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[Historia Judía #15] El período de los

Jueces
2/10/2013 | por Rav Ken Spiro

La guía judía venía de los “jueces”, que eran tanto guerreros como profetas.

El Talmud llama al Libro de los Jueces “El Libro de la Rectitud”.

¿Por qué?

Porque el objetivo supremo de cada judío es usar su libre albedrio para diferenciar
entre lo que está mal y lo que es correcto, utilizando la Torá como guía. Y esto es lo
que ocurrió en el período de los Jueces.

En aquellos días, no había rey en Israel, todos hacían lo que era correcto a sus
ojos (Jueces 21:25).

Tal vez estés pensando que este versículo suena como la descripción de una
anarquía. Pero no era así; la gran mayoría de los judíos estaban totalmente
dedicados a la Torá y tomaban decisiones de forma acertada sin necesitar que
alguien les dijera qué hacer. Con seguridad, ésta es la situación ideal. Las tribus
operaban como una unión de estados independientes, con un fuerte liderazgo
central que se erguía sólo cuando la nación era amenazada por un enemigo
externo.

Por supuesto, la falta de una autoridad central luego de la muerte de Yehoshua


tuvo consecuencias negativas; una pequeña minoría tomó esto como una licencia
para caer en la idolatría y en la inmoralidad. Esto ocurrió en gran parte porque los
judíos no se deshicieron completamente de los canaanitas como se les había
ordenado, y la influencia canaanita pagana se hizo sentir.

Siempre que los judíos abandonan a Dios, las repercusiones son inmediatas:

Y dejaron al Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y
fueron tras otros dioses… Por eso se encendió la ira de Hashem contra Israel, y
los entregó en manos de saqueadores que los despojaron y en manos de sus
enemigos (Jueces 2:12-14).
Éste es uno de los patrones más importantes y repetitivos que tenemos que
entender sobre cómo funciona la historia judía. Cuando los judíos no cumplen su
pacto con Dios, ocurren cosas malas – por lo general, viene un enemigo y los ataca.

El pacto con Dios no sólo abarca el comportamiento del hombre hacia Dios, sino
que incluye también las obligaciones del hombre con su prójimo. Y ambas cosas
son necesarias.

Escuchar la Advertencia
Dios dice una y otra vez – cuiden la Torá en su totalidad y nada los molestará.
Vivirán en paz en su tierra y prosperarán, y no sólo eso, sino que también el mundo
entero aprenderá de ustedes y serán una luz para las naciones.

Pero si no la respetan, no saldrá un gran puño del cielo para golpearlos, porque
Dios no actúa así en la historia; sino que lo que ocurrirá en cambio será que
aparecerá un enemigo físico, o una hambruna golpeará la tierra, y todos sufrirán.
Esos eventos negativos siempre sirvieron como una llamada de atención, y si eran
ignorados sólo se intensificaban hasta alcanzar un nivel que los hacía imposibles de
ignorar.

Desde el Monte Sinai en adelante, el pueblo judío siempre estuvo consciente de su


pacto con Dios, de las responsabilidades que éste conllevaba y de las
consecuencias de su incumplimiento. A causa de esta consciencia, cuando
calamidades caían sobre el pueblo judío, siempre eran vistas como síntomas de
problemas más profundos en su relación entre ellos mismos y/o con Dios.

Cuando les ocurren cosas malas a los judíos nunca es por casualidad. Siempre es
consecuencia de las acciones de los judíos y, por lo tanto, la cura nunca está en
tratar solamente la amenaza externa. Si un enemigo ataca hay que defenderse,
pero también hay que hacer introspección; la presencia de un enemigo es sólo un
síntoma de un problema más profundo que debe ser tratado. Esta relación de
causa y efecto se repite una y otra vez durante el período de los Jueces, y continúa
por toda la historia judía hasta hoy en día.

Podemos ver esto en el período de los Jueces, que se extiende desde el año 1244
AEC hasta el 879 AEC.

Entonces Hashem irguió jueces que los salvaban (a los israelitas) de las manos
de sus saqueadores (Jueces 2:16).
¿Quiénes eran los jueces?

Los jueces eran los líderes del pueblo judío que vivieron durante ese tiempo,
quienes unían al pueblo, los hacían arrepentirse y enfrentaban tanto los problemas
espirituales de la nación como las amenazas físicas.

A veces eran líderes militares que sabían cómo movilizar a la nación para la guerra
en contra de un enemigo, pero su poder real yacía en su conocimiento de Torá y su
habilidad para aplicar la ley judía.

