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Anatomía de la guerra civil

Anomia

D e M a q u i a v e l o a C l a u s e w i t z , los teóricos de l a g u e r r a h a n puesto s i e m p r e


el acento e n s u estrecha relación c o n la política. P u e s t o q u e p o n e e n cuestión
e l p r i n c i p i o , las f o r m a s y l o s l í m i t e s de l a s o b e r a n í a , a q u é l l a afecta a l a n a t u -
raleza m i s m a d e l E s t a d o q u e es s u detentador. S i l a n o c i ó n de bellumjustum
c o n s u distinción entre l a g u e r r a de agresión y la guerra de defensa se remonta
a la Antigüedad, es recién e n l a é p o c a de las g u e r r a s de religión que a p a r e c e n
las p r i m e r a s f o r m u l a c i o n e s de u n derecho de g u e r r a m o d e r n o . P a r a G r o t i u s
y P u f e n d o r f , q u e l a a n a l i z a n e n t é r m i n o s seculares - y a n o c o m o u n conflicto
t e o l ó g i c o , s i n o c o m o u n c o m b a t e p a r a l a " d e f e n s a de sí y de s u s p r o p i o s
b i e n e s " e n e l c u a l e s t á n e n j u e g o e l p o d e r e intereses m a t e r i a l e s - , n o es m á s
que u n conflicto entre E s t a d o s . Inscribiéndola e n u n a teoría d e l derecho n a -
t u r a l , l a c o n c i b e n , s i n e m b a r g o , c o m o u n m e d i o p a r a r e a l i z a r la j u s t i c i a ; s u
objetivo n o es l a a n i q u i l a c i ó n d e l e n e m i g o , s i n o e l e s t a b l e c i m i e n t o de u n a
paz e q u i t a t i v a . A p a r t i r de l a E d a d M e d i a , la g u e r r a tiene s u s reglas: e l d e -
recho a d e c l a r a r l a (jus ad bellum) y e l d e r e c h o e n s u m a n e j o (jus in bello). N o
p u e d e ser d e c l a r a d a m á s q u e p o r u n a a u t o r i d a d l e g í t i m a , debe tener u n a
"causa j u s t a " ( p o r e j e m p l o , l a defensa contra u n a agresión o l a reparación de
u n agravio), n o debe e s c o n d e r intenciones c o n t r a r i a s a l d e r e c h o n a t u r a l y, ñ-
n a l m e n t e , debe ser n e c e s a r i a ( s ó l o se j u s t i f i c a luego de h a b e r agotado todos
los m e d i o s pacíficos p a r a l a r e s o l u c i ó n de u n c o n f l i c t o ) . P o r otro l a d o , u n a
guerra requiere n o r m a s de c o n d u c t a c o m p a r t i d a s p o r los beligerantes. E s t o s

Ver Richard Tuck, The Righí oJWar and Peace .Poliúcd Thought and the International Order¡rom Gro-
íiusíoKant, New York, OxfordUniversityPress, 1999.

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liuzo Traverso
A sangre y fuego

deben respetar los derechos de los prisioneros (en primer lugar su derecho a
ÍUnla moderna, Jean Bodin, no dudaba en alabar las virtudes de la guerra
la vida) y resguardar a los civiles, impidiendo que se transformen en blancos
COI no canalizador de los conflictos internos y último recurso para conjurar
militares (como lo precisará la convención de Ginebra en 1864 y lo confirma-
IR ninenaza de la guerra civil. " L a mejor forma de conservar u n Estado y pre-
rán los tratados de L a Haya a partir de 1907). Sobre todo, el uso de la fuerza
te ivarlo de rebeliones, sediciones y guerras civiles, y mantener a los subditos
debe ser proporcional a la injusticia padecida, sin lo cual la guerra justa se
bien dispuestos, es tener un enemigo, con el cual se pueda confrontar», se lee
desnaturalizaría por una intención ilegítima de venganza o de opresión.
t i l ¡jesSix Livres de la Répuhlique.^^^
Eljuspublicum europaeum, del cual el derecho de guerra era sólo u n as-
Desterrada del interior del Estado, la guerra puede por lo tanto dirigirse
pecto, marcaba el advenimiento de un sistema codificado de relaciones entre
contra u n enemigo externo, respetando sin embargo sus propias reglas. Esta
Estados con capacidad para ejercer el monopolio de la violencia dentro de
concepción está implícita en la fórmula célebre que abre el tratado de Clau-
sus territorios r e s p e c t i v o s . L a noción de bellun^justum era sustituida por la
i r w i t z : " L a guerra noes masque un duelo [ZweikampJ] a gran escala"."*^ E n
de soberanía, que presuponía la inviolabilidad del poder estatal al interior de
r l londo, en efecto, la práctica social del duelo, ampliamente extendida en las
las fronteras. Para u n teórico del absolutismo como E m m e r de Vattel, la gue-
cnpas aristocráticas hasta 1914, revela una acostumbramiento creciente al
rra es siempre legítima - según sus palabras, "regular" o "regulada"- a condi-
tir lecho y la interiorización de ciertas reglas comunes en la utilización de la
ción de que sea declarada previamente. E n otras palabras, lo que hace que
vinlencia. E l duelo estaba reservado a las élites; las clases populares, las m u -
una guerra sea "justa", no es ya su causa, sino la manera de llevarla adelante.
Ir res y en Alemania, las minorías estigmatizadas como los j udíos, estaban ex-
Su legitimidad no está vinculada a sus motivaciones teológicas, éticas o polí-
i luidos. Era concebido como un enfrentamiento ritualizado y codificado que
ticas; reside solamente en la naturaleza de los beligerantes que, más allá de
«puntaba a la reparación de un agravio o de una ofensa, según el principio de
sus móviles, siguen siendo siempre Estados, los únicos portadores deljus ad
''|V)derdarsatisfacción"(Saíis/al2tions/ahigleei£). Su objetivo no érala muerte
b e í / u m E s la guerra civil la que se vuelve ilegítima, a tal punto que prínci-
(Ir! adversario, aunque ésta no estaba excluida, sino el respeto de un código
pes y monarcas no dudan en servirse de su derecho a hacer la guerra a fin de
I li-1 honor, signo distintivo de pertenencia a una élite social. E n el duelo con
suprimir los riesgos de sedición interna. E n su metáfora antropomórfica del
espadas se instaló la costumbre, en el curso del siglo X I X , de detener el com-
Estado -dios artificial, terrestre y en consecuencia rriortal—, Hobbes compara
I late "con la primera sangre". '^^ E n cuanto a la pistola, hubo esfuerzos desti-
la guerra civil con una enfermedad que afecta al cuerpo humano y lo corroe
nnclos a volver menos peligrosas las balas. Según Alfred dAlembert, autor de
hasta matarlo. '^^ Los subditos, por su parte, reconocen al soberano el dere-
una Physiologie du duel aparecida en 1853, se hizo costumbre cargarla de tal
cho a declarar la guerra contra un enemigo exterior, a cambio de la paz y la se-
manera que la bala "agujereara, pero de manera blanda, sin pasar nunca la
guridad internas. E s el presupuesto del Estado absolutista. E l soberano se
epidermis, sin provocar las horribles fracturas que vuelven terrible el uso de
arroga el privilegio de entablar la guerra con sus vecinos, pero se encarga, en
lumas de fuego". La práctica del duelo podía así sacar provecho de la inven-
cambio, de proteger a sus subditos. Uno de los primeros teóricos de la sobe-
II va de los armeros, quienes empezaron a producir "pistolas que hieren u n
poco pero no matan jamas". Sin duda, los duelistas estaban dispuestos a

Sobre la noción áejuspublicum europaeum,d. Girl Schmitl, Le Nomosde la terredans ledroitdesgens


'"Jean Bodm, Les Sbc livresde la République, Paris, Le Livre de Peche, 1993, p. 463-464.
dujus publicumeuropaeum (1951), París, Presses Universitaires de Franca, 2001; y Reinhan Koselleck,
'"' Cari von Clausewitz, Vom Kriege, Bonn, Ferd. Dümmlers Verlag, 1991, p. 191 (la edición francesa
Le Régnedc lacritique (1959), Paris, Éditions de Mínuit, 1979, p. 36sq.
I ireficre traducirZweifcamp/ como "combate singular": cf. Cari von Clausewitz, De laguerre, Paris, Pe-
"^MichelSenellarfLaqualificationdereneramichezEmerdeVattel", Así¿rion,n°2,2004,p. 31-52.
iim,1999,p.31)
Cf. Cari Schmitt, Le Nomosde la Ierre, op. cit. ,p. 124.
""CfJean-NoélJeanneneyLeDuel. [./nepassion/ranfa¡seJ789-J9J4,Paris,Seuil,2004,p. 26.
' Thomas Hobbes, Léviathan (11,29), París, Gallímaid, 2000, p. 476 sq.
""M.,p.27. *

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morir, redactaban su testamento antes de batirse y planificaban su fuga para U n a evolución análoga caracteriza al deporte, como lo prueba la creación

el caso desafortunado de muerte del adversario. Pero generalmente, según de losjuegos olímpicos modernos. E n vísperas de la Primera Guerra m u n -

Ute Frevert, "el duelo tomaba las características de un juego de sociedad que dial, Pierre de Coubertin, su creador, proponía reemplazar los conflictos m i -

se desarrollaba bajo la mirada atenta y palpitante de u n público nume- litares por competencias deportivas donde la victoria del más fuerte

roso".''" Enfrentamiento de esgrima o de pistola entre dosgentlemen enpre- suscitaría la admiración y el respeto de los perdedores que, sobre la base de

sencia de los testigos, el duelo implicaba el reconocimiento recíproco de los reglas comunes, podrían siempre tomar revancha.''"' E n 1914, losjuegos

adversarios, personas dignas de batirse según una tradición caballeresca, olímpicos serán suspendidos y el duelo desaparecerá. E l código del honor

sobre la base de reglas compartidas y con armas elegidas de forma antici- que lo inspiraba no sobrevivirá al advenimiento de la guerra total.

pada, sometidas al control de los testigos. Éstos tenían prácticamente el rol Durante el verano de 1914, los principios deljus publicurr^ europaeum pa-
de abogados durante las negociaciones previas al duelo; luego, durante s u recen todavía imponerse porsí m i s m o s , cuando el atentado de Sarajevo en-
desarrollo, se convertían en jueces, para redactar finalmente el acta que, lle- j^endra u n furioso ballet diplomático del cual participan todas las cancillerías
gadoelcaso, incluso podía serexhibidoen una sala de tribunal. Esta progresiva ilcl continente.'''' E l Imperio austrohúngaro sólo anhelaba en u n principio
"judicialización del duelo", según la expresión de Jean-Noéljeanneney' , lo liarle una lección a Serbia con el consentimiento de su aliado alemán, y no
transformó en una práctica social defacto reconocida por el derecho. E n I m í a la menor intención de activar u n a guerra mundial. La intervención rusa
Alemania, s u difusión dentro del ejército era más que tolerada. E l derecho r n defensa de Serbia reavivó indirectamente, a causa de alianzas militares, la
prusiano lo legitimaba considerándolo como una suerte de derecho con- Icnsión entre Alemania y Francia. Londres, por su parte, era aliado de París y
suetudinario útil a fin de preservar el sentido del honor dentro de la casta no podía permanecer pasivo de cara a una eventual mutación de los equili-
militar. Mucho más que una supervivencia feudal, según Gabriel Tarde, brios geopolíticos, con el riesgo de emergencia de una hegemonía alemana
o de una resistencia contra el proceso de la civilización, según la visión de íiobre el continente. U n a ñ o más tarde, a l poner fin a su neutralidad, Italia
Norbert Elias que hace de aquél el símbolo de la "vía especial" (Sonderweg) I m.scaba sacar provecho de la nueva situación conquistando los territorios de
de Alemania'*''', el duelo era u n elemento constitutivo de la civilización de iiinyoría italiana que pertenecían a su antiguo aliado austríaco. Finalmente,
las costumbres - e l autocontrol y la regulación normativa de los conflictos- c, Estados Unidos el que, en 1917, entra en el conflicto, preocupado por l a
de la cual el Antiguo Régimen "persistente" se veía como la encarnación en Kolvencia de sus aUados europeos endeudados y súbitamente consciente de
el siglo X I X . ' ' " E n otras palabras, su código altamente formalizado reprodu- mi nuevo rol internacional. E l atentado de u n nacionalista serbio se convirtió
cía dentro de la sociedad las normas de la guerra fijadas por el jus publicum H^í en la chispa que encendió la mecha y puso a todo un continente en llamas.
europaeum. Mils allá de sus causas profundas, sobre las cuales el debate historiográfico
rs\A lejos de haberse agotado, la G r a n Guerra n o fue n i prevista n i deseada
I lo r sus actores. Fue provocada por la aceleración de una máquina diplomá-
I liíi c|ue había sido construida a lo largo de la historia como expresión de u n
'•" Ute Frevert, MenoJHonourASocialandCulturalHistoryoJtheDud, Cambridge, Polity Press, 1995,
Dlilcn europeo dinástico y "civilizado" que ya no correspondía a lasituación
p. 170.
'^^Jean-NoelJeanneney, Le Duel, op. cil., p. 80. p s l . Nadie, entre los responsables de la detonación del conflicto, había pre-
VG.Kiernan, The DueíinEuropeanHislory.HonourandíheReigno/jAristocracy, New York, Oxford
University Press, 1988, p. 273.
Cf. Norbert Elias, The Germans. PowerStruggksand theDcvelopmentof theHabilusin the Nmeíeenífi I MichelCaillat.L'Wéo/ogiedusportenFranceíiepuisJ880,Paris,ÉditionsdeIaPassion, 1993,p.
and Twentieíh Century, Cambridge, Polity Press, 1996, p. 52, y los comentarios dejonalhan Flechter, II 12, WolfgangSchivelbusch, The CultureoJDeJeat. OnNational Trauma, Mournint andRecovery,
Vio/enceandCivifeation. Anlntn^uction tothe WorkofNorbertElias, Cambridge, Polity Press, 1997, p N m York, Picador, 2004, p. 174
123-124. ' " l i e iian Enrico Rusconi, Rischio 1914. Comosi decide unaguerra, Boloña, U Mulino, 1987.
''"Cf.AmoJ.Mayer,LaPersistam:edel'Andenfógime,Parls,Flammarion, 1983,p. 110-111.

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visto ejércitos empantanados durante años en las trincheras ni imaginado las • combatientes sin estatus definido, desde el punto de vista de los conquis-
armas químicas, los bombardeos con artillería pesada, las ciu dades destrui- •"ores, las guerras coloniales no hacían ninguna distinción entre soldados
das, las matanzas enserie bajo el fuego de las ametralladoras. Su bagaje men- civiles. E n este sentido, las masacres que acompañaron la historia del colo-
tal y sus referencias culturales permanecían ligados a la experiencia europea Inl ismo constituyeron u n modelo para las guerras totales del siglo X X . Las
del siglo X I X , con sus guerras "civilizadas" entre Estados del Antiguo Régi- lucirás coloniales no eran, desde luego, guerras civiles, pues oponían fuerzas
men que se respetaban mutuamente. Ahora bien, la visión del adversario jumamente distantes entre sí, tanto en el plano geográfico como enel cultural.
como enemigo legítimo no tardó en ser reemplazada por la idea de cruzada. No eran, ciertamente, conflictos en el interior de una misma comunidad, y sin
E n la Navidad de 1914, los combates fueron suspendidos para dar lugar a imbargo presentaban varios rasgos típicos de las guerras civiles. La guerra
una tregua. Fotos extrañas muestran a soldados y oficiales alemanes frater- civil no es u n conflicto entre Estados sino una ruptura del orden dentro de u n
nizando con sus homólogos británicos, en el no man's land entre las líneas Stado que ya no se encuentra en condiciones de imponer su monopolio de
enemigas. E l brindis que realizan juntos durante esta tregua efímera indica U violencia. Puesto que los enemigos no son dos ejércitos regulares, sino dos
que los combatientes se respetaban como adversarios legítimos. '"^^ Nada se- facciones dentro de u n mismo Estado, de las cuales una sola dispone de esta-
mejante volverá a ocurrir en el curso de los años siguiente. La guerra, trans- i legal, la distinción entre civiles y combatientes deviene altamente proble-
formada en conflicto entre pueblos, naciones y civilizaciones, adquiría ahora ática. E l derecho de guerra ya n o puede aplicarse si los enemigos no son
todas las significaciones posibles, salvo la de u n enfrentamiento entre com- Estados, sino que pertenecen a la misma comunidad, de la cual no reconocen
batientes respetuosos los unos de los otros. Eljus in bello fue rápidamente en- ya la ley Por consecuencia, la figura del "enemigo legítimo" (justus hostis) des-
terrado, en primer lugar por la violación alemana de la neutralidad de aparece. E l rebelde interno de la guerra civil, como el criminal o como el i n -
Luxemburgo y de Bélgica, luego por la violación de la neutralidad de los dígena insurrecto de las guerras coloniales, es u n "fuera de la ley" con el cual
mares, el bloqueo contra los imperios centrales, el bombardeo de las ciuda- ningún acuerdo es posible.
des y la reclusión de civiles. E n Ypres, en abril de 1915, cuando se produce el
La descripción más antigua que nos ha llegado de este tipo de conflicto es
primer ataque con armas químicas, ya no era más que el recuerdo de una
lit tle Tucídides. E n su Historia de la guerra del Peloponeso, relata la guerra civil
época pasada.
que estalla en el 427 a.c. en la isla de Córcira (Corfú), en el momento de la lle-
Desde Maquiavelo y Rousseau, la teoría de la "guerra justa" ha sido objeto gada de los atenienses y de la huida de los peloponesos. Se trató de una erup-
de numerosas críticas, de diferente inspiración, destinadas a revelarlas am- ción de odio, escribe, durante la cual "las leyes válidas en todas partes" fueron
bigüedades y presupuestos ideológicos. Puesto que el corolario implícito del abolidas, y no quedó más que violencia y d e p r a v a c i ó n . ' " L o s corcireos ma-
juspublicum europaeum era la visión del mundo no europeo como u n espacio mc raron a aquellos de sus conciudadanos a los que consideraban oponen-
colonizable, las guerras de conquista e incluso las masacres coloniales se tes." Entonces, "la muerte se presentó en todas sus formas y, de los excesos
transformaban ipsoJacto en "guerras justas" en nombre del derecho natural q ue se producen en esos casos, no hubo uno que no se cometiera - e incluso
(de comercio, de circulación y de propiedad, es decir, de apropiación de tie- más. E l padre mataba al hij o, los suplicantes eran sacados a la fuerza de los
rras y de bienes supuestamente no pertenecientes a nadie). Concebidas lantuarios o asesinados ahí mismo, y algunos incluso murieron empareda-
como empresas de conquista (y, a menudo, de exterminio), en las cuales los dos dentro del santuario de Dionisio. Tal fue, en efecto, el grado de crueldad
ejércitos europeos no se enfrentaban a otros ejércitos regulares, sino a tribus

La relación entre guerra civil y guerra colonial es ampliamente analizada por Cari Schmitt, Le
Nomos de la terre,op. cit.
"''Verestas imágenes en RamerRother(ed.),DerWeltferiegJ9]')-i9i 8. EreignisundErinnerung, Berlín, ' ^" Tucídides, Histoire de laguerra du Péhponese (111, LKXXl), París, Bouquins Robert Laffont, 1984, p.
Minerva,2004,p.l05. 346.

