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Dorothea Melcher
Resumen
Abstract
After summing up the history and theory of cooperativism at a general level, the
author examines its organization in Venezuela and the problems that have
accompanied it on the basis of an analysis of different recent experiences.
Habría primero que distinguir entre las comunidades históricas (de indígenas), cuyas
tradiciones de colaboración sobreviven en muchos lugares del mundo y, por
supuesto, en Venezuela (como mano´e vuelta, cayapa, etc.), y las modernas
cooperativas que surgieron como respuesta al avance de la industrialización
capitalista. Aquellas comunidades fueron establecidas sobre todo por lazos de sangre
y ocupación de territorios de propiedad común en los que los trabajos de caza, pesca,
recolección, limpieza del bosque, siembra y cosecha se compartían, así como la
producción de instrumentos de trabajo y la construcción de casas.
La separación de un grupo de jefes del común de los miembros de la comunidad
cambió la estructura igualitaria tradicional de las comunidades e introdujo una
diferenciación que incluye la merma del proceso democrático y de la igualdad en el
disfrute de los resultados económicos de los trabajos. En el sistema de Estados
indígenas, las comunidades fueron obligadas a entregar excedentes (rentas) a sus
superiores (civiles, militares, religiosos) y fueron castigados en colectivo si fallaban.
En el feudalismo europeo, con elementos más individuales, se mantenían sistemas
colectivos agrarios de rotación de tierras y de obligaciones de servicio hacia los
señores. Lo más importante era el uso común de los bosques, de cacería y pesca, y
su apropiación violenta por parte de los señores fue un elemento adicional para
eliminar el sistema comunitario.
La idea del cooperativismo ha sido empuñado por los ideólogos del desarrollo
económico en los países en vías de desarrollo, para contraponer una alternativa social
y democrática a la estructura capitalista dependiente y el predominio de latifundistas
e industriales, de los cuales muchos están ligados a intereses extranjeros. Sin
embargo, la intervención de los gobiernos y/o las burocracias desarrollistas ha
limitado el desempeño autogestionario y autoadministrativo.
A partir de los inicios del siglo XX, también en Venezuela se crearon cooperativas de
ahorro, de servicios, de construcción y de producción, sobre todo agropecuaria. Uno
de los teóricos del cooperativismo en Venezuela, Carlos León, alumno del
cooperativista francés Charles Gide, estuvo preso desde 1914, tuvo que exiliarse a
partir de 1923 por la persecución gomecista y encontró un fértil campo de trabajo en
México, en los años 30. En el exilio tuvo influencia ideológica en los jóvenes
opositores contra Gómez, en los que llegaron a ser comunistas y también en los que
resultaron ser de Acción Democrática. En los años 30, 40 y de nuevo después de
1958 fueron muy vivos el debate y los esfuerzos de crear soluciones cooperativistas,
sobre todo en relación con la Reforma Agraria.
Cuando Hugo Chávez llegó al poder, en 1999 había 762 cooperativas legalmente
registradas, compuestas de unos 20.000 asociados. Las cooperativas anteriores al
actual gobierno eran principalmente entidades de crédito. También hubo
cooperativas de transporte, de los propietarios de taxis y autobuses.
Promoción del cooperativismo por parte del gobierno de Hugo Chávez Frías
Los enfoques cooperativistas fueron apoyados desde el principio por parte del
gobierno de Hugo Chávez Frías. Las pocas experiencias aprovechables en el país
fueron ampliadas con la búsqueda de consejeros extranjeros, y en el transcurso de
las peleas políticas se modificaron varias veces los instrumentos y enfoques para la
planificación económica que se dice debe llevar a la economía socialista en el país. El
hecho de que muchas industrias y empresas privadas hayan recibido créditos como
apoyo por parte del Estado, o hayan logrado altas ganancias por contratar con éste
(petrolero rico) al venderle a sobreprecios, lleva a la consideración de que también
podrían ser estas empresas de administración pública, y que esta administración sea
bajo formas de cooperativas o en formas de autogestión o cogestión.
Cooperativas agrarias
Uno de los primeros intentos fueron los llamados Saraos (Sistema de Asociaciones
Rurales Auto-Organizadas). Estuvieron relacionados con proyectos de planificación
regional cuya inspiración data de los años 60, mediante los cuales planificadores han
buscado la manera de colonizar y poblar las regiones llaneras (y otras poco pobladas)
y así poder desconcentrar la población de los centros urbanos alrededor de Caracas.
Se asignaron terrenos y recursos para la fundación de nuevas poblaciones en
regiones fronterizas y en el Eje Orinoco-Apure. Algunos SARAOS se dedicaron a
asentar parte de la población damnificada del gran deslave del estado Vargas de
diciembre de 1999. Al parecer, la idea de comunidades que cultivaban y elaboraban
productos locales con estructura cooperativista no tuvo mucha resonancia, y de
hecho estos proyectos parecen a la fecha estar abandonados.