El relato de todo este período aparece el en Libro de los Jueces, escrito por la
última gran personalidad del período de los Jueces: el profeta Shmuel. Éste período
abarca 365 años, desde el primer juez, Otniel ben Kenaz, hasta el último, el profeta
Shmuel.

Durante este período hubo diecisiete jueces diferentes. Algunos condujeron al


pueblo judío por décadas, mientras que otros lo hicieron sólo por algunos años. El
Libro de los Jueces detalla muy bien a algunos de ellos (Ehud, Déborah, y Shmuel),
pero de otros da sólo una mención breve (Ibzan, Elón, Avdón). Todos fueron
grandes líderes, pero algunos fueron más grandes que otros. La tradición nos
cuenta que el nivel del juez dependía del nivel colectivo del pueblo judío; cada
generación tenía el líder que se merecía. Resaltaremos a algunos de los jueces
descritos en la Biblia:

Déborah
Uno de los primeros jueces fue una mujer – Déborah (ver Jueces, capítulos 4 y 5).
Ella fue famosa por sentarse bajo una palmera donde cualquiera podía buscar su
consejo y desde donde emitía las órdenes de batalla.

Barak, el mayor guerrero de esa época, se negaba a ir a la batalla sin ella. Juntos
dirigían a las tropas en contra del ejército canaanita que era mucho más grande y
que estaba apoyado por 900 carrozas de hierro, mientras que Israel no contaba con
ninguna.

El Libro de los Jueces describe una batalla clave contra los canaanitas, quienes eran
conducidos por Sisera.

En la víspera de la batalla, Barak dudaba si los guerreros israelíes podrían pelear


frente a este oponente tan fuerte, pero Déborah se mantuvo firme. Una tormenta
inesperada se desató en el cielo y el aguacero resultante convirtió el terreno en
barro; el hierro de los carros quedó atascado y los canaanitas entraron en pánico.

De esa forma, se cumplió la profecía de Déborah, que decía que “éste es el día en
que Dios entregará a Sisera en vuestras manos…”.

Shimshón (Sansón)
Sansón fue un juez famoso por su fuerza de superhéroe y por conducir la pelea
contra el mayor enemigo de Israel: los filisteos (ver Jueces, capítulos 13-16).

Los filisteos fueron un pueblo marinero. Probablemente migraron del área Egea,
cerca de Grecia, hace unos 3.200 años. Se asentaron en la costa oriental del
Mediterráneo, desde la costa sur de Israel hasta el Líbano. En el área costera sur de
Israel establecieron una confederación de cinco ciudades-estado (Gaza, Ashkelon,
Ashdod, Gat y Ekron). Durante el período de los jueces ellos estaban en guerra
constante contra las tribus de Israel, ya que intentaban constantemente alejarlos de
la costa, hacia las regiones montañosas e internas del país.

Las excavaciones muestran que los filisteos – a pesar de que la palabra “filisteo” en
español tiene un significado peyorativo – eran culturalmente muy sofisticados.
Habían perfeccionado herramientas y armas de hierro, obteniendo una importante
ventaja tecnológica sobre sus vecinos.

Shimshón, que juzgó a Israel por 20 años, fue uno de los que se enfrentó a los
filisteos. Él era un nazir(que es una forma de penitencia en la que la persona se
abstiene temporalmente de cortarse el pelo y de beber vino). El nivel de nezirut de
Shimshón era inusual, ya que él era nazir desde su nacimiento y continuó en dicho
estado durante toda su vida. Además, su largo pelo le daba fuerza sobrenatural.

Para debilitar a los filisteos, fingió unirse a ellos, tomando deliberadamente a una
mujer filistea como esposa. Ella fue asesinada por su propio pueblo, luego de lo
cual Shimshón se casó con otra mujer filistea – Dalila. Esto resultó ser un error, ya
que Shimshón se encariñó mucho con ella.

Dalila se dio cuenta de que Shimshón era la principal amenaza para su pueblo.
Después de muchos intentos fallidos y muchas súplicas, ella finalmente logró que
Shimshón le revelase el secreto de su fuerza sobrenatural, luego de lo cual le cortó
el pelo mientras dormía. Como resultado, los filisteos pudieron capturarlo, cegarlo
y encerrarlo en prisión.
Pero ellos olvidaron que el cabello vuelve a crecer. Por lo que cuando volvió a tener
el cabello largo, su fuerza sobrenatural regresó.

Los filisteos decidieron ejecutar a Shimshón en una exhibición pública en el templo


de Dagán, uno de sus dioses.

