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Introducción
a la probática
Serie
Manuales y
Monografías
Lluís Muñoz Sabaté
BOSCH FORMACION
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a
F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introducción a
la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t in u a
F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introducción a
la probática
ISBN: 978-84-7698-788-9
LA PRUEBA
SUMARIO
I. ¿Qué es la probática?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
II. La actividad probática del abogado . . . . . . . . . . . . . 16
III. Las relaciones de la probática con el derecho
probatorio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
IV. La factibilidad heurística y la factibilidad
probática de la norma jurídica. . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
V. La heurística o investigación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
VI. Lo que no es prueba . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
Sumario
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
2. Todo lo que es prueba es prueba aunque no
Introdución a la probática
sea prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
3. No hay hechos imposibles de probar sino
eventualmente hechos inaccesibles a la prueba. . . . . . . 34
4. Cuando el hecho histórico llega al proceso es solo
una representación deformada de aquel. . . . . . . . . . . . . . . 37
5. Algunas veces los hechos no son lo que son sino lo
que los jueces quieren que sean. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
6. Cada caso se satisface con una variable y distinta dosis
de evidencia . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 40
7. El razonamiento probático suele ser un razonamiento
presuncional. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 46
Lluís Muñoz Sabaté
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I. ¿Qué es la probática?
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Creo oportuno aprovechar este momento inicial para brin-
Introducción a la probática
. Sentis melendo, La prueba. Los grandes temas del derecho probatorio. Ed. Ejea,
Buenos Aires, 1978, pág. 16
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. Lo podemos ver en el ejemplo que damos en la página 76 nota 99.
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y fenómenos que maneja. Pertenece a las ciencias llamadas
praxiológicas que estudian los procesos de decisión y selec-
ción y evalúan la pertinencia de los conocimientos disponi-
bles para la solución de un determinado problema.
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ta en dos conocimientos constantes –la lógica y la psicolo-
Introducción a la probática
. Es evidente que las relaciones entre el viento y la caída de un árbol que
mata a un transeúnte carecen de contenido psicológico hasta el momen-
to en que alguien «narra» el suceso. Pero a partir de este momento ya
14
entra la psicología.
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ría para acertar en sus requerimientos o respuestas y no mal-
gastar la munición?.
Entiendo que en el campo de la exploración y la enseñanza la
probática se sitúa mejor, desde el punto de vista académico,
en las pertinentes áreas del derecho sustantivo que no en el
marco del derecho procesal, ya que es aquel quien la activa y
vivifica a través del llamado supuesto de hecho normativo10.
La afirmación o afirmaciones nucleares en el proceso, es decir,
aquellas que mayor conexión guardan con dicho supuesto
normativo, suelen contenerse en los escritos de alegaciones 11.
Para que las mismas valgan y produzcan efecto («sean bue-
nas») se debe emprender una labor retrodictiva consistente
en intentar hallar la coincidencia o similitud de la afirmación
de hecho con el hecho histórico realmente sucedido.
El desarrollo de esta labor no es un desarrollo libre, como pu-
diera ser el que efectúa el historiador, sino un desarrollo que
navega por caminos trazados, señalizados y controlados por
11. No tienen forzosamente que ser escritos aunque lo habitual en la primera
fase de un proceso es que las alegaciones sigan el principio de escritura.
Ello no obstante también pueden ser orales, aunque el buen hacer en
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estos tiempos, es que entonces se graben.
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un ejército de normas jurídicas que integran el que denomi-
Introducción a la probática
abogado al cliente.12
12. Sucede a veces que el cliente, por carecer de la debida perspicacia jurídi-
ca, no capta las necesidades exploratorias del abogado. En cierta ocasión
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obtuve su consentimiento para que una abogada del bufete se trasladara
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2. Centraje del thema probandi consistente en desar-
rollar un acercamiento al hecho o hechos que se
consideran decisivos para la litis, trabajo en donde
a veces se hace imprescindible detenerse en ciertas
consideraciones y referencias al derecho sustantivo
de fondo, cuyos descriptores, de los cuales vamos a
extraer el hecho constitutivo o extintivo, son a veces
de difícil interpretación, pero al que tampoco le va
a resultar ajena la cuestión referente a la carga de la
prueba.
3. Reflexión crítica sobre el material recogido en el
punto primero orientada a gestionar la investiga-
ción de las fuentes y a la elaboración estratégica de
la fórmula probática.13
4. Argumentación retórica y demostración empírica de
los resultados con vistas a producir evidencia, apro-
vechando para ello la fase de conclusiones.14
Para esta actividad le servirán al abogado los heurigramas,
el acervo experencial (propio, libros, códigos semióticos) y la
investigación propia o por medio de detectives.
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De todos estos particulares trataremos en las siguientes
Introducción a la probática
páginas.
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el proceso en un inacabable e ingobernable debate histo-
riológico, pero allí donde nace mi desacuerdo es cuando se
rigoriza con un fundamentalismo hiperconstitucionalista la
inevitable discrecionalidad que comportan los actos judicia-
les de admisibilidad y valoración, convirtiendo las declaracio-
nes de impertinencia, inutilidad o ilicitud en un mal necesa-
rio «para el triunfo de la justicia». 17 Con la agravante de que
el autor de dicha declaración, que es el juez, mantiene en
el momento de hacerla un contacto lejano con los hechos
del proceso, mientras que el abogado que la solicita se halla
inmerso desde hace tiempo en los mismos.18
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De estas reflexiones surge un importante corolario: cuantas
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19. Me parece ilustrativo a este respecto oir a Saverio Borrelli, el que fue-
ra Fiscal General de Milano durante la borrascosa época Berlusconi:
«Esta complicación en los procedimientos, y hablamos sobre todo de
los procedimientos penales (con los civiles quizás sea algo distinto el
discurso), responde a una tendencia que hace ya tiempo que existe...
Lo que se ha denominado proceso justo se ha traducido e interpreta-
do como una serie de normas que han ralentizado de manera espan-
tosa el procedimiento penal (aparte del hecho que se haya querido
dar la sensación, –sin fundamento alguno– de que todos los procesos
desarrollados hasta ahora fueron injustos). Hoy existen muchos más
cumplimientos, aparentemente de garantía, pero que, de hecho, son
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pesadas albardas que hacen posibles los pretextos capciosos, las ex-
cepciones de nulidad en las sucesivas etapas del juicio etcétera, de lo
que es necesario para garantizar el equilibrio de las partes, de la digni-
dad equivalente de las partes en el proceso penal»(periódico El País de
3 febrero 2002). El tema de la eticidad con todo existir, no lo considero
relevante en la probática, en la medida en que el derecho probatorio
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ya se encarga de ello.
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algunos de los principios y descubrimientos de la probáti-
ca20. Más aún, la probática recoge e incorpora las enseñan-
zas y experiencias mostradas por la aplicación del derecho
probatorio y aquellas otras que le brinda la práctica jurídica
sin llegar empero a confundirse con ninguna de ambas.
El choque entre derecho probatorio y probática es menos
acusado en el arbitraje dada la flexibilidad procesal del arbi-
traje y la ausencia de una aplicación subsidiaria de la Ley de
Enjuiciamiento Civil en el campo arbitral.
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ello. Dos son a mi parecer los objetivos que debe perseguir a
Introducción a la probática
23. Dentro de la reforma que se está elaborando del Código Penal se introdu-
ce la figura del «comiso ampliado». Esto permitirá la presunción de que el
patrimonio del condenado proviene de una actuación delictiva siempre
que su valor resulte desproporcionado en relación con sus ingresos lega-
les. También en la Ley de Igualdad, al tratar de la discriminación por razón
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de sexo se establece que cuando en un proceso se deduzca la existencia
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potenciar al máximo la valoración de los indicios endoproce-
sales.24
Justo será reconocer en todo caso que no le faltan preceptos
al derecho probatorio con un directo contenido ad probatio-
nem: el art. 217.6 LEC sobre carga de la prueba que introduce
los principios de disponibilidad y facilidad probatoria, o el
artículo 265.5 LEC que prevé la prueba de detectives y sobre
todo aquellos artículos potenciadores de los indicios endo-
procesales a que acabamos de hacer mención, como entre
otros, el silencio o las respuestas evasivas en la contestación
a la demanda (art. 405), o las negativas y evasivas a declarar
en el interrogatorio de la parte (art. 307) o los efectos de la
negativa a la exhibición de documentos (art. 329).
V. La heurística o investigación
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ha dicho que»prueba es lo ya sabido». Con otras palabras lo
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completa sinergia. Procesalmente investigar significa buscar
y hallar huellas del presupuesto de hecho normativo (heurís-
tica) las cuales, una vez encontradas, habrán de someterse,
para ser útiles a los fines de la investigación, a un desarrollo
inferencial dotado de simples o complejas hilaciones (prue-
ba) que conduzca a una cierta o probable retrodicción o re-
presentación de lo realmente sucedido. Cuanto más simple
sea esa hilación, más acercamiento se dará entre investiga-
ción y prueba, hasta llegar incluso a confundirse. Cuanto más
compleja, mayor distanciamiento entre la una y la otra. Cuan-
do en un proceso se solicita como «prueba» un informe a la
Agencia Tributaria acerca de los ingresos o estado de fortuna
del alimentista para poder fijar así la pensión que le corres-
ponde pagar al alimentario, la investigación es prueba o la
prueba es investigación suponiendo como es habitual que
la afirmación producida en la litis sea simplemente y sin más
concreciones que «el demandado tiene un nivel de ingresos
suficiente». Incluso en algunos casos la afirmación remitirá
directamente al Tatbestand, sin mayor género de narrativa. Es
evidente que en casos como éste resulta superfluo distinguir
entre fuente y medio de prueba.26 Si en cambio lo que se
trata es de una posible violación, se habrán de practicar una
serie de operaciones encaminadas a las fuentes, que pueden
consistir en la búsqueda y hallazgo de una prenda de vestir
con manchas de semen, y el análisis de su ADN para com-
26. La fuente será la hoja de declaración de renta, convertida en dato fiscal,
y el medio esa misma hoja convertida en «documental». Bizantinamente
se puede perseverar en la distinción basándola en el hecho del traslado
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pararlo con el de una o varias personas hasta identificar a su
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pótesis. Nada impide, pues, la mera sospecha como
desencadenante.
