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PRÓLOGO POR LEE STROBEL

UNA RESPUESTA AL NUEVO ATEÍSMO

Vida
La misión de Editorial Vida es ser la compañía líder en comunicación cristiana que
satisfaga las necesidades de las personas, con recursos cuyo contenido glorifique a
Jesucristo y promueva principios bíblicos.

EL FIN DE LA RAZÓN
Edición en español publicada por
Editorial Vida - 2009 Miami,
Florida

©2009 por Ravi Zacharias

Originally published in the USA under the title:


The End of Reason © 2008 by Ravi Zacharias
Published by permission of Zondervan, Grand Rapids, Michigan 49530

Traducción, edición, diseño interior: Grupo Nivel Uno, Inc.


Adaptación de cubierta: Good Idea Production, Inc.
RESERVADOS TODOS LOS DERECHOS. A MENOS QUE SE INDIQUE LO CONTRARIO,
EL TEXTO BÍBLICO SE TOMÓ DE LA SANTA BIBLIA NUEVA VERSIÓN INTERNACIONAL.
© 1999 POR LA SOCIEDAD BÍBLICA INTERNACIONAL.

ISBN: 978-0-8297-5653-1
CATEGORÍA: Vida cristiana / General
IMPRESO EN ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA
PRINTED IN THE UNITED STATES OF
AMERICA

09 1 0 1 1 1 2 1 3 ❖ 6 5 4 3 2 1
CONTENIDO

Palabras preliminares / 7

Prólogo / 13

El fin de la razón / 19

Notas / 133
PALABRAS PRELIMINARES

P oco después de que Sam Harris publicara su prime-


ra carta venenosa contra la religión, El fin de la fe, le
invité a debatir con un cristiano en mi programa de te-
levisión. Entró en el estudio caminando con arrogancia,
con la misma confianza suprema con que ridiculizaba al
cristianismo y a otros credos en su libro. Pero durante la
grabación, el abogado cristiano Hugo Hewitt, que debatía
con él vía satélite, venció la denigrante retórica de
Harris,
sacando a la luz las incongruencias, argumentos reciclados
y fallas en la lógica de su obra.
Al salir del estudio Harris tenía el rostro color ceni-
ciento. Sus airados ataques contra el cristianismo tal vez
le trajeran aplausos dentro de su cerrado mundo ateo, pero
no creo que haya vuelto a tratar de ponerlos a prueba contra
un informado defensor de la fe cristiana que supiera
expresarse con naturalidad.

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Sin embargo, Harris no se detuvo. Luego publicó una
segunda diatriba contra la religión, Carta a una nación
cristiana, que volvió a convocar a una audiencia bien dis-
puesta conformada por quienes carecían del conocimiento
que les permitiera ver a través de su endeble fachada.
Junto con una oleada de libros que también promovían
el ateísmo militante, por autores como Richard Dawkins,
Daniel Dennett, Christopher Hitchens y otros, las obras de
Harris han confundido a los buscadores espirituales e incluso
lograron estremecer la fe de algunos cristianos.
Ha llegado el momento de que alguien derribe a ese
dragón de la incredulidad y la falta de fe, y no se me ocurre
mejor persona para blandir la espada que mi amigo Ravi
Zacharias.
Ravi tiene credenciales únicas. Como era ateo, conoce
en persona la ruina de vivir como si no hubiera Dios, por eso
no le hace mella el falso atractivo del ateísmo que promueve
esa nueva raza de iconoclastas espirituales.
Como filósofo inteligente y logrado, Ravi puede des-
mantelar sistemáticamente los débiles argumentos a favor
del escepticismo que erige Harris y como astuto teólogo está
equipado para desaparecer las falsedades y malas in-
terpretaciones de las Escrituras que alimentan el desdén de
Harris por el cristianismo.
Con implacable lógica, impresionante conocimiento de la
literatura pertinente y profundo entendimiento de las

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religiones del mundo, unido eso a su infaltable sentido de la
gracia y la convicción, Ravi logra develar la vergonzosa
impotencia de los argumentos de Harris. Concluye entonces
que el emperador del ateísmo está desnudo, ninguno de los
frenéticos esfuerzos de Harris podrá lograr cubrir sus
espaldas.
A diferencia de Harris, Ravi Zacharias está dispuesto a
llevar los argumentos del ateísmo hasta sus lógicas con-
clusiones. Es más, dado que vivió desesperado como ateo,
sabe por experiencia personal que tal posición puede llevar a
la destrucción personal. Por eso, puede escribir no como
mero observador sin pasiones, sino como defensor
apasionado de la verdad espiritual que le rescató de una vida
de desesperanza y falta de propósito.
También yo pasé gran parte de mi vida siendo escéptico
en material espiritual. Durante ese período intenté ser
sincero en cuanto a las implicaciones del mundo ateo. No
fingía que mi ateísmo pudiera llevarnos a una nueva era de
iluminación y altruismo. Tampoco afirmaba que el mundo
sin fe en Dios de alguna manera sería un lugar mejor, más
amable.
Al contrario, sabía que mi ateísmo me arrastraba por el
camino del narcisismo, del hedonismo y la negatividad. Pero
prefería recorrer ese camino autodestructivo en vez de
fabricarme una creencia en un dios falso que no existe. Mi
actitud era que si el ateísmo representaba la mejor
descripción de la realidad, que así fuera entonces. No
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me daba grandes esperanzas para mi vida, ni mucho qué
esperar, pero la verdad es la verdad.
Finalmente, sin embargo, la conversión de mi agnóstica
esposa al cristianismo me llevó a investigar con atención
hacia dónde apunta la evidencia de la ciencia y la historia.
Quedé totalmente anonadado por la avalancha de evidencia
que sostiene y afirma al cristianismo. En mi opinión, la
respuesta más racional entonces fue depositar mi confianza
en Cristo. Como había estudiado abogacía y periodismo, no
tenía más opción que responder a los hechos.
El resultado desde entonces ha sido una serie de cam-
bios positivos en mi carácter, mis valores, mi moral, mis
prioridades y mis relaciones. A causa de mi fe en Cristo
cualquiera que me conozca puede decir que soy mejor
esposo, mejor padre, mejor ciudadano y mejor persona.
Ravi conoce muy bien la evidencia que prueba la ve-
racidad del cristianismo. En este libro, no solo refuta las
afirmaciones de Harris sino que además, presenta un caso
comprobatorio sobre la existencia de Dios. Y a pesar de las
protestas de Harris, Dawkins, Hitchens y los demás de su
clase, allí es donde reside la verdad. No hay respuestas en el
ateísmo.
Si has leído alguno de los ataques de Harris contra la fe,
te sugiero que pienses y consideres lo que dice Ravi con la
mente abierta. Proverbios 18:17 nos dice: «El primero en
presentar su caso parece inocente, hasta que

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llega la otra parte y lo refuta». Es decir que a menudo oímos
una campana y la evidencia parece convincente. Pero
cuando oímos la otra, de repente vemos que el primer
argumento cae derribado a la luz de nuevos datos y
argumentos. Sospecho que eso es lo que te sucederá cuando
leas este libro.
Así que lee y cuando hayas terminado, pásaselo a algún
amigo, cuya fe también se haya sentido estremecida por
Harris y sus cínicos compinches espirituales.
LEE STROBEL, escritor El
caso de Cristo El caso
de la fe El caso del
Creador El caso de la
resurrección
PRÓLOGO

Un estudiante universitario llega a casa e informa a


sus padres que después de haber leído un libro muy popular
escrito por un ateo, ha decidido renunciar a la fe de su
familia. Su madre, en particular, está devastada por la
noticia. El padre trata de dialogar con su hijo, pero nada
consigue. El dolor es cada vez más profundo y poco a poco,
la distancia entre ellos y el hijo aumenta. Como el juego del
silencio no funciona, la madre cae en la mayor depresión y
desesperanza. Los abuelos se involucran y ven con angustia
cómo se derriban las creencias que la familia ha atesorado
durante generaciones. Poco después, esa familia, antes unida
y en paz, se vuelve hostil y desunida. Las palabras abusivas
van y vienen entre la madre y el hijo, cada vez con mayor
frecuencia e intensidad, y los hermanos culpan al nuevo y
estridente ateísmo del joven como causa de la ruptura de la
familia. Después de una larga noche de discusiones con su
hijo, en que la madre le rogó sin éxito alguno que
reconsiderara su posición, la mujer toma una sobredosis de
medicamentos que le habían prescrito y acaba con su vida,
incapaz de aceptar lo que interpreta será la destrucción de su
familia.
Aunque sea un escenario imaginario, sospecho que en cierta
medida ha habido escenas similares más de una
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vez desde la publicación del éxito de ventas Carta a una
nación cristiana, escrito por Sam Harris. Es muy posible que
muchos jóvenes, varones y mujeres, hayan repudiado los
valores intrínsecamente vinculados a la fe en Dios, que sus
padres y antepasados guardaron y les transmitieron.
En 2005, Harris, que estudiaba para recibir un doctorado
en Stanford, publicó el primero de dos libros1 que son
absoluta y desvergonzadamente hostiles a todas las
religiones, pero, en particular, a la fe cristiana. «Es hora de
que los estadounidenses», dice Harris en esos libros, «ma-
duremos y dejemos atrás nuestras creencias religiosas». Su
poco disimulado odio por lo religioso se viste de lenguaje
fuerte e ilustraciones que buscan convencer al mundo de que
los cristianos, en especial, son en realidad bufones o
imbéciles por creer en Dios. Siempre me pareció fascinante
el modo en que los relativistas que dicen que aman la idea de
la tolerancia, terminan revelándose como los más pacatos de
todos. Así que Harris le escribe a Estados Unidos, pero más
aún al mundo entero, diciéndonos que la ciencia tiene las
respuestas a nuestras preguntas sobre la vida y que la religión
es verdugo de nuestra existencia.
Pero, ¿por qué empiezo a hablar de un trabajo tan serio
como el de Harris con una escena imaginaria como la que
acabo de presentar? Porque hay realidades que se alejan de lo
imaginario dentro de esta historia, y me pregunto qué diría
Harris ante esas posibilidades.
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Tal vez argumente que el dolor que su libro pudiera
causar en familias como la de la historia, se justifica y hasta
es necesario a veces si el joven en cuestión y otros como él,
han de dejar de creer y vivir en una mentira. ¿Te parece
conocido? También justificará el dolor causado a tantas
personas con la insistencia en el valor de su «verdad»,
mucho más importante que la destrucción de una familia.
Pero el hacerlo, hace surgir una gran pregunta ¿verdad? Si en
el microcosmos de este pequeño episodio Harris justificara la
devastación que ha causado, en beneficio de lo que él ve
como verdad, ¿por qué le niega a Dios la misma justificación
para permitir el sufrimiento en los vericuetos y posibilidades
que hay en una vida entera?
La mayor queja de Harris contra Dios es que la huma-
nidad sufre mucho en el nombre de la soberanía y bondad de
Él, pero sospecho que en su propio y diminuto mundo, haría
oídos sordos al dolor para poder proclamar la «liberación»
de la «falsedad». En una entrevista reciente, Bethany
Saltman sugirió que tal vez Harris fue demasiado lejos con
algunas de las cosas que dijo. Pero él respondió diciendo que
si tuviera una varita mágica2 con la cual pudiera erradicar la
religión o las violaciones sexuales, elegiría erradicar la
religión. Es difícil creerlo. Sencillamente oro porque
ninguno de sus seres amados sea violado y acuda a él para
encontrar consuelo. Es evidente que, aunque creer en su
ateísmo vale cualquier precio, la creencia religiosa parece
costar demasiado.
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Esta duplicidad solo es la punta del iceberg en la
intrincada arremetida de Harris contra la religión. Junto a
Christopher Hitchens, Richard Dawkins y algunos más,
convoca a la eliminación de toda creencia religiosa. «Basta
de tanta estupidez», es su grito de batalla. A cambio,
prometen un mundo de nueva esperanza y de horizontes sin
límite, una vez que descartemos este engaño de que Dios
existe. Tengo noticias para ellos. Pero son noticias que dicen
todo lo contrario. La realidad es que el vacío que resulta de la
pérdida de lo trascendente es devastador, y produce un
enorme impacto tanto en lo filosófico como en lo existencial.
El primer día de los que correspondieron a una serie de
charlas que di hace poco en la Universidad de Oxford, el
periódico local publicó la historia del suicidio del presidente
del cuerpo de estudiantes de una facultad del área. Después
de mi discurso en el salón del municipio esa mañana, no
puedo establecer con certeza cuántos estudiantes se acercaron
a decirme que en algún momento habían jugado con la idea
del suicidio.
En mis viajes por el mundo he descubierto que esa
situación es muy frecuente entre los jóvenes universitarios.
Veo también que las instituciones educativas suelen darles
enormes dosis de contenidos sin sentido. En todos los
recintos universitarios, en todas las culturas, he oído durante
horas a intelectuales, jóvenes o ancianos, que dan testimonio
de una profunda y arraigada sensación de

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vacío en su interior. Es que no hay filosofía posible en un
mundo sin Dios, que pueda darnos esperanza. Después de tres
décadas de cubrir todos los continentes y de dar innumerable
cantidad de discursos en universidades, he visto que esa
sensación de alienación y falta de sentido en la vida es la
enfermedad principal en las mentes más jóvenes. No importa
cuántos diplomas obtengan, el espectro de la falta de sentido
que acecha su existencia sigue con sus andanzas en este
universo al azar que se les presenta. Y la enfermedad del
alma, no puede curarse con escritos como el de Harris. La
euforia momentánea que tal vez acompañe a la proclamación
de la liberación se esfuma muy pronto, por lo que uno se
encuentra en las garras de la desesperanza, con una vida sin
un propósito ulterior. El marco de la perspectiva naturalista
no ofrece remedio alguno para la sensación de sofoco que eso
causa.
Estoy escribiendo El fin de la razón para decirles a to-
dos esos jóvenes, hombres y mujeres, que formulan las
preguntas más duras en cuanto al sentido de la vida, que el
ateísmo está en bancarrota y no tiene respuestas. El
emperador está desnudo y por medio de su magia verbal,
Harris se esfuerza por cubrirlo.
Puede parecer extraño que le esté escribiendo una carta
en respuesta a un hombre cuya misiva tal vez no hayan leído.
Incluso habrá quien no haya querido perder el tiempo leyendo
su texto. Sin embargo, esta respuesta tiene por intención
exponer a la luz las sistémicas contradicciones
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do la perspectiva de Harris y su advenedizo conocimiento de
las demás religiones, que ha presentado con peligrosa
confianza en su propio entendimiento. Su libro, como tantos
otros en los Estados Unidos, tiene éxito más por lo
controvertido que por la sustancia.
También quiero tratar de ser un puente, entre los hos-
tiles ateos y los que creemos en el Cristo de las Escrituras, y
en la provisión que hace nuestra Constitución y nuestra
cultura para quienes desean investigar cualquier religión
importante y evaluar su verdad o su falsedad. Lo cierto es
que la visión de Harris rechaza justamente la perspectiva del
mundo que dio forma a los Estados Unidos de Nor-
teamérica. De haber predominado su visión al momento del
surgimiento de esta nación, nuestro país no existiría. Por
fortuna, los Estados Unidos que sí se fundaron, tuvieron
raíces implícitas o explícitas en nuestra visión del mundo, a
la vez que dieron lugar a que gente como él pudiera también
creer o no creer. Los Estados Unidos según Harris
prohibirían nuestra creencia, dejando lugar solo a la
soberanía de su visión materialista o enfocada en la materia,
para toda existencia humana. A tal punto llega la demagogia
de su estridente ateísmo.
Dicho esto, quiero comenzar mi carta. Por eso verás
que mi respuesta a Harris se inicia con una historia graciosa,
aunque estoy muy seguro de que la intensidad del texto
aumentará a medida que la carta avance.
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EL FIN DE LA RAZÓN
QUERIDO AMIGO:

D os marineros australianos salen tambaleándose de


un bar en Londres y se internan en la densa nie-
bla. Buscan ayuda. Al afirmarse sobre sus pies ven que
un hombre entra al bar, pero es obvio que no vieron sus
brillantes medallas militares sobre su uniforme de gala.
Uno de los marineros espeta:
—Oye, viejo ¿sabes dónde estamos?
El oficial, notablemente molesto, responde con un
gruñido:
—¿Saben ustedes quién soy yo?
Los marineros se miran, y uno le dice al otro:
-—Ahora sí que estamos en líos. No sabemos dónde
estamos y este tipo ni siquiera sabe quién es él.
La historia es adecuada para iniciar esta discusión
porque al final de la Carta a una nación cristiana, de Sam
Harris, no sabemos quiénes somos en esencia, ni dónde
encajamos en el gran concierto de un mundo sin Dios.
-21 -
La verborragia de Harris tiene todas las marcas y señales tic
los perimidos argumentos antiguos (tipo «punto débil», «a
los gritos», etc.), que se debilitan aún más por su trágico
error en el uso de la Biblia y su falta de entendimiento del
cristianismo, así como de otras religiones también. pero,
aunque grita y patalea contra Dios, negándonos todo punto
de referencia trascendental, acepta las prerrogativas divinas
en cuanto a la definición de la vida. Su crítica es cáustica,
pero las alternativas que presenta, no ofrecen nada porque
están arruinadas. Uno de mis profesores en la universidad,
describía a un crítico que conocía de esta manera: «Sabe más
de oler huevos podridos que de poner huevos frescos». Los
huevos que Harris dice que están podridos, en efecto son
frescos. Pero los que él pone, diciendo que son frescos, están
podridos.
Al leer los libros de San Harris, El fin de la fe y Carta a
una nación cristiana, sentí que me arrastraba un remolino de
emociones, de la incredulidad a la rabia, y de allí a la más
profunda tristeza. Me pregunté si habrá algo que él considere
lo suficientemente sagrado como para no burlarse de ello.
Me produjo escalofríos ver su poco disimulada falta de
respeto, la distorsión y falta de lógica en sus pensamientos,
en una combinación que rechaza toda creencia en Dios. Todo
eso creó dentro de mí un torbellino titánico, por una razón
muy obvia: Ataca lo que cimienta lo más profundo de mí,
por lo que no hace falta que mencione que es lo mismo que
fundamenta la

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existencia de millones de personas en el mundo. El suyo es el
estilo «nada de prisioneros», porque con ambos puños ataca
en un intento por derribar toda expresión concebible de
religión, en particular al cristianismo.
Hay un dicho inglés, que dice que cuando les tiras lodo a
otros no solo te ensucias las manos, sino que también socavas
el suelo en que estás parado. Harris bien puede haber hecho
eso con su libro. Si piensa que lo que cree es noble, ha
utilizado una retórica de insultos para comunicarlo. ¿Por qué,
entonces, las burlas? ¿Por qué el ridículo, liso y llano? No
puedo entender su pensamiento extremista, que incluso
avergüenza a otros ateos.
LOS ATEOS, DIVIDIDOS ANTE ESTE
NUEVO ATEÍSMO

Michael Ruse, profesor de filosofía de la Universidad Estatal


de la Florida y ateo, en su comentario sobre el libro de
Richard Dawkins «El espejismo de Dios», dijo: «El es-
pejismo de Dios hace que me avergüence de ser ateo». Y, en
respuesta a la presentación de Sam Harris en el Instituto 3Salk,
el profesor de sicología y también ateo Scott Atran usó
palabras casi idénticas: «Encuentro fascinante que entre los
brillantes científicos y filósofos que había en la conferencia,
no hubiera evidencia convincente de que saben cómo lidiar
con la básica irracionalidad de la vida humana, si no es
insistiendo contra toda razón y evidencia

- 23-
de que todo debiera basarse en la razón y la evidencia.
Hacen que me avergüence de ser científico y ateo».4
Ruse y Atran restauran mi confianza en las ciencias, a
diferencia de Harris y Dawkins, que hacen que desconfíe de
sus hallazgos cuando su prejuicio es tan obvio y ponzoñoso.
Incluso haciendo un enorme esfuerzo por contenerme,
este es el libro más contundente entre los que he escrito; uso
palabras fuertes porque me alarma la devastación cultural
que produce este tipo de pensamiento.
¿QUIÉN SOY YO PARA ESCRIBIR ESTA RESPUESTA?

Para quienes no me conocen, será mejor que me presente


antes de seguir avanzando. Les parecerá irónico que alguien
como yo, con este aspecto típicamente oriental, ahora le
ruegue a un occidental que por favor recuerde de dónde
viene.
Nací en India, mis padres eran nativos de ese país. Mis
ancestros eran sacerdotes de la más alta casta del hinduismo
en el sur de India. La religión es algo inherente a esa cultura
y es probable que en India hayan surgido más religiones que
en cualquier otra nación del mundo. El hinduismo solo
ostenta trescientos treinta millones de dioses en su panteón.
En consecuencia, como toda mi vida estuve observando
ceremonias, rituales, superstición y todo lo que implica ese
tipo de visión del mundo, rechazaba de

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- -
plano toda creencia en lo sobrenatural. Muchísimas veces
me preguntaba cómo podía la gente confiar en lo que decían
creer, y me maravillaba el aparente compromiso de las
masas con la ingenuidad, con dejarse convencer por
cualquier cosa. Y en eso estoy de acuerdo con Harris.
Pero jamás consideré expresarme con la agresividad y
amargura que usan Harris, Dawkins y la nueva raza de ateos
en sus libros y argumentos. Francamente, en vez de
mostrarse en actitud tan valiente, más les valdría volver a
pensar con seriedad si en realidad están cumpliendo con su
cometido, al denostar a la mayor parte de la humanidad
entre los que se cuentan ganadores del Premio Nobel,
brillantes filósofos y científicos, así como hombres y mu-
jeres de buena voluntad que se han esforzado mucho por
hacer de este mundo un lugar mejor.
Ahora bien, admito sin problemas que los logros de esas
personas no fueron para mí justificativo de sus creencias,
pero sí digo que merecen respeto y cortesía, como es
corriente. Sin embargo, es posible que la falta de respeto de
Harris se vea justificada porque en un mundo ateo ¿es
probable que el amor al prójimo sea un concepto
desconocido? Espero que no, por cierto. Sé que intenta
protegerse al lanzar un hueso de vez en cuando, diciendo:
«He calificado mi posición», pero esa es una vieja treta filo-
sófica que no sirve de mucho. Su apasionada hostilidad se
siente, fuerte y clara. No hay nada fragante en el ateísmo
cuando su actitud huele tan mal.
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-
MI EXPOSICIÓN ANTE LAS RELIGIONES DEL
MUNDO

La gente suele decir que la India es el país más religioso del


mundo. Tal vez sea verdad, pero hay muchos allí que viven
como ateos en la práctica. Yo era uno de ellos.
Para mí la religión era totalmente aburrida. Al escuchar
sacerdotes, fueran hindúes, budistas, cristianos u otros,
cantando lo que para mí eran sonidos sin sentido, quería
escaparme de esos edificios que para ellos eran sagrados.
Sus creencias me parecían mera superstición, algo para
calmar los miedos, alimentar el ego de los perpetradores y
controlar a sus seguidores, con mantras repetidos con
suficiente frecuencia como para que se volvieran
indispensables a la existencia misma. El «guruismo» de la
era moderna, en especial lo que llamo «variedad de
exportación», goza de enorme favor en India porque el
secularismo del que da ejemplo Europa y que se exporta al
mundo deja a la persona interior vacía y vulnerable a todo
tipo de creencias. En términos de Nietzche, para mí Dios era
una entidad fabricada. Nada más claro y simple que eso.
Pero al fin, la creencia en un mundo nacido por acci-
dente, la vida sin propósito alguno, la moralidad sin punto de
referencia más que aquellos absolutos ingresados por
contrabando y ocultos tras la máscara del relativismo, y

