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Título: Futuro

Lesly Daniela Hernández Bohórquez

El modo mas frecuente de lograr un sueño para aquellos quienes nos atrevemos a soñar,
cuando nos encontramos perdidos y estamos desistiendo, es creer en nosotros mismos y
confiar; a veces la desconfianza, el pesimismo y el conformismo, medios todos contrarios,
son obstáculos para el logro del mismo fin.

Viajar, sueño común entre los jóvenes, uno que frecuenta constantemente nuestros
pensamientos, meta cuyo alcance y anhelo aportan grata motivación, siendo uno de los
extraordinarios deseos de la juventud del siglo XXI y apoderándose de cada una de las
personas por medio de su grandeza, no se niega en su esplendor a los elogios del pueblo,
mujeres, hombres, entregados a la poca suerte, que le imploran poder alcanzarlo, su nobleza
es tal hasta el momento en que, penetrando más allá que en los simples pensamientos, ve
pasar a todos sus admiradores creyendo ser dignos de su atención, queriendo obtenerla sin
ningún esfuerzo. La altives y desintereses tan evidentes presentes en algunos de ellos la llevo
a alejarse apresuradamente de los indignos, y ofendida por tal hecho comenzó a mirar
detenidamente y a ocultarse de quienes no se esforzaban por algún día llegar a alcanzarla.

Universidad, reina de reinas, que atormenta día y noche las inexpertas mentes jóvenes,
habiendo cada uno de ellos pensado en todas las soluciones y opciones posibles, resolvió de
pronto una de aquellos decidir con el corazón en la mano; tal acción detuvo la confusión de
esta joven, pues la firmeza mostrada le permitió visualizar el camino que tomaría. Este
ejemplo podrá ser interpretado de distinto modo por aquellos que no tengan la presión de
lograr entrar a una universidad y la aspiración por un buen futuro.

Estabilidad emocional, la que todos creemos poseer, pero realmente no lo hacemos, no


pretende situarse como un estado permanente por más satisfacción y felicidad que esto nos
genere, sino en permitir solamente un sentir momentáneo que acompaña a una persona, dando
paso a múltiples sensaciones agradables y desagradables. Estas, que son necesarias para el
ser humano, se tienen que mostrar en equilibrio, armonía y la tranquilidad misma; la
estabilidad emocional es tan ansiada entre el pueblo de una manera tal que es imposible
satisfacer esto y mas aun por los altibajos de la vida del ser humano: se puede llegar a poseer,
pero nunca será constante.

Todos estos sueños me cautivan fácilmente, pues, yo me inclino en extremo a la


perseverancia y a la disciplina. De tal modo que, a mi entender, mejor tener una mente llena
de sueños y anhelos que una vacía la cual no conduzca a nada provechoso. Si bien la
disciplina es una constante invisible a los ojos de muchos, quieren estos evitarla, pero tener
el mismo éxito que si la consideraran. Esos ejemplos me parecen mas adecuados, con la única
razón que en estos se aprecia su grandeza (para una adolescente del siglo XXI) permitiendo
tener una serie de objetivos en la vida más allá de lo que le plantean.
Juego de tronos
“-¿Un hombre puede ser valiente cuando tiene miedo? –oyó que preguntaba su voz, tenue y
lejana.
-Es el único momento en que puede ser valiente, Bran –le respondió la voz de su padre.
-Ahora, Bran –lo apremió el cuervo-. Elige: vuela o muere.
La muerte trató de asirlo mientras gritaba.
Bran abrió los brazos y voló.
Unas alas invisibles atraparon el viento, se hincharon y lo elevaron. Las espantosas agujas de
hielo se alejaron, a sus pies, y el cielo se abrió ante él. Bran remontó el vuelo. Aquello era
mejor que trepar. Era mejor que nada. El mundo se empequeñeció abajo.
-¡Vuelo! –gritó, emocionado.
-Ya me he dado cuenta –dijo el cuervo de tres ojos. Echó a volar y aleteó ante su rostro,
demorándolo, cegándolo. Cuando las plumas le golpearon las mejillas, Bran se tambaleó. El
cuervo lo asestó un picotazo terrible en la frente, entre los ojos, que lo cegó de dolor.
-¿Qué haces? –gritó.
El cuervo abrió el pico y graznó; fue un chillido agudo de miedo, y los jirones de niebla gris
que se arremolinaban a su alrededor se desgarraron como un velo, y vio que el cuervo no era
tal, sino una mujer, una criada de larga cabellera negra a la que había visto antes. ¿Dónde?
En Invernalia, claro, la recordaba bien; y entonces se dio cuenta de que estaba en Invernalia,
en una cama, en una habitación helada en la cima de una torre, y la mujer de pelo negro dejó
caer la palangana de agua, que se estrelló contra el suelo, y corrió escaleras abajo gritando:
«Está despierto, está despierto, está despierto».
Bran se tocó la frente, entre los ojos. Aún le quemaba la zona que el cuervo le había
picoteado, pero no tenía nada, ni sangre ni herida alguna. Se sentía débil y mareado. Trató de
salir de la cama, pero no pudo.
En aquel momento percibió que algo se movía junto al lecho, justo antes de caer con agilidad
sobre sus piernas. No sintió nada. Un par de ojos amarillos, brillantes como el sol, se clavaron
en los suyos. La ventana estaba abierta y en la habitación hacía frío, pero la calidez que
emanaba el lobo lo envolvió como un baño caliente. Bran se dio cuenta de que era su
cachorro… ¿o no? ¡Le parecía tan grande…! Extendió un brazo para acariciarlo; la mano le
temblaba como una hoja.
Cuando su hermano Robb irrumpió en la habitación, jadeante tras subir a toda velocidad los
peldaños de la torre, el lobo huargo lamía el rostro de Bran. El niño alzó la vista, con calma.
-Se llama Verano –dijo.”
George R.R. Martin
Juego de tronos

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