los modos eclesiásticos, en el Barroco le llegó el momento a la tonalidad, con
la cual se venía experimentando hacía tiempo. En este nuevo sistema (que dominó la creación musical durante
trescientos años) las relaciones entre los acordes permiten que haya uno que sea el centro de gravedad de los
demás. A ese acorde se lo llama centro tonal.

Dicho esto, es importante aclarar que el Barroco es un período muy extenso (de ciento cincuenta años) por lo cuál
es difícil generalizar todas las características. El Barroco primitivo sonaba bastante parecido al Renacimiento, pero
hacia su declive, empezaba a sonar como el Rococó (estilo que impulsaron algunos hijos de J.S. Bach).

En el Barroco se introducen dos novedades muy importantes para la música: la Ópera y el stile concertato. De la
ópera nos ocuparemos más adelante ya que es un género muy importante con una historia propia.

Oponiéndose al estilo polifónico, donde las voces, a pesar de su independencia, se funden en un conjunto
homogéneo, el stile concertato indica que cada una de las partes que intervienen en la composición (canto e
instrumentos, o diferentes instrumentos o grupos de ellos) “conciertan”, es decir, se hacen escuchar
simultáneamente, pero sin perder su personalidad. Un ejemplo es el aria Possente spirto de la ópera Orfeo de
Monteverdi, donde la voz, acompañada por el continuo, concierta con instrumentos diferentes en cada estrofa.

Debido a su extensión, el Bukofzer divide al Barroco en tres sub-períodos: bajo, medio y alto.

La primera etapa si extiende entre 1580 y 1630 y aparece signada por dos actitudes dominantes: rechazo del
contrapunto en terreno vocal (aunque subsiste en la música religiosa y en la instrumental) y representación
violenta de palabras a causa de la expresividad y libertad rítmica del recitativo. En esos años se advierte un
extraordinario gusto por la disonancia que desemboca en una gran experimentación armónica.

Algunos músicos importantes del bajo Barroco, son Gesualdo, Marenzio, Gabrieli, Monteverdi, Frescobaldi y Schutz.
El Barroco medio abarca de 1630 a 1680. Aquí sí se atestigua la expansión de la ópera dentro de Italia y el resto de
Europa. También se afirman el oratorio y la cantata. Se diferencian el aria del recitativo. En esta etapa vuelve a
afirmarse la escritura contrapuntística, que, ya se vio, no había desaparecido del todo, para encontrar su propio
camino. Los modos se limitan al mayor y al menor y hay una restricción a la liberalidad de la disonancia. Ahora la
música vocal y la instrumental adquieren análoga importancia. Las figuras más representativas de este período son
Rossi, Carissimi, Lully y Purcell.

En el alto Barroco, que se extiende entre 1680 y 1730, aunque en Alemania se prolonga hasta 1750, la tonalidad
está sólidamente establecida. La técnica contrapuntística se halla en su apogeo, aunque completamente dominada
por la armonía tonal. Esto significa que sus voces ya no se mueven con la independencia que lo hacía en el
Renacimiento, sino que ahora deben atender al encuentro vertical para “acordar” armónicamente. Las formas
instrumentales adquieren en este período dimensiones más amplias. Es la etapa de plenitud del concierto y con él,
el estilo concertante, lo que explica la importancia dada a la rítmica mecánica. Los préstamos entre lenguaje
instrumental y vocal son numerosos: las voces imitan las posibilidades de los instrumentos y estos buscan “cantar”
cómo la voz. Sus grandes representantes son Corelli, Vivaldi, Couperin, Alessandro Scarlatti, Domenico Scarlatti,
Rameau, Bach y Handel.

La Ópera nace en Florencia gracias a los músicos de la camerata Corsi. La hipótesis de que el influjo más directo que
lleva a la concreción de un espectáculo teatral totalmente musicalizado, parte de la práctica de introducir música
en la representación de pastorales es atendible. Al comienzo, canto e instrumentos amenizaban los entreactos;
luego comenzó la música misma a intervenir dentro de la pastoral. De ahí a musicalizarla totalmente, siguiendo la
teoría de que así declamaban los griegos sus tragedias y comedias, hay un solo paso, pero un paso que sólo los
italianos, con su formidable fantasía y su calidad de grandes transfiguradores de la realidad, mantenía intacta en el
curso de los siglos, podían atravesarlo sin graves dificultades. Que se sufra y se muera cantando no es una
arbitrariedad absurda del arte.