3. Su rumbo es imprevisible, ya que el investigador no
puede prever todas las posibles variables que vaya
surgiendo en su camino. Como decía Skinner la cien-
cia es un proceso continuo y, con frecuencia, desor-
denado y accidental.
4. Es autocorrectivo. Los nuevos datos que se van obte-
niendo pueden obligar a modificar el conocimiento
disponible, ya que en ningún caso, deben adaptarse
los nuevos datos al conocimeiento existente, sino
este último a los primeros.
5. Es acumulativo Se suman las experiencias obtenidas
antes por otros investigadores. cosa que optimiza el
trabajo a realizar por el nuevo investigador
6. Sus resultados siempre son positivos, ya que los ne-
gativos, al destruir las hipótesis, impiden repeticio-
nes inútiles
7. El valor de sus datos básicos depende de los medios
con que fueron obtenidos (Se nota aquí la interfe-
rencia del derecho probatorio).
8. Puede no coincidir con las deducciones del sentido
común.
Aparentemente la investigación de los hechos suele situarse
al extrarradio del proceso ya que su operativa discurre fun-
damentalmente mediante la labor extra y anteprocesal de
la policía, los detectives y los abogados.29 De ahí que se haya
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querido ubicar la heurística preferentemente en el campo
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Una de ellas hace referencia a la determinación de los llama-
dos conceptos jurídicos indeterminados (CJI) como por ejem-
plo la culpa, el dolo, la diligencia de un buen padre de familia,
la buena fe etc. Todos estos conceptos se basan ciertamente
en un hecho histórico que habrá de ser objeto de prueba,
pero ellos mismos no son un hecho sino un juicio de valor
que se resolverá de acuerdo con una serie de consideracio-
nes éticas, sociales y psicológicas extraídas del acervo cultu-
ral y experimental del juez. La culpa no se prueba; lo que se
prueba son los hechos determinantes de la misma. 32
Tampoco es prueba el argumentum, entendiendo como tal
el razonamiento que se hace con el propósito de conse-
guir la aceptación o el rechazo de una afirmación de hecho,
basándose no en datos empíricos, sino en principios acepta-
dos comunmente, como lo son el principio de normalidad
(id quod plerumque accidit), el principio de la apariencia (por
ejemplo, el factor notorio), el principio de perdurabilidad de
las situaciones de hecho o la máxima res ipsa loquitur.33 Su
32. «El jurista tiene la tarea de establecer no lo que es sino lo que debe ser.
Pero lo que debe ser se presupone un juicio de valor. Y un juicio de valor
es siempre un juicio que no puede ser empíricamente verificado, sino,
todo lo más, justificado con argumentos persuasivos» (Bobbio, Contribu-
ción a la Teoria del Derecho, trad. esp. Valencia 1980, pág. 153)
33. Aunque esta última debido a la influencia del derecho anglosajón viene
siendo ya tratada como auténtica praesumtio iuris. Su origen parece estar en
la sentencia del juez ERLE (1865): «Cuando alguna cosa bajo el ciudado del
demandado o de sus criados y ocurre un accidente, siendo éste de tal natu-
raleza que en el curso normal de los acontecimientos no hubiese tenido que
ocurrir, si quienes tenian su manejo lo hubiesen tratado con cuidado, enton-
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función operativa es la de corroborar la evidencia obtenida
Introducción a la probática
34. Muñoz Sabaté, Fundamentos de Prueba Judicial Civil, J.M. Bosch editor, Bar-
celona 2001, págs. 79 y ss.
35. El reconocimiento del estoppel como una regla que excluye la evi-
dencia lo podemos encontrar entre otros autores en Cross, Evidence,
30
London 1967 págs. 271 y ss.
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je, de la vida del tráfico etc.A salvo, naturalemnte, el llamado
hecho de la voluntad, pues como advirtiera Stein, muy fre-
cuentemente hay que recurrir para esta conclusión a hechos
concretos individuales del caso de que se trate, además del
hecho de la declaración 36, es decir, añadir generalmente in-
dicios extraídos del comportamiento de las partes tal como
indica el artículo 1282 del Código Civil.37 Con ello la voluntad
no pasa de constituir un concepto jurídicamente tan inde-
terminado como la culpa o el dolor. De la personalidad y el
comportamiento de un individuo inferimos la intención.
En todo caso lo único que reclamaría prueba y no interpreta-
ción sería, a mi parecer, el significado de las palabras o seña-
les pertenecientes a un código que no entrata dentro de lo
necesariamente conoscible o de lo notorio. Por ejemplo, la
traducción de un mensaje en un idioma ignorado por todos
los intervinientes en el proceso.
36. Friedrich Stein, El conocimiento privado del juez, trad.esp. por el profesor De
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1. El peor enemigo de la probática
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es el derecho probatorio
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de su debilidad, y 2ª) Menos todavía en razón de que no son
concluyentes.39 La más insignificante o marginada molécula
factual puede llevar impresa la evidencia del hecho históri-
co.40 Visto así, desde esta perspectiva, la mejor, aunque por
supuesto también, la más heterodoxa, definición de prueba
es la que da enunciado a este principio: todo lo que prueba es
prueba, aunque dogmáticamente no sea prueba.41 Otra cosa
es que la convicción proporcionada por la misma se resis-
ta a aparecer en la motivación de la sentencia por el juez42,
muchas veces incluso sin plena conciencia de ello. Como de-
cía Jerome Frank, «las últimas y más importantes influencias
en la decisión de un Tribunal son también las más oscuras
39. Jeremias bentham Tratado de las pruebas judiciales, trad. esp. ed.Ejea, Buenos
Aires 1959, I, pág. 366
40. Ello sin mentar aquello que pueda destilarse de la propia atmósfera
procesal «El enjuiciamiento constituye toda una escenificación dramá-
tica en la que no se sabe que pesa más: si los silencios, los colores y
las formas (la propia arquitectura y decorado de los tribunales son elo-
cuentes), si el tono y el timbre de voz...» (Paulo Ferreira da Cunha, El juez
y la creación jurídica, en Poder Judicial, nº 40, 1998, pág. 829). Para un
mejor entendimiento del concepto de «atmósfera» me permito remitir
al lector a mi trabajo Muñoz Sabaté, Consideraciones sobre la llamada at-
mósfera procesal, en Estudios de Práctica Procesal Lib. Bosch, Barcelona
1987, pág. 221.
41. Algo parecido a esta otra afirmación: qualumque cosa serva a stablire un
fatto é prova (Taruffo, La prova dei fatti giuridice, Giuffré ed. Milano 1992,
pág. 319.)
42. Se observará que muchas veces los jueces cuando tienen que reforzar su
motivación probática con algo que no resulte exactamente prueba sue-
len emplear la locución «otros datos y elementos». Pero que yo sepa nadie
La prueba
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y las menos fáciles de descubrir, no sólo por un tercero sino
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Este hecho se exterioriza o interioriza, pero siempre se expre-
sa, lo cual quiere decir que al expresarse remueve, transforma
o moviliza el medio que le rodea. El medio queda sensible-
mente «impresionado» por el hecho. «Está admitido –escribi-
era Gibson– que cuando los seres humanos actúan, se puede
decir de ellos que provocan cambios en el ámbito que les
rodea»46 Se habla así de la «capacidad reflexiva de las cosas»,
esto es, de su aptitud para reaccionar a la acción exterior pro-
ducida sobre ellas. Bajo otras palabras, nos parece ver aquí
la vieja concepción heracliana de la vida como un choque
de contrarios: para que una cosa nazca es preciso que otra
muera. La aparición, por ejemplo, de la imagen fotográfica se
basa precisamente en la reducción por la luz de las sales de
plata obrantes en el clisé. También cualquier suceso produ-
cido delante de una persona es una imagen que impresiona
la retina y altera el contenido de su memoria a donde irá a
adicionarse juntamente con otros recuerdos o imágenes.
Es indudable, pues, que todo hecho es algo que impresiona o
estampa la realidad circundante y que deja como resultado de
dicha estampación lo que vulgarmente denominaríamos huella
o rastro. Nos lo describió magistralmente Troussov: «La verdad
acerca de cualquier fenómeno sobrevenido no puede estable-
cerse más que con la ayuda de los trazos y las huellas que todo
lo que acontece deja sobre las cosas, los objetos así como en la
memoria de aquellos que los han presenciado. Este conocimi-
ento indirecto es posible gracias a la aptitud de las cosas y de los
fenómenos del mundo material a reaccionar frente a la acción
exterior producida por ellos, es decir, su capacidad reflexiva».47
La prueba
46. Gibson, La lógica de la investigación social, trad. esp. Madrid 1963, pág.55
47. Troussov, Introduction a la théorie de la preuve judiciaire, Moscou 1965
35
pág. 29
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No conviene dejarse llevar en este aspecto por el sentido ge-
Introducción a la probática
48. La conversación, oral y a solas, entre dos empresarios pactando un deter-
minado negocio jurídico es grabada y permanece en los reservorios neu-
rales de las células del cerebro después de haberse movilizado complejas
redes electroquímicas.
36
49. T.S. 11 abril 1958, Aranz– 1403
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cuando se refiere a un hecho imposible, o al menos tenido
como tal según nuestros actuales conocimientos50 o cuando
por algún motivo la huella se haya borrado totalmente, in-
crementando las dificultades de hallazgo o interpretación de
los nuevos restos. Las pruebas que se refieren a otros hechos
y dan origen a una igual sensación de imposibilidad son en
realidad, y por regla general, pruebas difíciles, pruebas antie-
conómicas, probatios diabólicas que simplemente requieren
un trato especial, (v.gr. la inversión de la carga de la prueba
cuando se trata de negaciones indefinidas), aunque no siem-
pre al alcance –justo es reconocerlo– del estado actual de la
ciencia o de la sagacidad de los operadores, sin descartar a
veces la propia a la inopia del derecho probatorio.
