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"el juego de las Telaciones sociales que afectan la vida de los individuos"
que las tierras de Comala son buenas. anuncian la inminencia de la muerte lucionaria. Sus campesinos (El luto hu-
Es lástima que estén en manos de un -Cuaresma, Semana Santa- en vez de mano) no tienen más posesión que un
solo hombre. ¿Es Pedro Páramo aún el las celebraciones jubilosas - Navidad, Dios siniestro y una religión oscura, de
dueño, no? -Así es la voluntad de Dios." Epifanía. El pueblo es como una olla odio y no de amor, de miseria y de so-
Como Faulkner, a quien se acerca no cerrada donde hierven vapores tan ledad. La tierra que han recibido es
sólo por la técnica sino por la visión fuertes que en un momento lo reprimi- seca y estéril; sin embargo no esbozan
del mundo, Rulfo no ve ninguna posi- do tendrá que abrirse paso y escapar siquiera en su interior una protesta. Só-
bilidad de rescate para un hombre des- violentamente - muerte de Micaela por lo les queda caminar "sin destino, sin
provisto de salvación. La vida es sólo Damián, locura de Luis Gonzaga; hui- objeto, sin esperanza. Por no dejar".
objeto de reflexiones en un mundo irre- da de María con los revolucionarios. También aquí la gran solemnidad no es
vers:~):e, ~: de la muerte. Son los muer- La acción es pasiva y ha~ta lo trágico el nacimiento sino la muerte que con-
tos quienes se relatan sus destinos des- sucede a la g-ente sin gran intervención grega a todos los vecinos -como en Yá-
de la impotenr:ia m,is absoluta, la más de su voluntad, empujados todos a sus ñez- "para reverenciar, para recordar,
esencial incapacidad de actuar. Desti- dramáticos destinos por un modo de entregándose a su recóndita nostalgia".
nos que no van a ninguna part(; vida vida, unas normas de conducta, que les La visión del mundo del novelista se
detenida, que se con~und~ con la muer- son ajenos realmente. La única que se refleja concretamente en el tipo de con-
te. Diálogo de muertos que sólo puede salva es Máría, la que decide evadir flictos que plantea entre el hombre y la
tener un fin; el silencio, el desvane- el destino funesto del pueblo, que se- sociedad, en el entretejido de las vidas
cimiento de la conciencia en la nada. guirá consumiéndose al margen de la personales y el mundo. La novela supo-
Rulfo no cree que la realidad brutal historia, y se marcha a la Revolución. ne sujetos concretos y un mundo exte-
pueda ser modificada por la interven- En este personaje encarna un anhelo de rior, que puede ser visto objetivamente
ción del hombre. En su mundo se de- liberación personal y colectiva que re- y, al mismo tiempo, proyectado en la
tienen el tiempo y las cosas y los hom- presenta una época nueva. Pero el pue- conciencia de los personajes o bien re-
bres no transcurren, sino que duran, blo, la pequeña comunidad en conjunto, presentado sólo en su exterioridad o
al margen del dinamismo de la histo- es la negación de ese anhelo; es lo es- sólo en su reflejo subjetivo. ¿Cómo han
ria. La protesta contra la realidad de tático, la rémora del acontecer históri- resuelto nuestros autores este dilema de
Susana San Juan -uno de los más her- co que, tras el paso de los revoluciona- las relaciones hombre-mundo y del pun-
mosos personajes rulfianos- es la locu- rios, vuelve a quedar Lomo antes, como to de vista?
