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IMAGINAR EL MUNDO COMO TIEMPO

¿Cómo especular desde "aquí, América latina"? ¿~é pala-


bras y formas usar para pensar o imaginar el nuevo mundo?
El punto de partida podría ser una palabra que sirva para
todo, que nos afecte a todos y que atraviese todas las diferen-
cias y divisiones nacionales, de clase, de raza, de sexo. Una
palabra-idea que sea a la vez abstracta y concreta, individual
y pública, subjetiva y social, epistemológica y afectiva. Por
ejemplo, el tiempo.
El tiempo parece ser uno de esos universos simbólicos
que niegan la separación entre lo social y lo individual y se
mueven en la historia. Porque tiene la particularidad de que
sus manifestaciones no solamente existen afuera, en el mun-
do exterior, sino que son a la vez rasgos estructurales del su-
jeto. El tiempo es un articulador que está en todas partes, re-
corre divisiones, pasa fronteras y hasta se aloja dentro de los
cuerpos en forma de reloj biológico. Y nunca se detiene.
En realidad o en la realidad el tiempo no existe: es una
forma imaginaria para pensar el movimiento. El movimien-
to intensivo del alma (todos los procesos de subjetivación y
de intensificación son temporales), y también el movimiento
del poder (el ritmo con que se miden y se ordenan las accio-
nes constitutivas del poder). El tiempo sirve para establecer

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relactones entre posiciones que se mueven constantemente.
Y él mismo es el movimiento.
Imaginar el mundo como tiempo '4aquí en América la-
tina" para poder pensar las políticas del tiempo. Porque con
el tiempo puedo diferenciar sociedades, culturas, histor ias,
poderes, sujetos. Las culturas del tiempo o temporalidades
son tiempo habitado e imaginado, diferentes en cada lugar:
son diagramas y al mismo tiempo afectos. Cada una tiene su
tiempo y por lo tanto su régimen histórico. Como cada cul-
tura es una determinada experiencia del tiempo no es posi-
ble una nueva (un nuevo rnundo) sin una transformación de
esa expenenc1a.
El tiempo podría ser una de las palabras que estoy bus-
cando para pensar (o hacer imagen: especular) este mundo.
Y la razón es que hoy vivimos una transformación de la ex-
periencia del tiempo. Y las nuevas experiencias histó ricas
producen nuevos rnundos.

Una nueva experiencia temporal e histórica


El tiempo cero

En los últimos años vivimos con Internet una nueva expe-


riencia histórica global: el tiempo cero, la travesía del espa-
cio en no tiempo, lo que se llama tiempo real. El resultado
de la aniquilación temporal es la simultaneidad global, clave
para los mercados financieros, que cambió la experiencia de
la vida y la naturaleza del trabajo convirtiéndolo en trabajo
inmaterial.
El tiem~o cero reorganiza el mundo y la sociedad y pro-
duce todo tipo de fusiones y divisiones. Borra la diferencia
entr~ " lejos'" Y ''aquí'', y libera el tiempo de la subordinación
a la idea. de_ espac1·0 · por un la do fu s1ona
. los opuestos y h ace
porosas las fronteras entre tiempo privado y público, entre

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presente y futuro, y también entre ficción y realidad. Y por
otro lado divide la sociedad, la raya en mil bandas y zonas
de tiempo que se mueven en todas las direcciones. Cuanta
más velocidad más desdiferenciación; cuanta más velocidad
más división social; cuanta más velocidad más grande es la
intensidad de la fragmentación. El tiempo cero divide la so-
ciedad de otro modo porque el acceso a la instantaneidad es
crucial en las nuevas divisiones sociales. Las diferentes tasas
de aceleración engendran diferentes ten1poralidades que im-
plican un nuevo tipo de desigualdad que aparece en todas
las escalas (mundo, nación, ciudad). Las instituciones se si-
túan en diferentes zonas del tiempo histórico, y hasta los
componentes de una institución pueden estar en diferentes
zonas temporales.
El tiempo cero, ese producto tecnológico, incluye expe-
riencias instantáneas como el estallido, el accidente y el aten-
tado: todos puntos sin tiempo o que corran el tiempo. Y que
son hoy universalmente buscados, tanto por los terroristas
como por los artistas y los activistas contemporáneos.
El tiempo cero no solo implica una nuc\':.t experiencia
histórica sino también otra división del poder y por lo tan-
to podría ser crucial para nuestro destino latinoamericano.
definido por el tiempo según una historia del capitalismo.