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ción inevitable del hecho histórico, y lo es porque los instru-
Introducción a la probática
55. La carga simbólica de esta imagnen propicia la vuelta a otro mito: el de las
dos verdades. Hay una verdad material que estaría dentro de la caverna,
y una verdad formal que se hallaría fuera, y pese a la célebre frase de
Carnelutti «la verdad es como el agua: o es pura o no es agua» ya hemos
visto que el peor enemigo de la probática era el derecho probatorio. Se
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dá aquí una curiosa paradoja: cada vez más se insiste en la busqueda de
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5. Algunas veces los hechos no son lo que son
sino lo que los jueces quieren que sea
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jueces falsean los hechos para aplicar el derecho, ningún jurista
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en el proceso que repetirla ahora sería un alarde de diletan-
tismo.59 Por las razones comentadas en el anterior principio
la evidencia de los hechos siempre o casi siempre suele darse
en el proceso en términos de probabilidad. Querer lograr la
absoluta exclusión de la duda, –decía Stein– es algo que se
prohíbe a sí mismo toda persona que haya seguido la histo-
ria del saber humano.60 De esta graduación no se escapa ni
tan siquiera el resultado obtenido por las pruebas científicas
como muy acertadamente indica y argumenta Marina Gascón61
Más aún: Jairo Parra se decanta por afirmar que los juristas
tenemos mayores derechos y facultades para alcanzar la ver-
dad que no la ciencia empírica.62 Esta proposición, que tiene
muchos puntos para ser contradicha, plantea sin embargo
uno de los problemas epistemológicos más interesantes para
el debate probático, del que no estaría exenta la confronta-
ción entre la argumentación retórica y la argumentación de-
mostrativa.63 Esto nos lleva, dada la necesidad de resolver el
caso de una manera lógica, a tener que aceptar la ficción de
que el hecho probable es el hecho cierto, entre otras cosas
porque como Cohen señala, prueba es un término que se usa
62. Jairo Parra Manual de Derecho Probatorio, 14ª edición, Bogotá 2004, pág. 168.
63. Tomando como animación las palabras de Umberto Eco en su Bordelino:
«La retórica es el arte de decir bien lo que uno no está seguro de que
41
sea verdad».
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en muchos sentidos, uno de ellos muy importante y no ma-
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su capacidad reflexiva (es decir, de su aptitud para captar y
trasladar «huellas»). Pero el nivel de evidencia que al final se
obtenga como resultado, ya no dependerá de esta aptitud
(aunque es lógico que influya) sino de otras más variables,
como seguidamente vamos a exponer.
Si se pudiera puntuar objetivamente el nivel de evidencia
veríamos que cada caso posee una suficiencia que no tiene
porque ser igual a los demás, es decir, que se satisface con un
nivel diferente. Bastará a este respecto reconocer la influen-
cia ejercida por el objeto del proceso. Loevinger, defendiendo
la ventaja de cuantificar el concepto de carga de la prueba
escribe: «Para declarar culpable a un hombre de un delito
por el que puede ser condenado a una multa de 10 dólares
o a 10 días de cárcel, resulta necesario en teoría probar la co-
misión del acto con el mismo grado de prueba que se requi-
ere para declarar a alguien culpable de un delito que pueda
ser castigado con cadena perpetua o con la silla eléctrica.
En la práctica, como los jueces y abogados saben de sobras,
la dificultad que existe para convencer a los jurados está en
proporción directa con la gravedad de la posible pena».66 La
diferencia además no la marca el solo objeto del proceso sino
66. Loevinger, Una introducción a la lógica jurídica, trad. esp. Barcelona 1954,
pag.84. Aunque la prueba discurre hoy día por un sistema de libre valora-
ción, seguimos aplicando en el fondo la misma razonabilidad que movió a
los antiguos. No en vano, buscando Ihering la razón por la cual se aplicaba
una u otra prueba ordalística (la del agua o la del fuego, por ejemplo) y
dentro de cada una de ellas sus diversas especies, intuyó la existencia de
unas reglas muy precisas en función precisamente del objeto procesal. Asi
se sabe por las fuentes germánicas que para la caldaria, cuando la acción
La prueba
era «simple» la piedra se colocaba a una altura tal que la mano se sumergía
solo hasta la muñeca; si la acción era «triple» había que meter el brazo hasta
el codo. Una diferencia similar existió en el derecho anglosajón en la prue-
43
ba consistente en llevar un hierro candente; cuando la acción era simple,
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
también el orden jurisdiccional en que se desenvuelve. Es así
Introducción a la probática
ese hierro pesaba una libra; si era triple, tres libras. (Ihering, Bromas y veras en
la ciencia jurídica, trad. esp. Madrid, ed. Civitas 1987, pág. 190)
67. Cross, On Evidence, London 1967, 3ª ed. pág. 98. Tuve este mismo pen-
samiento al recomendar a las compañías de seguros que procurasen
encauzar sus acciones por incendio intencionado del asegurado a través
de acciones civiles y no penales. (Muñoz Sabaté, La probatio diabólica del in-
cendio doloso del asegurado, en «La Ley», nº 4164 de 12 noviembre 1996)
Lluís Muñoz Sabaté
68. Me remito a las 6 dificultades que para admitir la probabilidad matemática
aplicada a la prueba judicial expone Diego Aisa Moreu en El razonamiento
inductivo en la ciencia y en la prueba judicial, Prensas Universitarias de Za-
ragoza, 1997, pás. 274 y s.s.
69. Peter Gärdenfors y otros en La teoria del valore probatorio. Aspetti filosofici,
44
giuridice e psicologici, Giuffré ed. Milano 1997, págs. 45 y ss.
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
curecida con otras frecuencias (por ejemplo, el número de
accidentes cometidos por los taxis verdes es del 70 por 100
anual frente a un 30 por 100 de los taxis azules), no puede ser
estimada desvinculada de todo medio de prueba. La especu-
lación estadística puede ciertamente reforzar el resultado de
una prueba, pero a mi parecer y desde una perspectiva psi-
cológica, yo le atribuyo otro cometido: el que el juez pueda
autosalvar su responsabilidad sublimando como evidente lo
que es meramente probable. El valor estadístico opera psico-
lógicamente a modo de un mecanismo de defensa.
Distingo, sin embargo, de la inducción estadística cuya plu-
ralidad de variables desconocidas (o incontrolables) invalida
la valencia probática del indicio, aunque sirva como argu-
mento de prueba, la presunción por muestreo, que consiste
en inferir de las idénticas propiedades de un grupo parcial
de objetos, identidad que tomamos como indicio, idénticas
propiedades para el conjunto70. Por ejemplo: si se han adqui-
rido cien cajas de tomates y siguiendo,si se quiere, una tabla
de números aleatorios, se han abierto diez, quince o veinte
de ellas en todas las cuales aparece gran parte de la fruta
podrida, cabe perfectamente inferir que todo el cargamento,
suponiendo que haya venido de un mismo vendedor y viaja-
do en un mismo transporte y condiciones, es un cargamento
podrido. El problema, naturalmente, es la determinación del
parámetro (¿diez, quince, veinte cajas?) cuyas probabilidades
solo adquirirán firmeza si se considera aceptable. Tal vez lo
más aconsejable fuera una prueba pericial para ilustrar sobre
el control de variables.
La prueba
70. Muñoz Sabaté, Técnica Probatoria, 3ª ed. ob. cit. pág. 279, y Tratado de Pro-
45
bática Judicial, tomo IV pág. 117.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Otro método estadístico usado, no tanto como prueba sino
Introducción a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
cia. Esta operación, como veremos más adelante, tiene una
nítida estructura presuncional.72 Además, en muchos casos
la prueba que se rinde suele ser una prueba compuesta, es
decir, un producto de diversas pruebas que se combinan, y
no siendo todas ellas perfectas, porque si lo fueran sobrarían
todas menos una, es lógico que esta combinación a través
de diversas conexiones lógicas y psicológicas se base igual-
mente en un razonamiento inferencial que partiendo de uno
o más juicios derive la posibilidad o falsedad de otro juicio
distinto. Se trata de una mezcla de inducción y abducción,
cuya distinción lógica es mínima, porque el conocimiento
deductivo, en el cual pretende asentarse la llamada prueba
directa, se desarrolla en términos de necesidad, cuya premisa
mayor pende de un hilo: la fiabilidad de las personas y de los
documentos.
Donde tal vez mejor se contemple esta analogía con la pre-
sunción es cuando se procede a la descomposición del he-
cho, que estudiaremos seguidamente. Allí veremos como la
visión molecular del hecho es muy seguro que revele arries-
gadas interrelaciociones inferenciales entre sus diversas par-
tículas.
72. Ya hace siglo y medio que Mittermaier, corroborando una idea que hoy
La prueba
dia suele ser moneda común entre todos los autores que han tratado la
prueba desde un ángulo filosófico sostuviera que «la prueba directa y na-
tural se resuelve por sí misma en una serie de presunciones» (Tratado de
47
la prueba en materia criminal, trad. esp. ed. Reus, Madrid 1959, pág. 481)
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introdución a la probática
Capítulo II
EL HECHO
SUMARIO
I. Definición y características naturales
del hecho. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 51
II. La transfiguración jurídica del hecho . . . . . . . . . . . . 56
a) Primer estadio: el hecho dentro de la descripción
normativa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 56
b) Segundo estadio: el hecho dentro de la narrativa
procesal . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 58
III. La atribución causal del hecho. . . . . . . . . . . . . . . . . . 62
Sumario
49
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
I. Definición y características
naturales del hecho
73. La importancia del hecho en el derecho va más allá de las cuestiones pro-
báticas; el hecho es lo que le viene «dado» (donné, en la teoría de Geny) al
juzgador por la norma. En este sentido la probática ocupa una segunda
y eventual posición.
El hecho
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
cuando se exterioriza (la colisión de automóviles), e incluso
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
evidencia sobre fechas de un año, de un mes o de un día.
Resultaría un método incuestionable, como hoy día ofrece
para otros objetivos el ADN, para determinar el momento de
perpetración de un hecho y contradecir un sinnúmero de
coartadas
En tercer lugar, el hecho histórico no es por regla general un
hecho sino un suceso, es decir, una secuencia de hechos.77
Trasladando esta afirmación al eje de coordenadas podre-
mos ver que en el mismo no se sitúa un solo hecho sino vari-
os, al menos aquellos que desde una perspectiva molecular,
resultan de interés para el proceso. En tal supuesto habrá un
hecho nuclear que será el más equivalente al Tatbestand nor-
mativo y una serie de hechos periféricos (el Tatbestand y «sus
circunstancias») que no tienen porque ser hechos secundari-
os sino que pueden ser tan principales como el nuclear.