ra, que le devuelve las imágenes puras "siempre". El tiempo en Yáñez es un A través de una reconstrucción poética
de la infancia. Lo demás es la muerte. transcurrir monótono, conmovido sú- del clima emocional de la infancia, Ro-
La misma de Yáñez o de Revueltas. bitamente por lo catastrófico. A pesar sario Castellanos escribe en Balún Canán
Pocas cosas suceden en aquel pueblo de que la acción sucede dentro de un el testimonio de la crisis de una familia
cerrado, solemne, de Al tilo del agua. marco histórico concreto, a pesar de la feudal, cuando parecen conmoverse sus
Los grandes acontecimientos son las violenta irrupción revolucionaria, la cimientos, la propiedad de la tierra y
muertes; nada más importante en esa impresión definitiva es de estancamien- la servidumbre de los indios. El punto
vida lenta, monótona. Las fiestas reli- to no de dinamismo. 1 También Re- de vista está situado en la experiencia
giosas de duelo rigen el calendario vi- vueltas siente como angustia, con "infi- del mundo de los amos, de las relacio-
tal de todos. Los sombríos ritos que nito desconsuelo", la frustración revo- nes personales que allí entraban en jue-
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llOmbre y la sociedad se convierte, pues, aristas de sus personajes más definidas. Los novelistas mexicanos se enfrentan
,en la manera de expresión preferida por No todo es, sin embargo, claro y racio- ahora con problemas muy concretos, re-
muchos autores, aun por aquellos que nal en las formas de vida de este nivel' lacionados tanto' con la técnica como
tratan de sustituir al conflicto del hom- de la sociedad mexicana; sobre todo, en con la visión del mundo. El problema
bre con la sociedad el conflicto privado los ambiguos escalones de la muy pe- técnico esencial es evidente; ¿puede ser
del hombre consigo mismo que, en últi- queña burguesía y la amorfa población utilizada la técnica narrativa contempo-
ma instancia, tiene su origen, aunque flotante de la ciudad de México. Tam- ránea, des4e la asociación de ideas y el
no sea obvio sino aparentemente remo- bién esos estratos quiso representar monólogo interior hasta la discontinui-
to, en las relaciones de todos los hom- Fuentes en su fisiología de la capital, dad de la secuencia temporal? Esos ha-
bres entre sí dentro de un medio deter- La región más tmnsparente; de ahí que llazgos formales han servido para refle-
minado. Una sociedad donde coexisten no estén ausentes algunas constantes de jar un mundo al que se veía ya sin un
diversos niveles tiene que ser infinita- irracionalismo como motivación vital, sentido coherente: un mundo en el cual
mente contradictoria.' Al mundo moder- muchos elementos, especialmente los va-
pero no como ingrediente de la visión
no y citadino de b4rgueses, clase media, lores, empezaban a desintegrarse. Pero la
del mundo del autor, sino de los per- desintegración temporal y de los carac-
obreros, se opone otro extremo muy'aje-
sonajes, muy concretos, que retrata. Ro- teres significaba, de hecho, que el artista
no, muy al margen de las nuevas formas
de vida y con una estructura espiritual sario Castellanos, que penetra como Rul- no encontraba ya ningún sentido a la
muy distinta, el mundo del campesino, fa en las capas que no se han incorpo- realidad objetiva y que inclusive el su-
de los pequeños pueblos de la provincia rado al mundo moderno -en su caso, jeto, desgarrado frente al mundo, tenía
mexicana. Y, como aplastado entre am- la vida de los indígenas de Chiapas- lo dificultades para concebirse como algo
bos estratos, esa masa que nutre los ba- hace sin el pesimismo de aquél; para unitario, como un ser con destino pro-
rrios más sórdidos de la ciudad y que ella no hay sólo resignación y estatismo pio y no como una multitud de vivencias
sin ser ya campesina no ha llegado a sino rebeldía y solidaridad y, en conse- aisladas. Un carácter típico de la novela
proletarizarse. En dos escritores se refle- cuencia, la posibilidad de cambio. La europea y norteamericana de los últimos
jan, en su manifestación más conciente postura de Revueltas es singularmente tiempos es la falta de caracteres, de per-
y acabada, estos mundos: el de R~lfo paradójica: se trata de ese mismo mun- sonajes que dejen una huella durable en
es el campesino, que él ve sin redención. do mágico, cuya máxima expresión es la experiencia del lector. Pero el hecho
De ahí todo su fatalismo, su pesimismo, Rulfo, pero con el ingrediente de de que determiILadas técnicas hayan ser-
su dolor, su angustia que no se limita un revolucionarismo sui generis que se vido para expresar una actitud semejan-
a la idiosincrasia y la mentalidad mágica nutre de aquel fatalismo en vez de in- te no significa que esos recursos, válidos
de un tipo concreto de hombre mexica- tentar transformarlo. El rechazo íntimo en tanto que permiten penetrar más en
no, sino que constituye una visión total de los demás hacia la vida que se impone el interior de la conducta humana, no
de la vida y del mundo. Fuentes, por su históricamente se traduce en ensimisma- puedan expresar también otra actitud
parte, se interesa por fijar los rasgos miento y desconfianza. Los mismos que hacia el mundo: una actitud que des-