Cuando las masas se unieron para ver la ejecución, un ciego Shimshón le pidió a un
niño esclavo que lo pusiese al lado de una de las columnas que sostenían el
templo.

En el clímax de la historia, Shimshón rezó:

“¡Dios mío! Recuérdame y dame fuerza sólo esta vez, Oh Dios, y yo me vengaré de
los filisteos por uno de mis ojos”. Shimshón tomó los dos pilares centrales sobre
los que se sostenía el edificio y se apoyó en ellos; en uno con su mano derecha y
en el otro con la izquierda, y dijo: “¡Deja que mi alma muera con los filisteos!”
(Jueces 16:28-30).

Con su fuerza sobrenatural renovada derribó las columnas, con lo que la


construcción colapsó, matando a todos los que estaban adentro.

Él murió dando su vida por el pueblo judío, y la Biblia dice que mató a más
enemigos filisteos en ese momento que en todo el resto de su vida.

Shmuel (Samuel)
La última gran personalidad del período de los jueces fue el profeta Shmuel, uno
de los profetas más importantes de la historia judía y que también fue conocido
por ungir a los dos primeros reyes de Israel – Shaul y David (ver Shmuel 1, capítulos
1-16). Shmuel escribió el Libro de los Jueces, y junto con los profetas Gad y Natán
escribió también el ‘Libro de Shmuel’.

En el tiempo en que apareció Shmuel, el pueblo judío había pasado cerca de 400
años sin un liderazgo central. Tenían que vivir con un alto nivel de responsabilidad
individual, ya que de otra manera Dios les haría saber que se habían desviado por
medio de los canaanitas, los filisteos o los midianitas. Era muy difícil vivir así. En el
análisis final, la nación no pudo mantener este nivel de escrutinio sin una guía más
fuerte.

Cuando Shmuel era joven, viajaba por la tierra dictando la ley judía y dando
consejos al pueblo, pero ahora que había envejecido, ya no lo podía hacer.
Mientras tanto sus dos hijos, que habían asumido su rol, probaron no ser queridos
por el pueblo.

Entonces fue enviada una delegación para pedirle a Shmuel que ungiese a un rey
en su lugar:

Y le dijeron (el pueblo a Shmuel): "He aquí que tú has envejecido, y tus hijos no
andan en tus caminos. Ahora pues. Pon sobre nosotros un rey que nos juzgue,
como todas las naciones. Y esta palabra pareció mal frente a los ojos de
Shmuel… (Shmuel 1, 8:5-7).

Shmuel no lo quería hacer, pero Dios le dio el visto bueno y encontró un rey para
el pueblo.

Y así es como se cerró el período de los Jueces. Shmuel actuó como líder por 13
años y en los dos últimos dirigió al pueblo judío junto con el primer rey judío, cuyo
nombre era Shaul.

Shalom. Buenas tardes.


Sansón existió, sus hazañas referidas en el Tanaj fueron reales, tal como se
relatan en el sacro libro del judaísmo.
No tengo tradición diferente al respecto.
Y, si por alguna de esas cosas no fueron verídicas, no afecta en nada la
esencia del judaísmo ni del noajísmo. Si nos costara admitir su realidad,
podríamos tomarlas como narraciones populares con enseñanzas éticas y
espirituales, sin que altere en nada su veracidad histórica o no.
A diferencia del cristianismo, por ejemplo, que se desploma
inmediatamente al comprobarse que su personaje central, Jesús, no existió;
o que no realizó esas cosas fantásticas que se cuenta que hizo. Cosa, que
está comprobada… que no existió, ni realizó las cosas que dicen que
hizo…
Su nombre se asocia al sol, como símbolo de poder y de protección de los
indefensos y débiles (Talmud Sota 10a). Cuando su madre lo nombró así, y
habiendo tenido la notificación del emisario celestial de la especial
identidad del hijo, quiso que él también tuviera conciencia de ello y le
acompañara su compromiso y misión en cada momento.
Gracias.
Shalom y bendición.
Ioeshua murió a la edad de 110 años. En un lugar llamado en nuestros días Timnat Saraj, un
kilómetro al norte del ishub Bet-El. Según recuerdo tuvo hijas.
Hay un libro llamado Seder Hadorot donde trae varios datos de fechas, edades y pequeñas
biografías. No es el mismo libro que Seder Olam, este último es del tiempo de los tanaim.
Seder Hadorot lo escribió el Rab Iejiel Alperin, talmid jajam muy grande, era el rab de Minsk,
hace unos 200 años atrás. En conclusión recuerdo que allí figuran otros datos interesantes.

