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La sesión inicial está enfocada a que los estudiantes conozcan el programa del curso, la
planificación, formas de evaluación y normas generales de trabajo. Además, se espera
generar una instancia de conocimiento entre estudiantes y docente, conocer las
expectativas de los estudiantes sobre el curso y su visión del enfoque psicoanalítico y
psicodinámico en términos de su quehacer profesional. Finalmente presentar la
metodología activo colaborativa del curso, centrada en el/la estudiante.
Lectura Previa:
Preguntas de inicio:
Esta sesión aborda la importancia del estudio de la Histeria para la creación del modelo
psicoanalítico.
Una enfermedad como tantas, desleída por el tiempo y refugiada en diversas formas de
expresión, la histeria fue quizás el primer mal al cual los médicos de una época pasada no
pudieron hallarle una explicación totalmente somática.
El hecho es que la histeria fue el mal que permitió a Freud ir atando los primeros cabos en
la larga cadena que lo llevaría a sentar las bases del psicoanálisis. La "gran histeria" del
siglo pasado, que se mantuvo con sus características notables hasta comienzos del actual,
comportaba una movilización general y aguda de síntomas y motivaciones, por lo cual
resulta lógico que el psicoanálisis comenzara a desarrollarse por su camino.
"Desde el punto de vista biológico la histeria es una neurosis cortical con los siguientes
rasgos característicos: 1°, agotamiento fácil de las células corticales; 2°, la pérdida de la
labilidad normal del equilibrio dinámico y 3° la reactividad paradojal y la inclinación al
desarrollo de los procesos estáticos y las segregaciones prolongadas del córtex."
Un análisis total del concepto etiológico de la histeria permite establecer que, desde el
primer momento, en la Edad Antigua, los médicos que abordaron el estudio de este mal
concibieron como raíz del mismo un trastorno o una afección ginecológica. La etiología
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de la histeria se basaba en el útero. Existía, pues, una intuición del conflicto genital
inconsciente, pero todo había sido transportado al plano somático.
Este concepto inconsciente del conflicto sexual o instintivo se mantuvo a todo lo largo de
la Edad Media, en el transcurso de la cual cambió su expresión simbólica. En la etiología
de la histeria aparecía el Diablo como expresión simbólica de lo sexual, como pecaminoso,
sucio y repudiable.
El liberalismo que siguió a la época del Renacimiento trajo consigo un abandono del
simbolismo y los estudiosos de la época volvieron a considerar lo genital, pero enfocando
el problema desde un punto de vista parcial, tan sólo en su aspecto anatómico.
En el siglo XVII el concepto se amplía al tomar en cuenta las pasiones, pero al mismo
tiempo es expresión de una mayor represión de la sexualidad. Se aleja el concepto de lo
genital y se lo lleva hacia el sistema nervioso.
Y por último aparece en forma destacada el conflicto sexual unido al concepto psíquico de
la histeria, y es entonces cuando Breuer no lo soporta y Freud queda solo.
Cientos de años se necesitaron para unir dos conceptos que en un tiempo llegaron a ser
paralelos y que unidos hubieran permitido comprender y tratar esta neurosis mucho antes.
Preguntas de inicio:
TALLAFERRO, Alberto. Curso básico de psicoanálisis. I Ed. 16° Reimp. Buenos Aires:
Paidós. 2005. p.24-37. ISBN 950-12-0122-8 1.
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En la época en que inició el estudio del material acumulado, advirtió Freud la necesidad
de crear un esbozo auxiliar para hacer comprensible o estructurar su teoría, y al mismo
tiempo mantener un orden en la investigación. Creó para esto la metapsicología, estructura
hipotética, que le sirvió para ir colocando los distintos elementos estructurales de su teoría
en un conjunto coordinado.
Es una topografía hipotética del aparato psíquico, pero en este caso hipotético no quiere
decir, ni siquiera, que se concibe la posibilidad de que la psiquis esté dividida en tres planos
delimitados con mayor o menor rigurosidad.
