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IESE

Universidad de Navarra
Barcelona-Madrid

0-399-040
ASEN-214
Rev. 2/04
Documento de consulta gratuito para el uso exclusivo del/a Prof. Oscar Neira Cuadra, 2013-06-28

LA CONTABILIDAD NACIONAL
Y EL CUADRO MACROECONOMICO

Introducción

La importancia de medir los resultados económicos de un país a nivel agregado es


evidente, tanto para conocer su situación como para poder extraer de esta información
indicadores relevantes para las decisiones empresariales. Los procedimientos utilizados para
recoger esta información se estudian bajo la denominación de contabilidad nacional. La
razón es que están inspirados en principios contables.

La contabilidad nacional agrupa un conjunto de informaciones sobre la producción


nacional, la demanda y las rentas percibidas por los factores productivos. El cuadro
macroeconómico reúne de modo coherente y sistemático el conjunto de las magnitudes
macroeconómicas más significativas elaboradas por la contabilidad nacional.

En esta nota técnica se ofrece, en primer lugar, una explicación del flujo circular de
la renta –un modelo muy sencillo para entender las relaciones entre las principales
magnitudes–; seguidamente, se explican los diferentes procedimientos para medir el nivel de
actividad económica de un país, el modo de obtener los datos y las relaciones entre las
variables económicas.

1. El flujo circular de la renta

Trabajar con modelos sencillos puede ser muy útil para entender cómo funciona una
economía. Muchas conclusiones alcanzadas en modelos elementales siguen siendo válidas
cuando la vida se complica (aunque esto no vale para todos los casos).

Esta nota técnica se basa en la ASEN-95, preparada por el profesor Jordi Canals en febrero de 1989, y
actualizada por el profesor Antonio Argandoña en marzo de 1999. Revisada en febrero de 2004.
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Ultima edición: 9/2/04


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Al observar un país desde el punto de vista económico, lo primero que llama la atención
es una multiplicidad de agentes haciendo cosas. Si nos quedamos con esa multiplicidad, los
árboles no nos dejarán ver el bosque: es necesario simplificar. El modelo que vamos a introducir
se forma agrupando los agentes de una economía en agregados que presentan caracteres
comunes. Por ejemplo, las familias son muy distintas entre sí, pero (casi) todas tienen al menos
dos caracteres comunes: poseen recursos necesarios para la producción de bienes y servicios
(trabajo, capital, tierra y otros factores) y consumen bienes y servicios. Podemos, pues, agrupar a
las familias del país en un conjunto al que atribuimos esos dos caracteres: propiedad de los
recursos y consumo de bienes y servicios.
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La producción corre a cargo de las empresas, que presentan, al menos, dos


caracteres comunes: utilizan los recursos productivos que les proporcionan las familias y
producen los bienes y servicios que las familias compran.

El siguiente paso consiste en relacionar las familias con las empresas. Ambas se
encuentran, primero, en los mercados de factores, en los que las familias alquilan o venden a
las empresas el uso de los recursos productivos a cambio de las correspondientes rentas
(salarios, alquileres, intereses, dividendos, etc.), que las empresas pagan en dinero. Se
produce, pues, un flujo de servicios productivos de las familias a las empresas (la línea de
trazo discontinuo en la Figura 1), y un flujo de dinero, en sentido contrario, de las empresas a
las familias (la línea de trazo continuo).

Con las rentas recibidas, las familias acuden al mercado de bienes y servicios para
adquirir lo que necesitan para su consumo. Se produce así otro par de flujos, uno de bienes y
servicios de las empresas a las familias (línea de trazo discontinuo), y otro de dinero de las
familias a las empresas.

La Figura 1 resume este modelo de la economía que, pese a su sencillez, nos sirve ya
para sacar algunas conclusiones interesantes. En primer lugar, el flujo está siempre
equilibrado. Para comprobarlo, supongamos que las empresas esperan pagar 80 por los
factores que compren, y vender bienes y servicios por valor de 100. ¿Significa esto que el
flujo está desequilibrado? No: simplemente, las empresas esperan obtener un beneficio de 20.
Pero las empresas son propiedad de las familias (en nuestro modelo no puede ser de otro
modo, incluso aunque algunas empresas sean propiedad de otras empresas). Por tanto, ese
beneficio será también una renta de la familia propietaria de la empresa. De ahí se deriva la
segunda conclusión: el gasto es igual a la renta (de otro modo, ¿cómo podrían las familias
pagar 100 a las empresas si sus rentas han sido sólo de 80?).

El problema se puede complicar, pero la conclusión será siempre la misma.


