Professional Documents
Culture Documents
1
España. Sobre estos textos, su interpretación y su adaptación al dogma
cristiano, realizados sobre todo por San Buenaventura, San Alberto Magno y
San Tomás de Aquino, va a levantarse todo el edificio filosófico y pedagógico
de la escolástica.
Este periodo, que algunos han llamado primer Renacimiento, se caracteriza por
un repuntar del mundo urbano frente al rural, por la aparición de una burguesía
urbana, por el surgimiento de la Universidad Medieval, y por el nacimiento de
las llamadas ordenes mendicantes, dominicos y franciscanos, que van a
gestionar estas recién creadas universidades.
2
El incipiente desarrollo de la técnica medieval mostró, por la vía de los hechos,
lo incorrecto de tales tesis. Los avances en metalurgia permitieron obtener
aleaciones más puras que los metales naturales; los molinos de viento y de
agua reemplazaron, en parte, el trabajo humano o animal, y, sobretodo, los
complicados relojes mecánicos mostraron la posibilidad de autómatas aún más
complejos. En la sociedad bajomedieval y renacentista, el mecánico, el
ingeniero y el artesano se fueron convirtiendo en una elite respetada y
valorada.
El paradigma renacentista
3
El tema neoplatónico del «alma del mundo» y el averroísta del «entendimiento
colectivo» centralizarán el contenido teórico del nuevo paradigma. A partir de
estos conceptos se sientan las bases para el paralelismo «macrocosmos
versus microcosmos», a partir del cual se basará toda la explicación del mundo
circundante{6}. Afirmar que el mundo tiene un alma equivale a decir que todos
los fenómenos deben remitirse a la confusa voluntad rectora de esta alma. En
este contexto cualquier acontecimiento es posible y no hay nada milagroso,
solo de extraordinario. El universo queda así equiparado a un «gran animal»
que mantiene conductas regulares (sucesos ordinarios), pero que también
puede sorprendernos con conductas extraordinarias (miriabilia).
4
porque hay una «demanda» de la misma en el «mercado», al margen de
cualquier consideración ética que no sea dar un buen servicio a sus «clientes».
El escepticismo renacentista
Para entender bien lo que fue el complejo mundo intelectual del Renacimiento
es mención obligada el escepticismo. Esta corriente de pensamiento pone en
duda la capacidad humana de conocer. Su aparición y desarrollo está
relacionada por un lado con la recuperación traducción de textos griegos y
romanos, pero sobretodo con la crisis intelectual y religiosa que significó la
Reforma{10}.
5
En el año 200 d.C. el escepticismo florece de nuevo en la comunidad médica
de Alejandría en torno a la figura de Sexto Empírico. En sus
obras Hipotiposi y Adversus mathematicos Sexto desarrolla su escepticismo
dogmático, sometiendo a su devastación escéptica todo tipo de disciplinas.
Para los católicos este rechazo de los criterios aceptados, la autoridad del
Papa y de los concilios, era como negar las reglas de la lógica y eliminaba la
única base para poner a prueba la verdad religiosa. La Caja de Pandora abierta
por Lutero iba a tener consecuencias trascendentales, no solamente en
teología, sino en todo el ámbito intelectual.
6
Para encontrar las verdades, prosigue Lutero, hemos de consultar la Escritura.
Es evidente que hay partes que resultan difíciles de entender, y hay cosas
acerca de Dios que seguramente nunca conoceremos; pero esto no significa
que no podamos encontrar la verdad. Depender del curso escéptico de Erasmo
era arriesgar demasiado: solo en el seguro conocimiento de las ordenes de
Dios encontraremos la seguridad.
Esta disputa entre Erasmo y Lutero indica un parte de la estructura básica del
problema del criterio. La posición de Erasmo fue continuada por los llamados
«nuevos pirronianos» o fideistas, que proclamaban su «suspensión del juicio»
frente a las cuestiones teológicas, y su adhesión fideista a la Iglesia Católica. El
fideísmo fue una posición ideológica fundamental de la Contrarreforma
francesa, aunque para muchos católicos, y parte de la jerarquía eclesiástica,
este fideísmo era escepticismo, o incluso ateísmo, disfrazado.
Una de las figuras más importantes de este «nuevo pirronismo» fue Michael de
Montaigne. En su obra fundamental, Apologie de Raimond Sebond, escrita
entre 1575 y 1576, explica sus tesis de que no se puede alcanzar la
certidumbre por medios racionales y que es necesaria la fe.
El escepticismo tuvo una gran influencia en Descartes en dos sentidos: por una
lado el deseo de superarlo y alcanzar una fundamentación inequívoca del
conocimiento. Por otra parte utilizarlo como método para desprenderse de
todos los errores y llegar a respuestas seguras, claras y distintas.