Se debe considerar que son fuerzas, cargas energéticas que se desplazan en cierta forma,
que tienen un tipo de vibración que es específico y que todas van a estructurar los tres
sistemas que Freud ha denominado y dividido topográficamente en Inconsciente,
Preconsciente y Consciente, cada uno de ellos con características determinadas.
El sistema inconsciente
El concepto de inconsciente es, en su mayor parte, teórico, en el sentido de que nunca ha
sido observado directamente. Pero al mismo tiempo es empírico, por el hecho de
representar una inferencia imprescindible para explicar, de una manera lógica y
sistemática, gran cantidad de observaciones. El estudio de los contenidos del inconsciente
permite, por otra parte, explicar y demostrar que los actos mentales y sociales una causa
definida, siguen un propósito y son emocionalmente lógicos, aun cuando desde un punto
de vista intelectual, aparentemente no sea así.
El sistema preconsciente
En la topografía hipotética del aparato psíquico, creada por Freud, el sistema preconsciente
se halla ubicado entre el consciente y el inconsciente.
Su contenido está integrado, en parte, por elementos procedentes del inconsciente, en paso
hacia el consciente y también del consciente hacia el inconsciente, adoptando la forma de
material preconsciente. Existen además impresiones del mundo exterior, radicadas en él
como representaciones fonéticas o verbales.
Las tendencias y representaciones objetivas inconscientes llegan a la conciencia a través
del sistema preconsciente, asociándose para ello con los conceptos que, en forma de
representaciones verbales, han sido adquiridos de la realidad.
Así como el sistema inconsciente está regido por el proceso primario, el preconsciente
tiene leyes propias que constituyen el proceso secundario que comprende: a) La
elaboración de una sucesión cronológica en las representaciones; b) el hallazgo de una
correlación lógica; c) la repleción de lagunas existentes entre ideas aisladas, y d) la
introducción del factor causal, es decir, relación de coexistencia y sucesión entre los
fenómenos: relación causa-efecto.
El sistema consciente
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El consciente es un órgano de percepción para las impresiones que nos absorben por el
momento y debe ser considerado como un órgano sensorial situado en el límite de lo
interno y lo externo con capacidad para percibir procesos de una u otra procedencia.
Para que un acto psíquico llegue a ser consciente, es necesario que recorra todos los
peldaños del sistema psíquico. En el sueño, por ejemplo, las representaciones de objetos
pertenecientes al inconsciente deben asociarse, ante todo, a las representaciones
preconscientes correspondientes. Sólo entonces, y después de vencer la censura emplazada
entre ambos campos, entran en contacto con este sistema y llegan a conocimiento del sujeto
(Nunberg).
Preguntas de inicio:
TALLAFERRO, Alberto. Curso básico de psicoanálisis. I Ed. 16° Reimp. Buenos Aires:
Paidós. 2005. p.52-63. ISBN 950-12-0122-8 1.
Esta sesión aborda la interpretación de los sueños como una vía de acceso al material
inconsciente y aborda también la sexualidad infantil.
Para el psicoanalista los sueños constituyen el mejor camino para descubrir y entender el
inconsciente, y por esta razón tienen un gran valor como medio para conocer los elementos
y algunos de los mecanismos del psiquismo, que son semejantes a los que provocan los
síntomas de las neurosis y psicosis y los llamados psicosomáticos. El análisis de los sueños
permite una visión de las leyes estructurales y el modo de operar del inconsciente,
confiriendo así la mejor preparación para el estudio de procesos análogos: la formación de
síntomas neuróticos.
Si se intenta definir el sueño como un producto psíquico, lo primero que hay que admitir
es que el soñar es una actividad psíquica que ocurre durante el dormir, que tiene carácter
alucinatorio y por lo tanto se presenta a la conciencia del soñante como algo experimentado
en la realidad. La alucinación onírica es, en la mayor parte de los casos, visual, pero
ocasionalmente se presentan muchos sueños acústicos, olfatorios o kinestésicos, que dan
al sujeto, en el caso de estos últimos, la sensación de estar flotando o volando; también se
pueden tener sueños con sensación de inhibición motora o de caída.
Cabe decir, por lo tanto, que las características del sueño son semejantes a las alucinaciones
de los trastornos mentales o, como lo dice Freud, "los sueños son las alucinosis del sano".