Los campos estaban arados y sembrados solamente con dos cultivos: yuca y patilla.
Esta decisión se debió, al parecer, a los consejeros técnicos de la institución Fondafa
que decidía y asignaba los créditos para los proyectos productivos. La queja de los
miembros de la cooperativa fue que esta institución había necesitado mucho tiempo
para liberar el dinero y así la siembra se había retardado mucho. Además se quejaron
del hecho, que un día se les había entregado como parte de su proyecto una enorme
máquina cosechadora de maíz (estaba allí) para la que no tenían ningún uso ni la
habían pedido; pensaban en prestarla a otras cooperativas que la podían utilizar...
La máquina sembradora de palitos de yuca tuvo severos problemas mecánicos y tuvo
que ser dejada de lado. La siembra de muchas hectáreas de patilla planteó el
problema de cómo se iban a llevar al mercado. No se había planificado un
procedimiento de venta para ninguno de los productos de la cooperativa, ni
actividades de elaboración posteriores de la cosecha. La yuca se pensaba vender a
una agroindustria de fécula en la zona, y la patilla a la venta directa con el camión
de la cooperativa. No existía un análisis del mercado y de la posible competencia de
los otros productores en la zona (resultó más tarde que el problema se solucionó
porque todas las plantas se secaron por una plaga y no hubo cosecha. Por la
consejera del INTI la cooperativa había asegurado la cosecha y así no perdió la
inversión inicial).
El Vallecito es la franja izquierda del río Mucujún, parte del Valle Grande, declarado
en 1986 Zona Protectora por ser la fuente más importante de agua potable para la
ciudad de Mérida (unos 350.000 habitantes). Hay un espacio de tierras baldías y
agua propia que eran propiedad del sindicato de los trabajadores de la empresa
eléctrica estatal Cadafe, con un proyecto de ciudad vacacional que nunca se realizó.
La muy activa Asociación de Vecinos de El Vallecito (organización de base anterior al
gobierno de Chávez) y una organización propia de educación ambiental (Niños
cuidadores del ambiente) había solicitado este espacio para sembrar un bosque
vecinal, a fin de estabilizar la montaña arenosa del terreno y aumentar la capacidad
de retención de agua. Cadafe hace unos años había rechazado esta solicitud.
Por personas con motivación política, cuya residencia se encuentra fuera de la zona
de El Vallecito, fue fundado en marzo de 2006 un consejo comunal, que no cumple
con las reglas con respecto a miembros y reglamento; recibieron financiamiento
(antes de las elecciones de diciembre de 2006) y solicitaron terrenos en la zona para
actividades de desarrollo endógeno. Esta actividad fue promovida por activistas del
chavismo, sobre todo del PCV, en la otra parte del Valle Grande con los cuales los
habitantes de El Vallecito no tienen mucha afinidad política. Los pobladores de El
Vallecito no se enteraron de que el espacio de Cadafe había sido expropiado por parte
del INTI (Instituto Nacional de Tierras) para fines de Reforma Agraria, y fueron
sorprendidos en abril de 2007 con la presencia de la Guardia Nacional y 15 grupos
de cooperativistas, casi todos de fuera de la zona, a quienes se les había asignado
partes de las 36 hectáreas. expropiadas.
En conclusión, en este último caso hay que resaltar que la obligación de fundar y
mantener activos sus Consejos Comunales ha sido un enriquecimiento de la actividad
ciudadana local, ha llevado a una mejor identificación y activación de los vecinos con
su propio entorno, se ha renovado el debate sobre la tarea de la protección ambiental
y sobre actividades económicas alternativas. De esta manera ha mejorado la calidad
de la participación democrática de la gente. El choque de ideas desarrollistas de
intensificación y apertura hacia la economía urbana, por un lado, con las tendencias
de conservación y actividades tradicionales de los habitantes de lugar, por otro lado,
se lleva a cabo con mayor participación y clarificación de los vecinos. El resultado no
está definido. En parte el proceso fue iniciado por la polarización política, pero al
parecer ha dominado la cohesión social del vecindario tradicional.
4. Conclusiones
Bibliografía
5. Nothegger, Barbara: Land und Freiheit (sobre cooperativa Catende en Brasil). En:
http://www.datum.at/0306/stories/1790241/ [ Links ]
9. Genossenschaften en: Staatslexikon. Ed. Verlag Herder, Freiburg, Basel, Wien. pp.
876-84 [ Links ]
11.Venezuela:MINEP/SUNACOP/Siscoop/Fondafa/Nudes/http://www.abn.info.ve/
[ Links ]
reveciso@faces.ucv.ve