Supongamos que las empresas se proponen producir por valor de 100, lo que significa que
deben pagar a las familias unas rentas de 100 por la compra o alquiler de factores productivos
(incluyendo los beneficios), porque el valor de lo producido es igual al valor de las rentas
pagadas a los que han contribuido a la producción (incluidos los beneficios). Pero las familias
deciden consumir sólo por valor de 90. ¿Cómo podrán pagar las empresas unas rentas de 100
con unos ingresos de sólo 90? Lo que ha sucedido es que ahora las familias dedican 10 al
ahorro, tal como se ve en la Figura 2 (en adelante prescindimos de las líneas discontinuas –de
bienes, servicios y recursos– y nos fijamos sólo en las continuas –de dinero). Este ahorro lo
ponen a disposición de las empresas, prestándoselo a través de los intermediarios y mercados
financieros. Y de este modo, las empresas acaban teniendo ingresos suficientes para pagar las
rentas de 100: 90 los obtienen de la venta de bienes y 10 mediante crédito de los intermediarios
o mercados financieros, con el que llevan a cabo una inversión en inventarios.
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Figura 1
Recursos de producción
(flujo físico)

Rentas
(flujo monetario)
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Empresas Familias

Gastos
(flujo monetario)

Bienes y servicios
(flujo físico)

Figura 2

Rentas

Empresas Familias

Gastos

Inversiones Ahorros
Mercados
financieros

Volvamos a la situación original y supongamos, finalmente, que las empresas desean


llevar a cabo una inversión en bienes de equipo e instalaciones por valor de 15. Si las
familias no disponen de más factores productivos, no queda otro remedio que convencer a
las familias de que ahorren por valor de 15 y reduzcan su consumo a 85; de este modo se
liberarán factores productivos por valor de 15 con los que fabricar los bienes de equipo. Las
empresas ofrecerán a las familias la promesa de unos pagos futuros más altos, en concepto de
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intereses por los fondos ahorrados. En la Figura 2, las rentas pagadas sumarán 100 (85 por los
factores empleados en la producción de bienes de consumo y 15 por los empleados en la
fabricación de bienes de equipo); el gasto de las familias será de 85, y su ahorro, de 15; y con
él se financiará una inversión igual a 15, que es la producción de los bienes de equipo.

A partir de aquí, el modelo se puede complicar cuanto se desee (Figura 3). Podemos
incluir al Gobierno, que cobra impuestos a las familias y a las empresas, y que lleva a cabo
transferencias a las familias (pensiones de jubilación, por ejemplo) y compras de bienes y
servicios a las empresas (maquinaria para hacer carreteras o bolígrafos para sus
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funcionarios). Dado que los ingresos y los gastos del Gobierno no tienen por qué coincidir, es
posible que éste acuda también a los mercados financieros para cubrir su déficit público.

Figura 3

Préstamos solicitados Ahorro de


por países extranjeros Países países extranjeros
extranjeros

Exportaciones Importaciones

Rentas

Ahorros
Empresas Familias

Gastos
Impuestos a Impuestos a
los negocios las personas Salarios y
Compras transferencias
gubernamentales gubernamentales
de bienes Gobiernos
y servicios

Préstamos al Gobierno

Inversiones Ahorros
Mercados
financieros

Finalmente, podemos añadir la existencia de otros países. Suponemos que las


empresas llevan a cabo importaciones y exportaciones (y que ambas no tienen por qué ser
iguales, lo que implica que la balanza comercial puede tener superávit o déficit). Además, las
familias pueden dirigir sus ahorros hacia el sector exterior, a través de los mercados financieros,
y las empresas y el Gobierno pueden recibir prestado de dicho sector (lo que implica una
balanza financiera, que deberá ser igual a la balanza comercial, pero con signo contrario).
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El resultado final será un modelo como el de la Figura 3. Lo importante de este


modelo es comprobar que los flujos están siempre en equilibrio, y que las entradas de cada
grupo de sujetos económicos son iguales a las salidas. Es decir, el producto es igual a la renta
e igual al gasto.

También merece la pena señalar que, dado el carácter cerrado del modelo, todos los
flujos están interrelacionados. Esto introduce restricciones importantes a las consecuencias
de una decisión económica. El lector puede analizar, por ejemplo, qué ocurrirá si, en la
Figura 3, las familias deciden reducir su consumo y, por tanto, aumentar su ahorro: puede
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comprobar que esto puede dar lugar a fenómenos tan distintos como un aumento de la
inversión de las empresas, un aumento de las exportaciones, un aumento de las compras de
bienes y servicios por el Gobierno o una reducción de las rentas de las familias. Del mismo
modo, puede verificar que un aumento de las transferencias del Gobierno a las familias puede
reducir las inversiones de las empresas, o aumentar el consumo de las familias, o aumentar el
ahorro procedente del exterior, etc.