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la muerte como olvido final, hicieron que prefiriera la
posibilidad de ese olvido antes que la pesada carta del vacío
de un mundo sin Dios. En oposición a lo que implican los
ateos, el peso muerto de sus creencias lleva a una existencia
sin corazón, sin sentido y totalmente hueca. Recordarás que
el filósofo Friedrich Nietzche, uno de los predecesores de
Sam Harris en la promoción del ateísmo por encima de la
creencia en Dios, describió la existencia sin este. En un
mundo sin Dios, decía Nietzsche5, vamos a la deriva por la
nada infinita, sin un arriba y un abajo. Hay que encender
faroles en las madrugadas e inventar juegos sagrados para
reemplazar a la ceremonia religiosa. Finalmente, afirmó, se
desataría la locura universal cuando nos diéramos cuenta por
fin de la verdad de lo que había hecho la humanidad al matar
a Dios. El mismo Nietzsche pasó los últimos trece años de su
vida en la oscuridad de la locura, mientras su madre cristiana
lo cuidaba, junto a su lecho.
EL ATEÍSMO ME LLEVÓ A INTENTAR EL SUICIDIO

Albert Camusb inicia su ensayo, Mito de Sísifo, diciendo:


«Solo hay una pregunta filosófica realmente importante, y es
el suicidio. Juzgar si vale o no vivir equivale a responder la
pregunta fundamental de la filosofía». En efecto, es un
interrogante que intriga y al seguir el ateísmo a su lógica

- 27
-
conclusión en mi vida mientras era joven, se convirtió en mi
propio cuestionamiento.
Dos de mis amigos más cercanos en la universidad se
habían suicidado, lo cual había sido una tragedia. Uno de
ellos era heredero de una empresa muy exitosa y el otro, una
persona que actuó por mera falta de objetivos en la vida.
Entonces llegó mi turno, mi intento frustrado terminó
conmigo en la cama de un hospital de Nueva Delhi mientras
los médicos luchaban por salvarme la vida. Fue en tal
desastrosa condición que alguien me dio una Biblia, y me
leyeron la historia del evangelio. Lo único que puedo decir
ahora es que agradezco que mi mentor no fuera Sam Harris,
y que no me inspirara en sus ataques porque mi vida
entonces habría terminado en ese mismo momento. En
cambio, confié en el Cristo de las Escrituras y hoy, cuatro
décadas más tarde y habiendo viajado por el mundo docenas
de veces, hablando en varios países y dando discursos en
cantidad de universidades, puedo decir que Jesús para mí es
cada vez más bello y atractivo según pasa el tiempo.
Esto, claro, no significa nada para el nuevo ateo. Pero
para mí, para mi familia y —me atrevo a decir que— para
miles de personas en cuyas vidas Dios me ha dado cierta
participación, ha hecho distinguir entre la desesperanza y la
esperanza. A ese Jesús al que encontré en un momento
crítico, lo he puesto a prueba a lo largo de años de estudio y
de búsqueda de entendimiento. Su descripción acerca
de la naturaleza de la realidad y de todo lo que en mi
corazón se condice con cada una de las pruebas de verdad a
las que he sometido sus enseñanzas. Estoy tan seguro de mi
experiencia con él como lo estoy de mi propia existencia. No
ha de extrañar entonces que la gente común que oía a Jesús
en su ministerio, lo hiciera con tanto gusto y que cuando le
traían a los marginados por la sociedad para que los juzgara,
Jesús pronunciara palabras de consuelo a la misma vez que
reprendía a sus acusadores.
MI ESTUDIO ACERCA DEL ATEÍSMO

Durante años he estudiado, investigado y escrito sobre las


religiones del mundo. Pero para ser justo, en el caso del
ateísmo me esforcé más que con todo lo demás. Como
académico visitante en la Universidad de Cambridge, estudié
con un profesor que era ministro convertido en ateo, Don
Cupitt, que entonces era decano de una de las facultades. Es
irónico que como sacerdote anglicano ordenado se le
conociera más por negar a Dios que por servirle. Decidí
estudiar con él porque quería entender los argumentos del
ateísmo, presentados por una fuente válida y deseaba oír y
entender el argumento completo una vez más, en caso de
que, en mi juventud, hubiese pasado por alto algún aspecto.
Al oír a ese iconoclasta que, pienso habría alentado a Sam
Harris, me costaba creer lo que decía. Sus argumentos

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tenían más fuego que luz, más ira que sensibilidad ante la
verdad. Su uso selectivo de las demás religiones era for-
midable y causaba consternación; pero cuando me atrevía a
cuestionar lo que decía, su ira dejaba ver que le faltaba
conocimiento. Incluso los estudiantes ateos se sentían
incómodos ante sus ataques, casi avergonzados ante la
violencia de sus argumentos. Vi entonces que lo que me
había dicho un compañero en el seminario era una verdad a
medias porque cuando le pregunté por qué estudiaba en el
seminario si afirmaba ser ateo, hizo una pausa, abrió su lata
de gaseosa y después de echarse un trago me miró con
picardía y dijo con sorna: «Hay mucho dinero en todo este
cuento de Dios». Aturdido, di un paso atrás e inhalé hondo.
Pero tenía que admitir que aun siendo un farsante, no había
fingido y ahora, después de leer a tipos como Sam Harris,
Richard Dawkins, Christopher Hitchens y Daniel Dennett,
con sus estallidos antiteístas, he llegado a la conclusión de
que en el cuento del ateísmo también hay mucho dinero en
juego
Sin embargo, tengo que darles cierto beneficio de la
duda respecto de sus motivos porque en su defensa diré que
el ateo que gana dinero atacando lo sagrado, al menos no
está fingiendo ser algo que no es. Y en coherencia con su
visión atea del mundo, sus motivos ni siquiera necesitan
grandes justificativos poique en un mundo sin absolutos,
cualquier motivo vale Incluso la carencia de motivos es
válida.
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TODOS PARTIMOS DE PARADIGMAS

¿Desde dónde comienzo a desenvolver las sistemáticas


contradicciones que hay entre la visión atea que defiende
Sam Harris y las suposiciones que presenta como argu-
mento? Tal vez, el mejor punto de partida será decirte por
qué no soy ateo. Como sabrás, todos tenemos una visión del
mundo. Esa visión nos ofrece básicamente respuestas a
cuatro preguntas necesarias que se relacionan con el origen,
el significado, la moral y la esperanza que nos asegura un
destino. Esas respuestas tienen que corresponderse como
verdades y, en un todo, ser coherentes.
EL ORIGEN
Comenzaré por el origen porque aquí es donde Sam
Harris dispara su primer tiro. Me reservaré la discusión
científica y filosófica para más adelante. Por ahora, solo
quiero distinguir entre Dios y el azar. ¿Cómo surgió la vida?
La cosmología del Big Bang, junto con la teoría de la
relatividad general enunciada por Einstein, implican que en
efecto existe un «En el principio».' Todos los datos

* A menos, claro, que Harris quiera filosofar, como lo hace el físico teórico Stephen
Hawking, sobre un universo sin límites o bordes, y entrar en el camino de la
«cosmología del armado del mundo» y el tiempo imaginario. John
Polkinghome, profesor de física matemática en el Queens College de
Cambridge, y colega de Hawking, alegó solo una respuesta a la proposición que
le presentamos los que estudiábamos con él: «Reconozcamos a

-31 -
señalan a un universo que explota de dentro hacia fuera,
desde un punto de infinita densidad. Sabemos muy bien que
no se trata de un punto en realidad, sino de un todo, un
espacio tridimensional comprimido a tamaño cero. Es más,
eso representa un límite en el que el espacio ya no existe, e
incluso los términos requieren de explicación. Lo que quiero
decir aquí es que, en ese punto de origen del universo, hay
algo en lugar de no haber nada. Este es un misterio que deja
sin palabras a la ciencia.
LA NADA NO PUEDE PRODUCIR ALGO

No solo sucede que hay algo, sino que las leyes de la ciencia
en verdad se violan, justamente en este principio. Porque el
punto de partida para el universo ateo se basa en algo que no
puede explicar su propia existencia. Las leyes científicas por
medio de las cuales los ateos quieren establecer certezas ni
siquiera existen como categoría en el principio del universo
porque según esas leyes de la ciencia que ellos usan para
medir todas las cosas, la materia no puede sencillamente
«surgir», por sí misma.
la imaginación como lo que es». (La cita es de mis apuntes de clase pero
encontré una afirmación similar en su libro One world: the interaction of
Science and theology [Un solo mundo, interacción de la ciencia y la teología],
SPCK, Londres, 1986, p. 80, donde dice: «Reconozxamos estas especulaciones
como lo que son. No son físicas sino metafísicas, en el sentido más estricto»),
Hawking no admite un «principio». Directamente, prescinde de un punto de
partida. En sus ampliaciones Hawking sencillamente se dedica a la metafísica
de mala calidad.

- 32
-
El silencio de la ciencia atea en cuanto a por qué hay
algo en lugar de nada, es ensordecedor. El filósofo ateo
Bertrand Russell7 dijo que el universo «solo está allí». Pero
es claro que eso no constituye una explicación científica.
Según la ciencia, nada de lo que existe (o de lo que es),
puede explicar su propia existencia. Y sin embargo, según la
cosmología atea, nosotros existimos, y ya. Eso significa que
cualquier propósito que haya para que existamos es al azar
como causa de nuestra existencia. El ateo Stephen Jay
Gould8 observa:
Estamos aquí porque un inusual grupo de peces tenía una
peculiar anatomía en sus aletas, que lograron
transformarse en piernas para las criaturas terrestres.
Porque hubo cometas que impactaron contra la tierra y
eliminaron a los dinosaurios, dando a los mamíferos una
oportunidad que no habrían tenido de otro modo
(gracias, estrella de la suerte en el sentido más estricto,
añadiría yo). Porque la tierra no se congeló del todo
durante una era de hielo. Porque una especie pequeña y
tenue que surgió en África un cuarto de millón de años
atrás, ha logrado hasta ahora sobrevivir, de uno u otro
modo. Podremos anhelar una respuesta «más elevada»
pero no existe ninguna... No podemos leer el significado
de la vida de manera pasiva en los hechos de la
naturaleza. Tenemos que construir estas repuestas por
nosotros mismos, a partir de nuestra sabiduría y sentido
de la ética. No hay otra manera.
- 33
-
¿Qué te parece? En un punto de su argumento, Gould
nos asombra al afirmar que cuando te sumas a la veracidad
de esta realidad, de que no hay realidad más que la que nos
formamos nosotros, en vez de sentir desesperanza, sientes
liberación. Bueno, me alegro que se sintiera liberado porque
hay millones de personas que no se sienten así para nada
cuando la vida no es más que un signo de interrogación.
Aunque tenemos que ver también dónde guarda silencio
Gould. Él acredita la posibilidad de que exista la humanidad
en el planeta Tierra a una colisión astral, que destruyó
formas de vida ya existentes. Pero, ¿de dónde vinieron esos
cometas, estrellas y planetas? ¿No le preocupa que su
propio paradigma calle ante la pregunta de los orígenes? Lo
mejor que podemos obtener de parte de personas como
Gould y Harris es que sí, sabemos que es un problema y que
algún día tendremos una respuesta.
Según sabemos hoy, todo el orden no evolucionó. No
hay nada en la ciencia que apoye esta posición. Algo tuvo
que existir, como explicación en sí mismo. La nada no
produce algo. Eso jamás ha sido una posibilidad.
LAS PROBABILIDADES DEL ORIGEN DE LA VIDA
POR ACCIDENTE

La vacuidad de la visión atea en cuanto al origen del


universo se ve ilustrada en la respuesta de Francis Crick',
ateo y ganador del premio Nobel, cuando le preguntaron
cómo surgió la vida: «Probablemente porque una nave es-
pacial de otro planeta trajo esporas que germinaron en la
tierra»9. Cari Sagan fue a la tumba «con la visión de que el
universo entero no es más que moléculas en movimiento»10.
Creía que alguna entidad extraterrestre podría explicarnos, y
así justificó los miles de millones de dólares gastados en
tratar de escuchar algo en el espacio exterior, observando y
esperando algún contacto.11
Detesto admitirlo, pero, en realidad, hay un ministro en
una ciudad de los Estados Unidos, que tiene una línea de
teléfono conectada desde la tumba de su esposa a su oficina
porque ella, antes de morir, acordó que si llegaba a saber
algo sobre la Segunda Venida de Jesús, lo llamaría para que
fuese el primero en saberlo. Este hombre es al mundo
cristiano lo que son al mundo ateo aquellos que hablan de
naves espaciales: promotores de una idea fantasma, de una
visión del mundo basada en nada más que mistificación y
especulación.
* Francis Crick es uno de los descubridores de la estructura de la molécula de
ADN.

- 35 -
Quiero ir un poco más allá con esto. Donald Page12, del
Instituto Princeton para las Ciencias Avanzadas, ha
calculado que la probabilidad de que nuestro universo
surgiera al azar como lugar apto para la vida, es de uno en
10,000,000,000124, número exorbitante para cualquier
imaginación. Los astrónomos Fred Hoyle y N.C.
Wickramansighe descubrieron que las probabilidades de que
se forme al azar una sola enzima a partir de aminoácidos en
cualquier parte de la superficie de nuestro planeta, son de
una en 1020.
Además, observan que: «El problema es que hay unas
dos mil enzimas y las probabilidades de obtenerlas a todas
en un ensayo al azar es de solo una en (1020)20000 =
1040,000, una probabilidad increíblemente pequeña que no
podría considerarse siquiera aunque el universo entero fuera
sopa orgánica»13. Y este es solamente un paso en la
formación de la vida. Todavía no se ha dicho nada del ADN,
y de dónde vino, o de la trascripción de ADN a ARN, que
los científicos admiten todavía no puede siquiera
computarse numéricamente. Tampoco se ha dicho nada de la
mitosis o la meiosis. Uno tendría que llegar a la conclusión
de que la probabilidad de que las moléculas orgánicas se
ordenaran por accidente, no difiere en esencia de lo que
sería un cero, grande y gordo. Tal vez por eso lo llaman
singularidad, porque no existe definición ni explicación
empírica para ello.
- 36
-
Ese es el cero al que da crédito por todo Sam Harris.
Esa es su explicación a la pregunta de por qué estamos aquí.
Y si uno acepta esa explicación, la falta de significado de la
existencia que resulta de tal premisa es devastadora para el
hambre de significación que tiene la humanidad. No ha de
extrañarnos que tal creencia no haya encontrado miles de
millones de adeptos, que siguen buscando a Dios por mucho
que grite y patalee Harris. El grito de la razón no puede
reprimirse y la persona promedio logra ver a través de la
falta de lógica de las afirmaciones del ateísmo y del vacío al
que llevan estas afirmaciones. Conozco todas las respuestas
y argumentos que declaran que a pesar de tanta
improbabilidad estadística, estamos aquí y que eso prueba
que venimos de tal origen. Sé que para el escéptico, esta
razón basta. Pero las suposiciones y deducciones que tienen
que hacer, nos dejan asombrados ante quien dice que cree en
estas cosas y las cree de veras. Quiero añadir que estas
deducciones jamás resultarían de microprocesos en un
laboratorio, ni de la vida diaria en un tribunal. En su
búsqueda de seres inteligentes extra- terrestres, Cari Sagan
dijo que lo único que necesitamos es un mensaje con
información que provenga del espacio exterior y que
entonces podremos reconocer la presencia de la inteligencia.
Ni siquiera tendríamos que traducir el mensaje, afirmó,
porque reconoceríamos la presencia de la inteligencia.14
Cuando al ateo le conviene, solo la inteligencia puede
explicar la inteligibilidad. Pero cuando le
- 37 -
incomoda, le bastará con una sopa primordial que se creó a
sí misma. El ateo no puede ocultar sus prejuicios.
¿Nos extraña entonces que Anthony Flew, que levantó
en alto la bandera del ateísmo durante décadas, ahora se baje
del carro porque el ateísmo sencillamente no puede presentar
explicaciones para esa falta de explicaciones?
LA CREENCIA EN UN CREADOR NO DEPENDE DE
QUE SEPAMOS EN QUÉ MODO CREÓ

Quiero añadir que nuestros argumentos a favor de la


existencia de Dios no dependen de que eliminemos a la
evolución. La evolución es un muñeco de paja que nos han
echado encima, como si todo lo que hiciera falta para lograr
que la creencia en Dios desaparezca, fuese comprobar la
evolución. Los intelectuales serios debieran saber que los
argumentos no se establecen bajo la condición de eliminar
otros argumentos. Más adelante, en esta carta, investigaré en
más detalle los argumentos específicos del teísmo cristiano.
Por ahora, lo que quiero afirmar es que el punto de partida
ateo nos lleva, como mínimo a una contradicción y como
máximo a un universo regido por el azar. En Los Milagros,
C.S. Lewis se ocupa de este tipo de pensamiento: «La razón
podría concebiblemente basarse en (otra razón), y así
seguiría el proceso. No importaría cuán lejos te llevara este
proceso, siempre y cuando encontraras “Razón” apoyada en
“Razón” en cada etapa. Pero
- 38 -
cuando se te pide que creas en la razón surgida de la no
razón, allí tienes que gritar “Basta”».15
Leí lo que ha escrito Sam Harris, y grito «Basta».
¿Puede realmente presentar una base trascendente para el
razonamiento cuando su punto de partida no es la razón? El
se ha encerrado en la prisión del determinismo materialista
en el que aquello con lo que terminas está predeterminado
por aquello con lo que comienzas. Si lo único que hubo en
el principio era materia no moral, sin razón, el resultado
entonces solo podrá ser materia no moral, sin razón. Toda
etapa subsiguiente será, por determinación, sin moral ni
significado intencional. En efecto, Richard Dawkins indica
en su teoría de los «memes», que así es como se perpetró la
religión, predeterminada por nacimiento y herencia. *
¿No resulta interesante que tal determinismo sea la
maldición y la causa de la creencia religiosa, al tiempo de
que los ateos son capaces de romper la caja del determi-
nismo y pensar por sí mismos? Aparentemente, no están
atados a las mismas restricciones que nos atan a los demás.
Después de años en el ámbito académico he aprendido uno
de los secretos de este oficio: si sabes lo suficiente sobre un
tema, puedes confundir a cualquiera usando los

* Richard Dawkins presentó el término memes en su libro El gen egoísta (Salvat


Editores, S.A., 2a edición, Barcelona, 2000, 407 páginas, ISBN 8434501783).
Argumenta que la religión es «un virus mental de la fe» en su ensayo «Virus de
la mente», Free Inquiry (Verano de 1993), pp. 34-41.
- 39 -
datos selectivamente. Es ineludible para el ateo el hecho de
que la vida surgió por accidente debido al tiempo, con el
añadido de la materia, y con el de la probabilidad.
EL SIGNIFICADO DE LA VIDA
Si la vida surgió por accidente la consecuencia ineludible,
ante todo lo demás, es que no puede haber un significado ni
un propósito para la existencia. Esta consecuencia es el talón
de Aquiles de la creencia atea. Porque las personas en
particular, y las culturas en general, anhelan un significado en
la vida. Pero si esta es producto del azar, resulta que hemos
escalado los peldaños de la evolución solo para encontrar que
arriba no había nada.
Ese es otro tema en el que las respuestas alternativas de
Sam Harris son vacías, huecas. Parece repetir una y otra ver
que Dios actúa como un criminal y que llevamos vidas tan
precarias que una única tragedia podría hacer añicos nuestra
tranquilidad. La experiencia del dolor en este mundo, para él
prueba que la vida no tiene sentido.
EL PLACER, NO EL DOLOR, ES LA CAMPANA QUE MARCA
LA MUERTE DEL SIGNIFICADO DE LA VIDA

El famoso periodista británico del siglo veinte Malcolm


Muggeridge, dijo que toda noticia trata de cosas viejas que
les suceden a personas nuevas. Desde el filósofo y naturalista
escocés David Hume, al existencialista Jean-

- 40 -
Paul Sartre, la lista de penurias que resultan del problema del
dolor en el mundo se ha repetido hasta el cansancio. Quiero
acotar que no logran dar en el blanco.
El autor y creador de sátiras G.K. Chesterton observó
que la falta de significado no viene de que estemos cansados
de sufrir, sino de que nos cansamos del placer.
El placer, no el dolor, es la campana que marca la
muerte del significado de la vida. Ese es el problema del
planeta solitario en la visión de Sam Harris: la creencia de
que debido a que cada uno de nosotros está solo en el
universo, nuestras alegrías y penas personales no tienen
efecto ni impacto alguno en nadie más. Es decir, que todo se
trata de mí. Todos sabemos bien que nuestro problema no es
que el dolor produzca vacío en nuestras vidas. El problema
verdadero es que aun el placer, en última instancia, nos deja
vacíos, lejos de la plenitud. Cuando pulsamos
insistentemente el botón del placer, quedamos confundidos,
vacíos y nos sentimos traicionados.
Cuando leí la biografía de Oscar Wilde e investigué la
vida de ese hedonista por supremacía, me sorprendió una y
otra vez que, de la pluma y el corazón de un hombre tan
completamente consagrado al placer, surgieran pasajes de
desesperanza. Veamos la referencia bíblica, de Job 29:22,
grabada en latín sobre su lápida, que se traduce como:
«Después de que hablé, ya nadie habló. Mis palabras eran
suaves a sus oídos». Y medita en el epitafio, que dice: «Y
lágrimas extrañas llenarán la quebrada urna de la pena
por él, porque quienes lo lloren serán marginados, y los
marginados siempre lloran».
Todo habla del silencio del dolor. Si fuera solo el dolor
que lleva al vacío, yo admitiría al menos una verdad a me-
dias en lo que afirman los ateos. Pero algunas de las per-
sonas más solitarias que he conocido o sobre las que leí, son
quienes lo han tenido todo y no sufrieron demasiado lo que
conocemos como dolor. Sin embargo, también sufren, como
resultado de haber sido indulgentes consigo mismos, y de
terminar sintiéndose vacíos.
La mayor desilusión (y dolor, en consecuencia) que
podemos sentir es cuando acabamos de vivir aquello que
pensábamos nos llevaría al placer supremo, y ver que no ha
sido así. El placer sin límites da como resultado una vida sin
propósito. Ese es el dolor de verdad. No la muerte, no la
tragedia, no la atrocidad. Nada importa de veras. La vida se
convierte en un hueco, en un vacío total, sin propósito
alguno.
EN EL ATEÍSMO NO HAY RESPUESTAS SUPERIORES

Hace un tiempo, un hombre se suicidó en Las Vegas,


ciudad del juego y la diversión. Dejó una nota que resumía
su desesperanza: Aquí no hay respuestas.16
Esta es la ineludible conclusión del libro de Sam
Harris, no importa cuánto se esfuerce por maquillar su
visión, porque su mundo está arruinado. Podrá tratar de
- 42 -
convencernos de lo contrario, pero, bajo sus argumentos,
solo hay malas noticias: somos todo lo que hay, y estamos
solos en este mundo.
Sam Harris no es el primero en montar un ataque contra
las creencias religiosas. Tampoco será el último, por cierto.
La religión sufrió una herida mortal en Europa cuando el
poder eclesiástico se unió a los poderes políticos opresores
(muchos de ellos, ateos) y comenzó a presionar a las masas.
Francia jamás se recuperó de su experiencia. Sin embargo,
los filósofos como Voltaire que presentaban teorías sobre la
falacia de la religión, no tenían respuestas mejores para las
masas a las que habían rescatado de lo que ellos
consideraban una «tiranía» religiosa. Aquí tenemos lo que
escribió Voltaire:
Sí, pero los animales a la vida condenados,
Todos los seres sensibles, bajo el mismo techo nacidos
Viven en el dolor, y mueren como yo.
El buitre, sobre su tímida presa encarnizado,
De sus miembros sangrientos se alimenta con gozo;
A él todo le parece bien; pero pronto le toca su turno;
Un águila de pico cortante devora al buitre;
El hombre con un mortal plomo al altivo águila alcanza Y el
hombre en los campos de Marte en el polvo yaciendo
Sangriento, herido de golpes, arriba de una pila de
moribundos
Sirve de alimento horrendo a las aves voraces.
43
- -
Así del mundo entero todos los miembros gimen:
Nacidos todos para los tormentos, uno por el otro perecen,
¡Y van ustedes a arreglar en ese caos fatal,
Con las desgracias de cada ser una dicha general!
¡qué dicha! o mortal, y débil y miserable.
Con lamentable voz, gritan ustedes: «Todo está bien»,
El universo los desmiente, y también su propio corazón...
¿Qué puede pues el espíritu en toda su amplitud?
Nada: el libro de la suerte a nuestros ojos se cierra.
El hombre, extraño para sí mismo, del hombre está
ignorado
¿Qué soy, en dónde estoy, a dónde voy y de dónde vengo?
Atormentados átomos encima de ese montón de lodo,
engullidos por la muerte y los juguetes de la suerte.
17

Se informa también que Voltaire dijo que a cien días de


su época, la Biblia sería un libro olvidado. En un extraño
giro de la ironía, una de sus casas en Francia, pertenecería
cien años después de su muerte a la Sociedad Bíblica de
Ginebra, lugar donde se imprimen y distribuyen Biblias.
Pero al menos Voltaire, Sartre y Nietzsche eran sinceros y
coherentes con sus puntos de vista. Admitían la ridiculez de
la vida, la falta de sentido en todo dentro de un mundo ateo.
Los ateos contemporáneos como Richard Dawkins y Sam
Harris, por su parte, están tan ciegos al engaño de sus
propias mentes que intentan presentar esa perspectiva de la
vida como algo parecido a una triunfante liberación.
- 44
-
Sartre, como saben los grandes intelectuales ateos, aunque
les avergüence admitirlo, denunció al ateísmo en su lecho de
muerte diciendo que era filosóficamente imposible de vivir.’
Hace unos años, en un debate entre el ateísmo y el
cristianismo Anthony Flew18 describió como «grotesca» la
experiencia de un filósofo cristiano sobre el conocimiento de
Cristo. Sin embargo, Flew abandonó el campo ateo por no
sentirse ya capaz de justificar con sinceridad su base
metafísica. En lo práctico hoy Flew es deísta, uno que cree
en Dios aunque lo ve como un Dios distante que no tiene
parte activa en las vidas de los hombres y las mujeres.
EL ATEÍSMO LLEVADO A SUS LÓGICAS
CONCLUSIONES

Quizás el mejor ejemplo de cómo llega el ateísmo a sus


lógicas conclusiones en la vida de un ser humano, es la
persona de Michel Foucault. En la primavera de 1975, estaba
sentado al borde de un acantilado. Con dos jóvenes
estadounidenses junto a él y la música de Kontakte,
* Véase por Thomas Molnar, "Jean-Paul Sartre, RIP: a late return” [JPS, QEPD,
retorno demorado], en National Review 34 [11 de junio de 1982]: p. 677:
«Basta citar una única oración de lo que dijo Sartre entonces para medir el
grado de su aceptación de la gracia de Dios y la condición de criatura del
hombre: “No siento que soy producto del azar, una mota de polvo en el
universo, sino alguien esperado, preparado, prefigurado. Es decir, un ser a
quien solo un Creador pudo poner aquí, y esta idea de una mano creadora se
refiere a Dios”». Citado por Josh McDowell y Don Stewart, en Existentialism
[Existencialismo], http://www.greatcom.org/resources/re-
cular_religions/ch04/dcfault.html (acceso 1 de octubre de 2007).