Tomemos como ejemplo la lluvia. La lluvia es un fenómeno
meteorológico cuya génesis pertenece a la física. Pero su-
pongamos el caso de unas planchas de hierro transportadas
en la cubierta de un buque y que han llegado corroídas a
su destino. Tan pronto surja el dilema atributivo, es decir, si
la mojadura causada por la lluvia ha sido causa de aquella
corrosión, el hecho de la lluvia deja de preocupar sobre su
naturaleza meteorológica y la cuestión se traslada al campo
jurídico; en este caso, concretamente, al campo de los daños
y de la responsabilidad.
La lluvia (H1), como cualquier hecho se sitúa en un eje de
coordenadas determinado por el espacio (E) y el tiempo (T).
Espacio y tiempo constituyen la primera determinación del
El hecho
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
hecho histórico de la lluvia. Llovió en determinada fecha y en
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
huella, resto, rastro o señal.80 Esta estampación no siempre es
espontánea sino que a veces obedece precisamente al pro-
pósito de preconstituir la prueba del derecho en un posible
y posterior proceso. A dicha preconstitución la llamaremos
suspectiva o insuspectiva en razón particularmente de la con-
currencia de dos indicios: el tempus y la cognitio.81
Esta consideración conduce a una nueva clasificación de los
hechos según la circunstaciación de la «huella». Se habla si
de hechos antiguos (aptos para el testimonio de referencia),
hechos íntimos (que legitiman el testimonio de los más alle-
gados), hechos psiquicos (la mayoría conceptualizados, como
el animus o la intentio), hechos negativos (que se prueban a
través del hecho positivo antagónico), hechos indefinidos
negativos, que no tienen fácil prueba sin una inversión del
onus) y hechos ocultos, que a veces añaden a esa oclusión
un carácter marcadamente delictivo. Como podemos ver el
rastreo de sus huellas es diferente en cada una de estas cate-
gorías. El rastreo que obliga a mayores estudios en la probá-
tica es indefectiblemente el de los hechos ocultos delictivos
ya que poseen una intencionalidad que moviliza toda una
serie de coartadas. Pero también existe la ventaja de que esas
coartadas movilizan a su vez otros hechos que pasan a con-
vertirse en indicios de las mismas (indicios ICO)82.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
II. La transfiguración jurídica del hecho
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
de nuestra perspectiva probática, tener que sustituir la voz
«fraude» por la idea, por ejemplo, de venta irreal o venta no
necesitada de hacerse. El centraje de este hecho para la pos-
terior prueba del mismo –lo que llamamos centraje del thema
probandi– dependerá muchas veces de esta acomodación
a lo material y además de una labor previa a la prueba cual
es la hermenéutica. Si la norma habla, por ejemplo, de nave,
antes de probar si la nave fue autorizada para determinada
actividad (autorización: hecho pasado) deberemos entrar en
la interpretación de si un bote de remos es una nave a los
efectos normativos.83
El hecho o los hechos contenidos en la norma jurídica, al ac-
tivarse en el proceso suele recibir el nombre de hecho prin-
cipal, conducente, operante, relevante o nuclear. pero conviene
saber que el descriptor que contiene la norma para presen-
tar el hecho principal, además de ser genérico y necesitado
a veces de interpretación, puede llegar a ser un descriptor
complejo que al descomponerse revela, en forma de círculos
concéntricos o –en– cadena, la existencia de varios hechos
principales y no solo uno. El descriptor, trato degradante,
concretado, por ejemplo, en una bofetada, se descompone
como mínimo en tres hechos principales que deberán ser
probados por quién corresponda: el hecho de una presión
muscular de la mano de uno sobre la mejilla del otro; el he-
cho de la intención o animus de ocasionar un daño u ofensa,
83. El centraje del thema probandi consiste en una operativa destinada a
concretar y definir definitivamente el objeto de prueba en el proceso
En esta operativa pueden concentrarse distintos saberes, jurídicos y no
El hecho
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
y el hecho del gesto provocativo de la persona agredida. To-
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
mismo se convierte en una unidad atributiva compuesta de
dos partes: causa y efecto, que a su vez suelen adquirir fac-
tualidad distinta, en cuyo caso ambas partes habrán de ser
objeto de alegación en la narrativa y posiblemente se des-
doblen en dos themas probandi diferentes. Asi por ejemplo,
cuando en la alegación debe representarse la inundación de
un piso con sus preexistencias y al mismo tiempo narrarse la
causa o sujeto agente activo de dicha inmisión. Probar que
una mujer ha sido violada no es probar quién ha sido el autor.
Este será otro thema probandi.
Cada litigante o abogado tiene su peculiar manera de pro-
porcionar un relato de los hechos que fundamentan su pre-
tensión.85 El derecho procesal solo exige que lo haga de una
forma ««ordenada y clara «(arts. 399, 3 y 405 LEC) aunque
entiendo que la narrativa debe ser secuencial conforme da
a entender el párrafo 1º del citado artículo 399 al hablar de
numeración y separación. Solo de esta forma se podrán lo-
calizar y distinguir los hechos principales de los secundarios
y se facilitará la admisión o rechazo de los mismos por la otra
parte contrincante.
Es en la narrativa alegatoria donde más puede operar lo que
yo denomino onus explanandi o carga de la explicitación. Si
el alegante produce una afirmación anormal, ambigua o la-
cunar necesitada de mayor soporte narrativo para ser tenida
como probable, es evidente que, o bien se está perjudicando
a sí mismo, o está perjudicando a la otra parte, ya que como
decía Micheli la inconcreción de una parte impide a la otra
«circunstanciar la prueba». Y puesto que no es justo que un
litigante saque provecho de su propia falta de precisión, la
El hecho
59
85. Habitualmente en «cadena» o en «círculo». Vid Anexo 4, pág. 132.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
tendencia actual es la de sancionarle cargando sobre el mis-
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ambos casos la admisión o inadmisión pueden ser expresa o
tácita pero deben focalizarse sobre un hecho o una secuen
cia de hechos. No caben las llamadas infitiatios o negativas
genéricas.86
La admisión tácita por antonomasia, tal como la regula el artí-
culo 405, 2 LEC es el silencio aunque a su lado coloca también
las respuestas evasivas. Pero existen igualmente otro tipo de
admisiones que en el lenguaje de la lógica podríamos deno-
minar admisiones implícitas o por implicación.87
Cuando una admisión tácita (particularmente en su vertien-
te del silencio) afecta a un hecho secundario deberemos ser
más cautos en su valoración que cuando afecta a un hecho
principal. No se olvide, tal como acabamos de exponer, que
el hecho secundario se halla frecuentemente precipitado en
un confuso o difuso magma literario del cual no resulta siem-
pre fácil rescatar su figura o perfil al no destacar lo suficiente
de un fondo nebuloso. Puede muy bien pasar desapercibido
y no sería lógico tratarlo con ese rigor que permita suponer
un acto admisivo o de rechazo. Es evidente que el hecho
secundario sólo destacará del fondo cuando se exprese con
una cierta tonalidad.
El valor probático de la narrativa no se acaba empero con
el fenómeno de las admisiones. La narrativa suele ser fér-
til en brotes indiciarios y además puede llegar a desplegar
un efecto reactivo importante porque los mismos hechos y
argumentos, expuestos de manera diferente, producen res-
El hecho
86. Como aquella clásica dicción de «niego todos los hechos de la demanda
que se opongan a lo que seguidamente se dirá».
87. Protestar los honorarios de un abogado por excesivos implica, aunque
61
nada se alegue, haber contratado sus servicios.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
puestas o efectos distintos. Por ejemplo, lo que en alguna
Introdución a la probática
62
88. Muñoz Sabaté, Técnica Probatoria, ob. cit. pág.s 489 y s.s.
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
personalidad, no solo del agresor sino tambien de la vícti-
ma.89 Por supuesto, hay casos que por su simplicidad no lo
requieren, pero existen otros mucho más complejos que lo
necesitan, valiéndose si es necesario de la ayuda o peritaje
de un psicólogo. Probar el hecho implica tambien tener que
probar sus protagonistas.
Lo más importante aunque tambien lo más dificil es que ese
estudio debiera realizarse antes de comenzar el proceso o
como mucho en fase de alegaciones con vistas a la fórmula
probática. Se trata de intentar una especie de «retrato robot»
de la personalidad de los litigantes. De conseguirlo, el juicio
de atribución pudiera salir más reforzado o por el contrario
desvanecerse.
Téngase en cuenta que la personalidad, en sentido psico-
lógico, es la integración de todos los ragos y características
del individuo, que determinan una forma propia de com-
portamiento. La propia etimología de la palabra, del griego
«prosopon» con que se designaba la «máscara» usada por los
comediantes nos lleva a intentar desvelarla para descubrir lo
que se encuentra tras esa apariencia que puede inducirnos a
elaborar hipótesis e inferencias engañosas.90
89. Muñoz Sabaté, La predicción de la respuesta del demandado con fines proba-
torios, en Estudios de Práctica Procesal, ob. cit. págs. 12 y ss.
El hecho
90. Otra fuente pudiera ser el análisis de lo que en sentido freudiano se ca-
lifican como parapraxias o lapsus de la lengua, la pluma, olvidos, errores,
actos defectuosos y equivocaciones debidos a las resistencias incons-
63
cientes que contrarrestan la defensa manifiesta.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introdución a la probática
Capítulo III
SUMARIO
I. Visión molar y visión molecular del hecho . . . . . . . . 67
II. El espectro factual hipotético (EFH). . . . . . . . . . . . . . 68
Sumario
65
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
I. Visión molar y visión
molecular del hecho
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
verso factual cual si estuviéramos mirando a través de un mi-
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
hechos simples como hipótesis de trabajo para elaborar la fór-
mula probática o cualquier tipo de interrogatorio. Con pala-
bras parecidas aludía Brichetti a una fictio heurística hipothesis.91
Considerando un thema probandi concreto (v.gr.: la simula-
ción de una determinada compraventa de una vivienda), H
no es el supuesto de hecho normativo o entidad factual abs-
tracta que define la norma, sino el hecho (o hechos) concre-
to de la vida que se dio en dicha simulación de compraventa.
Ahora bien, este H por más singularizado que sea, lo es des-
de una visión molar, porque la vida nos demuestra que cada
hecho jurídico se puede descomponer a su vez, tal como he-
mos dicho antes, en un seriado de hechos moleculares, sub
H, cuya relación con el probandi puede presentar, tomados
uno a uno, una apariencia de accesoriedad o de irrelevancia
suficiente para desdeñarlos, cuando en realidad ningún la-
drillo carece de importancia para sostener una estructura. De
ahí que antes de llegar a una conclusión definitiva sobre lo
que es, o pueda ser, importante y lo que no es importante en
materia de prueba, conviene buscar un espectro molecular
de ese H que al inicio del pleito o de la instrucción nos sirva
como hipótesis de trabajo.