7
Otro es considerar que el pensamiento cartesiano se enfrentó directamente al
paradigma medieval, aristotélico - tomista, sin tener en cuenta la existencia de
un paradigma intelectual renacentista, basado en los conceptos de antipatía-
simpatía, y del Universo considerado como «gran animal».
8
intentar establecer contacto con los hermanos de la Rosa Cruz. Se ha
especulado mucho sobre la supuesta pertenencia de Descartes a esta secta.
Parece que la secta como tal no se constituyó hasta el siglo XVIII {16}, por lo que
parece imposible que Descartes entrara en contacto con ellos. Sin embargo,
antes de la constitución de la organización, existía un conjunto de escritores,
procedentes de ciertas sectas heterodoxas protestantes, imbuidas de
misticismo cabalista, que elaboraron un género literario esotérico, en torno a la
idea de una sabiduría universal.
9
Al iniciar su etapa de madurez Descartes sigue teniendo como objeto la
búsqueda de un saber universal rigurosamente fundado. Para ello aplica una
rigurosa y despiadada crítica escéptica a todo el conocimiento recibido, e
incluso al valor de los propios sentidos, pues estos pueden también
engañarnos. Al final llega a la siguiente conclusión: mi«yo» puede dudar de
todo, pero para dudar debe existir. El primer hecho irrefutable que se salva de
la destrucción escéptica es mi propia existencia. Este pensamiento queda
reflejado en la sentencia cogito, ergo sum (pienso, luego existo).
«Pensaré que el cielo, el aire, la tierra, los colores, las figuras, los sonidos y
todas las demás cosas exteriores no son sino ilusiones y engaños de que hace
uso (el genio maligno), como cebos, para captar mi credulidad; me consideraré
a mí mismo como sin manos, sin ojos, sin carne, sin sangre [.] y si por tales
medios no llego a poder conocer una verdad, por lo menos en mi mano está el
suspender mi juicio.»{19}
«Soy, pues, una cosa verdadera, verdaderamente existente. Más ¿Qué cosa?
Ya lo he dicho: una cosa que piensa.»{21}
10
De aquí se derivan una serie de conclusiones importante. En primer lugar
Descartes está seguro de que su «yo» existe, pero esto no demuestra en
absoluto que existan los otros «yos». Partimos de un principio de solipsismo.
11
La existencia de Dios es garantía de muchas cosas. En primer lugar es la
refutación de la hipótesis del «genio maligno», pues la perfección de Dios
implica bondad, y ello excluye que Dios quiera engañarnos.
2. Por el hecho de ser extensa, la materia tiene figura, tamaño y posición, pero
no color, olor ni sabor. Las cualidades no son objetivas.
12
9. La causa del movimiento siempre es extrínseca.
Hay que señalar que, aunque Descartes rechaza el atomismo por considerar
que la materia es infinitamente divisible, en la práctica llega a resultados muy
parecidos, pues todas las propiedades de la materia las explica por
movimientos de las partículas y por la forma y el tamaño de estas.
1. Principio de inercia
2. Principio de acción y reacción
3. Principio del movimiento rectilíneo{29}
13
La primera consecuencia de la filosofía de Descartes es el individualismo. El
«Yo» cartesiano impone lo que Heidegger llamó «metafísica de la
subjetividad». Este «Yo» soberano impone su dominio sobre todo, y se
convierte en lo que Duguin{30} ha llamado el «sujeto» del liberalismo como
teoría política más representativa de la Modernidad.
El Ser del «Yo» se identifica con el «pensar» (pienso, luego existo). De aquí
viene el Racionalismo, entendido como teoría de la Razón abstracta. En la
Modernidad proliferan los mitemas basados en abstracciones: el Hombre
abstracto de los Derechos Humanos, alejado de los seres humanos reales, la
Libertad en abstracto, que en muchas ocasiones acaba anulando las libertades
reales y concretas, el Progreso abstracto como mito que se justifica a si mismo,
etc. Así la Historia se deslegitima como producto de lo irracional, y solo cobra
sentido en la medida que se acerca a una época final, donde la racionalidad
intrínseca de este «Yo» va a alcanzar su plenitud.
14
cuerpo no es más que un mecanismo, ahora ya no mecánico, sino químico.
Todo ello el marco de un capitalismo voraz que abre la puerta a los seres
humanos a la carta y a la «privatización» de los genes.
Para Descartes las entidades de sus teorías no son reales, sino que son
postulados convenientes para ciertas finalidades prácticas. Con esto se hunde
la idea de un cosmos, y en consecuencia el mundo aparece desrealizado. Si la
realidad no está en el mundo exterior, hay que buscarla en el propio sujeto, que
es quien crea esta realidad a partir de sus hipótesis. Volvemos otra vez a la
metafísica de la subjetividad.
