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Diferencia entre una orquesta sinfónica y una filarmónica.

La orquesta sinfónica está


constituida aproximadamente de cien instrumentistas: unos 66 de cuerda, 15 de madera, 12 de
metal y 10 de percusión. Ocasionalmente se integran también el piano y el órgano.11 jul. 2003
Johann Sebastian Bach
(Eisenach, actual Alemania, 1685 - Leipzig, 1750) Compositor alemán. Considerado por muchos
como el más grande compositor de todos los tiempos, Johann Sebastian Bach nació en el seno
de una dinastía de músicos e intérpretes que desempeñó un papel determinante en la música
alemana durante cerca de dos siglos y cuya primera mención documentada se remonta a 1561.

Johann Sebastian Bach

Hijo de Johann Ambrosius, trompetista de la corte de Eisenach y director de los músicos de


dicha ciudad, la música rodeó a Johann Sebastian Bach desde el principio de sus días. A la
muerte de su padre en 1695, se hizo cargo de él su hermano mayor, Johann Christoph, a la
sazón organista de la iglesia de San Miguel de Ohrdruf. Bajo su dirección, el pequeño Bach se
familiarizó rápidamente con los instrumentos de teclado, el órgano y el clave, de los que sería
un consumado intérprete durante toda su vida.

Su formación culminó en el convento de San Miguel de Lüneburg, donde estudió a los grandes
maestros del pasado, entre ellos Heinrich Schütz, al tiempo que se familiarizaba con las nuevas
formas instrumentales francesas que podía escuchar en la corte.

A partir de estos años, los primeros del siglo XVIII, Bach estaba ya preparado para iniciar su
carrera como compositor e intérprete. Una carrera que puede dividirse en varias etapas, según
las ciudades en las que el músico ejerció: Arnstadt (1703-1707), Mühlhausen (1707-1708),
Weimar (1708-1717), Köthen (1717-1723) y Leipzig (1723-1750).

Si en las dos primeras poblaciones, sobre todo en Mühlhausen, sus proyectos chocaron con la
oposición de ciertos estamentos de la ciudad y las propias condiciones locales, en Weimar
encontró el medio adecuado para el desarrollo de su talento. Nombrado organista de la corte
ducal, Bach centró su labor en esta ciudad sobre todo en la composición de piezas para su
instrumento músico: la mayor parte de sus corales, preludios, tocatas y fugas para órgano
datan de este período, al que también pertenecen sus primeras cantatas de iglesia
importantes.

En 1717 Johann Sebastian Bach abandonó su puesto en Weimar a raíz de haber sido nombrado
maestro de capilla de la corte del príncipe Leopold de Anhalt, en Köthen, uno de los períodos
más fértiles en la vida del compositor, durante el cual vieron la luz algunas de sus partituras
más célebres, sobre todo en el campo de la música orquestal e instrumental: los dos conciertos
para violín, los seis Conciertos de Brandemburgo, el primer libro de El clave bien temperado,
las seis sonatas y partitas para violín solo y las seis suites para violoncelo solo.

Durante los últimos veintisiete años de su vida fue Kantor de la iglesia de Santo Tomás de
Leipzig, cargo éste que comportaba también la dirección de los actos musicales que se
celebraban en la ciudad. A esta etapa pertenecen sus obras corales más impresionantes, como
sus dos Pasiones, la monumental Misa en si menor y el Oratorio de Navidad. En los últimos
años de su existencia su producción musical descendió considerablemente debido a unas
cataratas que lo dejaron prácticamente ciego.

Casado en dos ocasiones, con su prima Maria Barbara Bach la primera y con Anna Magdalena
Wilcken la segunda, Bach tuvo veinte hijos, entre los cuales descollaron como compositores
Wilhelm Friedemann Bach, Carl Philipp Emanuel Bach, Johann Christoph Friedrich Bach y
Johann Christian Bach.

Pese a que tras la muerte del maestro su música, considerada en exceso intelectual, cayó en un
relativo olvido, compositores de la talla de Mozart o Beethoven siempre reconocieron su valor.
Recuperada por la generación romántica, desde entonces la obra de Johann Sebastian Bach
ocupa un puesto de privilegio en el repertorio. La razón es sencilla: al magisterio que convierte
sus composiciones en un modelo imperecedero de perfección técnica, se une una expresividad
que las hace siempre actuales

(Antonio Lucio Vivaldi; Venecia, 1678 - Viena, 1741) Compositor y violinista italiano cuya
abundante obra concertística ejerció una influencia determinante en la evolución histórica que
llevó al afianzamiento de la sinfonía. Igor Stravinsky comentó en una ocasión que Vivaldi no
había escrito nunca quinientos conciertos, sino «quinientas veces el mismo concierto». No deja
de ser cierto en lo que concierne al original e inconfundible tono que el compositor veneciano
supo imprimir a su música y que la hace rápidamente reconocible.