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li\Zi> ¡raverso Asangreyfuego

que alcanzó la guerra civü". Tucídides no se limita a una descripción feno- Ir y I'. I natar o morir |... 1 C o n el vago olor a sangre que satura nuestra at-
menológica de la guerra civil. Subraya también las mutaciones psicológicas I D ^ I i - I I I , '.c crea en nosotros u n estado mental del cual es inevitable que nazca
que ella produce en los actores, que matan arrebatados por una ola de odio í I» 11111. El terror: presentimos su proximidad de la misma forma en que en
desconocido en tiempos normales, desbaratando así el orden de las cosas y VU| )f ra de las tormentas se siente el aire cargado de e l e c t r i c i d a d " . E n re-
de las mentalidades: "Incluso se alteró, con tal de justificarlos, el sentido ha- l l i c i i , una guerra civil está siempre compuesta de atrocidades y horrores.
bitual de las palabras en relación con los actos. La audacia irreflexiva pasaba
por ser entrega valerosa al partido, la prudencia por cobardía disfrazada, la
sabiduría por máscara de la cobardía, la inteligencia en general como una
inercia completa; la precipitación impulsiva se contaba como cualidad viril,
Í Ilnr Se rge percibe una de sus características típicas en la sobrecarga emo-
tliiil ele los protagonistas. La idea de cumplimiento de un deber podía lle-
iNt ti motivar a los voluntarios del 14, pero no es suficiente para involucrarse
f II una guerra civil. Ésta es siempre una mezcla de anomia jurídica y de ple-
y la circunspección al deliberar como pretexto para la huida".' Itjl 11(1 pasional llevadas al extremo, como si el vacío creado por la caída de las
Se trata de los mismos sentimientos y los mismos estados de ánimo des- linimas se llenara con un contenido emocional nuevo. E l combate ya no es
criptos por los testigos de las guerras civiles del siglo XX. Uno de los más agu- Ifgl I i inado, y mucho menos regulado, por la ley, sino por convicciones éticas
dos, por su doble condición de militante y escritor, es sin duda Víctor Serge. y I )i il II icas superiores que hace falta defender hasta el fin, de la forma más in-
E n su diario, escrito en Petrogrado durante la primavera de 1919, luego pu- 11 rtiisigente posible, al precio de la vida del enemigo - u n enemigo cercano,
blicado bajo el título de La ville en danger, describe la guerra civil como con- 11 Miocido-, y si es necesario al precio del sacrificio de la propia vida. Los v a -
flicto irreductible entre dos partes de una sociedad dividida, u n conflicto que Itii fs que ocupan este espacio anómico son, según el caso, los más nobles y
sólo conoce la violencia y donde es nula la posibilidad de acuerdo. "No puede liis más abyectos, o a menudo una mezcla de ambos: liberación, justicia,
entenderse la guerra c i v i l - e s c r i b e - s i uno no se representa a estas dos fuer- Igualdad, dignidad humana, redención del sojuzgamiento, pero también es-
zas, confundidas, viviendo la misma vida, rozándose en las arterias de las píritu de venganza, racismo, nacionalismo exacerbado, fanatismo religioso.
grandes ciudades con el sentimiento neto, constante, de que una de las dos Una definición clásica de la guerra civil sigue siendo la de Cari Schmitt,
debe matar a la otra.. ."^^^ E l temor, la inseguridad, el odio y la voluntad de eli- formulada e n u n ensayo altamente controvertido como Ex captivifate salus
minar al enemigo animan a los beligerantes insuflándoles la energía necesaria (1949). Vale la pena que reflexionemos sobre ella, aún cuando se inscribe e n
para combatir. E n este guerra, todo principio humanitario está desterrado, una argumentación apologética discutible, pues debe dar cuenta de su cola-
de ambos lados: "Comisarios, militantes, comandantes rojos, si se dejan sor- boración c o n el régimen nazi. "La guerra c i v i l tiene algo particularmente
prender, son invariablemente fusilados. Nosotros tampoco eximimos a los Hlroz", escribe Schmitt, pues ella es "llevada adelante dentro de una unidad
antiguos oficiales, ni a los suboficiales de ningún tipo. Guerra a muerte - sin |)olítica común que incluye también al enemigo, y dentro del mismo orden
hipocresía humanitaria, donde no hay Cruz Roja, donde no se admite a los Jurídico". Cada parte coloca al enemigo en el lugar del no-derecho: "Supri-
camilleros. Guerra primitiva, guerra de exterminio,guerra civiL""'' Este con- men el derecho del adversario, pero lo hacen e n nombre del derecho". De
texto , concluye Serge, solamente puede desembocar en el terror, en el cual, esta manera, prosigue, la guerra civil establece una relación estrecha, "espe-
más que una política de gobierno, ve un estado de ánimo de los beligerantes: cíficamente dialécrica», con el derecho: "No puede ser sino justa, en el espí-
ritu de aquel que está plenamente convencido, y de esta formase convierte,
en resumen, e n el arquetipo de la guerra justa, y que se autoproclama justa.
'^'ftici.,p.343.
De manera más riesgosa que en cualquier otra clase de guerra, cada parte está
'''/biíi.aiI,LXXX!I).p.344.
'''VictorSerge/'I^ciudadenpeligro\Mémoiresd-unrévoíuíionnairee£auíresécriíspo^^
Bouquins-RobertLafront,2001,p.l08. ^ '
'«Íbid.,p.l09.
^ ^ ,
=5 O)
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íi> / i d v r r s t í A sangre y fuego

t)bligada a presuponer de manera despiadada su propio derecho, y de ni.i ilca de los soviets, e n la cual los bolcheviques devienen mayoría a par-
ñera igualmente despiadada el error del adversario. U n lado hace valer el de llf (Ir I >( I ubre. E s para darles "todo el poder a los soviets" que deciden disol-
recho legal, el otro el derecho natural. E l primero concede u n derecho a la Vf I lii Asamblea constituyente. Semejante fragmentación del poder en dos
sumisión, el segundo un derecho a la oposición." E n un contexto semejanti-, l l l l l i l i u l f s irreductiblemente antagónicas no puede durar para siempre. "Una
donde la oposición entre legalidad y legitimidad se despliega hasta sus últ i Un «"Nlilad de dictadura tan característica de las revoluciones como de las
mas consecuencias, los instrumentos de la justicia pierden su imparcialidad t!|illl I a r revoluciones-escribe T r o t s k y - proviene de las intolerables contra-
para transformarse en medios de u n combate irreductible. La justicia revo- llli I Iones de un doble poder. E l pasaje de una de esas formas a la otra se rea-
lucionaria solamente conoce una ley, la de la aniquilación del enemigo; sus lliTrt pi) r 1 a vía de la guerra c i v i l . " " '
tribunales populares no deben "atenuar el horror sino acentuarlo". Designan I a guerra civil no apunta a una paz justa con un adversario legítimo, sino
a u n "enemigo del Estado, del pueblo o de la humanidad" a fin de "privarlo N lii nniquilación del enemigo. Durante la conferencia de Casablanca, en
totalmente de derechos en nombre del derecho". De donde, la conclusión de H i r i o de 1943, Churchill y Roosevelt afirman en una declaración conjunta
Schmitt: "La hostilidad se vuelve tan absoluta que hasta la antigua distinción t|iii' las fuerzas aliadas no aceptarán ningún acuerdo con Alemania yjapón,
sagrada entre enemigo y criminal se disuelve en el paroxismo de la autojusti- »rtI V() su "rendiciónincondición"'{unconditional surrender). Esta declara-
ficación. Dudar del derecho propio es considerado una traición; interesarse I lilii, que anunciaba ya los tribunales de Núrembergy de Tokyo, no utilizaba
en la argumentación del adversario se vuelve hipocresía; y toda tentativa de IM r xpresión canónica del léxico militar, capitulación, optando por la de ren-
discutir se transforma en una forma de inteligencia con el enemigo".' Si se Mt Ion que los Unionistas habían impuesto a los Confederados en la Gue-
hace abstracción de las motivaciones y del contexto de estas palabras, hay ahí ri a (le Secesión y que figura en la declaración firmada por el general Lee en
el esbozo de una anatomía de la guerra civil como conflicto cruel y despro- A| )|iomattox en 1865. Tal fórmula no pertenece a la tradición del derecho in-
visto de reglas comunes que es una descripción bastante exacta de los enfren- I f I nacional; tomada del derecho mercantil, indica una cesión, una transfe-
tamientos que asolaron Europa entre 1914y 1945. I r ncia de propiedad. A l adoptarla, los vencedores deseaban mostrar que la
E n el primer tomo de su Historiade la revolución rusa, Trotsky desarrolla ( onfederación no solamente había sido vencida, sino que había dejado de
u n análisis similar de la guerra civil, en términos marxistas, estableciendo su r x i s t i r . ' E n una capitulación, los soldados deponen las armas en una cere-
punto culminante en la formación de una "dualidad de poderes". Se trata de monia pública que sanciona públicamente su derrota, pero no dejan de perte-
una situación transitoria de anarquía que será tarde o temprano superada por necer simbólicamente al ejército de u n Estado cuya existencia legal es
la victoria de uno de los dos partidos en lucha, como lo demuestran todas las reconocida por el derecho internacional (y por el vencedor). E n el caso de una
grandes revoluciones de la Historia. L a revolución inglesa asiste a u n con- rendición incondicional, en cambio, el ejército vencido se convierte en una
ñicto entre la monarquía y el "ejército modelo" de Cromwell; la Revolución especie de propiedad del vencedor que le impone su dominación. E l general
francesa, a la oposición primero entre el rey y la Asamblea constituyente, Wilhelm Keitel que, en su calidad de jefe de la Wehrmacht, había firmado la
luego al enfrentamiento entre la Comuna y la Convención; en la Comuna de re ndición incondicional de Alemania, en Berlín-Karlhorst, el 8 de mayo de
1871, esta duaUdad de poderes se configura bajo la forma de una separación 1945, fue j uzgado en Núrembergy ejecutado al año siguiente. U n destino se-
territorial: la revolución en París, la contrarrevolución en Versalles. E n la
Rusia de 1917, el gobierno provisorio dirigido por Kerenski se opone a la '•"LéonTrotski,Histoirccíelarévo(u£ionn4Sse(1932),París,Seuil, 1995,vol.I,p.256.
'^"Cf. DanDiner,Da<iJahrhuníiertversíeht'n,op.cit.,p.22;LotharKettenacker,«"UnconditionalSu-
rrender" ais Grundlage der angelsáchsischcn Nachkriegsplanung", en WolfgangMischalka (ed.),Der
'''^CaT\Schmut,E(captmtatesalus:experiencesdesannéesl943-1947,?dLñs,Vnn, 2003,p. 152. Para Zweiíe Weltkrieg, Piper, Munich, 1989, p. 174-188; y Alfred Vagts, "Uncondilional Surrender. vor und
un análisis del concepto de guerra civil desde el punto de vista de la teoiia política, ¿f. Norberto nachl945",Vieríel;aMrsfie/te/ür2dígeschic/ite,n°7,1959,p.280-309.
Bobbio, "¿Guerra civile?",Teoriapo/:tica,VIlI,n°2,1992,p. 297-307. '"Cf.WolfgangSchivelbusch, The Culture o/De/eaí,op.cit.,p. 27-29.

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. . -79
Enzo Traverso A sangre y fuego

mejante le estará reservado a Hideki Tojo, el jefe de gobierno japonés. E n enfrentamientos violentos entre los Arciiti del Popólo y los squadristi de Mus-
1945, Alemania yjapón son ocupados por fuerzas aliadas que, en u n prime r solini. E l conflicto entre los ejércitos y las tropas irregulares causa estragos en
momento, contemplan la posibilidad de privarlos de toda soberanía nacio- Baviera, en los países bálticos, en Hungría, en Hamburgo y finalmente en
nal durante varias décadas. E n Casablanca, la opción de una rendición in- Bulgaria, entre 1 9 1 9 y l 9 2 4 . E n Austria, el golpe nazi de febrero de 1924
condicional alemana había sido sugerida por Roosevelt. Según Churchill, suscita una semana de combates sangrientos en Viena, entre el ejército y las
que inmediatamente la había aprobado, no se trataba de reducir a los alema- milicias socialistas del Schutzbund, cuya derrota tiene como costo mil dos-
nes a u n estado de esclavitud, sino de rechazar toda negociación y sobre todo cientos muertos y varios miles de heridos. Este fenómeno reaparece durante
de librarse de toda norma jurídica internacional susceptible de "colocar tra- la primera fase de la guerra civil española, cuando los republicanos, que en-
bas a las transferencias territoriales y los cambios de fronteras en los países carnan la autoridad legal, deben reconstituir u n ejército con unidades que
enemigos".'^" han permanecido fieles al gobierno y milicias populares surgidas espontáne-
amente para combatir el golpe militar.
Pero la lucha de los partisanos alcanzó su apogeo durante la Segunda
Partisanos Guerra mundial. Son varios cientos de miles, en toda Europa, los que llevan
adelante una guerra paralela a aquella en la que se enfrentan ejércitos de mi-
Una figura memorable de la guerra civil europea es la del partisano, el llones de soldados. Estos partisanos son actores ineludibles de una guerra
combatiente irregular que aparece en la mayoría de los conflictos, jugando a donde las operaciones militares se articulan con la acción de los movimien-
veces un rol decisivo en ellos. Surgida como una guerra estatal conforme a las tos de liberación nacional, la lucha contra los regímenes colaboracionistas y
normas del derecho europeo, la Gran Guerra no conoció este fenómeno; sólo el combate antifascista. Desde los primeros meses de combate en el frente
se manifestó durante las crisis revolucionarias que marcaron el fin del con- oriental, en 1 9 4 1 , Stalin lanza u n llamado a la lucha a los partisanos que se
flicto, particularmente en Europa central y oriental. La militarización de la encuentran detrás de las líneas enemigas, en los territorios soviéticos ocupa-
vida política hacia el final de la guerra del 14 conduce a la formación de miU- dos por los ejércitos alemanes. A partir de 1943, la Resistencia toma una d i -
cias de partisanos y grupos armados que toman parte en los combates en las mensión considerable tanto en los Balcanes como en el frente occidental,
calles y a veces en verdaderas insurrecciones. Esto no sucede solamente en el desde Yugoslavia a Grecia, desde Bélgica a Holanda, desde Francia a ItaUa.
ex Imperio ruso. Las imágenes de la revuelta espartaquista de Berlín, en enero Durante la guerra, su impacto es amplificado por la propaganda de las fuer-
de 1919, nos muestran a obreros que desfilan armados, apoderándose del zas fascistas y nazis que justifican la represión, la violencia, las deportaciones
edificio del grupo de prensa Mosse desde donde disparan sobre los Freikorps y las masacres con el pretexto de la lucha contra los partisanos. Los países
a las órdenes del ministro Noske. Estas formaciones armadas-desde el Rote ocupados por las tropas alemanas se cubren de afiches que amenazan de
Front comunista hasta las SA n a z i s - serán una de las características de la re- muerte a los hombres de la Resistencia, calificados de "bandidos" y de "terro-
pública de Weimar y, más generalmente, de las sociedades europeas de en- ristas». La presencia masiva de comunistas y, en varios países, de extranjeros,
treguerras. E n Italia, los años que van de 1921 a 1924 están marcados por los sobre todo judíos, es siempre resaltada, como en el célebre "Cartel rojo" que,
en febrero de 1944, anuncia la ejecución de veintitrés francotiradores parti-
sanos del grupo parisino de Manouchian. E n Italia, los fascistas los tratan de
"^''Winston Churchill, TheSecondWorldWar, Boston, HoughtonMifflin, 1950, vol. 3,p. 690-691. "bastardos" (bastardi), para indicar su exterioridad con respecto a la comuni-
Este pasaje es citado por John L. Chase, "Unconditional Surrender Reconsidered", Political Science
dad nacional. Para la Resistencia, en cambio, se trata de patriotas y comba-
Quarterly,vo\. 70, n° 2,1955, p. 265. Ver también Hans Kelsen, "The Legal Status of Germany Accor-
ding to the Declarationof Berlin", The American Journal of International Law, vol. 39, n° 3,1945 p tientes de la libertad. Por todas partes, aquélla tiende a atribuiries un estatus
518-526. de combatientes regulares, enfatizando su estructura militar y jerárquica, in-

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Enzo Traverso A sangre y fuego
{ •

tentando que ésta sea reconocida por las fuerzas aliadas a la Liberación. Los etapas de la agonía de u n combatiente que muere torturado, luego a sus ca-
partisanos italianos que ocupan la ciudad de Macerata, el 30 de junio de niaradas que mueren como héroes, con el puño alzado, delante del pelotón
1944, visten uniformes coloniales hallados en depósitos. Sus cascos son más de fusilamiento, o incluso a una enfermera que cuida de u n hombre en la
bien exóticos, pero tienen la ventaja de hacerlos aparecer como verdaderos cima de una montaña mientras que otro los protege con su ametralladora,
soldados. Los héroes de la Resistencia a veces son militarizados en forma l'rente al objetivo del fotógrafo, los protagonistas de la Resistencia se trans-
retrospectiva, como el caso del "coronel Fabien», aquel militante c o m u - forman, hteralmente, en actores del "teatro" de la Historia.
nista francés autor del primer atentado contra u n comandante alemán en L a importancia del roljugado por los partisanos, bajo sus diferentes de-
París, en 1 9 4 1 . A l momento de la Liberación, el partisano es una figura nominaciones, durante la Segunda Guerra mundial revela el carácter ané-
completamente legítima. Se convierte en el símbolo de la sociedad civil al- mico de este conflicto, la puesta en cuestión de las normas tradicionales de la
zada con el cual todos desean identificarse, por empatia, o ser identifica- guerra y por lo tanto su naturaleza de guerra civil. U n a vez más, fue C a r i
dos, por conveniencia. Luego de los años de combate y de clandestinidad, Schmitt quien estableció el "tipo ideal" del partisano; Se trata en primer lugar
se encuentra en el centro de la fiesta liberadora que sacude el orden social. de u n combatiente irregular, distinto en ese sentido del soldado que lleva u n
E l antiguo bandido se metamorfosea entonces en héroe de la mitología po- uniforme. Su lucha reposa sobre una motivación profunda relacionada con
pular; ha perdido la dimensión trágica de la lucha para adoptar la de la a l - su "intenso compromiso político», como lo indica la etimología de la palabra
garabía, lúdica y gozosa. E n su descripción del París insurgente, C l a u d i que, originalmente, significa ser miembro de u n partido. Por otro lado, "mo-
Roy esboza el retrato del francotirador de última hora: "Lleva una metra- vilidad, rapidez y alternancia impredecible de la ofensiva y la retirada" carac-
lleta y dos granadas de mango en la cintura, los pantalones metidos en las 1 e rizan su accionar, casi siempre coordinado con el de u n ej ército regul ar del
medias de lana roja, zapatos grandes, una camisa a cuadros arremangada. cual funciona como apoyo. Presenta finalmente, según Schmitt, un "carácter
Parece salido de una película americana. Es el héroe mismo de Villa Villa."^^^ telúrico»: se encuentra, en la mayoría de los casos, profundamente arraigado
Las acciones más audaces de los partisanos son a veces recreadas frente a la en u n territorio que desea liberar y su acción saca provecho de sus lazos orgá-
cámara fotográfica para ser inmortalizadas. Esta pantomima (que a me- nicos con la población local. Son los campesinos quienes lo alimentan en
nudo no resulta una falsificación de la Historia, ya que se presenta de ma- las montañas, ahí donde combate dentro de u n grupo armado, y son los civi-
nera abierta como su puesta en escena a posteriori) acompaña a la les quienes lo ocultan y lo protegen en las ciudades, ahí donde actúa como
Resistencia real, con su cortejo de sangre y de muertos. E s precisamente "especialista en la acción clandestina" y como " s a b o t e a d o r " . E l partisano
porque se trata de eventos serios que es necesario inmortalizarlos, es por- es, por lo tanto, una figura central en una guerra que invoca una causa justa
que se ha tomado conciencia de su carácter histórico que hace falta mostrar pero que no conoce unjustus hostis. La Segunda Guerra mundial exalta al má-
la dimensión heroica y dar una imagen de E p i n a l . V e m o s así las diferentes ximo tanto los rasgos del guerrillero liberador como los del combatiente po-
lítico, rasgos que, al fusionarse, aseguran al partisano u n rol destacado,
conüriéndole a menudo u n aura casi mítica. Ahí donde u n ejército surgido
Cf. Adolfo Mignemi, La secondaguerra mondiak 1940-1945, Roma, Editori Riuniti, p. 176. del reagrupamiento de combatientes irregulares consigue doblegar a las
Cf. Pieter Lagrou, "Ijn "guerra irregolare" e le norme della violenza legittima neU'Europa del Nove-
fuerzas de ocupación y tomar el poder, su líder carismático adquiere natural-
cento», en Luca Baldissara (ed.), Crimini e inemorie diguerra, Ñápeles, CAncora del Mediterráneo,
2004, p. 97.
'^^Cilado en AhmBrossal,Libérationfétefolie: mythesetritesoukgrandthédlrc des
París, Autrernent, 1994,p. 121. Adolfo Mignemi, Storia/oíogra/ícadellaResistenza,Turin,BollatiBoringhieri, 1995, p. 257-287.
N. del T.: Una imagen de:Epinal es una estampa de temática populary colores vivos utilizada du- Cari Schmitt, "Théorie duparlisan" {1962), hiNotiondepolitique/Jhéorie dupartisan, París, Flam-
rante los siglos XVIII y XIX para informar y divertir a la población francesa analfabeta. Figuradamente marion,1992,p.218-224.
alude a una imagen estereotipada. '"¡Ud.