El EFH parte en un primer momento de supuestos fácticos
imaginarios, pero que la experiencia demuestra al operador
como los más plausibles dentro del orden normal de suce-
der las cosas. Se trata de elaborar una narrativa acerca de lo
Descomposición del hecho
91. Brichetti, La evidencia en el derecho procesal penal, trad. esp. Ed. Ejea, Bue-
nos Aires 1973 pág. 63. También Reichenbach, desde otro ángulo, veía en la
ficción un valor pedagógico y heurístico (Moderna fisolofía de la ciencia,
69
trad. esp. Ed. Tecnos, Madrid 1965 pág. 16)
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
tra-historia, que puede resultar por tanto falsa o verdadera,
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Introdución a la probática
Capítulo IV
SUMARIO
I. Fases. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73
II. El traslado de los hechos al proceso. . . . . . . . . . . . . 73
III. La prueba de la prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 77
Sumario
71
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
I. Fases
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
tículo 299 LEC: 1. Interrogatorio de las partes, 2. Documen-
Introdución a la probática
95. El carácter abierto del precepto permite que hoy se hable incluso de
incorporar a los medios de prueba los artículos de investigación que pu-
Lluís Sabaté Muñoz
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Desde nuestra perspectiva probática, medio de prueba sería
en términos generales el artificio que traslada o proyecta la
estampación del hecho al proceso. Hemos querido ser pre-
cisos al hablar de proyección ya que hay estampaciones que
por su naturaleza no pueden trasladarse directamente y es
necesario hacerlo mediante una «copia» de las mismas. El tes-
tigo que percibe un choque de automóviles llevará a partir de
entonces estampado en una neurona o grupo de neuronas
o engrama de su corteza cerebral la percepción del propio
hecho histórico. El medio estampado (el cerebro) es el que se
traslada al proceso. En cambio si lo que percibe dicho testigo,
llegado tarde al lugar del accidente, es solamente una huella
de frenada de 40 metros, no podremos decir del mismo que
su cerebro haya quedado estampado por el hecho histórico
(el choque) sino por una estampación del mismo sobre el me-
dio «carretera». A esa estampación que estampa nos parece
oportuno llamarla proyección. En el primer caso se trataría de
un testigo nuclear y en el segundo de un testigo periférico.
Bien cierto que esta definición de medio de prueba se aparta
de las pautas jurídicas, pero lo es para guardar la debida cohe-
rencia con todo el discurso probático.
El medio de prueba se acompaña con los escritos alegato-
rios o se propone y aporta a traves de la fórmula probática
en cuya confección no debe nunca olvidarse de apostillar
(justificar) los motivos de aquellas proposiciones que por su
rareza o distanciamiento lo reclamen.
Operativa del hecho
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
El derecho probatorio regula el funcionamiento del medio98 y
Introdución a la probática
98. Sobre los límites específicos de los diversos medios de prueba vid. Picó i
Junoy, El derecho a la prueba en el proceso, Bosch ed. Barcelona 1996, págs.
74 a 112. y una versión adaptada a la nueva LEC 2000, El derecho a la
prueba en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil, ed. J.M. Bosch, Barcelona
2005, págs. 50 a 68.
99. Voy a dar una muestra de esta incidencia que difícilmente encontraremos
en algún libro de derecho procesal al tratar de la prueba. Pensemos por
ejemplo en el interrogatorio de la parte. Se trata de un medio de verificación
eminentemente personal encaminado a extraer, por medio de la manipu-
lación de la palabra hablada, de una fuente psiqúica directamente percep-
tiva de los hechos (corteza cerebral) y altamente motivada y alertada en
su descripción (instinto de defensa) la información básica necesaria para
sustentar las afirmaciones de hecho del interrogante o destruir las afirma-
ciones de hecho del interrogado. Si alguien ha dicho que consciente o in-
conscientemente el médico que quiera tener éxito en su propia práctica
depende de la capacidad psicológica que posea, lo mismo podría decirse
y asi se ha predicado de los jueces y abogados. Pero como ya hemos di-
cho, el derecho probatorio es el peor enemigo de la probática, de modo
que muy pocos frutos podrán conseguirse en el campo del derecho de
un interrogatorio obligado a ser asertivo (art. 302 LEC), aunque muchos
jueces prescinden de esta solemnidad, privado de circunlocución por la
censurable prisa o desidia que reina en algunos foros y prestarse en un
ambiente nada proclive a la espontaneidad y relajación. Tácticamente no
Lluís Sabaté Muñoz
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ser correctamente verificada no puede apartarse de ciertas
pautas legales.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
vio. Así lo entiende también De Asís Roig cuando al señalar la
Introdución a la probática
100. Rafael De Asís Roig, Jueces y Normas. La decisión judicial desde el Ordena-
miento, Marcial Pons ed. Madrid 1995, pág.132.
101. Muñoz Sabaté, Técnica Probatoria, ob. cit. págs 297 y s.s y Fundamentos de
78
prueba judicial civil, ob. cit. págs 95 a 98
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
c) Lo que la propia LEC en su artículo 352 denomina
otros dictámenes periciales instrumentales de pruebas
distintas y que pueden emplearse «para conocer el
contenido o sentido de una prueba, o para proceder
a su más acertada valoración»
d) El llamado contrainterrogatorio o repreguntas en
la prueba testifical (art. 372) cuya finalidad, aunque
la ley no lo aclare, obviamente alcanza tanto al es-
clarecimiento de nuevos hechos como a verificar la
credibilidad del testigo.
Pero a parte de estos mecanismos, es evidente que el juez
puede valerse de cualquier otro método para valorar la cre-
dibilidad o fiabilidad del medio, siendo lo habitual que de
una manera más o menos larvada utilice las presunciones102,
o simplemente realice su crítica sirviéndose de simples ar-
gumenta o máximas de experiencia. El soporte fáctico de la
presunción (indicio) puede ser además cualquier hecho se-
cundario o transeúnte (v.gr: las dubitaciones de un testigo).
Veremos más adelante como también el razonamiento es-
trictamente presuncional puede ser susceptible de un méto-
do específico de comprobación o constatación consistente
en la infirmación.
Operativa del hecho
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introdución a la probática
Capítulo V
LA EVIDENCIA
SUMARIO
I. Evidencia y valoración de la prueba. . . . . . . . . . . . . . 83
II. La representación del hecho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
III. El nivel de evidencia y la dosis de prueba. . . . . . . . 85
IV. El dubio o situación de duda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
Sumario
81
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
I. Evidencia y valoración de la prueba
103. No utilizo aquí este término en estricto sentido anglosajón. La defini-
ción dada se corresponde con la que contiene nuestro Diccionario de
La evidencia
la Lengua.
104. Wroblewski, ob. cit, págs. 232 y s.s.
105. Ya en 1944 Guasp, identificaba o no veía clara la distinción entre apre-
83
ciación conjunta de la prueba y eficacia de la prueba (La prueba en el
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Si como su nombre invita a suponer, la apreciación conjunta
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
o retórico y un argumento demostrativo o científico106 sin
desechar ni mucho menos la intuición, para la cual el proce-
so judicial crea una mística proclive a movilizarla.
Pero no se crea que la representación es una operación pu-
ramente intelectiva en donde solo trabaja el razonamiento
lógico. Todo proceso judicial, y más los que se celebran aten-
diendo a los principios de oralidad, inmediación y publicidad
tiene un alto componente emocional.107 Reik, refiriéndose
concretamente a la causa penal, habla de «representación
dramática del crimen por medio de la palabra»108 Sería de
ciegos negar la influencia que sobre dos grandes pruebas
«directas» (el interrogatorio de parte y la testifical) puede
ejercer ese carácter ceremonial del proceso.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
un acercamiento virtualmente matemático representándose
Introdución a la probática
110 . Esta imagen de la escala resulta familiar para quien conozcan la lógica
plurivalente de Reichen Bach. Vid. anexo 3, pág. 131.
111. El paradigma de la escala no deja de tener, sin embargo, un alto valor
86
retórico y didáctico.
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ga primaria de la prueba. La determinación de esa suficiencia
es el punto donde empieza a emerger inevitablemente el
componente psicológico, que sin embargo no debe ser di-
suasorio en orden a darle una determinada gradación, pues
como defendiera Loevinger en sus Jurimetrics, el uso de esos
coeficientes puede contribuir a dar un significado común al
lenguaje aplicado, y a la vez proporcionar al abogado encar-
gado de preparar la defensa de su cliente, unas bases más
objetivas de valoración de sus propios medios, compensan-
do las naturales influencias subjetivas.112
El nivel mínimo suficiente de la escala lo ocupa el acreditami-
ento, que es una evidencia «rebajada»113, que puede valerse de
medios dispensados de verificación (prueba de la prueba) y
muy particularmente a través de algún indicio que por sí solo
resultaría poco vigoroso para fundamentar una presunción
sobre el thema probandi de fondo. Se le aplica cuando se tra-
ta de adoptar decisiones provisionales (por ejemplo, medidas
cautelares) o puramente incidentales dentro del proceso (por
ejemplo, temas factuales sobre competencia territorial).114
El modelo figurado de esta escala lleva a considerar que los
niveles de insuficiencia de prueba situados en la porción in-
las Naciones Unidas para el arbitraje llega a admitir como “prueba” del
fumus y del periculum en las medidas cautelares, un simple razonamien-
to satisfactorio (shall satisfy) para el tribunal (art. 7,A,1)
87
114. Vid. Muñoz Sabaté, Fundamentos de Prueba Civil, ob. cit. págs 69 a 77
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ferior (del 1 al 5) comportan niveles de suficiencia en la por-
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
clara «no probado» el hecho pero no lo declara «no cierto».
Para poder declararlo de esta última manera habría de darse
precisamente un nivel suficiente de evidencia.