Antonio Vivaldi

Autor prolífico, la producción de Vivaldi abarca no sólo el género concertante, sino también
abundante música de cámara, vocal y operística. Célebre sobre todo por sus cuatro conciertos
para violín y orquesta reunidos bajo el título Las cuatro estaciones, cuya fama ha eclipsado
otras de sus obras igualmente valiosas, si no más, Vivaldi es por derecho propio uno de los más
grandes compositores del período barroco, impulsor de la llamada Escuela veneciana (a la que
también pertenecieron Tommaso Albinoni y los hermanos Benedetto y Alessandro Marcello) y
equiparable, por la calidad y originalidad de su aportación, a sus contemporáneos Bach y
Haendel.

Biografía

Poco se sabe de la infancia de Vivaldi. Hijo del violinista Giovanni Battista Vivaldi, el pequeño
Antonio se inició en el mundo de la música probablemente de la mano de su padre. Orientado
hacia la carrera eclesiástica, fue ordenado sacerdote en 1703, aunque sólo un año más tarde se
vio obligado a renunciar a celebrar misa a consecuencia de una enfermedad bronquial,
posiblemente asma.

También en 1703 ingresó como profesor de violín en el Pio Ospedale della Pietà, una
institución dedicada a la formación musical de muchachas huérfanas. Ligado durante largos
años a ella, muchas de sus composiciones fueron interpretadas por primera vez por su
orquesta femenina. En este marco vieron la luz sus primeras obras, como las Suonate da
camera Op. 1, publicadas en 1705, y los doce conciertos que conforman la colección L'estro
armonico Op. 3, publicada en Ámsterdam en 1711.
Aun cuando en tales composiciones se dan todavía las formas del "concerto grosso", la
vivacidad y la fantasía de la invención superan ya cualquier esquema y atestiguan una
tendencia resuelta hacia la concepción individualista y por ende solista del concierto, que se
halla mejor definida en los doce conciertos de La stravaganza Op. 4: estructura en tres
movimientos (allegro-adagio-allegro), composición más ligera y rápida, casi exclusivamente
homofónica, y modulación dinámica y expresiva, inclinada al desarrollo del proceso creador y
fuente de nuevas emociones e invenciones.

Con estas colecciones, Antonio Vivaldi alcanzó en poco tiempo renombre en todo el territorio
italiano, desde donde su nombradía se extendió al resto del continente europeo, y no sólo
como compositor, sino también, y no en menor medida, como violinista, pues fue uno de los
más grandes de su tiempo. Basta con observar las dificultades de las partes solistas de sus
conciertos o sus sonatas de cámara para advertir el nivel técnico del músico en este campo.

Vivaldi

Conocido y solicitado, la ópera, el único género que garantizaba grandes beneficios a los
compositores de la época, atrajo también la atención de Vivaldi, a pesar de que su condición de
eclesiástico le impedía en principio abordar un espectáculo considerado en exceso mundano y
poco edificante. De hecho, sus superiores siempre recriminaron a Vivaldi su escasa dedicación
al culto y sus costumbres laxas.

Inmerso en el mundo teatral como compositor y empresario, Ottone in Villa (1713) fue la
primera de las óperas de Vivaldi de la que se tiene noticia. A ella siguieron títulos como
Orlando furioso, Armida al campo d'Egitto, Tito Manlio y L'Olimpiade, hoy día sólo
esporádicamente representadas.

La fama del músico alcanzó la cúspide en el meridiano de su vida con la publicación de sus más
importantes colecciones instrumentales: Il cimento dell'armonia e dell'inventione Op. 8 y La
cetra Op. 9. La primera colección, publicada en Ámsterdam en 1725, contenía un total de doce
conciertos y se iniciaba con el conjunto de cuatro conciertos con violín solista titulado Las
cuatro estaciones, los mejores de la colección y los más célebres de su obra.

