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Universidad Nacional de Colombia

Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales


Lógica y Argumentación Jurídica

Sofía Pongutá Salamanca


José Alejandro Ramos Barrera

EJERCICIOS DE RAZONAMIENTO

1. En una cierta comunidad mítica los políticos siempre mienten, y los no políticos
siempre dicen la verdad. Un extranjero se encuentra con tres nativos, y pregunta al
primero de ellos si es político. Éste responde a la pregunta. El segundo nativo informa,
entonces, que el primer nativo negó ser político. Pero el tercer nativo afirma que el
primer nativo es realmente un político. ¿Cuántos de estos 3 nativos eran políticos?

Respuesta: Uno de estos 3 nativos era político, el primero. Si los políticos siempre mienten y
los no políticos siempre dicen la verdad, la única respuesta posible a la pregunta formulada por
el extranjero, a saber, si el primero nativo es político, sería que NO es político, pues, si fuese
político lo negaría y no lo fuese, no lo afirmaría. El segundo nativo afirma que el primero es
político y negó serlo; no tenemos otra alternativa que afirmar que lo que dice es cierto, pues,
en efecto, si los políticos siempre mienten, al cuestionar a un político sobre si lo es o no, siempre
lo negaría. De la misma manera, si el segundo nativo fuese político le sería imposible afirmar
que un político niega serlo, pues estaría diciendo la verdad ya que “los políticos siempre
mienten”. De ahí que el segundo nativo no puede ser político. Teniendo en cuenta esto debemos
afirmar que dice la verdad y el primer nativo es un político que, como siempre lo hacen los
políticos, miente negando que lo es. Respecto al tercer nativo que afirma que el primero es
realmente político, la única opción que tenemos es aceptar que lo que dice se corresponde con
la verdad, pues ya aceptamos la afirmación del segundo como verdadera. Si el tercer nativo
dice la verdad, entonces, no puede ser político, porque los políticos siempre mienten y los no
políticos siempre dicen la verdad. Siguiendo este razonamiento sólo uno de estos tres nativos
puede ser político, a saber, el primero.
Como prueba adicional de que el segundo nativo dice la verdad, la única respuesta correcta a
la pregunta formulada por el extranjero, es negar ser político, como lo afirma el segundo nativo.

2. Tres prisioneros se encuentran en un calabozo, uno es ciego, el otro tuerto y el otro tiene
visión normal. El carcelero les dijo que tenía tres sombreros blancos y dos rojos y
escogería tres sombreros para ponérselos sobre la cabeza. Ninguno de ellos podría ver
su sombrero, pero sí podía ver el de los demás. El carcelero ofreció la libertad al
prisionero de visión normal si le decía de qué color era su sombrero pero lo amenazó
con la ejecución si daba la respuesta incorrecta. Este prisionero no pudo responder. El
carcelero hizo entonces su oferta al tuerto con las mismas condiciones, el tuerto
tampoco respondió. El carcelero no le hizo la pregunta al ciego, sin embargo el ciego
le dijo al carcelero de qué color era su sombrero y quedó libre. ¿De qué color era el
sombrero del ciego? ¿Cómo supo el ciego la respuesta correcta?

Respuesta: El sombrero del ciego es blanco. Esta conclusión se obtiene si vemos los casos
posibles y descartamos según las respuestas del prisionero de visión normal y del tuerto. La
manera en la que el ciego conoce el color de su sombrero es usando este método. En el caso se
nos presentan siete combinaciones posibles para que el carcelero ponga los sombreros a los
prisioneros, que ilustraremos a continuación:

