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1. Concepto:
En la tercera fase del parto, conocida como alumbramiento, tiene lugar el
desprendimiento de la placenta, que previamente se ha separado de las paredes
del útero. Durante este proceso, el útero suele contraerse para que los vasos
sanguíneos que conectaban las paredes de éste con la placenta se cierren. Pero
puede ocurrir que el útero no se contraiga por falta de tono, lo que provoca que los
vasos sanguíneos permanezcan abiertos y se produzca una hemorragia severa,
es decir, una pérdida de más de 1.000 mililitros de sangre.A esta falta de tono que
impide la contracción tras el parto se le llama atonía uterina y es la primera causa
de hemorragia después del parto. Según los expertos, alrededor del 70 % de los
casos de hemorragia tras el parto se deben a una atonía uterina. Si no se controla
a tiempo, puede tener importantes riesgos, entre ellos la muerte de la mujer. Pero,
por suerte, este incidente no es demasiado frecuente y suele ser fácil de controlar
para los profesionales que conducen el parto.
3. Causas
Además de la falta de oxitocina, la atonía uterina o falta de tono de los músculos
del útero en el parto se debe a las siguientes circunstancias:
Embarazos múltiples. La atonía uterina es más común en mujeres
multíparas que en uníparas, porque en los embarazos múltiples la fibra
uterina está más elástica debida al peso y, por tanto, le cuesta más
contraerse.
Bebés muy grandes. Por la misma razón, porque el útero está muy
distendido, suele ser más frecuente la atonía cuando el bebé ha sido muy
grande.
Acretismo placentario. Es la adherencia anormal de la placenta a la pared
uterina. “En estos casos, la placenta está muy pegada a las paredes del
útero y cuesta mucho trabajo extraerla”, indica Mari Ángeles Fernández,
presidenta de la Asociación Andaluza de Matronas.
Antecedentes de atonía uterina.
Alumbramiento de placenta tardío. La salida al exterior de la placenta y de
los anejos fetales suele tardar un máximo de 20 minutos desde que nace al
niño hasta que se desprende la placenta. “Cuando tarda más porque la
placenta está muy pegada o el bebé no es muy a término y la placenta está
muy arraigada al útero para que no se caiga, hablaríamos de
alumbramiento tardío, y estos alumbramientos pueden derivar en una
atonía uterina y una hemorragia”
Abundante líquido amniótico.
Retención de un resto de la placenta en el interior del útero o infección.
Cesáreas previas.
Cirugías ginecológicas uterinas.
Uso excesivo de oxitócicos durante trabajo de parto.
Uso de sulfato de magnesio o anestésicos generales.
En el caso de la atonía uterina tardía, las causas son diferentes. Suele deberse a
que la expulsión de la placenta no haya sido completa, o bien hayan quedado
membranas, lo que impide que el útero se contraiga correctamente, provocando
una hemorragia.