Hay reglas objetivas de atribución del onus; no las hay, empe-
ro, para determinar cuando puede generarse una situación
de duda ya que es inevitable un componente psicológico
de imposible o dificultoso control. Existe una duda auténtica,
que no es más que puro convencimiento de que se duda,
una duda útil, que emplean algunos jueces para salirse más
cómodamente del atolladero de la complejidad de los he-
chos y que en otro lugar he indicado como complejo de Pi-
latos115 y una duda estratégica que también se emplea para
poder aplicar soluciones tutivas o de equidad.
El artículo 217 LEC contiene en su parágrafo 6º unos princi-
pios correctores del onus consistentes en la situación de dis-
ponibilidad y facilidad probatoria en que se encuentra cada
una de las partes y que por descansar generalmente en una
realidad factual también resultan de interés para la probática.
La disponibilidad y la facilidad pueden surgir ex re ipsa o de-
ben minimamente acreditarse.
Tambien podría incluirse aquí como principio corrector la
llama oferta de prueba, que sucede cuando la parte dispen-
sada del onus probandi se ofrece voluntariamente a probar
aquello cuyo carga incumbe a la adversa y termina al fín no
haciéndolo. Obviamente la oferta ha de revestir ciertos visos
de seriedad aunque no sea solemne.
La evidencia
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introdución a la probática
Capítulo VI
LA PRESUNCIÓN
SUMARIO
I. Presunción facti o ad homini. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93
II. Estructura de la presunción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 95
III. Las máximas de experiencia vulgares
y técnicas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 98
IV. La infirmación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 101
V. Motivación de la presunción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
VI. El indicio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
VII. Visión semiótica del indicio. La semiótica
probática. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
VIII. Los indicios endoprocesales . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
IX. Propiedades taxonómicas de los indicios. . . . . . . . 112
Sumario
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
I. La presunción facti o ad homini
93
116. Vid. pág. 21.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
sino de un razonamiento abductivo sobre el resultado que le
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
la oportunidad de escuchar en un debate: «No existe nin-
guna presunción que avale esta prueba sino solo indicios».
Hay quienes todavía asimilan el indicio a la conjetura o a la
sospecha cuya inhabilidad para estructurar una presunción
es harto patente.
El giro jurisprudencial más significativo se produce cuando
ante el enfrentamiento entre una presunción legal y una pre-
sunción judicial, resuelto casi siempre a favor de la primera, se
resuelve en sentido inverso, es decir, en el sentido de que tan
«prueba en contrario» puede ser una praesumtio homini como
la declaración de un testigo o el contenido de un documento.
«Las presunciones judiciales que regula el artículo 1253 CC tie-
nen como característica esencial el estar y ser necesarias dentro
del área de la prueba en toda clase de procesos, y siendo una ac-
tividad esencialmente de raciocinio humano que afecta al juez,
partiendo de un dato firme dirigido a crear un dato presunto,
y remontando ciertas vacilaciones jurisprudenciales, ha
de llegarse a estimar que esta prueba de presunciones tiene un
nivel similar a las otras clases de medios de prueba» (T.S. Sala 1ª,
28 noviembre 1996).
Si la presunción puede llegar a enervar una prueba «directa»
¿a que viene la pertinaz subsistencia de ese espiritu que no
duda en calificarla de prueba sucedanea o prueba secunda-
ria? ¿No sería mucho mejor dejarnos de gradaciones?
95
120. Vid. Anexo 6, pág. 135.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Una línea basal constituida por un indicio o una serie de indi-
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
material. Whewell, dio gran importancia al resultado de la
inducción «cuando la explicación de dos clases de fenóme-
nos distintos y no aparentemente conectados conduce a la
misma causa» 126 Por ejemplo, en la prueba de la simulación
no se puede negar que la relación entre los indicios affectio
y retentio possessionis posee una notable valencia probática
para probar que la venta del bien ha sido simulada. Pero el
resultado cobra un vigor superlativo cuando se añade el in-
dicio persecutio (causa simulandi) que es un fenómeno apa-
rentemente alejado de la amistad y el deseo de no causar
mal al vendedor.
En las llamadas presunciones de 2º grado (que directamente
no acaban de ser aceptadas por la jurisprudencias si bien con
una buena lente lógica de aumento veríamos se cuelan por
diversos resquicios de la narrativa) 127, el probandi ya no sería
tal sino un segundo probatum, del cual partiría un segundo
haz inferencial, ciertamente más debilitado, pero conservando
aún un determinado vigor probático reflejado en un ascen-
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
dido y más alejado probandi.128 Aisa Moreu viene hacer suyo el
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
cial integrado por lo que denominamos hoy día máximas de
experiencia. No se trata de una cosa o de un evento, sino de
una idea sugerida por ellos.
El término máxima de experiencia es debido a Stein (Erfa-
hrüngssatze) que Fitting había sustituido, aunque sin dema-
siado éxito por el de «reglas de la vida» (Lebensregel) y que
ha hecho fortuna en la epistemología de la prueba para
designar toda una serie de evocaciones espontáneas o pro-
vocadas en el proceso del pensamiento del juez al valorar
las pruebas.130 Modernamente Wroblewski las ha redefinido
como «directivas aceptadas de acuerdo con el paradigma
de las ciencias naturales o de acuerdo con el sentido común
o la experiencia». Tienen una estructura lógica determinista,
basada en el principio de causalidad o frecuentista basada en
el principio de normalidad.
Su función es múltiple, aunque la aplicación más recordada
sea la de intervenir en la prueba de presunciones, nutriendo
lo que el artículo 386 LEC denomina «enlace preciso y direc-
to según las reglas del criterio humano». En este sentido Stein
decía que la máxima de experiencia «anudaba el indicio con
el hecho a demostrar».
En ocasiones se detecta una visión patológica de la máxima
de experiencia derivada de un equívoco celo juridizador. Su-
cede cuando, por ejemplo, para desactivar el indicio pretium
vilis en la prueba de la simulación se ha venido a declarar
La presunción
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
«que no existe en Castilla la lesión ultra dimidium» (Audiencia
Introdución a la probática
131. Una muestra de máxima sin indicio pudiera ser la siguiente: «De la de-
claración del testigo señor I se colige que la demolición del tabique en
el que se apreciaban humedades se llevó a cabo en el año 1976, es de-
cir, cuando se ocupó el piso, lo que es lógico por tratar cada arrendatario
Lluís Sabaté Muñoz
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
de máximas de experiencia técnica,134 referidas a los juicios
empíricos basados en el conocimiento especializado que
utilizan los peritos y puede utilizar también el propio juez. El
drama radica en la imposibilidad de que la pericia (particu-
larmente ad deducendi) pueda o sepa transmitir ad hoc, a los
operadores jurídicos, y estos a su vez puedan o sepan com-
prender, también ad hoc, la máxima de experiencia técnica
que integran el lenguaje con que unos y otros se comunican.
Sucede lo que decía Macaulay en su Historia de Inglaterra: «Ha-
bía marineros y caballeros en la armada de Carlos II. Pero los
caballeros no eran marineros, ni los marineros, caballeros».135
IV. La infirmación
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
El empleo de este concepto que Bentham emplea en varias
Introdución a la probática
por primera vez en la arena de su isla solitaria las pisadas de un ser hu-
mano. En este caso es indudable que podía haber argumentado que la
presencia de otro hombre no estaba suficientemente probada. Al me-
nos cabría v. gr. la hipótesis de su propio sonambulismo. Ahora bien, la
primera hipótesis era la más pausible y racional de todas las que podrían
concebirse; de ahí que hubiera que admitirla como cierta. (Principles...
102
ob. cit. pág. 19)
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
distintas de los mismos. En este caso el Tribunal debe tener en cu-
enta todas ellas y razonar porqué elige la que estima más conve-
niente» (Tribunal Constitucional, Sala 1ª, 17 diciembre 1985).
Solo admite la doctrina jurisprudencial un solo supuesto
donde no tiene cabida la infirmación. Se trata de las facta
concludentia, esto es, indicios de los cuales no puede llegarse
más que a una sola conclusión o presunción137. Los facta con-
cludentia se acercan, pues, más a la categoría de los llamados
indicios necesarios (tekmerión) cuyas inferencias tienen una
axiomática trabazón lógica o causal. Su campo más idóneo
lo encontraremos en la prueba de la voluntad, en donde sue-
len penetrar a través de lo «tácito» cuando no mediante la
teoría de los actos propios.138
La infirmación requiere un esfuerzo complementario que a
su vez hace bascular la carga de la prueba. Si decimos, por
ejemplo, que del indicio «venta a precio vil» se desprende la
conclusión «negocio simulado», podremos excepcionar, ello
no obstante, las siguientes infirmaciones: animus liberandi,
animus fraudendi, consentimiento demencial, saldo com-
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
pensatorio, affectio o estado de necesidad. En términos ma-
Introdución a la probática
V. Motivación de la presunción
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
cierta dosis de agudeza y comprensión., aunque a veces, si
dicha estrategia lo permite, puede el abogado de la parte
apostillar mínima y algo crípticamente, o generalmente, su
proposición de prueba.
El artículo 386.1º LEC establece que la sentencia que aplique
una presunción deberá incluir el razonamiento en virtud del
cual el tribunal la ha establecido. Esta exigencia interesa a
la probática en la medida en que posibilita un control del
razonamiento humano y es un punto más que abona la bon-
dad de esta «prueba» frente a los medios denominados «di-
rectos» cuya evidencia pueda asumirla el juez sin necesidad
de motivación alguna. Aunque siempre resulta prudente
que el juez razone porqué ha elegido una conclusión y no
otra u otras, esta necesidad de extender la argumentación a
las infirmaciones se hace obviamente ineludible cuando las
mismas han sido expuestas por la parte a quien perjudica la
presunción.
A nivel teórico lo correcto de una motivación presuncional
sería que se abordasen el grado de evidencia de los indicios
y la racionalidad de la inferencia, pero en la práctica puede
llegar a ser suficiente la simple mención de aquellos. Gene-
ralmente esto se justifica por el alto grado de consolidación
que en algunos casos ha llegado a adquirir la presunción ho-
mini (piénsese, por ejemplo, en la presunción de simulación
de los negocios jurídicos, dotada de un síndrome indiciario
muy catalogado), aunque también cabe atribuirlo al hecho
de que la mayoría de los indicios «vulgares», al revés de los
La presunción
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
VI. El indicio
Introdución a la probática
139. El efecto comodin consiste en una valoración positiva del testimonio
provocada, real o tácticamente, por la persuasicón proveniente de otras
106
pruebas leviores de arriesgada motivación.
