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Menos solicitó veloz saeta Suspiros tristes, lágrimas cansadas, Tal como al fin el tiempo lo transforma en sí mismo,

destinada señal que mordió aguda; que lanza el corazón, los ojos llueven, el poeta despierta con su desnuda espada

agonal carro por la arena muda los troncos bañan y las ramas mueven a su edad que no supo descubrir, espantada,

no coronó con más silencio meta de estas ramas a Alcides consagradas; que la muerte inundaba su extraña voz de abismo.

que presurosa corre, que secreta Mas del viento las fuerzas conjuradas, Vio la hidra del vulgo, con un vil paroxismo,

a su fin nuestra edad. A quien lo duda, los suspiros desatan y remueven, que en él la antigua lengua nació purificada,

fiera que sea de razón desnuda, y los troncos las lágrimas se beben, creyendo que él bebía esa magia encantada

cada Sol repetido es un cometa. mal ellos, y peor ellas derramadas; en la onda vergonzosa de un oscuro exorcismo.

¿Confiésalo Cartago y tú lo ignoras? Y aun de mi tierno rostro aquel tributo Si, hostiles a las nubes y al suelo que lo roe,

Peligro corres, Licio, si porfías que dan mis ojos, invisible mano bajo-relieve suyo no esculpe nuestra mente

en seguir sombras y abrazar engaños. de sombra o viento me lo deja enjuto, para adornar la tumba deslumbrante de Poe,

Mal te perdonarán a ti los las horas, porque alquel ángel fieramente humano que, como bloque intacto de un cataclismo oscuro,

las horas que limando están los días, no crea mi dolor, y así es mi fruto este granito al menos detenga eternamente

los días que royendo están los años. llorar sin premio y suspirar en vano. los negros vuelos que alce el Blasfemo futuro.
Miré los muros de la patria mía, Érase un hombre a una nariz pegado, Cerrar podrá mis ojos la postrera
si un tiempo fuertes ya desmoronados Érase una nariz superlativa, sombra, que me llevaré el blanco día;
de la carrera de la edad cansados Érase una alquitara medio viva, y podrá desatar esta alma mía
por quien caduca ya su valentía. Érase un peje espada mal barbado; hora, a su afán ansioso linsojera;

Salime al campo: vi que el sol bebía Era un reloj de sol mal encarado. mas no de esotra parte en la ribera
los arroyos del hielo desatados, Érase un elefante boca arriba, dejará la memoria en donde ardía;
y del monte quejosos los ganados Érase una nariz sayón y escriba, nadar sabe mi llama la agua fría,
que con sombras hurtó su luz al día. Un Ovidio Nasón mal narigado. y perder el respeto a ley severa:

Entré en mi casa: vi que amancillada Érase el espolón de una galera, Alma a quien todo un Dios prisión ha sido,
de anciana habitación era despojos, Érase una pirámide de Egito, venas que humor a tanto fuego han dado,
mi báculo más corvo y menos fuerte. Los doce tribus de narices era; medulas que han gloriosamente ardido,

Vencida de la edad sentí mi espada, y no Érase un naricísimo infinito, su cuerpo dejarán, no su cuidado;
hallé cosa en que poner los ojos que no Frisón archinariz, caratulera, serán ceniza, mas tendrán sentido.
fuese recuerdo de la muerte. Sabañón garrafal morado y frito. Polvo serán, mas polvo enamorado.
SONETO SOBRE ORFEO Y EURÍDICE

Suspende el Tracio joven el quebranto En vano se me oponen las montañas


de la confusa cárcel del Olvido; con nuevos riscos de cuajada nieve,
la cítara suspende el alarido y en vano el Aquilón sus alas mueve,
y la süave voz el triste llanto. derribando cortijos y cabañas,

Sisifo se sentó sobre su canto, que el fuego que yo traigo en mis entrañas
y Tántalo pudiera haber cogido bastará a derretirla en tiempo breve,
la manzana fugaz sin ser temido y si a luchar con él mi fe se atreve,
el tribunal atroz de Radamanto. no será la mayor de sus hazañas.