El psicoanálisis ha estudiado las leyes que rigen los sueños, ha descubierto sus
mecanismos, descripto los factores que intervienen en su elaboración y encontrado su
sentido psicológico. El soñar como fenómeno ha interesado en todos los tiempos y se ha
tratado de explicarlo de diferentes modos.
Garma considera que, al enfrentar el estudio de la psicología del sueño, se puede reaccionar
de dos maneras: suponiendo que el sueño tiene un significado, o bien que carece del
mismo. Si se sospecha que tiene un significado encubierto, es necesario llegar a éste, y a
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Hay que tener presente —dice Garma— que, como el sueño es un fenómeno psíquico que
está en relación con todo el psiquismo del sujeto, solamente formando parte íntima del
campo de una psicología general puede tener utilidad su estudio.
Al interpretar el sueño deben tenerse en consideración los siguientes elementos del mismo:
1) El contenido manifiesto, que son las imágenes del sueño tal como se las recuerda al
despertar.
2) El contenido latente o pensamientos del sueño, son las imágenes, deseos o pensamientos
que constituyen su motivo verdadero y que intentan llegar al consciente. Son productos de
la actividad psíquica que continúa a pesar de que el sujeto duerma. Este contenido latente
está sometido al proceso primario por el hecho de ser inconsciente.
3) La censura, que es la expresión represora del yo al servicio del superyó;
4) Por trabajo del sueño se entiende la elaboración psíquica que sufre el contenido latente
antes de convertirse en contenido manifiesto.
¿Cuál es la función del soñar? Tiene, ante todo, un papel económico, que es la tentativa de
satisfacer un deseo inconsciente reprimido.
Preguntas de inicio:
TALLAFERRO, Alberto. Curso básico de psicoanálisis. I Ed. 16° Reimp. Buenos Aires:
Paidós. 2005. p.130-133. ISBN 950-12-0122-8 1.
Pero el modelo topográfico pronto comenzó a fallarle a Freud. Una y otra vez aparecían
resistencias en los pacientes frente a sus maniobras terapéuticas. Algunos recuerdos no
podían ser traídos de vuelta a la conciencia. Los mecanismos de defensa responsables de
esta resistencia eran en sí mismos inconscientes y por lo tanto inaccesibles. Estas
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El ello es una instancia intrapsíquica del todo inconsciente que está solo interesada en
descargar tensión. El ello está controlado tanto por los aspectos inconscientes del yo y por
la tercera instancia del modelo estructural: el superyó. En su mayor parte, el superyó es
inconsciente, pero hay aspectos de él que son verdaderamente conscientes. Esta instancia
incorpora la conciencia moral y el ideal del yo. La primera proscribe (p. ej., dicta qué es
lo que uno no debeería hacer de acuerdo con los valores parentales y sociales
internalizados), y el último prescribe (p. ej., dicta qué es lo que uno debería hacer o ser).
El superyó tiende a ser más sensible a la ucha del ello y por este motivo está más inmerso
en el inconsciente que el yo.
Preguntas de inicio:
1. ¿Qué es el ello?
2. ¿Cuál es la función del síntoma?
Está destinada a comprender la tercera tópica desarrollada por Freud en la cuál desarrolla
los conceptos de pulsión de muerte y de vida.
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Está destinada a conocer y comprender la teoría del desarrollo psicosexual propuesto por
Freud.
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Narcisismo
El término narcisismo, extraído del mito de Narciso, fue usado por primera vez por Naecke
para designar la perversión que hace que un individuo tome a su propio cuerpo como objeto
sexual, y que fuera posteriormente estudiada por H. Ellis.
La angustia
La angustia es una emoción que tiene como principal característica el ser displacentera.