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
do de acumularse con otros indicios o mediante otras prue-
bas. Sin embargo, la total falta de coincidencia de esos mis-
mos grupos sanguíneos evidencia por si sola y sin necesidad
de otras pruebas que A no es hijo de B. En ocasiones se ha
aplicado la misma calificación al indicio causa simulandi en la
prueba de la simulación de los negocios jurídicos.
La producción del indicio puede ser provocada por el propio
operador jurídico a modo de reactivo administrado sobre un
sujeto, generalmente la parte,tal como sucede en el bíblico
juicio de Salomón y las dos madres; puede ser sencillamente
inducida lo que acontece cuando en la fórmula probática se
incluyan proposiciones de prueba sobre determinados he-
chos aparentemente ajenos al debate probático pero que
el proponente juzga con alta valencia semiótica; o puede
ser espontánea, cuando nace y es aprehendido merced a la
dialéctica del proceso, ocasionalmente proclive a emitir des-
prendimientos indiciarios, los cuales pueden ser «cazados al
vuelo» por un operador perspicaz. Se tratará habitualmente
de indicios endoprocesales, cuya fuente suele ser la conducta
procesal de las partes o las afirmaciones marginales, imper-
ceptibles sin una adecuada dosis de atención y sagacidad,
contenidas en cualquier espacio de la narrativa procesal
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
(signo) y lo único que los distingue es que el primero se suele
Introdución a la probática
140. Téngase presente, por tanto, que cuando se habla de semiótica jurídica
se esta ocupando del lenjuaje del derecho y cuando se habla de semió-
tica probática el objeto de estudio son los indicios que sirven para la
prueba en el derecho.
141. Para quién se incline a profundizar en esta materia le remito a mi trabajo
Muñoz Sabaté, Introducción a una semiótica probática, publicado en la Re-
vista de Derecho Procesal Iberoamericana, 1980, nº 1, págs 165 a 198, y
luego reproducido en Estudios de Práctica Procesal, ob. cit. pág. 163 y s.s.
Lluís Sabaté Muñoz
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
La semiótica puede ser analítica, cuando se dedica al estudio
de la específica idiosincrasia un indicio sin atender al proban-
di (por ejemplo, el estudio de la affectio como emoción o lazo
de una relación interpersonal) y themática cuando su objeto
de estudio es un thema probandi determinado (por ejemplo,
la prueba de la simulación).
La arquitectura descriptiva de cada thema probandi la pode-
mos obtener a base de la experiencia obtenida de una ob-
servación tridimensional de los signos (indicios), según Mor-
ris,143 que parte de tres niveles de interrelación:
143. Morris, Signs, Language and Behavior (1946). Hay una edición española,
109
ed. Losada, Buenos Aires 1946
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
mente psicológico y sociológico que el mismo au-
Introdución a la probática
144. Dellepiane, ob. cit. pág. 100 y TROUSSOV, ob. cit. pág. 52.
145. Serra Domínguez, El juicio jurisdiccional, en Estudios, ob. cit. pág. 67
110
146. Vid Anexo 10, pág. 140.
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
La taxonomía indiciaria facilita, pues, la identificación y el
agrupamiento sistemático de los indicios en categorías se-
gún un sistema de afinidades.
147. Una gran parte de los indicios endoprocesales no son argumentos de prue-
ba como entre muchos autores superficialmente se mantiene. Se trata de
verdaderas huellas del hecho histórico que han seguido para codificarse y
La presunción
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
anormalidad, tono, coyuntura, la inexplicitatio 148 los de conducta
Introdución a la probática
149. Para una descripción de cada uno de estos indicios, Muñoz Sabaté, Técni-
ca Probatoria, 3ª ed. ob. cit.. págs 475 y ss.
150. Vid. pag. 55.
151. En debate de grupo pude precisamente alumbrar una interesante solu-
112
ción probática. Muñoz Sabaté, Un caso de investigación semiótica: el uso de
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
cuentra en la narrativa procesal, y muy singularmente en las
sentencias de los jueces y tribunales de instancia que cum-
plimenten, claro está, el deber de motivación.
Para poder dar lugar, con estos aportes, a una taxonomia in-
diciaria, se hace preciso reconocer en los indicios las siguien-
tes propiedades:
Disjerarquía. Metafóricamente podríamos decir que
los indicios son democráticos, en cuanto su eficacia
para ser exhibidos no depende del juez o tribunal que
los haya aplicado. Ello posibilita que se expongan li-
bremente por el investigador prescindiendo de toda
ordenación jerárquica o temporal.152
Universalidad. Al tratarse de sustancias fácticas, sin
apenas contaminación jurídica, parece obvio que su
empleo resulte aplicable en cualquier ordenamiento
judicial, a salvo naturalmente ciertas pautas de con-
ducta características de una determinada cultura. En
cualquier libro de prueba norteamericano encontrare-
mos más o menos los mismos indicios que se utilizan
por los tribunales españoles para la prueba del acoso
laboral o sexual.
Polivalencia. Representa la capacidad de un deter-
minado indicio para acomodarse a diversos themas
probandi. Por ejemplo, el indicio pretium vilis igual pu-
La presunción
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ede servir para la prueba de la simulación que para la
Introdución a la probática
153. Hedemann, Las Presunciones en el derecho, trad. esp. ed. Revista de Derecho
Privado, Madrid 1931, pág. 210
114
154. Taruffo, ob. cit. págs. 142 y s.s.
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
indicios que afloran en la praxis judicial.155 Su nominación
suele emplear terminología latina, de la más pura tradición
romanista (pretium vilis, retentio possessionis, affectio, tempo-
re suspecto etc) No es absolutamente necesario, cuando no
imposible, que nos propongamos una sistematización total
de los indicios. La semiótica no tiene porque cerrarse, ya que
permaneciendo abierta, se coloca en situación de acoger
todas las variaciones y semblanzas que surjan.
155. Hoy dia, dentro del campo epistemológico que abarca a la psicología
social, algunos autores como Kelley presuponen la existencia de unos
esquemas causales asequibles al profano, a modo de conceptos gene-
La presunción
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de un modo operativo los cuadros o síndromes indiciarios
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
semiótica ayuda a advertir que al lado de la conclu-
sión inferida pueden coexistir otras conclusiones
cuya presunción puede que no resulte descabellada
a tenor de la particular máxima de experiencia que
las informe.
4. Fortalezer o acomodar la confianza del juez. Como
decía Gianturco la clasificación indiciaria sigue toda-
vía siendo útil para orientar al juez en «la intrincada
selva de la prueba indirecta».158 Hoy día no es nada
extraño que se rechacen, a veces sistemáticamente,
pruebas e interrogatorios destinados a fijar indicios,
pero cuya eficacia no ha sido comprendida, captada
o intuida por el juzgador.
5. Cristalizar síndromes indiciarios que acaben estan-
darizándose al modo de una praesumptio iuris tan-
tum, tal como hemos descrito al tratar de una de las
propiedades de los indicios. Es lo que LAGARDE de-
nomina «legitimidad por normalización».159
158. Gianturco, La prova indiziaria, ed. Giuffré, Milano 1958, pág. 82.
159. Lagarde, Reflexion critique sur le droit de la preuve, Paris 1994, pág. 364.
160. Para una explicación más exhaustiva remito al lector a mis obras Intro-
117
ducción a una semiótica probática, ob. cit. págs 190 y s.s., Tratado de Pro-
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Acudamos al paradigma médico, con mayor razón si cabe,
Introdución a la probática
pág– 49.
163. Vid. Anexo 8, pág. 137.
164. Hans Gross, Criminal Psychology, versión inglesa de Horace M. Kallen, Bos-
ton 1915
118
165. Dóhring, ob. cit. pág. 355
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
convengan a la prueba del caso.166 En este sentido, tales sis-
tematizaciones contribuyen a movilizar y agilizar, como ya
hemos dicho antes, la heurística del investigador y del abo-
gado. Cualquier operador jurídico acostumbrado a manejar
la prueba, suele encontrarse al comienzo de cada caso fren-
te a un cúmulo infernal de materiales.. Su problema, como
muy gráficamente decía Wigmore, es «situar toda esa masa de
prueba a fin de determinar su neto efecto».
Hemos expuesto las ventajas y utilidades que para la prueba
puede proporcionar un código semiótico. Ciertamente no se
pretende aspirar con ello a una especial titularidad científica
que el tiempo se encargará de valorar.167 A este respecto re-
sulta muy elocuente el criterio epistemológico de Popper168
cuando distingue entre conocimiento del sentido común y
conocimiento científico y concluye que todo aumento del
conocimiento se debe a este último. La pregunta en nuestro
caso podría ser ésta: ¿Qué aumento de novedad aporta a la
probática un código indiciario? Ninguna máquina de descu-
brir la verdad. Solo ordena y ayuda a despertar el propio sentido
común y acelera la superación de los jueces y abogados en ma-
teria de técnica probatoria.
cial, Poder Judicial 2003 nº 71, págs. 297-329, y otro de Elena López, La
prueba del mobbing, acoso sexual: búsqueda semiótica, en Economist &
Jurist, junio-agosto 2006, págs. 33 y ss.
168. Popper, La lógica de la investigación científica, trad. esp. Tecnos, Madrid
119
1962, pág. 18 y ss.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introdución a la probática
APÉNDICE
SUMARIO
Apéndice. El Heurigrama. (VID. Anexo 11). . . . . . . . . . 123
Sumario
121
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
APÉNDICE
EL HEURIGRAMA (VID. Anexo 11)
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
la acercan al cálculo deóntico o factual171, pero la probática
Introdución a la probática
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
proposición factual específica o thema probandi. Para
entendernos, podría ser la «huella» del hecho.173
Fijación. Contiene los medios y actividades de prueba
que el derecho probatorio proporciona y de los que
se servirá el operador del heurigrama. En este espacio
se incluyen igualmente los hechos no necesitados de
prueba por haber sido admitidos de adverso, los he-
chos notorios y los protegidos por una presunción iuris
tantum.
Verificación instrumental. Contiene en su caso la
prueba de la prueba, es decir, aquellos medios o activi-
dades probáticas que corroboren o desmientasn la fia-
bilidad o credibilidad de los medios y actividades em-
pleados en la fijación llevada a cabo anteriormente.
