Teoría del Teatro II Cristina Jiménez Valentina Lozano Quinto Semestre La teatralidad de un día cualquiera. Siempre he pensado que difícil es tratar de entender al mundo del teatro, sobre todo cuando se trata de ser actriz dentro del medio o de tener que enfrentarse diariamente a construir identidades o personalidades que deben tomar distancia de la que uno tiene para sí mismo. Es bastante bello imaginar los mundos posibles que se ofrecen para nosotros, al tener la oportunidad de ser intérpretes, de historias que al principio pueden parecer lejanas de nosotros pero que después de tanto ahondar en las mismas, uno termina dándose cuenta de lo cerca que están de nosotros todas ellas. Eso fue lo que pude percibir al leer la obra “Un día cualquiera” del escritor italiano Darío Fo, una obra que expresa algunas de esas situaciones límites en las que nos vemos envueltos los seres humanos, al ser personas que aman con profundidad, que tienen problemas para identificar sus contradicciones, que colapsan al momento de expresar la magnitud de las cosas que están sintiendo y que inclusive, se ven proyectadas en las necesidades de los otros, tratando de guiar a los que tienen problemáticas similares, muchas veces no aplicando dichas guías a sus propios problemas, y terminar en el mismo circulo vicioso de la soledad y el desasosiego. Es entonces, donde al enfrentarnos en clase, con los conceptos de “teatralidad y “teatro”, se me viene a la mente esta obra, como una representación muy fiel de esas situaciones cotidianas que a veces superan la realidad y nos inmiscuyen en situaciones exasperantes que develan cada vez más la importancia de nuestra humanidad. Entiendo el término “teatralidad” como toda aquella conducta cotidiana, humana, diaria e instintiva que se exagera o se engrandece al buscar expresar algo con un objetivo más fuerte que el que diariamente se suele tener. Podríamos pensar que el tema del que trata la obra, -una mujer despechada que se ve envuelta en situaciones que la obligan a expresarse y esclarecer su dolor- puede verse en la vida cotidiana, en una persona normal, pero, sin embargo, tal situación puede sentirse tan poco convencional, que podría identificarse como una experiencia que cabe en el término “teatralidad”. A veces creemos que el teatro es algo lejano de nosotros mismos, que nunca bastará nada para poder entender las cosas que otros dijeron, o para poder representar a profundidad otro personaje… Pero creo, que a veces solo basta sentarse a observar, lo que pasa en la vida. Y ahí hallaremos muchas respuestas.