Descartes concibe la filosofía (entendiendo por tal el conjunto del saber) como
un árbol, cuyas raíces son la metafísica, cuyo tronco es la física y las ramas las
demás ciencias. Su ideal no es el de la ciencia especializada y
profesionalizada, sino la del hombre que busca la sabiduría. Es un
ideal helénico{35}. Sin embargo el posterior desarrollo de esta ciencia moderna,
de la que él mismo ha creado los fundamentos, destruirá este ideal. El
positivismo rechazará la metafísica, que iniciará un recorrido intelectual ajeno
ya al desarrollo de la ciencia. El técnico moderno, fruto de este positivismo,
responde al modelo babilonico{36} , es decir, del especialista en un campo
concreto del saber, ajeno al resto de la ciencia y, por descontada, a cualquier
reflexión filosófica.
15
de masa y del de gravedad le impiden ser el constructor real de la física
moderna. Este papel estaba reservado a Isaac Newton.
La física de Newton
La física de Newton tendrá por una parte una gran influencia en el desarrollo
filosófico de la Ilustración. Por otra parte sentará las bases técnicas que harán
posible la Revolución Industrial.
16
«buena ciencia» que todos quieren imitar, sino que es también una fuente de
ideas y de imágenes para las ciencias sociales, morales y políticas.
Entre esta literatura divulgadora hay que citar Course in Experimental Physics,
obra publicada entre 1730 y 1734 por Jean ThéophileDesaguliers{39}, hijo de un
pastor hugonote francés refugiado en las islas. En esta obra es notable el
empeño de manipular la física newtoniana como una justificación política de la
monarquía constitucional o incluso de la república democrática. Es curiosa la
metáfora en que se dice que el Sol de Descartes «gobierna por medio del
terror» (es decir, debido a la necesidad geométrica, como un monarca
absoluto), mientras que el de Newton «gobierna por medio del amor» (es decir,
por la atracción, como un monarca constitucional).
En los inicios del siglo XVIII, la incipiente burguesía británica en su lucha contra
la aristocracia, intenta utilizar a la física de Newton (o su particular versión de la
misma) como un instrumento ideológico. La tarea de la nueva ciencia consistía
en obtener popularidad entre sectores no ilustrados para lograr apoyos en su
lucha contra la establecida y vieja ciencia aristotélica y contra la vieja
aristocracia.
17
Este proceso no se da únicamente en Inglaterra. En este sentido es muy
importante el libro del italiano Francesco AlgarottiIlNewtonianimso per le dame,
ovveroDialoghisopra la luce, i colori e l'atrazzione, publicado en Milán en 1737,
y traducido rápidamente al francés, al inglés, al alemán, al ruso y al portugués,
y cuya decimosexta edición tendría lugar en 1812{40}.
Tenemos, en primer lugar, la analogía entre las leyes sociales de Smith y las
leyes del movimiento de Newton. La riqueza de las naciones comienza con el
tratamiento de una «fenómeno», en términos newtonianos, cuyo estatus es
similar al de los fenómenos referidos en el libro III de los Principia: la división
del trabajo. Del fenómeno de «deduce» un principio: la propensión al comercio
mediante el intercambio de bienes. El principio concuerda no sólo con el
fenómeno que está en su base, sino también con otros fenómenos observados.
Este procedimiento sigue claramente un esquema según el cual la explicación
se compone de análisis y síntesis, tal y como se prescribe en la metodología
newtoniana, a partir del cual vemos como las leyes sociales propuestas por
Smith funcionan de manera análoga a las leyes del movimiento de Newton.
19
En Inglaterra se forjó una autentica mentalidad industrial en la década de 1760
a 1770, e incluso con anterioridad{46}. La mayoría de los artífices de este
cambio poseían una notable formación científica, a pesar del notable atraso de
las instituciones universitarias donde no se impartían están ciencias. Este
aprendizaje científico-tecnológico se realizaba en parte en los propios talleres,
pero sobretodo en el seno de sociedades científico- tecnológicas que
proliferaron en las provincias inglesas.
Notas
{14}Obra citada
21
{18}Descartes, R. (1968) Discurso del Método. Meditaciones Metafísicas.
Traducción, prólogo y notas de Manuel García Morente. Madrid, Espasa Calpe,
p. 93
{36}Turró, obra citada, p. 386. Ver también Alsina (2004) obra citada.
22
{37}Sobre la importancia filosófica y política del concepto de tiempo absoluto
ver Alsina Calvés, J. (2015) Aportaciones a la Cuarta Teoría Política.
Tarragona, Ediciones Fides, pp. 31-33 y pp. 51-53.
23