82 83
F
Enzo Traverso A sangre y fuego

mente el estatus de jefe del nuevo Estado, como el mariscal Tito en Yugoslavia Ilustrado la continuidad de esta cultura nazi de la violencia al trazar el itine-
o el comandante Mao en China. rario de uno de los jefes de la Partisanenbekámpfung en el frente oriental,
E n 1907, la convención de L a Haya había asimilado los combatientes OskarDirlewanger, responsable de la masacre de miles de civiles en Polonia
irregulares de la guerra civil, y particularmente "la población que toma es- y en la URSS a partir de 1941. Tras haber combatido en el frente ruso durante
pontáneamente las armas ante la invasión enemiga", a las fuerzas regulares lii Primera Guerra mundial, tuvo u n rol activo dentro de los Freikorps luego
de la guerra, siempre y cuando contaran con un jefe, llevaran signos distinti- tic 1918, y en 1937 se enroló en la legión Cóndor, enviada por Hitler a España
vos, no ocultaran sus armas y se conformaran de acuerdo con "las leyes y cos- para apoyar a las tropas franquistas durante la guerra civil. Capturado en el
tumbres de la guerra".'** L a utiUdad de reconocerles a los partisanos u n sur de Alemania en 1945, fue torturado a muerte por ex deportados que lo
estatus de beligerantes resultó evidente durante la guerra civil española, en habían identificado en el campo donde se encontraba preso. ™ E n una guerra
la cual la autoridad republicana era defendida por milicias populares y los in- donde los riesgos eran ilimitados'''', era inevitable que los partisanos, luego
surgentes pertenecían a u n ejército regular. Según el jurista suizo Hans Weh- (le haber padecido la represión más salvaje, estuvieran en el origen de las ole-
berg, que había abogado en 1938 por la inscripción de la guerra civil en el adas de depuración.
derecho de guerra, los insurgentes legalmente reconocidos ya no debían ser E l partisano no tiene uniforme, pero posee una moral y normas de con-
tratados como "barcos piratas", sino como sujetos de derecho internacional (I ucta. Sería falso interpretar una guerra civil, tomando literalmente la fór-
y, por consiguiente, este reconocimiento no podía más que humanizar la inula de Hobbes, como la regresión a u n estado prepoUtico de caos, como un
guerra civil al introducir reglas en ella. E l problema es que, en la mayoría hellurr\ contraomnes. E l enfrentamiento entre dos beligerantes que no
de los casos, no se trataba de u n reconocimiento mutuo de los actores del poseen leyes comunes no impide que cada uno de ellos tenga sus propias re-
conflicto, sino solamente de su legitimación por parte de terceros. Las bandas glas. La parte que se identifica con una autoridad legal - e l Estado, cuya legi-
y tropas de partisanos activas durante la Segunda Guerra mundial -desde la limidad no reconoce la otra p a r t e - trata a sus enemigos como bandidos y
Armja Krayova en Polonia hasta la de los comunistas yugoslavos, desde las " fuera de la ley". Los rebeldes que desean encarnar una nueva legitimidad se
FTP franceses hasta las brigadas Garibaldi en Italia- entraban indudable- organizany se dan reglas. Estudiando este fenómeno en el marco de la Resis-
mente en esta categoría establecida por la convención de L a Haya ("milicias tencia italiana, Claudio Pavone ha observado la tendencia, dentro de las ban-
y cuerpos de voluntarios"), pero los alemanes los consideraban siempre ex- das de partisanos, a una "normatividad reemergente". "-^ Roberto Battaglia,
clusivamente como terroristas y bandidos. Sus atentados daban lugar a re- historiador de la Resistencia que fue comisario político de una brigada de par-
presalias que, en el mej or de los casos, eliminaban diez "bandidos" por cada t isanos de Toscana en 1944-1945, describe el carácter paradojal de tal situa-
alemán muerto o impactaban sobre los civiles. Una actitud simétrica fue ción. Los partisanos que habían tomado las armas para combatir al fascismo
adoptada por los soviéticos que pasaban por las armas a los miembros de las o que, más simplemente, habían así querido sustraerse al decreto de enrola-
miUcias populares alemanas {Volkssturm), creadas para defender al Reich en miento en el ejército fascista, eran hombres fuera de la ley Pero el hecho de co-
la primera fase de la guerra. E n el caso de los nazis, la lucha antipartisana se locarse fuera de la ley surgía de u n deseo profundo de poner fin a u n orden
inscribía dentro de la tradición de combate contrarrevolucionario y varios de
sus jefes habían mostrado su eficacia en ella desde 1919. Christian Ingrao ha

Cf. Christian Ingrao, LesChasseurs noirs.LabrigadeDirlewanger, París, Perrin, 2006.


Según Schmitt, la guerra de los partisanos no conoce la noción deriesgoque, enla esferajuridica,
"ajames Brown Scott (ed.), Texis oj the Peace Conferences ofTheHague, 1899and 1907, Boston & Lon- remite siempre a la legislación de seguros, donde designa un daño limitado, calculado y por ende sus-
dres, 1 908, p. 209; ver también Hans Wehberg, La Guerre civile et k droit intemational, París, Sirey, ceptible de indemnización ("Théorie du partlsan", enLaNotion de poMque/Théorie du partisan, op. cit.,
1938, p. 88. p.232.
'^'Hans Wehberg, Laguerrecivile, op. cit., p. 9. Claudio Pavone, Unaguerracivile, op. cit.. p. 124.

84
Enzo Traverso A sangre y fuego

que percibían como injusto, moral y políticamente inaceptable, y de actuar locial de Mussolini y una monarquía que se ha situado del lado de las fuerzas
para sentar las bases de u n nuevo orden. Colocarse fuera de la ley significaba aliadas luego de haber asistido al derrumbe de su aparato de Estado y de su
constituir un sistema alternativo de valores y reglas. Fue por lo tanto con ab- ejército. Los jóvenes que optan por tomarlas armas para combatir al fascismo
soluta seriedad que, cuando convocó a su base en la montaña a los directores non una pequeña minoría. Es recién a partir de 1944 que la Resistencia cobra
de los bancos de la región para imponerles el impuesto de la Resistencia, mayor amplitud, hasta representar a la mayoría de la población en el mo-
afirmó de manera perentoria, a manera de presentación: "Yo soy la ley (io mento de la L-iberación, en la primavera de 1945. E n una guerra civil, no es la
sonno la legge)".' '^ No era una broma. Se trataba de mostrar que los partisanos "zona gris" sino las minorías activas quienes deciden. Los partisanos se en-
no eran bandoleros - c o m o afirmaban sus enemigos- y que no aceptaban cuentran frente a elecciones difíciles. Su "ética de la convicción" los incita a
ninguna transgresión a sus reglas. Los que cometían traición o saqueaban lii acción; oponerse al nazismo es un imperativo moral y político; su "ética de
aprovechándose del hecho de portar armas eran castigados, y a menudo in- la responsabilidad" los obUga a tomar en cuenta las consecuencias de sus
cluso ejecutados. La legitimidad política no podía fundarse más que sobre un netos, a prever la inevitable respuesta del enemigo, las eventuales represalias
ejercicio inflexible de la j u s t i c i a . L a s ejecuciones sumarias, expeditivas, los contra los civiles, a menudo las masacres. E n las iglesias, las autoridades ecle-
castigos ejemplares y los excesos de violencia que caracterizan toda guerra siásticas denuncian los "actos irreflexivos" de las bandas de partisanos. Gior-
civil coexisten siempre -ahí está su paradoja- con u n sentido agudo de la jus- gio Amendola, uno de los jefes de la Resistencia comunista en Italia, recuerda
ticia y de la validez moral del combate. Simone Weil, quien denunciaba con su elección: " E l problema de las represalias había sido planteado y reglado de
vigor las atrocidades republicanas durante la guerra civil española, recordaba una vez por todas al principio de la lucha armada, en Italia al igual que antes
que "guerra y violación, en las columnas anarquistas, eran pasibles de pena r n Francia y en los otros países ocupados por los nazis. Aceptar el chantaje de
de muerte".'" las represalias significaba renunciar a priori a la lucha."''''' Los civiles oscilan
E n una guerra civil combaten minorías activas. Entre las dos facciones enlre la solidaridad y el miedo. Unas veces apoyan a las bandas de partisanos,
que se enfrentan -rojos y blancos, republicanos y franquistas, hombres de la ot ras veces las acusan de ser la causa de la represión nazi con sus acciones
Resistencia y fascistas, libertadores y colaboracionistas- se delinea una vasta " i rresponsables". Por u n lado, su desconflanza espontánea con respecto a las
"zona gris"' compuesta por la masa informe de los que observan, indeci- acciones de sabotaj e y a los atentados realizados por combatientes irregulares
sos, paralizados o incapaces de elegir su campo, y cuya actitud evoluciona a remite a u n habitus mental que, desde hace siglos, concede a la autoridad es-
lo largo del conflicto. Durante la guerra civil rusa, el campesinado es tomado tatal el monopolio de la violencia. Por el otro lado, su hostilidad, a menudo
de rehén tanto por el ejército rojo como por las guardias blancas, y a menudo su oposición abierta, a una autoridad percibida como ilegítima los trans-
se mantiene en equilibrio entre los dos o pasa de u n campo al otro según las forma en simpatizantes y protectores de los rebeldes. Estos sentimientos
circunstancias, como el ejército de Makhno en Ucrania. E n 1944, la Resisten- contrastados acompañan el desarrollo de la guerra civil hasta su mismo des-
cia francesa es muy mayoritaria en la sociedad civil que había apoyado masi- enlace. "'^ Más tarde, en una sociedad paciñcada, la masa pasiva que rechazó
vamente al régimen de Vichy cuatro años antes. E n el otoño de 1943, la gran el compromiso, incapaz de elegir, oscilando entre la adaptación forzada y la
mayoría de los italianos no se decide a tomar una posición entre la República

" ' Cf. Giorgio Amendola, Lettere a Milano. Ricordi e documenti 1935- J 945, Roma, Editori Riuniti, 1973,
'"Roberto Battaglia,Uiiuomo.l7npartigíano,Boloña, 11 Mulino, 2004, p. 209-210. p. 239. Sobre el debate dentro de la Resistencia italiana en relaci ón con el tema de las represalias, cf.
' " C l a u d i o Pavone, Unaguerracmle, op. d£., p. 454-459. Claudio Pavone, L/naguerra civiíe, op. cit., p. 475-505.
'"Simona Weil, "LettreáGeorgesBernanos 1938", Oeuvres, Parts, Quarto-Gallimard, 1999, p. 408. ""Claudio Pavone, UnaguerracivHe,op. cit. p. 4 2 1 .
'™ Sobre el concepto de "zona gris" para definirlos elementos pasivos durante la guerra civil, cf. Clau- ' '"Ver al respecto Tzvetan Todorov, Una tragedlefran^aise. Été 44, scénesdeguene aviles, op. di.; y Santo
dio Pavone, Unaguerra avile, op. cit., p. 247; Renzo de Felice, Rosso d Ñero, op. cit., p. 55-65. Peli,LaResisíenzatnItalia.Storiaecriíica,Turín,F.inaudi, 2004,p. 238-249.
Enzo Traverso
A sangre y fuego

colaboración'^", indecisa o meramente absorbida por las dificultades de la


turales que forjan nuestras normas de conducta estallan. E l autocontrol de
vida cotidiana, será determinante para la redefinición, a través del voto, de los
las pulsiones que, siguiendo a Freud, Norbert EUas considera como la fuente
equilibrios políticos. Durante el enfrentamiento, sin embargo, permanece a
de una "economía psíquica" del individuo civilizado que le impide "abando-
la zaga, es sacudida, se adapta a una situación que no está en condiciones de
narse al placer de la agresión", desaparece. E l estallido de una guerra civil
controlar. Cuando se transforma otra vez en actor de la vida política, el parti-
marca u n giro antropológico que la separa, como una divisoria de aguas, de
sano ha abandonado la escena, unas veces para incorporarse como una figura
los periodos pacíficos que la precedeny la siguen. E n esta fase intermedia, la
mítica a la memoria colectiva, otras veces para ser simplemente olvidado.
violencia cobra una dimensión paroxística, desplegándose sin límites. No es
solamente u n medio de lucha, sino también la expresión de las pasiones, de
los sentimientos, de los miedos, de los odios de sus actores. Toma íormas que
Violencia caliente
hacen resucitar en el corazón del mundo moderno la imagen arcaica de la
multitud asesina, bajo el signo de la transgresión, de la subversión del orden,
E n la guerra civil, la violencia se despliega bajo la forma de la transgresión.
de la venganza. Exhuma las prácticas de las sociedades que Elias califica de
Presenta, por lo tanto, como ha indicado Roger Caillois, una homología i m -
precivilizadas, es decir, anteriores a la coerción estatal. E n una "sociedad de
pactante con la fiesta. L a guerra civil y la fiesta constituyen momentos esen-
guerreros", escribe en E l proceso de la civilización, la vida de los individuos es
ciales de socialización en los que los individuos son absorbidos por una
"constantemente amenazada por agresiones brutales. Si se compara la exis-
"efervescencia colectiva" que transforma en acto comunitario la solución de
tencia de los miembros de una sociedad semejante con la de los miembros de
sus problemas, poniendo en cuestión las distancias sociales y la autonomía
una sociedad pacificada, se constata que aquélla tiende a los extremos. Los
de las personas. L a rutina está rota; lo que normalmente estaba prohibido se
guerreros tienen libertad absoluta para exteriorizar sus sentimientos y pasio-
encuentra ahora permitido, incluso prescrito. E l carnaval admite el incesto
nes, pueden entregarse a goces salvajes, satisfacersus apetitos sexuales, dar
de la misma forma que la guerra incita al homicidio. Éste pierde toda utilidad
rienda suelta a su odio devastando todo aquello que pertenece, directa o i n -
inmediata y encuentra una dimensión religiosa, sagrada, que no existe en la
directamente, al enemigo. Pero si resultan vencidos, están expuestos a la ven-
guerra regular: se convierte en sacrificio del combatiente e inmolación del
ganza y a la crueldad del vencedor, y corren el riesgo de ser sometidos a
enemigo. Tanto en la guerra civil como en la fiesta, "la parte de la liturgia dis-
I orturas que estarán excluidas de las relaciones cotidianas entre los hombres,
minuye mientras que aumenta la de la licencia y la orgía".
el día en que el poder central se reserve para él solo el derecho a inflingir dolor
E l odio pierde su carácter abstracto. No se trata ya de una disposición
y humillación y a imponer prisión." '^^
mental o de u n sentimiento que nutre determinadas opciones políticas, sino
E n la guerra civil, la violencia no es jamás puramente instrumental. Se
de una pulsión que se traduce en actos. La suspensión del derecho y el cues-
carga de una fuerte dimensión simbólica, se retroalimenta y toma una diná-
tionamiento del monopolio estatal de la violencia crean el contexto que
mica propia, hasta convertirse ensu propio fin. E n otras palabras, deja de ser
vuelve posible este pasaje al acto. La guerra civil va acompañada siempre de
violencia extrema para transformarse en crueldad. E n los días siguientes
una regresión del proceso de civilización. '^^ Las obligaciones sociales y cul-

Para una tipología del comportamiento de los civiles bajo un régimen de ocupación, cf. Phüippe Norbert Elias, LaíJynamÍ£¡uecieí'Ocddení(1939),op.dt.,1975,p. 190. Vertambiénal respecto Ga-
Burrin, La Franceá Iheureallemande, 1940-1944, op. cii, p. 468-471. briele Ranzato, íí linciaggio di CMrretta (Rome 1944). Violenza política e violenza ordinaria, Milán, 11 Sag
Roger Caillois, fflommeeí/e sacre, París Gallimard, 1950, p. 227. giatore,1997,p. 196-197.
•"•^ Gabriele Ranzato, "La guerra civile .spagnola nella storia contemporánea della violenza", en Ga- Cf. Stéphane Audoin-Rouzeau," Au coeur de la guerre: la violence du champ de bataille pendant
bride Ranzato(ed.), Guerre/roíricide. Le guerre dv!/imetaconíemporanea,op.dt., 1994, p. 272. les deux conflits mondiaux", en Stéphane Audoin-Rouzeau, Annette Becker, Christian Ingrao y
I lenry Rousso (ed.). La Violencedeguerre, 1914-1945, Bruxelles, Complexe, 2002, p. 91.

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Enzo Traverso A sangre y fuego

al golpe de F r a n c o , en j u l i o de 1 9 3 6 , los m i l i t a r e s e s p a ñ o l e s m a t a n a c a s i u n Icncia e n g e n d r a i n e v i t a b l e m e n t e u n a c o n t r a v i o l e n c i a q u e r e p r o d u c e ciertos

m i l l a r de republicanos e n la región de V a l l a d o l i d . O r g a n i z a n e j e c u c i o n e s pú- rasgos de aquélla, a u n s i es p e r p e t r a d a p o r fuerzas que r e c i b e n s u l e g i t i m i d a d

b l i c a s , e n el centro de la c i u d a d , a las cuales los notables asisten m i e n t r a s d e - del rechazo m o r a l de tales actos. Así, e l cadáver de M u s s o l i n i será p r i m e r o p i -

g u s t a n d u l c e s t í p i c o s , los churros'^\ t o m a n a n i s a d o . A m e n u d o resulta loteado p o r l a m u c h e d u m b r e y luego colgado e n P i a z z a l e L o r e t o , e n Milán,

difícil separar la v e r d a d d e l m ito e n e l relato de esta v i o l e n c i a . L a p r e s e n c i a de el 2 9 de a b r i l de 1 9 4 5 . L a g u e r r a c i v i l , h a e s c r i t o e n ese s e n t i d o Sergio L u z -

t r o p a s e x t r a n j e r a s e n s u e l o r u s o , d u r a n t e la g u e r r a c i v i l de l o s a ñ o s 1 9 1 8 - zatlo, "es t a m b i é n u n a t r a g e d i a c o r p o r a l " . A c a r r e a s i e m p r e u n a parte de

1 9 2 1 , se e n c u e n t r a e n el o r i g e n de n u m e r o s a s l e y e n d a s , de las c u a l e s l a m á s violencia excesiva, espectacular, horrorosa. Esta dimensión antropológica

c o n o c i d a es ciertamente la de las torturas practicadas por u n a fantasmagórica de la guerra c i v i l n o p r u e b a , c o m o p i e n s a W o l f g a n g S o f s k y q u e " l a v i o l e n c i a

Tcheka c h i n a que habría a l i m e n t a d o a las bestias d e l zoológico de Retrogrado es el destino de l a especie". N o revela l a n a t u r a l e z a p r o f u n d a de los h o m -

c o n los cadáveres de s u s v í c t i m a s ' o matado a sus enemigos colocando s u bres, pero i n d i c a c o n u n a e v i d e n c i a notoria a q u e l l o d e l o q u e s o n capaces los

c a b e z a d e n t r o de u n a " j a u l a p a r a ratas"'**** (Rattenkáfig). Todavía m á s e s p a n - hombres e n s i t u a c i o n e s e x t r e m a s . L a s guerras c i v i l e s ( c o m o los g e n o c i d i o s )

tosas, s i n e m b a r g o , s o n las h i s t o r i a s r e l a t i v a s a l a v i o l e n c i a de l o s b l a n c o s , c o n s t i t u y e n u n l a b o r a t o r i o interesante p a r a s o n d e a r e n p r o f u n d i d a d l a s o l i -

c u y a s prácticas e l historiador J e a n - J a c q u e s Marie relata c o m o h e c h o s p r o b a - daridad, el espíritu de s a c r i f i c i o y la generosidad q u e a n i d a n dentro del h o m -

dos. R e c u e r d a , por e j e m p l o , la " s o p a c o m u n i s t a " i n v e n t a d a p o r los cosacos, bre. P e r o d e s t a c a n t a m b i é n l o s a b i s m o s de c r u e l d a d y d e inagotable

q u e c o n s i s t í a e n a r r o j a r c o m u n i s t a s j u d í o s , todavía v i v o s , e n u n a i n m e n s a capacidad para hacer e l m a l q u e , e n última i n s t a n c i a , s o n s u doble dialéctico.

o l l a de agua h i r v i e n d o c o l o c a d a e n e l c e n t r o de u n p u e b l o , p a r a e n s e g u i d a C o n t r a d i c e n al m i s m o t i e m p o e l o p t i m i s m o a n t r o p o l ó g i c o d e los filósofos

o b l i g a r a otros p r i s i o n e r o s a c o m e r los c u e r p o s h e r v i d o s de s u s c a m a r a d a s . del progreso y el p e s i m i s m o i n n a t o de las ideologías c o n s e r v a d o r a s . E l b i e n

S e g ú n l a l e y e n d a , v a r i o s de estos se h u n d i e r o n e n la l o c u r a . '**^ y el m a l c o e x i s t e n d e n t r o de l a g u e r r a c i v i l c o m o l o s p o l o s d e u n m i s m o
c a m p o m a g n é t i c o , d e m o s t r a n d o así q u e , frente a l o e x t r e m o , l a n a t u r a l e z a
L a guerra civil e x h u m a y reaviva pulsiones o sentimientos antiguos que
h u m a n a está c o m p u e s t a de u n a m e z c l a de a m b o s .
se c o m b i n a n c o n las frustraciones y las expectativas del presente. E l a d v e r s a -
rio n o solamente debe m o r i r , t a m b i é n debe ser h u m i l l a d o e n p ú b l i c o y e x h i - L a v e n g a n z a es t a m b i é n u n aspecto de l a fiesta p o p u l a r q u e a c o m p a ñ a la

b i d o c o m o u n trofeo de g u e r r a . A s í , l o s n a z i s y los fascistas c u e l g a n a los conclusión d e l s e g u n d o c o n f l i c t o m u n d i a l , u n a v e n g a n z a s i m b ó l i c a y mate-

p a r t i s a n o s ejecutados, sobre todo e n E u r o p a o r i e n t a l . F r e c u e n t e m e n t e , los rial a l a v e z . D u r a n t e u n b r e v e m o m e n t o , antes d e l a e n t r a d a e n f u n c i o n a -

c u e l g a n de los pies c o m o esqueletos de a n i m a l e s e n u n a c a r n i c e r í a . E s t a v i o - miento de la j u s t i c i a legal, se a c t i v a n t r i b u n a l e s i m p r o v i s a d o s q u e p r a c t i c a n


su p r o p i a j u s t i c i a , p r o c e d i e n d o a m e n u d o a r e a l i z a r e j e c u c i o n e s s u m a r i a s .
E n t r e 1 9 4 4 y 1 9 4 5 , l a d e r r o t a de los ejército a l e m a n e s d a l u g a r a u n a "fiesta
'"^ N. del T.: en español en el original. desenfrenada". '^^ Se trata de u n desborde j u b i l o s o y l ú d i c o q u e se e x p r e s a a
"^Javier Rodrigo, Vencidos. Vioknza e repressione ponticaneUa Spagna di Franco (1936-1948), Verona través de b a r r i c a d a s , b a n d e r a s e n los e d i f i c i o s , s o n i d o de c a m p a n a s , e n l a
Ombre Corte, 2006, p. 46.
sensualidad d e l e n c u e n t r o c o n e l ejército l i b e r t a d o r y las f u e r z a s de la R e s i s -
'"'Jean-Jacques Marie, La Cuerre civile russe, 1917-1921,op.cil.,pA\.
'""Esta leyendaes divulgada por Ernst Nolte, La Cuerre civile européenne 1917-1945, op. cií., p. 142- tencia. E s t a interrupción d e l t i e m p o cronológico y l a i r r u p c i ó n de u n tiempo
143. En el origen de esta leyenda, hay un panfleto antibolchevique y antisemitade un emigrado
mso(R. Nilostonski, DerBlutrauschdtsBokchewKmus. Benchle cines Aagenzeagen, Berlín, 1920, p.
4Q).yíxHms\}\ñch'^z\út'c,EnlsorgiingderdeutschenVergangenheit7EinpokrnischerEssayzum
"Hislonkerstrüt", Munich, C U . Bcck, 1988, p. 147-153. Lapiimeraversióndelrelatosobre la "jaula SergioLuzzatto, JIcorpodelDuce,Turin,Einaudi, 1998,p.60.
para ratas" procede de Octave Mirbeau (Lejardindes supplices, Pans, UGE, 1986, p. 216-218), como WolígangSofsky Traite de laviolence, op. cit, 1998, p. 200.
lo indica Main Brossat, quien restableciósu genealogía literaria (Lépreuvedudéswtre. LeXXesiecleeí '"^ Cí Norman Geras, The ContractofMutml¡ndifference. PoMcalPMosophyafierAuschwitz, lx)ndres.
kscamps, Paris, AlbinMichel, 1995,p. 357-372). Verso, 1998, p. 88-90.
'"'Jearv-Jacques Marie, La guerre civile russe,op. cií., p. 124. "'^ Cf, Alatn Brossat. Líbération/éíe/olle, op. cit.

