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PAESTUM
Retrato del arqueólogo italiano Mario Napoli (1915-1976) descubridor de la Tumba del
Nadador
En 1969, después de una primera comunicación (Napoli, Mario, 1969, pp. 139-152) se
publicó un estudio titulado “Le pitture greche della tomba del tuffatore” (Mario
Napoli, Le Scienze 2, 1969, n. 8, pp. 9-19) en la cual se ofrece una aproximación
descriptiva de las circunstancias del descubrimiento. La tumba fue hallada cuando
Mario Napoli excavaba una pequeña necrópolis fechada entre finales del siglo VI e
inicios del siglo V a.C. y situada en la zona de Tempa del Prete (Napoli, Mario 1970, p.
59) -el término “tempa” se usa locamente para indicar una pequeña elevación o una
ondulación del terreno- a unos 1,5 km al sur de la antigua ciudad griega de Paestum
(Poseidonia o Posidonia fundada por colonos procedentes de Sybaris) ciudad situada
en la Magna Grecia, en la región de Campania, provincia de Salerno y declarada
Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO en 1998.
Paestum, vista del segundo templo de Hera o Apolo (primer plano) y del primer templo
de Hera (al fondo)
DESCRIPCIÓN
Las lastras están realizadas en piedra calcárea de toba (tufo) local que, en el momento
del descubrimiento, se hallaban entre ellas debidamente interconectadas y estucadas
con gran precisión, tanto que no se encontraron restos de tierra acumulados en su
interior. El pavimento de la tumba estaba constituido por el mismo basamento rocoso
sobre el cual se realizó la tumba, las pinturas estaban perfectamente conservadas,
salvo en el estuco de la zona sur, que estaba un poco erosionado (Napoli, Mario 1970,
p. 67)
Las pinturas de las cuatro lastras presentan una escena de simposio y la lastra del
techo (cobertura) contiene la famosa escena que da su nombre a la tumba: un joven
arrojándose hacia las ondeantes aguas de una corriente. Han podido distinguirse dos
artistas, de los cuales el menos habilidoso es el que decoró la pared sur (Holloway, R.
R. 2006, p. 373). La importancia de los sorprendentes frescos de la tumba es que
parecen ser “el único ejemplo de pinturas griegas que contienen escenas con personas
que datan del periodo orientalizante, arcaico o clásico que hayan sobrevivido en su
totalidad. De los miles de tumbas griegas que se conocen pertenecientes a estos
periodos (c. 700 – 400 a.C.), esta es la única decorada con frescos representando
personas” (Holloway, R. R. 2006, p. 365).
DATACIÓN
Los objetos del ajuar funerario (en particular la lekythos ática con técnica realizada en
torno al año 480 a.C.) y en base a las consideraciones estilísticas, han permitido una
clara datación de la tumba en el decenio comprendido entre los años 480 y 470 a.C.
(Napoli, Mario 1970, p. 68). La tumba se sitúa en la época dorada del arte pestano, en
un contexto político-social que había, menos de veinte años antes, realizado la
edificación del templo de Hera (erróneamente llamado de Ceres) y que conduciría, en
el período de dos o tres décadas, a la aparición del ejemplo más completo de la
arquitectura de Paestum, el famoso segundo templo de Hera o Apolo.
INTERPRETACIÓN DE LA ICONOGRAFÍA
La lastra de cobertura está decorada con una imagen única en el arte griego: un joven
salta desde una plataforma para zambullirse en el agua, una interpretación sería la
representación del difunto, quien en su vida habría sido un atleta y la natación su
actividad más destacada. Sin embargo, este motivo, situado sobre la bóveda celeste y
frente al difunto, puede eventualmente simbolizar el salto hacia lo desconocido (este
salto no tiene nada que ver con los antiguos Juegos Olímpicos donde esta disciplina no
estaba reconocida). Se puede observar que el hombre se lanza hacia una extensión de
agua de superficie convexa, que representa el mar (okéanos), destaca igualmente la
recurrencia del número “7”, presente en la representación de un juego de columnas
desde donde salta el nadador así como en las ramas de los árboles, que son olivos. Este
número simboliza la regeneración. Las ramas de los árboles pueden también significar
una mejoría de la existencia una vez que el difunto ha entrado en el más allá (el Hades,
el “invisible”): se puede observar que el árbol situado a la derecha y localizado
alrededor del nadador, quiebra sus ramas en algunas zonas, mientras que el otro árbol
situado a la izquierda, está completamente erguido. En la representación de este salto
ubicado en la lastra de cobertura de la tumba, el artista quiso, al mismo tiempo, rendir
homenaje a las cualidades atléticas del difunto y simbolizar, en el mismo gesto, el paso
del tiempo y el cambio de estado, la vida por tanto.