El concepto de Freud con respecto a la angustia ha variado a través del tiempo y se puede
decir que pasó por tres etapas distintas que marcan un movimiento cuyo punto medio
estaría dado por la aparición del artículo Inhibición, síntoma y angustia, publicado en el
año 1926. Antes de darlo a conocer Freud sustentaba un concepto más bien biológico, al
considerar que la angustia estaba provocada por la represión. Afirmaba que la libido, al no
poder expresarse en el mundo exterior se transformaba en angustia, pero no aclaró cuál era
el mecanismo íntimo por el cual se producía esa transformación. Reich trató de explicarlo
considerando que si la libido influía en el sistema genital producía placer y si por el
contrario cargaba el sistema vegetativo, producía la sensación angustiosa displacentera.
En el año 1926 modifica Freud su punto de vista e invierte la situación, considerando que
la angustia es la que moviliza la represión. En Inhibición, síntoma y angustia, Freud definió
esta última como una señal de alarma ante un peligro, no considerándola ya como un
resultado de la represión, sino por el contrario como la causa que ponía en acción ese
mecanismo defensivo.
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En esta segunda concepción Freud abandonó casi por completo su concepto biológico,
pasando a considerar la angustia como una situación nacida de la nada, cosa que no puede
ser ya que todo tiene su origen, un punto inicial. Una movilización, tal como es en realidad
el proceso de la angustia, no puede ser creada por el yo, que carece de fuerza energética
propia. La que elabora es la que proviene del ello.
Pero es posible conciliar los dos conceptos de Freud, que presenta la angustia como una
transformación de la energía reprimida y al mismo tiempo como una señal de alarma, y
cabe decir que existe una angustia biológica del ello, que se manifiesta por un aumento de
tensión y una angustia psicológica del yo, que se expresa como sentido de la realidad.
Preguntas de inicio:
TALLAFERRO, Alberto. Curso básico de psicoanálisis. I Ed. 16° Reimp. Buenos Aires:
Paidós. 2005. p.98;204-211. ISBN 950-12-0122-8 1.
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Esta sesión aborda la evolución a través del tiempo de la técnica psicoanalítica y como
este cambio se relaciona con la evolución de sus postulados teóricos.
Por lo que acabo de decir, y sin ánimo de reseñar su historia, he ubicado el naciemiento de
la psicoterapia a partir del hipnotismo del siglo XIX.
Cuando Bernheim (1837-1919), siguiendo la investigación en Nancy, pone cada vez más
enfásis en la sugestión como fuente del efecto hipnótico y motor de la conducta humana,
se perfila la interacción médico-paciente características definitorias de la psicoterapia.
Poco después, en los trabajos de Janet en París y de Breuer y Freud en Viena, donde la
relación interpersonal es patente, resuena ya la primera melodía de la psicoterapia. Es
merito de Sigmund Freud (1856-1939) llevar a la psicoterapia al nivel científico, con la
introducción del psicoanálisis. Desde aquel momento, será psicoterapia un
tratamientodirigido a la psiquis, en un marco de relación interpersonal, y con respaldo de
una teoría científica de la personalidad.
Freud siempre se declaró mal hipnotizador; y fue así como se decidió a abandonar la
hipnosis y a elaborar una nueva técnica para llegar al trauma, más acorde con su idea de la
razón psicologica de querer olvidar. Pudo dar este paso cuando recordó la experiencia de
Bernheim de la sugestión poshipnótica y, sobre esta base, cambió su técnica, en lugar de
hipnotizar a sus pacientes empezó a estimularlos, a concitarlos al recuerdo. Esta nueva
técnica, la coerción asociativa lo enfrentó con nuevos hechos que habrían de modificar otra
vez sus teorías. Así hace el descubrimiento de la resistencia, piedra angular del
psicoanálisis. La teoría de la resistencia, lleva a una nueva técnica, la asociación libre,
propia del psicoanálisis.
Con el instrumento técnico recién creado, la asociación libre, se van a descubrir nuevos
hechos, frente a los cuales la teoría del trauma y la del recuerdo ceden gradualmente su
lugar a la teoría sexual. El conflicto no es ya solamente entre recordar y olvidar, sino
también entre fuerzas instintivas y fuerzas represoras.
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La psicología del yo tuvo sus orígenes durante los años 30 y su cúspide hacia los 60 en los
estados unidos, país al que emigraron muchos analistas europeos debido a la segunda
guerra mundial y la persecución nazi.
