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LA TUMBA DEL NADADOR (LA TOMBA DEL TUFFATORE) DE

PAESTUM

RAFAEL AGUSTI TORRES

HISTORIADOR DEL MUNDO ANTIGUO Y ESPECIALISTA EN ARQUEOLOGÍA CLÁSICA

MIEMBRO DE LA CLASSICAL SOCIETY & SOCIETY OF ANCIENT LITERATURE (UNIVERSITY


OF CAMBRIDGE)

MIEMBRO DE LA AMERICAN ASSOCIATION OF ANCIENT HISTORIANS


LA TUMBA DEL NADADOR (LA TOMBA DEL TUFFATORE) DE PAESTUM

La Tumba del Nadador (it. Tomba del Tuffatore) es un importante monumento


arqueológico hallado por el arqueólogo italiano Mario Napoli (1915-1976), el 3 de
junio de 1968, esta es la fecha correcta, corroborada por los escritos de su
descubridor, por la cercanía con el VIII Convenio Tarantino sobre la Magna Grecia
celebrado en 1968 y por el artículo de Robert Ross Holloway, aunque en numerosa
literatura, incluso especializada, el descubrimiento viene fechado erróneamente en
1969 (Napoli, Mario 1970, p. 51; Holloway, R. R. 2006, pp. 365-388).

Retrato del arqueólogo italiano Mario Napoli (1915-1976) descubridor de la Tumba del
Nadador

En 1969, después de una primera comunicación (Napoli, Mario, 1969, pp. 139-152) se
publicó un estudio titulado “Le pitture greche della tomba del tuffatore” (Mario
Napoli, Le Scienze 2, 1969, n. 8, pp. 9-19) en la cual se ofrece una aproximación
descriptiva de las circunstancias del descubrimiento. La tumba fue hallada cuando
Mario Napoli excavaba una pequeña necrópolis fechada entre finales del siglo VI e
inicios del siglo V a.C. y situada en la zona de Tempa del Prete (Napoli, Mario 1970, p.
59) -el término “tempa” se usa locamente para indicar una pequeña elevación o una
ondulación del terreno- a unos 1,5 km al sur de la antigua ciudad griega de Paestum
(Poseidonia o Posidonia fundada por colonos procedentes de Sybaris) ciudad situada
en la Magna Grecia, en la región de Campania, provincia de Salerno y declarada
Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1998.

Paestum, vista del segundo templo de Hera o Apolo (primer plano) y del primer templo
de Hera (al fondo)

Las sistemáticas excavaciones de Mario Napoli, realizadas a partir de 1967, tenían el


objetivo de investigar las necrópolis de Paestum (Napoli, Mario 1970, p. 57). La Tumba
del Nadador pertenece al arte funerario griego producido en la Magna Grecia y es de
considerable valor histórico-artístico ya que constituye la única evidencia de pintura
griega, figurativa y no vascular, conocida. Las lastras que constituyen las paredes de la
tumba, incluida la lastra de revestimiento, se hallan totalmente enlucidas y decoradas
con pinturas parietales de un tema figurativo, realizadas con la técnica del fresco.
Mario Napoli descubrió vestigios de cuerdas en la pintura fresca, lo que prueba de que
se trata de un trabajo realizado por encargo y que tiende a conectar la personalidad
del difunto con los motivos representados. Napoli señaló igualmente que la lastra de
cobertura de la tumba fue rota intencionalmente en el centro en el momento del
enterramiento y, por lo tanto, antes de que las paredes se sellaran. La tumba se halla
expuesta, en la actualidad, en el Museo Archeologico Nazionale di Paestum.

DESCRIPCIÓN

La Tumba del Nadador debe su nombre a la escena representada en la lastra de


cobertura. Se trata de una tumba “a cassa” (caja) constituida por cinco lastras, dos
lastras largas pintadas de alrededor de 2,30 metros de largo por un metro de alto (2,30
x 1), más otras dos lastras cortas de aproximadamente un metro de largo por un metro
de alto (1 x 1), el techo (lastra de cobertura) es un bloque de 2,30 metros por más de
un metro (2,30 x 1) pintadas por la cara interna. Se trata de una tumba de tipo
reducido hecha para albergar el cuerpo del difunto y un escaso ajuar funerario.