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Enzo Traverso A sangre y fuego

cualitativo, cargado de sentido y esperanza, engendra espontáneamente ritos carse nuevos órganos de poder. Es entonces cuando se producen esas masa-
e imágenes arraigados en la memoria colectiva. E n París, las barricadas son a cres donde las multitudes, luego de haber cortado las cabezas de los aristó-
la vez lugares de combate y lugares de memoria que evocan 1848 y la Co- cratas, las llevan en cortejos, montadas sobre picas. E l Terror pondrá fin a esta
muna. Pero el desencadenamiento de las pasiones no es siempre vivido como violencia popular y espontánea encauzándola dentro de un marco legal.
una liberación. Exige asimismo su lote de cuerpos humillados, cuando la Según Robespierre y Dan ton, se trataba de reemplazar la venganza popular,
fiesta popularse convierte en "carnaval monstruoso" de u n populacho ges- ciega y peligrosamente llevada al extremo, por la "espada de la ley".
ticulante que se deleita con el espectáculo de las mujeres rapadas, las "cola- Rasgos similares se descubren en la revolución rusa. Contrariamente a
boradoras horizontales". E l clivaje entre estas dos multitudes, una festiva una visión hoy extendida dentro de la historiografía, que intenta explicarlo
y la otra sedienta de venganza, no es nunca preciso. Ambas se mezclan, habi- exclusivamente como un producto de la ideología bolchevique, el Terror fue
tadas por una infinidad de sentimientos que van de la alegría al odio, de la ge- la respuesta del nuevo poder soviético a una violencia que surgía desde abaj o
nerosidad a la crueldad, llevados al paroxismo. y que había devenido endémica en el curso del año 1917. A l igual que en el
Esta embriaguez del exceso, en la cual se unen la máxima generosidad y caso de la Revolución francesa, la ideología intervenía a posterioii para legiti-
la máxima crueldad, u n sentimiento de fraternidad y u n sentimiento de ven- mar métodos que se inventaban sobre la marcha. Según Marc Ferro, la dicta-
ganza, la alegría de la fiesta popular y las pulsiones sádicas de la matanza, re- dura comunista "legitimó y alentó u n terror nacido del resentimiento y que
cuerda íntimamente la "violencia espontánea de los primeros tiempos venía de lo más profundo: explotó su fuerza para perpetuarse en el poder".
revolucionarios" analizada por Michel V o v e l l e . E s una violencia anárquica A diferencia de la violencia campesina, explosiva y descontrolada, los exce-
que él contrapone al Terror, ya que éste es una práctica coercitiva institucio- sos de la Tcheka no eran espontáneos; se inscribían dentro de la lógica despia-
nalizada, organizada y dirigida, que no se limita ya a destruir los símbolos del dada de una guerra civil que oponía revolución y contrarrevolución, rojos y
Antiguo Régimen (y a quienes los encarnan), sino que apunta a crear u n blancos, campesinos y terratenientes, clases populares urbanas y aristocracia
orden nuevo atacando a los enemigos que encuentra en su camino. Es la vio- zarista, comunismo ruso y anticomunismo occidental.
lencia que surge en Francia entre 1789 y 1792, cuando, según la metáfora La lógica del "trono vacío" acciona durante los primeros meses de la gue-
que Paolo Viola toma de Mounier, "el trono está vacío". E l Antiguo Régi- rra civil española, cuando el pronunciamiento franquista dispara una ver-
men es derribado, pero la soberanía popular permanece como una noción dadera revolución social en las zonas republicanas. José Luis Ledesma ha
abstracta, pues no ha tomado todavía la forma de u n nuevo poder. Durante mostrado, analizando el caso de la represión republicana en Aragón, que la
estos momentos de transición, de vacío en la cúspide - e l reyes rehén de las gran mayoría de sus víctimas se produce durante el verano de 1936. Se asiste
fuerzas revolucionarias-, no existen leyes y el pueblo gobierna absolutas le- entonces a una erupción de violencia popular que está relacionada con la
gibus. E l pueblo, que la monarquía absoluta oprimía y protegía al mismo desintegración del Estado y el vacío de poder resultante. Es el período de la
tiempo, que padecía u n poder aplastante contra el que podía rebelarse, pero persecución de los párrocos y los terratenientes, en el cual la represión res-
al que nunca había osado reemplazar, se siente de pronto solo. Debe fabri- ponde a u n criterio de clase, particularmente en el campo: perdona la vida a
aquellos cuyos cuerpos revelan la práctica del trabajo manual y condena al

Cf. Alain Brossat, Les Jondues. Un Carnaval moche, París, Manya, 1993, quiense inspira en la inter-
pretación del carnaval realizada por Mijail Bajtin, LOeuvre de Fran^ois Rabelais et la culturepopulaire au
MoyenAgeetsouslaRenaissance,París,Gal\imaTd, 1970. '"' Citado en AmoJ. Mayer, Les Funes. Violence, vengeance, terreurauxtemps de la Révolutionfranfuise
Michel Vovelle, La Mentalité révolutionnaire. Sociétéet mentalitésous la RévolutionJran(,aise, París, el de la révolution russe, op. cit., p. 171 -172.
Éditionssociales, 1985, p. 85. Marc Ferro, "Nazisme et communisme: leslimitesd'une comparaison", en Marc Ferro (ed.), Na-
Paolo Viola, II trono vuoto. La transizionedellasovranitá nella rivoluzione tráncese Tarín Einaudi ZÍsmeeícommumsme.Deuxrégimesíiansícsiéck, París, Hachette, 1999, p. 17.
1989. '"' N. del T.: en español en el original.

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Enzo Traverso A sangre y fuego

resto. Esta violencia anárquica (y anarquista) llega a su fin en el otoño, relega al rol de observador. Hoy, estas fotos escapan a su destino original, el
cuando el Estado republicano se reconstituye e impone su ley Los tribunales imaginario secreto de los soldados, para inscribirse en nuestra memoria co-
populares emiten todavía sentencias de muerte, pero la oleada de violencia lectiva como testimonios de la muerte y del siglo X X . , ,^
se frena: la revolución comienza a crear sus propias i n s t i t u c i o n e s . A h í re-
side una diferencia fundamental con la violencia antirrepublicana que se
acentúa a medida que el ejército franquista consolida sus posiciones, para Violencia fría
proseguir durante diez años luego del término de la guerra civil y la instaura-
ción del régimen del caudillo.-^"' Para comprender la violencia de las guerras civiles, sin embargo, hace
Las atrocidades de la Segunda Guerra mundial, especialmente las perpe- falta compararla con aquella, mucho más macroscópica, de las guerras tota-
tradas en el frente oriental, están ampUamente documentadas a través de les de las que son muchas veces u n componente o apéndice. L a diferencia
miles de fotos tomadas por los soldados de la Wehrmacht. Estas imágenes a salta a la vista. Los conflictos cruentos que desgarraron a Alemania en el mo-
menudo insoportables que muestran la violencia y la muerte en su facticidad mento de su derrota y del nacimiento de la república de Weimar, entre enero
más despojada y terrible, no son fáciles de interpretar, más allá de su dimen- y mayo de 1919, se cobran u n número de víctimas ubicado en una escala di-
sión primaria e ineludible de pruebas, de "instantes de verdad" capturados ferente del de la batalla de la Somme o de Verdún. La especificidad de la gue-
por el o b j e t i v o . E n algunos casos, forman parte de acciones homicidas y rra civil europea del siglo X X se debe al hecho de que ésta se presenta como
son testimonio de una mirada cómplice que acompaña al placer de matar. unrriaelstrom de guerras totales, revoluciones, guerras civiles y genocidios.
Las leyendas que ciertos soldados escribieron, en el dorso de sus fotos, o a Engendra un contexto enel cual una violencia salvaje y ancestral se mezcla
manera de comentario en sus álbumes de recuerdos, hablan de esta dimen- con la violencia moderna, la tecnología de los bombardeos aéreos y el exter-
sión del documento visual: el trofeo de guerra.'^"^ Pero, más frecuentemente, minio industrial de las cámaras. E n esta guerra, las "pulsiones dionisíacas" de
responden a un motivo diferente. Tomadas no para ejecutar una orden, dada la multitud vengativa, podríamos decir con Alain Corbin, coexisten con las
su di fusión, sino a iniciativa de los mismos soldados y depositadas en sus ar- "niasacres pasteurizadas" de la violencia de Estado.^"' E n otras palabras, la
chivos privados, revelan otra dimensión de la guerray otra mirada sobre la violencia surgida de la regresión del proceso de civilización se une, en una
violencia. La máquina "neutraliza" los sentimientos y las emociones del sol- sorprendente dialéctica de la no-contemporaneidad, con la violencia mo-
dado, fotógrafo amateur que, aún tomando parte en las matanzas, puede de derna, más letal, que implica la tecnología de las sociedades industriales. Esta
esta forma mirarlas con un "ojo frío".^"'' Puede tomar distancia del objeto ob- violencia supone, tanto en el plano social como en el antropológico, los co-
servado - e l acto de matar y la víctima- por u n procedimiento de distancia- nocimientos del proceso de civilización: la monopolización estatal de las
miento y de neutralización que le provee la sensación de no ser un sujeto y lo armas, la racionalidad administrativa y productiva, la división del trabajo, la
fragmentación de las tareas, el autocontrol de las pulsiones, la desresponsa-
liilización ética de los actores sociales, la separación espacial entre ejecutores
^""José Luis Ledesma, Los diasde llama de la revolución. Violencia y política en la retaguardia republicana y víctimas. Mientras que los soldados de los Einsatzgruppen matabanjudíos en
de Zaragoza durante la guerra civií, Institución FemandoelCatólico.Zaragoza, 2003. los pueblos polacos apiñándolos en fosas comunes, el lugarteniente-coronel
N . del T.: en español en el original.
^"^ Georges Didi-Hubermann, Images malgré tout, París, Éditionsde Minuit, 2003, p. 47.
de las SS Adolf Eichmann permanecía sentado en su oficina, desde donde or-
Cf. Judith Levin y Daniel Uziel, "Ordinary Men, Extraordinary Photos", Yod Vashem Studies, n° 26, ganizaba la deportación de otros judíos hacia los campos de la muerte. U n
1998, p. 265-293.
Cf. Dieter Reifahrth, Viktoria Schmidt-Linsenhofí, "Die Kamera der Táter", en Hannes Heer, Klaus
Naumann(ed.), Vernichtungsferieg. Verbrechender Wehrmacht 1941 bis 1944, Hamburgo.Hamburger
Edition, 1995, p. 497. " " M a i n Corbin, Le Villagedescannibales, Aubier, París, 1990.
Enzo Traverso A sangre y fuego

ejército de f u n c i o n a r i o s ejecutaba tareas indispensables p a r a e l desarrollo d e l aérea d e l siglo X X , q u e t r a n s f o r m a a l enemigo e n u n b l a n c o m i n ú s c u l o y a h o -

proceso de e x t e r m i n i o - p e n s e m o s e n los censos, e n los decretos de e x p r o p i a - rra la visión de l a sangre a los ejecutores de las m a s a c r e s , parece c o n f i r m a r e l

c i ó n , o s i m p l e m e n t e e n l a c i r c u l a c i ó n de trenes q u e p e r m i t í a e l e n v í o de los diagnóstico de D i d e r o t . " L a d i s t a n c i a , c u a n d o se e n c u e n t r a l l e v a d a a l e x -

c o n v o y s h a c i a los c a m p o s de l a m u e r t e - pero q u e n o t e n í a n n a d a de m o r t í - I remo, p u e d e e n g e n d r a r u n a falta a b s o l u t a de c o m p a s i ó n respecto de otros

fero e n sí m i s m a s . S ó l o se volvían mortíferas a l integrarse e n u n a c a d e n a que seres h u m a n o s " . ^ * E s t a s o b s e r v a c i o n e s c a p t a n u n a s p e c t o de l a g u e r r a y de

c u l m i n a b a e n las c á m a r a s de gas. U n a cadena c u y o s diferentes responsables la v i o l e n c i a de m a s a s d e l m u n d o m o d e r n o . P e r o e n l a g u e r r a c i v i l europea la

n o necesariamente c o n o c í a n e l desenlace, pues l a " p r o d u c c i ó n s o c i a l de la i n - violencia fría y " d i s t a n t e " se u n e a la v i o l e n c i a caliente y apasionada de l a c r u -

d i f e r e n c i a m o r a l " típica de las s o c i e d a d e s m o d e r n a s e r a u n a de s u s p r e m i - zada c o n t r a u n e n e m i g o q u e se conoce, que se desea m a t a r y c u y o c u e r p o se

sas.^"* L a i m a g e n de O r a d o u r - s u r - G l a n e , donde el 10 de j u n i o de 1 9 4 4 las S S (lesea e x h i b i r . L a d i s t a n c i a y l a i n d i f e r e n c i a m o r a l q u e p e r m i t e n b o m b a r d e a r

q u e m a r o n a toda la p o b l a c i ó n e n l a iglesia d e l pueblo, pertenece a l a m e m o r i a las c i u d a d e s y e l i m i n a r e n s e r i e se m e z c l a n c o n l a p r o x i m i d a d física y l a i m -

de l a Segunda G u e r r a m u n d i a l tanto c o m o la de las c h i m e n e a s de A u s c h w i t z . plicación e m o c i o n a l d e l c o m b a t e c u y o objetivo es m a t a r al b o l c h e v i q u e , tor-

A m b a s f o r m a s de v i o l e n c i a , u n a " c a l i e n t e " y otra "fría", c o e x i s t i e r o n d e n t r o turar a l p a r t i s a n o , e l i m i n a r a l " s u b h o m b r e " e n u n a l u c h a v i v i d a c o m o

de l a m i s m a guerra. S i p o r u n l a d o l a teoría de N o r b e r t E l i a s n o s a y u d a a estu- " r e d e n t o r a " . " " L a s i m á g e n e s de e j e c u c i ó n de p a r t i s a n o s y j u d í o s que los s o l -

d i a r las m a n i f e s t a c i o n e s de l a m u l t i t u d v e n g a t i v a e n u n a g u e r r a c i v i l , p o r el dados de l a Weh rmacht e n v í a n desde e l frente o r i e n t a l a s u s esposas, al i g u a l

otro s u tentativa de e x p l i c a r e l g e n o c i d i o de los j u d í o s c o m o u n a "recaída e n que las películas que m u e s t r a n a soldados riéndose sarcásticamente m i e n t r a s

la barbarie y el s a l v a j i s m o de los t i e m p o s p r i m i t i v o s " s e r e v e l a c o m o falsa. Ir l o r t a n la b a r b a a u n j u d í o o h u m i l l a n a m u j e r e s d e s n u d a s e n el i n v i e r n o p o -

Sería más a p r o p i a d o , s i g u i e n d o a A d o r n o y l a escuela de F r a n k f u r t , pensar al I t i i o , s o n e l espejo de esta "brutalización" de las f a c u l t a d e s m e n t a l e s y de las

H o l o c a u s t o c o m o la e x p r e s i ó n de " u n a barbarie que se i n s c r i b e e n e l p r i n c i - practicas de l a v i o l e n c i a de guerra.'^^^

pio m i s m o de l a civilización".'^"® Civilización y barbarie n o s o n t é r m i n o s a n -


t i n ó m i c o s , s i n o dos a s p e c t o s i n d i s o c i a b l e s de u n m i s m o p r o c e s o h i s t ó r i c o
p o r t a d o r de i n s t a n c i a s e m a n c i p a d o r a s y, al m i s m o t i e m p o , de t e n d e n c i a s Dictadura
destructivas. E m a n c i p a c i ó n y d o m i n a c i ó n m a r c h a n j u n t a s , c o m o dos poten-
cialidades de u n m i s m o m o v i m i e n t o dialéctico. I a guerra c i v i l e u r o p e a t r a n s f o r m ó e l s e n t i d o y e l u s o de l a n o c i ó n de d i c -

E n u n a reflexión s o b r e l a s i m p l i c a c i o n e s de l a d i s t a n c i a c o m o fuente de ludura. L u e g o d e l a d v e n i m i e n t o de los r e g í m e n e s de M u s s o l i n i , H i t l e r ,

i n d i f e r e n c i a m o r a l - r e flexión c u y a genealogía desde Aristóteles a C h a t e a u - h luico y S t a l i n , se c o n v i r t i ó e n s i n ó n i m o de r é g i m e n a u t o r i t a r i o , i n c l u s o to-

b r i a n d h a r e c o n s t i t u i d o - , C a r i o G i n z b u r g retoma la m e t á f o r a de l a Lettre sur U l l l a r i o , de o p r e s i ó n y terror, eclipsando el s i g n i f i c a d o q u e había tenido d u -

les aveugles de D i d e r o t . S i n o e x i s t i e r a el temor a u n castigo, m u c h o s h o m b r e s r m i l c s i g l o s . " ^ L a p a r o d i a de H i t l e r realizada e n H o l l y w o o d p o r C h a p l i n e n

preferirían m a t a r a otro h o m b r e u b i c a d o a u n a d i s t a n c i a tal q u e t u v i e r a e l ta-


m a ñ o de u n a g o l o n d r i n a antes q u e u t i l i z a r s u s p r o p i a s m a n o s p a r a m a t a r a
u n b u e y L a d i s t a n c i a hace desaparecer e l p a v o r d e l asesinato y v u e l v e al c r i - *" I .111() Ginzburg, "Uccidere un mandarino ciñese. Implicazioni moiali della distanza», Occhiacci di
li>|MiiNoven/íessionisui/adisíanza,Milán,Feltrinelli, 1998,p. 202.
m i n a l indiferente, a l a m a n e r a de u n ciego q u e , al no ser c o n s c i e n t e de n a d a , Vi-1 •nml Friedlánder,EAlkmagnenazieetlesjuifs,I. Lísannéesdepersécution, París,Seuil, 1997,p.
n e u t r a l i z a de esa f o r m a s u s reacciones morales. S e g ú n G u i n z b u r g , l a guerra
I m .1'. imágenes se encuentran publicadas en Daniel]. Goldhagen, Les Bourreaux volontaires de Hi-
{k> I r\Allemandsordinaires etl'Holocauste, Parts, Seuil, 1997. Sobre este tema, versobre todo Bemd
^^ZygmunlBauman, Modernité el Holocauste, Parts, fabrique, 2002, p. 47. Mii| i| Muf, "Derentleere Blick hinterder Ramera", en HannesHeery Klaus Naumann(ed), Vemich-
|M«ll«l(nrx, op. at., p. 504-527.
^"'NorbertElias, JhcCermans,op.cit. p.302.
^'*TheodorW. Adorno, "ÉduqueraprésAuschwitz",Mo<ie!escritií}ues,Paris,Payol, 1984, p. 205. •"l,i,.v,iimiSartori,"Dittatura",£ncidopec¡ia<ie/Diriíto,vol. 13, Milán, Giuffré, 1964, p. 357.

