Ensayo sobre los placeres de la imaginación, Joseph Addison

Julieta Martínez Jiménez

Algo que, sin duda es indispensable para Addison, escritor y político inglés, en cuanto a la
imaginación, es el sentido de la vista. A través de ella explica que los seres humanos son
capaces de transformar su realidad, convirtiéndola en algo extraordinario. Los placeres los
divide en primarios, definiéndolos como aquellas sensaciones que proporcionan los propios
objetos que tienen como elemento esencial, que los tenemos presentes. Por otro lado, los
secundarios son, según él, aquellas sensaciones que provienen de manera particular, de las
imágenes e ideas a partir de recuerdos o evocaciones.

Sin embargo, los placeres no son poca cosa. Sólo la persona con una imaginación vivaz y
delicada. "...contempla el mundo bajo una luz especial descubriendo muchos encantos que,
para la mayor parte de la humanidad, permanecen ocultos." (Addison Aconseja
involucrarse en los placeres inocentes. Además, afirma que los placeres de la imaginación
son mejores para la salud que los del entendimiento: depuran la imaginación y alivian la
melancolía y aflicción.

Otro factor que despierta la imaginación, son las vistas novedosas. Se plantea como un
alivio del hastío cotidiano, pero "...sin dexar que su atencion se detenga largo tiempo en un
objeto y se fastidie." (140) Así mismo, los paisajes en movimiento provocan agitación y
alivio en los pensamientos.

No obstante, la belleza juega el papel más importante, "...nada hay que mas directamente
camine al alma.", que a su vez se somete a elementos como, por ejemplo, la simetría,
ordenación, variedad de colores, etc. A pesar de lo ya mencionado, Addison admite que no
se puede señalar una causa eficiente de este placer. Su último recurso es reflecionar lo que
es agradable y desagradable al ánimo.

En conclusión, podremos crear grandes y admirables obras de arte, pero la perfección de la

naturaleza siempre estará un paso delante de la humanidad.

Addison, Joseph. Los placeres de la imaginación y otros ensayos. España: La balsa de

Medusa, 1991. 129-159. Web.