Las cuatro estaciones

En Las cuatro estaciones, Vivaldi muestra no sólo la capacidad semántica de la música sino
también su habilidad para crear climas sonoros, a la vez evocadores e intimistas. La obra
describe el ciclo anual de la naturaleza, de los hombres que la trabajan y de los animales que la
habitan. Cada uno de los cuatro conciertos desarrolla musicalmente el soneto de autor
desconocido que lo precede, en cuyos versos se dibuja un cuadrito de la estación. Así, La
primavera, siguiendo lo representado en el soneto, imita el canto de los pájaros y el temporal;
y el afán descriptivo llega hasta detalles como representar a través del violín solista al pastor
que duerme, mientras los restantes violines imitan el murmullo de las plantas y la viola los
ladridos del perro.

El verano describe primero el sopor de la naturaleza bajo la aridez del sol y después una
tormenta, ya anunciada en el primer movimiento y que alcanza el máximo de su violencia en la
parte final. El otoño parece presidido por el dios Baco; el compositor presenta la embriaguez
soporífera de un aldeano, feliz por la cosecha; luego, al alba, parte el cazador con sus cuernos y
sus perros en busca de una presa. En El invierno predominan las imágenes sonoras de la nieve
y el hielo.
La popularidad de esta obra se remonta a la época misma de su creación. Especialmente del
primero de los conciertos, La primavera, circularon enseguida en Francia copias manuscritas,
arreglos e imitaciones. Pero a fines de la década de 1730 el público veneciano empezó a
mostrar menor interés por su música, por lo que Vivaldi decidió en 1741 probar fortuna en
Viena, donde murió en la más absoluta pobreza un mes después de su llegada.

Caído en el olvido tras su muerte, el redescubrimiento de Vivaldi no tuvo lugar hasta el siglo
XX, merced a la música de Bach, quien había trascrito doce conciertos vivaldianos a diferentes
instrumentos. El interés por el músico alemán fue precisamente el que abrió el camino hacia el
conocimiento de un artista habilidoso en extremo, prolífico como pocos y uno de los artífices
de la evolución del concierto solista tal y como hoy lo conocemos.