96
Enzo Traverso
A sangre y fuego

1938, Elgran Dictador, introdujo en la cultura de masas esta nueva acepción


cepción de la dictadura atraviesa toda la historia del pensamiento político.
de la palabra. Desde la Antigüedad hasta el siglo X I X , la dictadura fue consi
Inspirándose en Bodin, Cari Schmitt definió dos tipos de dictadura. E n
derada como u n corolario de la democracia. E n su acepción clásica, designa
1920, distingue la dictadura clásica, que califica de dictadura de comisario, y
una forma de gobierno republicano en tiempos de crisis, cuando el ejercicio
la dictadura soberana; la primera actúa como emanación de un poder consti-
del poder es monopolizado por una persona, denominada dictador. Sin euv
tuido, la segunda como órgano de u n poder constituyente.^'' E l modelo de
bargo, la dictadura romana era una magistratura con unas prerrogativas, u n
esta última reside, a sus ojos, en la revolución inglesa del siglo X V I I : tras d i -
campo de accióny una duración limitados. No se trataba de un poder despó
solver el Long Parliament, Cromweil había instaurado una dictadura militar
tico, arbitrario o ilegal, y su fundamento seguía siendo democrático. E l dic-
que no respondía a ninguna instancia superior y se había transformado en
tador era designado por un cónsul, a pedido del Senado, y su mandato tenía
verdadero poder soberano, ya no delegado n i provisorio, sino permanente y
una duración de seis meses. E n su condición de "magistrado extraordina-
obsoluto. E n esta categoría, Schmitt incluye también la Revolución francesa,
rio» , era nombrado para hacer frente a un peligro mayor, ya sea interno (una
en la cual tiene u n rol análogo la Asamblea constituyente que, en 1793, había
sedición) o externo (una guerra). Si el dictador encarnaba la autoridad, la
creado su propio órgano de Terror, el Comité de Salvación Pública. E l último
dictadura no era, desde un punto de vista rigurosamente institucional, el
ejemplo que da es el del régimen instaurado por los bolcheviques en Rusia en
poder, sino solamente un órgano extraordinario del poder, siendo su carácter
octubre de 1917, prefigurado por el concepto marxista de dictadura del pro-
coyuntural y no estructural. ^' ^ E n el imaginario popular, la figura del dicta-
letariado. E n este caso, también, la dictadura no es un órgano extraordinario
dor era encarnada por Cincinnatus, el comandante legendario que había
tie un poder legal sino u n poder constituyente, creador de u n orden nuevo.
sido llamado para salvar a la república romana en peligro y que, luego dc
Se trataba, ahí, de u n poder revolucionario que no podía reivindicar una le-
haber vencido a sus enemigos en dos semanas, había regresado a trabajar su.s
^•ilimidad nacional-había disuelto la Asamblea constituyente, donde se en-
campos.
contraba en minoría- y que se apoyaba sobre una legitimidad de clase - l o s
La dictadura implica el estado de excepción, es decir, la suspensión del de -
soviets- cuya representación fue inmediatamente confiscada por el partido
recho y la limitación de las libertades individuales. Pero se trata de medidas
(|ue había organizado la insurrección. E n el curso de la guerra civil, el poder
transitorias, autorizadas por las instancias legítimas del Estado. Según la de -
lonstituyente se identificó inevitablemente con la dictadura de u n partido
finición de Giorgio Agamben, inspirándose en este punto en Cari Schmitt, el
revolucionario militarizado.^'^
estado de excepción separa la norma de su apUcación, a fin de preservarla y
Es en el contexto de la inmediata posguerra, caracterizado en Europa cen-
de hacerla efectiva: " E l estado de excepción es u n espacio anómico, cuyo ob-
I ra! por el feroz enfrentamiento entre revolución y contrarrevolución, con el
jetivo es una fuerza de ley sin ley E l dictador no es, por lo tanto, asimilable
MI rgimiento de dictaduras militares más o menos duraderas, que Max Weber
a un usurpador o a u n tirano que se apodera del poder por u n golpe de Es-
tcformula su teoría de la "dominación carismática", incorporando a ésta
tado, pues ejerce u n poder no solamente defacto sino también dejare. Puedc
iihora los diferentes tipos de cesarismo cuya tipología había establecido en
suspender provisoriamente la apUcación del derecho, pero no puede ni mo
Ironomíay Sociedad}^'' E\r carismático es el del hombre providencial,
dificar la ley ni suprimir la Constitución ni promulgar nuevas leyes. Esta con
rl conductor de multitudes por vocación, el jefe de cuaUdades pretendida-

^" Alfred Cobban, Dictatorship. Its History and Theory (1939), New York, Haskell House Publishcis,
1971; Franz Neumann, "Notizen surTheorie derDüilalur" {l95^),Demokratischerundauloriláta
" 'Cari Schmiu, La Dictature, París, Seuil, 2000.
Staat, Francfort del Meno, Fisch, 1986,p. 224-247; GiovanraSartori,"Dlttatura",en EnddopeíiiatlW
"" Sobre la revolución como "poder constituyente", cf. Toni Negri, Le Pouvoirconstituant, París, Pres-
Di riíto,op.cií.,p. 359-360.
wsllniversitairesde France, 1997, p. 352-385.
Giorgio Agamben, Síaío di ecceziofif, Turin, Bollati Boringhieri, 2003, p. 52 (trad. fr. Étatd'exceptioii
París, Seuil, 2003. '''MaxWeber,£conom¡eeLS"(KÍeíéJ.LescoíégoriesíJe!asocio¡ogie(1920),París,Pocket, 1995,p. 320-
U 5. Sobre esta mutación, ver Peter Baehr, "Max Weber and the Avalars of Caesarism", en Peter Baehr

98
99
Enzo Traverso
A sangre y fuego

mente extraordinarias que hace su aparición, como un "salvador», en los pe- pide".'^'' Inevitablemente, el fin de este poder carismático pasará por la des-
ríodos de crisis. Parece tocado por la "gracia" y capaz de hacer milagros al trucción de su cuerpo: pisoteado, humillado y colgado de los pies como el de
igual que los reyes taumaturgos del Medioevo. Alrededor suyo se constituye- Mussolini en abril de 1945; "autoinmolado", como el de Hider, algunos días
la "comunidad carismática" de sus adeptos que, unidos por u n sentimiento más tarde, tras la caída del Tercer Reich, para escapar a una muerte igualmente
casi religioso de creencia en sus facultades extraordinarias, hacen acto de su- liorrible. E l cuerpo de los dictadores no sobrevive a la guerra civil europea,
misión a su voluntad. De manera análoga a las comunidades cristianas de los cuyo fin culmina a menudo con su inmolación. Como en el caso de la ejecu-
orígenes (eccksiae) que no tenían una estructura jurídica, sino u n funda- ción de Luis X V I o del zar Nicolás I I , este momento simbólico marca la emer-
mento carismálico ligado a la figura de Cristo, las dictaduras surgidas de la gencia de una nueva legitimidad.
Primera Guerra mundial revindicaban a menudo una legitimidad extralegal, E n 1920, el panfleto de Trotsky contra Karl Kautsky Terrorismoy Comu-
apelando no al derecho, sino a leyes superiores de la Naturaleza o de la His- nismo, parece anUcipar el ensayo de Schmitt sobre la dictadura. E n su obra,
toria. Se diferenciaban tanto del poder tradicional, cuya legitimidad se im- el jefe del ejército rojo analiza y legitima el Terror revolucionario como una
ponía con la fuerza del derecho, consuetudinario, como de las formas herramienta indispensable para la creación de un nuevo poder. Luego de re-
modernas de dominación, fundadas sobre la coacción racional de la ley. E l cordar que la guerra "no es una escuela de humanidad, mucho menos la
rasgo compartido por susjefes, subraya Weber, residía en el hecho de que "se guerra civil", justifica la política de los bolcheviques en nombre de las leyes
les obedecía no en virtud de una costumbre o de una ley sino porque eran ob- de la Historia, intentando demostrar que esa política no hace más que seguir
jeto de una fe".^'^ E l poder carismático es por naturaleza frágil, transitorio el ejemplo de Cromwell, de los jacobinos y de la Comuna de París. E n cada
como los tiempos confusos y caóticos que lo engendran e ineluctablemente uno de esos casos, los revolucionarios fueron acusados de terrorismo. E n
condenado, según Weber, a una "rutinización" {Veralltáglichung) que ero- cada caso, la defensa de la revolución exigió la toma y la ejecución de rehe-
siona y pulveriza sus atributos. E n el momento de su surgimiento, sin em nes, la instauración de la censura, la neutralización o eliminación de los ene-
bargo, anula o neutraliza la ley y la reemplaza por la decisión de u n jefe. Se migos (por necesidad, especifica Trotsky, y no por principio). L a violencia
trata entonces de un poder personal que se pretende originario y liberado del poderbolchevique, concluye, reposa sobre fundamentos de clase que la
de obligaciones jurídicas. U n poder personal encarnado por u n cuerpo inscriben dentro del sentido de la Historia. Estrictamente historicista, la ar-
único, sagrado, irremplazable, n i dinástico ni institucional, sino precisa- gumentación de Trotsky se desarrolla en los siguiente términos; " E l terror
mente carismático; u n cuerpo identificado con gestos y expresiones, con rojo es el arma empleada contra una clase condenada a morir y que no se re-
una voz; el objeto místico alrededor del cual la multitud puede reunirse y signa a este destino. Si el terror blanco solamente puede retrasar el ascenso
comulgar. E s el cuerpo del FiXhrer representado por Leni Riefenstahl en su I listórico del proletariado, el terror rojo no hace más que apresurar la caída
película sobre el congreso nazi de Nuremberg, El triunfo de la voluntad. Es el de la burguesía. E n ciertas épocas, la aceleración [... ] tiene una importancia
cuerpo del Duce, cuyo efecto sobre sus adeptos el escritor Vitaliano Brancati decisiva. Sin el terror rojo, la burguesía rusa, concertada con la burguesía in-
destacaba de esta forma: "Si se encuentra en el medio de una multitud, la lernacional, nos habría sofocado mucho antes del advenimiento de la revo-
multitud comienza a regurgitar y hervir alrededor suyo; el pueblo lo rodea, lución en Europa. Hace falta ser ciego para no verio, o falaz para negado"."°
se dispone en forma de pirámide y lo coloca espontáneamente en su cús- Unos meses antes, Víctor Serge había afirmado el mismo principio con una

y Melvin Richter (ed.), Dicíaíorship in Hislory and Theory. Bonaparlism, Caesarism, and TcMitarianism,
' C i t a d o en Sergio Luzzatto, II corpodelDuce. Un cadavere Ira immaginozione, stoña e memoria, op. cit.,
New York, Cambridge University Press, 2004, p. 167. p 19.
2'8MaxWeber,LeSavanteílePo¡iti<¡ue(1919),París,Plon,195Q,p.l03.
""LéonTrotsky,TerTürismeeíCommuíiisme(1920),París, 10/18,1974,p. 106-107. , /

100 101
Enzo Traverso A sangre y fuego

fórmula igualmente atroz, aun si estaba inspirada más por el impulso revo- La edificación de u n régimen totalitario impUcaba, en ambos países, una
lucionario que por la razón de Estado: "Nosotros-los Rojos-, a pesar del " revolución legal"^^^ que, sin cortar en lo inmediato la tachada institucional
hambre y las faltas - i n c l u s o de los crímenes- nos encaminamos hacia la del Estado, suspendía sus leyes de manera permanente. E n Italia, la demo-
Ciudad f u t u r a " . " ' lición del Estado liberal se concluyó hacia fines de 1925, con la promulga-
Estos pasajes ilustran bien la posición paradójica de los bolcheviques en ción de las "leyes fascistísimas" que siguieron al atentado de Anteo Zamboni
1920. Por un lado, practican el terror como u n arma de supervivencia en una lontra Mussolini. E n tres arios, el sistema parlamentario fue prácticamente
lucha desesperada contra u n enemigo que amenaza con aplastarlos; por el destruido, todos los poderes fueron concentrados en el ejecutivo y las liber-
otro, lo justifican en nombre de leyes de la historia y lo teorizan como el fór- lades fundamentales suprimidas (desde la libertad de asociación, hasta el
ceps necesario para llevar a cabo el parto de una nueva sociedad. Respetando (ii-recho de huelga). E l pluralismo de la prensa fue aniquilado a través de la
los códigos de la escolástica revolucionaria, las prácticas de la Tcheka incluso Instauración de la censura, la pena de muerte reintroducida, las administra-
pueden encontrar una legitimación teórica en la tesis de Marx sobre la vio- ciones locales confiadas a lospodestá nombrados por la autoridad central, y
lencia como "partera" de la historia. llnalmente, en 1929, el Gran Consejo del fascismo se convirtió en el órgano
lonstitucional supremo del régimen. E n Alemania, fue el decreto de urgen-
Esta apología del Terror no era, en el fondo, más que u n aspecto de la
cia "para la protección del pueblo y del Estado" emitido por Hitler el 28 de
nueva percepción de la violencia en las sociedades europeas que emergían
Irlirero de 1933, a la mañana siguiente del incendio del Reichstag, el que sus-
del trauma de la Gran Guerra. Del lado nacionalista, fascistas y "revolucio-
I )ri\dió sine die todas las libertades consagradas por la constitución de Wei-
narios conservadores" idealizaban la guerra como laboratorio de una forma
111.II'. Es por eso que Román Schnur definió al régimen nazi como una
de civihzación organizada por el Estado total y encarnada en una nueva hu-
'>',! ierra civil legal. "'^'^ La dictadura hitleriana "legalizaba" la guerra civil pues
manidad surgida de las trincheras. La Gran Guerra había forjado los valores,
M lio podía consolidarse volviendo permanente el estado de excepción pro-
la mentaUdad y la visión política de los dirigentes fascistas. Mussolini y I I i
I i i i ) de la guerra civil. E l politólogo Ernst Fraenkel lo había calificado de E s -
tler eran veteranos que creían haber descubierto en la experiencia de guerra
Imlo "doble», es decir, u n Estado capaz de hacer coexistir dos estructuras
el sentido de la existencia. L a guerra había creado una "comunidad de coni
|ii I id leas antinómicas: por un lado el derecho racional moderno relativo a
bate" (Kampgemeinschaft) que, luego de 1918, se convertía en u n modelo de
l.i c i onomíay a la esfera privada; por el otro, la ley de excepción que permi-
sociedad y se transformaba en una "comunidad nacional" {Volkgemeiu^
tlii iil poder político liberarse de todo procedimiento legal-racional.^'^ La
chafo monolítica y totalitaria.^^'- Unas veces idealizada por el futurismo
tlli ladura fascista suspendía el derecho para instaurar el estado de excep-
como experiencia estética, otras veces exaltada por el nacionalismo conu i
ii i n c o m o norma permanente. Este contexto de crisis, durante el período
misión del "hombre nuevo", la guerra se encuentra en el centro de la visi (> 11
I

I li cni leguerras, constituye el terreno de donde extrae Schmitt loselemen-


del mundo fascista. E l Estado es en ella concebido como una herramienta al
I M , (I(• su teología política, que actualiza, bajo una forma secular, los postu-
servicio de la guerra. A diferencia de Rusia, donde la dictadura bolchevic| i ic
había surgido de una revolución social y política que desmanteló el aparai i <
de Estado heredado del zarismo y destruyó a las antiguas élites dominani (•..
en Italia y en Alemania, el fascismo conquistó el poder a través de la vía leg, 11

p iHllioGcntile,Qu«^cequeíe/asdsme?Histoiree£míerprcta£ion,París,Fo!w

•'M^M^,nlSchnur,"ZwíschenblIanz:zurTheo^edesBürgerkrieges.Bemerkungenübereínemve^-
"'Víctor Serge, "1^ ville en danger", Mémoires d'un révolutionnaire, op. di., p. 79. H«dll,l^^lglcnGegenstand^Revo/uíionundWe/Aürgerferieg.Síudien^llrOuverturerafíli789 op di
|i I I I •r '
Cf. Omer Ba'rtow, "Fields oí Glory", Mirrors o/ Destrucüon. War, Genocide and Modern ¡deMüy, Nc w
York,OxtordUniversityPress,2000.p.9-44. " I "'••llTaenkeI,77icDua!S!aíe,NewYork,OxfordUníversítyPress,1941,

103
Enzo Traverso A sangre y fuego

lados del absolutismo. La prerrogativa de los detentadores del poder abso-


luto se convierte así en el nomos de la política moderna: "Es soberano aquel
que decide sobre la situación excepcional"?^*

Guerra contra los civiles

Aniquilar

E l primer conflicto mundial, acta de nacimiento de la guerra civil euro-


I )ca, comienza como u n enfrentamiento clásico entre Estados. Es por eso que
M I S actores resultan conmocionados por las formas inéditas e inesperadas
i|uc rápidamente toma el conflicto. Su reacción revela una cultura y una
mentalidad típicas de la Europa del siglo X I X , aristocrática e imperial, i m -
I )uida de su propia fuerza, contrariada al observarla "barbarie", hasta ese mo-
11R- rilo relegada al mundo "no civilizado", reemerger en su interior, al advertir
l.i impotencia de sus diplomacias y al descubrir que la guerra ya no es u n
. !•. 1111 to dtgentlemen sino una erupción de violencia d e v a s t a d o r a . L a ocupa-
I ion alemana de Bélgica se concreta bajo el temor a los "francotiradores", arrai-
>',.icla entre los militares alemanes luego de la guerra de 1870. E l resultado es
una oleada de violencia contra los civiles de los pueblos fronterizos, que son
111 mediatamente arrasados e incendiados. Según los cálculos de los historia-
111) res J o h n Horne y Alan Kramer, son 6.24 7 las víctimas civiles durante las
I ni meras semanas de las hostilidades en Francia y B é l g i c a . E s t o s sucesos
.il I mentan una campaña franco-británica contra las "atrocidades alemanas"
• (il )ic la cual se insertan rumores y mitos, pero que parte de u n núcleo de he-

" I 's p recisamente este estupor el que manifiesta Sigmund Freud en 1915,cuando señalaba que "las
i'i.nales naciones de razablanca que dominan el mundo, alas cuales ha tocadoen suerte la dirección
lili f'/nero humano", se habían revelado incapaces de hacerlo evolucionar por vías pacíficas. Lague-
11 ii, concluía, "nos arrebata los sedimentos de cultura recientes y hace reaparecer entre nosotros al
lioiuhre originario" C'Considérationsactuelles sur la guerre ella mort",Oeuvrescompleíes,vol.XIU,
l'.iils, PressesUniversitairesdeFrance, 1988,p. 128y 154).Hayvariasediciones en español.
•''jiiImHorneyAlan Kramer, Germán Aírocities.AHistofyo/Dcnia!, New Haven&Londres, YaleUni-
-nsilyPress,2001,p.74.
"•^Carl Schmitt, Théobgtepoliüque (1922), París, Gallimard, 1988, p. 15.

103
104
Enzo Traverso A sangre y fuego

chos indudables. La violencia del ejército prusiano cruza u n umbral hasta matizar a las fuerzas de la Entente por el bloqueo que imponen a los imperios
entonces desconocido en el manej o de la guerra, al convertirla de entrada en centrales (e incluso, en el caso de la Rusia zarista, por los progroms que inflin-
una guerra contra los civiles. No se trata de medidas reactivas imputables a gen a los judíos). Como prueba del hecho de que británicos y franceses piso-
una situación imprevista, sino de acciones preventivas decididas por el E s - lean las normas tradicionales de la guerra, invocan el "no respeto de los usos
tado Mayor alemán."' La censura, la limitación de las libertades individua- para con los diplomáticos alemanes" y, sobre todo, la "utilización de pueblos
les, las intimidaciones, las requisiciones, las tomas de rehenes y el trabajo no civilizados en la guerra entre europeos".
forzado se convierten en la realidad cotidiana de las poblaciones en los países Estas quejas recíprocas, que son la marca de una cultura y de una época,
ocupados. Para noviembre de 1914, dos millones de belgas, de una pobla- refieren hechos y vehiculan mitos; son testimonio también de u n enfrenta-
ción de siete millones y medio, han buscado refugio en Francia, Holanday miento con la reahdad de una violación sistemática del derecho de guerra y
Gran Bretaña; seiscientos mil de entre ellos no regresarán a sus casas hasta el anuncian la mutación en curso hacia una guerra total que se asemeja, en va-
final del c o n f l i c t o . P r á c t i c a s similares se repiten, al año siguiente, en el rios aspectos, a una guerra civil. Es lo que constata con gran lucidez, en octu-
frente oriental, implementadas esta vez por el ejército ruso que, en el curso bre de 1915, sir Henry Erle Richards, al inaugurar el año universitario en el
de su retirada, decide la deportación hacia el interior de 300.000 lituanos, College A l l Souls de Oxford: "Si el asesinato de civiles y la destrucción gene-
250.000 letones, 3 5 0 . 0 0 0 j u d í o s y 743.000 polacos."' ralizada de la propiedad civil ha de continuar, es necesario prever que, en las
guerras futuras, cada beligerante estará equipado con una flota aérea, y que
E n 1915, una comisión de investigación francesa publica su informe
todas las zonas habitadas de cada país enemigo serán devastadas por bombas
sobre los crímenes de guerra alemanes, clasficados bajo el título de "actos co-
lanzadas desde el cielo. E l objetivo del derecho de la guerra ha sido limitarsus
metidos por el enemigo en violación del derecho de gentes". Los cargos van
efectos devastadores, en la medida de lo posible, y circunscribir la acción de
mucho más allá de la violación de la neutralidad de Bélgica. Hacen referencia
los beUgerantes al debihtamiento de las fuerzas militares enemigas, por lo
al uso de armas químicas, el bombardeo de ciudades, los saqueos, las viola-
tanto a resguardar a los no combatientes, en interés de la humanidad. Pero la
ciones, los asesinatos y los incendios. Los alemanes han adoptado "métodos
guerra actual implica una completa inversión de este principio político".
pérfidos de guerra" y han inflingido u n tratamiento "cruel" a las poblaciones
civiles. E n pocas palabras, han transgredido los códigos deljuspublicum eu- Desde este punto de vista, la Primera Guerra mundial no es más que u n
ropaeum, demostrando de esta forma su naturaleza bárbara. Esto reconforta principio. Los crímenes de guerra evocados por Erle Richards en 1915 son
a los diseñadores de la propaganda francesa que han basado s u campaña poca cosa si se los compara con los que jalonan el segundo conflicto mundial.
sobre la denuncia de la brutalidad de los "hunos". Los alemanes responden El verdadero vuelco de éste no es ni la invasión a Polonia en 1939 ni el triunfo
con un informe análogo sobre "la guerra mundial y el derrumbe del derecho fulminante de la Bíií^hrieg en el frente occidental, un año más tarde, que ani-
de gtnles" {DerWeltkriegundderZusammenhruchdesVdlkerrechts). Además quila en unas semanas la defensa francesa. Es la agresión alemana contra la
de recordar que ciertos "métodos de guerra inhumanos" de los cuales son Unión Soviética, en j unió de 1941. A partir de ahí, el conflicto cambia de na-
acusados, como los bombardeos aéreos y el uso de armas químicas, son tam- turaleza y, en el frente oriental, comienza a ser manejado como una guerra
bién ampliamente utilizados por sus adversarios; además, no dejan de estig- civil, es decir, como una guerra en la cual la única regla admitida es la del te-
rror, el odio y la violencia sin límites.
E l 22 de junio de 1940, los representantes de Francia y del Tercer Reich fir-
"'/bid.,p.43. man el armisticio en el mismo vagón donde, el 11 de noviembre de 1918, ha-
^" Cf. Sophie Schaepdrijver, "Occupation, Propaganda, and the Idea of Belgium", en Ariel Rohswald
y Richard Stiles (ed.), European Culturein theGreat War TheArts, Entertainment, andPropaganda 1914-
1918, New York, Cambridge University Press, 1999, p. 270. ^" Cf. Marc Ferro, La Grande Cuerre ¡914-1918, París, Folio/Gallimard, 1990, p. 219.
•'"John Horney Alan Kramer, Germán Atrociíies.op. dt.,p. 74-84. " ' S i r H . Erle Richards, Internaüonal Law. SomeProbkmofWar, Oxford, Clarendon Press, 1915,p. 35.