a conquista de la tierra de Israel y la época de los jueces


Moshé, el mayor de los profetas, muere y su lugar es ocupado por Ieoshua,
quien desde joven fue su mano derecha sirviéndole. Es por ello que tuvo
una buena oportunidad de aprender de su maestro como conducir al
pueblo. El nombramiento de ieoshua fue estipulado por orden Divina.
Ante Ieoshua se hallaba un difícil emprendimiento: la conquista de la
Tierra Prometida. Esta tierra estaba ocupada por 7 pueblos, quienes
poseían una cultura idolatra muy arraigada.
La mandato Divino era muy claro, exterminar todos los pueblos de la
Tierra de Knaan, sin dejar resto alguno (1). Uno de los claros motivos era
la prevención de asimilación e influencias negativas de sus culturas
idólatras hacia el pueblo hebreo.
Luego de la conquista (que no fue completa totalmente) repartió Ieoshua
cada parcela correspondiente a las tribus, cosa que en realidad ya fuese
dividió en tiempos de Moshé.
Ieohsua (no como su maestro Moshé) no dejó sucesor. Quedaron pequeños
poblados knaanitas que estaban subyugados a las diferentes tribus hebreas
cerca de las cuales vivían, pero de tanto en tanto había alguna rebelión.
Los pueblos de en rededor (amoraim y mohabim) eras hostiles hacia las
tribus hebreas, y también influenciaban en gran medida en la cultura
(podemos ver esto en los tiempos del juez Shimshon y Guidón).
Los Shofetim/jueces eran sujetos carismáticos que aparecen una y otra vez.
El Tanaj nos relata que cada tribu y tribu peleaba en forma separada para
consolidar sus territorios contra los enemigos. El pueblo clama al Eterno, y
Este envía al Juez para yudarlos en su lucha. Tenemos el ejemplo de
Deborá luchando contra Iabin rey de Jatzur, Guidón contra los midianim,
Shimshón contra los pelishtim. El Juez logra salvar al pueblo y por un
corto período de tiempo se puede gozar por unos años de tranquilidad.
Pero luego de la muerte del Juez nuevamente el pueblo se corrompe y los
enemigos se abalanzan. En el Tanaj, más precisamente en el libro de
“Jueces”/Shofetim se puede ver claramente la conexión entre el pecado de
idolatría y el subyugamiento en manos ajenas.
El último Juez fue Shmuel, quien era también Profeta. Él vivió en una
época de cambio entre la época de los jueces y los reyes. A diferencia de
sus precursores Shmuel acostumbraba a viajar de ciudad en ciudad
preocupándose, haciendo orden y juzgando al pueblo.
Al final de sus días el pueblo pide a Shmuel que se les nombre un rey que
los dirija. Shmuel no muestra gran entusiasmo ante el pedido, pero por
orden Divina es nombrado Shaul, descendiente de la tribu de Biniamín. En
un principio Shaul logra gran éxito en sus batallas y emprendimientos,
pero toma direcciones que no hallaron gracia a los ojos de Shmuel,
haciendo que este por orden Divina, nombre a David como el siguiente
rey.
El rey David y y el rey Salomón
David hijo de Ishai fue el segundo rey de Israel, luego de Shaul. En los
tiempos del rey Shaul hubo duras guerras entre el reino de Israel y los
pelishtim. Shaul perdió varias guerras y los pelishtim pasaron a
dominar varias zonas a raíz de esto.
El joven David, que si bien no pertenecía a la familia de Shaul, aún vivía
en la casa del rey. Shaul lo apreciaba en demasía y hasta le dio su hija
Mijal como esposa. David peleó contra el gigante Goliat venciéndolo,
progresó con mucho éxito en los asuntos militares y era muy querido por el
pueblo, esto despertó celos en Shaul, cosa que lo llevó a odiarlo e
intentar asesinarlo. Ionatán el hijo de Shaul quien quería mucho a David,
le reveló las intenciones de su padre por lo que David logró escapar al
desierto de Iehudá. Muchas personas de la tribu de Iehudá (su propia tribu)
lo siguieron, viendo en él su conductor y dirigente. Las tribus del norte
quedaron a favor del rey Shaul.
Shaul y sus tres hijos fueron asesinados en una guerra contra los pelishtim
y el Pueblo de Israel quedó sin rey. David volvió a la tierra de Iehudá y fue
coronado como rey. En un principio las tribus del norte no lo reconocieron
como rey, y querían un rey de la descendencia de Shaul. Luego de un corto
tiempo, también las tribus del norte recibieron a David, siendo ya el rey
sobre todo el Pueblo de Israel. El objetivo principal de David era unir a
todo el pueblo, todas las tribus sean un pueblo despertando nacionalismo.
David conquistó Ierushalaim de las manos de los Ibusim (Ierushalaim no le
correspondía a ninguna de las tribus hebreas ). Él la nombró la ciudad
capital del reino de Israel, y desde entonces, Ierushalaim se conquistó en el
centro espiritual, social y cultural de toda la Tierra de Israel. David logró
en su vida vencer a los pelishtim, e Israel se convirtió durante su reinado
en uno de los estados más grandes del medio oriente. David reinó durante