- 45
-
de Karlheinz Stockhausen como fondo, decidió perder
contacto con la realidad y darle rienda suelta a su imagi-
nación, inducido por el LSD. Inclinado hacia atrás sobre el
suelo, levantó las manos y gritó: «Llueven estrellas sobre mí.
El cielo ha explotado. Sé que no es cierto, pero es la
verdad»19. En las mentes de sus alumnos, esculpió su credo
«Prohibido prohibir». Y deslizándote por la resbaladiza
ladera del placer sin restricciones ni el encumbramiento de la
convicción moral para amortiguar su caída, fue asociando
incluso la muerte con el placer: «Me gustaría, y espero,
morir de sobredosis de placer, de cualquier tipo que sea»20,
dijo. Apostó su vida al juego de la lujuria: «Morir por el
amor de los muchachos... ¿qué podría ser más bello que
eso?»21 Su estilo de vida de total e irreflexivo abandono
terminó lastimosamente con la destrucción de cada célula de
su ser. Devastado por el SIDA, se autodestruyó.
Foucault fue uno de los productos del ateísmo, y dijo
muchas de las cosas que afirma Sam Harris. Que Harris
negara que Foucault es producto del pensamiento ateo
significaría que tiene que reconsiderar su evaluación acerca
de todas las formas de expresión cristiana con el mismo
criterio. Es que Harris solo toma prestado de un punto de
vista mejor que el suyo, al tiempo que lo castiga. La vida sin
Dios es, en última instancia, una existencia sin punto de
referencia ni sentido, más que el que uno le dé en ese
momento.

- 46
-
¿Recuerdas lo que dijo el ateo Stephen Jay Gould
acerca del sentido? «Podemos anhelar una respuesta "su-
perior” pero no existe ninguna». Ahora, lee las respuestas de
Foucault a un alumno:

Alumno: ¿Debo correr riesgos con mi vida?


Foucault: ¡Por supuesto! ¡Corre todo tipo de riesgos!
Alumno: Pero anhelo soluciones.
Foucault: Las soluciones no existen.
Alumno: Entonces, quiero al menos algunas
respuestas.
Foucault: ¡Las respuestas tampoco existen!22

Al menos Foucault era sincero en cuanto a que no existe


significado en la vida para quienes rechazan a Dios.
Recuerdo la historia de una pasajera de un avión que, de
repente, pasa por fuertes turbulencias. La mujer entró en
pánico y casi se desmaya. El copiloto se acercó para
tranquilizarla.
—Vea por el lado derecho del avión — le dijo —. ¿Ve
una lucecita roja que titila, en la punta del ala?
—Sí, la veo —balbuceó la mujer.
—Ahora, vea por el lado izquierdo. ¿Ve una lucecita
roja que titila de ese lado?
—Sí, la veo —susurró la mujer.
- 47 -
—Mientras estemos entre ambas luces, estamos a salvo
—le dijo el hombre, tranquilizando muchísimo a la mujer.
Esa es la única respuesta del ateísmo a la búsqueda del
significado. Es un falso consuelo, con referentes auto-
fabricados. Dos aviones podrían estar por colisionar, por
mucho que las lucecitas rojas en los extremos de las alas
siguieran siendo su guía.
MORAL
La visión atea no solo lleva a la muerte del sentido, sino
también a la del razonamiento moral.
Para quien no haya leído Carta de una nación cristiana,
de Sam Harris, quiero presentar su argumento en este as-
pecto. Harris escribe que, si Dios existe y le interesan los
asuntos de los seres humanos, debiera ser fácil ver qué es lo
que hace. Lo único confuso para él es entonces que «tantos
hombres y mujeres, racionales en otros ámbitos» nieguen el
horror del tipo de sucesos que describe, y que consideren que
Dios esté actuando según la suprema sabiduría moral (de
Carta a una nación cristiana).
Los ejemplos que cita con lenguaje apasionado y
dramático, con el fin de conmover el corazón del lector,
incluyen la violación, la tortura y el asesinato de una «ni-
ñita», que dice ocurre mientras el lector lee esta carta, y si no
en el mismo momento, a horas o días nada más. Él expresa
su desazón ante las estadísticas que sugieren

- 48 -
que los padres de esa niñita (y también tú, lector) muy
probablemente crean que un Dios todopoderoso y lleno de
amor les guarda y también a la niña, aun mientras suceden
esas atrocidades. Harris pregunta si está bien o es correcto
que tú y ellos crean en ese Dios (Carta).
Su breve respuesta a su propia pregunta es un «No»
enfático y categórico. Y eso, dice, es el ateísmo. Más que una
filosofía o punto de vista, Harris dice que el ateísmo es
sencillamente negarse a negar lo que debiera verse como
obvio: que no hay Dios (porque para Harris, es obvio que no
lo hay). Por eso insiste en que no debiera existir el término
«ateo» así como «nadie necesita identificarse como “no
astrólogo" o “no alquimista » (Carta).
Harris declara que por todas partes podemos ver
ejemplos de lo que llama el fracaso de Dios por proteger a la
humanidad, como en la destrucción masiva de la ciudad de
Nueva Orleáns a causa de un huracán en 2005. ¿Qué estaba
haciendo Dios mientras Katrina destruía Nueva Orleáns?,
pregunta. ¿No oyó las oraciones de quienes «huían de la
inundación buscando refugio en sus áticos, para morir
ahogados allí?» Esas personas, insiste Harris, «murieron
mientras hablaban con un amigo imaginario» (Carta).
Harris declara, incondicional y categóricamente, que es
una vergüenza que los sobrevivientes de una catástrofe de
cualquier índole crean que un Dios de amor les salvó en tanto
permitió que otros murieran, incluyendo a
«bebés en sus cunas» (Carta). (¡Ves cómo constantemente
apela a tus emociones!). Y luego afirma que solo cuando tú,
lector, dejes de buscas excusas o explicaciones para el
sufrimiento en este mundo mediante «fantasías religiosas»,
podrás entender de veras lo preciosa que es la vida y lo
desafortunado que es el hecho de que existe el sufrimiento,
porque en verdad no hay razón para sufrir más que la de
interferir en la búsqueda ajena de la felicidad (Carta).
Este es, supuestamente, su argumento principal pero se
nos da con los pies del autor firmemente plantados en el aire.
Hay tanta oquedad filosófica aquí que no sé por dónde
empezar a responder a lo que dice. Una vez más vemos el
viejo argumento del mal como evidencia en contra de Dios,
que termina moralizando al tiempo que erige un edificio
completo sobre tal asunto. Me recuerda al viejo granjero
irlandés a quien un turista perdido pidió instrucciones para
llegar a un lugar. Y el granjero le dijo: «Si allí es donde
quiere ir, yo no empezaría desde aquí».
¿HAY QUE CLASIFICAR A LOS ATEOS
COMO TALES?

Sam Harris no cree que el ateísmo deba considerarse como


categoría filosófica. Observa que nadie se describe a sí
mismo como «no alquimista» o «no astrólogo» (Carta). Pero
si durante una conversación sobre tu futuro alguien

- 50
-
mira tu mano y te pregunta cuándo naciste para poder
estudiar cómo estaban alineados los planetas ese día, te
convendrá saber si es en verdad astrólogo o si su profesión
consiste en amasar pizzas y solo lee las palmas de las manos
como aficionado. Si tienes un grave problema de salud y un
desconocido te da una poción para que la bebas, te interesará
saber si la persona es alquimista, farmacéutica o hechicera.
Cuando debates cada una de las definiciones de la vida, desde
el origen hasta el destino, es lógico saber si tu visión del
mundo es atea o si es otra cosa.
Eso no tiene que parecer extraño. Porque los exis-
tencialistas no quieren que se los clasifique. Tampoco los
postmodernos. Solo quieren poder estigmatizar a los demás,
sin asignarse un nombre a sí mismos. Desprecian las
categorizaciones de todo aquello que sostienen (aunque no
tienen problema en categorizar a los demás, e incluso a
Dios], La razón es la siguiente: no tienen asidero. Buscan un
solvente universal que logre disolver la noción de Dios. Y
con predecible resultado, solo logran disolver su propia
perspectiva del mundo.
Me resulta interesante que ese grupo de personas a
quienes no les gusta que se las categorice, realizaran una
conferencia en septiembre de 2007, en la que Sam Harris era
uno de los oradores. El tema de la conferencia era «Ateísmo
claro como el cristal». Si Harris y otros más no creen que el
ateísmo debiera ser una categoría filosófica, la elección de
este tema resulta confusa.
- 51-
LA REALIDAD DEL MAL, ¿IMPLICA QUE
NO EXISTE DIOS?

Cuando Sam Harris pregunta qué estaba haciendo Dios


mientras el huracán Katrina destruía Nueva Orleáns (Carta)
y por qué no impide Dios la violación, tortura y asesinato de
niños (Carta) ¿qué está diciendo en realidad? ¿Está diciendo
que estas cosas son malas, que debieran ser malas, o que
debieran ser impedidas por un Dios amoroso? En cualquiera
de estos tres casos, lo que dice es, como mucho: «No veo un
orden moral activo aquí». Pero si no hay Dios, entonces
¿quién tiene autoridad para decir si hay un orden moral en
actividad? ¿Sam Harris? ¿Adolf Hitler? ¿Quién?
Además de golpear a Dios por los huracanes, las vio-
laciones, las torturas y los asesinatos, Harris pone al Holo-
causto ante la puerta del cristianismo medieval. Su visión es,
básicamente, que lo que llevó al holocausto por parte de los
nazis fue el antisemitismo promovido por los cristianos en la
Edad Media (Carta).
¿Por qué se detiene en la Edad Media? ¿Por qué no
avanza más en la historia? Su argumento tiene el mismo
mérito que la declaración de Mahmoud Ahmadinejad,
presidente de Irán, que dijo que el Holocausto nunca su-
cedió. Para quien no cree que hubo una causa inicial en el
universo, Harris por cierto no tarda en identificar a lo que
considera que es la causa de ciertos males.

- 52
-
¿Ha leído Harris algo acerca del viaje espiritual de
Hitler? ¿No sabe que a Hitler le interesaba el ocultismo?
¿Conoce que Hitler les regaló personalmente las obras de
Nietzsche a Stalin y Mussolini? ¿Ignora el hecho de que
Hitler asesinó también a otros que no eran judíos? ¿Ha leído
las últimas palabras del cerebro nazi Adolf Eichmann, que se
negó a arrepentirse y negó creer en Dios? ¿Sabe cuántos
rusos murieron a manos de la máquina nazi? ¿Recuerda las
palabras de Hitler, grabadas sobre uno de los hornos de gas
de Auschwitz: «Quiero que surja una generación23 de
jóvenes sin conciencia, imperiosos, implacables y crueles?»
¿Sabe que lo que Hitler quería era destruir a los débiles para
que sobrevivieran los fuertes y que «la naturaleza quiso que
así fuera», cosa que en realidad enseña el principio ateo de la
evolución, como proceso de selección natural (descrito por
Voltaire en el poema que acabo de citar), como «la ley del
más fuerte»? Nada de eso apunta al cristianismo como
origen del Holocausto.
Para que Harris nos convenza de que Hitler hizo mal,
necesita tomar prestado un marco moral objetivo, como
apoyo para su mensaje. Quiero decir que si es cierto lo que
afirma Harris en cuanto a que no hay un orden moral visible
en el mundo, bien podríamos preguntar por qué Hitler no
pudo imponer su propio orden. ¿Qué es lo que estaba mal en
lo que hizo? ¿En qué se basa Harris para llamar inmoral a
Hitler? ¿O es que no lo considera inmoral?

- 53
-
¡Los ateos saben jugar muy bien con las palabras!
Cuando se trata de Stalin o Pol Pot, asesinan porque son
ideólogos locos o irracionales. Su ateísmo nada tenía que ver
con sus acciones. Pero como el Holocausto es engendrado
por un ideólogo, se trata de la culminación de cuatrocientos
años de intolerancia cristiana hacia el judío. ¿Se le ocurrió a
Sam Harris que su libro podría estar sembrando semillas
para un futuro holocausto de cristianos? ¿Se ha detenido a
pensar qué es lo que lo motiva a escribir este tipo de cosas
contra un grupo de personas? ¿Qué diría él si dentro de
doscientos años alguien dice que el genocidio de cristianos
tiene sus orígenes en los escritos anticristianos de Sam
Harris?
Los ateos no pueden tener el pan y la torta al mismo
tiempo. Porque si está mal matar a inocentes, está mal no
porque la ciencia nos lo diga sino porque toda vida tiene
valor intrínseco. Este es un postulado que el ateísmo sen-
cillamente no logra deducir. No hay forma de que el ateo
Harris pueda argumentar a favor de determinada moral si no
es por preferencia personal, subjetiva y que depende del
entorno. Uno no puede hacer declaraciones absolutas
basándose en su sensación personal. Ese dato nos da la
razón por la que este género de escritores que se mantienen
en el marco de referencia del naturalismo, admiten que el
razonamiento moral no es racional aparte de Dios’.
* El naturalismo supone que todo lo que tenemos es la naturaleza.

- 54 -
Sus acertijos filosóficos no son más que un intento por
escapar a la asfixiante sinrazón que les impulsa.
¿Cuál es el marco moral objetivo adoptado por Harris
para erigir toda su crítica contra Dios? Su crítica, cargada
de emociones, depende de un argumento que afirma: «No
puedo ver un marco moral en actividad en el mundo, pero lo
que sí veo, es moralmente condenable». En términos
filosóficos, esta es una suposición mutuamente excluyen-
te. Por eso, el marco moral que se ve obligado a adoptar, en
realidad, es un marco fabricado por él mismo.
Dicho esto, no ha de extrañar que Bertrand Russell
admitiera que no podía vivir como si los valores éticos solo
fueran cuestión de gusto personal y que por eso encontrara
que sus propias opiniones fueran «increíbles». «No conozco
la solución»24 dijo. En un debate anterior con el sacerdote
jesuíta Frederick Copleston, Russell había intentado otra
ruta para evitar la moralidad objetiva, pero terminó mal
parado. Cuando Copleston le preguntó cómo diferenciaba el
bien del mal Russell respondió:
—¿Cuál es mi justificación para distinguir entre el azul
y el amarillo? Veo que son diferentes.25
—Bien, es una justificación excelente. Estoy de acuerdo
—dijo Copleston—. Usted distingue el azul del amarillo por
la vista, así que ¿con qué facultad distingue el bien del mal?
—Con mis sentimientos —dijo entonces Russell.
- 55 -
Copleston fue amable. Tenía la siguiente pregunta para
Russell en la punta de la lengua, pero no la formuló porque
su interlocutor ya había quedado muy débil en esta parte del
debate. La pregunta debía haber sido: «Señor Russell, en
algunas culturas la gente ama al prójimo y en otras, le gusta.
¿Tiene una preferencia personal? Y si la tiene ¿cuál es?»
El agnosticismo y la ambigüedad de Russell acerca de
sus propios puntos de vista en cuanto a los valores éticos, al
menos eran más sinceros que la moralidad que Harris cocina
en su mente, como si la moral debiera ser evidente para
todos, independientemente de si Dios existe o no. El
antagonismo de Harris contra Dios termina probando que
intuitivamente encuentra que hay cosas reprensibles. Pero no
puede explicar su sentido innato del bien y el mal, es decir la
realidad de la ley de Dios escrita en su corazón, porque no
hay explicación lógica para la intuición moral que surge de
la materia y la química.
Dicho en lenguaje común, yo lo presentaría así:
• Cuando afirmas que existe el mal, tienes que su-
poner que existe el bien.
• Cuando dices que existe el bien, tienes que suponer
que hay una ley moral que permite distinguir al bien
del mal. Tiene que haber un parámetro que
determine qué es el bien y qué el mal.

- 56 -
• Cuando supones una ley moral, tienes que admitir a
un dador de esta ley moral, un origen o fuente de
donde surge esta ley moral.
Aunque, precisamente es este Dador de la ley moral a
quien los ateos intentan negar.
¿PUEDE EXISTIR LA MORAL SI NO HAY UN DADOR
DE LA LEY MORAL?

Sam Harris entonces retrucará: «¿Por qué hace falta un


dador de la ley moral para poder reconocer el bien y el
mal?» Por la sencilla razón de que la formación moral no
puede permanecer en la abstracción. La persona que
moraliza supone valor intrínseco en sí misma y transfiere
valor intrínseco a las vidas de los demás, por lo que con-
sidera que a la vida hay que protegerla (como en las ilus-
traciones que ofrece Harris: violación, tortura, asesinato y
catástrofes naturales). El valor trascendente tiene que
provenir de una persona de valor trascendente. Pero en un
mundo donde solo existe la materia, no puede haber valor
intrínseco. Quiero expresarlo en términos filosóficos:
• Los valores morales objetivos solo existen si existe
Dios.
• Los valores morales objetivos sí existen (esto lo
admite Harris en su carta)
• Entonces, Dios existe.
Si examinamos estas premisas y su validez, se nos
presenta un argumento muy sólido a favor de la existencia
de Dios. En efecto, J.L. Mackie, férreo ateo que niega la
existencia de Dios a causa de la realidad del mal, admitió al
menos esta conexión lógica cuando expresó: «Podríamos
bien argumentar... que las características objetivas,
intrínsecamente elevadas por sobre las naturales, constituyen
un conjunto de cualidades y relaciones tan poco frecuentes
que es muy probable que hayan surgido en el curso de los
sucesos sin que haya un Dios todopoderoso que las
creara».26
Por eso tenemos que acordar en la conclusión de que
nada puede ser intrínseca y superiormente bueno a menos
que también exista un Dios que haya formado un universo
de ese modo. Claro que este es justamente el Ser cuya
existencia Harris niega, porque existe el mal.
¿PUEDE LA RAZÓN SOLA BRINDAR
UN MARCO MORAL?

Ante la posibilidad de un mundo desprovisto de un marco


moral, Harris opta por la «razón» como fuente de su des-
creencia en Dios, al tiempo que mantiene la creencia en un
código moral. Pero veamos entonces lo que dice el filósofo
canadiense Kai Nielsen, prolífico escritor en defensa del
ateísmo: «La razón no es la que decide aquí. La imagen que
les pinté no es agradable. Me deprime reflexionar en
- 58 -
ella. La razón puramente práctica, 2aun conociendo muy bien
los hechos, no te lleva a la moral». "
Así que, en sus propios términos como ateo Sam Ha-
rris o entra en un razonamiento moral que solo vale si Dios
existe, o está siendo irracional en sus afirmaciones.
Todavía falta que nos diga que Dios viola sus propias
leyes y que por eso es malvado o contradictorio. Pero al
hacerlo estaría afirmando una capacidad innata para re-
conocer la violación de la propia ley moral, como falla
moral.
Harris claramente supone que Dios mata a gente ino-
cente (Carta) y que, por eso, viola sus propias leyes. Vamos
a concederle esto por un momento. ¿Por qué está mal matar
a gente inocente? ¿Está mal porque Dios lo dice? ¿Está mal
porque Harris cree que no hay que matar a un inocente? Si
suponemos lo primero, que está mal porque Dios dice que lo
está, entonces Dios se contradice por medio de sus actos,
diciendo que matar inocentes está mal, pero al mismo tiempo
haciéndolo. Sin embargo, le queda todavía a Harris la
responsabilidad de probar su argumento de que no hay que
matar inocentes. Para creerlo sinceramente, tendrá que
suponer un marco moral que avale el valor intrínseco de la
vida del inocente. Aunque basándose en su punto de partida
ateo, no tiene dónde apoyarse para establecer este marco
moral.
Eso nos deja con una tercera opción, que Harris ha
ignorado o no quiere considerar: toma prestada

- 59
-
selectivamente parte de la revelación bíblica de la justicia y
la retribución, pero ignorando la historia completa en donde
encaja tal revelación y, por medio de la cual, adquiere
propósito. Su argumento moral distorsiona los puntos más
detallados de la Biblia al tiempo que niega su imagen total.
El cristianismo enseña que toda vida tiene valor. En el
secularismo, aunque no hay valor supremo para la vida, el
ateo subjetivamente selecciona valores en particular, para
aplaudir. Es un juego que practican todos los días los del
campo relativista a la vez que le niegan a la otra parte el
beneficio de jugar con las mismas reglas.
NO PODEMOS TENER UBRE ALBEDRÍO SIN SUFRIR

Si Sam Harris quiere hablar del sufrimiento tiene que


referirse a la autonomía humana y a la historia de Dios sobre
por qué somos como somos. Aunque se nos ofrece lo
sagrado, la voluntad es arrogante y se niega a someterse a la
voluntad de Dios. Ninguno de nosotros es diferente o mejor
que otros. Es solo que algunos saben ocultar mejor su
verdadera naturaleza. La historia del sufrimiento no puede
contarse sin la del orgullo humano y la de nuestra necesidad
de que Dios transforme nuestros corazones.
¿Está exigiendo Harris en realidad que Dios cree en
nosotros la capacidad de amar sin darnos la opción a
rechazar ese amor, el deseo de confiar y ser confiables
60 -
sin la libertad de dudar, el privilegio de elegir sin la
responsabilidad de aceptar las ramificaciones de lo que
decidimos elegir? Me confunde su hábil uso de las palabras
para ocultar el predicamento humano. Harris considera a
Dios «si es que existe, como el abortista más productivo de
todos» (Carta), diciendo que siquiera una sola muerte a
manos de Dios es inaceptable. Pero mira hacia otro lado
mientras millones de fetos son abortados por los seres
humanos.
¿EL DERECHO MORAL DE QUIÉN? ¿NUESTRO?
¿O DE DIOS?