106
Enzo Traverso A sangre y fuego

bían firmado la capitulación del ejército alemán. Este acto altamente simbó- metidos. C o n sólo comparar el número de víctimas civiles y militares sal-
lico reviste diversos significados. No es solamente testimonio de la voluntad lan a la vista las diferencias entre el frente oriental y occidental. E l número
de Hitler de tomarse revancha de uno de los responsables de la humillación global de muertos, incluyendo los soldados caídos en el combate, los civiles
alemana en Versalles, sino también de la supervivencia de un último vestigio muertos durante los bombardeos, las víctimas de los conflictos entre las fuer-
deljus publicun] europaeum. Francia vencida sigue siendo una nación euro- zas de la Resistencia y las fuerzas de ocupación, al igual que los judíos y los
pea, civilizada, susceptible de formar parte de una Europa dominada por el deportados políticos, muestra u n hiato impresionante entre ambos teatros
nazismo. Aunque sometida, podrá preservar u n simulacro de soberanía de guerra. E n Francia son seiscientos m i l los muertos (dos tercios de ellos
sobre una parte de s u territorio. Su cultura será amordazada pero no des- en Francia metropolitana), al igual que en Italia (tanto de los soldados que
truida, sus élites alentadas a adentrarse en el camino de una colaboración de combaten junto al Tercer Reich como de los partisanos y los civiles caídos baj o
la cual podrán obtener ventajas. Las editoriales, los cines, los teatros no la ocupación alemana, luego de 1943). Gran Bretaña, por su parte, contabi-
serán clausurados, solamente puestos en vereda, y las recepciones dadas liza menos de cuatrocientas mil víctimas (sesenta mil de las cuales son civi-
por Otto Abetz en París atraerán a la alta sociedad. L a guerra en el Este, en les), el doble de los Países Bajos (más de la mitad de las cuales son judías).
cambio, toma una forma totalmente diferente. Hitler la ha concebido como Comparadas con los estragos de la guerra en el Este, estas cifras parecen
una guerra de conquista y exterminio: conquista del "espacio vital" alemán, bajas. Ahí, las víctimas se cuentan por millones: veintitrés millones de sovié-
colonización del mundo eslavo, destrucción del bolchevismo, exterminio ticos ( 1 0 % de la población total, de los cuales al menos ocho millones son ci-
de los judíos. Desde el principio, esta guerra difiere de todas las que la han viles) y seis millones de polacos ( 2 0 % de la población total, de los cuales tres
precedido en el continente. Se desencadena como una guerra colonial sin millones y medio son judíos). Se constatan proporciones similares en los Bal-
distinción entre combatientes y civiles, en la cual pueblos enteros deben ser canes, con dos millones de muertos ( 1 0 , 6 % de la población en Yugoslavia,
transformados en esclavos mientras que otros son exterminados recu- 6,8% en Grecia). L a diferencia es igualmente impresionante si se comparan
rriendo a dispositivos específicos, primero losghefo y los Einsatzgruppen, los índices respectivos de mortaUdad de los ejércitos británico y soviético:
luego las cámaras de gas en los campos especialmente concebidos como una víctima cada ciento cincuenta soldados británicos, una víctima cada
mataderos humanos. Dentro de la visión nazi del mundo, la simbiosis entre veintidós soldados del ejército rojo.^^^ Durante la última fase de la guerra, de
los judíos y el bolchevismo es tan profunda que s u aniquilamiento consti- hecho, Hitler se quejaba de las "molestas" convenciones que limitaban con-
tuye u n único e idéntico objetivo. Durante el primer año de la guerra, cien- siderablemente el ardor de los soldados alemanes en el frente occidental. •^^^
tos de miles de comisarios políticos del ejército rojo son fusilados en el acto Ahí donde la rendición no constituía una amenaza para la vida de los solda-
por los Einsatzgruppen que siguen la avanzada de la Wehrmachl. Las consig- dos, éstos se mostraban menos belicosos. Sería necesario también diferenciar
nas son claras desde el principio: los soldados rusos no son dignos de res- dentro de las pérdidas alemanas, según las líneas del frente. De los tres millo-
peto, no son "camaradas".""* De los 3 . 3 5 0 . 0 0 0 prisioneros de guerra nes y medio de soldados del Tercer Reich caídos en el curso de la guerra, las
soviéticos capturados por la Wehrmacht en 1 9 4 1 , durante la operación
Barharossa, más de dos millones serán ejecutados o no sobrevivirán hasta el
final de la guerra, a causa de las condiciones de detención a las que serán so- Cf. Pavel Folian, "l-a violence centre les prisonniers de guerre so viatiques dans le Troisiéme Reich
el en la URSS", en Stéphane Audoin-Rouzeau, Annette Becker, Christian Ingrao y Henry Rousso (ed.),
La Violence de guerre 1914-1945, op. cit., p. 121.
Las cifras que siguen están sacadas de Philippe M asson (ed.), Dictionnaire de laDeuxiéme Guerre
Cf. Omer Bartov, "Savage War. Germán Warfare and Moral Choice in World War H", Germany's War mondiak,vo\. I,Parts,Larousse, 1979,p.875-876.
and the Holocaust. Disputed Histories, Ithaca, Comell University Press, 2003, p. 8. Sobre este tema, ver Cf. Joann Bourke, JheSecond War. A People's Hislory, New York, Oxford University Press, 2001, cap.
sobre todo ChristianStreit, KeineKameraden. Die Wehrmacht unddiesowjetischen Krieísíefantmen 8.
I94J-Í94.5, Bonn, Dietz, 1997. Cd. lan Kershaw, Hitler. Némésis 1936-1945, París, Flammarion, 2000, p. 112,

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Enzo Traverso
A sangre y fuego

muertes en el frente occidental, entre la primavera de 1940y el fin de 1944, soi i


hnii visto a la cara a un comisario rojo saben a qué se asemeja un bolchevique.
"solamente" ciento veintiocho mil, es decir el 3,2% de las bajas totales. Recor-
N o hay necesidad de expresiones teóricas. Sería u n insulto a los animales
dando el carácter extraordinariamente feroz de la guerra en el Este, Pieter Lagrot i
presentar a estos hombres, que son en su mayoría judíos, como bestias. Ellos
ha resaltado el hecho de que el número global de víctimas civiles de los bomba r
non la encarnación del odio satánico contra el conjunto de la humanidad
déos sobre las ciudades alemanas (alrededor de 600 000 personas) es inferior al
noble. E l aspecto de estos comisarios es el espejo de la revuelta de los ,sub-
de las víctimas puramente civiles de ciudades como Leningrado o Varsovia.^'"
hombres contra la nobleza de sangre". ^^
' ^ La extirpación del bolchevismo es
Los soldados alemanes no dejan de señalar la ferocidad de esta guerra ei i
una revancha legítima de Alemania, según las consignas del comandante del
las cartas que escriben desde el frente: "Aquí la guerra se encuentra en su
X X X V I I Cuerpo de Acorazados: "Nuestro objetivo consiste en destruir al
"forma pura", todo rasgo de humanidad parece borrado de los acciones, de los
«• Ié rcito rojo y erradicar para siempre el bolchevismo, el enemigo mortal del
corazones y los pensamientos. Las imágenes que se ven parecen propias de 1
nacionalsocialismo. No hemos olvidado que el bolchevismo ha apuñalado
delirio y la pesadilla", ^^^o E n pocas palabras, la Segunda Guerra mundial tiene
por la espalda a nuestro ejército durante la [Primera] guerra mundial y que
lugar esencialmente en el frente oriental, ahí donde sus diferentes dimensio-
es el responsable de todas las desgracias sufridas por nuestro pueblo luego de
nes -ideológica (la lucha contra el bolchevismo), colonial (la conquista del
la guerra. Nadie debe olvidarlo".^"^^ Los objetivos y los métodos de esta guerra
"espacio vital») y racial (el sometimiento de las poblaciones eslavas, el geno-
f sián resumidos en una orden de los comandantes del X V I ejército, V^alther
cidio de los judíos y los gitanos)- se despliegan enteramente. E n esto difiere
v o n Reichenau, E r i c h von Manstein y Hermann Hoth, transmitida a las tro-
de la Gran Guerra, en la cual, tratándose de u n conflicto interestatal en el sen-
I )as en noviembre de 1 9 4 1 , en momentos del gran ataque alemán sobre Le-
tido del derecho internacional, el número de víctimas fue proporcionalmentc
ningrado y Moscú. E l objetivo esencial de la guerra reside en la destrucción
comparable en todos lados.^"*! Habiendo perdido este carácter de guerra clá-
del "judeobolchevismo", así como en la "erradicación de la influencia asiática
sica, es mucho más cruenta ahí donde se manifiesta de manera más abierta su
.sobre la esfera cultural europea". E n consecuencia, los soldados del frente
carácter de guerra ideológica, colonial y de exterminio.
oriental no son los combatientes de una guerra ordinaria, sino los "portado-
E l vínculo indisociable entre estas diferentes dimensiones del conñicto es res de una concepción racial inexorable y los vengadores de todas las bruta-
recalcado por la propaganda difundida en los ejércitos alemanes del frente lidades padecidas por los alemanes». Por eso, deben comprender claramente
oriental. E l historiador Omer Bartov ha realizado u n inventario de los temas la "necesidad de medidas duras pero justas contra la subhumanidad judía
privilegiados de esta guerra ideológica - l a noción de Weltanschauungskrieg (...) De esta manera podremos cumplir nuestra misión histórica: hberar de
[guerra ideológica] es recurrente en el lenguaje nazi de la época-, subra- una vez por todas al pueblo alemán de la amenaza judeoasiática"
yando que aquellos se encuentran desarrollados en boletines, documentos
Según Bartov, esta propaganda contribuye a crear, en las condiciones de
y órdenes emanados de oficiales que no están sujetos, en la mayoría de los
una guerra salvaje, una nueva concepción del heroísmo.^*' U n heroísmo, po-
casos, al control del ministerio de Goebbels. La deshumanización del ene-
dríamos agregar, cuya motivación última no es ya la mística patriótica, sino
migo, definido según las categorías del léxico nazi, es su elemento distintivo,
el advenimiento del nihilismo. Si liberar a Europa del bolchevismo y de los
como lo muestra un boletín difundido entre las tropas: "Todos aquellos que
i udíos es una misión redentora, los soldados que se encargan de ello se trans-

^" Citado en Omer Bartov, The Eastern Fwnt, 1941-1945. Germán Troops and the Barbarization ojWar-
Pieter I^grou, "Las guerres, les morts, le deuil: bilan chiffré de la Deuxiéme Guerre mondiale", La
Violencedeguerre,op.cit.,p. 323. fare, New York, Basiiigstoke, 2 0 0 1 . p. 83.

™CitadoenOmerBartov,MrméedHitkrLaWefirmacfií,/es™2Íscílaguerre Paris Hachette 1999 "'ftic¡.,p,84.


p.49. ' ' ' ' »-'íbiíi.-,p.85
Pieterl..agrou, "Les guerres, les morts, le deuil", La Violencc degucrre, op. dt., p. 323. Cf. Omer Bartov, Mrmée de Hider. La Wehrmacht, les nazis el laguerre, op. dt., p. 49. A l respecto, ver
lambiénp. 104-138.

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Enzo Traverso A sangre y fuego

forman en guerreros heroicos. E n las condiciones concretas del frente orien- guerra contra los japoneses en el Pacífico^^", el derecho de guerra se encuen-
tal, esta cruzada ideológica toma el aspecto de u n combate de una crueldad tra en gran medida puesto entre paréntesis.
extrema. E l soldado no percibe ya la guerra, a la manera de 1914, como un E n el frente oriental, la brutaUzación de la guerra no podía sino afectar
enfrentamiento entre aparatos militares; se acostumbra a vivirla de forma co- profundamente a las tropas soviéticas. Se organiza la defensa. Leningrado,
tidiana como u n hecho brutal, fanático y amoral, en el marco de u n ejército Moscú y Stalingrado no deben caer. E n los territorios ocupados por la
que predica una "moral del exterminio"^''^ (Vernichtungsmoral}. Concebida Wehrmacht, Stalin decide responder a la agresión nazi recurriendo a la guerra
en términos darvinianos, esta guerra se presenta bajo la forma de una lucha de los partisanos. Los soldados soviéticos no deben rendirse; los prisioneros
por la existencia. Se puede hablaren efecto, en este caso, de una regresión en son considerados como desertores. Dos órdenes célebres dictadas por el Alto
cuanto a las normas del proceso de civilización. Comando del ejército rojo en agosto de 1941 (n° 270) y en juUo de 1942 (n°
E l hecho de que el rechazo de las normas tradicionales de la guerra sea 227), firmadas por el generaljoukovy Stalin mismo, califican de desertores
consustancial a la guerra nazi, pensada como una guerra ideológica y racial e pasibles de ejecución a todos los oficiales y responsables políticos del ejército
implementada como una guerra colonial, introduce mutaciones en el ma- soviético capturados por el enemigo."^ E n su discurso del 3 de julio de 1941
nejo del conflicto que afectan a todos los actores. Los bombardeos aéreos de transmitido por radio, Stalin había lanzado su Uamado a la "gran guerra pa-
los británicos, lo veremos después, apuntan a destruir las ciudades alemanas triótica», cuyo objetivo no era solamente defender a la URSS amenazada,
y a aterrorizar a las poblaciones civiles. E l carácter salvaje del conflicto pro- sino también contribuir a la Uberación de "todos los pueblos de Europa que
voca una "brutalización" del lenguaje. Luego de las incursiones aéreas alema- sufrenbajo el yugo del fascismo alemán"."^ Con el paso de los meses de una
nas sobre Londres en la primavera de 1941, Churchill interviene en la guerra cada vez más bárbara, el lenguaje se radicaliza. E n una obra destinada
Cámara de los comunes para aflrmar su adhesión al deseo de revancha que a los soldados soviéticos, el escritor llya Ehrenbourg se niega a considerar a
crece entre sus compatriotas: "Give it them back"?'^'' E n una entrevista, radi- los alemanes como seres humanos e incita a matarlos: "No cuentes los días,
caliza su discurso: "Existen al menos setenta millones de hunos malignos, de no cuentes los kilómetros, cuenta solamente el número de alemanes que has
los cuales algunos son curables, y el resto matable (feií/ab/e)".^^» ¿^^^^ g] matado. Mata a los alemanes, es la súplica de tu madre. Mata a los alemanes,
campo de batalla, los discursos son aún más claros. Durante el desembarco es la súplica de la tierra rusa. No desistas. Mata".^"
en Sicilia, en julio de 1943, el general George S. Patton se dirige de esta forma E n 1944, cuando las tropas soviéticas penetran en Prusia oriental, los
a los oficiales de la 4 5 ° división de infantería: "Cuando nos enfrentemos al muros se cubren de afiches que llaman a la venganza: "Soldado del ejército
enemigo, lo mataremos. No tendremos piedad de él. Él ha matado a miles de rojo: te encuentras ahora sobre suelo alemán; la hora de la venganza ha so-
nuestros camaradas, y debe morir". Qué importa, explica, si desea rendirse: n a d o " . U n panfleto incita a matar a los soldados y violar a las mujeres:
«¡Este bastardo morirá! Debéis matarlo".^"^"^ Si la guerra norteamericana en "Mata. Nadie es inocente en Alemania ni los vivos n i aquellos que aún no han
Europa no recurre al lenguaje y las prácticas racistas que caracterizan a la
" ° Cf. John W Dower, War Without Mercy. Race and Power in the Pacific War, New York, Pantheon
Books, 1985.
" ' Cf. Pavel Polian, "La violence contra les prisionniers de guerre soviétiques dans le Troisiéme Reich",
Hannes Heer, "Die Logik des Vemichtungskrieges. Wehrmach t und Partisanenkampf», en Hannes en La Violence deguerre, 1914-1945, op. cií., p. 124-125.
Heery Klaus Naumann (ed.), Vemichtungskrieg. Verhrechender Wehrmacht 1941-1944,op. cit, p. 115. Staline, "Sur la grande guerre de LUnion Soviétique pour la défense de la patrie", en Marx, Engels,
Citadoen Stephen Garrett, EthicsandAirpowerin World Warll. TheBritishBombingoJ Germán Cüies, l.inine.Stalme.LaLutíetiesportisfln.sParís, 10/18,1975, p. 180. Sobre el impacto de este discurso,
NewYork.St Martin Press, 1993, p. 12. cf. Isaac Deutscher, Stalin, Londres, Oxford, University Press, 1965, cap. 12.
»'>ftid.,p.91. Citado en Antony Beevor, La ChutedeBerlin, París, Le Livre de Poche, 2002, p. 259.
Citado enjoannaBourke,/ln¡ntimate History oJKiüing. Face loFaceKillingin Jwentieth Century War- Citado en Alfred M. de Zayas, Nemesis al Postdam. The An^o-Americans and the Fxpulsionojthe Ger-
fare, Londres, Basic Books, 1999, p. 171. mans, Londres, Routledge 61 Kegan Paul, 1977,p. 66.