del otro extremo: el creado por la bur- acompañaron a Yáñez en su pentrante cubra un sentido a la vida y una cohe-
guesía y la industria. Su visión de la rea- examen de la conciencia intranquila de rencia y una dirección a la acción de los
lidad tiene que ser, pues, como el mun- un pueblo perdido, en vísperas de la Re- hombres. La técnica no presupone la
do que pinta, más racionalizada y las volución Mexicana. actitud hacia la realidad y, en tanto
"un anhelo de libemción jJersonal y colectiva que representa una nueva época"
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que se expresen profundamente los sen- muerte son una parte de la realidad pero rece cada día más firmemente en la
tidos de esa realidad, todos los hallaz- no la agotan. Hay desesperación y an- historia y que más que pasado occi-
gos del arte narrativo son utilizables. El gustia pero, más que en la conciencia dental tiene un porvenir universal, don-
problema se desplaza, pues, a su verda- del hombre corrie!1te, que jamás renun- de el arte novelesco encuentre la salida
dero terreno, el de la visión del mundo. cia absolutamente a la esperanza, en la al callejón de la conciencia que da vuel-
y el dilema estrictamente técnico se con- de muchos intelectuales y artistas que tas . en torno a sí misma o se detiene
vierte en una exigencia estructural, en así revisten un derrotado conformis- ensimismada en un universo blanco y
una relación orgánica de la forma y el mo. y esto les resta visibilidad, les im- estéril, de cosas sin vida. Si nuestra Tea-
contenido - cómo lograr el equilibrio pide contemplar la continuidad de la [idad, lejos de ser una "tierra baldía",
entre lo individual, las vidas concretas vida, el renacimiento de la esperanza y ofrece un porvenir, al novelista hispa-
y el sentido coherente de la vida en esta la capacidad que tiene el hombre, en noamericano de hoy toca una labor lle-
época, en México, en el mundo. Por su- todos los tiempos, de actuar y hacerse na de sentido, de posibilidades y de ri-
puesto, cada artista tiene su propia ex- su propio destino. queza: integrar, con la cohesión de la
periencia de la realidad y su tono sin- forma tradicional y los hallazgos de la
gular de sensibilidad. Pero, cualesquiera Desde hace más de una década se novela contemporánea en la exploración
que sean sus opiniones generales, inclu- viene hablando de una crisis de la no- más profunda del hombre, ese mundo en
sive las políticas, un buen novelista aca- vela. Los caminos de Proust y de Faul- transformación, con todas sus contra-
ba por descubrir y reflejar la realidad kner, se dice, han agotado todas las po- dicciones y todo su dinamismo.
de su época siempre que no haga a un sibilidades de ahondamiento subjetivo
lado algunos de sus aspectos para repre- en la conciencia y últimamente muchos 1 La tierra pródiga, última novela de Agustín
sentar sólo uno de ellos, siempre que novelistas se han dedicado a describir un Yáñez, introduce un elemento dinámico: el
saque a la superficie las corrientes a ve- mundo donde parece que sólo existen ocaso del predominio de los caciques ante la
ces ocultas, los diversos personajes y fac- objetos, cosas morosamente detalladas, embestida del progreso moderno. Sin embargo,
tores que entran en juego en una socie- como si el hombre no tuviera ya nada la realidad mexicana sigue caracterizándose por
dad, en un momento dado. Dos defor- esa nivelación peculiar de poesía y muerte vio·
que decir de sí mismo. Mauriac y Sartre, lenta, intrigas politicas y progreso como fuer·
maciones pueden producirse frente a desde observatorios bien distantes, han zas todas de igual valor, desencadenadas y un
esta tarea que el narrador debe exigirse coincidido en su desconfianza por el fu- poco regidas todavía por la fatalidad -la muo
a sí mismo. Una es el peligro de condi- turo de este género, tan rico hasta ahora. jer, la tierra- que asiste a la derrota del cacique
cionar los personajes a una concepción Pero ¿no sería justo preguntarnos si la y lo nutre nuevamente de energías. En defi-
teórica previa del mundo en vez de par- nitiva, su destino queda en suspenso, como en
crisis de la novela no se debe precisa- espera de que el país sepa encauzar su fuerza
tir, a la inversa, de los destinos perso- mente a que ha venido reflejando una primitiva y "lanzarla al futuro". La verdad,
nales dejados en libertad que, si son conciencia en crisis? ¿A que la concien- el porvenir, está en ese mundo violento pero
auténticamente posibles, tendrán que cia reflejada y agotada es una concien- aprovechable. El único progreso posi.ble es el
reflejar la compleja dialéctica de una cia en trance de perecer y el mundo vi~ que impulsan quienes no vacilan en "ensuciarse
época. Otra e~tá en hacer de una visión las manos" y utilizar a las fuerzas reales, enten·
to a su través un mundo en desintegra- <liendo como tales las que hasta el momento han
parcial y subjetiva de la realidad, toda ción? y algo más. Que quizás sea en sido más negativas y olvidando cualquier otra
la realidad: la angustia, la soledad y la nuestro mundo, este mundo que apa- posibilidad de auténtica transformación.