Hace unos años el conocido astrónomo Hugoh Ross y yo


participábamos de un programa de radio en la Universidad
Estatal de Ohio. Hablábamos de un tema relacionado con el
origen del universo, cuando una oyente enojada llamó y
empezó a atacarnos con palabras duras. Nos acusaba de
hablar para formar una cortina de humo que lograra revertir
el fallo del caso Roe Vs. Wade, quitándole a la mujer el
derecho a hacerse un aborto. Recuerdo que estábamos
hablando sobre el origen del universo en ese momento. La
mujer insistió varias veces con una declaración: «Tengo el
derecho moral a decidir qué hacer con mi cuerpo».
Finalmente, cuando dejó de hablar para tomar aliento, le
dije: «Muy bien, señora. Como fue usted quien
-61 -
mencionó el tema, quisiera preguntarle algo. ¿Podría
explicarme esto? Cuando cae un avión y algunos mueren en
tanto otros sobreviven, el escéptico cuestiona el carácter
moral de Dios, diciendo que ha escogido quién muere y
quién sobrevive, por capricho. Pero usted dice que tiene
derecho moral a decidir si el niño que lleva en su vientre
vivirá o no. ¿No le parece raro eso? Cuando Dios decide
quién vive y quién muere, es inmoral. Pero cuando usted
decide quién vive y quién muere, es por derecho moral».
Se podía oír el vuelo de una mosca en el silencio que
siguió a mi pregunta.
Alguien puede decir, casi despectivamente, que no ve
un orden moral en acción. Aunque tengo grandes sospechas
de que el tema real no es la ausencia del orden moral en el
mundo sino la insistencia en decidir por uno mismo qué es
bueno y qué es malo a pesar de lo que por intuición sabemos
al respecto que es verdad. Seamos sinceros. Para creer que
no hay orden moral uno tiene que suponer el conocimiento
de lo que sería el orden moral si lo hubiese. Pero, ¿por qué
debiera verse más auténtica la opinión de alguien por sobre
la de otra persona? Y además, si de veras no hay orden
moral todo intento por imponerlo es puro pragmatismo,
abierto a cuestionamientos motivados por razones también
pragmáticas.
Por otra parte, antes de acusar al Dios de la Biblia de
violar su propio orden moral, ¿no debiera uno considerar el
hecho de que el mismo Dios que dio la ley moral
- 62 -
también da las razones por las que permite el dolor y el
sufrimiento? ¿Por qué debatir, siquiera por discutir nada
más, la posibilidad de que Dios ha dado una ley moral pero
ignorando el razonamiento que la acompaña?
POR NATURALEZA NOS RESISTIMOS AL ORDEN
MORAL DE DIOS

¿Por qué nos resistimos los humanos por naturaleza al


orden moral de Dios? Porque tras cada argumento hay un
puño cerrado, como el del ex premier ruso Joseph Stalin,
cuyo último gesto antes de morir fue incorporarse en la
cama y esgrimir su puño cerrado hacia el cielo. Sam Ha-
rris y Richard Dawkins, en efecto hacen lo mismo en los
años cumbre de sus vidas. Bajo toda la grandilocuencia
intelectual, hay un deseo encubierto de tener un mundo sin
Dios. ¿Por qué? Aldous Huxley respondió en nombre de
todos los escépticos cuando escribió que quería que el
mundo no tuviera sentido para poder liberarse de todas las
exigencias morales de la religión. Aun así, qué irónico es
que aun cuando repudiaba el sentido, denunciaba la
incapacidad moral de la ciencia: «Vivimos ahora, no en la
deliciosa intoxicación inducida por los tempranos éxitos de
la ciencia, sino en un gris “día después”, en que se ha vuelto
bastante aparente que lo que ha hecho hasta hoy la
triunfante ciencia ha sido mejorar los medios para alcanzar
fines no mejorados o directamente deteriorados».28
- 63 -
Fascinante. Y más, viniendo de Huxley ¿verdad? La
ciencia, a la que presenta como salvadora del mundo, no
tiene ímpetu moral. Pero, ¿por qué habría de sorprendernos?
No es ese el rol de la ciencia. Incluso Dawkins, el héroe de
Harris, admite que la ciencia no tiene ni métodos ni
autoridad para decidir qué es ético y qué, no. Y los29

académicos como el científico húngaro Michael Polanyi han


pasado sus vidas como filósofos de la ciencia, advirtiendo
contra esta hegemonía que buscan los ateos. 30

Aunque Viktor Frankl estuvo prisionero en Aus- chwitz,


no culpó a Dios por el Holocausto. Culpó de ese horror a los
hombres y mujeres que pensaban como Sam Harris.
Veamos lo que dice Frankl en The doctor and the soul [El
médico y el alma]:
Si presentamos al hombre como concepto del hombre
que no es verdad, podríamos corromperlo. Cuando pre-
sentamos al hombre como autómata de reflejos, como
máquina mental, como un atado de instintos y peón
movido por impulsos y reacciones, como mero producto
del instinto, la herencia y el entorno, alimentamos el
nihilismo al que, en todo caso, es propenso el hombre
moderno.
He llegado a conocer la última etapa de esa corrup-
ción en mi segundo campo de concentración,
Auschwitz. Las cámaras de gas de Auschwitz fueron la
consecuencia ulterior de la teoría que dice que el
hombre no es más que el producto de la herencia y el
entorno, como les gustaba

- 64 -
decir a los nazis, «sangre y suelo». Estoy absolutamente
convencido de que las cámaras de gas de Auschwitz,
Tre- blinka y Maidanek fueron preparadas no en algún
Ministerio de Berlín sino en los escritorios y salones de
conferencias de científicos y filósofos nihilistas.
31

En una entrevista con el Wall Street Journal, en abril de32


2007, el ex presidente de Indonesia, Abdurrahman Wahid,
dejó muy claro a quién culpa por el fundamentalismo
islámico. Él es moderado y pro occidental en su
pensamiento, y arriesga la vida por serlo. Específicamente,
declara que los estudiantes universitarios de su tierra
protestan no contra el proceso democrático sino contra la
radical creencia de que el conocimiento científico es el
único conocimiento, creencia que erradica al alma. Es esta
mentalidad obligada, anti-Dios e impuesta, la que lleva a
tantos a entregarse al extremo opuesto. ¿No es irónico que
cuando el islam está en el poder, se obliga a todos a creer en
él y que cuando el poder está en manos del ateísmo, son las
creencias ateas las que se imponen? Solo en el cristianismo
se dan los privilegios de creer o no creer, sin obligar a nadie.
LOS ATEOS, ¿SON MÁS «MORALES» QUE LOS
DEMÁS?

Sam Harris pregunta: «¿Cuándo fue el último disturbio


ateo?» (Carta). ¿Ha reconocido Harris en algún momento

- 65
-
el vínculo que hay entre su sistema de pensamiento y los
violentos radicales en el extremo de este? Las ideas traen
consecuencias, siempre. Porque el pensamiento es precursor
de la acción y la incitación de este tipo, con lenguaje que
enciende pasiones, bien podría dar origen a lo que él niega
con tal magnanimidad. ¿Es que no ha visto la violencia
durante las huelgas de los sindicatos en Europa? Allí había
ateos. ¿O no se ha enterado de los disturbios en el barrio
Watts de Los Ángeles y en otros lugares? También allí había
ateos. ¿No ha leído sobre la máquina de exterminación
instituida por Stalin después de abandonar a Dios y hacerse
ateo?
Ahora, quiero preguntar algo: ¿Has visto algún dis-
turbio después de que se estrenara la película basada en la
novela de Nikos Kazantzakis, La última tentación de
Cristo? ¿Viste disturbios después de la «muestra de arte» de
Andrés Serrano en que mostraba una fotografía de un
crucifijo sumergido en orina? ¿Viste que hubiera cines in-
cendiados luego de que se estrenara El Código Da Vinci? ¿O
después de la más reciente farsa de marzo de 2007, cuando
el Discovery Channel emitió un documental donde se
afirmaba que se habían encontrado los huesos de Jesús en
una tumba en Jerusalén, en 1980? (Añadiría que, si todas
esas historias fueran verdad, habría que creer en lo
sobrenatural [¡para que María Magdalena hubiese podido
estar en tantos lugares a la vez!)

-66
Me pregunto qué pasaría si se exhibiera en el cine una
película que expusiera prácticas homosexuales, usando la
investigación médica para evaluar esas prácticas. Me pre-
gunto qué pasaría si se prohibiera la enseñanza del ateísmo
en nuestras universidades. Veríamos tal vez disturbios como
nunca antes.
Los ateos no necesitan crear disturbios. Porque poco a
poco nos han ido quitando nuestro derecho de siquiera po-
der hablar en el ámbito académico. Quieren silenciarnos.
Cuando estuve en Oxford hace poco, me contaron sobre un
artículo escrito por Richard Dawkins, en que abogaba por
que a cualquier candidato a estudiante que se postulara y
tuviera una posición creacionista, se le negara la admisión a
Oxford. ¿Y es él el que critica la intolerancia de la religión?
Dawkins es profesor en Oxford, una universidad cuyo lema
es: «El Señor es mi luz». Se le ha dado el privilegio de
enseñar gracias a la ética judeocristiana de la tolerancia. Y
ahora que va en el asiento del conductor, quiere echar no
solo a los profesores cristianos sino incluso a los estudiantes
que no se adhieran a su visión atea. Pregúntale a cualquier
académico cristiano sobre lo cuidadosos que tienen que ser
los profesores cristianos con respecto a reconocer su fe en el
aula. Ahora Dawkins y otros quieren acallar también a los
alumnos. Bajo su peligrosa corrección política hay un plan
que busca asfixiar todo pensamiento que no sea el suyo.

- 67
-
NO PODEMOS ELIMINAR DE ESTE MUNDO EL
DOLOR, LA REALIDAD DEL MAL QUE PERCIBIMOS

Quiero destacar una importante verdad que surge del punto


de vista cristiano. Al eliminar el dolor de la experiencia
humana Sam Harris, en efecto, intenta eliminar la realidad
percibida del mal. Hay una diferencia fundamental entre el
Dios que permite que alguien muera, y que yo decida matar
a alguien: Dios tiene el poder de devolver la vida. Yo no lo
tengo. La historia del mal forma parte de una narrativa más
amplia. Ignorar esa narrativa más amplia es seguir mirando
los detalles sin aceptar lo general. En efecto, no hay más
alternativa que decir que no hay tal cosa como el mal y que
no existe tal cosa como el dolor. La siquiatría, en verdad,
hoy tiene dificultades con las ramificaciones de una droga
que elimina la culpa y el remordimiento. ¿Qué tipo de
mundo tendremos cuando el violador pueda tomar la píldora
del día después?
Hace un tiempo leí un artículo sobre una niña de tres
años, de Elk River, Minnesota. Sufre una rara enfermedad,33
que hace que sea insensible al dolor. Se llama Insensibilidad
Congènita al Dolor con Anhidrosis. La gente que sufre esa
enfermedad no siente dolor, no transpira ni tiene lágrimas.
Hay aproximadamente solo cien casos conocidos en el
mundo. La pequeña Gabby Gingras necesita supervisión
constante. Cuando tenía cuatro meses sus padres notaron
que se mordía los deditos
- 68 -
hasta que sangraban, pero no manifestaba sentir siquiera
molestia. A los dos años tuvieron que sacarle los dientes
para impedir que se siguiera mordiendo y se causara le-
siones graves. Podía meter la mano en un plato con comida
caliente y quemarse sin sentir siquiera incomodidad.
Siempre tiene que llevar puestos anteojos de seguridad
porque en una oportunidad se arañó la córnea. Practica
deportes con una audacia increíble, sin dudar ante la po-
sibilidad de golpearse o lesionarse. Dice que a veces tiene
ganas de llorar, pero no puede hacerlo. La vida de esa niña
está en peligro todo el tiempo. El promedio de vida para un
niño con esa enfermedad es de veinticinco años. Los padres
de los niños con Insensibilidad Congènita al Dolor, oran
porque sus hijos puedan sentir el dolor.
Si es posible, en nuestro mundo finito y con nuestro
conocimiento limitado, apreciar al menos un beneficio del
dolor, ¿no es posible entonces que Dios haya designado que
tengamos conciencia de ello, para recordarnos lo que es
bueno para nosotros y lo que no lo es?
Aunque a veces las ilustraciones puedan ser horrendas,
¿no podemos ver el marco moral que detecta las atrocidades
y se resiste a las tragedias? ¿Puede haber una respuesta más
grande y profunda que la de decir, sencillamente, que Dios
no existe?
Fue otro ateo, O. Hobart Mowrer, quien afirmó que, al
negar la realidad del pecado,34 en efecto perdimos el camino
como seres humanos y ahora andamos a tientas

- 69-
en la oscuridad buscando una definición del significado de
la vida.
Negar la existencia de Dios nos lleva a conclusiones
ridiculas, de tal modo que al final, el mundo amoral del
escéptico que sencillamente no puede explicar el bien, es
peor que el del teísta que sí tiene una explicación para el
mal. Según lo veo yo, aquí yace la raíz de nuestras diferen-
cias. Harris sencillamente niega la condición del corazón
humano, a pesar de la abundante evidencia que apunta a lo
contrario. Recuerdo que Malcolm Muggeridge dijo que la
depravación del corazón humano es a la vez la realidad más
intelectualmente resistida y más empíricamente verificable.
La maldad siempre se excusa, como cualquier cosa menos la
degeneración moral resultante de que cada uno de nosotros
se convierte en el dios de Dios.
EL CORAZÓN HUMANO SE INCLINA
HACIA EL MAL

¿Quieres evidencia empírica de que el corazón de la


humanidad naturalmente se inclina al mal? ^Solo fíjate en
las atrocidades que nos rodean en este mundo! No podemos
culpar a este «ismo» o a tal otro. Las decisiones y acciones
de cada persona se ven determinadas por lo que a ella le
importa.
Y cuidémonos de no juzgar a una filosofía por sus
abusos. La diferencia entre quien se llama cristiano y aun
- 70 -
así mata y asesina, y el ateo que hace lo mismo, es que el
cristiano actúa violando sus propias creencias en tanto la
acción del ateo es legítima expresión de sus creencias.
¿Recuerdas lo que dijo Karl Marx? Habría sentido
orgullo ante la metafísica de Sam Harris respecto de la re-
ligión, porque intentó lo mismo que hoy intenta él. Marx
dijo que la religión es «el opio de los pueblos».35 Sí, todos
los que odian la religión recuerdan esta cita. Pero olvidan,
deliberadamente o no, lo que dijo Marx a continuación: «La
religión es el suspiro de la criatura oprimida, el corazón de
un mundo sin corazón, el alma de las condiciones sin alma.
Es el opio de los pueblos... la religión es solo el sol ilusorio
que gira en torno al hombre, siempre y cuando este no gire
en torno a sí mismo». Los ateos quieren que giremos en
torno a nosotros mismos. Me corrijo: quieren que giremos
en torno a sus fluctuantes filosofías.
¿CÓMO DEFINIMOS EL AMOR?

Según la teoría atea del origen de la vida, la muerte del


sentido y del razonamiento moral están garantizadas. ¿Qué
otra cosa está en peligro de extinción? El amor.
¿Cuál sería la definición del amor que daría un ateo?,
pregunto. ¿Esto también es producto de las glándulas, al
igual que el mal que no es más que bailar al son del ADN,
según Richard Dawkins?36 Quiero contarte una historia que
oí cuando era joven.

-71 -
India es una cultura en la que se enseñan muchos
valores por medio de parábolas y proverbios. Una de esas
parábolas es la historia de un joven de cierta aldea que se
enamoró de una mujer de otra. Su amor por ella era real,
pero ella solo jugaba con él. Un día, la joven le sugirió que
si de veras quería casarse con ella tendría que probarle que
la amaba más que a nadie. El muchacho dijo:
—[Claro que te quiero más que a nadie!
—No es cierto —contestó ella—. Porque amas a tu
madre más que a mí.
Al joven le pareció graciosa la respuesta y trató de
explicarle que su amor por su madre era diferente al que
sentía por ella. Pero la muchacha no cedió:
—A menos que estés dispuesto a matar a tu madre y
traerme su corazón como trofeo de mi victoria, no aceptaré
casarme contigo.
El joven volvió a casa totalmente confundido y ape-
sadumbrado. Y un día, desesperado por ganarse a la chica,
tomó un cuchillo y mató a su madre. Le arrancó el corazón y
tomándolo en una mano corrió a la otra aldea para dárselo, a
su amada. Pero mientras corría por el bosque, tropezó y
cayó, y el corazón salió rebotando por el suelo. Tuvo que
andar a gatas, buscándolo desesperado, pero no lograba
encontrarlo por mucho que revisara. En un momento de
angustia, levantó una piedra y lo vio allí. Con alivio lo
levantó cuidadosamente y, al levantarse, se sacudió el polvo
de los pantalones con una mano mientras
72
- -
sostenía el corazón en la otra. De repente oyó una voz que
provenía del corazón:
—Hijo, ¿te lastimaste? ¿Te hiciste daño?
Cuando era pequeño y oí la historia por primera vez,
nadie tuvo que explicarme nada. Supe que declaraba que el
amor de una madre es tan potente que no hay traición que
pueda menguarlo. Siempre es interesante ver que cuando
relato esta historia en países de Asia y América Latina,
inevitablemente se me acerca alguien y dice: «Tenemos una
historia parecida en nuestra cultura».
¿Cómo es que de la «nada» terminamos con tan pro-
fundas ilustraciones del corazón de una madre? ¿No dijo
Bertrand Russell en sus últimos días37 que anhelaba que el
amor hubiera gobernado su vida? ¿Por qué escriben
siempre sobre el mismo tema los compositores de nuestra
sociedad, más que en cualquier otra? El amor es el anhelo
del corazón humano en sus términos más majestuosos.
USA Today presentó la historia real de Geary y Mary
Jean Chancey,38 que murieron ahogadas cuando el tren en
que viajaban cayó en un remolino cerca de Mobile,
Alabama, no sin antes empujar a su hija Andrea, de once
años, por la ventana, poniéndola en brazos de una mujer que
también iba en ese tren. Andrea, que tiene parálisis cerebral
y está en silla de ruedas, sobrevivió gracias a la ayuda de esa
mujer y de otras personas.
¿De dónde viene este tipo de amor sacrificado? Es lo
que un filósofo llamaría «acto supererogatorio», una acción
moralmente buena que va mucho más allá del llamado del
deber. ¿Puedo sugerir entonces que los Chancey arriesgaron
sus vidas, por ser los más fuertes, por proteger al más débil,
cosa que se opone totalmente a la selección natural? ¡Dios
nos libre de que uno de estos «débiles» caiga en manos de la
visión del mundo de Sam Harris, con imperativos éticos
como los que defiende Peter Singer y otros (profesor de
filosofía en Princeton), [que creen que un cerdo vale más
que un niño discapacitado!39 La prueba suprema de
cualquier civilización es qué hacemos con nuestros niños, y
la verdad, que a nuestros niños no les va nada bien. Desde el
aborto a la pornografía infantil, la filosofía atea logra su
cometido con ellos.
¿LE VA MEJOR A LA EUROPA OCCIDENTAL
SECULAR QUE A ESTADOS UNIDOS?

Tengo que añadir algo más. Sam Harris habla bastante sobre
los avances de los países menos religiosos que los Estados
Unidos, como los de Europa Central (Carta). ¿Es que no ha
visto la explotación del sexo en Europa? Con solo dar un
paseo por algunos aeropuertos, veremos todo lo que hay
disponible para los pervertidos. Y en los Estados Unidos, si
no fuera por la influencia de los Evangelios de Lucas y
Mateo en cuanto al nacimiento de Jesús de una madre
virgen, podríamos tener la misma floreciente industria del
sexo, derramando miles de millones de

- 74 -
dólares sobre las economías de los países más pobres, solo
por usar a sus atractivas mujeres. Sí, estás leyendo bien.
Según Harris, la historia de la maternidad de la virgen María
según la registran Lucas y Mateo es la razón por la que en
Occidente hay inhibiciones sexuales (Carta).
¿Ha visto Harris el tráfico de jóvenes mujeres hacia la
cloaca del distrito rojo de Ámsterdam? Mi hija trabaja res-
catando mujeres de la industria del tráfico sexual. Europa es
una pesadilla, donde miles de jóvenes se encuentran
atrapadas en las garras de ese horrendo comercio. Podría
contarte una historia tras otra, pero voy a remitirme a una
sola. Una mujer que trabaja con un grupo cristiano que
rescata a niños de las garras de los traficantes sexuales me
dijo que una vez rescató a una bebé de dieciocho meses de
los brazos de un hombre que descargaba sus fantasías
sexuales con la pequeña.
¿Sabes que esa gente, que vive según la filosofía atea y
controla esos lugares, amenaza de muerte a los que, como
mi hija, intentan rescatar a esos niños? ¿Dónde están Sam
Harris y Richard Dawkins en todo esto? ¿Tal vez, escri-
biendo libros sobre la inacción de Dios? ¿Ha estudiado
Harris los resultados de la pornografía y su devastador
efecto, en esos países que son «mucho mejores» (más
saludables y menos disfuncionales, según Carta...) que la
«religiosa» Norteamérica? Parece que su coeficiente em-
pírico no tiene forma de calibrar esas cosas. Su perspectiva,
finalmente matará también a la majestad del amor.