Tumba del Nadador (vista de conjunto)

Las lastras están realizadas en piedra calcárea de toba (tufo) local que, en el momento
del descubrimiento, se hallaban entre ellas debidamente interconectadas y estucadas
con gran precisión, tanto que no se encontraron restos de tierra acumulados en su
interior. El pavimento de la tumba estaba constituido por el mismo basamento rocoso
sobre el cual se realizó la tumba, las pinturas estaban perfectamente conservadas,
salvo en el estuco de la zona sur, que estaba un poco erosionado (Napoli, Mario 1970,
p. 67)

Tumba del Nadador, las cinco lastras decoradas

Las pinturas de las cuatro lastras presentan una escena de simposio y la lastra del
techo (cobertura) contiene la famosa escena que da su nombre a la tumba: un joven
arrojándose hacia las ondeantes aguas de una corriente. Han podido distinguirse dos
artistas, de los cuales el menos habilidoso es el que decoró la pared sur (Holloway, R.
R. 2006, p. 373). La importancia de los sorprendentes frescos de la tumba es que
parecen ser “el único ejemplo de pinturas griegas que contienen escenas con personas
que datan del periodo orientalizante, arcaico o clásico que hayan sobrevivido en su
totalidad. De los miles de tumbas griegas que se conocen pertenecientes a estos
periodos (c. 700 – 400 a.C.), esta es la única decorada con frescos representando
personas” (Holloway, R. R. 2006, p. 365).

Tumba del Nadador, una tumba de caja

El ajuar funerario hallado en el interior de la sepultura estaba constituido por una


lekythos ática de figuras negras (melanomorpha), dos aryballos en alabastro para
ungüentos con los que se ungía el cuerpo de los atletas, algunos restos de metal y
algunos fragmentos de caparazón de tortuga probablemente pertenecientes a la caja
de resonancia de una lira y con el mango de madera podrido (Napoli, Mario 1970, p.
67). El conjunto total de la tumba era muy pesado y esta, una vez que se colocó el
cuerpo del difunto, fue sellada y las pinturas quedaron fuera de la vista. Los restos del
difunto, en su mayoría pulverizados, terminaron convirtiéndose en polvo debido al
calor y la sequedad del ambiente cuando la tumba fue abierta, pero pudo observarse
que la cabeza estaba visiblemente orientada hacia el este; la sepultura se ha atribuido
comúnmente como perteneciente a un varón joven.

DATACIÓN

Los objetos del ajuar funerario (en particular la lekythos ática con técnica realizada en
torno al año 480 a.C.) y en base a las consideraciones estilísticas, han permitido una
clara datación de la tumba en el decenio comprendido entre los años 480 y 470 a.C.
(Napoli, Mario 1970, p. 68). La tumba se sitúa en la época dorada del arte pestano, en
un contexto político-social que había, menos de veinte años antes, realizado la
edificación del templo de Hera (erróneamente llamado de Ceres) y que conduciría, en
el período de dos o tres décadas, a la aparición del ejemplo más completo de la
arquitectura de Paestum, el famoso segundo templo de Hera o Apolo.

INTERPRETACIÓN DE LA ICONOGRAFÍA

Aunque se han propuesto diferentes interpretaciones de las escenas mostradas en los


frescos de la tumba, mayoritariamente las interpretaciones más probables enunciadas
por arqueólogos y especialistas en la Grecia antigua revelan que, en esta serie de
frescos, las cinco escenas representadas presentan una unidad estilística y semántica y
es probable que estas escenas estén ligadas con la personalidad del difunto, pero esto
todavía no puede asegurarse totalmente, los temas representados se relacionan,
probablemente, con valores pitagóricos y órficos (Somville, Pierre 1979, pp. 41-51).
“Para el hombre [griego] que no escapa a su condición, el destino de los muertos es
nostalgia fundamental, arrepentimiento por la vida, y es solo en este sentido que es
importante considerar la religión griega, las creencias griegas del más allá, bajo un
aspecto metafórico” comenta Pascal Torres (Torres, Pascal 2010, p. 500).