2. El cálculo del producto interior bruto

2.1. Introducción

El producto interior bruto (PIB) es el valor de la producción final de bienes y


servicios en un país durante un período de tiempo determinado, a precios de mercado. El
PIB es, probablemente, la magnitud más relevante de la contabilidad nacional, porque se
supone que, cuanto mayor sea la producción de bienes y servicios, mayor será la renta
generada, el nivel de vida y el bienestar alcanzado por los ciudadanos.

Hemos señalado que el PIB es el valor de la producción de bienes y servicios: como


no tiene sentido sumar la producción física de libros con la de naranjas y servicios de alquiler
de automóviles, utilizamos una unidad común –el euro, el dólar, etc.– para poder sumar esas
producciones. Además, el PIB sólo incluye bienes y servicios finales, para evitar el problema de
la doble contabilización de aquellos bienes que no son finales, como las materias primas y los
productos intermedios. Así, el acero necesario para la fabricación de prensas hidráulicas ha de
contabilizarse sólo una vez (en la Sección 3 veremos cómo se evita la doble contabilización).
Asimismo, el PIB se calcula a precios de mercado o de venta al público, es decir, incluidos los
impuestos indirectos netos (como el impuesto sobre el valor añadido, IVA). Finalmente, el
cálculo se refiere a un período de tiempo determinado (un trimestre, un año, etc.): el PIB tiene
una dimensión temporal (es una variable flujo), a diferencia, por ejemplo, de la riqueza o
patrimonio, que no tiene esa dimensión, sino que está referida a un instante de tiempo (es una
variable stock). Ocurre aquí lo mismo que en las empresas: la producción está referida a un
período de tiempo, mientras que los activos o pasivos están referidos a un momento
determinado (las variaciones de los stocks sí tienen una dimensión temporal).

Para entender cómo se calcula el PIB de un país puede ser útil compararlo con el
valor de la producción de una empresa. Este puede analizarse desde tres puntos de vista: el de
las ventas, el de la producción y el de los costes. Del mismo modo, existen tres procedimientos
para determinar el PIB de un país, que arrojan el mismo resultado (véase la Sección 3).
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1) A partir del gasto efectuado por las empresas, las Administraciones públicas y
las familias –nacionales o extranjeras– en bienes y servicios producidos en un
país durante un período de tiempo.

2) Valorando la producción obtenida por las diferentes ramas de la economía:


primaria (agrícola, ganadera y pesquera), secundaria o industrial (incluyendo la
construcción) y terciaria o de servicios.

3) El procedimiento de las rentas consiste en contabilizar las remuneraciones


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percibidas por todos los que han participado en el proceso productivo. Estas
remuneraciones pueden ser de trabajo (sueldos y salarios) o de capital (dividendos,
intereses y alquileres).

Hemos dicho que el PIB es una medida monetaria de la producción final de un país.
Cuando el PIB se valora a los precios actuales o corrientes de los bienes y servicios finales,
estamos hablando del PIB nominal (o PIB a precios corrientes). Sin embargo, los precios
suelen variar de año en año, por lo que es necesario utilizar algún criterio que homogeneice el
valor del PIB. Se define así el PIB real, expresado en unidades monetarias constantes de un
año de referencia. Para pasar del PIB nominal al PIB real se utiliza el deflactor implícito del
PIB, un número índice que expresa la evolución del valor medio de los precios de los bienes
y servicios incluidos en el PIB, ponderados de acuerdo con la participación de cada bien o
servicio en el PIB del año actual.

En ocasiones, en lugar de hablar del PIB se utiliza el producto nacional bruto


(PNB). El PNB tiene en cuenta la producción o las rentas obtenidas por los factores
productivos que son propiedad de nacionales (o mejor, de residentes en el país), tanto si se
han obtenido dentro de él como en el extranjero. En cambio, el PIB tiene en cuenta la
producción llevada a cabo o las rentas percibidas dentro de las fronteras del país, tanto por
los residentes del país como por los no residentes. El producto nacional se refiere, pues, al
obtenido por los factores nacionales (residentes), y el interior al obtenido en el interior de
sus fronteras.

La diferencia entre ambos conceptos es la siguiente:

PNB = PIB + Rentas pagadas en el extranjero a factores nacionales (residentes) –


– Rentas pagadas en el país a factores no residentes

2.2. El cálculo del PIB a través del gasto

Los bienes y servicios producidos en un país pueden ser de consumo o de inversión.


Y sus compradores pueden ser el sector privado nacional (empresas y familias e instituciones
sin fines de lucro), el sector público nacional (las Administraciones públicas) y el resto del
mundo (exportaciones). Para atender a esa demanda se dispone de los bienes y servicios
producidos en el país (el PIB) y de los importados. Por tanto, el producto interior bruto de un
país será igual a la suma del gasto de consumo (privado y público), del gasto de inversión
(privado y público) y de las exportaciones menos las importaciones. Veamos qué incluye
cada uno de estos conceptos.