- 75 -
Reinará el pragmatismo y desaparecerán los compromisos,
morales con la fidelidad.
LA ESPERANZA
¿Qué otra cosa muere en el ateísmo? La esperanza.
Si hay un tema recurrente que he oído durante mis tres
décadas de viajar por el mundo, es el anhelo de esperanza
que hay en el corazón humano. Sin razones para ella, la
gente crea sustitutos y sigue rituales sectarios, inventados
con el fin de anticipar lo que podría convertirse en
esperanza.
¿Cuál es la respuesta de Sam Harris para la esperanza
en la etapa última de la desesperanza, forma en que suele
verse a la muerte? La nada. Silencio total. El tratamiento de
los ateos en cuanto al tema de la muerte suele estar repleto
de denigrantes calificaciones a las «experiencias cercanas a
la muerte», que buscan descartar toda realidad ofrecida por
los que mueren a quienes están dejando atrás. Pero, ¿cómo
saben ellos que esas descripciones no son ciertas? Uno no
puede, por supuesto, creer en todo lo que se dice, por eso su
escepticismo tiene justificativos. Pero, ¿significa esto que el
olvido o el agnosticismo son las únicas opciones?
Este mismo tipo de escepticismo es el que tenían algu-
nos discípulos, que al principio no creían que Jesús había
resucitado. Ya habían oído ese tipo de historias. Tampoco
tenían entendimiento claro de lo que sigue después de la

- 76
-
muerte y pensaban que la resurrección de Jesús era un
cuento pergeñado por mujeres que tenían alucinaciones. Me
pregunto si las múltiples evidencias de que Jesús había
resucitado, presentadas a los ateos de hoy, harían alguna
distinción. El apóstol Pedro vio más y estuvo más cerca de
los milagros que casi cualquiera de los otros discípulos. Pero
en el momento más importante, tuvo dificultades para creer.
LA NECESIDAD DE TENER FE

El problema con la evidencia es que es muy limitada al


momento y crea exigencias por evidencias mayores. Lo he
visto una y otra vez. Hoy tal vez se trate de un asunto de
negocios, en que haga falta la intervención de Dios. Y
mañana, podrá tratarse de que quiero que me cure del
cáncer. Pero pasado mañana, también podrá ser que yo
quiera que me devuelva a un ser querido que ha muerto.
La visión de la fe cristiana es bastante sencilla. Dios ha
puesto lo suficiente en este mundo como para que la fe en Él
sea algo razonable. Pero también, dejó fuera lo suficiente
como para que nos sea imposible vivir solo guiándonos por
la razón.
La enseñanza de la resurrección tomó por sorpresa aun
a los discípulos, que no esperaban ese giro tan drástico. Toda
su esperanza se basaba en la política: suponían que Jesús
vencería a Roma. Pero la victoria política habría

77 -
sido nada más que una solución superficial, como lo es la
solución de Harris para el problema de la esclavitud y el
racismo. La libertad que se otorga solo por ley no asegura
que el que era amo busque como igual a quien era antes su
esclavo.
UNA ESPERANZA DIFERENTE

Me entristeció leer los comentarios de Sam Harris acerca del


importante porcentaje de musulmanes en la población
carcelaria de Francia (Carta), del que infiere que Europa
occidental no tendría problemas con el crimen si no fuera
por los residentes musulmanes (o de otras religiones). Como
observa Scott Atran, «La inferencia obvia... es que el islam
alienta a la conducta criminal».40 Y Atran añade: «Lo que no
se informa es que los musulmanes en los Estados Unidos no
se reportan en su número exacto en las poblaciones
carcelarias, como sí sucede con los judíos norteamericanos,
y que los factores que predicen la entrada de los
musulmanes en las cárceles europeas son casi los mismos
que para los afroamericanos que ingresan a las prisiones de
los Estados Unidos, a saber: falta de empleo, falta de
educación, falta de representación política, etc. Además, la
educación religiosa es un factor negativo en el pronóstico de
la cantidad de musulmanes que ingresan a las cárceles
europeas».

-78 -
Sam Harris deja ver un prejuicio un tanto asombroso.
¿Cómo es que logra efectuar declaraciones tan derogatorias
contra los musulmanes, acusando en su libro a estas
comunidades de «misoginia, antisemitismo.... casamientos
obligados, asesinatos de honor, violaciones punitorias y
desprecio asesino por los homosexuales»? Es algo que nos
confunde (Carta). Si hubiera dicho lo mismo con respecto a
los afroamericanos, no habría encontrado institución ni
editorial que quisiera darle empleo. Usando su mismo
argumento, también podría decir que el problema en el
mundo son los varones y que si pudiéramos eliminar a todos
los menores de veinticinco años, tendríamos un mundo
mejor.
¿Ha visto Harris el hervidero de angustia de esta ju-
ventud en Francia? Son suelo fértil para que germinen los
disturbios y el crimen. [Es una vergüenza que use tan duras
declaraciones y patéticos errores, con hostilidad hacia un
pueblo y sus creencias!
No soy musulmán, ni simpatizo con muchas de las
doctrinas del islam, pero entiendo el enojo que surge entre
los jóvenes de Pakistán, Francia y otros lugares. Su rebelión,
que suele ser un grito pidiendo decencia y respeto que no
suelen recibir, ha sido explotada muchas veces por hombres
llenos de odio, sedientos de sangre. Lamentablemente, los
escritores como Harris añaden combustible a ese fuego del
prejuicio. A lo largo de los años he tenido el privilegio de
ser invitado por universidades y países

79
- -
musulmanes. Reconocen que mis creencias son diferentes a
las de ellos, pero aprecian el respeto con que me dirijo a sus
audiencias. La forma irrespetuosa en que Harris se dirige a
los musulmanes hace que me pregunte si saldría ileso en
caso de declarar las mismas cosas públicamente en un país
musulmán. Su prejuicio se reconoce a un kilómetro de
distancia y la antipatía mutua es, literalmente, un callejón
sin salida.
¿Por qué ha elegido Harris ese camino? ¿No está ca-
lificado para tratar los temas que nos separan, aparte del
método de convocar a la erradicación de la fe? ¿O tal vez
está tratando de usar el valor sorpresa para propagar sus
ideas? ¿No puede ver que este método no difiere mucho de
los que él mismo critica?
Quiero señalar aquí que los radicales musulmanes usan
el mismo rencor que Harris porque se les ha enseñado que
este mundo presente es el lugar donde se dirimen todas las
cuestiones. Y esa posición contrasta totalmente con la
enseñanza de Jesús, que habló de una esperanza que no
hacía falta ocultar o abandonar. Habló de una esperanza que
respetaba al cuerpo y al alma. De una esperanza basada en
la relación con Dios.
Lo que los ateos encuentran grotesco a causa de su
seudo-intelectualismo, Jesús lo dijo con toda claridad. Ha-
bló con bondad, pero directamente con la mujer junto al
pozo que contaba con cinco ex maridos, sin embargo, no la
reprendió como si fuera una criminal. La mujer a quien

- 80
-
Jesús sanó después de expulsar a siete demonios que la
poseían, se sentiría avergonzada de lo que Hollywood
mostró como compromiso de ella con Jesús. Sea por medio
de La última tentación de Cristo o del Código Da Vinci, esta
María Magdalena se ve arrastrada hacia la vida privada de la
imaginación del escéptico. Los que viven de la industria del
entretenimiento y adoran al sexo no entienden siquiera un
ápice de la ternura y el afecto que sentía Jesús por las
mujeres, tan marginadas en su época. No pueden reconocer
siquiera el toque de pureza del Señor.
A partir del caldo primordial, uno se ve obligado a vivir
apartado de la ley moral, sin sentido, sin verdadero
entendimiento del amor y sin esperanza.
LAS DOS PRUEBAS DE LA APUESTA DE PASCAL

Si Sam Harris está equivocado, no hay una segunda opor-


tunidad para que se corrija. Aquí es donde en una conver-
sación con el pastor y escritor Rick Warren, en la revista
Newsweek,41 Harris equivocó el mensaje de la apuesta de
Pascal. El filósofo francés Blas Pascal no dijo que apostaba
su creencia. En esencia, dijo que hay dos pruebas para la fe:
la empírica, basada en la investigación, y la existencial,
basada en la experiencia personal. Al negar la existencia de
Dios Harris se queda con solo una opción en su búsqueda de
la felicidad y el propósito: la prueba existencial de alcanzar
la plenitud por sus propios medios.

-81
Para el que cree en Dios y el que sigue a Jesús, hay más
que la prueba existencial, sujeta a las circunstancias y
condiciones del momento. También tenemos la prueba
empírica de la persona, enseñanzas y obra de Jesucristo. Los
ateos responderán que también hay prueba empírica para el
naturalista, es decir para quien cree únicamente en la
materia. Pero en cuanto a la moral y el sentido, no tienen
dónde mirar más que en sí mismos, como referencia o
marco. Y si son ciertas sus suposiciones, lo existencial es la
única ruta legítima para la búsqueda del significado. Pascal
declaró que si la prueba existencial para buscarle significado
a la vida era la única opción que le quedaba, el hambre de su
corazón se había satisfecho al seguir a Jesús y que con eso
había hallado la plenitud. En el peor de los casos, si el ateo
tiene razón y la muerte no es más que olvido, Pascal cumplía
con la única prueba que tiene el ateo para la fe, y había
encontrado que su relación con Jesús era existencialmente
satisfactoria. Como cristiano, pasó tanto su propia prueba de
la verdad en la persona de Jesús (la prueba empírica) y
también la prueba existencial que presenta el ateo. Por eso
podía decir que no perdía la apuesta jamás, y que en ninguno
de los casos perdería, no importa cuál fuera la prueba que
usara.

82
- -
PLACERES FUGACES ¿O JUSTICIA SUPREMA?

Luego de su conversación con Rick Warren, Sam Harris


volvió a demostrar que no entendía a Pascal. Sugirió que
«hay muchas suposiciones cuestionables en esa apuesta.
Una, es la idea de que la gente no paga un precio exorbitante
por la fe religiosa... ¿Cuáles han sido los costos sicológicos
que ha impuesto en los cristianos la ansiedad o aprehensión
en cuanto al sexo, en las últimas setenta generaciones? Hoy
los costos de la religión son incalculables».42
¿Es que ha vuelto a equivocar todo un mundo de ra-
zonamientos morales, y sin querer, revela un hedonismo
subyacente? ¿Hay que librarse de los moralistas para poder
limpiar el campo de juego? Su argumento desde esa estrecha
perspectiva, dice en esencia que renunciar a la justicia
suprema más allá de la sepultura, no es pérdida porque los
placeres momentáneos de la existencia están en el aquí y el
ahora. Si uno cree en eso, los Hitler y Stalin de la historia,
que murieron sin ser llevados a juicio, son los verdaderos
ganadores.
¡Piensa en un mundo sin justicia suprema! Piensa en el
joven Seung-Hui Cho, estudiante de la Universidad
Tecnológica de Virginia, que asesinó a treinta y dos es-
tudiantes y profesores y luego se suicidó. En un mundo sin
justicia suprema, ese joven gana. Los inocentes asesinados
al azar y sus familias, no tienen dónde recurrir, no

- 83 -
tienen cierre para ese dolor. ¿Te sientes en paz con eso? ¿Es
lógico que Harris se preocupe más por la pérdida cristiana
de parte del placer sensual que por la pérdida de la justicia
suprema a la que Aristóteles llamó ética central? Y en
cuanto a renunciar a placeres, he hablado con los más
indulgentes buscadores del placer y vi que viven una
sensación de vacío.
Fuera de un marco moral, el placer es camino seguro a
la bancarrota sensual. Sin embargo, el cristiano que disfruta
del placer legítimo dentro de los límites de Dios, vive la
vida como perpetua novedad. La vida sin límites para el
placer sensual es un campo minado que presenta el peligro
real de que la misma posibilidad del placer, desaparezca en
medio de la explosión.
Jesús dijo: «Yo he venido para que tengan vida, y la
tengan en abundancia» (Juan 10:10). No habló de cómo
vivir nada más, sino principalmente de la verdad según la
cual hemos de vivir. Lo objetivo informa lo subjetivo.
Pascal era un pensador y les recordaba a sus lectores que la
mente y el corazón, lo empírico y lo existencial, necesitan
estar conectados. Lamentablemente, Harris no ve esta
verdad.
EL CRISTO DE LAS ESCRITURAS

Quiero pasar ahora a las asombrosas y patéticas declaracio-


nes que hace Sam Harris acerca de la persona de Jesús. El

84
- -
argumento de resistencia en su libro, aparece casi a mitad de
la carta o ensayo, donde afirma que, aunque los escritores de
los evangelios de Lucas y Mateo citan la traducción griega
de Isaías 7:14 como base de su afirmación de que María era
virgen, en realidad esa fuente se basa en una «mala
traducción» del texto de Isaías en el hebreo original. En
Isaías, la palabra hebrea almah, dice Harris, significa
«sencillamente “mujer joven”, sin implicar que fuera
virgen». Así, dice Harris, «el dogma del nacimiento de una
virgen y gran parte de la ansiedad en cuanto al sexo que hay
en los cristianos», se deben a un error.
Al releer este párrafo tuve que preguntarme cómo es
que su editor no le advirtió con respecto a tal flagrante
tontería. El señor Harris es un hombre inteligente. ¿De
dónde sacó un razonamiento tan intrincado, de que la «an-
siedad o aprehensión en cuanto al sexo» del mundo cristiano
resulta de la creencia en el nacimiento virginal, que está
basado en una mala traducción del texto hebreo?
Y un poco después en el mismo párrafo, Harris declara
que Pablo ni siquiera menciona el nacimiento virginal en sus
escritos. Como Harris ve un vínculo directo entre la creencia
en el nacimiento virginal (que Pablo no menciona) y la
ansiedad en cuanto al sexo, ¿cómo explica entonces la
«ansiedad o aprehensión» de Pablo en cuanto al sexo, dado
que la mayor parte de las enseñanzas bíblicas contra la
promiscuidad sexual, son de Pablo? ¿Cómo afectó a Pablo
la «mala traducción» de un texto hebreo, e
- 85
-
influyó en sus enseñanzas sobre la pureza sexual, si Pablo
nunca menciona la supuesta fuente de tal ansiedad?
Harris también comenta acerca de la aparente inco-
modidad del apóstol Pablo en cuanto a las «acusaciones de
la ilegitimidad de Jesús», y señala que Juan no menciona
«sus milagrosos orígenes» (Carta). Sin embargo, nadie más
que Juan presenta una imagen más gloriosa de Jesús en su
visión apocalíptica. No le incomodaba ni le avergonzaba la
dignidad de Jesús, así que ¿por qué le sería difícil aceptar el
nacimiento virginal? Además, Juan dice cosas muy duras en
contra de la inmoralidad sexual, como para que los
promiscuos y Dios puedan encontrarse en un punto común.
¿De dónde proviene su «ansiedad o aprehensión por el
sexo», si según Harris Juan no se sentía cómodo con la
enseñanza del nacimiento virginal?
¿Qué puede uno decir ante tanta falta de lógica? Mi
madre siempre citaba un proverbio tamil: «Lo golpearon por
detrás, pero perdió los dientes», queriendo decir: ¿Qué
relación hay entre una cosa y la otra?
Es evidente entonces que Harris no es un estudioso de
la Biblia y que le haría falta leer Isaías en mayor pro-
fundidad. ¿Alguna vez ha estudiado la complejidad de este
tema? ¿Conoce la naturaleza de la profecía hebrea y su
género literario? ¿Sabe que hay numerosos ejemplos de
profecías hebreas que tienen «compenetración» en dos
cumplimientos, uno parcial y el otro, total? Esto sucede en 2
Samuel 7, que se refiere en su cumplimiento tanto

- 86
-
a David como al Mesías. Lo mismo vale para el Salmo 2. Es
una técnica común en la profecía hebrea. Los hebreos
entendían la compenetración y cómo operaba, y Mateo era
hebreo.
Si Isaías hubiera usado el típico término hebreo para
decir virgen, que es betulah, no habría elegido la palabra
correcta para la situación. Porque el cumplimiento inme-
diato de la profecía está en Isaías 8:3, cuando la esposa de
Isaías da a luz a un hijo. El pueblo había pedido una señal
de que Dios mandaría de veras al Mesías y el nacimiento del
hijo de Isaías era señal inmediata de que se cumpliría la
profecía mayor y la promesa del nacimiento virginal.
Después de todo, ¿de qué les serviría una señal que no se
daría sino hasta setecientos años más tarde? Por eso, Isaías
usó la palabra almah, que literalmente significa «joven
doncella», y que puede, por supuesto, incluir la virginidad.
Por eso es esa la palabra precisa que cubre ambas
situaciones: la de la esposa de Isaías y la de la prometida de
José, María.
Pero si con esto no basta, la doctrina del nacimiento
virginal se basa en la admisión de la propia María. José
quería dar por terminado su contrato nupcial con María
porque estaba perplejo, hasta que el ángel se le apareció y
verificó lo que María le había dicho. Por ley religiosa, José
habría tenido que presentarse ante el escriba y declarar
públicamente que el niño no era hijo suyo. ¿Está dispuesto a
reconocer Harris lo que Isaías escribió en el

87
- -
capítulo 9, versículo 6: «Porque nos ha nacido un niño, se
nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus
hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable,
Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz?» Esto confirma
la divinidad de Jesús. Y Harris lo omite, pero usa Isaías 7
para negar el nacimiento virginal. Da pataleos de ahogado
con tan pobres argumentos.
LA NATURALEZA DE LA PROFECÍA

Sam Harris revela también su ignorancia acerca del tema de


la profecía bíblica en su tratamiento del texto de Mateo
27:9-10, donde se mencionan las «treinta monedas de plata»
(Carta). Dice que Mateo da crédito a Jeremías por la
profecía de las treinta monedas de plata cuando en realidad,
quien lo profetizó fue Zacarías. O Harris no sabe o no se
molestó en explicar que hay dos pasajes proféticos en las
Escrituras que convergen en este único cumplimiento de las
treinta monedas de plata. Jeremías 19 menciona a un
alfarero en un «campo» llamado Valle de la Matanza
(versículo 6) que en Mateo 27:8 se llama Campo de Sangre.
Ese campo, bajo tal nombre, donde la Biblia dice que Judas
se ahorcó y fue enterrado, sigue existiendo hoy. Jeremías
enfoca la atención en la sangre inocente que se derramó
(Jeremías 19:4). Zacarías menciona específicamente que el
precio de la traición fueron treinta monedas de plata
(Zacarías 11:12). Y Mateo, en el Nuevo
- 88-
Testamento nos dice que el hombre inocente cuya sangre se
derramó fue Jesús, y que por traicionarlo Judas recibió
treinta monedas de plata. Mateo hace referencia a lo escrito
en Jeremías porque el precio real de la redención fue la
sangre derramada, en lugar de las monedas que se le
pagaron a Judas.
¿De veras espera Harris que, de un renglón, entre veinte
mil que tiene el Nuevo Testamento, surja evidencia que
pueda negar la totalidad del mensaje? Sobre tal base, no
debiéramos confiar en la ciencia como disciplina ni darle
crédito a ningún científico, si consideramos los miles de
millones de años que hay entre los cálculos que los distintos
físicos y astrónomos hacen para determinar la edad de la
Tierra. Estos márgenes están permitidos porque se conocen
los datos de donde, selectivamente, se toma la información.
Harris se queja de que la Biblia no es precisa en las
matemáticas, y la acusa de colar el mosquito al tiempo de
tragarse un camello. Por ejemplo, señala que la Biblia (1
Reyes 7:23-26; 2 Crónicas 4:2-5), declara que «el radio de la
circunferencia de un círculo con respecto a su diámetro es
3:1» (Carta). Pero la Biblia no es un tratado sobre fórmulas
matemáticas. ¿En qué libro de química orgánica se habla del
matrimonio? Después de todo, ¿no tiene que existir una
cierta química entre los cónyuges? Todos aceptamos que la
exploración de la química «relacional» no es tema de
estudio para la química orgánica.
- 89-
¿Por qué no miró Harris lo detallado que es Daniel 11 en su
profecía para los siguientes trescientos años? Tal vez,
porque Daniel le resultó demasiado convincente y tendría
que haber demostrado que alguien como Nostradamus,
también pudo hacer predicciones válidas.
Harris me recuerda a un paciente siquiátrico que insistía
en que estaba muerto. Después de muchas horas, los
médicos finalmente lograron convencerlo de que solamente
los vivos sangran. Y de inmediato, lo pincharon con una
aguja. Cuando el hombre vio la sangre, el paciente exclamó:
«¡Sorprendente! ¡Así que los muertos también sangran!»
JUICIO A DIOS PARA QUE PRESENTE EVIDENCIA
DE SU EXISTENCIA

Parece que no importa qué evidencia se ofrezca, Dios jamás


podrá probar su existencia ante Sam Harris, porque lo que él
busca no son pruebas. Busca a un Dios, que él ha formado a
su propia imagen. Y por cierto no es el primero en pedirle a
Dios que ofrezca pruebas de su existencia de acuerdo a
parámetros humanos. Hace siglos ya, Satanás le dijo a Jesús:
«Si eres el Hijo de Dios, ordena a estas piedras que se
conviertan en pan» y «Si eres el Hijo de Dios, tírate abajo.
Porque escrito está: “Ordenará que sus ángeles te sostengan
en sus manos, para que no tropieces con piedra alguna”», y
«... todos los reinos del mundo y su esplendor.

90
- -
Todo esto te daré si te postras y me adoras» (Mateo 4:3, 6, 8-
9). Me parece que los escritores de los evangelios entendían
mejor a los ateos de lo que ellos mismos se entienden, o
diría, mejor de lo que les importa a los ateos entenderse a sí
mismos. Quienes hemos pasado la mitad de nuestras vidas
debatiendo con gente que presenta tales argumentos,
reconocemos la hostilidad y sabemos cuándo los argumentos
sobrepasan los límites de lo creíble. Daré algunos ejemplos:
EN EL BUDISMO NO HAY «PROPIO SER»

Cada vez que Sam Harris ve algo bueno en lo que hizo o dijo
Jesús, lo descarta con un par de frases y lo compara con algo
que le parece superior, en alguna otra religión. Su método de
autodidacta consiste en seleccionar un pasaje de la literatura
budista al azar, y abrir el libro «con los ojos cerrados». No
podría ser mejor reflejo de su forma de ver las cosas (véase
El fin de la fe). Es claro que el tema le queda demasiado
grande. Aquí va parte del pasaje que ha elegido, de los
escritos de Padmasambhava, fundador del budismo tibetano:
En el momento presente en que (tu mente) permanece en
su propia condición sin construir nada, es común que en
ese momento haya conciencia. Y cuando miras dentro de
ti, desnudo de este modo (sin pensamientos

- 91 -
discursivos), como hay solo pura observación
encontrarás lúcida claridad sin que haya presente nadie
más que observe, sino la desnuda conciencia manifiesta.
Harris está admitiendo que tomó el libro del estante y lo
abrió al azar, encontrándose con este pasaje. Esta es su
forma de ilustrar la superioridad de la espiritualidad oriental
por sobre el judaísmo, el cristianismo y el islamismo, que
admite ponen su enfoque en la fe más que en el misticismo
empírico del hinduismo y el budismo.' Después de citar ese
pasaje de la literatura budista, que eligió al azar, llega a la
conclusión de que «uno podría vivir millones de años como
cristiano, musulmán o judío sin encontrar jamás enseñanzas
como esta sobre la naturaleza de la conciencia» (El fin de la
fe).
Y tiene razón. Absolutamente. ¿Sabes por qué una
persona jamás encontrará en ningún lugar más que en el
budismo enseñanzas sobre la naturaleza de la conciencia,
esa «desnuda conciencia manifiesta»? Porque, a diferencia
del judaísmo, el cristianismo, el islamismo e incluso el
hinduismo, en el budismo no se cree en la existencia del ser
individual. No hay «yo» ni «tú». No hay observador, ni
«propio ser» que observe.
* Harris escribe: «La fe es como un rinoceronte, en efecto. Porque en realidad no hará
mucho en términos de trabajar para ti pero, si lo encierras, logrará llamar tu
atención de manera espectacular» (El fin de la fe).
El selectivo uso que hace Harris de las enseñanzas
religiosas, apoya la acusación de «defensa especial», la vio-
lación de una ley de la lógica que requiere que se apliquen
las mismas reglas a ambos lados de un argumento. Dada la
forma en que ha utilizado estas enseñanzas, no puedo sino
preguntarme si las entiende siquiera. Y si las entiende, su
error es todavía mayor.
Es más, a Gautama Buda no le habría gustado el elogio
que le ofrece Harris. Habría ubicado a este hombre en el
último peldaño de su escalera, porque si hay algo que surge
de los libros de Harris es la pasión, la voluntad, el poder y el
deseo y son justamente esas cosas las que Buda considera
como origen de todo sufrimiento. El hecho de que Harris
deseara escribir El fin de la fe, va en contra del «alma» del
budismo porque Buda negaba la existencia de la
individualidad por la misma razón que Harris presenta para
negar a Dios. El fundamento de la opinión científica de
Harris se basa en el observador, algo que no existe en el
budismo o que al menos no debiera existir. La creencia en
Dios significa necesariamente, creer en la individualidad de
cada persona. ¿No es fascinante que un argumento que se
inició como negación de Dios acabe negando al propio ser?
El asesino en masa de la Universidad Tecnológica de
Virginia utilizó un signo de interrogación para identificarse.
La lógica de la negativa de Dios es cuestionar el valor de
cada individuo.
- 93 -
Le presento a Harris el reto de revisar su libro con
fidelidad al budismo, sin el uso de pronombres personales.
Porque que él escriba un libro para decirme a mí que lo que
enseña Buda es mejor que lo que enseñaron Jesús o
Mahoma, implica que tienen que existir al menos cinco
individuos para que pueda transmitir su mensaje. Y ninguno
de esos individuos, según la enseñanza budista, tiene un ser
individual.
EL DAÑO DEL JAINISMO