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}MAGINAR EL MUNDO COMO ESPACIO

Salgo de Buenos Aires, del Diario, del tiempo y del yo, y me


preparo para otro viaje y otra forma crítica. Ahora la espe-
culación imagina el mundo como espacio: hace un trayecto
por algunos territorios de América latina y también un tra-
yecto por la literatura de los años 2000. Los textos forman
series, grupos, cadenas, se fusionan y disgregan.
La especulación atraviesa la literatura para ver los terri-
torios de la imaginación pública; viaja, cruza fronteras, entra
y sale, va y viene y recorre. Va de la ciudad a la isla urbana.
de la isla a la nación, de la nación a la lengua y de la lengua
al imperio para poder cerrar el género especulativo alli en d
imperio, co1no el inimitable Tlon. En esas estaciones trata
de ver los cuerpos que atraviesan y se mueven por esos terri-
torios, los sujetos de esos territorios (los sujetos urbanos~ los
migrantes, los hablantes y muchos más). Y trata de ima~inar
laspol,,it1cas
. . . l" . de las afecciones
terntonales, que son po 1ucas , . d
. 1 . las pchucas e
y las c reencias, y por lo tanto amb 1va entes. . . El
del imperio.
la isla urbana, de la nación, de la lengua Yc, b . de reali-
. . a la ra nea
travecto por los territorios es otro viaJe
, ~ darla vue1ta.
dad para ver cómo funciona y pv"-'er
La isla urbana, la nación, la lengua, el imper . C
. . ( d . . ,, . . 1)
rn tono ca a pos1c1on terntona es una noción
io. ada te-
.
, . d .d ' una imagen
y un reg1men e senn o para pensar el nuevo mund
r d · · 1· •,, .
rormas e terntona 1zac1on son instrumentos conce
o. Las
.
d1agramas, d . . . l ,, ptua 1es:
e11m1tac1ones y topo og1as con sujetos.
(La imaginación territorial en América latina tiene una
historia, que en el siglo xx constituye a los clásicos: Borges
con las orillas, Rulfo con Comala, Onetti con Santa María
García Márquez con Macondo). '

Ahora entramos en "Territorios", la segunda parte de la es-


peculación. Aquí hay regímenes territoriales de significa-
ción: marcas, fronteras, límites, muros, vacíos, interiores, ex-
teriores, intersticios, distancias, mapas, circuitos, trayectos,
líneas, redes, sitios~dominios, subsuelos, islas, archipiélagos,
enclaves, ciudades, naciones, lenguas, imperios... Esos regí-
menes son los instrumentos conceptuales de la especula-
aon.
En 1a fábrica de realidad, el territorio es un articulador.
un principio general que recorre todas las divisiones, que es
preindividual y que compartimos con los animales. ºTerri-
torio" es una delimitación del espacio y una noción electró-
nica-geográfica-económica-social-cultural-política-estética-
legal-afectiva-de género-y-de sexo, todo al misrno tiempo.
Atraviesa los diferenres campos de tensión y todas las divi-
siones Ypuede pensarse en fusión. Especular en fusión es
~rrar l~s oposiciones y usar uno de los lenguajes (el litera-
no por e1emplo) implicando los otros.
El re_r,.r itorio como principio general es como el tiempü,
una nocton abstracroconcrera. p ued e imaginarse
· · · de
a partir
la marca que lo constituv b.;
. e Y que corta el espacio, y tam 1en

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J¡\Jrnr Je l.,s hne.is y v'ias que lo recorren y se cntrccru1_.an.
Poner un., m.ucaes dclin1itar un territorio que pertenece al
,u·¡tm que lo produce, hoy puedo tcrritorializ.ar mi cuerpo
~on taru:qes y piercings. La marca (una piedra, una firma,
una frontera, una l'inea, un umbral) se lee con cualquiera de
los \'tlnos lenguajes o gramáticas: el literario, el filosófico, el
rstetico, el político, el económico, el del arte y del poder.
Para especular territorialmente no solo necesitamos di-
\·1s1ones, fronteras, caminos, recorridos, redes y líneas, sino
algún upo de cuerpos, por lo menos dos: Deleuz.e y Guattari
\A1il mest'tas) definen el territorio como la distancia crítica
entre dos miembros de la misma especie. Los cuerpos son
anexos al territorio; desde esta perspectiva, un territorio es
una organización del espacio por donde se desplazan cuer-
pos, una intersección de cuerpos en movimiento: el conjun-
to de movimientos de cuerpos que tienen lugar en su interior
y los movtmientos de destcrritorialización que lo atraviesan.
Y eso pu~de verse a través de las ficciones.
Desde el punto de vista político (en un lenguaje político),
··cerritorio'' seria un recorte en el espacio en el que se des-
pliega una soberanía (la autoridad y los derechos, como dice
S. Sassen). C. Schmitt (Teología política) lo dice así: En ca~a
territorio hay un poder soberano-legislador que no permite
un poder alternativo y que usa la violencia cuando se ve
amenazado. Zona o región scr'ian categorías que no compor-
, Lo E d Unidos usan estas
tan la noc1ón de soberan1a. s stª os d 1
. A ,, . a latina· ec1aran a
distinciones para intervenir en mcn~ · .so legiti-
. cóucos y con e
Rt!gión Andin.a como zona anuoar
man ~u intervención imperial. . América latina la
, . d la muerte. en
Te_rntorio y~\ ,neas e elegía cuidadosamente a
960 1970
.:,u.er
0
nlla de los anos 1 Y antes (la víctima como tal
resent · ·
sus víctimas en tanto rep . ,. el e·Jército, d estado, el cap1-
\a Po1ic1a, ., . ) 1· l
(.,(Jnsuruía el sen u d o: , 0 solo el i~lam 1co e 1ge e
· o act:Uª1 \n
tali.sta); el terro n srn