Tras tempranos ejemplos de Cavalieri y de Japoco Peri, hoy extraviados, corresponde a la Eurídice de Peri (1600)
iniciar el género, al que sólo siete años después llevará Monteverdi su primera cima, impresionante en su belleza y
su hondura expresiva, a través del Orfeo (1607). Esta obra es la primera que contiene su instrumentación decidida
estrictamente y escrita para que se toque de esa forma. En tiempos anteriores, las melodías se escribían y
prácticamente lo tocaba cualquier instrumento que pudiera. En cambio, Monteverdi asocia el timbre con la
sensación que quiere transmitir.

Es Bach la figura más emblemática de todo el Barroco, ya que sintetizó todas las formas y métodos de composición
(aunque no hizo óperas) de una forma extraordinaria (también lo hizo así Handel).

Es importante aclarar que, para su época, inclusive para sus hijos, Bach hacía música de otro tiempo. Mientras sus
hijos se adaptaban a la música de la época e inclusive innovaban en el ámbito musical, su padre seguía escribiendo
Fugas, Suites, Oratorios, etc.

Algunas de sus obras más emblemáticas son las Pasiones, según San Mateo y según San Juan, el Oratorio de
Navidad, la Misa en Si menor, las Suites, El clave bien temperado y La ofrenda musical, las invenciones a dos voces y
las sinfonías (no confundir con las sinfonías del período clásico) a tres voces.
En el período Barroco hubo varias mujeres compositoras, aquí algunas de ellas:

Francesca Caccini (1581-1640) es una de las figuras más notables del siglo XVII. Nacida en Florencia era hija de un
músico y una cantante de la corte de los Medici donde se apreció el talento musical de Francesca que al igual que
su madre emprendió una carrera de cantante que la llevó a triunfar en Europa además de en Italia. Comenzó a
componer en 1614 musicando poemas de Miguel Angel y otros poetas de su tiempo. En 1625 compone la ópera “La
liberazione di Ruggero dall’isola d’Alcina” que fue la primera ópera escrita por una mujer que se representó ante el
público ya que la había encargado Cristina de Médici para festejar la llegada a la corte de los príncipes de Polonia.

Bárbara Strozzi (1619- ¿1664?) es otra figura notable de este período. Compositora, cantante,e instrumentista era
hija adoptiva de G. Strozzi libretista de Monteverdi. Nació en Venecia y se formó en la Academia degli Unisoni
desde donde alcanzó fama en toda Italia y Europa. Entre 1644 y 1664 publicó ocho volúmenes de madrigales,
cantatas, arias y duetos comparables a los de Monteverdi. Juega muchas veces con la ironía y la doble intención de
los textos lo que hace que sus obras tengan un sello personal inconfundible. Compuso en total más de cien obras
diferentes y se la considera la primera compositora profesional.

A mediados de siglo XVII comenzó en Francia la época de esplendor de Luis XIV en el que triunfa como músico Jean-
Baptiste Lully. Las mujeres cantaban y tocaban en la corte y en los conventos y fueron particularmente activas en el
terreno de la enseñanza de la música. De entre todas las mujeres de la corte de Luis XIV hay una que brilla de un
modo especial y que se puede considerar una de las grandes compositoras de todos los tiempos: Elisabeth-Claude
Jacquet de la Guerre (1666-1729). Hija de maestros fabricantes de clavecines e intérpretes de dicho instrumento,
debutó en Versalles como clavecinista en 1673. Madame de Montespan, amante del rey, quedó vivamente
impresionada por lo que la invitó a vivir en Versalles. En 1687 publica un libro de piezas para clave mezclando los
estilos francés e italiano como su contemporáneo Couperin. Fue la primera compositora francesa que escribió
óperas., “Jeux à l’honeur de la victoire”, “Céphale et Procris” estrenada esta última en 1694. Trabajó después en la
sonata trío, forma que adoptó lo mismo que Couperin. La influencia italiana se pone de manifiesto en la forma de
los temas, la expresividad de los movimientos lentos en las primeras y en el virtuosismo de las segundas. Compuso
también en 1707 tres volúmenes de cantatas. Los dos primeros volúmenes son únicos en Francia porque tienen
como temas historias de la Biblia y particularmente historias de mujeres como Susana, Ester y Judit.
(información obtenida del blog de la compositora Anna Bofill Levi, http://mujeresenlamusica.blogspot.com)

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