Sam Harris revela una similar falta de entendimiento del


jainismo, cuando se refiere a lo que juzga positivo en ese
sistema de creencias. Dice que para él el jainismo es
totalmente inofensivo si se lo compara con las horribles
cosas que ha hecho el cristianismo, y que la ética del jai-
nismo es superior a la del cristianismo (Carta). ¿Sabrá que
Mahavira, gran maestro del jainismo, llevaba la boca
cubierta con una máscara para no tragar insectos, que solo
son diferentes en nivel a comparación de lo que él piensa son
los seres humanos? Si la ética del jainismo es superior, la
próxima vez que Harris se siente a comer, por consideración
a sus congéneres tendrá que negarse a comer carne.
Harris también observó que la inspiración de Martin
Luther King provenía de Gandhi (Carta). Más le valdría
entonces a Harris saber que a Mahatma Gandhi Jesús le

- 94 -
merecía mucho más respeto del que él le da, y que en
realidad, Gandhi llevaba consigo un Nuevo Testamento
dondequiera que iba. En el museo del ashram de Gandhi en
Ahmadabad hay una cita de Bertrand Russell, para colmo, en
la que evalúa por qué Gandhi tuvo éxito en la India al
oponerse al dominio británico: «Dudo que el método
empleado por Gandhi alcanzara el éxito, si no hubiera
apelado a la conciencia de un pueblo cristianizado». Aquí, el
ardiente ateo se refiere a un panteísmo y dice que la única
razón por la que alcanzó su meta de la independencia
nacional fue porque apelaba a la conciencia de los teístas.
No importa cuánto se esfuerce Harris por ocultarlo, el
hecho es que supone una ley moral a la que no tiene derecho.
Efectúa pronunciamientos morales sobre otras religiones,
diciendo que son superiores al cristianismo, porque utiliza un
marco moral objetivo al que dichas religiones no suscriben
en tanto ignora por completo los fundamentos de esas
religiones, que en efecto lo consideran poca cosa, a
diferencia de lo que sostiene la fe cristiana. El hinduismo
tiene un sistema de castas que le es intrínseco. El budismo
niega al propio ser y la individualidad. Y el jainismo lo pone
a la par de un insecto. El estudio del código de Hamurabi y
las Leyes de Manu, muestran un marcado contraste en sus
puntos de partida en comparación con el cristianismo. Solo
en la enseñanza judeocristiana los imperativos éticos parten
del valor del

- 95 -
ser humano. Y esta ética ha sido impartida por Dios, no por
hombres y mujeres.
LA MORAL INHERENTE A LOS DIEZ
MANDAMIENTOS

Cuando Sam Harris declara, despectivamente, que los


primeros cuatro mandamientos «no tienen nada que ver con
la moral» (Carta}, solo puedo mover la cabeza para expresar
mi asombro. Es evidente que no tiene capacidad para
entender que los últimos nueve mandamientos dependen del
primero: «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué de Egipto,
del país donde eras esclavo. No tengas otros dioses además
de mí» (Éxodo 20:2-3}. Sin el primero, los restantes nueve
mandamientos no tienen relevancia. Cuando cité la
afirmación de Harris ante una audiencia de jóvenes
pensadores en Oriente, respondieron con una mirada de
asombro, e incluso algunos rieron. Aunque Harris no lograba
hacerlo, ellos sí pudieron reconocer la lógica conexión entre
el primer mandamiento y los nueve que le siguen. Es esta la
mayor diferencia entre el marco moral del ateo y el del
judeocristiano.
En la declaración: «Yo soy el Señor tu Dios. Yo te saqué
de Egipto, del país donde eras esclavo», se nos enseñan dos
preceptos: 1} que todo razonamiento moral se basa en la
realidad de Dios, y 2} que la «justicia» o «moral» no puede
conseguirse sin la redención. Aunque

- 96
-
para Harris este concepto sea completamente bizarro y
extraño, se basa en el pensamiento más firme y refleja la
realidad. Para los hebreos, la redención siempre precede a la
justicia y la adoración siempre se ve precedida por la
redención y la justicia. Uno no puede ser justo si no es
redimido primero, y no puede adorar hasta tanto sea redimido
y justificado. La secuencia no admite alteraciones.
Pero para Harris, porque es ateo, la adoración es la
maldición que pesa sobre una humanidad que ya alcanzó la
mayoría de edad aunque al mismo tiempo reconoce que el
corazón humano tiene un lugar para lo sagrado. De allí
provienen algunas de las sugerencias irracionales y sin
sustento que presentan algunos desde el ateísmo, como la
sugerencia de Carolyn Porco en los discursos del Instituto
Salk, en los que afirma que la ciencia debe crear sus propios
rituales y ceremonias para inspirar temor reverencial41. Uno
de mis amigos dijo que jamás sería ateo porque entonces, no
tendría días de fiesta. Bueno, ¡la solución de Porco debiera
ocuparse de tal objeción! Los intentos por fabricar temor
reverencial están destinados a fracasar, al tener origen en una
falsa moralidad. Y son parte primaria de la diferencia que
hay entre el marco moral de cualquier otra religión en
comparación con el cristianismo o el judaísmo.
Sin embargo, en este aspecto la fe cristiana no puede
compararse con ninguna. Consideremos la fascinante
conversación entre Jesús y los que se creían más santos

- 97
-
que los demás, en la que la política se contrapone a la
religión:
«¿Nos está permitido pagar impuestos al César o no?
Pero Jesús, dándose cuenta de sus malas intenciones,
replicó:
—Muéstrenme una moneda romana. ¿De quién son esta
imagen y esta inscripción?
—Del César —contestaron.
Entonces denle al César lo que es del César, y a Dios
lo que es de Dios».'
Quienes presentaban estos cuestionamientos eran muy
parecidos a Sam Harris. Lo único que querían al formular la
pregunta era hacer que Jesús tropezara. La respuesta les
encuentra con la guardia baja, tendría que haberlos obligado
a seguir preguntando. Pero guardaron silencio luego que el
imperativo en la respuesta les mostrara su hipocresía.
Tendrían que haber preguntado, obviamente: «¿Qué es lo que
es de Dios?»
Sospecho que Jesús les habría dicho: «¿De quién es la
imagen y la inscripción que llevas en ti?»
En otra ocasión, quienes cuestionaban a Jesús trataron
de obligarlo a contradecir un mandamiento con otro.
«¿Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante de
* Véase Lucas 20:22-25.

- 98
-
la ley?», le preguntaron. Los preceptos mosaicos tenían
seiscientos trece mandamientos. David redujo los manda-
mientos centrales a quince, Isaías los redujo a seis y Miqueas,
a tres. Yo creería que Jesús habría reducido esta cantidad a
uno solo, pero no fue así. Los redujo a dos: «Ama al Señor tu
Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu
mente” —le respondió Jesús—. Éste es el primero y el más
importante de los mandamientos. El segundo se parece a éste:
“Ama a tu prójimo como a ti mismo”» (Mateo 22:36-39).
¿Dónde encontramos esto en el budismo, donde no hay
valía individual, no hay propio ser y, por ende, no hay
«prójimo»? Verás, el segundo mandamiento se desprende del
primero. Sin el primero, el segundo solo es una prescripción
sin razonamiento ni base. Jesús lo amplió en la historia del
buen samaritano (véase Lucas 10:25-37). En esa parábola
centró la atención en los rechazados por la sociedad, que
entendían el imperativo divino de amar al prójimo,
incluyendo a quien nos desprecia. Y lo entendían mucho
mejor que los sacerdotes y levitas, con todos sus estudios y
conocimiento.
¿HAY QUE CULPAR AL CRISTIANISMO
POR LA ESCLAVITUD?

Sam Harris también culpa al cristianismo por la esclavitud,


esto se me presenta como una gran ironía (Carta).

- 99 -
Es que, en la superficie, Harris afirma que todos los seres
humanos son iguales (Carta), pero al mismo tiempo se ríe de
las creencias de miles de millones de personas y quiere
erradicar aquellas basándose en su propia creencia de que el
científico que solo cree en la materia es, en efecto, in-
telectualmente superior. Dice específicamente que el noventa
y tres por ciento de los científicos no aceptan la idea de Dios
(Carta). ¿De dónde obtiene esa cifra? ¿De qué científicos
habla? ¿Son occidentales u orientales? ¿Son comunistas o
capitalistas? ¿Y qué, si un mayor porcentaje de científicos
orientales cree en Dios, en comparación con los científicos
occidentales? ¿Probaría eso que los occidentales son
intelectualmente superiores a los orientales? He visto
estadísticas que declaran que un cuarenta por ciento de los
científicos sí creen en Dios.44
Pero aun si fuera cierta la cifra que da Harris, ¿no
podríamos argumentar que solo porque un alto porcentaje de
personas crea en algo, eso no lo convierte en moralmente
correcto? Hay una razón por la que en la Biblia no se trata
directamente el tema de la esclavitud, como querría Harris.
Es evidente que no ha leído Job 31:13- 15, donde Job
presenta su argumento por la justicia para quienes trabajan a
su servicio y dice que tanto él como ellos son iguales en su
condición de seres humanos.
El Nuevo Testamento contiene una carta tierna y bella,
escrita por Pablo a Filemón, amo de esclavos, en la que
Pablo le pide que trate a su esclavo fugitivo no como
- 100 -
sirviente sino como hermano. En una frase clave, Pablo
escribe: «Por eso, aunque en Cristo tengo la franqueza
suficiente para ordenarte lo que debes hacer, prefiero ro-
gártelo en nombre del amor». Apela a la ley moralmente
superior del amor, y no a la ley de la tierra. «De modo que, si
me tienes por compañero, recíbelo como a mí mismo. Si te
ha perjudicado o te debe algo, cárgalo a mi cuenta»
(versículos 17-18). ¿Qué más querría Harris que dijese
Pablo?
En oposición a la igualdad de los seres humanos que
claramente enseña la fe cristiana, están los escritos de ateos
muy conocidos, en contra de la igualdad. Es que la igualdad
no es un principio del ateísmo. Veamos a Nietzsche: «La
igualdad es una mentira fabricada por gente inferior que anda
en manadas para lograr su cometido contra quienes son
naturalmente superiores a ellos. La moralidad de los
“derechos de igualdad” es de manada, y dado que se opone a
que los individuos superiores se cultiven, lleva a la
corrupción de la especie humana».45
Tienes aquí a uno de los suyos, diciéndonos que hay
seres humanos «superiores» e «inferiores». Ya hemos re-
corrido el camino del ateísmo y terminamos en el Ho-
locausto. Fue el camino que se basaba en una moralidad
absoluta, en la verdadera igualdad dada por Dios, lo que
acabó con la esclavitud. La razón por la que Jesús guarda
silencio respecto de la esclavitud es muy sencilla: no habló
sobre muchos de los temas que la «ley» podría haber

-101 -
resuelto sin tocar el corazón de la gente, y eso incluye al
derrocamiento y fin del Imperio Romano, que había escla-
vizado a su amada Jerusalén y a su pueblo. Sus discípulos
querían que hablara contra las leyes de Roma, que les
explotaban y restringían su libertad religiosa. En efecto, los
que querían silenciar a Jesús recurrieron al poder de Roma,
pero ni siquiera entonces habló en contra de la tiranía
romana.
EL MÉTODO DE JESÚS PARA CAMBIAR LOS
CORAZONES DE LA GENTE

El método de Jesús es completamente diferente. Las «leyes»


del amor y el impulso interior son distintas a las de la
ciencia. Pregúntale a cualquiera que haya amado a alguien.
Jesús obraba cambiando el corazón, no legislando. La le-
gislación obliga al cumplimento y jamás puede producir el
amor necesario como para cambiar la actitud.
Jesús también habló poco acerca de los hogares des-
truidos. No fue su intención en ningún momento dedicarse a
fomentar la destrucción de hogares. La provisión para el
divorcio, fue causada por la dureza del corazón humano
(Mateo 19:8). La verdadera bondad fluye del corazón
cambiado, del amor, y no de la amenaza punitiva. Esa
verdad, dicho sea de paso, es la razón por la que incluso el
horror del infierno surge más del corazón que busca
deshonrar a Dios y jugar a ser Él, viviendo eternamente

- 102
-
con quienes hacen lo mismo, que de la retribución por el
mal. C.S. Lewis escribió: «Hay solo dos tipos de personas, a
fin de cuentas. Están quienes le dicen a Dios: "Que se haga
tu voluntad”, y están aquellos a quienes Dios les dice,
finalmente: “Que se haga la tuya”».4b
La esclavitud es ilegal en nuestros tiempos. Pero, ¿ha
desaparecido el racismo? Gandhi intentó cambiar la ley del
sistema de castas, por lo que hoy la ley protege a los de las
«castas inferiores». Pero, ¿crees que ha desaparecido en la
India la discriminación contra las castas inferiores? Son
adecuadas las palabras de George MacDonald: «Amar la
justicia es lograr que crezca, en vez de vengarse. A lo largo
de su vida en esta tierra Jesús se resistió a todo impulso por
trabajar más rápidamente por un bien de menor calidad».47 Y
Philip Yancey añade a ese pensamiento: «La fuerza moral es,
seguro, una riesgosa forma de poder. Comparada con la
flagrante realidad de la fuerza bruta, puede parecer débil e
ineficiente. Pero tiene su propio modo de conquista».48
Según sus propios términos científicos los ateos de-
bieran saber que no se puede cambiar el corazón de las
personas asustándoles o burlándose de ellas. Sam Harris
intenta eliminar las creencias religiosas con un método que
se contradice con su propia premisa científica. Los que
estudian medios y fines te dirán que las arremetidas, burlas y
amenazas no producen cambios.
- 103
-
A pesar de que en los últimos tiempos se ha revelado
que la Madre Teresa pasó por momentos de duda en su vida,
la forma en que Harris se rebaja al burlarse de ella es
reprochable (Carta). (Además, ¿qué creyente sincero no ha
dudado jamás, e incluso repetidas veces? Es un hecho, como
dijo la misma Madre Teresa, que vivió para dar gloria a Dios,
a pesar de las ocasiones en que dudó de Él o de lo que Dios
estaba haciendo.) Esa burla a Teresa49 es algo que Harris toma
prestado de Christopher Hitchens, un hombre demasiado
inteligente como para haber escrito un libro tan vil como The
Missionary Position [La posición misionera. N. de T: Un
juego de palabras que hace referencia a una posición
determinada para las relaciones sexuales] (incluso el título
revela la vileza de su pensamiento). En una conversación por
Internet con Andrew Sullivan, periodista de la revista The
50

Atlantic, Harris declaró que la ética de hacer el bien que


proviene de la propia motivación es mejor que la que viene
del deseo de servir a Dios y —por ende—, al prójimo en
necesidad. Así que, como conclusión natural, la ética de la
Madre Teresa es inferior a la de Harris. Sin embargo, este
omitió añadir un calificativo importante: su idea del «bien»
es lo que surge del motivo propio y en este caso, guarda
relación con la definición que hace Harris de lo que es bueno.
Parece que no sabe que las Hermanas de la Caridad
sirven a los pobres sin intención de convertirlos. Una vez

- 104-
le pregunté a la Madre Teresa si las hermanas y sus obreras
hablan acerca de su fe cristiana con los hombres y mujeres a
quienes rescatan. Su respuesta me sorprendió: «No.
Solamente los amamos». Murió dejando como legado solo un
cubo de metal para lavarse, y dos saris de algodón. Todo tipo
de personas, incluidos los ateos, han seguido el cortejo
fúnebre de la Madre Teresa como señal de honor, por su
servicio a los más pobres. Incluso el presidente de la nación
más atea del mundo, Albania, me dijo que ella era una mujer
de extraordinaria integridad, ejemplo estelar en un mundo
que sufre. Harris y Hitchens tienen la audacia, desde la
comodidad de sus casas, de denigrar la vida de servicio de
Teresa de Calcuta, [ y su amor por millones de personas a las
que nadie quiso’ No puedo evitar preguntarme si el problema
de Harris es realmente el mal, o si lo que le incomoda es la
bondad.
Por supuesto, no estoy de acuerdo con todo lo que hizo
o creía la Madre Teresa. Pero me avergonzaría mucho si
fuera incapaz de reconocer el poder de una vida vivida con
tal belleza. La gente como Hitchens y Harris necesita
encontrar otro tablero de dardos donde arrojar sus punzantes
polémicas. Debido al odio que no logran ocultar en sus
argumentos, algunos de sus lectores están comenzando a
preocuparse por si hoy estará surgiendo una nueva raza de
defensores de la supremacía intelectual que se disfrazan de
voceros de la ciencia pura. Ya hemos
- 105-
recorrido ese camino, por lo que este temor cuenta con
precedentes históricos.
LA INGENIERÍA GENÉTICA,
¿MATEMÁTICAS DEL ALMA?

Esto me lleva a uno de los argumentos más feroces de Sam


Harris, presentado en el misterioso terreno de la ingeniería
genética y la clonación humana. Él reconoce que el
argumento básico para la diferencia entre una mosca,
digamos, y un blastocito es el potencial que tiene este para
convertirse en un ser humano completo (Carta). Presenta la
posibilidad de que un embrión de tres días tenga alma y se
pregunta si un embrión que se divide para formar gemelos
tendrá un alma dividida también en dos. Luego efectúa una
declaración increíble: «¿No es hora de que admitamos que
esta aritmética del alma no tiene sentido?» (Carta).
¿No es justamente la aritmética lo que utiliza para
apoyar la ingeniería genética y la clonación de humanos, al
convertir al embrión en cero y al adulto en uno? ¿No es
precisamente esto lo que hace Harris, cuando quiere reducir
la vida humana a una serie de ecuaciones químicas?
Hace años, F.W. Boreham se ocupó de esa diferencia en
un brillante ensayo titulado «The sword of Solomon» [La
espada de Salomón].51 Nos recordó que hay un plano en el
que las proposiciones matemáticas son

- 106-
aproximadamente sólidas. Pero cuando uno pasa de ese plano
a uno más elevado, son insostenibles. Salomón lo prueba en
las puertas de la ciudad (1 Reyes 3:16-28]. Si bien es cierto
que medio dólar más medio dólar conforman un dólar entero,
es evidente que medio bebé más medio bebé, no conforman
un bebé entero:
Dejemos que la espada haga su trabajo fatal. Que corte a
este bebé en dos partes, y que medio bebé más medio
bebé representen la burda y triste burla de lo que es un
bebé entero. Cuando un hombre reparte su riqueza entre
sus hijos, le da una parte a cada uno. Pero cuando una
madre reparte su amor entre sus hijos, le da todo a cada
uno. No creo que un hombre que se haya enamorado
pueda ser persuadido de que uno más uno suman sola-
mente dos. Él mira a su amada y siente que uno más uno
suman un millón.

Cuando uno corte con la espada esa diminuta entidad de


vida, verá cómo funciona la matemática. Cuando Dios divide
al embrión vemos la majestad de su obra, que trasciende los
números. Por eso la madre que ha perdido un hijo no puede
decir, simplemente: «Bueno, ya tendré otro». Permitamos
que la majestad y el misterio de la vida y la maravilla de la
«creación del alma» individual permanezcan en las manos
del Creador en quien tenemos razones para creer. Harris, que
solo cree en la lógica de
- 107-
las matemáticas, quiere reducir toda la vida a la lógica de los
números. Pero cuando se trata del alma y de su deseo de
trascender a las matemáticas, queda atrapado en su propio
ingenio.
La vida no es matemática. Sin embargo, Harris quiere
que el científico y el matemático imperen y sean soberanos
en todos los aspectos de la vida. Temo que su trayectoria no
les deja bien parados. Escuchemos a Richard Dawkins, por
ejemplo:
Había un Chef muy conocido por sus apariciones en
televisión, que en un episodio cocinó una placenta hu-
mana y la sirvió como paté, frita con echalotes, ajo, jugo
de lima y todo lo demás. Todo el mundo dijo que era de-
licioso. El padre comió diecisiete porciones. El
científico dirá, como lo hice yo, que eso es canibalismo.
Lo peor es que como la clonación es un tema candente
en nuestros días, y como la placenta es el clon genético
del bebé, el padre se estaba comiendo a su hijo. La
ciencia no podrá decirnos si está bien o mal que te
comas al clon de tu bebé, pero sí podrá decirte qué es lo
que estás haciendo. Luego, podrás decidir por ti mismo
si piensas que está bien o está mal.52

¿Es este el científico en quien Harris quiere que con-


fiemos nuestros valores? El científico que le da al padre el
privilegio de comerse el clon de su hijo, con ajo y jugo

- 108-
de lima para disfrutar de su sabor? Inteligente, Dawkins
¿verdad? Lo que da con una mano, lo quita con la otra: la
ciencia no puede decirte si está bien o mal, pero sí puede
decirte que decidas qué pensar. ¿Es este el tipo de personas
en quienes debemos confiar nuestras vidas, nuestros hijos?
EL ABORTO Y EL VALOR MORAL DE LA VIDA
HUMANA

Sam Harris usa el mismo argumento al tratar de encontrar un


justificativo para el aborto (Carta). Siento compasión por el
médico que tiene que elegir entre la vida de la madre y la del
hijo, porque la supervivencia de uno costará la vida del otro.
La decisión ha de ser una tortura para el galeno. Pero decidir
ante posibilidades extremas no legitima una decisión que se
tome como norma.
Si un hombre irrumpe en mi casa por la fuerza e intenta
violar a alguien de mi familia, me sentiré movido a golpearlo
con un bate de béisbol. ¿Podré entonces salir a la calle con
mi bate y golpear a todos los hombres porque quiero
minimizar la posibilidad de violación? Y además, ¿sabes
qué? Puedo probar que cuantos menos seres humanos haya,
menor será la posibilidad de que suframos. Así que,
¡eliminemos a la mitad de la humanidad!
Claro que el valor de la vida tiene que ver con mucho
más que las matemáticas. La ciencia no logra nada cuando

- 109-
se trata de decisiones morales. Cojea, porque le falta una ley
moral absoluta para el valor de la vida.
Muchos declaran que por el bien de la humanidad en-
contrarán curas por medio de la investigación de células
madre, la clonación y la ingeniería genética. Ya he oído este
tipo de afirmaciones. Harris escribe contra los cristianos,
acusándonos de impedir el avance de la medicina (Carta), en
tanto que es indiferente a los millones de bebés abortados
año tras año. ¿Por qué no denuncia el mal que vemos por
todas partes en nuestros días? Tendría que pasar más tiempo
en clínicas y hospitales, día tras día, para tratar de impedir,
aunque sea un solo aborto. Porque, como él dice, es
inexcusable que se produzca siquiera una sola muerte.
Este es el mundo al que nos lleva su filosofía. ¿Quiere
que acabe el sufrimiento usando la investigación de células
madre? Para acabar con el sufrimiento, ¿ha peticionado ante
las autoridades al momento de la consideración de los
abortos parciales? Uno de los representantes de la forma de
ver de Harris, la jueza de la Corte Suprema Ruth Bader
Ginsburg, ha declarado que prohibir los abortos equivale a
negarle derechos a la mujer. * ¿Es derecho de la mujer
aplastar la cabeza de su bebé, sólo porque todavía
Al disentir, la jueza Ginsburg declaró que «la opinión de la mayoría no podía
entenderse más que como otro esfuerzo por anular un derecho que esta corte ha
declarado una y mil veces, y con cada vez más entendimiento de su importancia
en las vidas de las mujeres». Citado en Bill Meras «Jus- tices uphold ban on
abortion process» [La justicia sostiene la prohibición del aborto]
http://www.cnnb.com/2007/LAW/04/18/scotus.abortion/in- dex.html) 18 de
septiembre de 2007.