Ya Eurídice pasaba los umbrales Y si un hombre triunfó de su violencia,


del Orco, ¡ay triste! Mírala y volvieron pasando por los Alpes las banderas,
él a su llanto y ella a su cadena. que llevaron a Italia muerte y luto,

¡Oh amor, cuán juntos das bienes y males! no hallarán las que sigo resistencia;
Pues en un mismo amante causa fueron que son de un Dios que abarca las esferas,
la voz del bien, los ojos de la pena. terrible, vengativo y absoluto.
TELLO pero el doloroso exceso y envuelto en su sangre veo
Dejadme entrar. en tus puertas le ha dejado, a don Alonso expirando.
si no desmayado, muerto. Aquí, gran señor, no puedo
REY Con esto yo, que le sirvo, ni hacer resistencia al llanto,
¿Quién da voces? rompí con atrevimiento ni decir el sentimiento.
tus guardas y tus oídos:
oye, pues te puso el cielo REY
CONDESTABLE
la vara de su justicia ¡Extraño caso! Dime,
Con la guarda un escudero
que quiere hablarte. en tu libre entendimiento, pues pudiste conocerlos,
para castigar los malos ¿quién son esos dos traidores?
y para premiar los buenos: ¿Dónde están? Que ¡vive el cielo,
REY la noche de aquellas fiestas de no me partir de aquí
Dejadle. que a la Cruz de Mayo hicieron hasta que los deje presos!
caballeros de Medina,
CONDESTABLE partió de Medina a Olmedo TELLO
Viene llorando y pidiendo don Alonso, mi señor, Presentes están, señor:
justicia aquel ilustre mancebo
don Rodrigo es el primero,
que mereció tu alabanza,
y don Fernando el segundo.
REY que es raro encarecimiento.
Hacerla es mi oficio. Quedéme en Medina yo,
como a mi cargo estuvieron CONDESTABLE
Eso significa el cetro.
los jaeces y caballos, El delito es manifiesto,
para tener cuenta dellos. su turbación lo confiesa.
TELLO
Invictísimo don Juan, Cuando partí de Medina,
que del castellano reino, y al pasar un arroyuelo, D. RODRIGO
puente y señal del camino, Señor, escucha...
a pesar de tanta envidia,
gozas el dichoso imperio: veo seis hombres corriendo
con un caballero anciano hacia Medina, turbados, REY
vine a Medina, pidiendo y aunque juntos, descompuestos. Prendedlos
justicia de dos traidores; Paso adelante, ¡ay de mí!, y en un teatro mañana
cortad sus infames cuellos.
En llegando a esta pasión, Sueña el rey que es rey, y vive Sueña el rico en su riqueza, Yo sueño que estoy aquí

un volcán, un Etna hecho, con este engaño mandando, que más cuidados le ofrece; destas prisiones cargado,

quisiera sacar del pecho disponiendo y gobernando; sueña el pobre que padece y soñé que en otro estado

pedazos del corazón. y este aplauso, que recibe su miseria y su pobreza; más lisonjero me vi.

¿Qué ley, justicia o razón, prestado, en el viento escribe, sueña el que a medrar empieza, ¿Qué es la vida? Un frenesí.

negar a los hombres sabe y en cenizas le convierte sueña el que afana y pretende, ¿Qué es la vida? Una ilusión,

privilegio tan suave, la muerte, ¡desdicha fuerte! sueña el que agravia y ofende, una sombra, una ficción,

excepción tan principal, ¿Qué hay quien intente reinar, y en el mundo, en conclusión, y el mayor bien es pequeño:

que Dios le ha dado a un cristal, viendo que ha de despertar todos sueñan lo que son, que toda la vida es sueño,

a un pez, a un bruto y a un ave? en el sueño de la muerte? aunque ninguno lo entiende. y los sueños, sueños son.

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