Argumento. Se trata de la casilla donde se anotan
otros elementos probáticos, máximas de experiencia,
atribución y distribución del onus probandi, infirmacio-
nes a tener en cuenta, indicios endoprocesales, etc.
En el dorso de cada hoja, al modo de una tabla de conteni-
dos, se identifican en relación al caso concreto cada uno de Apéndice. El Heurigrama (VID. Anexo 11) • Anexos
173. Si se dispone de una buena taxonomía, para simplificar, bastará inscribir
125
el nombre con que se distingue el indicio.
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ro y variedad, especialmente cuando aquellos se contemplan
Introdución a la probática
126
174. Alex Burrill, Treatise circunstantial evidence» 1868, pág. 598
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Introdución a la probática
ANEXOS
SUMARIO
Anexo I. El paradigma historicista . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Anexo II. El suceso . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Anexo III. Escala de Bentham sobre dosis de
evidencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 131
Anexo IV. Cadena de hechos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Anexo V. FMH. Preparación del interrogatorio
de un cómplice (N) de compraventa
simulada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 133
Anexo VI. Estructura de una presunción de
1º grado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 135
Anexo VII. Estructura de una presunción de
2º grado . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 136
Anexo VIII. La semiología médica: un método
Sumario
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Anexo X. Listado indiciario de Menochius. . . . . . . . . . . . 140
Introdución a la probática
128
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ANEXO I
Introdución a la probática
El paradigma historicista
T H
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ANEXO II
Introdución a la probática
El suceso
T
h
H1
H2
H3 H
H4
H5
H5 H4 H3 H2 H1
E
130
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ANEXO III
Introdución a la probática
Escala de bentham sobre
dosis de evidencia
10
0
Anexo III
Nivel de suficiencia
Nivel de insuficiencia
Duda 131
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ANEXO IV
Introdución a la probática
Cadena de hechos
Va en coche A
Tiene sed B
Para en un bar C
Se mareó E
Vuelve a conducir F
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ANEXO V
Introdución a la probática
FMH. Preparación del
interrogatorio de un cómplice (n)
de compraventa simulada*
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
H14. En un primer momento M no le hablo a N de la forma
Introdución a la probática
de pagar el precio.
H15. En enero del siguiente año se trató de este tema y se
acordó pagarlo a plazos en 5 años.
H16. M no pidió ninguna garantía porque confiaba en la sol-
vencia de N.
H17. Lo que si pidió M fue que no entregaría el piso hasta
haber encontrado otro para sus necesidades.
H18. Esta advertencia ya se la había hecho a N la primera
vez.
H19. N considera que M esta abusando de este privilegio.
H20. N
ha hecho ya algunos movimientos para que se le en-
tregue la vivienda.
Anexo V
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ANEXO VI
Introdución a la probática
Estructura de una
presunción de 1º grado
C
I Û I Û I Û I Û I Û I
M MM M MM M M MM
C: Conclusión
I: Indicio
Anexo VI
M: Medio de prueba
sub m: Medio para probar el medio
135
Û: Relación de solidaridad
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ANEXO VII
Introdución a la probática
Estructura de una
presunción de 2º grado
I I
I Û I I Û I
M MM MM M M
136
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ANEXO VIII
Introdución a la probática
La semiologia médica:
un método comparado para
la semiótica probática
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
rada. En décimo, dificultad y constricción de la respiración.
Introdución a la probática
138
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
ANEXO IX
Introdución a la probática
Cómo se llega al diagnóstico
PROCESOS
ACCIONES CUADRO CLÍNICO
COGNITIVOS
Anamnesis (interrogatorio)
Exploración física
Selección de indicios clínicos
Pruebas complementarias
PATRÓN DE INDICIOS
Interpretación de los indicios
Experiencia personal
Conocimientos propios
DIAGNÓSTICO PROVISIONAL
DIAGNÓSTICO
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ANEXO X
Introdución a la probática
Aetas
Sexus
Vel bona Valetudo
Corporis Figura
Vires
Natio
Virtudes
Vitia
Vel bona Studia
animi Educatio
Artes
Inertia
Genus
Affinitas
Vel bona Patria
formetus Amiticia
Opes
Honores
Fletus
Vel bona Animi trepidatio
Anexo X
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Aetas
Introdución a la probática
Sexus
Vel bona Valetudo
Corporis Figura
Vires
Natio
Amor
Ira
Odium
Causarum
Metus
Species
Cupiditas
Spes
Correctio
141
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
ANEXO XI
Introdución a la probática
•
•
2
3
4
1 ?
?
?
? 8
•
•
5
67
19
20
x
8
x
•
23
8
24
•
•
10
11
•
9
25
•
•
12
•
13
8
18
8
•
•
14
15
8 8
•
•
•
•
16
21
17
22
8
28
•
x •
28.1
8
27 ?
•
•
27.1
52 ?
8
•
•
53
?
54
26
29
31
32
•
30
8 8
•
•
• x •
55
57
56
55
8
•
•
51
58
59
8 8
•
•
45
42
60
61
34 ?
35 ?
8
62
?
•
36
?
?
33
37
44
?
8
45
?
?
Anexo XI
46
?
38
8
?
•
41 39
40
8
47 ?
48 ?
?
•
49
142
50
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t I n u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Caso:
Hoja Nº Nº Expediente judicial:
Nº Expediente despacho:
ANEXO XII
Genothema
Probandi
Thema Probandi
Subthema
Plantilla de Heurigrama
Fijación
Verificación
Instrumental
Argumento
143
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
Introducción a la probática
ÍNDICE ANALÍTICO
A
Acreditamiento, 87, 89, 106
Admisibilidad de la prueba, 19, 73
Admisión del hecho, 60, 61
Apariencia, 29
Apreciación conjunta de la prueba, 83
Arbitraje, 21, 87
Argumento de prueba, 29, 100
Atmósfera procesal, 32
C
Carbono-14, 52
Carga de la prueba, 22, 86
Centraje del thema probandi, 17, 56, 57
Conceptos jurídicos indeterminados (CJI), 28
D
Índice Analítico
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
E
Introducción a la probática
F
Facta concludentia, 103
Factibilidad heurística de la norma, 22
Factibilidad probática de la norma, 22
Fórmula probática, 17, 19, 75
G
Gradiente de tuitividad, 42
H
Hecho molar, 67
Hecho molecular, 67
Hecho secundario, 60
Heurigrama, 17, 123
Heurística, 23, 73
Hiperconstitucionalismo, 19, 20
Índice Analítico
I
Indicio axial, 106
Indicio de coartada (ICO), 55, 94, 112
146
Indicios endoprocesales, 23, 54, 107, 111
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t ín u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Infirmación, 1º1
Introducción a la probática
Infitiatio o negativa genérica, 61
Interpretación, 30
M
Máxima de experiencia, 99
Medio de prueba, 73
Mito de la caverna, 38
Mostración, 54
N
Negativa indefinida, 37
Nivel de evidencia, 43, 85
Normalidad, 29
Novelas policíacas, 17
O
Oferta de prueba, 89
Onus explanandi o carga de la explicitación, 59
Ordalias, 34, 43
P
Perito judicial, 28, 101
Piezas, 74
Potencia sindrómica del indicio, 106
Potencia sintómica del indicio, 106
Predicción del hecho, 30
Índice Analítico
Presunción de 2º grado, 97
Presunción iuris tantum, 22, 93, 117
Principio de prueba, 87
Probabilidad, 38, 41, 42
147
Prueba de la prueba, 47, 76, 77
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
R
Introducción a la probática
S
Semiótica analítica, 108
Semiótica themática, 108
Suceso, 53
T
Tekmerion, 103
V
Valoración de la prueba, 83
Verdad formal, 41
Índice Analítico
148
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t ín u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
Introducción a la probática
ÍNDICE GENERAL
Capítulo I. La prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
I. ¿Qué es la probática?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
II. La actividad probática del abogado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
III. Las relaciones de la probática con el derecho
probatorio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 18
IV. La factibilidad heurística y la factibilidad
probática de la prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
V. La heurística o investigación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
VI. Lo que no es prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 28
VII. Principios y apotegmas de la probática. . . . . . . . . . . . . . . 31
1. El peor enemigo de la probática es el derecho
probatorio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
2. Todo lo que prueba es prueba aunque
no sea prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
3. No hay hechos imposibles de probar sino
eventualmente inaccesibles a la prueba. . . . . . . . . 34
4. Cuando el hecho histórico llega al proceso es
solo una representación deformada de aquel. . . 37
5. Algunas veces los hechos no son lo que son
sino lo que los jueces quieren que sea. . . . . . . . . . 39
Índice General
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS
El hecho . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Introducción a la probática
La evidencia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 81
I. Evidencia y valoración de la prueba. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 83
II. La representación del hecho. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 84
III. El nivel de evidencia y la dosis de prueba. . . . . . . . . . . . . . 85
IV. El dubio o situación de duda. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 88
La presunción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
Índice General
C O L E C C I Ó N d e F o r m a ción C on t ín u a F a c u l t a d d e De r ec h o E s a d e
V. Motivación de la presunción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 104
Introducción a la probática
VI. El indicio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 106
VII. Visión semiótica del indicio. La semiótica
probática. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 107
VIII. Los indicios endoprocesales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 111
IX. Propiedades taxonómicas de los indicios. . . . . . . . . . . . . . 112
X. La exposición semiótica del thema probandi. . . . . . . . . . . 115
XI. ¿Qué es un código semiótico?. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 117
Anexos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 127
Anexo I. El paradigma historicista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 129
Anexo II. El suceso. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 130
Anexo III. Escala de Bentham sobre dosis de evidencia. . . 131
Anexo IV. Cadena de hechos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 132
Anexo V. FMH. Preparación del interrogatorio de un
cómplice de compraventa simulada. . . . . . . . . . . . 133
Anexo VI. Estructura de una presunción de 1r. grado. . . . . 135
Anexo VII. Estructura de una presunción de 2º grado. . . . . 136
Anexo VIII. La semiología médica: un método
comparado para la semiótica probática. . . . . . . 137
Anexo IX. Cómo se llega al diagnóstico . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139
Anexo X. Listado indiciario de Menchius. . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
Anexo XI. Ideograma probático de Wigmore. . . . . . . . . . . . . . . 142
Anexo XII. Plantilla de Heurigrama. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 143
Índice General
151
S E R I E MA N UA L E S Y M O N O G RA F Í AS