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A sangre y fuego
Enzo Traverso

nacido. Escucha al camarada Stalin y aplasta para siempre a la bestia aleman:i Bombardear
en su guarida. Destruye el orgullo racial de la mujer alemana. Tómala como
tu legítimo botín. Mata, oh soldado valiente del victorioso Ejército rojo"."'* La guerra aérea se desarrolla como una escalada de acciones y reacciones
Se sabe que la llegada de los rusos a Berlín estuvo acompañada de una violen - Cjnc desembocan en una ciega oleada devastadora, literalmente apocalíptica
cia extrema, con ejecuciones sumarias y saqueos en la ciudad destruida. para las poblaciones que la padecen. Los bombardeos aéreos sistemáticos
Según algunas estimaciones, noventa mil mujeres fueron violadas.^'*' No se contra las ciudades y las poblaciones civiles, iniciados en 1940 y finalizados
trata evidentemente de establecer una simetría entre la guerra de agresión en agosto de 1945 con la destrucción atómica de Hiroshima y Nagasaki, ilus-
nazi y la guerra de liberación soviética, como ciertos historiadores (apologé- tran la introducción de un nuevo paradigma de la guerra que Peter Sloterdijk
ticos o enceguecidos por su anticomunismo) a menudo han estado tentados ha cahficado de "atmoterrorista"."' Su fundamento, cuya primera manifes-
de hacer."^ Stalin había entablado una guerra de defensa que se convirtió en tación él encuentra en el ataque con gas realizado por él ejército alemán con-
una guerra de ocupación, hasta imponer su dominación sobre una parte de l ra las fuerzas francocanadienses en Ypres, el 22 de abril de 1915, no reside
Europa; el sometimiento de los alemanes a la esclavitud o su exterminio fí- ya en la intentio directa que apunta al cuerpo del enemigo, como fue el caso
sico no entraba, sin embargo, entre sus objetivos. La \'iolencia y los excesos siempre de las guerras desde la Antigüedad, sino en la destrucción de sus
perpetrados por el ejército rojo, a menudo susceptibles, a semejanza de la condiciones ecológicas de existencia. L a guerra aérea mata a los c i v i l e s - H i -
guerra aérea británica o de la guerra norteamericana contrajapón, de entrar roshima será el ejemplo macroscópico de esto- ehminando su habitat natu-
en la categoría de crímenes de guerra, son testimonio de la crueldad de la Se- ral, en el sentido biológico del término. E n su Sobre la historia natural de la
gunda Guerra mundial. Son la expresión de la brutalidad de un conñicto lle- destrucción, W G. Sebald ha dado una imagen sobrecogedora de la guerra "at-
vado adelante por ejércitos modernos dotados de medios de destrucción moterrorista», al describirla destrucción de Hamburgo, la noche del 28 de
extremadamente poderosos, pero vivido también con los métodos, los sen- Julio de 1943, durante la operación de la R A F bautizada "Gomorra".^*^ Algu-
timientos y las pasiones propias de una guerra civil. nos minutos después del primer bombardeo, se habían declarado incendios
en toda la ciudad, transformada rápidamente en una inmensa hoguera que
Este conñicto se desarrolla bajo el signo del odio. E l fascismo había prepa-
se elevaba hacia el cielo. Las llamas brotaban de las fachadas de los edificios
rado el camino para éste al proclamar el fin del humanismo, al idealizar la
destrozados, aspirando el oxígeno de manera tan poderosa que el aire so-
guerra como "higiene del mundo", al erigir u n culto a la fuerza y a la violen-
plaba con la fuerza de u n huracán. Aquellos que se habían puesto a cubierto
cia. Los nazis lo revindicaban. Josef Goebbels lo ubicaba en el centro de sus
en los refugios se encontraban enterrados bajo los escombros y aquellos que
discursos radiales. Europa, afirmaba en junio de 1944, no había conocido
habían intentado huir habían sido alcanzados por las llamas, que los habían
jamás un odio tan grande y tan profundo: "Durante estos últimos meses, los
quemado como a antorchas vivientes, o habían sido engullidos por el asfalto
pueblos de Europa han vivido de este odio y se han alimentado de la voluntad
hirviente. A la mañana siguiente, la ciudad estaba recubierta de una espesa
de poner fina este terror, sí, ¡de hacer pagar este terror!"^'^
capa de humo que no dej aba penetrar la luz. E n sus cabinas, los pilotos ha-
^"íW.,p.65.
bían sentido el calor que surgía desde este infierno.
Cf. Tonyjudt, "The Past is another Country: Myth and Memory in Postwar Europe", en Istvan
DeakJanT. GrossyTonyJudl(ed.), ThePoliticsoJRctrihulioninEurope. WorldWarllanditsAflemath,
op. cit., p. 294. Ver también Antony Beevor, quien aporta una cifra similar: entre 95.000 y 140.000(IJU
Chute de Berlín, op. cit., p. 552).
Cf. Peter Solterdijk, Lujtbehen. An den Quellen des Terrors, Fránclort del Meno, Suhrkamp, 2002.
"'CLAndKasm\gmhcr,ZweierleiUritergang.DieZerschlagungdeíDtutschenRckhunddasEndcdes ^ W G . Sebald, De ladestruclion commeélémentde l'hisíoire nalureüe, Arles, ActesSud, 2004, p. 37-38.
europaischenjudentums, Berlín, Siedler, 1986. Se recordará que las tesis de esta obra fueron una de las
Ver también Nicolás Sánchez Dura, "Palabras e imágenes, límites y alcance de los testimonios del
fuentes d e la Hisíorifeerslreitalem ana.
dolorde la guerra'.en Nicolás SánchezDurá(ed.),Laguerra, Valencia, Pre-textos,2006,p. 207-246.
Citado en Ralf Georg Reuth, Chebbek, Munich, Piper, 1995, p. 543.

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Enzo Traverso A sangre y fuego

Los primeros bombardeos aéreos habían sido experimentados durante l,i i l turno de Rotterdam. Luego de la derrota francesa, el Reino Unido se en-
Primera Guerra, pero estaban en ese momento circunscriptos a las zonas liin i f lirnt ra aislado y, no disponiendo de otros medios de combate, lanza así una
trofes de las líneas del frente. Entre enero de 1915 y diciembre de 1916, zépi- (ilriisiva aérea contra las instalaciones industriales alemanas de Renania,
lins alemanes bombardean ciudades inglesas, entre ellas la capital, pero mloplando la estrategia del área bombing, es decir, el lanzamiento de bombas
producen u n número reducido de víctimas (no más de m i l cuatrociento-. ll u ftidiarias en las zonas urbanas. La respuesta alemana será el bombardeo in-
muertes y algunas decenas de miles de heridos). Poco después de finalizacl( > Irnsivo de las ciudades inglesas. Entre el otoño de 1940 y la primavera de
el conflicto, la Sociedad de las Naciones crea una comisión de juristas encar 1041, las incursiones alemanas matan a más de cuarenta mil civiles. La ciudad
gada de elaborar un código de la guerra aérea. Reunida en La Haya entre di- Industrial de Convetry es arrasada. La escalada que sigue Uega a su ñn recién
ciembre de 1922 y febrero 1923, esta comisión fija u n conjunto de regla.s r 11 1945, con la destrucción más o menos completa de las ciudades alemanas.
restrictivas que prohiben el ataque contra las ciudades. Sus conclusiones son Durante la Conferencia de Casablanca, los Aliados delinean una estrategia
claras: " E l bombardeo aéreo con el fin de aterrorizar a la población civil, de n 11 litar cuyo fin explícito es el de impactar, a través de los bombardeos masivos
destruir o dañar la propiedad privada sin carácter militar, o de herir a los no i\c las ciudades, en la sociedad civil alemana ensu conjunto.^^ Ahí se encuen-
combatientes, está prohibido".-^*' Aunque estas normas serán violadas de ma- Ini una de las razones que explican la incomprensión y la indiferencia con las
nera flagrante por la Italia fascista durante la guerra de Etiopía en 1935, la ma- (|iic el mundo asiste, en agosto de 1945, al exterminio atómico de las ciudades
yoría de los líderes políticos las reafirman solemnemente durante el período jiiponesas de Hiroshima y Nagasaki. E n total, durante la guerra, la aviación bri-
de la entreguerras. Enjunio de 1938, el Primer Ministro Neville Chamberlaiii Irtiiica, ubicada bajo la dirección de sir Arthur Harris, lanza trescientos noventa
entrega consignas al comando de la fuerza aérea británica (BomberCommand) mil ataques contra Alemania (que cuestan la vida a cincuenta y seis mil pilotos),
que especifican que el bombardeo de ciudades y las poblaciones civiles es "ab- r 11 cuanto a los alemanes, se estima en más de quinientos mil el número de ci-
solutamente contrario a la ley internacional" Ahora bien, estas reglas son viles muertos, en cien mil el de las personas gravemente heridas y en tres millo-
rápidamente olvidadas a partir del inicio de la Segunda Guerra mundial. Pese nes el número de viviendas destruidas. Hamburgo es bombardeada entre el
a las buenas intenciones de losjefes de Estado, su violación está inscrita en la verano y el otoño de 1943, Dresde en febrero de 1945. Los refugiados que
naturaleza misma de los ejércitos modernos, así como la guerra total está ins- deben huir de las ciudades en llamas se cuentan por millones. Si los daños pro-
crita en las condiciones creadas por la revolución industrial. Ya en 1930, Ernst vocados por los bombardeos alemanes son bastante inferiores a los de la guerra
Jünger había constatado esto de manera sumamente lúcida al subrayar que "el uérea aliada, ello se debe esencialmente al declive progresivo de los medios a
ejército motorizado que se desplaza por tierra y por el cielo no aceptará dema- disposición del régimen nazi. Los V I y los V 2 con los que Hitler espera dar
siado tiempo mantener la guerra dentro de los límites del campo" y que "las vuelta el curso de la guerra carecen de precisión y no causan nunca más que al-
grandes ciudades ejercerán una atracción creciente sobre los nuevos ejércitos gunos miles de víctimas, entre muertos y heridos.
en cuanto centros y puntos neurálgicos del mundo técnico".'^"
Los primeros bombardeos aéreos se producen en septiembre de 1939; Richard Overy, "Die Alliirte Bombenstrategie ais Ausdruck des Totalen Krieges'", en Lothar Kette-
afectan a las ciudades polacas y preparan la conquista alemana de Varsovia. nacker (ed.), Ein Volk von Opfern?Die ncue Debatte um den Bombenkrieg, 1940-1945, Hamburgo, Ro-
wohlt, 2003, p. 40. Ver también Daniéle Voldman, "Les populations civiles, enjeux du
E n mayo de 1940, con el inicio de las hostilidades en el frente occidental, es
bombardement des villes (1914-1945)", La Violence de^tem, op. cil, p. 151-174. Sobre la base de esta
constatación, pero también en contradicción con su brillante análisis sobre las diferencias entre ge-
nocidio y guerra total, Eric Markusen y David Kopf creen descubrir un carácter "genocida" (genocidal)
^"'Cf.StephenGarret.EthicsandAirpowermWorWWarí/.op.dt p 26 en los bombardeos aliados durante la Segunda Guerra mundial (Tfic HolocausL and Strategic Bombing.
"•^/fci¿,p.29. Genocideand Total Warin Tweníieíh Century, Boulder, Westview Press, 1995, p. 255.
Emstjünger, "DasgroKe Bild des KriegesíDosAnííiízdes Welárieges)", (1930), Politische Publizjstik '"JórgPriedrich, DerBrand. Deutschland in Bombenkrieg 1940-1945, Beriín, Ullstein, 2002, p. 63; Ste-
19J9te J933,Stuttgart, Klett-CoUa,2001,p. 606. phen Garrett, Ethics andAirpowerin World Warll, op. di, p. 21.

117
Lnzo Traverso
A sangre y fuego

Este conflicto desmintió radicalmente las previsiones del oficial italiari. > %v cobró quinientas víctimas c i v i l e s " " ) . Esta paradoja se inscribe, sin em-
Giulio Douhet, que se hizo célebre en 1921 gracias a su obra de estrategia nii bargo, en la lógica de la guerra total, una guerra que no distingue ya a los
litar, í! dominio dell'aria. Si él había previsto correctamente el carácter de.
combatientes de los civiles.
tructor y mortífero de los bombardeos aéreos en una futura guerra, se hal)i,i
La desmesura de los bombardeos revela los efectos perversos de u n con-
equivocado de manera gruesa al pensar que aquellos provocarían motines c i
fllcto sin reglas, en el cual el odio al enemigo se transforma en voluntad de
viles para poner fin a las hostiUdades y que, a fin de cuentas, el costo de una
(Ifslrucción total. E s la idea misma de Europa como pasado, herencia y tra-
guerra semejante sería insostenible para los Estados.^*^** Las poblaciones civi-
dición cultural compartidos lo que resulta enterrado bajo los escombros de
les aceptan con estoicismo su nuevo rol de "combatientes de retaguardia" y
las ciudades destruidas. Este aspecto inédito de la guerra total está resumido
de blancos del enemigo. Los sobrevivientes barren los escombros, mientras
en una expresión inglesa: cultural homhing. E l 29 de marzo de 1942, la R A F
los gobernantes llaman a la venganza. Los bombardeos masivos de las ciuda
bombardea la ciudad medieval de Lübeck, sobre la costa hanseática, y des-
des alemanas incluso favorecen la estabilidad del régimen nazi hasta su caída
truye sus monumentos históricos, desde la Marienkirche hasta los palacios
final, al suscitar en los civiles, pese al derrumbe del mito de Hitler^*^^ un sen-
(li-l Renacimiento en el centro, incluido el edificio de la municipalidad. Hitler
timiento de miedo y odio al enemigo. Proveen argumentos para la propa
decide entonces golpear sobre las ciudades históricas inglesas, lanzando las
ganda de Goebbels, como lo señala en su diario. Los miles de habitantes de
" 1 ncursiones Baedecker», denominadas así por la guía turística utilizada para
Hamburgo bombardeados durante el otoño de 1943 se convierten así en "la
seleccionar los blancos. Las ciudades medievales de Exeter, Bathy York son
vanguardia de la venganza [Avantgarde der Rache] "}^Ln prensa popular b ri •
bombardeadas. L a radio alemana anuncia, triunfante: "Exeter era unajoya:
tánica, por su parte, anuncia irónicamente en primera plana que "Hamburgo
In hemos destruido.» Los bombardeos ingleses han tocado los símbolos de la
ha sido hamburguesada".^*'^
Kuhur, la herencia arquitectónica y artística de u n pasado al cual el naciona-
De esta forma, se crea una situación paradojal en la cual la guerra de lo;- lismo alemán, no sólo el nazismo, le profesa un verdadero culto. Han golpeado
Aliados para liberar a los países ocupados por las fuerzas del Eje toma el as en su centro el principio mismo de "protección de la patria" (Heimatschutz)
pecto de una guerra contra las poblaciones civiles, que aceptan con resig ijue, luego de la Gran Guerra, había sido investido de un carácter sagrado por
nación las pérdidas y las destrucciones como una consecuencia inevitable parte de los responsables de la política cultural alemana (Max Dvorak lo
del conñicto. La memoria colectiva conserva el recuerdo de los combates había teorizado en 1916 en su Katechismus der Denfcmahip/lege"')- L a res-
épicos y feroces del desembarco aliado en Normandía, en junió de 1944, puesta por lo tanto debe estar a la altura de la ofensa sufrida.
que desemboca, algunas semanas después, en la liberación de París e inicia
E l cultural hon^hing aliado prosigue y se intensifica a lo largo del conflicto,
la fase final de la guerra del Oeste. Lo cierto es que que el número de las vícti-
sin que prácticamente ninguna ciudad permanezca a salvo, desde Wupper-
mas civiles de los bombardeos que preceden o acompañan el desembarco su-
lal, importante centro induslnal de Renania, hasta Würzburg, pequeña ciu-
pera el de los soldados caídos en combate en las playas normandas (el pueblo
dad histórica bombardeada en marzo de 1945, aun cuando su destrucción
de Portel, en el Pas-de-Calais, ya había sido destruido en septiembre de
no representaba ninguna ventaja estratégica. Durante la noche del 10 de
1943, durante un bombardeo destinado a probar las defensas alemanas que
marzo de 1943, la Biblioteca nacional de Munich pierde quinientos m i l vo-

Giulio Douhel, ¡Idominio deWaria, Roma, 1921. Ver Sven Lindqvist, Maintenanttu es mort: le sihlc
des fcombes,Paris,Ser]Kniaplumes, 2002,section 104.
' V e r Christophe Beaudufe, VÉti 1944. Le sacrijke des Normands, París, Perrin, 1994; también Ga-
Cf. lan Kershaw, Le Mythe Hitler Image el téalitésous le Troiséme Reich, París, Flammarion 2006 n
liriele Ranzato, "Guerre totale e nemico totale", enMarcello Flores {ed.),Stona, \eritá,^ustim. Icrimini
252-253. • •!
ddXXesecolo, Milán, Bruno Mondadori, 2001 ,p. 75.
Citado por Jórg Friedrich, DerBrand, op. di., p. 481.
" ' Gf. Miles Glendinning, "The Conservation Movement: a Cult of the Modem Age", Rqyal Hislorical
"'Stephen Ganett, Eííiics andAirpowerin World Warll, op. át. p. 103.
Stíciety Transactions,6/13,2003,p. 359-376.

118
Enzo Traverso A sangre y fuego

lúmenes ( 2 3 % de s u patrimonio) a causa del incendio provocado por U).i derna», integrándolo así al derecho consuetudinario.'^^* E n otras palabras, la
bombardeos. Seis meses más tarde, la biblioteca universitaria de Hamburgo masacre de los civiles es implícitamente admitida como una fatalidad de la
pierde entre las llamas seiscientos veinticinco m i l volúmenes. De los cua- guerra total. Si el silencio aliado sobre estos crímenes, considerados como el
renta millones de libros existentes en las bibliotecas públicas alemanas, premio a pagar por una guerra justa, no es difícil de explicar, el silencio ale-
treinta millones son enterrados para escapar a esta furia devastadora. De los mán tiene razones más complejas. Puede verse allí u n síntoma de lo que Karl
diez millones que permanecen sobre los anaqueles, ocho son devorados por Jnspers denominó, en 1945, la "cuestión de la culpa alemana"^''^ (deutsche
el fuego .•^'^ Las bombas deben sepultar a la sociedad civil alemana baj o una Schuldjrage). Nohayque descartar, como losugiere W G . Sebald, que "mu-
montaña de ruinas y hacer tabla rasa con su cultura. E l nihilismo, que había chos de aquellos que habían sufrido los ataques aéreos, pese a toda su cólera
hecho s u primera y espectacular aparición durante las quemas de libros o r- Impotente ante a esta locura evidente, hayan visto en las gigantescas hogue-
ganizadas por Goebbels en mayo de 1933, encuentra de esta forma s u epí- ras [...] u n castigo justo, si no incluso la represalia de una instancia superior
logo, en el apogeo de la guerra civil europea. L a destrucción de las ciudades, contra la cual no existe r e m e d i o " . E n otras palabras, es posible que las lla-
con sus catedrales, sus monumentos, sus obras de arte y sus bibliotecas, se les mas que devoraban las catedrales alemanas hayan traído a la memoria aque-
aparece a numerosos observadores como una suerte de ineluctable Némesis. llas que surgían de las sinagogas, el 8 de noviembre de 1938, durante la Noche
E n sus discursos a los alemanes transmitidos por la B B C , Thomas Mann no de los Cristales Rotos. Y que las filas de los sin techo empobrecidos hayan
puede evitar lamentarse por la destrucción de Lübeck, su ciudad natal, pero hecho recordar aquellas, todas disciplinadas y organizadas (pero sin ninguna
recuerda Coventry y concluye que "todo debe pagarse".^" solidaridad por parte de los observadores al borde de las rutas), de los judíos
E n Gran Bretaña, son pocos quienes se oponen a esta política de extermi- encaminados hacia las estaciones, desde donde eran deportados a los cam-
nio de la sociedad civil alemana. Se trata sobre todo de representantes de las pos de la muerte.
Iglesias, como los obispos de Nueva York, de Canterbury y de Chichester, de
algunos diputados laboristas y de militantes pacifistas aislados, además de
de algunos intelectuales como el dramaturgo Bernard Shaw, el filólogo G i l - Desarraigar
bert Murray y el escritor Vera Brittain, el cual definió a los bombardeos como
u n "carnaval de muerte" E n la ocasión en que, para responder a las inte- Si los dos conflictos mundiales mostraron desde el principio caracerísti-
rrogaciones parlamentarias presentadas tanto en la Cámara de los comunes cas de guerra civil se debe a que fueron conducidas como guerras totales. Sur-
como en la Cámara de los Lores, el jefe del Bomher Command, sir Arthur H a - gido en 1915, este término se generaliza rápidamente en todas las lenguas
rris, pronuncia una conferencia titulada " L a ética de los bombardeos", el re- occidentales antes de ser consagrado por la obra homónima del general ale-
verendojohn Collins, su capellán, se limita a señalar que " E l bombardeo de mán Erich Ludendorff, veinte años más tarde. La guerra total supera por de-
la ética" hubiera sido u n título más apropiado.^" Pero estas voces resultan finición los límites de una guerra clásica para invadir el espacio de la sociedad
aisladas. E n Núremberg, a fin de despojar de todo argumento a una eventual civil, tradicionalmente excluida del dominio militar No se combate ya sola-
defensa alemana, el fiscal norteamericano Telford Taylor presenta al bombar- mente sobre las líneas del frente sino también sobre la retaguardia. Los sub-
deo aéreo de las ciudades como "una parte reconocida de la guerra mo- marinos llevan el combate a los mares y los bombardeos aéreos impactan
sobre las ciudades. Todo el continente se convierte en teatro de las operacio-

"^Jórg Friedrich, DerBrand, op. cit., p. 539.


"^ftiá.,p.l82.
Citado enSven Lindqvist, MainUnanttu es morí, op. cit., section239.
'"CÍSl£phenGamtl,EthicsandMrpowerInternetWorldWar¡Iop cit p 124 Karljaspers, la CMlpahilitéalkmande,Varis, Éditions de Minuit, 1990.
"'M..P.97. " " W G. Seh3\d,Deladestructioncommcélémenlde¡'histoirenaturelk,op. dt.p. 25.