40 años, muriendo a la edad de 70 años, en el año 964 A.E.C.
Según nos cuenta la tradición judía, David no solo fue un gran militar y
político sino también un gran poeta y compositor. Muchos de los Salmos
del Tanaj fueron compuesto por él, de hecho muchos Salmos comienzan
con “Salmo de David…” o “Loa de David…”. Tal como el Tanaj nos lo
relata el Eterno prometió a David que sus hijos, y los hijos de sus hijos
seguirían en la dinastía real, e incluso que el Mashiaj será de su
descendencia. (2)
David aún en vida eligió a su hijo Shlomó/Salomón como sucesor, hijo de
Bat Shebá, su esposa preferida. Shlomó recibió de David un gran reino,
fuerte y unido. Él edificó y agrandó Ierushalaim. La obra más destacada de
Shlomó fue la construcción del Bet Hamikdash, el Gran Templo de
Ierushalaim. La construcción tomó 7 años. El Bet Hamikdash era el centro
espiritual-religioso del reino de Israel. En los tiempos de Shlomó hubieron
buenas y sólidas relaciones con los pueblos vecinos y hubo tranquilidad en
la Tierra.
El rey Shlomó es conocido como una gran sabio “el más sabio de todos
los hombres”. Según la tradición Shlomó escribió 3 libros del Tanaj:
-Mishlé/Proverbios
-Shir HaShirim/El cantar de los cantares
-Kohelet/Eclesiastés.
Shlomó también reino durante 40 años. Desde 967/8 hasta 928 A.E.C.
Destrucción del primer Bet Hamikdash:
Desde el año 930 A.E.C (luego de la muerte de Shlomó) hubo durante
varios año 2 reinados hebreos: Israel y Iehudá. Las relaciones entre los dos
reinados no siempre fue el mejor, e incluso se llegaron a feroces guerras
entre ambos. Según nos cuenta el Tanaj muchos miembros del pueblo se
apartaron de la tradición, a causa de las influencias culturales de los
pueblos vecinos.
En el Medio Oriente en aquel tiempo llegaron grandes imperios, uno tras
de otro: Ashur (Asiria), Babilonia, y Persia. También Egipto era un gran y
potente Estado en aquellos tiempos, y cumplieron un trágico papel para
Israel. El Imperio Asirio (Ashur) conquistó varios reinos y entre ellos
Israel. Los egipcios lograron convencer al Reyu de Israel de rebelarse en
contra de Ashur. El Rey asirio conquistó Israel y dispersò a sus habitantes
fuera del país. Así vinó el final del reino de Irael.
En aquellos tiempos comienza Ashur a caer en manos de un nuevo
Imperio, Babilonia. Babilonia conquistó todas las tierras que anteriormente
pertenecían a Asiria. Y así pasó también Iehudá a manos de los
babilónicos. El Tanaj nos relata que en aquellos días hubo un gran
descenso espiritual y de ética. Muchos individuos no cuidaban las leyes
referentes a los huérfanos, viudas y esclavos (sobre leyes de esclavos ver
Shemot/Éxodo cap. 21) los jueces no hacían justicia y también hubo
idolatría. El Profeta Irmiahu/Jeremías hablló y predicó en contra de estos
actos, ya que sabía que por ello vendría una gran tragedia sobre el Pueblo
de Israel.
El Rey de Iehudá, Tzidkiahu, estaba seguro que recibiría ayuda y apoyo de
Egipto por ello se rebeló contra Babilonia. En el año 586 A.E.C. (el nueve
del mes de Av) ingresó Nebujanedtzar/Nabucodonosor rey de Babel a
Ierushalaim y exilió a los judíos fuera de Iehudá. Los babilonios quemaron
el Bet Hamikdash, el centro religioso-espiritual, nacional y cultural del
pueblo. Destruyeron toda la ciudad de Ierushalaim. Esta fue la destrucción
del primer gran Templo.
Exilio de Babel
Luego de la destrucción del primer Bet Hamikdash, residieron los judíos
70 años en Babilonia. Siempre estuvo vivo el recuerdo de Ierushalaim e
Israel en el pueblo. Según la tradición nos queda de aquellos tiempos el
salmo:
“Sobre los ríos de Babel,
allí habitamos y lloramos,
por el recuerdo de Tzión…”
El poderío babilónico comienza lentamente a disminuir, y el lugar de
Babel lo comienza a ocupar el Imperio Persa. En el años 538 A.E.C. dio el
rey de Persia, Koresh permiso a los judíos para volver a su tierra y
construir el Bet Hamikdash. Por esto rezaban los judíos estando en el
exilio, muchos volvieron a Israel y quien no, al menos brindó ayuda
económica a la reconstrucción.
El retorno no fue fácil. Había problemas con los pueblos que en aquel
entonces vivían en la Tierra de Israel quienes no encontraron en gracia la
idea del retorno del Pueblo de Israel y el levantamiento de un estado
nuevamente. También había problemas económicos, ya que le tierra era
mucho más pequeña y pobre. Pero los “olim” (así también se auto-
llamaron entonces)tuvieron mucha iniciativa y valor, construyeron el Bet
Hamikdash, menos esplendorosos y menor en tamaño que el primero. La
construcción del Bet Hamikdash fue un acto político también. El pueblo
lentamente volvía a la normalidad, incluso que no todos los judíos vivían
en Israel, al menos sus corazones estaban en Ierushalaim.
Dos grandes personalidades fueron las que ayudaron a construir