- 110
-
está en su vientre? ¿Es este un avance para eliminar el
sufrimiento?
¿Le escribió Harris a Peter Singer, de Princeton, para
objetar su opinión de que un cerdo vale más que un niño con
malformaciones? Mi madre pasó su vida enseñando a niños
«deformes». Vi lo que lograba en las preciosas vidas de
aquellos a los que Singer y Harris, implícitamente des-
precian. Cuando estos pequeños «deformados» se enteraron
de que mi madre había fallecido, lloraron con gran tristeza
por lo que habían perdido.
¿Ha expresado horror Harris porque en la India se
abortan más fetos de mujeres que de varones, en proporción
de diez a uno? Él elogia la ética de la no violencia de
Gandhi. ¿Le molesta la indiscriminada exterminación de las
vidas de estas pequeñísimas mujeres en la India? Me parece
que el enojo de Harris no tiene que ver con el valor de la
vida humana, sino con la protección de su poder y su sistema
de valores. No lucha contra los cristianos, sino contra toda
autoridad que intente imponer parámetros a su «libertad», en
tanto que con gran ingenio trata de imponer los suyos a los
demás.
Y dice que la ciencia es la disciplina que se ocupa de la
verdad...
Afirma que cada vez que nos rascamos la nariz, co-
metemos un crimen de la magnitud del Holocausto, debido a
la cantidad de células que matamos (Carta], ¡Y lo dice en
serio! Así que, pregunto: Esa célula que mataste al

- 111 -
rascarte la nariz, ¿es igual al blastocito o es diferente? Si es
igual, ¿por qué no te contentas con estudiar las células
adultas para encontrar la cura a las enfermedades? Oh,
claro... [¡es que sí hay una diferencia!
Hay diferencia entre una colección de células y un
organismo equipado para la vida integrada. ¿O es igual el
alfabeto a un poema de Tennyson? ¿Y la pintura y el lienzo,
iguales a una obra de Rembrandt? Este podría ser el tema
central que nos divide. Porque para Sam Harris, que se
autodefine ateo, los seres humanos pueden ser nada más que
las sustancias químicas a las que se reducen. Para los que
creemos en la persona de Cristo, hemos sido creados a
imagen de Dios. Nuestra suma total es más que el conjunto
de nuestras partes. El blastocito tiene todo lo que hace falta
para producir una vida humana, si se lo nutre.
Harris argumenta que es aceptable la ablación de ór-
ganos de una persona con muerte cerebral, y que entonces
¿por qué no se puede usar el blastocito para experimentar, si
no tiene cerebro? (Carta). La persona con muerte cerebral,
por su edad, por causas naturales, por accidente o
enfermedad, no tiene potencial inminente. Harris quiere
cortar de raíz el inmenso potencial para la vida que tiene el
blastocito humano, por causas no naturales y por destrucción
determinada, exaltando la violencia. Usa el mismo tipo de
lógica que empleó el senador Tom Harkin, de Iowa, cuando
apoyó la investigación de células madre

- 112
-
embrionarias: tomó un anotador, marcó un punto con su
lapicera, y dijo: «Lo que acabo de marcar aquí es un punto.
Es del mismo tamaño que los embriones de donde sacamos
las células madre».53 ¿Recuerda el Senador Harkin que él
también fue un punto en determinado momento? ¿Será por
eso que si en algún instante sufre muerte cerebral, sería
correcto tirarlo a un bote de basura? No, claro que no.
Porque el pasado de su vida exige que se respete el futuro de
sus restos mortales. Bien. El pasado de todo ser humano es,
justamente, ese punto. Respetamos esa vida, ese punto, por
la misma razón. Y del mismo modo, por el «futuro» de un
blastocito o embrión humano, respetamos esa vida. Ese
punto.
Los ateos y los naturalistas glorifican el supuesto punto
único del que surgió este universo. [¡Debo conceder que es
un punto bastante grande! Pero, incluso un punto como final
de una oración, significa algo. ¿Por qué no respetar entonces
ese punto que comprende una vida entera? Uno podría decir
que todo lenguaje no es más que tinta, y que toda música no
es más que sonido. Los ateos parecen ejercer su tendencia
reduccionista de manera selectiva. Si la religión se interpone
en la salvación de la gente, esa gente vale muchísimo. Pero
si el científico se interpone en la preservación de la vida
humana, el embrión «no es más que un punto». Así como la
ley del medio excluido deja en claro un principio de la
filosofía, el hecho de que dos cosas tengan un aspecto en
común no significa que lo
- 113-
tengan todo en común. Y este punto significa cosas muy
diferentes para los astrofísicos y para la biología.
El tema aquí es que la investigación de células madre sí
podría dar resultados beneficiosos. Porque las células madre
tienen, después de todo, el potencial de convertirse en
músculo, en hueso, piel y demás tejidos en el cuerpo. La
pregunta es cómo conseguimos esas células. Hans Keirstead
y su equipo en la Universidad de California han utilizado
células adultas y logrado éxitos notables. El bioético John
Kilner ha hecho mucho por dar cordura y cautela a este
debate, al mostrar el lugar y el momento en que las células
adultas presentan riesgos menores sin cruzar líneas éticas
cuestionables.
Al momento de escribir este libro me entero de que
Shinya Yamanaka, de la Universidad de Kyoto en Japón,
anunció un gran avance en la producción de células equi-
valentes a las células madre embrionarias, utilizando la piel
como base e introduciendo cuatro genes en las células de la
piel. El proceso todavía está en su etapa inicial, pero se le
considera un gran paso. Así que, toda nuestra discusión
acerca de células madre embrionarias contra células madre
adultas puede terminar en nada.
LOS PELIGROS MORALES DE LA CLONACIÓN

Debo decir ahora algunas cosas importantes sobre la im-


plícita afirmación de Sam Harris en cuanto a que solo

- 114-
las personas religiosas (en particular los estadounidenses, a
quienes considera dinosaurios en comparación con los
europeos; más progresistas... (Carta), tienen una posición
que no es imparcial en lo referente a la investigación de
células madre y la clonación. Más allá del tema de las
células madre, creo que la clonación es algo que inspira
mayores temores.
Harris debe saber que cuando se debatió en serio el tema
de la clonación humana hace unos años, la hostilidad hacia
este asunto fue evidente y notable. Entre los principales
propulsores de la posición a favor de la despenalización del
aborto, que representaban diversas disciplinas y profesiones
(como el profesor de leyes Robert George, de Princeton),54
además de la biotecnología y el periodismo, hubo quienes
hablaron en contra de la legalización de la clonación, y
admitieron que cuando de ella se trata, hay muchos aspectos
más de los que implica el aborto. Charles Krauthammer,
periodista de The Washington Post, quien ha formado parte
del Consejo de Bioética de la Presidencia de los Estados
Unidos, observó:
Muchas personas como yo, con inclinación secular,
sentimos temor ante los peligros que implica la
manipulación irrestricta y hasta caprichosa de embriones
humanos (al punto de desmembrarlos a veces). No hace
falta ser religioso para estremecerse ante la idea de la
investigación embrionaria sin reglamentación o
restricciones. Solo se
- 115-
necesita sentir saludable respeto por la capacidad humana
para no hacer el mal mientras se busca el bien.
No hay demasiadas probabilidades de que la clonación
sea un proceso con éxito garantizado.55 En los animales en
que se la ha intentado solamente se logró preñar a la hembra
en tres a cinco por ciento de las oportunidades. Y aun en los
infrecuentes casos en que la hembra llega a dar a luz, un
tercio de las crías muere al momento de nacer o poco
después. Hay crías, sí, que parecen sanas al principio, pero
pronto se observa que tienen problemas circulatorios o
cardíacos, o pulmones poco desarrollados, deficiencias en el
sistema inmunitario y graves anomalías en su desarrollo.
Nigel Cameron, experto en bioética, y Lori Andrews,
profesora de leyes y experta en biotecnologías, observan:
«Si una enfermedad contagiosa matara a un tercio de los
infantes humanos, declararíamos una emergencia sanitaria.
Por supuesto, no inauguraríamos una clínica para permitir
que esa enfermedad se siguiera esparciendo».56
En el foro público y ante el Congreso de los Estados
Unidos, una potente, nueva e inesperada coalición de grupos
que van desde las feministas a la Iglesia Católica y desde los
conservadores republicanos a los demócratas liberales e
incluso quienes proponen el libertinaje, se aseguró de que
figuraran como parte del debate las reservas que hay en
cuanto a la dirección en que podría llevarnos la

- 116-
ingeniería genética. Muchos de los que dieron testimonio
contra la clonación «terapéutica» (creación de embriones
clonados para luego extraer de ellos las células madre), se
esforzaron por transmitir y comunicar que, a pesar de
oponerse a la clonación, sí están a favor del aborto. Aun así,
piensan que la clonación es ilegal. Judy Norsigian, de la
organización educativa y de defensa Boston Women’s
Health Book Collective, fue vehemente en su declaración en
contra: «El embrión no es algo que no existe».57 Si tu-
viéramos que buscar una frase que diera por sentado el valor
de la vida humana, creo que aquí la tenemos.
Sorprende que la pelea en torno a la clonación se vea
liderada por Gran Bretaña, único país en el mundo en que
todas las opciones de la clonación se enmarcan dentro de la
ley, incluyendo el uso de «repuestos» y la creación y
clonación de embriones para investigación. Allí, los avances
fueron liderados por el ex primer ministro Tony Blair.
También me resulta interesante ver que Alemania, que ya
recorrió ese camino en el pasado, prohibiera toda clonación
humana en 1990. A la luz de todo eso, no se puede decir con
exactitud, como lo hace Harris, que este tema preocupa
mayormente a la derecha religiosa, ni es justo decir que la
Norteamérica cristiana está impidiendo que la sociedad
alcance maravillosos logros en beneficio de la humanidad
(Carta...).
Nigel Cameron también observó, con palabras potentes
pero cargadas de ironía:
117 -
No es este un debate sobre la libertad de la ciencia ni
sobre el aborto. Por cierto, no podemos permitir que se
convierta en uno sobre los márgenes de ganancia de la
industria de la biotecnología. No podemos siquiera cal-
cular el valor del marco moral claro y preciso que nece-
sitamos para que guíe las políticas ante los importantes
desafíos de este siglo biotecnológico. La clonación surge
como pregunta ética notable en nuestra generación, y es
una fuerza unificadora que reúne a hombres y mujeres
de principios, de toda clase política y cultural. Tendre-
mos que tomar una decisión. ¿Liderará Gran Bretaña la
marcha hacia un mundo feliz? ¿O permitiremos en cam-
bio que la conciencia alemana nos guíe?58

LA VERDAD: EL ARMA MÁS PODEROSA

Mientras leía el libro de Sam Harris, Carta a una nación


cristiana, y la forma en que retrata el triunfo de la ciencia
por sobre la ignorancia de la religión, pensé en las palabras
de Natan Sharansky, ex ministro de asuntos internos de
Israel. Sharansky pasó varios años en prisión bajo el yugo
del Gulag ruso y luego, cuando tiempo después visitó la
prisión en las afueras de Moscú donde había estado en con-
finamiento solitario durante los oscuros días de la Guerra
Fría, pidió estar a solas en su celda durante unos minutos.
Le pidió a su esposa que entrara en la celda y le dijo: «Aquí
es donde me encontré a mí mismo». Victimizado por un

- 118-
brutal régimen ateo, encontró nuevamente su lugar al ver el
valor de cada vida humana. No fue por accidente que pidiera
luego visitar la tumba del gran físico ruso Andrei Sakharov,
que les había dado a los soviéticos la bomba de hidrógeno.
Al hablar con los medios, Sharansky se refirió a la
declaración de Sakharov, de que siempre había pensado que
el arma más poderosa del mundo era la bomba, cuando en
realidad, la verdad era la que ocupaba ese lugar.59
Piensa en ello. Si Dios no existe, Sakharov se equivocó
al declarar que la verdad es el arma más poderosa. Si Dios
no existe, el arma más potente tiene que ser la bomba,
porque destruirá a quienes se te opongan. La única forma en
que la verdad es más poderosa que la bomba es si la
destrucción de la vida no es el fin de esta. Cuando se inventó
la bomba, surgieron todo tipo de ideas triunfalistas. Quienes
nos dieron la bomba lamentan hoy los fines con los que se
usó. Si sacrificamos lo sagrado de la vida y avanzamos hacia
ese objetivo de dividirla con tal de encontrar cura para
ciertas enfermedades, tal vez estemos haciendo estallar una
enorme nube de horror, que ni siquiera podemos llegar a
imaginar.
Cuando era adolescente, solía escuchar a Kim Crimson,
una banda de Rock progresista, que cantaba canciones con
letra de Peter Senfield: «El conocimiento es un amigo moral
si no hay quién dicte las reglas. El destino de toda la
humanidad, veo que está en manos de locos y tontos».60
- 119-
No son solo los poetas quienes temen al tipo de mundo
que propone Harris. Por eso, un día antes de que muriera
Albert Einstein, él y Rertrand Russell hicieron una
declaración conjunta: «Hemos descubierto que [los
expertos] que más saben, también son los más pesimistas».61
Einstein también advirtió que «Dios no juega a los dados».
No te equivoques. Sam Harris juega a los dados y los
peones en su tablero de ajedrez somos nosotros.62
ARGUMENTO A FAVOR DE LA EXISTENCIA
DE DIOS

Mi respuesta a las acusaciones efectuadas por Sam Harris,


siempre se apoya en una realidad, así que apelo al caso a
favor de la existencia de Dios y la persona de Jesús en
particular. Tomo prestado el argumento, que es uno de los
menos complicados entre tantos otros, de un filósofo de la
Universidad de California del Sur, el profesor Dallas
Willard. Él presenta tres aspectos en su defensa de la
existencia de Dios.*
Como rutina se aplican tres pruebas para comprobar
una verdad: 1) la coherencia lógica, 2) el hecho de que sea
empíricamente adecuada, y 3) la importancia de la
experiencia. Cuando sometemos el mensaje cristiano a estas
tres pruebas, vemos que cumple con los requisitos
* No. No son pruebas. Las afirmaciones metafísicas no pueden probarse y quien diga
que puede hacerlo, está equivocado.

- 120-
para considerarse verdadero. El argumento de Willard, tan
detallado y cuidadosamente construido, está disponible en
su sitio de Internet [www.dwillard.org], o puedes leerlo en
su libro Does God exist? [¿Existe Dios?].63 En las
secciones que siguen, presentaré una breve paráfrasis de su
argumento.
NO HAY ENTIDAD FÍSICA QUE PUEDA EXPLICAR
SU PROPIA EXISTENCIA

En la etapa primera, independientemente de cómo sec-


cionamos la realidad física y concreta, terminamos en un
lugar donde la evidencia de que una entidad física cual-
quiera pueda explicar su propia existencia se reduce a cero.
Dicho esto, llegamos a la situación real de determinar
cuántas series de causas hacen falta para explicar toda la
existencia. No podemos tener una serie infinita de causas en
el tiempo, comenzando desde el presente de cualquier
estado completo y retrocediendo para encontrar una causa
primera porque si la secuencia fuera infinita, jamás
llegaríamos al presente. Como mencionamos antes, nada de
lo que hay en este universo físico puede explicar su propia
existencia y por ello, un algo no puede provenir de la nada.
En vista de eso, para que haya algo (y lo hay) tiene que
hacer al menos un estado que sea auto- existente y no derive
su existencia de otra cosa. Tiene que ser algo no físico.

- 121
En esta primera etapa del argumento, entonces, no
suponemos a Dios. Suponemos una entidad no física que
explica su propia existencia y no tiene causa primera.
EL DISEÑO DEMUESTRA INTELIGENCIA

En la segunda etapa de este argumento Willard presenta el


asunto del diseño. Aquí no habla del diseño estético sino de
la especificidad inteligente. Es importante que distingamos
entre ambos. Si uno caminara hasta un pía* neta distante y
viera un millón de piedras ordenadas en un triángulo
perfecto, podría por supuesto argumentar que esta formación
se dio al azar, de manera agradablemente estética, a lo largo
de millones de años.
Para tener siquiera la capacidad de razonar hasta este
punto y reconocer la estética de la formación de las piedras,
hacen falta ciertos componentes o materia prima, el
«alfabeto» de la vida, que nos aparta de nuestro entorno.
Una lata de sopa de letras, derramada sobre la mesa, implica
que alguien hizo la sopa. Uno podría negar absolutamente
que esas figuras solas surgieron dentro de la sopa. Y si las
letras cayeran en secuencia cada vez que tumbáramos la
lata, jamás consideraríamos siquiera que sucede por
accidente.
Pero supongamos que viajo a un planeta distante y veo
un trozo de papel arrugado, en el que se lee: «Hola, Ravi,
¿trajiste arroz y curry?» Ni en un millón de años
- 122-
deduciría yo que la nota es producto de la ley de la física.
Tendría que ser resultado de la inteligencia y no del azar.
Del mismo modo, la «materia prima» que hay en este uni-
verso que tenemos, se combina de manera asombrosa, tan
asombrosa que no podemos pensar que baya sucedido por
accidente. Este, entonces, es el argumento del diseño.
En nuestra primera etapa, el argumento nos decía que no
hay entidad física que pueda explicar su propia existencia. Y
en la segunda, se nos presenta el reto de mostrar un ejemplo
de orden que surja del desorden. Ahora pasaremos a la
tercera etapa, que se ocupa del curso de los sucesos
humanos, históricos, sociales e individuales.

JESÚS EN EL CURSO DE LOS SUCESOS DE LA


HUMANIDAD

Con solo echar un vistazo a la historia humana, y específi-


camente a la persona y obra de Jesucristo, vemos por qué era
quien afirmaba ser y por qué millones de personas le siguen
hoy. Si comparamos a Jesús, a Mahoma, a Krishna (si es que
existió), a Buda y Mahavira, veremos las profundas
diferencias en sus afirmaciones y demostraciones. En efecto,
de todos los que nombré ninguno, excepto Jesús, proclamó
ser divino. Krishna fue quien más se acercó, pero si le
consideramos en el contexto de los Vedas y el
- 123
-
Gita, uno no puede asegurar siquiera que haya existido en
verdad. Todo se resume a esto: para el seguidor de Je-
sucristo, el hecho de que el universo no pueda explicarse a sí
mismo, más la obvia inteligencia que hay tras este, sumado
a la verificación histórica y de la experiencia de lo que Jesús
enseñó e hizo, convierten a la fe en Cristo en una realidad
muy racional y existencialmente plena.
En contraste con la burlona afirmación de Harris de que
los seguidores de Jesucristo vivimos en un mundo de
abracadabra, creo que en verdad sucede todo lo contrario. El
naturalismo de Harris, con su confianza en el conocimiento
científico, es el que propaga la mistificación de una
perspectiva del mundo en que solo existe la materia. C.S.
Lewis observó:
Hay algo que une lo mágico y la ciencia aplicada en
tanto que separa a ambos de la «sabiduría» de las eras
pasadas. Para los sabios antiguos el problema principal
fue el de conformar el alma a la realidad, y la solución
era siempre el conocimiento, la autodisciplina y la
virtud. Para la magia y la ciencia aplicada por igual, el
problema está en someter la realidad a los deseos de los
hombres, y la solución, es la técnica.64
Lo que Harris no menciona ni intenta resolver es cómo
persuadir al corazón humano para que haga y quiera hacer,
lo bueno, lo bello y lo verdadero. El avance
- 124 -
tecnológico sin virtud, equivale al botón nuclear en manos
de un loco.
Las etapas del argumento a favor de la existencia de
Dios (según lo presenta Willard) y la aplicación de las
pruebas de la verdad al mensaje del evangelio cristiano y sus
implicaciones existenciales, conforman una perspectiva del
mundo razonable y coherente.
LA RELIGIÓN Y EL SECULARISMO EXTREMO

Cerraré mi carta con algunos pensamientos sobre la religión


y el mundo del secularismo extremo de Harris. Comparto
con él la preocupación por la forma en que el mundo
musulmán está siendo dominado por quienes afirman ser
fieles a su intención original. Pero también temo al
islamismo por diversas razones. El islam es una religión
académicamente en bancarrota porque no logra pasar las
pruebas de la verdad. Quienes lo critican corren el riesgo de
ser eliminados. ¿Cómo puede una religión que afirma que su
profeta vino para el mundo entero, restringir su milagro a un
idioma que no habla la mayoría de la gente en el mundo?
¿Cómo puede un hombre cuyas pasiones son tan salvajes,
ganarse el derecho de pronunciar principios morales? Ya he
escrito antes sobre esto, y he presentado más objeciones y
críticas al islamismo. * Un
Véase en especial, Jesús entre otros dioses (Caribe-Betania, ISBN:
0881136395).