120
Enzo Traverso A sangre y fuego

nes militares: los civiles son implicados en los conflictos, tanto al prod u . 11 mil y ochocientas mil personas.^"^ Lasciudades cercanas al frente se convier-
para el ejército como al transformarse en blanco de las bombas enemigas I i Ir 11 rápidamente en objetivos militares; son sometidas a bombardeos intensivos
guerra se convierte de esta forma, escribe Ludendorff, en una "lucha poi 1.1 y H menudo destruidas, como mostraba con gran detallismo Ernst Friedrich, en
existencia», lo que constituye para él su verdadera "justificación ética" ' ' I Ü 2 4 , en su panñeto pacifista ¡Guerra a laguerraP^^ Las poblaciones de los terri-
Durante la Primera Guerra mundial, las economías se transforman enecoi n > torios ocupadosson con frecuencia obligadas a realizar trabajos forzados, mien-
mías de guerra, poniendo en cuestión los postulados liberales del "lais 1 1 I rus que los residentes de países enemigos son percibidos como una potencial
faire". Los obreros se convierten en "milicianos del trabajo" activosen la i c "t(UÍntacolumna"yrecluidosdebidoasu condición de extranjeros indeseables.
taguardia y las mujeres entran masivamente en la producción en nombre di I S<' asiste así a las primeras formas de traslados forzosos de poblaciones por parte
deber patriótico, reemplazando a los hombres enrolados. La cultura se traii.s (Ir los ejércitos de ocupación en Francia, en Bélgica y enla Galicia habsbúrgica.
forma en propaganda, la prensa ilustrada y el cine son colocados bajo el con- I ii guerra contra los civiles, resaltan Stéphane Audoin-Rouzeau y Annette Bec-
trol de los gobiernos para defender la Unión sagrada. Los gobiernos crean kr r, "es una verdadera guerra cuyos objetivos no difieren de los de la guerra que
oficinas de propaganda en las cuales trabajan intelectuales en "uniforme", N" lleva adelante en los campos de b a t a l l a " . H a c i a el final del conflicto, nadie
como los historiadores Arnold J . Toy nbee en Inglaterra y Gioacchino Vol pí- IH )dfa ignorar hasta qué punto las sociedades europeas habían sido conmovidas
en Italia. Desde 1792, la lógica de la guerra es la de la movilización nacional. I >i)r este gigantesco trauma: una generación entera había sido abatida en las trin-
La "Unión sagrada», subrayajohn Horne, no es masque una "tentativa de se • I I leras; las naciones estaban empobrecidas, los Estados endeudados, las élites
cularización de la idea de cruzada".^'^'^ Pero 1914 cruza u n umbral en esl.i lu istocráticas mermadas, las relaciones comerciales y diplomáticas destruidas,
"nacionalización" de la guerra -asunto de los pueblos y no ya solamente lil- lossistemas políticos profundamente quebrantados y, en varios países, los regí-
las dinastías-y en la contaminación del dominio civil por el militar. E n este menes gobernantes desafiados por movimientos insurgentes.
sentido, la guerra total se impone sobre el conjunto del continente como u i 1.1 Es en medio de este clima de guerra que, dentro del Imperio otomano en de-
guerra civü. No porque oponga fuerzas enemigas pertenecientes a una misma cadencia, el régimen turco lleva acabo el genocidio de más de un millón de ar-
comunidad política, a u n mismo Estado, sino porque afecta profundamente menios sospechados de actuar como "quinta columna». Una larga historia de
a las sociedades civiles de todos los países involucrados. E s por eso que Alc- pe rsecuciones encuentra su epílogo trágico en el contexto de una guerra total
xandre Koyré veía la guerra moderna, a causa de los trastornos sociales, eco- (jue radicaliza al nacionalismo turco y transforma su hostilidad hacia las mino-
nómicos, políticos y demográficos que provoca en la ciudad, como una rías alógenas en un proyecto de exterminio. Los armenios son acusados de estar
"especie de revolución".^"' aliados al enemigo ruso en su calidad de cristianos, y de ser solidarios con sus
Es la naturaleza misma de los medios de destrucción modernos lo que pul- connacionales del ejército zarista. Las formas y los medios de este primer geno-
veriza la distinción hasta entonces normativa entre combatientes y civiles. En cidio del siglo X X son arcaicas, pero su implementación procede del contexto
1914, los imperios centrales son golpeados por el bloqueo económico que, al lie crisis, de violencia generalizada y de acostumbramiento a la muerte en masa
término del conflicto, habrá costado la vida de un alto número de civiles alema- creadoporla guerra total.'^**'A causa de su rol social, económico y cultural den-
nes; la cil ra oscila, según diferentes estimaciones, entre cuatroscientos veinlicua-
'"'Cf.JonathanGlover,Humaniíy. A Moral fíistoryD/ílieTu'eníie£ÍiCeníury,Londres,Jonathan Cape,
1999,p.65.
Emst Friedrich, Kriegdem Kriege, Munich, DVA, 2004.
"^Erich Ludendorff, DeríotaleKneg, Munich, Ludendorff Veriag, 1935. Q . HansUlrichWehlcr ^"Stéphane Audoin-Rouzeau y Annette Becker, 14-18. Reírouverlaguerre, París, Gallimard, 2000,
«"Absoluter" und "totaler" Krieg. Vom Clausewitz zu Ludendorff», Polltische Vierteliahresschnft h
X, 1969, R 220-248. ^ ^' Cf. Jay Winter, "Under Cover of War. The Armenian Genocide in the Context of Total War», en Ro-
^*'Cf.John Horne, "Lescivilset la violence deguerre»,ÜJ Vwkncedeguerre, op. cit., p. 142. ben Gelatelly, Ben Kiernan (ed.), Cenocide. Mass Murderin Historical Perspeclive, Cambridge, Cam-
^^'Alexandre Koyré, LaCmquiéme Co/onne, París, AUia, 1997, p. 33.
bridge University Press, 2003, p. 189-214

122 123
Enzo Traverso A sangre y fuego

tro del Imperio otomano, los armenios constituyen uno de los obstáculos mAs primera oleada huyendo de los comunistas de Béla K u n , una segunda inten-
importantes para el proceso de homogeneización nacional impulsado p o n í lundo escapar de la represión del mariscal Horthy. Los desplazamientos cru-
movimiento de losjóvenes Turcos. Se trata del primer genocidio perpetrado c 11 zados de población y los éxodos forzosos no son menos importantes en el ex
nombre del nacionalismo moderno, acta de nacimiento de un Estado-nación Imperio otomano. El tratado de Lausana (1923) decide la expulsión de más
de tipo occidental en reemplazo de un antiguo imperio multinacional. lie un millón de griegos ortodoxos residentes en Turquía y de cuatrocientos
Una lógica análoga preside las vastas operaciones de limpieza étnica c| uc mil turcos residentes en Grecia. País que se ve invadido por una oleada de re-
tienen lugar en Europa central y en los Balcanes al final de la guerra. Esta ul- I ugiados, que conforman a partir de ese momento la cuarta parte de su pobla-
tima - H a n n a h Arendt lo mostró en Los orígenes del totalitarismo- da origen u ción, haciendo que la de Atenas y Salónica se duplique. E n virtud del tratado
una nueva categoría de personas sin ciudadanía y sin derechos: los refugia- ele Neuilly (1923), cincuenta y dos m i l personas abandonan Bulgaria con
dos y los apatridas (statelesspeople). La legitimidad de que podía valerse el destino a Grecia y treinta mil hacen el camino inverso. Más de trescientos m i l
orden europeo anterior a 1914 no era nacional sino, salvo excepciones, d i - armenios que han sobrevivido al genocidio abandonan Turquía durante los
nástica e imperial. L a legitimidad de los Estados surgidos de su derrumhi- artos posteriores al fin de la guerra. Puesto que muchos refugiados han sido
está lejos de corresponder, especialmente en Europa central, al crisol reli- desnaturalizados por su Estado de origen-una práctica iniciada por Alema-
gioso, étnico, lingüístico y cultural de sus poblaciones. Numerosas son las nia y luego seguida por la Rusia soviética respecto de los emigrados blancos-,
minorías que no encuentran lugar dentro del nuevo sistema político basad (> la Sociedad de Naciones crea a partir de 1921 u n Alto Comisariado de los re-
sobre el modelo del Estado-nación. E l estallido del viejo dispositivo de las re- fugiados, presidido por el noruego Fridtjof Nansen, para otorgar documen-
laciones internacionales intensifica las crisis de la posguerra, provocando los a los "apatridas», cuya ayuda recaerá especialmente sobre aquellos de
una mezcla explosiva de guerras civiles y de revoluciones. A diferencia de sus origen ruso y armenio. A esta masa de Heimatlosen se añadirán, a partir de
predecesores de los tiempos de las guerras reUgiosas - l o s hugonotes acogí - 1933, los judíos que huyen de la Alemania nazi, pronto seguidos por los de
dos por la Europa protestante-, los apatridas del siglo X X se encuentran Austria y Checoslovaquia, cuyo número alcanzará cerca de cuatrocientas
s o l o s . U n a de las consecuencias de los tratados de paz que, a partir de cincuenta m i l personas al principio de la Segunda Guerra m u n d i a l . E n
1919, sancionan la disolución de los imperios centrales, es el desplaza- 1939, u n número semejante de republicanos españoles cruza la frontera
miento forzoso de casi diez millones de p e r s o n a s . A l r e d e d o r de u n millón francesa.^^^ Este inmenso trastorno es el producto de una crisis europea en la
de alemanes son expulsados de los territorios arrebatados al antiguo Imperio cual la reformulación de las fronteras confirma el resultado de los enfrenta-
prusiano (Posnania, Pomerania, alta Silesia) o huyen de los países bálticos in- mientos políticos y de las guerras civiles.
mersos en la guerra civil. Dos millones de polacos son desplazados y repatria- Para Hannah Arendt, el surgimiento de los apatridas, estos individuos
dos dentro de las fronteras del Estado nuevamente creado fuera de su tierra desprovistos de reconocimiento y de protección legal, revela una paradoja
natal. La guerra civil en el ex imperio zarista provoca el éxodo de más de dos de la modernidad. Encarnan la humanidad abstracta postulada por la filo-
millones de rusos y ucranianos. A semejanza de Rumania, de Checoslova- sofía de la Ilustración y, al mismo tiempo, son personas fuera de la ley, no
quia y de Yugoslavia, Hungría recibe cientos de miles de sus connacionales porque la hayan transgredido, sino simplemente porque no hay ninguna
provenientes de los países surgidos de la disolución del Imperio habsbúr- ley susceptible de reconocerlos como ciudadanos. " L a transformación del
gico, mientras que otros abandonan Budapest a causa de la guerra civil, una Estado de instrumento de la ley en instrumento de la nación", escribe, ha
creado una situación inédita en la cual los apatridas no solamente han per-

Hannah Arendt, Les Origínesdu lolalitansme, op. cit., p. 561.


'"'LosdatosmdicadosabajoestánextraidosdeMichaelMarrus.77ieUnwanted.£uropeanRefue^^^ ^88Cf.HerbertStrauss(ed.)Jewishímmigran[so/íheNa2ÍPeriodinthei;SA,6vol.,Munich,Saur,1987.
the Twentieth Century, New York, Oxford University Press, 1985. Cf. Paul Preston, A Concisc HiüoryoJ theSpanish Civil War, op. at., p. 107, cap. 9.

125
A sangre y fuego
Enzo Traverso

Evidentemente, es la Segunda Guerra mundial la que revela de manera


dido SU patria, sino que ya no están en condiciones de obtener una nueva "11
lena su carácter de guerra contra los civiles, constituyendo éstos alrededor de
primer golpe asestado contra los Estados-naciones con la llegada de cientos

f
de miles de apatridas fue que el derecho de asilo, el único derecho que alguna H mitad de sus víctimas (veinticinco millones sobre u n total de cuarenta y
vez había figurado como símbolo de los Derechos del hombre en el dominio hü). Asimismo, entre 1939 y 1948, al menos cuarenta millones de perso-
de las relaciones internacionales, fue abolido".^'" Una condición que, por sson desplazadas a causa de las deportaciones, del terror y de los cambios
una ironía de la historia, parece dar la razón a un conservador como Edmund el trazado de las fronteras. Los primeros traslados forzosos de poblaciones
Burke. Ya en 1790, en efecto, éste había criticado como una abstracción vacía producen luego de la división de Polonia y de los países bálticos entre la
de sentido la noción universal de humanidad elaborada por la filosofía de la iSS y el Tercer Reich, en 1939. Dos años más tarde, la ofensiva alemana
Ilustración, con sus "derechos naturales», a los cuales él oponía los "derechos ntra el Estado soviético es concebida por Hitler como una campaña de c o -
de los ingleses", es decir, los privilegios de la aristocracia británica, bien con- lización germánica de Europa oriental—la primera conquista del Lebens-
cretos y transmitidos como herencia de una generacióna otra.'^" E n su con- r uum, el "espacio vital"— que conllevaba la deportación y luego la eliminación
dición de "fuera de la ley", expulsados de la humanidad en la medidaen que (le varios millones de eslavos a través del hambre. Polonia no es solamente
están privados de derechos políticos, los apatridas a menudo son recluidos vencida; debe desaparecer como entidad nacional, a través del exterminio de
en campos. Y esta reclusión de u n grupo humano cuya única falta reside e n su élite política, miUtar e intelectual. E n esta guerra, las víctimas civiles no
existir sin pertenecer a una comunidad política, más precisamente a una en- constituyen "daños colaterales", sino blancos cuya destrucción es planifi-
tidad política, prosigue Hannah Arendt, fue el primer paso, en la Europa de cada. La reordenación de los territorios conquistados implica gigantescas
los años treinta, de un proceso que condujo a estos individuos "superfluos" operaciones de limpieza étnica, con traslados forzosos de las poblaciones es-
hacia los campos de exterminio nazis. "Antes de hacer funcionar las cámaras lavas y la reinstalación de grupos de "alemanes de pura cepa" (Volksdeutsche).
de gas, los nazis habían estudiado cuidadosamente la cuestión y descubierto E l exterminio de los judíos se inscribe, con sus características específicas, en
para su gran satisfacción que ningún país reclamaría a esas personas. L o que este vasto proyecto que prevé también una reducción de la población eslava
es necesario saber es que una situación de completa privación de derechos mediante la desnutrición. E n el otoño de 1941, cuando la ofensiva alemana
había sido creada mucho antes de que el derecho mismo de vivir fuera im- contra la URSS se encuentra en su punto de apogeo, Góring prevé que el
pugnado". hambre aniquilará entre veinte y treinta millones de ciudadanos soviéticos
en los territorios conquistados por la Wehrmacht durante el curso del i n -
Esta reflexión de Arendt sobre el destino de los apatridas descubre las pre-
vierno siguiente .^"^^ Los prisioneros de guerra soviéticos, por su parle, son re-
misas del genocidiojudío en el contexto creado por la Gran Guerray la dislo-
cluidos en campos que funcionan como centros de exterminio lento, cuando
cación de Europa. Pero también hay, en la aparición repentina de esta masa de
no son inmediatamente ejecutados (en Kaputt, Malaparte evoca uno de estas
apatridas en el escenario de la historia, u n síntoma de la guerra civil europea.
operaciones en las cuales las víctimas son seleccionadas a través de una
E n su condición de "fuera de la ley" excluido de la comunidad política, el apa-
prueba de lectura: sólo los semianalfabetos son mantenidos con vida^''*).
trida comparte ciertos rasgos con el enemigo en la guerra civil, con la diferencia
de que, no siendo un beligerante, su estatus de "fuera de la ley", sin protección, Si los tratados de paz de 1919-1923 habían reformulado el mapa político
lo condena apriorial rol de víctima. Es por eso que se convierte en una figura de Europa, las potencias victoriosas procedieron en 1945 a u n retoque
emblemática de la crisis europea que tiene su punto de partida en 1914. mucho más drástico de las fronteras, intentando homogeneizar en el plano

Cf. Gólz Aly, "Endlósung", Volkcrschiebung und der Mord an den europaischcnjuden, Francfort del
' Hannah Arendl, Us Ori^nes du totalUarisme, op. cit., p. 5 78.
Meno,Fischer,lQq'5,p.285.
EdmundBurke, Re/!exioris sur/a Révo/uíiondeFrana,Hachette,Paris,1989,p. 42-43
ttmnáhAKndl,lj:sOriginesdutotalitarisme,op.cit.,p.598. ' ' ' ' í ^'^Curzio Malaparte, Kapu£í,op. di., p. 208-209.

126
A sangre y fuego
Enzo Traverso

IN unidad cultural del mundo germánico, más allá de sus fronteras políti-
étnico vastos territorios. Versalles había reconocido el desmoronamiento (Ir
|«i, lu ndada sobre la lengua y la presencia de minorías germanófonas en u n
los imperios multinacionales y había dado origen a u n conjunto de Estac lo-,
•Ko espacio extendido desde Kónisberg a Trieste .Junto a esta forma de pan-
que reivindicaban con fuerza su carácter nacional pero que no poseían, a ii li-
•rniunismo cultural, defendido por KarlJaspers en su correspondencia con
ñudo, más que una homogeneidad nacional y hngüística muy endeble. I 11
Mmiiinh Arendt^^®, encontramos otra variante, inevitablemente cargada de
Postdam, los vencedores buscaron hacer coincidir las fronteras nacionales y
Ulirt Inerte connotación nostálgica luego de 1948, que identifica Mitteleuropa

(
las fronteras poUticas a través de los traslados forzosos de poblaciones. 1 ,\
n la herencia del Imperio habsbúrgico, multinacional y cosmpolita,
guerra rediseña a fondo no solamente el mapa político, sino también el ma|);i
lUcsto a una Alemania monolítica fundada en el Volk germánico. Es el mito
etnográfico del continente, sobre todo en la parte central y oriental. Esta vasi ;i
b.sbúrgico, el cual ha encontrado sus intérpretes literarios enjoseph Roth
campaña de limpieza étnica se traduce, entre 1945 y 1948, en la expulsión
y I lias Canetti, y sus historiadores en Frangois Fejtó y Claudio Magris.^''
de quince millones de alemanes: siete millones de la Silesia, de Pomerania y
pílUro de esta visión, Europa central aparece como u n espacio de identida-
de Prusia oriental; tres millones de los Sudetes; dos millones de Polonia y de
drs plurales, compartido por el mosaico de pueblos enclavado entre Rusia y
la URSS; dos millones setecientos mil de Yugoslavia, de Rumania y de Hun-
Alrinania. E n otras palabras, es una encrucijada de culturas germánicas y es-
gría. Esto permite la formación de una Polonia homogénea en el plano nació
Irtvas, pero también latinas (Rumania, Trieste), y de religiones diferentes
nal y la anexión de Prusia oriental a la URSS. E l éxodo había comenzado e 11
(piolestantes, católicos, ortodoxos, judíos y, en sus márgenes, musulmanes).
1944 con la entrada del ejército rojoen los territorios del Rrích alemán. Según
Ahora bien, ninguna de estas diferentes concepciones de Mitteleuropa sohre-
el diplomático americano George Kennan, que se dirige a la zona en 1945, "i'l
Vlvió a los estragos de la guerra civil europea. Los tratados de paz firmados al
espectáculo era el de u n país totalmente arruinado y destruido; de una puní a
llnal de la Gran Guerra "nacionalizaron" países cuya identidad misma prove-
a la otra, era muy difícil percibir un signo de vida".^*^ Polonia, que contaba con
nía de su diversidad. Luego de 1945, la idea de Mitteleuropa sufrió u n eclipse
un tercio de población no polaca en 1939, pasar a ser polaca en un 97% a par-
ti I )arti r de la desaparición de sus pilares: la anexión de Prusia oriental a Polo-
tir de 1948. Rumania, que se había transformado en u n Estado multinacional
nia y a la URSS, la expulsión de las minorías alemanas, el fin de las "pequeñas
luego de la Primera Guerra mundial, no conserva ya, luego de la segunda, más
naciones" multiétnicas del área danubiana, y sobre todo, el exterminio de los
que una minoría consistente, la de los húngaros. Checoslovaquia, que con-
Judíos, su verdadero cemento cultural.
taba con un 2 3 % de alemanes en 1939, casi no tiene ninguno hacia 1948.
E l fin de Müteleuropa fue una de las consecuencias de la guerra civil euro-
pea.^*'' Este concepto vehículo siempre múltiples significados a lo largo de su
historia. E n u n principio, la idea geopolítica de una Grossdeutschland como
potencia dominante en el corazón del continente, según la visión elaborada
por Friedrich Naumann durante la Primera Guerra mundial.^*^ Luego, la idea

Citado por Michael Marrus, The Unwanted, op. cií., p. 301; ver también Alfred M. de Zayas, Nemesis
at Potsdam.op. cit., p. 60. -llannahArendt,KarlJaspers.Correspondan«,]926-1969,Pans,Payot 1995 p. 1 4 3 - 1 ^
Cf. Mark Mazower, Le Continent des ténéhres. Une histoire de l'Europe au XXe siécle, op. cit., p. 223- '«ÍTancoisFeit6,Requ>empourunempiredé/unt.Hisíoiredeladestruct>ondelAutnche-Hon^^^
229. Vu,l 1988 C audioMagris,Danube,GalUmard,Pans, 1986.Vertambiénlasrtflexionesfun^^^^
Sobre la historia del concepto de Mitíe/ewropa, cf. Jacques Le Rider, La Mitteleuropa, París, Presses
Universi taires de France, 1994, y sobre todo Alexandra Laignel-Levastine, Espriísíi'Europe. Autourde rsS¿Bibo,M,sf::despe,>tsÉtatsdel'Europedel^
CzeslawMislosZiJanPalocka, IslmnBibo, París, Calmann-Levy, 2005.
••|;üccidentkidnappéoulairagédiederEuropecentrale»,LeDébat,n 2 7 , 1 9 8 3 , p . 3 - 2 ¿ .
129
128

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