I. LA LASTRA DE COBERTURA: EL MOTIVO DEL NADADOR.

La lastra de cobertura está decorada con una imagen única en el arte griego: un joven
salta desde una plataforma para zambullirse en el agua, una interpretación sería la
representación del difunto, quien en su vida habría sido un atleta y la natación su
actividad más destacada. Sin embargo, este motivo, situado sobre la bóveda celeste y
frente al difunto, puede eventualmente simbolizar el salto hacia lo desconocido (este
salto no tiene nada que ver con los antiguos Juegos Olímpicos donde esta disciplina no
estaba reconocida). Se puede observar que el hombre se lanza hacia una extensión de
agua de superficie convexa, que representa el mar (okéanos), destaca igualmente la
recurrencia del número “7”, presente en la representación de un juego de columnas
desde donde salta el nadador así como en las ramas de los árboles, que son olivos. Este
número simboliza la regeneración. Las ramas de los árboles pueden también significar
una mejoría de la existencia una vez que el difunto ha entrado en el más allá (el Hades,
el “invisible”): se puede observar que el árbol situado a la derecha y localizado
alrededor del nadador, quiebra sus ramas en algunas zonas, mientras que el otro árbol
situado a la izquierda, está completamente erguido. En la representación de este salto
ubicado en la lastra de cobertura de la tumba, el artista quiso, al mismo tiempo, rendir
homenaje a las cualidades atléticas del difunto y simbolizar, en el mismo gesto, el paso
del tiempo y el cambio de estado, la vida por tanto.

Tumba del Nadador (lastra de cobertura)

El más allá, el mundo del Hades, está posiblemente representado por lo que se halla
debajo del agua (donde está lo no visible, lo desconocido), la frontera entre el mundo
de los vivos y el de los muertos está representada por esta columna o estructura desde
donde salta el personaje. De hecho, la plataforma desde la cual se ha lanzado el
nadador quizás haga referencia a las “pulai”, las míticas columnas colocadas por
Heracles para señalar los confines del mundo y que marcan, además, los límites del
conocimiento humano. Grecia es un territorio rodeado de aguas donde los naufragios
eran comunes y su mitología nos muestra que los muertos se sumergirán en el agua o
la atravesarán navegando. El Hades estaba rodeado de aguas, como la laguna Estigia y
el río Leteo, y por ello no debería sorprendernos que la zambullida pueda ser una
metáfora de la muerte. La superficie del agua representada en la pintura y según la
opinión de Mario Napoli, con su horizonte curvo y ondulado, representaría el mar
abierto (Napoli, Mario 1970, p. 154), la postura atlética tan cerca del trampolín que
hace que el saltador se vea casi como una mosca, simbolizaría el tránsito hacia un
mundo de conocimiento: un horizonte diferente al del conocimiento terrenal al que
accede el joven de acuerdo con las convenciones y experiencias ejemplificadas en las
prácticas del symposio: el abandono al vino, al eros y al arte (sea música, canto o
poesía).
Las paredes laterales que comprenden dos de las otras cuatro lastras representan un
banquete, interpretando esquemas típicos y de amplia difusión en la cerámica
contemporánea de figuras rojas, mostrando a diez personajes: estas escenas reviven
las alegrías de la vida terrestre (poesía, música, amor, amistad) y provocan la nostalgia
de lo que fue y ya no existe, la lectura de estas escenas debe realizarse de derecha a
izquierda.

II. LA PARED LATERAL SUR: EL BANQUETE (I).

Esta pintura representa un banquete que reúne a cinco participantes masculinos (los
comastes) situados en klinai (un hombre solo y dos parejas), bebiendo, descansando y
tocando instrumentos musicales, se trata de un symposio (Platón nos describe uno en
La República, Libro II, 363 C). La pareja de la izquierda toca un aulós mientras que su
pareja manifiesta estar entusiasmada por la música y no por los efectos de la bebida, la
pareja del centro se entretiene charlando y, finalmente, la figura de la izquierda,
sentada sola en una kliné, sostiene una lira en una mano y en la otra, entre el pulgar y
el índice, un huevo. Es este personaje “el que está más cerca de la cabeza del difunto”
(Mario Napoli), “El huevo, ofrenda funeraria omnipresente (en las tumbas simboliza no
solamente la fecundidad, sino más intensamente la pujanza vital en la muerte y la
resurrección” (Warland, D. 1999, p. 196), para Mario Napoli se trataría de un elemento
referido a un contexto cúltico órfico-pitagórico (Napoli, Mario 1970, p. 141).

Tumba del Nadador, lastra sur, escena de banquete

II. LA PARED LATERAL ESTE.

En el lado este, la pintura, parcialmente dañada, representa una escena de libación, en


la que un joven copero, con una oinochoe en mano, da la espalda a una crátera
adornada con guirnalda y colocada sobre una mesa festonada y se dirige a servir a un
huésped, es por esta razón que la cabeza del difunto estaba girada, el contenido de la
crátera simboliza el elixir de la juventud o, también, simplemente la juventud y el
comienzo de la vida.
Tumba del Nadador, lastra este, escena de libación.

