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CHATARRA

La mayor parte de la chatarra es clasificada según el tipo de material: hierro,


cobre, aluminio, zinc, plomo, latón, bronce…., de acuerdo a esto se realiza el tipo
de tratamiento para su reutilización.
Los vehículos entran cargas de chatarra a la planta los cuales son pesados en
básculas puente electrónicas homologadas. Se realiza la inspección visual y
comprobación de la calidad con la que llega es decir el estado del metal por lo
que generalmente llega en gran parte con oxidación y esto se trata de separar
con otros afectados igualmente para dar un mayor tratamiento al metal.
Estos materiales se clasifican de acuerdo a su naturaleza
 Férrico: chatarra de hierro y acero
 No férrico: desperdicios, chatarra de otros metales: cobre, bronce, latón,
aluminio, níquel, etc.
 Mixta: chatarra de acero o hierro previamente mezclada de otros metales
o aleaciones.
Propia o de origen: La generada en la fábrica, refinería, o fundición, y que, en
general, es recuperada y utilizada de nuevo en la misma planta.
De origen industrial: La chatarra procedente de recortes y mermas surgidos en
el proceso de elaboración de un producto de consumo (electrodomésticos, latas
y envases de acero, aerosoles, maquinaria, barcos, automóviles, trenes, etc.) en
el que intervienen productos metálicos.
Obsoleta: La chatarra procedente de productos ya obsoletos que han cumplido
su vida de uso. En general, esta chatarra representa un porcentaje muy
importante de los residuos metálicos, pero su aprovechamiento requiere de
importantes esfuerzos relacionados con su recogida, clasificación, recuperación
y reciclado de los productos metálicos asociados. Es el caso de los Residuos de
Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEEs) y Vehiculos Fuera de Uso (VFUs)

CHATARRA A UTILIZAR “metales ferrosos”


El acero y el hierro, al igual que el resto de los metales, puede ser reciclado una
vez que su uso inicial ha llegado a su término un número prácticamente ilimitado
de veces, sin perder calidad, y cualquiera que haya sido su origen. Tal y como
se mencionó anteriormente, las principales fuentes de chatarra de hierro y acero
provienen del fin de uso de productos (electrodomésticos, envases, aerosoles,
máquinas, automóviles, etc.) y de mermas industriales (tanto propia como
industrial).
Son fácilmente identificables en los residuos a través de la separación
magnética. Si se logra obtenerlo sin ningún tipo de contaminantes, se trata de un
material 100% reciclable y puede reciclarse un gran número de veces donde la
única limitación al rendimiento del reciclado viene determinada por tres factores:
– La efectividad del proceso de recuperación de los usos previos

– La efectividad del sistema de recolección y selección

– Las dificultades técnicas del reprocesamiento


El acero suele encontrarse con algunos elementos que complican su reciclaje
como las varillas con hormigón o tuberías enterradas. En otros casos, es
necesario eliminar la presencia de contaminantes en el mismo para aumentar el
rendimiento del proceso.

Toda esta chatarra ferrosa, una vez prensada en forma de grandes balas
compactadas, es enviada nuevamente a las acerías, donde el proceso de
obtención de nuevos productos siderúrgicos (tanto aceros como fundiciones) a
partir de chatarras férricas se realiza mediante hornos eléctricos (ciclo
electrosiderúrgico).

TRATAMIENTO DE LA CHATARRA

Si un residuo metálico está sumamente contaminado (con hidrocarburos,


pinturas, ..etc), aunque se realice el prensado del mismo, no se eliminan las
sustancias nocivas que pueda contener. Por ello, para poder obtener un metal
completamente reciclado y óptimo para su posterior uso, es necesario realizar
otro procedimiento que es muy parecido al que hablábamos en el ultimo articulo
sobre el reciclaje de plástico. El metal se tritura, se lava y se almacena hasta su
posterior traslado a la acería para su tratamiento final.

Usando maquinaria adecuada podemos obtener tiras de metal con tamaños


entre 20-40 cm procedentes de los envases de metal contaminados. Estas pasan
por un tromel (un cilindro de unos dos metros de longitud) donde el metal se
mantiene en contacto con una disolución de hidróxido sódico que elimina toda
los contaminantes incrustados en el metal. Esta disolución se encuentra siempre
en recirculacion y únicamente se cambia cuando se encuentra realmente
agotada y su poder de limpieza ya no es efectivo. Posteriormente, estas tiras de
metal que hemos realizado pueden prensarse para su reducción de volumen y
mejorar el transporte al gestor final del metalo realizar un transporte a granel en
contenedores adecuados, dependiendo de las exigencias del mercado en cada
momento.

Así, debemos tener en cuenta que dependiendo de la contaminación que tenga


un residuo ferroso, deberemos elegir una técnica u otra. En el caso de que el
metal provenga de recogida selectiva, desmontaje de RAEE’s o de VFUs
podremos elegir realizar un prensado y transporte a reciclaje final. En caso de
tener metal contaminado, procedente de envases industriales, por ejemplo, se
deberá realizar la des contaminación del residuo para mejorar su posterior
tratamiento final y las condiciones medioambientales del mismo.

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