nuevamente la vida en Eretz Israel. Uno era Moré, hombre de libros: Ezrá
HaSofer/Ezrá el escriba. El segundo era dirigente político, hombre con
agallas e iniciativa: Nejemiá. Estos dos próceres fueron los que sentaron
las bases para la autonomía hebrea en Iehudá. Construyeron nuevamente
Ierushalaim, y la Torá fue en aquellos días la constitución legal.
Rebelión de los Jashmonaim
En el año 200 A.E.C. lograron los sirios conquistar la Tierra de Israel. En
un principio la situación de los judíos era relativamente buena, tenían
libertad de culto. Pero de a poco comenzaron los problemas.
El rey de Siria Antiojus/Antioco III, no accedió a darle a los judíos libertad
de culto y religión, él quiso imponer en todo lado donde dominase la
cultura helenista. Todos los pueblos aceptaron las imposiciones, pero los
judíos, fieles a sus principios y tradición no podían admitir una situación
como esta. Si bien hubo una pequeña minoría del pueblo que si se
subyugó, tomando nombres griegos, hablando su lengua, y vistiendo
acordemente (los cuales se denominaban “mitiabnim”), sin embargo en su
gran mayoría el pueblo se negó a la asimilación.
En el año 167 A.E.C. decidió Antiojus atacar en forma directa el judaísmo
y su tradiciones estableciendo leyes y estatutos en contra de los preceptos.
Se prohibía cuidar el Shabat, circuncidar a los niños, se prohibía cuidar las
reglas de kashrut/dieta judía. Los griegos incluso ingresaron un cerdo al
Bet Hamikdash en señal de desprecio y burla.
En una pequeña aldea cercana a Ierushalaim, en Modiim más
precisamente, se levantó una oposición activista en contra de los crueles
deretos de Antiojus. En este poblado vivía un anciano, de nombre de
Mititiahu, quien poseía 5 hijos. En el año 166 A.E.C. se levanta Mititiahu
junto a sus hijos rebelándose, en un principio solo fue trifulca menor, pero
lentamente la rebelión de los judíos fue creciendo. Tras Matitiahu siguió
dirigiendo la rebelión su hijos Iehuda HaMacabí. El logró llegar hasta el
Bet Hamikdash, purificarlo e inaugurarlo nuevamente encendiendo la
Menorá (fiesta de Januká).
En el año 160 A.E.C. fue asesinado Iehudá en una guerra, pero sus
hermanos Ionatan y Shimón continuaron con la dirigencia. Los hermanos
Jashmoniam con gran audacia y coraje lograron tener éxito en su lucha y
trajeron libertad sobre el Pueblo y la Tierra de Israel.
En el año 129 A.E.C. se levanta en Israel un estado libre del Pueblo de
Israel. Los gobernantes eran reyes de la familia de los Jashmonaim.
El reinado de los Jashmonaim duró 103 años.
El segundo Bet Hamikdash:
En la época del segundo Bet Hamikdash habían dos grupos numerosos en
el pueblo de Israel, los perushim/paruseos y los tzedukim/saduceos.
Los perushim eran judíos que creían en la Torá, escrita y oral, las
explicaciones de los sabios, la venida del Mashiaj, tejiat
hametim/resurrección de los muertos, etc. Los tzedukim no aceptaban las
palabras de los sabios sino únicamente el texto tanájico tal como ellos lo
entendían. En este grupo había varios cohanim y personajes de alto poder
adquisitivo. Poseían gran influencia política y económica sobre el pueblo.
Entre los dos grupos hubieron grandes disputas a raíz de sus diferentes
ideologías.
La reina Shlomtzion, la esposa del rey Alejzander Ianai, quien imperaba
sobre el estado de los jashmonaim entre los años 76-67 A.E.C. logró
apaciguar las disputas entre los dos grupos. Pero sus hijos (de la reina)
Aristóbulus y Horkenus, volvieron a despertar los odios debido a sus
propias disputas para obtener el poder.
En el año 64 A.E.C. conquistaron los nebatim/nabateos grandes terrenos de
Iehudá y pusieron sitio sobre la ciudad de Ierushalaim. Aristobulus pidió
ayuda del ejército romano, quienes también se encontraban luchando
contra los nebatim en Siria. También Horkenus por separado pidió ayuda.
Roma actuó astutamente, y debido a las discusiones entre los hermanos y
el desorden conquistó fácilmente Israel. Los romanos nombraron un
gobernador y cohen/sacerdote a Horkenus.
El estado de los jashmoniam no fue fuerte bajo el imperio romano, solo
había una pequeña autonomía interna. Las disputas en esta época fueron en
aumento.
En el año 63 AEC. Conquistaron los romanos el estado de Iehudá. El
imperio romano se preocupó de hacer prosperar y desarrollar la economía,
y cultura en sus zonas conquistadas
Los romanos construyeron en Israel varias ciudades, helenísticas por
cierto, construyeron teatros, estadios, e hipódromos. Entre las varias
ciudades conocidas que edificaron se pueden contar: Kesaria, Bet-Shean,
Shomron, etc.
Los romanos nombraron a Hordus/Hérodes, quien de hecho no era judío
como rey de Iehudá. Lo enviaron con el ejército romano a regir sobre
Iehudá. Ellos vieron en él un personaje ideal para el cargo por dos