III. LA PARED LATERAL NORTE: EL BANQUETE (II).

Como en la pared lateral sur, se pueden ver aquí cinco invitados recostados en klinai y
que se diferencian de los cinco anteriores. La pareja situada a la derecha, aparece en
una “escena amorosa”, que pudiera estar relacionada con la paideia o con juegos
eróticos.

Tumba del Nadador, lastra norte, banquete y “escena amorosa”

Esta pareja es observada por uno de los personajes del centro, mientras que los otros
dos, a la izquierda, se divierten jugando al kottabo cuyo significado es, igualmente
erótico (Warland, D. 1999, p. 195). Es la pareja “enamorada” la que se encuentra más
cerca de la cabeza del difunto y la que se dispone a ser servida por la oinochoe. Desde
su descubrimiento, algunos motivos de esta tumba, incluido el banquete de la “escena
amorosa”, pero también el salto del nadador, se han utilizado ampliamente para
ilustrar el tema de la homosexualidad. De los diez hombres que participan en el
banquete, hay cuatro parejas y dos hombres solos. Según Daisy Warland no existe una
repetición de las parejas erastes-eromene (tres veces), a saber, la incorporación de un
hombre joven (presencia de pelusa facial sobre las mejillas) y de un hombre más
maduro (pilosidad facial avanzada), esta conjunción manifiesta evoca “la iniciación
sexual en las sociedades de hombres arcaicos y, más generalmente, la pujanza vital”
(Warland, D. 1999), no se trata, por tanto, de la homosexualidad en el sentido
contemporáneo del término, sino de una sexualidad ritual y codificada entre los
hombres, lo que no excluye a la mujer (Sergent, B. 1981). Mario Napoli y Agnès
Rouveret hacen notar que el dibujo preparatorio es mucho más preciso aquí que en la
pared lateral sur. El hombre (más joven) es tomado por la nuca y su vestimenta está
particularmente detallada, ocupa el lugar de honor en el orden del simposio por lo que
esto se ha visto como una representación del difunto.

IV. LA PARED LATERAL OESTE.

En el lado oeste, un cortejo de influencia etrusca, muestra a tres personajes: un


hombre barbado vestido con un manto avanzando y apoyado en un nudoso bastón,
este personaje ha sido interpretado por Mario Napoli (Napoli, Mario 1970, p. 145)
como un “paidagogos” (los paidagogos desempeñaron un papel educativo tradicional e
importante en la sociedad griega antigua, aunque no daban una enseñanza formal,
tenían la responsabilidad de acompañar a los jóvenes a la escuela y de seguir y
supervisar su formación); un hombre joven que lleva una clámide de color azul y,
finalmente, un personaje de edad infantil/adolescente tocando el aulós, este último
personaje presenta un rostro pálido y lleva una túnica de color blanco.

Tumba del Nadador, lastra oeste, escena de procesión


Esta escena podría simbolizar las tres edades de la vida y es juzgada como la más difícil
de interpretar y entre estas interpretaciones se ha apuntado a que podría tratarse de
la representación de un Kômos (una procesión ritual festiva en la antigua Grecia) por la
presencia en el centro del trío del joven efebo que ejecuta un paso de baile y saluda a
uno de los invitados situados en la pared norte. Según Daisy Warland “la procesión
ilustraría la integración del difunto en su nueva vida, después de su regeneración junto
al mar, figurada en la tapa” (Warland, D. 1999, p. 203). Por tanto, los cinco frescos de
la tumba encajarían bien dentro de la misma unidad temática.

LOS CONTEXTOS GRIEGO, ETRUSCO Y LOCAL.

La noticia del descubrimiento de la tumba animó el VIII Convenio Tarantino sobre la