El consumo privado recoge el gasto efectuado por las familias (e instituciones sin
fines de lucro) en bienes y servicios, tanto en bienes de consumo ordinario (por ejemplo, ropa
y alimentos) como en bienes de consumo duradero (por ejemplo, lavavajillas o automóviles),
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a pesar de que los bienes duraderos se usan durante varios años. El único gasto efectuado por
las familias que no se incluye en este concepto es el realizado en la compra de viviendas, que
figura contabilizado como inversión.

El consumo público abarca la compra de bienes y servicios de consumo por las


Administraciones públicas. Incluye los sueldos de personal al servicio de las Administraciones
públicas, porque se considera que éstas no son directamente productivas, sino que adquieren al
sector privado los bienes y servicios que necesitan, incluyendo los servicios de las personas
que trabajan para la Administración (sueldos de funcionarios). Las Administraciones públicas
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incluyen el Estado y los organismos de la Administración central, las Administraciones


territoriales (autonomías, regiones, provincias, municipios, etc.) y las Administraciones de la
Seguridad Social, pero no las empresas de propiedad total o parcialmente pública, que en
la contabilidad nacional están junto con las empresas privadas (con algunas excepciones).

La formación bruta de capital es el nombre técnico que se da a la inversión en la


contabilidad nacional. La formación bruta de capital fijo de las empresas incluye los bienes de
equipo, las instalaciones y el software; la de las familias, la vivienda, y la de las
Administraciones públicas, la demanda de equipo e instalaciones (infraestructuras, por ejemplo).

Además de la formación de capital fijo, se incluye también en la inversión la


variación de existencias. La razón de esta inclusión es puramente convencional: hacerlo así
es útil para mantener las igualdades que se derivan de los tres procedimientos para calcular el
PIB. La acumulación de existencias significa producción que no se vende, si es positiva, y
ventas superiores a la producción, si es negativa. Para mantener el equilibrio entre el gasto
(consumo privado y público, más inversión privada y pública, más exportaciones menos
importaciones) y la producción, es necesario contabilizar esta variación de existencias como
una parte del gasto total y, en concreto, como inversión (como si las empresas que han
producido los bienes no vendidos «invirtiesen» en comprar sus mayores inventarios).

Obsérvese que lo que aquí llamamos inversión es la inversión real o física (es decir,
en bienes de equipo, instalaciones, viviendas, etc.), no la inversión financiera (adquisición de
acciones o títulos de renta fija). La inversión en capital humano (la capacidad productiva de
los ciudadanos) tampoco está recogida en la contabilidad nacional.

El stock de capital pierde valor a medida que pasa el tiempo, bien por su uso, bien
por obsolescencia. Por esta razón, a la hora de contabilizar la inversión hay que distinguir si
se ha descontado o no la correspondiente depreciación o amortización del stock de capital
existente. La inversión neta es la inversión bruta menos la amortización practicada por todas
las empresas en el período correspondiente. La inversión neta es, pues, un flujo de nuevo
capital, que se añade al stock de capital existente en un país. Del mismo modo, al restar la
depreciación del PIB se obtiene el producto interior neto (PIN). Si un país gasta íntegramente
su PIN, sin llevar a cabo nuevas inversiones netas, tendrá, al final del período, el mismo stock
de capital que al principio.

La suma de los componentes de la demanda procedentes de dentro del país (consumo


privado y público, inversión privada y pública) se llama demanda nacional. Para tener
completo el cuadro macroeconómico hemos de computar también la demanda exterior neta o
exportaciones netas, es decir, las exportaciones (ventas al extranjero de bienes y servicios
producidos en el país) menos las importaciones (compras de bienes y servicios al extranjero).

En resumen, podemos expresar el PIB desde el punto de vista del gasto mediante las
siguientes identidades:
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PIB = Consumo privado + Consumo público + Formación bruta de capital privado +


+ Formación bruta de capital público + Exportaciones – Importaciones =
= Demanda nacional + Exportaciones netas

Desde el punto de vista económico puede ser preferible presentar esa identidad de un
modo diferente. Detrás de cada una de las variables mencionadas hay diferentes agentes
económicos, que actúan con criterios distintos. Si suponemos que el consumo público y la
inversión pública se rigen por criterios similares –los que inspiran las decisiones de gasto de
las Administraciones públicas–, podemos agruparlos en una variable única, a la que
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llamaremos gasto público. De este modo, podemos definir el PIB del siguiente modo:

PIB = C + I + G + X – IM

donde C es el consumo privado, I es la inversión bruta privada, G es el gasto público (de


consumo e inversión) y X – IM es el saldo de las exportaciones netas (exportaciones, X,
menos importaciones, IM).