motivos: 1) no era querido por los judíos y 2) Hordus sabía muy bien que
dependía completamente de Roma.
Hordus se casó con Miriam, quien era descendiente de la casa de los
jashmonaim, para encontrar gracia a los ojos de los judíos. Pero aun así los
judíos veían en Hordus un gobernante extraño, de “afuera”, representante
de Roma, y enemigo del pueblo, a pesar de que él construyó nuevamente el
Bet Hamikdash.
Hordus nombró cercanos a él en diferentes e importante puestos en el Bet
Hamikdash. El principal objetivo de esto era debilitar el status de los
dirigentes y engrandecer su nombre. Sin Embargo como dijimos no fue
bien recibido ni querido por el pueblo.
En el año 4 E.C muere Hordus. Luego de su muerte decide Augustus que
rija un gobierno romano directamente sobre Iehudá. Para los judíos fue
muy duro recibir la soberanía romana, su cultura y tradiciones. Muchos
fueron los pueblos que recibieron de brazos abiertos la cultura e
hidisincracia romana, pero no así los judíos. Ellos siguieron fieles a sus
tradiciones. Las sabios y rabinos hicieron hasta lo imposible para luchar y
alejar la cultura romana del pueblo. Hubo diferentes pequeños grupos que
se rebelaron en contra de Roma durante varios años.
Rebelión contra Roma
La rebelión de los judíos contra el mandato romano entre los años 66-70
EC. Fue denominada “la gran rebelión”. Esta rebelión tuvo como
resultado la destrucción de Ierushalaim y del Bet Hamikdash.
Como antes mencionamos los judíos se negaban a recibir y absorver la
cultura y las tradiciones romanas. En Kesaria (ciudad que Hordus
construyó) vivían conjuntamente judñios y helenistas, y fue aquí
justamente en el año 66 EC. Donde comenzaron lor roces y disputas dando
como resultado final la gran rebelión. Cuando los judíos que vivían en
Ierushalaim oyeron acerca de la rebelión y los problemas en Kesaria
también ellos se sumaron al emprendimiento, nada fácil por cierto, hacía
falta de gran valor para emprenderse en semejante tarea. Los romanos
oyeron acerca de estos disturbios por lo que decidieron enviar su ejército a
hacer orden en Ierushalaim, pero no lo lograron. A pesar de que el ejército
romano era varias veces superior al de los judíos, tanto en cantidad como
en calidad, estos lucharpon con gran valor y consiguieron vencerlos en el
primer encuentro. Como consecuencia de la vistoria se hizo oficial la
rebelión.
Aspasianus, quien fuera el jefe del ejercito romano, tomó las riendas del
asunto. Comenzó atacando el norte de Israel conquistando lentamente,
llegando hasta Ierushalaim. Dentro de las murallas de Ierushalaim había
una discusión interna entre continuar o no con la rebelión.
Los romanos pusieron sitio sobre Ierushalaim, durante 5 meses. Los
residentes de Ierushalaim soportaron duras penas de hambre, falta de agua,
enfermedades y epidemias. El 9 de Av del año 70 EC. Consuitaron los
romanos Har Habait, el monte donde yacía el Bet Hmikdash,
destruyéndolo hasta los cimientos. En recuerdo de ello es conmemorado
cada año y año el día 9 de Av en el seno del pueblo judío este triste día
como un día de duelo.
En el mes de Elul terminaron los romanos de conquistar todo Ierushalaim,
destrozando y destruyendo lo que encontraban a su paso. Este fue un duro
y trágico golpe para el Pueblo de Israel. Los judíos que quedaron con vida
escaparon a los bosques y diferentes ciudades prosiguiendo con la
rebelión. Una de las ciudades donde más lograron aún luchar fue
Metzada/Masada.
Metzada es una ciudad que se encuentra en un monte cercano al Mar
Muerto. Esta fue la última ciudad que les quedó a los romanos por liquidar.
Allí habían aproximadamente 1000 hombres con sus familias aún
sosteniendo la bandera de la lucha. Al no poder ingresar los romanos
pusieron sitio sobre la ciudad, lo cual duró 3 meses. Como es de imaginar
la situación de los judíos allí dentro era en demasía difícil y dura, pero aún
así lucharon con gran proeza, y la esperanza de la libertad fue la que los
empujó de seguir en pie fieles a sus ideales.
Luego de los 3 meses, ve Eleazar ben Yair-dirigente de la rebelión que no
lograrían los judíos vencer a los romanos y caerían en su crueles manos.
Por lo que deciden juntos morir como hombres libres. “optamos por la
muerte en lugar de una vida de subyugamiento”.
Cada hombres asesinó a los miembros de su familia, los últimos diez
hombres se asesinaron mutuamente y el último se suicido por si mismo.
Cuando los romanos ingresraon encontraron 960 cadaveres con sus
familias, y solo 2 mujeres con 5 niños lograron refugiarse y contar lo
sucedido. El historiadior Iosef ben Matitiahu/Flavio Josefo escribió la
historia de Metzada en su libro “La guerra de los judíos y los romanos”. El
sionismo moderno convirtió la historia de Metzada en un símbolo de
valentía y valor.