Magna Grecia, donde fue presentada la tumba poco después de su descubrimiento en
medio de un clima de gran expectación. De este hallazgo se hizo eco rápidamente toda
la prensa internacional y no solo en las publicaciones científicas. Mario Napoli, desde el
momento de su descubrimiento, interpretó las pinturas de la tumba como un único
ejemplo conservado de la gran pintura griega antigua (Napoli, Mario 1969, p. 9),
aunque, a día de hoy, esta tumba presenta una ubicación problemática en el contexto
evolutivo del arte griego a causa de la infrecuencia, en el arte griego, de la costumbre
de pintar las tumbas, por otro lado, las pinturas murales en otros tipos de edificios
eran comunes en el mundo griego, pero las supervivientes son extremadamente raras.
Las interpretaciones de otros autores toman en cuenta las posibles influencias etruscas
y también la existencia de una tradición local de tumbas pintadas en Paestum. El uso
de figuraciones en las sepulturas, sustancialmente desconocido en la Magna Grecia es,
por el contrario, típico de Etruria (cabe señalar, sin embargo, que la pintura funeraria
etrusca estaba reservada solo para tumbas de grandes cámaras o con varios
ambientes, cuyas expresiones agotan casi por completo el arte pictórico etrusco, al
menos el que ha llegado hasta nosotros). La singularidad de las pinturas de la Tumba
del Nadador, por lo tanto, podría interpretarse como el resultado de la influencia de
los etruscos, ubicados al norte del río Sele, sobre la cultura de los griegos de
Poseidonia (Paestum). Incluso la asociación entre temas relacionados con el más allá y
los contextos conviviales podría verse influida por elementos artísticos y culturales
procedentes del mundo etrusco, proporcionando un testimonio completo de la
profundidad y reciprocidad en los intercambios culturales y artísticos entre las dos
civilizaciones en las dos orillas del río Sele. Al mismo tiempo, cabe señalar que las
pinturas de esta tumba, marcan notables diferencias con las representaciones
artísticas del arte etrusco, p. ej. comparemos la atmósfera suspendida de la escena de
salto, en un contexto abstracto y estilizado y con ello, fuertemente naturalista, que
impregna pinturas funerarias etruscas como las que encontramos en la Tumba de la
Caza y de la Pesca (Tomba della Caccia e della Pesca) en la necrópolis de Monterozzi,
Tarquinia y fechada en el siglo VI a.C. (Agustí Torres, Rafael 2017).
Tumba de la Caza y de la Pesca (Tarquinia, necrópolis de Monterozzi) siglo VI a.C.

El hallazgo en el entorno de Paestum de cerca de una veintena de tumbas pintadas, del


periodo griego datable a caballo entre finales del siglo VI e inicios del siglo V a.C.
parece testimoniar la existencia de una tradición local que culminaría en la Tumba del
Nadador (Zuchtriegel, G. 2016, p. 16). Entre estas tumbas, tiene una especial
importancia la Tomba delle Palmette hallada en 1998 en la necrópolis de Arcioni
ubicada muy cerca de la cinta muraria nor-occidental de Paestum y accesible al público
a partir de octubre de 2016, esta tumba presenta una lastra de cobertura pintada
donde se representa una cornisa con palmetas en los ángulos, análoga a la Tumba del
Nadador (Zuchtriegel, G. 2016, p. 9). La Tumba del Nadador no constituye el único
ejemplo de la pintura funeraria figurativa de Paestum. Cerca de ochenta años después
de su realización, la ciudad de Paestum fue conquistada por los lucanos, cuyas tumbas
presentan un rico ciclo de representaciones.

Tumba lucana pintada (Museo Archeologico Nazionale di Paestum)


Lastra tumbal lucana, siglo IV a.C. (Museo Archeologico Nazionale di Paestum)

Fechadas, sobre todo, a partir de mediados del siglo IV a.C. algunas de estas tumbas
están expuestas en el Museo Archeologico Nazionale di Paestum en la sala contigua a
la Tumba del Nadador o, como en el caso de la Tomba di Albanella (también llamada
Tomba della Fanciulla Oferente) expuesta en el Museo Archeologico Nazionale di
Napoli. Los temas representados en la Tumba del Nadador serán reemplazados por
representaciones de carreras de carros, guerreros a caballo, procesiones funerarias,
boxeadores, perros, ciervos, cazadores, hipogrifos, temas nuevos que muestran el
cambio de la clase política de Paestum que manifiesta un cambiado clima artístico e
histórico.

Guerreros samnitas representados en la Tomba del Guerriero (Paestum) finales del


siglo V comienzos del siglo IV a.C.
La Tumba del Nadador constituye, pues, uno de los más raros ejemplos de pintura
funeraria en el mundo griego antiguo que se ha conservado hasta nosotros,
influenciada por la cultura e iconografía artística etrusca y en un contexto de
producción pictórica local, esta tumba presenta una serie de escenas pintadas al fresco
que combinan en su temática una dualidad simbólica vida/muerte ligada posiblemente
a influencias del mundo órfico-pitagórico y al pensamiento funerario etrusco.

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