Prisionero de visión normal Prisionero tuerto Prisionero ciego

Blanco Blanco Blanco

Blanco Rojo Rojo

Blanco Blanco Rojo

Blanco Rojo Blanco

Rojo Blanco Rojo

Rojo Blanco Blanco

Rojo Rojo Blanco

Los tres prisioneros saben que hay tres sombreros blancos y dos rojos. El prisionero de visión
normal, el primero a quién el carcelero le pregunta por el color de su sombrero, no puede
responder. Él puede ver los sombreros de los otros dos prisioneros y está consciente de que hay
tres sombreros blancos y dos rojos, entonces, si hubiese visto dos sombreros rojos, sabría que
su sombrero es blanco. No lo supo, entonces no es este el caso, podemos dar por descartada
esta combinación. El siguiente en ser cuestionado es el tuerto, que tampoco es capaz de
responder. Él también podía ver los sombreros de los otros dos prisioneros, así que -igual que
en el caso del prisionero con visión normal- no pudo haber visto dos sombreros rojos, porque
sabría que su sombrero es blanco. Otra combinación descartada. Ahora es el turno del ciego,
que ha escuchado que sus compañeros no se atreven a responder y, por esto, sabe que dos
combinaciones han sido ya descartadas. Además, y aquí está el razonamiento que le permite
definitivamente saber el color de su sombrero, el ciego entiende que el tuerto descartó otra
combinación más: El tuerto sabía que el prisionero de visión normal no pudo responder porque
no vió dos sombreros rojos. Entonces, pudo haber visto dos sombreros blancos o un sombrero
blanco y uno rojo. El tuerto, consciente de que esta es la causa de la confusión del prisionero
de visión normal, habría podido adivinar que su sombrero era blanco si el del ciego era rojo,
porque el suyo tendría que ser el contrario (o sea, blanco) para así confundir al prisionero de
visión normal. Una vez descartadas estas tres combinaciones, las otras cuatro combinaciones
posibles en el caso ponen un sombrero blanco en la cabeza del ciego. Consciente de esto, el
prisionero ciego se da cuenta de que su sombrero no puede ser rojo, adivina que es blanco
entonces y queda en libertad. En el cuadro en el que representamos las siete combinaciones
posibles, están de rojo las tres combinaciones descartadas. También de esta manera
evidenciamos que sólo es posible que el sombrero del ciego sea blanco.

3. La tripulación de cierto tren está conformada por el guardafrenos, el fogonero y el


maquinista. Sus nombres listados alfabéticamente son: Jiménez, Ruiz y Sánchez. En el
tren, hay también tres pasajeros con los nombres de Jiménez, Ruiz y Sánchez. Se
conocen los siguientes datos:
a. El señor Ruiz vive en Duitama.
b. El guardafrenos vive a medio camino entre Duitama y Chiquinquirá.
c. El señor Jiménez gana exactamente 500.000 pesos al año.
d. Sánchez golpeó una vez al fogonero en el billar.
e. El vecino del guardafrenos, uno de los tres pasajeros mencionados, gana
exactamente tres veces más que el guardafrenos.
f. El pasajero que vive en Chiquinquirá tiene el mismo nombre que el
guardafrenos.

¿Cuál es el nombre del maquinista?

Respuesta: El nombre del maquinista es Sánchez. Tomando en cuenta los datos dados en el
problema, los primeros aspectos que saltan a la vista en las oraciones son dos, a saber: 1. La
distinción de ‘señor’ con la que son referidos algunos personajes y; 2. La referencia a los
salarios de pasajeros y del guardafrenos. Estos aspectos son clave para llegar a la conclusión
que proveemos. Respecto del primero, enfocándonos en el dato d, podemos inferir que la
distinción de ‘señor’ se da a los pasajeros, mientras que a los tripulantes no se les refiere como
‘señores’. Si «Sánchez golpeó una vez al fogonero en el billar», es razonable asumir que
Sánchez hace parte de la tripulación, pues juega billar con su compañero. Entonces, al no recibir
Sánchez la distinción de “señor”, podemos deducir que la tripulación no recibe este título,
mientras los pasajeros sí. De ahí que el señor Ruiz y el señor Jiménez sean pasajeros. El tercer
pasajero será, descartando, el señor Sánchez; Ruiz y Jiménez serán los otros dos tripulantes.
Más aún, si Sánchez golpeó al fogonero, significa que no es él el fogonero, por lo que puede
ser o el guardafrenos o el maquinista. Siguiendo este razonamiento, Ruiz o Jiménez podrían
ser el fogonero. Tenemos ahora en el dato e que el vecino del guardafrenos, que es un pasajero,
gana exactamente tres veces más que éste. A primera vista, se analiza el dato c, que nos dice
que el señor Jiménez gana 500.000 pesos al año. Ya que es imposible que el guardafrenos
reciba un sueldo con decimales, pues sería necesario redondear para poder realizar la
transacción, y teniendo en cuenta que, al dividir los 500.000 que gana el señor Jiménez entre
3, no se obtiene una cifra exacta, es necesario descartar la posibilidad de que el señor Jiménez
sea el vecino del guardafrenos. Analicemos ahora lo referido a las viviendas donde moran
tripulantes y pasajeros. El dato a nos dice que el señor Ruiz vive en Duitama, el dato b nos dice
que el guardafrenos vive entre Duitama y Chiquinquirá. Del dato c pudimos deducir que el
señor Jiménez no es el vecino del guardafrenos, y de acuerdo con el dato f el pasajero que vive
en Chiquinquirá (aquí sabemos que hay un pasajero que vive en Chiquinquirá) tiene el mismo
nombre que el guardafrenos. Si el señor Ruiz vive en Duitama y el señor Jiménez no vive entre
Duitama y Chiquinquirá, pues no es vecino del guardafrenos, debemos concluir que el señor
Jiménez vive en Chiquinquirá y, al no quedar más opción, el señor Sánchez es el vecino del
guardafrenos. Si el señor Jiménez es el pasajero que vive en Chiquinquirá, el guardafrenos se
llama igual. El guardafrenos, entonces, es Jiménez.