2.3. El cálculo del PIB a través de la producción

Este procedimiento consiste en calcular el valor del PIB a partir de la producción de


bienes y servicios finales de un país en el período considerado, obtenida en cada una de las
ramas de la economía. Al utilizar este procedimiento es necesario evitar cuidadosamente la
doble contabilización de los bienes intermedios, a la que ya hemos hecho referencia
anteriormente.

Para ello, puede ser útil considerar el concepto de valor añadido que, aplicado a una
empresa, es la diferencia entre el valor de sus ventas y el de las compras de primeras materias,
energía, bienes intermedios y suministros (el consumo intermedio). Se trata, por consiguiente,
de una medida del valor que una empresa (o una rama productiva) añade en su proceso de
producción.

Por tanto, de acuerdo con este procedimiento, el producto interior será:

PIB = Valor de la producción total – Valor del consumo intermedio =


= Valor añadido bruto a precios de mercado + Impuestos indirectos menos subvenciones =
= Valor añadido de la rama primaria + Valor añadido de la rama industrial +
+ Valor añadido de la rama servicios + Impuestos indirectos menos subvenciones

El valor añadido no se suele calcular a precios de venta al público, sino a precios de


coste (incluidos los beneficios de las empresas). Por ello, hay que añadir la última rúbrica
(impuestos indirectos, como el IVA, menos subvenciones a empresas), para que las cifras
obtenidas sean coherentes con las de las otras dos formas de estimación. Los impuestos
indirectos gravan la producción, las ventas o las importaciones, a diferencia de los
impuestos directos (sobre la renta, sobre beneficios de sociedades, cotizaciones sociales, etc.),
que gravan las rentas.

2.4. El cálculo del PIB a partir de las rentas pagadas

Este procedimiento consiste en contabilizar el valor total de las rentas percibidas


por todos los que han participado en la actividad productiva, bien aportando trabajo (medido
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por los sueldos y salarios brutos, incluyendo las cotizaciones sociales pagadas por los
trabajadores y los empresarios), bien aportando capital físico o financiero (que da lugar a
alquileres y rentas, intereses, dividendos y beneficios retenidos por las empresas). Para que
este procedimiento lleve a los mismos resultados que los anteriores, deben incluirse también
los impuestos indirectos y restarse las subvenciones pagadas por el Gobierno a ciertas
empresas.

Por tanto, el PIB, de acuerdo con este procedimiento, será:


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PIB = Sueldos y salarios +


Cotizaciones a la Seguridad Social +
Intereses +
Alquileres +
Beneficios +
Amortizaciones +
Impuestos indirectos netos (= Impuestos menos subvenciones)

Las dos primeras partidas de la lista anterior se llaman, en la contabilidad nacional,


«Remuneración de asalariados», y las cuatro siguientes, «Excedente bruto de explotación».

3. ¿Cómo se obtiene la información para calcular el PIB?

Después de definir el PIB y describir los tres procedimientos genéricos para calcularlo,
en este apartado estudiaremos cómo se obtiene en la práctica la información necesaria. De las
definiciones introducidas en la Sección 2 entendemos que la información básica se halla en la
cuenta de resultados de las empresas de un país: allí podemos encontrar las ventas de bienes y
servicios finales, las compras de bienes intermedios y las rentas pagadas en concepto de
sueldos, salarios, intereses, etc.

Supongamos que en un país hay sólo dos empresas, A y B. La empresa A compra las
materias primas al extranjero, produce bienes intermedios que vende a la empresa B, y bienes
finales que vende a los consumidores. La empresa B fabrica bienes de consumo y bienes de
inversión, todos ellos finales, y exporta parte de los bienes de consumo. Consideremos sus
cuentas de resultados, que describimos a continuación:

Cuenta de resultados de la empresa A


Debe Haber
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Compras (importaciones) Ventas:
Sueldos y salarios – de bienes de consumo
Cotizaciones a la Seguridad Social – de bienes intermedios a la empresa B
Intereses Variaciones de stocks:
Alquileres – Stock final menos stock inicial
Amortizaciones
Beneficios
Impuestos indirectos netos
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Cuenta de resultados de la empresa B


Debe Haber
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Compras (a la empresa A) Ventas:
Sueldos y salarios – de bienes de consumo
Cotizaciones a la Seguridad Social – de bienes de inversión
Intereses – de bienes de consumo (exportaciones)
Alquileres Variaciones de stocks:
Amortizaciones – Stock final menos stock inicial
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Beneficios
Impuestos indirectos netos