- 125 -
musulmán sincero y receptivo a considerar estas cosas, verá
enseguida que el «Dios» del Corán no es el mismo del que
hablan el Antiguo y el Nuevo Testamentos, y que el
islamismo erige su estructura sobre la base de una visión
geopolítica, disfrazada como religión.
Si Harris no logra ver la diferencia entre el islamismo y
la religión judeocristiana, le reto a visitar Arabia Saudita o
Irán (o cualquier país musulmán), para dar sus charlas allí.
Si quiere evidencia empírica de la diferencia entre ambos
sistemas, que vaya y haga la prueba. El islam es una religión
de poder. La fe cristiana es una fe de comunión y relación
con Aquel que nos creó.
Pido encarecidamente a la sociedad que permita que
pueda escucharse el debate público sobre la diversidad de
creencias religiosas. Que cada persona sopese los datos y
luego vea dónde está la verdad.
VERDADERA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

La búsqueda más grande de la filosofía ha sido la de la


unidad en la diversidad. De ella surgió la fundación de
las universidades. Los cristianos ven de todo corazón la
unidad en la diversidad a lo largo del tiempo, en todos
los pueblos, y en el interior de cada creyente.
En El fin de la fe, Sam Harris se burla de la Santa Cena o
Eucaristía (véase El fin de la fe), así que, quiero explicar
por qué la Eucaristía es sublime y sobrepasa cualquier

- 126 -
craso error o incomprensión de parte de Harris. Solo en la
adoración que se ofrece en espíritu y en verdad, puede el
corazón, la mente, la conciencia y la imaginación fundirse
en supremo respeto por la carne y el espíritu. Esto es lo
que simbolizó y simboliza la Eucaristía, en que el tacto y
el sabor y el significado trascendental de lo eterno, se
trasladan a lo temporal. La acción misma le da sentido a la
historia. El apóstol Pablo escribió: «Porque cada vez que
comen este pan y beben de esta copa [el presente],
proclaman la muerte del Señor [el pasado] hasta que él
venga [el futuro]» (1 Corintios 11:26).
La Eucaristía produce unidad dentro de la diversidad de
cada nación, lengua e idioma. Pablo les recordaba a los
atenienses que todos los pueblos conforman una misma
familia, más allá de su nacionalidad (Hechos 17:24-28). Y
el apóstol Juan nos dice que los residentes del cielo serán
hombres y mujeres «de toda raza, lengua, pueblo y
nación» (Apocalipsis 5:9), participando de la suprema
comunión con Dios.
La ciencia y la religión no tienen por qué ser enemigas.
Son facetas de una misma verdad, cuya fuente es Dios. El
doctor John Polkinghorne, sacerdote anglicano y ex pro-
fesor de física matemática, concluye su libro One world [Un
mundo], con estas profundas observaciones:65
La realidad es una unidad de múltiples capas. Puedo
percibir al otro como un agregado de átomos, como un
- 127 -
sistema bioquímico en interacción con el entorno, como
un espécimen del homo sapiens, como un objeto de la
belleza, como alguien cuya necesidad merece mi respe-
to y mi compasión, como un hermano por quien Cristo
murió. Todo esto es verdad y misteriosamente se conju-
ga en esa persona. Negar alguno de esos niveles implica
denigrarme y denigrar al otro. A mí, como quien le per-
cibe, porque no haría justicia a la riqueza de la realidad.
Parte del argumento a favor del teísmo es que, en Dios
el Creador, fundamento de todo eso, tres niveles
diferentes habitan y nos ofrecen su garantía. Él es la
fuente de la conexión, Aquel cuyo acto creativo
comprende en una sola visión, las múltiples visiones de
la ciencia, la estética, la ética y la religión como
expresiones de su razón, su gozo, su voluntad y su
presencia.
Este carácter interrelacionado y entretejido del
mundo de la creación encuentra su más plena expresión
en el concepto del sacramento, signo externo y visible
de una gracia espiritual e interior, de una maravillosa
fusión de lo que ocupa a la ciencia y la teología. Por
eso, en la Eucaristía, el pan y el vino que en las palabras
de la liturgia son «fruto de la tierra y del trabajo del
hombre», son el cuerpo y la sangre de Cristo, fuente de
la vida espiritual. El sacramento más importante, ante el
cual todos los demás son solo tipos y sombras, es la
Encarnación en la que «el Verbo se hizo hombre y
habitó entre nosotros. Y hemos contemplado su gloria,
la gloria que corresponde
- 128-
al Hijo unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad»
(Juan 1:14). El Verbo, Palabra o logos, combina dos con-
ceptos, uno griego y el otro, hebreo. Para los griegos el
logos era el principio racional del orden del universo.
Para el hebreo, el Verbo del Señor era la actividad de
Dios en el mundo. [En hebreo, dabar significa tanto
palabra como acción. El hebreo es un idioma cuya base
son los verbos o acciones.] La ciencia discierne un mundo
de orden racional que se desarrolla a través de un proceso
de develado, de la fusión de los conceptos del griego y el
hebreo. La teología declara al mundo en su carácter
científico como expresión de la Palabra o Verbo de Dios.
Porque «Por medio de él todas las cosas fueron creadas;
sin él, nada de lo creado llegó a existir» (Juan 1:3).
Quiero contar también lo que le dije a un cofundador
de Hamas [movimiento armado palestino], en su casa de
la ciudad de Ramalá, en la Costa Oeste, cuando protes-
taba contra la búsqueda estadounidense de los placeres
sensuales y su compromiso con la ciencia y el mundo
material únicamente: «Sheik, no muy lejos de aqui hace
unos cinco mil años, Abraham llevó a su hijo a la cima de
un monte para ofrecerlo en sacrificio. Y en el momento
en que estaba por enterrar la hoja del cuchillo, Dios in-
tervino y dijo: "¡Detente! Yo proveeré”. Sheik, hace casi
dos mil años en una colina muy cerca de aquí donde es-
tamos sentados, Dios cumplió esa promesa y envió a su
- 129 -
Hijo. Esta vez, sin embargo, no detuvo el sacrificio. Dios
ofreció a su Hijo. Yo soy seguidor de ese Jesús y hasta
tanto recibamos a ese Hijo a quien Dios ha enviado, es-
taremos ofreciendo a nuestros hijos e hijas en un mundo de
odio y peleas».
El islam está dispuesto a destruir, con tal de que se
cumpla su ideología. Quiero sugerir que la decisión que
enfrentamos en realidad no es entre la religión y el ateísmo
secular, como proponen Sam Harris, Richard Daw- kins,
Christopher Hitchens y otros más. El secularismo,
sencillamente, no tiene poder moral ni sustentable para
detener al islam. Hoy mismo Europa está demostrando que
su perspectiva secular, tan aplaudida por Harris, no puede
contra el ataque del islam, y su secularismo la está
llevando a la muerte. Finalmente, tendremos que elegir
entre el islam y Jesucristo. La historia probará, más tem-
prano que tarde, la verdad de esta contienda.
LA POSICIÓN MORAL DE UN JOVEN

Lector amigo, me despido ahora con una tierna historia


que nos devuelve algo de esperanza, algo de amor y de
moral en nuestras vidas, por muchas razones que son co-
rrectas. La historia, informada por el Houston Chronicle el 16
de marzo de 2007, trata acerca de un niño de once años,
llamado Roger Holloway. Su hermanita nació muerta a las
treinta y un semanas de gestación, y seguramente,

- 130-
habrían hecho lo habitual con el cuerpito, sin nombre, sin
identificación alguna. Ese «feto», con la sencilla etiqueta
que decía «Feto femenino Holloway», había quedado en la
morgue del Condado de Harris. Durante un año el joven
Roger luchó con las autoridades, reclamando el cuerpo de
la bebé a la que llamó Raquel. Su madre estaba en una
clínica de rehabilitación para adictos, a kilómetros de
distancia. No se sabía quién era el padre de la pequeña, y
el de Roger había muerto ya. Pero el niño luchó, con
fuerza y sin claudicar, hablando con quien tuviera que
hacerlo hasta lograr que una iglesia de la localidad le do-
nara una tumba. Y el 15 de marzo de 2007, Roger y sus
tres primos realizaron el funeral y llevaron el pequeño
ataúd blanco hasta su lugar de reposo. En ese ataúd con el
cuerpito de Raquel, el niño puso una mantita, flores y
animales de peluche.
«Como mi padre murió, nunca lo conocí», dijo el niño
después del servicio junto a la sepultura. «Y como mi
hermana murió, tampoco pude conocerla. Lo bueno es que
ella está con Dios y con mi papá en el cielo, y que
descansará en paz».
El impacto que causó ese pequeño fue enorme. Al
enterarse de lo que había hecho su madre le dijo por
teléfono que se sentía orgullosa de él y le pidió perdón. Un
consejero que había ayudado a Roger a alcanzar su
objetivo, dijo: «Creo que es maravilloso. Ante mis ojos
está la grandeza».66
- 131 -
Es gracias a los valores y al corazón de un niño
como Roger que tengo esperanzas para el futuro.
Deseo que Sam Harris y quienes escriben como él, se
unan a mí para celebrar tal coraje, tales valores y que
—como resultado—, todos tuviéramos un mundo
mejor.
Con mis oraciones por un mundo de fe razonable,
Ravi Zacharias
Atlanta,
Georgia

- 132-

5.
NOTAS

El fin de ¡a fe: religión, terror y el futuro de la razón (Ed. Paradigma,


ISBN: 9788493604813} y Carta a una nación cristiana (Ed.
Paradigma, ISBN: 9788493604820}.
Ver, de Bethany Saltman “The Temple of Reason” [El templo de
la razón],The sun 369 (Septiembre de 2006}, 6 http://www.the-
sunmagazine.org/269_harris.pdf (acceso 29 de agosto de 2007).
Scott Atran: Scott Atran, 29 de noviembre de 2006, en “The
Reality Club, an edge discussion of ‘Beyond Belief, science, reli-
gión, reason and survival'” [El club de la realidad, una discusión
sobre «Más allá de la creencia, la ciencia, la religión, la razón y la
supervivencia»] Edge, http://www.edge.org/discourse/bb.html
(acceso agosto 29 de 2007). "Beyond Belief [Más allá de la
creencia] fue una conferencia en el Instituto Salk de La Jolla,
California, del 5 al 7 de noviembre de 2006.
Esta afirmación forma parte del apoyo de Ruse a Allister McGrath
y Joanna Collicutt McGrath, en “The Dawkins De- lussion?
Atheist Fundamentalism and the denial of the divine [El engaño de
Dawkins, fundamentalismo ateo y negación de lo divino] (SPCK,
London, 2007) http://www.amazon.com/
Dawkins-Delusion-Atheist-Fundamentalism-Denial/DP/pro-
duct-description/083083446X (acceso 29 de agosto de 2007).
Friedrich Nietzsche: Ver Friedrich Nietzsche, The gay science [La
gaya ciencia], disponible en español en: http://www.nietzs-
cheana.com.ar/de_la_gaya_scienza.htm, acceso 22 de diciembre
de 2008. Para conocer los comentarios (en inglés) véase el libro de
Walter Kaufmann, Nietzsche: philosopher, psychologist, antichrist
[Nietzsche: filósofo, sicólogo, anticristo] (Princeton Univ. Press,
Princeton, N.J., 1975), pp. 96-07.

- 133-
6. Albert Camus, El mito de Sísifo (Alianza Editorial, ISBN-
9788420666907).
7. Bertrand Russell: Para saber más sobre este intercambio entre
Copleston y Russell, véase el libro de Al Shekel, Bertrand Russell
on God and religion [Bertrand Russell, sobre Dios y la religión]
(Prometheus, Buffalo, NY, 1986), pp. 138-39. Transcripción del
debate disponible en línea, en http://www.bringyou.
to/apologetics/p20.htm (acceso 17 de septiembre de 2007). La
conversación aparece bajo el título "The Argument from Con-
tingency” [Argumento de la contingencia].
8. Stephen Jay Gould: Citado por David Friend y los editores de la
revista Life en The meaning of Life [El significado de la vida]
(Little, Brown and Company, Boston, 1991), p. 33.
9. La respuesta de Francis Crack: citado por Michael J. Behe en
Darwin’s Black Box: the biochemical challenge to evolution [La
caja negra de Darwin, desafío bioquímico a la evolución] (lOmo.
Aniversario, Free Press, NY, 2006), p. 248.
10. «La visión del universo entero», citado por Philip Graham Ryken,
Jeremiah and Lamentations: from sorrow to hope [Jeremías a
Lamentaciones: de la pena a la esperanza] (Crossway, Wheaton,
IL, 2001), p. 100.
11. Carl Sagan, véase «Vida inteligente en el universo» (Ed. Reverte
S.A., ISBN: 9788429141597).
12. Donald Page, citado por William Lane Craig, “In defense of ra-
tional theism” [En defensa del teísmo racional], en Does God
Exist? The great debate [¿Existe Dios? El gran debate] ed. J.P.
Moreland y Kai Nielsen (Nelson, Nashville, 1990), p. 143.
13. «El problema», citado en misma fuente.
14. Carl Sagan, citado por J.P. Moreland, en "Yes! A defense of
Christianity”, en Does God Exist? [ ¿Sil Defensa del cristianismo
en ¿Existe Dios?].
15. C.S. Lewis, Los milagros, (Ed. Encuentro, ISBN 978-84-7490-
278-5).
16. Adam Goldman, “The suicide capital of America” [Capital del

- 134-
suicidio de los EE.UU], AP News, 9 de febrero de 2004, http://
www.cbsnews.corn/stories/2004/02/09/health/main599070. shtml
(acceso 17 de septiembre de 2007).
17. Voltaire, «Poema sobre el desastre de Lisboa», traducción al
español, tomado de http://www.desenredando.org/public/re-
vistas/dys/rdys06/dys6-1.0-lyd.pdf, acceso 20 de diciembre de
2008.
18. Anthony Flew, "The case for God challenged” [Reto al caso a
favor de Dios] en Does God exist? [¿Existe Dios?]. Flew escribe:
«Que J.P. Moreland apele a sus “experiencias personales” me
resulta absolutamente grotesco».
19. «Llueven estrellas», citado por Os Guinness en Long journey
home: a guide to your search for the meaning of life [Un largo
camino a casa: guía para tu búsqueda del significado de la vida]
(WaterBrook, Colorado Springs, 2001), pp. 33, 34.
20. «Me gustaría y espero morir», citado por Jonathan Dollimo- re en
Death, desire and loss in Western Culture [Muerte, deseo y
pérdida en la cultura occidental], (Routledge, NY, 1998), p. 305.
21. «Morir por el amor de muchachos», citado por Mark Lilla en The
reckless mind [La mente intrépida] (New York Review of books,
NY, 2001), pp. 137-58.
22. Respuestas de Foucault a un alumno, citado por Guinness en Long
journey home, p. 35.
23. Quiero que surja una generación, citado por Jason R. Roberts en
“The search for absolute truth in a secularized society" [Búsqueda
de la verdad absoluta en una sociedad secularizada], Think, mayo
de 2007, 9 http://www.focuspress.org/blog/ ?p=9m acceso 5 de
septiembre de 2007.
24. «No conozco la solución», carta de Bertrand Russell al editor del
Observer (Londres), 6 de octubre de 1957.
25. Para esta conversación entre Copleston y Russell, véase Shekel,
ed. Bertrand Russell on God and religion [BR, sobre Dios y la
religión], trascripción y traducción al español disponible en

- 135-
http://filosofiavoluntaria.blogspot.com/2008/05/texto-debate- de-
russell-sobre-dios.html, acceso 24 de diciembre de 2008.
26. Mackie, citado por J.P. Moreland en “Reflections on meaning in
life without God” [Reflexiones sobre el significado de la vida sin
Dios], Trinity Journal NS9 [1988], p. 14.
27. Kai Nielsen, “Why should I be moral?” [¿Por qué debo ser mor-
al?], American philosophical quarterly 21 [1984], p. 90.
28. Aldous Huxley, Elfin y los medios (Ed. Sudamericana, ISBN no
disponible).
29. Véase El capellán del diablo, de Richard Dawking (Ed. Gedisa,
ISBN: 8497840534. ISBN-13: 9788497840538).
30. Véase Polanyi, Ciencia, fe y sociedad (Cuadernos Taurus, Ma-
drid, 1961).
31. Viktor Frankl, The doctor and the soul: from psychotherapy to
logotherapy [El médico y el alma, de la sicoterapia a la logotera-
pia) Vintage, NY, 1973), p. xxi.
32. Abdurrahman Wahid, véase “The last king of Java “ [El ultimo
rey de Java], de Bret Stephens, Wall Street Journal, 7 de abril de
2007, p. A9.
33. Véase “Rare nerve disorder leaves girl pain-free" [Raro desorden
nervioso hace que una niña no sienta dolor], AP News, 26 de
abril de 2004, http://www.msnbc.msn.com/id/4788525/, acceso 7
de septiembre de 2007; Steve Sternberg, “Chronic pain: the
enemy within” [Dolor crónico, enemigo interior], USA Today, 8
de mayo de 2005, http://www.usatoday.com/ news/health/2005-
05-08-chronic-pain-cover_x.htm, acceso 7 de septiembre de
2007.
34. Véase O. Hobart Mowrer, “Sin, the lesser of two evils” [El peca-
do, mal menor], American Psychologist 15 (1969), pp. 301-4.
35. Karl Marx, “A contribution to the critique of Hegel’s philosophy
of right” [Contribución a la crítica de la filosofía del derecho de
Hegel”, en Early writings [Escritos primeros], traducido al inglés
por Rodney Livingstone (Penguin, Londres, 1975), p. 244.

- 136
36. Véase Richard Dawkins, River out of Eden [El río que fluye desde
el Edén], (Basic Books, NY, 1995), p. 133.
37. Véase Autobiografía de Bertrand Russell (Ed. Edhasa, ISBN10:
8435012174 ISBN13: 9788435012171).
38. Véase ‘‘Crash took devoted parents, loving children” [Accidente
que se llevó a unos padres devotos que amaban a sus hijos], USA
Today, 27 de septiembre de 1993, p. A3.
39. Véase Peter Singer, “Sanctity of life or quality of life” [La san-
tidad de la vida, o calidad de vida], Pediatrics (julio de 1983), p.
129.
40. Scott Atran, 29 de noviembre de 2006, en “The reality club. An
edge discussion" [Club de la realidad, debate clave], http://
www.edge.org/discourse/bb.html (acceso 29 de agosto de 2007).
41. Véase “God debate” [Debate sobre Dios]: Sam Harris vs. Rick
Warren, Newsweek, 9 de abril de 2007. http://www.msnbc.
msn.com/id/17889148/site/newsweek/ (acceso 18 de septiembre
de 2007).
42. Sam Harris, “The empty wager” [La apuesta vacía], en la co-
lumna de Internet On Faith [Sobre la fe]: Conversation on re-
ligion with Jon Meacham and Sally Quinn [Conversando con Jon
Meachan y Sally Quinn sobre la religión] http://newsweek.
washingtonpost.com/onfaith/sam_harris/2007/04/the_cost_
of_betting_on_faith.html (acceso 1 de octubre de 2007).
43. Véase Scott Atran, 29 de noviembre de 2006, en “The Reality
Club: an edge discussion” [Club de la realidad, debate...]
http://www.edge.org/discourse/bb.html (acceso 29 de agosto de
2007). Atran comenta: «Oímos de Carolyn Porco que la
educación científica, el puro razonamiento de los problemas
existenciales como la muerte, y los rituales colectivos para
reemplazar al temor religioso por el temor y la maravilla de la
ciencia podrían ayudar a liberarnos de la religión y la violencia
religiosa... los positivistas franceses del siglo XIX insistían en
algo parecido a lo que propone la doctora Porco, con cierta

- 137-
ironía, en términos de ceremonias que inspiraran temor reve-
rencial e incluso con templos a la ciencia. Aparte de los pocos
que fundaron estas prácticas y artefactos, el intento fracasó por
completo y no logró atraer a la población en general, ni pudo
abrirse paso dentro de la comunidad científica. La mayoría de los
eruditos pensó, con tino, que dichos esfuerzos eran artificiales y
absurdos. La mayoría de las personas religiosas pensaron lo
mismo».
44. Véase L.J. Larson y L. Witham, “Scientists are still keeping the
faith" [Los científicos siguen manteniendo la fe], Nature 386
(1997), pp. 435-36; véase también Francis Collins, “Why this
scientist relieves in God” [Por qué este científico cree en Dios], 6
de abril de 2007, http://www.cnn.com/2007/US/04/03/
collins,commentary/indes.html (acceso 1 de octubre de 2007).
45. Citado por Philip Novak, The vision of Nietzsche [La visión de
Nietzsche] (Vega, Londres, 2001), p. 16.
46. C.S. Lewis, El gran divorcio (Ed. Rialp, ISBN: 978-84-321-
3137-0).
47. George MacDonald, Life Essential: the hope of the Gospel [La
vida esencial, la esperanza del evangelio] (Shaw, Wheaton, 1L,
1974), pp. 24-25.
48. Philip Yancey, 1 was just wondering [Solo me pregunto] (Eerd-
mans, Grand Rapids, 1998), p. 69.
49. Christopher Hitchens, The missionary position [Posición mis-
ionera] (Verso, Londres, 1995).
50. Conversación con Andrew Sullivan, véase Sam Harris, enero 23
de 2007 en “Is religion built on lies?” [Se apoya en mentiras la
religión] Beliefnet.com, http://www.beliefhet.com/story/209/
story_20904.html, (acceso 1 de octubre de 2007).
51. F.W. Boreham, “The sword of Solomon” [La espada de
Salomón], The blue flame [La llama azul] (Epworth, Londres,
1930), p. 29.
52. Richard Dawkins, citado por Chris Floyd, “A trick of the light:
Richard Dawkins on science and religion” [Un truco de la luz,

- 138-
Richard Dawkins, sobre la ciencia y la religión] Science and
Spirit 19 [Ciencia y Espíritu], (julio/agosto, 1999): pp. 24-31,
http://www.science-orspirit.org/article_details.php7article_ id=71
[acceso 1 de octubre de 2007],
53. Citado por Nigel Cameron, “You were a dot once too’1 [También
usted fue un punto alguna vez], 19 de octubre de 2004,
http://www.tothesource.org/10_20_2004/10_20_2004.htm
(acceso 18 de septiembre de 2007).
54. Véase, por ejemplo, Robert R George, "The moral status of the
human embryo” [Posición moral del embrión humano], Pers-
pectives in biology and medicine 48 [Perspectives en biologia y
medicina] (Primavera de 2005), pp. 201-10.
55. Citado por Nigel Cameron y Lori Andrew, “Cloning and the
debate on abortion” [La clonación y el debate en torno al aborto],
Chicago Tribune, 8 de agosto de 2001. http://www.gene- tics-
and-society.org/resources/items/20010808_chicagotribu-
ne_cameron.html (acceso 18 de septiembre de 2007).
56. Ibid.
57. Ibid.
58. Nigel Cameron, "The challenge of the biotech century” [ Desafío
del siglo biotecnológico], Guardian, 21 dc mayo dc 2005, http://
www.guardian.co.uk/comment/story/0mml489112m00.html
(acceso 1 de octubre de 2007).
59. Véase Abraham Rabinovich, “Return of the native” [El regreso
del nativo], Jerusalem Post, revista, 7 de febrero de 1997.
60. King Crimson: de «Epitafio», letra de Peter Sinfield, interpretada
por King Crimson, 1969.
61. Citado por Sir Martin Rees, Ourfinal hour: a scientist’s warning
[Nuestra hora final: advertencia de un científico] (Basic Books,
NY, 2003).
62. Carta de Albert Einstein a Max Born, 12 de diciembre de 1926,
citado por Ronald William Clark en Einstein: the life and times
[Einstein: vida y época] (Avon, NY, 1972).

- 139-
63. Véase Does God exist? [¿Existe Dios?], sección “Language, being,
God and the three stages of theistic evidence” [Lenguaje, ser,
Dios y las tres etapas de la evidencia teísta], de Dallas Willard.
64. C.S. Lewis: La abolición del hombre (Ed. Encuentro, ISBN
847490255X).
65. John Polkinghorne, One world: the interaction of science and
theology [Un mundo: interacción de la ciencia y la teologia]
(SPCK, Londres, 1986).
66. Citado por Peggy O’Hare, en artículo del Houston Chronicle del
16 de marzo de 2007.

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¿ ES DIOS REAL o SOLO ES ALGO CREADO
POR LA IMAGINACIÓN?
Ravi Zacharias refuta el argumento de un ateo

Cuando oras, ¿estás hablando con un Dios que existe? ¿O resulta que Dios no es^ más
que un «amigo imaginario», como el compañero de ¡uegos que inventa un niño| creativo
que ¡uega a solas?

Cuando el autor Sam Harris atacó al cristianismo en «Carta a una nación cristiana»* los
críticos calificaron su libro como «maravilloso», por lo que una generación entere* de
lectores, cientos de miles de personas, se sintieron atraídos a ese mensaje. Effl doctor
Ravi Zacharias sintió profunda preocupación, por eso tuvo que responder* En El fin de
la razón Zacharias destaca la confiabilldad de la Biblia ¡unto con-si* fe en el poder y la
bondad de Dios. Con toda confianza, refuta las afirmaciones deí Harris cuando afirma
que Dios no es más que un invento de la imaginación y que lo$| cristianos en todo el
planeta siguen prácticas de intolerancia y odio.

Si te pareció convincente «Carta a una nación cristiana», de Sam Harris, el libro! que tienes
en las manos es justamente lo que necesitas. El doctor ZachariaJ expone a la luz, la ruina
total de esta perspectiva. Sin embargo, aunque no hayase leído el libro de Harris, la
respuesta de Ravi será un irrefutable, sólido y potente conjunto de argumentos a favor del
pensamiento cristiano. ¿
La claridad y la esperanza que irradian estas páginas llegan a lo más profundó del corazón
de quienes conocen y siguen a Dios, y también a aquellos que lo rechazan.
íi ' ‘ ¿te**,
Durante más de treinta años Zacharias ha sido aclamado como apologista del
pensamiento cristiano y sus creencias. En su respuesta, contesta de manera racional y
contundente a las afirmaciones de Harris. Las palabras del doctor Zacharias no solo son
para quienes han leído los escritos de los nuevos ateos, sino también para los cristianos
que sienten que el nuevo mercado de las ¡deas abre ’ fuego contra sus creencias, con
toda la artillería.

El doctor Ravi Zacharias es fundador y presidente de Ravi Zacharias',


International Mlnistries. Ha sido conferenciante en universidades yj recintos
de todo el mundo, confrontando a disertantes de otros credos, \ o sin credo
alguno, con gracia y un impacto relevante. Autor de varios ¡ libros, sabe
combinar la enseñanza bíblica con la apologética. Su j programa semanal de
radio, Let my people think [Déla que mi pueblo piense], se emite en más de
mil quinientas estaciones radiales en el mundo. El y su esposa residen en
Atlanta, Georgia

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