Habiendo analizado los seis datos proporcionados en el enunciado, tenemos, pues, que Jiménez
es el guardafrenos y Sánchez no puede ser el fogonero. Entonces, necesariamente, Ruiz es el
fogonero. El único lugar disponible es el de maquinista, que le corresponderá necesariamente
a Sánchez.

4. Un comerciante denunció que su tienda había sido robada. Se capturaron tres


sospechosos (Andrés, Bruno, Carlos) para ser interrogados y se establecieron los
siguientes hechos:

a. Cada uno de los tres hombres (Andrés, Bruno, Carlos) había estado en la tienda
el día del robo.
b. Si Andrés es culpable, entonces tuvo un cómplice, y sólo uno.
c. Si Bruno es inocente, también lo es Carlos.
d. Si dos y sólo dos son culpables, entonces Andrés es uno de ellos.
e. Si Carlos es inocente, también lo es Bruno.

¿A quién inculpó el fiscal?

Respuesta: El fiscal no inculpó a nadie, pues los hechos establecidos no se lo permitirían. No


hay discusión ni dificultad respecto al hecho de que tanto Andrés como Bruno y Carlos
estuvieron en la tienda el día del robo, pero en los hechos siguientes es donde nos encontramos
con las contradicciones que impiden inculpar a cualquiera de los tres capturados. Para llegar a
esta conclusión, debemos examinar cuidadosamente los hechos establecidos. En el hecho b se
establece que, de ser culpable Andrés, necesariamente tuvo un cómplice y sólo uno, por lo que
queda eliminada la posibilidad de que Andrés sea el único culpable, así como de que los tres
sean culpables. En el hecho d se establece que, de ser sólo dos los culpables, Andrés es uno de
ellos, lo cual elimina la posibilidad de que los culpables sean sólo Bruno y Carlos. Establecido
ya que Andrés no pudo haber sido el único culpable y con esta última consecuencia necesaria
del hecho d, además de quedar descartada la opción de la culpabilidad de los tres,
vislumbramos ya el camino hacia la conclusión. Para llegar definitivamente a ella, examinemos
ahora los hechos c y e. Si Bruno es inocente, Carlos lo es también y si Carlos es inocente, Bruno
necesariamente lo será. Entonces, pues, de ser Andrés culpable, o Bruno o Carlos, sólo uno de
ellos, tendría que ser su cómplice, pero si uno es cómplice (digamos, si Carlos fuese el cómplice
de Andrés) entonces, necesariamente, el otro es inocente -no podemos dejar de tener en mente
que, de ser culpable, Andrés tuvo uno y sólo un cómplice- (siguiendo el ejemplo, Bruno sería
inocente). Aquí es donde hallamos la contradicción que no deja duda alguna acerca de la
conclusión y respuesta que proponemos, pues si uno de los dos (entre Carlos y Bruno) es
inocente, el otro también lo es, lo cual impide que cualquiera de ellos sea cómplice de Andrés.
De esta manera, al no tener un cómplice al cual culpar y sabiendo que Andrés no pudo haber
actuado sólo, el juez no puede inculpar a ninguno de los tres capturados.

5. Una mujer invitó recientemente a almorzar a cinco personas. Los nombres de las seis
mujeres que se sentaron alrededor de una mesa circular eran: Adriana, Beatriz, Claudia,
Dora, Elena y Flor. Una de ellas era sorda, otra muy habladora, otra terriblemente gorda,
otra odiaba a Dora, otra era muy flaca y otra era la dueña de casa.

La mujer que odiaba a la señora Dora se sentó enfrente de Beatriz. La mujer sorda se
sentó enfrente de Claudia, quien a su vez se sentó entre la mujer flaca y la mujer que
odiaba a Dora.
La mujer gorda se sentó frente a Adriana, junto a la mujer sorda, y a la izquierda de la
que odiaba a Dora. La mujer flaca se sentó entre la señora Claudia y la mujer que se
sentó enfrente de la mujer que odiaba a Dora, Flor, que era buena amiga de todas, se
sentó junto a la mujer gorda enfrente a la dueña de casa.

¿Puede usted identificar a cada una de estas encantadoras mujeres?