Tras la Segunda Guerra Mundial, apenas dos décadas después de iniciarse la recuperación y
divulgación de su obra, Vivaldi se convirtió en uno de los autores más interpretados en el
mundo. A pesar del triste final del compositor y del largo período de olvido, la obra de Vivaldi
contribuyó, a través de Bach, a sentar las bases de lo que sería la música de los maestros del
clasicismo, sobre todo en Francia, y a consolidar la estructura del concierto solista
1756. Sus prodigiosas dotes musicales fueron pronto observadas por su padre, Leopold, que
decidió educarlo y, simultáneamente, exhibirlo (conjuntamente con la hermana grande
Nannerl --Maria Anna--) como fuente de ingresos. A la edad de seis años, Mozart ya era un
intèrprete avanzado de instrumentos de tecla y un eficaz violinista, al mismo tiempo que
demostraba una extraordinaria capacidad para la improvisación y la lectura de partituras. Aún
hoy en día se interpretan cinco pequeñas piezas para piano que compuso a aquella edad.
El año 1762 Leopold comenzó a llevar a su hijo de gira por las cortes europeas. Primeramente a
Munich y a Viena y, en 1763 los Mozart emprendieron un largo viaje de tres años y medio que
supuso para el pequeño Wolfgang valiosas experiencias: conoció la cèlebre orquesta y el estilo
de Mannheim, la música francesa en París, y el estilo galante de J.Ch. Bach en Londres. Durante
este periodo escribió sonatas, tanto para piano como para violín (1763) y una sinfonía (K.16,
1764).
Ya de regreso a Salzburgo, continuó sus primeras composiciones, entre les cuales encontramos
la primera parte de un oratorio, Die Schuldigkeit des ersten Gebots (La obligación del Primer
Mandamiento), la ópera cómica La finta semplice, y Bastien und Bastienne, su primer singspiel
(tipo de ópera alemana con partes recitadas). El año 1769, con 13 años, era nombrado
Konzertmeister del arzobispado de su ciudad.
Después de unos cuantos años en casa, padre e hijo marcharon a Italia (1769-71). En Milán,
Mozart conoció al compositor G.B. Sammartini; en Roma, el Papa lo condecoró con la distinción
de Caballero de la Espuela de Oro y en Bolonia contactó con el padre Martini y realizó con éxito
los exámenes de acceso a la prestigiosa Accademia Filarmonica. El año 1770 le encargaron
escribir la que es su primera gran ópera, Mitridate, re di Ponto (1770), escrita en Milán. Con
esta obra, su reputación como músico se hizo aún más patente.
Mozart volvió a Salzburgo en 1771. De los años inmediatamente posteriores datan los primeros
cuartetos para cuerda, las sinfonías K.183, 199 y 200 (1773), el concierto para fagot K.191
(1774), las óperas La finta giardiniera e Il re pastore (1775), diversos conciertos para piano, la
serie de concirtos para violín y las primeras sonatas para piano (1774-75).
En 1777 Mozart marchó hacia Munich con su madre, Anna Maria. A la edad de veintiún años
Mozart buscaba por las corte europeas un lugar mejor remunerado y más satisfactorio que el
que tenía en Salzburgo bajo las órdenes del arzobispo Colloredo, pero sus deseos no se
cumplieron. Llegó a Mannheim, capital musical de Europa por aquella época, con la idea de
conseguir un puesto en su orquesta, y allí se enamoró de Aloysia Weber. Posteriormente
Leopold envió a su esposa e hijo a París, donde éste estrenó la sinfonia K.297 y el ballet "Les
petits riens". La muerte de su madre en la capital francesa en 1778, el rechazo de Weber
-después del segundo encuentro de Mozart con la familia- y el menosprecio de los aristócratas
para los que trabajaba, hicieron que los dos años transcurridos entre su llegada a París y el
retorno a Salzburgo en 1779 fueran un periodo muy difícil en su vida.
Durante los años siguientes compuso misas, las sinfonías K.318, 319 y 338 y la ópera
Idomeneo, re di Creta (Munich, 1781), influída por Gluck pero con un sello ya totalmente
propio.
El año 1781, Mozart rompe sus relaciones laborales con el príncipe-arzobispo de Salzburgo y
decide trasladarse definitivamente a Viena. Allí compone el singspiel Die Entführung aus dem
Serail (El rapto en el serrallo), encargada en 1782 por el emperador José II.
Este mismo año se casa con Constanze Weber, hermana pequeña de Aloysia; juntos vivieron
frecuentemente perseguidos por las deudas hasta la muerte de Mozart.
De esta época data su amistad con F.J. Haydn a quien le dedicó seis cuartetos (1782-85);
estrenó también la sinfonía Haffner (K.385, 1785) y otras obras, de expresividad muy superior a
la de la música de su tiempo. La llegada de Lorenzo da Ponte a Viena le proporcionó un
libretista de excepción para tres de sus mejores óperas: Le nozze di Figaro (1786), Don Giovanni
(1787) y Così fan tutte (1790). Muerto ése año Gluck, el emperador José II concedió el cargo de
kapellmeister a Mozart, pero redujo el salario, hecho que impidió que saliese del círculo vicioso
de deudas. Estas crisis se reflejaron en obres como en el quinteto de cuerda K.516, en las tres
últimas sinfonías (K.543, 550 i 551, Júpiter, del 1788), los últimos conciertos para piano, etc.,
contribuciones ingentes a estos géneros. Los años finales Mozart escribió sus últimas óperas,
Die Zauberflöte (La flauta mágica) y La Clemenza di Tito, (1791) -escrita con motivo de la
coronación del nuevo emperador Leopold II-. Precisamente mientras trabajaba en La flauta
mágica, con libreto de Emmanuel Schikaneder, el emisario de un misterioso conde Walsegg le
encargó una misa de réquiem. El Réquiem en Re menor K.626, inacabado por la muerte de
Mozart -el 5 de diciembre de 1791- fue su última composición, acabada por su discípulo F.X.
Süssmayr.

Firma de Mozart (1790).

Mozart se ha considerado el compositor más destacado de la historia de la música occidental y


su influencia fue profundísima, tanto en el mundo germánico com en el latíno; su extensa
producción incluye casi todos los géneros (desde el lied y las danzas alemanas hasta los
conciertos para instrumento, las sinfonías y las óperas), y en cualquiera de ellos podemos
encontrar obras maestras que nos hacen recordar la apasionada opinión de Goethe al referirse
al compositor: "¿Cómo, si no, podría manifestarse la Divinidad, a no ser por la evidencia de los
milagros que se producen en algunos hombres, que no hacen sino asombrarnos y
desconcertarnos?".

(*) Este cuadro, aunque fue pintado casi 30 años después de la muerte del compositor, se
considera su representación más lograda. Probablemente, Barbara Krafft tomó como modelos
el retrato de familia de Della Croce (1780-81) y el óleo inacabado de Joseph Lange (1789), que
le fueron facilitados por la hermana de Mozart,

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