El más allá, el mundo del Hades, está posiblemente representado por lo que se halla
debajo del agua (donde está lo no visible, lo desconocido), la frontera entre el mundo
de los vivos y el de los muertos está representada por esta columna o estructura desde
donde salta el personaje. De hecho, la plataforma desde la cual se ha lanzado el
nadador quizás haga referencia a las “pulai”, las míticas columnas colocadas por
Heracles para señalar los confines del mundo y que marcan, además, los límites del
conocimiento humano. Grecia es un territorio rodeado de aguas donde los naufragios
eran comunes y su mitología nos muestra que los muertos se sumergirán en el agua o
la atravesarán navegando. El Hades estaba rodeado de aguas, como la laguna Estigia y
el río Leteo, y por ello no debería sorprendernos que la zambullida pueda ser una
metáfora de la muerte. La superficie del agua representada en la pintura y según la
opinión de Mario Napoli, con su horizonte curvo y ondulado, representaría el mar
abierto (Napoli, Mario 1970, p. 154), la postura atlética tan cerca del trampolín que
hace que el saltador se vea casi como una mosca, simbolizaría el tránsito hacia un
mundo de conocimiento: un horizonte diferente al del conocimiento terrenal al que
accede el joven de acuerdo con las convenciones y experiencias ejemplificadas en las
prácticas del symposio: el abandono al vino, al eros y al arte (sea música, canto o
poesía).
Las paredes laterales que comprenden dos de las otras cuatro lastras representan un
banquete, interpretando esquemas típicos y de amplia difusión en la cerámica
contemporánea de figuras rojas, mostrando a diez personajes: estas escenas reviven
las alegrías de la vida terrestre (poesía, música, amor, amistad) y provocan la nostalgia
de lo que fue y ya no existe, la lectura de estas escenas debe realizarse de derecha a
izquierda.
Esta pintura representa un banquete que reúne a cinco participantes masculinos (los
comastes) situados en klinai (un hombre solo y dos parejas), bebiendo, descansando y
tocando instrumentos musicales, se trata de un symposio (Platón nos describe uno en
La República, Libro II, 363 C). La pareja de la izquierda toca un aulós mientras que su
pareja manifiesta estar entusiasmada por la música y no por los efectos de la bebida, la
pareja del centro se entretiene charlando y, finalmente, la figura de la izquierda,
sentada sola en una kliné, sostiene una lira en una mano y en la otra, entre el pulgar y
el índice, un huevo. Es este personaje “el que está más cerca de la cabeza del difunto”
(Mario Napoli), “El huevo, ofrenda funeraria omnipresente (en las tumbas simboliza no
solamente la fecundidad, sino más intensamente la pujanza vital en la muerte y la
resurrección” (Warland, D. 1999, p. 196), para Mario Napoli se trataría de un elemento
referido a un contexto cúltico órfico-pitagórico (Napoli, Mario 1970, p. 141).
Como en la pared lateral sur, se pueden ver aquí cinco invitados recostados en klinai y
que se diferencian de los cinco anteriores. La pareja situada a la derecha, aparece en
una “escena amorosa”, que pudiera estar relacionada con la paideia o con juegos
eróticos.
Esta pareja es observada por uno de los personajes del centro, mientras que los otros
dos, a la izquierda, se divierten jugando al kottabo cuyo significado es, igualmente
erótico (Warland, D. 1999, p. 195). Es la pareja “enamorada” la que se encuentra más
cerca de la cabeza del difunto y la que se dispone a ser servida por la oinochoe. Desde
su descubrimiento, algunos motivos de esta tumba, incluido el banquete de la “escena
amorosa”, pero también el salto del nadador, se han utilizado ampliamente para
ilustrar el tema de la homosexualidad. De los diez hombres que participan en el
banquete, hay cuatro parejas y dos hombres solos. Según Daisy Warland no existe una
repetición de las parejas erastes-eromene (tres veces), a saber, la incorporación de un
hombre joven (presencia de pelusa facial sobre las mejillas) y de un hombre más
maduro (pilosidad facial avanzada), esta conjunción manifiesta evoca “la iniciación
sexual en las sociedades de hombres arcaicos y, más generalmente, la pujanza vital”
(Warland, D. 1999), no se trata, por tanto, de la homosexualidad en el sentido
contemporáneo del término, sino de una sexualidad ritual y codificada entre los
hombres, lo que no excluye a la mujer (Sergent, B. 1981). Mario Napoli y Agnès
Rouveret hacen notar que el dibujo preparatorio es mucho más preciso aquí que en la
pared lateral sur. El hombre (más joven) es tomado por la nuca y su vestimenta está
particularmente detallada, ocupa el lugar de honor en el orden del simposio por lo que
esto se ha visto como una representación del difunto.
Fechadas, sobre todo, a partir de mediados del siglo IV a.C. algunas de estas tumbas
están expuestas en el Museo Archeologico Nazionale di Paestum en la sala contigua a
la Tumba del Nadador o, como en el caso de la Tomba di Albanella (también llamada
Tomba della Fanciulla Oferente) expuesta en el Museo Archeologico Nazionale di
Napoli. Los temas representados en la Tumba del Nadador serán reemplazados por
representaciones de carreras de carros, guerreros a caballo, procesiones funerarias,
boxeadores, perros, ciervos, cazadores, hipogrifos, temas nuevos que muestran el
cambio de la clase política de Paestum que manifiesta un cambiado clima artístico e
histórico.
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