A partir de la información suministrada por estas cuentas, vamos a hallar el valor del
PIB mediante los tres procedimientos estudiados. Para ello, procedamos a consolidar las dos
cuentas, de modo que se evite cualquier doble contabilización, para lo cual eliminaremos las
ventas entre las dos empresas (el consumo intermedio). El resultado de la consolidación se
presenta en la cuenta de resultados del país (a):

Cuenta de resultados del país (a)


Debe Haber
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Sueldos y salarios
Cotizaciones a la Seguridad Social Ventas de bienes de consumo

Demanda
Intereses Ventas de bienes de inversión
Rentas

Alquileres Variaciones de stocks


Amortizaciones Exportaciones de bienes de consumo
Beneficios Menos: importaciones
Impuestos indirectos netos

Como se observa, en el debe de esta cuenta de resultados figura el valor de todas las
rentas pagadas a los factores de producción, mientras que en el haber se ha registrado la
demanda efectuada sobre la producción obtenida. Como es lógico, debe y haber coinciden y
su valor es exactamente igual al PIB.

Para obtener el PIB por el procedimiento de la producción o del valor añadido,


podemos efectuar la consolidación de las cuentas de resultados de un modo ligeramente
diferente, consistente en pasar al haber de la cuenta consolidada con signo menos el saldo de
las compras de la empresa B a la empresa A, tal y como se ve en la cuenta de resultados
consolidada (b):
Cuenta de resultados del país (b)
Debe Haber
––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––––
Sueldos y salarios Ventas intermedias (empresa B)
Valor añadido

Cotizaciones a la Seguridad Social Ventas de bienes de consumo


Intereses Ventas de bienes de inversión
Rentas

Alquileres Variaciones de stocks


Amortizaciones Exportaciones de bienes de consumo
Beneficios Menos: – Compras intermedias (empresa A)
Impuestos indirectos netos – Importaciones
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En este caso, el haber de la cuenta de resultados expresa el valor del PIB desde la
óptica de la producción de cada rama o del valor añadido.

El cálculo del PIB a partir de las cuentas de resultados de las empresas es


conceptualmente claro, pero prácticamente complicado: porque los que elaboran la
contabilidad nacional no disponen de las cuentas de la mayoría de las empresas, porque esas
cuentas no siempre son fiables (por ocultación o fraude fiscal, economía sumergida, etc.) y
porque algunas producciones se llevan a cabo fuera de las empresas. De ahí que la
elaboración de la contabilidad nacional sea un complejo proceso de recogida, procesamiento
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y homogeneización de informaciones muy diversas. Y de ahí también que sus resultados


sean, en todo caso, imprecisos.

Parte de la tarea de elaboración de la contabilidad nacional consiste en la imputación


de partidas no conocidas. Por ejemplo, se considera que una vivienda, por ser un bien de
inversión, presta servicios a la familia que la habita, servicios que en el mercado se traducen
en un alquiler, que debe figurar en el PIB. Su cuantía es fácil de conocer cuando se trata de
viviendas arrendadas, pero no si son habitadas por su propietario. En tal caso, en la
contabilidad nacional se imputa a las familias que habitan en una vivienda de su propiedad el
alquiler equivalente al que pagarían si la vivienda fuese arrendada: sus ingresos aumentan por
la renta que se les atribuye, y también lo hacen sus gastos, el alquiler supuestamente pagado
al propietario de la vivienda.

4. Las cuentas de los agentes económicos

A partir de las cuentas de resultados presentadas antes es posible obtener las cuentas
de los diferentes agentes (unidades productivas o empresas, familias, Administraciones
públicas y sector exterior o resto del mundo). La primera, la de las unidades productivas,
procede directamente de las cuentas de resultados:

Unidades productivas o empresas

Sueldos y salarios Ventas de bienes y servicios


Cotizaciones a la Seguridad Social Consumo privado
Intereses Consumo público
Alquileres Inversión de las familias
Amortizaciones Inversión de las empresas
Beneficios Inversión pública
Impuesto sobre sociedades Exportaciones
Beneficios no repartidos menos: Importaciones
Dividendos
Impuestos indirectos netos = Producto interior bruto

Inversión de las empresas Ahorro de las empresas


Capacidad (+) o necesidad (–) Amortizaciones
de financiación de las Beneficios no repartidos
empresas
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La parte superior refleja el PIB según la óptica de las rentas, en el debe, y según la
óptica del gasto, en el haber. En la parte inferior se presenta la cuenta de capital de las
empresas: en el haber, el ahorro de las unidades productivas, que son sus fondos
autogenerados (amortizaciones y beneficios no distribuidos), y en el debe, la inversión que
llevan a cabo. Según sea mayor uno u otro lado, el conjunto de unidades productivas del país
tendrá capacidad (+) o necesidad (–) de financiación; en el primer caso, están prestando a los
otros agentes, y en el segundo, reciben prestado de ellos.