Respuesta: Sí, podemos identificar a las mujeres. Adriana: mujer flaca, Beatriz: muy
habladora, Claudia: dueña de casa, Dora: mujer gorda, Elena: mujer que odiaba a Dora, Flor:
mujer sorda.

Tenemos a las 6 mujeres sentadas en círculo, alrededor de la mesa redonda que demarca la
figura que describen las mujeres sentadas. El primer dato que tenemos es que la mujer que
odiaba a Dora se sienta frente a Beatriz. En base a estas dos mujeres y sus posiciones conocidas,
intentaremos ubicar a las demás y así descubrir sus identidades. El tercer dato dice que la mujer
gorda se sentó frente a Adriana, junto a la mujer sorda y a la izquierda de la mujer que odiaba
a Dora. Si está a la izquierda de la mujer que odiaba a Dora, entonces necesariamente estará a
la derecha de la mujer sorda, que se sienta a su lado. Además, siguiendo el círculo en dirección
de las manecillas del reloj, si la mujer gorda está frente a Adriana, significa que esta última
estará a la izquierda de Beatriz. La mujer sorda, necesariamente, siguiendo el círculo, se ubicará
a la izquierda de la mujer gorda y a la derecha de Beatriz. El segundo dato nos dice que ella -
la mujer sorda- se sentó frente a Claudia. Esto ubica a Claudia a la derecha de la mujer que
odiaba a Dora. Además dice que Claudia se sentó entre la mujer flaca y la mujer que odiaba a
Dora y ya establecimos que la mujer que odiaba a Dora está a su izquierda, entonces la mujer
flaca está a su derecha. Tenemos, pues, todas las posiciones; nos ocuparemos de las
identidades. Entre Beatriz y Claudia tenemos a Adriana, según los datos entre Beatriz y Claudia
se ubica la mujer flaca, entonces Adriana es la mujer flaca. Flor está sentada frente a la dueña
de casa y junto a la mujer gorda. La mujer gorda está entre la mujer sorda y la mujer que odiaba
a Dora. Ya que Flor “es buena amiga de todas”, no puede ser la mujer que odiaba a Dora,
entonces Flor es la mujer sorda. Siendo ella la mujer sorda, entonces Claudia, que está enfrente
de ella, es la dueña de casa. La mujer gorda se sentó frente a Adriana, junto a la mujer sorda -
que, como sabemos, es Flor- y junto a la mujer que odiaba a Dora. La mujer gorda, entonces,
sólo podría ser Dora y Elena, pero no puede ser Elena, porque Dora no puede ser la misma que
odiaba a Dora, entonces la mujer gorda es Dora. Queda sólo un puesto disponible y este le
corresponde a Elena, que es la mujer que odiaba a Dora. Para terminar, sólo queda un adjetivo
disponible por ser asignado, el de la mujer muy hablador, y corresponde a la única de quien no
se ha dicho adjetivo alguno: Beatriz.

6. Tres hombres se encuentran en la calle: el señor Pardo, el señor Castaño y el señor


Blanco. El señor Pardo dice: ¿Se dan cuenta que uno de nosotros va vestido de color
pardo, otro de castaño y otro de color blanco? Y ninguno de nosotros lleva el traje del
color de su nombre, añade el señor de blanco. ¿Es posible decir de qué color iba vestido
cada uno?
Respuesta: Sí, es posible decir de qué color iba vestido cada uno. El señor Pardo iba vestido
de castaño, el señor Castaño iba vestido de blanco y el señor Blanco iba vestido de pardo. El
camino a esta conclusión es más bien simple: el señor Pardo dice que uno va vestido de color
pardo, otro de castaño y el tercero de blanco. El señor de blanco (aquí está lo crucial, pues
tenemos dos sujetos en el enunciado y uno de ellos es “el señor de blanco”, diferente al señor
Pardo. De aquí podemos inferir que el señor Pardo no va vestido de blanco, pues hay otro de
blanco) afirma que ninguno lleva el traje del color de su nombre. Entonces ni el señor Pardo
puede ir vestido de color pardo, ni el señor Castaño de color castaño, ni el señor Blanco de
color blanco. Al ser dos personas diferentes el señor Pardo y el señor de blanco, entonces el
señor Pardo no puede estar vestido de blanco. Si el señor Pardo no puede ir vestido de color
pardo ni de blanco, necesariamente iba vestido de color castaño. Ya que el señor Blanco no
puede usar el traje de color de su nombre y teniendo en cuenta que el señor Pardo usa el traje
de color castaño, entonces la única opción posible es que use el traje de color Pardo. Sabiendo,
pues, que el señor Pardo iba vestido de color castaño y el señor Blanco de color pardo, entonces
el “señor de blanco” sólo puede ser el señor Castaño.

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