Casi 2000 años nos separan de aquellos hechos.


El Pueblo de Israel cruzó el destierro y des arraigamiento, persecuciones,
pogroms, odio, masacres. Si bien hubieron épocas y lugares donde lo
judíos lograron vivir dignamente, no es una época que se recuerda en el
Pueblo judío como dulce, ni crea nostalgia alguna.
El 5 del mes de Iar de 5708/14 de Mayo de 1948 declara David ben Gurion
(que su santa memoria sea de bendición) la independencia del Estado de
Israel. El Pueblo de Israel vuelve a su tierra, vuelve a su hogar, pero esta
vez como un pueblo libre.
Mientras en lo profundo del corazón
palpite un alma judía,
y dirigiéndose hacia el Oriente
un ojo aviste a Tzion,

no se habrá perdido nuestra esperanza;


la esperanza de dos mil años,
de ser un pueblo libre en nuestra tierra:
la tierra de Sion y Jerusalén.

Notas:
(1)Por supuesto que también tenían la posibilidad de establecer un pacto de
paz. Ver Malbim al principio del libro de Ieoshua.
(2)Aquí me parece apropiado agregar que a diferencia de como muchos
individuos piensan el cargo del Melej HaMashiaj/el rey Mesías será un
cargo político-militar. Y de ninguna manera es necesario que sea un rabino
o una autoridad halájica.
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