Las familias reciben rentas de las empresas: sueldos y salarios, intereses, alquileres y
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dividendos (se supone que, directa o indirectamente, las familias son las propietarias últimas
de todos los factores productivos, incluidas las mismas empresas, y por ello reciben todas las
rentas generadas). Las familias reciben también transferencias de las Administraciones
públicas (seguro de desempleo, pensiones, etc.). Así como las rentas reflejan aquellos
ingresos que tienen como contrapartida una aportación a la producción (en forma de trabajo,
capital físico o financiero, etc.), las transferencias son ingresos sin dicha contrapartida. Todo
ello forma la renta personal de las familias. Pero éstas no pueden gastar toda su renta
personal, porque una parte va dirigida al pago del impuesto sobre la renta (se supone que las
cotizaciones sociales las ingresan directamente las empresas, de forma que ya no figuran en
la cuenta de las familias); el resto, la renta disponible de las familias, se dedica al ahorro y al
consumo (el mismo consumo privado a que nos hemos referido más arriba).

Familias

Sueldos y salarios
Intereses
Alquileres
Dividendos
Transferencias de las Administraciones públicas

= Renta personal
Impuesto sobre la renta

= Renta disponible

Consumo privado
Ahorro de las familias

Inversión de las familias Ahorro de las familias


Capacidad (+) o necesidad (–)
de financiación de las
familias

La parte inferior de este Cuadro muestra la cuenta de capital de las familias: por un
lado, el ahorro (la parte de renta no consumida); por otro, la inversión (la compra de
vivienda). La diferencia entre ambos muestra la capacidad (si es positiva) o necesidad (si es
negativa) de financiación que tienen las familias.

La conexión entre el PIB y la cuenta de las familias puede presentarse también


mediante la siguiente cadena:
IESE 13 399-040
Universidad de Navarra ASEN-214

Producto interior bruto a precios de mercado


– Amortizaciones
= Producto interior neto a precios de mercado
– Impuestos indirectos (netos de subvenciones)
= Producto interior neto a coste de factores = Renta nacional
– Impuesto sobre sociedades (sobre beneficios)
– Beneficios no repartidos
– Cotizaciones a la Seguridad Social
+ Transferencias a las familias
Documento de consulta gratuito para el uso exclusivo del/a Prof. Oscar Neira Cuadra, 2013-06-28

= Renta personal
– Impuesto sobre la renta
= Renta disponible
= Consumo + Ahorro de las familias

El haber de la cuenta de las Administraciones públicas muestra los ingresos por los
impuestos recaudados (que se pueden encontrar en el debe de las cuentas de las familias y de
las unidades productivas). En el debe figura el consumo público (la compra de bienes y
servicios de consumo a las unidades productivas) y las transferencias a las familias. La
diferencia entre los ingresos corrientes y los gastos corrientes es el ahorro público. En la
parte inferior figura la cuenta de capital de las Administraciones públicas: el ahorro público,
la inversión pública y el saldo –superávit o déficit–, que coincide con la capacidad (si es
positiva) o necesidad (si es negativa) de financiación de las Administraciones públicas.

Administraciones públicas

Consumo público Impuesto sobre la renta


Transferencias a las familias Impuesto sobre sociedades
= Gastos corrientes Impuestos indirectos netos
Cotizaciones a la Seguridad Social
= Ingresos corrientes

= Ahorro público

Inversión pública Ahorro público


Capacidad (+) o necesidad (–)
de financiación de las
Administraciones públicas (déficit
público)

Finalmente, la cuenta del sector exterior (o resto del mundo) recoge las importaciones
y las exportaciones. El saldo es el ahorro exterior neto, y viene a coincidir con el saldo por
cuenta corriente de la balanza de pagos (a falta de algunas partidas menores, aquí omitidas).
Dicho saldo refleja la financiación recibida del resto del mundo (si las importaciones son
mayores que las exportaciones) o la concedida al resto del mundo (en caso contrario). En
efecto, si el país importa más de lo que exporta, ¿cómo paga la diferencia? Recibiendo un
crédito del resto del mundo (lo que significa que ellos «ahorran» para que nosotros podamos
gastar) o reduciendo los activos nacionales frente al resto del mundo (lo que tiene el mismo
significado).
IESE 14 399-040
Universidad de Navarra ASEN-214

Sector exterior (resto del mundo)

Exportaciones Importaciones

= Ahorro exterior (+/–)

Ahorro exterior (+/–)


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Las cuentas de la contabilidad nacional incluyen también otras partidas menores,


pero lo dicho hasta aquí refleja lo más importante del sistema.