ll i
territorio: las víctimas son los cuerpos que e ,
stan en e
torio y lo atraviesan, los cuerpos anexos al ter . . se terr¡.
ntonoa~ d
Y puede elegir el género o el sexo de los cuerpos ca º·
p1azan. "De11ado d·e 1os crunenes ,, ,, (una parte deque se des.
ºoberto Bolano
N
,., ), sena , , · del terrorismo d266, 6 de
,, una cron1ca
,, . d l e genero
en tanto pol1t1ca e a muerte en un territono latin
oamen.
cano de frontera con los Estados Unidos, con los cuerpos d"'
mujeres que lo recorren. --
Pensar territorialmente hoy, con los afectos fespecular en
territorioafecto), es ver algunos conflictos centrales en Arr.e-
rica latina. Ver las líneas y los mapas que trazan el capH.1:!s-
mo, el tráfico, las mafias y las políticas de 1a muerte.

Hoy no solo aparecen nuevos territorios y divisione') dd


mundo sino otras formas de territorialización. Sask1a Sa~~..,
Arjun Appadurai, Achillc Mbembe, Howard RheingoJd
Mike Davis, Arturo Escobar, David Harvey y muchos mJ,
coinciden: estamos en una economía que organiza e1 ter:1-
torio de otras maneras y en una nueva forma de tern conad-
zación dd poder. En otros modos de rerritorializacion a1 r;,-
tica y en otras desterritociaJizaciones. La global1 ~h:ll'11
produce espacialidades que pertenecen tanto a Jo ~J~l~.tl
como a lo nacional. Jo regional y lo local. Caen algun.1, th "'
reras, se refuerzan o aparecen otras; la cuestió n dd rc:-rrtCl'fl•'
corno parámetro de autorid.¡d, derechos y sobec.1n1..1 l1J e 11
trado en una nueva fase.
o· s k.
. tce .. as 1a Sassen : La autoridad del estado sobrtt -;u ce.
rntorio sigu st· d l .
e en o e modo dominante pero fonnaln1t'J1C~
es menos absolu . . '
c1ón el n.-.,.l to que antes. Hay que ver en cada p,ute o J1J
r-"-'erddborde
lar las fronte
'fi d
· b . geogra co: d ~cado puede esregu-
ras ya nrl 6
as a rmas e inversiones extran;era,.
, ocurre desde los años 1990 en América latina: el neo-
)liberalismo
eso desreguló mueh as fronteras y 1as ab no· ' a inver-
·
siones extranjeras que usan nuestros recursos naturales. Mu-
chos estados latinoamericanos renuncian a disponer del
subsuelo, ceden el agua de los ríos y también ceden territo-
rios para industrias sucias y bases norteamericanas. Desde
el punto de vista territorial, el estado latinoamericano cede
soberanía y se desnacionaliza.

La cultura indígena tiene una relación totalmente diferen-


te con su territorio. Los mapuches dicen que el ser humano
es el complemento de la tierra y de todo lo que le rodea; que
es parte de un territorio y no su dueño. Y no piden el dere-
cho a la tierra sino al territorio. Reclaman sus territorios
usurpados primero por los españoles y después por los mi-
litares argentinos. Reclaman derechos territoriales como
derechos humanos y piden una política de reordenamiento
territorial.

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JOSEFINA LUDMER

Aquí América latina


Una especulación

'ETE~A CADENCIA
E DITORA
,,
INDICE

( ~ TR O DUCC IÓN 9

l. T EMPORALIDADES 15
hnaginar el n1undo como tiempo 17
B UENOS AIRES AÑO 2000. EL DIARIO SABÁTICO 21
El tiernpo del día 23
Las ficciones nocturnas 43
l. Ten1poralidades de la nación 44
La historia, la memoria, el golpe militar 44
La historia. Un orden posible 1 46
La mc,noria. Un orden posible 2 57
El golpe n1ilitar. Un orden posible 3 73
2. Ten1poralidades globales 90
El fin del mundo. Un orden posible 4 90

11. T E RRITORIOS 119

Iinaginar d mundo co1no espacio 121

L;1 ciudad. En la isla urbana 127


Identidades territoriales y fabricación de
presente 149
La nación. Tonos antinacionales en América
latina 157
El imperio 179
1. De la nación a la lengua 179
2. De la lengua al imperio 188

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