5. La igualdad entre el ahorro y la inversión y el cuadro de financiación de una economía

A diferencia de las operaciones corrientes, las operaciones de capital se relacionan


con la inversión bruta de la economía, es decir, con el mantenimiento o crecimiento del stock
de capital físico del país y su financiación. Esto se recoge en la cuenta de capital de la
economía, resultado de la consolidación de las cuentas de capital de todos los agentes:

Cuenta de capital de la economía

Inversión privada Ahorro privado


Inversión familias Ahorro familias
Inversión empresas Ahorro empresas
Inversión pública Ahorro público
Ahorro exterior

La cuenta de capital introduce una relación económica importante, que es la igualdad


entre el ahorro y la inversión. Esto admite varias presentaciones equivalentes; por ejemplo:

1) La inversión pública y privada, o sea, de las Administraciones públicas, las


familias y las unidades productivas, se financia mediante el ahorro privado (de
familias y empresas), público y exterior. Si el ahorro exterior tiene signo
negativo, quiere decir que el ahorro interior debe financiar la inversión interior
dejando un margen para prestar al resto del mundo.

2) El ahorro privado y el ahorro exterior financian la inversión privada y el déficit


público. Llamando S al ahorro de familias y empresas, X – IM a las
exportaciones netas (que, en nuestras cuentas simplificadas, coinciden con el
ahorro exterior neto), T a los impuestos netos (incluidas cotizaciones sociales,
pero restando las transferencias, que son como impuestos negativos «cobrados»
por el sector privado), y G al gasto público (de consumo y de inversión):

I + G + X – IM = S + T
o bien:
I = S + (T – G) + (IM – X)
IESE 15 399-040
Universidad de Navarra ASEN-214

3) La capacidad o necesidad de financiación de las familias, las empresas y las


Administraciones públicas es igual al ahorro exterior neto (con signo
cambiado). Si los agentes nacionales gastan menos de lo que ingresan (tienen
capacidad neta de financiación), están prestando la diferencia al resto del mundo,
y si gastan más, están recibiendo financiación del resto del mundo.

El concepto de capacidad o necesidad de financiación de un grupo de agentes


económicos nos permite enlazar la contabilidad nacional con la contabilidad financiera. Esta
recoge los activos y pasivos financieros de cada sector y sus variaciones. Por ejemplo, en la
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cuenta de las familias puede observarse que el ahorro de las familias es igual a la inversión
(compra de vivienda) que llevan a cabo, más su ahorro financiero neto, que es igual a la
variación de los activos financieros en su poder (moneda y billetes, depósitos en bancos,
participación en fondos de inversión, tenencias de deuda pública o acciones, etc.), menos la
variación de sus pasivos (créditos, principalmente), y lo mismo ocurre con el resto de agentes
(aunque, en la práctica, el ahorro financiero neto no coincide con la capacidad o necesidad de
financiación por problemas de valoración, falta de información, etc.). Por tanto, para cada
agente se cumplirá (aproximadamente) que:

Ahorro – Inversión = Capacidad (+) o necesidad (–) de financiación


= Ahorro financiero neto
= Variación neta de activos financieros – Variación neta de pasivos financieros

Habitualmente, las familias tienen capacidad de financiación neta (ahorran más de lo


que invierten y, por tanto, aumentan sus activos financieros más que sus pasivos); las
instituciones financieras (el banco central, los bancos, las compañías de seguros, etc.)
desempeñan una función de intermediarios (suelen aumentar sus activos y pasivos a la vez);
las empresas no financieras tienen necesidad de financiación (sus fondos autogenerados no
bastan para financiar todas sus inversiones), las Administraciones públicas suelen tener
también necesidad de financiación (o sea, déficit presupuestario), y el sector exterior es
prestamista o prestatario neto, según la evolución de la balanza de pagos.

Si las familias prestan a las empresas y a las Administraciones públicas, los activos
que las primeras acumulan son pasivos de las otras instituciones: al consolidar todas las
entidades en la cuenta de capital de la economía, sus variaciones de activos y pasivos se
anulan. Sólo quedan, pues, los saldos netos frente al exterior: el exceso de ahorro sobre
inversión nacional (la capacidad de financiación de la nación) será igual al aumento de los
activos financieros netos frente al resto del mundo, y lo contrario ocurrirá si el ahorro nacional
(público y privado) no es suficiente para financiar la inversión nacional (pública y privada).
O, dicho con otras palabras, la riqueza financiera neta de un país viene representada sólo por
sus activos financieros netos frente al exterior. Y su riqueza total será la riqueza financiera más
la real (terrenos, fábricas, instalaciones productivas, viviendas, maquinaria y equipos, etc.), a
lo que deberíamos añadir su capital humano.

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