Desde el punto de vista teórico los fundadores de esta corriente, Hartmann principalmente,
se basaron en los últimos trabajos de Freud, en particular los referidos a la formulación de
la segunda tópica (estructura tripartita de la mente: ello-yo-superyó) y se dedicaron a
continuar dichas teorizaciones.
Esta línea de trabajo obedeció a dos clases de motivaciones: una de índole teórica, la otra
de tipo práctico. El interés teórico que los guió fue transformar al psicoanálisis, que hasta
entonces se había dedicado a estudiar el conflicto mental y los fenómenos inconscientes,
en una psicología general. Pero esto no era todo. Existían además razones prácticas. Les
interesaba ingresar al ambiente institucional y a la sociedad científica estadounidense, para
lo cual era indispensable encontrar un lenguaje que pudiera ser comprendido por médicos,
educadores, sociólogos, trabajadores sociales; querían incluirse, en un sentido más general,
en el enfoque filosófico positivista de ese medio.
El modelo que resultó de esta línea teórica y de su práctica institucional tuvo algunas
características generales que lo distinguieron del psicoanálisis planteado por Freud, a pesar
de que es notorio un gran apego a la teoría freudiana en muchas de sus conceptualizaciones.
El primer trabajo en el que Hartmann propone sus nuevas ideas, La psicología del yo y el
problema de la adaptación, es el que presentó ante la Sociedad Psicoanalítica de Viena en
1937.
Debemos aclarar que el área libre de conflictos no es un sector fijo, establecido de una vez
y para siempre. Su extensión cambia de manera dinámica, momento a momento. Así, es
posible notar que determinadas funciones clásicamente autónomas y pertenecientes al área
no conflictiva, pueden ser invadidas por impulsos muy intensos en determinadas
circunstancias. El ejemplo externo sería el caso de las alucinaciones, donde la función
inicialmente autónoma de la percepción sucumbió ante la intensidad de los impulsos
provenientes de otras instancias psíquicas.
Hartmann cree que las funciones autónomas son la base filogenética de los mecanismos de
defensa que utiliza el yo; son moldes sobre los cuales podrán, en el curso del desarrollo
psíquico, armarse las distintas modalidades defensivas.
Preguntas de inicio:
La obra de Melanie Klein se extiende desde 1919, fecha en que publicó su primer trabajo,
“La novela familiar en status nascendi” hasta su muerte en 1960.
Es, sin duda, una de las grandes figuras del psicoanálisis contemporáneo. Sus escritos,
abigarrados, a veces contradictorio, presentan una permanente riqueza de ideas originales.
En ellos, el interés principal no está centrado en lograr precisiones teóricas que permitan
construir un conjunto totalmente coherente de hipótesis, lo que transmiten, en cambio, es
una preocupación por describir el mundo rico en fantasías y vivencias que despliegan los
pacientes en el tratamiento. Las hipótesis de Klein intentan explicar los hechos que surgen
a partir de nuevos contextos terapéuticos y de nuevas observaciones. El punto de partida
es siempre el tratamiento analítico y, más precisamente, el desarrollo de la sesión.
Klein quiere dar cuenta de los sucesos que ocurren en el consultorio y en el vínculo
interpersonal entre paciente y analista.
Esta línea de comprensión define una de sus hipótesis principales: el psiquismo se origina
en el vínculo intersubjetivo, en primer lugar la relacion de objeto del bebé y su madre. Ella
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estudia las caracteristicas emocionales de ese vinculo, en el que busca descubrir cuál es la
ansiedad predomienate y las fantasías constitutivas.
De allía partió otra hipótesis importante, la angustia existe desde el comienzo de la vida,
es el motor esencial que pone en marcha el desarrollo psíquico y al mismo tiempo es el
origen de toda la patología mental.
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Esta sesión aborda el desarrollo teórico aportado por el grupo británico y Winnicott.
Su obra muestra la huella de las impresiones que tuvo a partir de su trabajo de pediatra.
Winnicott es, en efecto, un teórico del desarrollo temprano del ser humano. La observación
de la conducta de los niños y sus madres influyó de manera decisiva en su enfoque
psicoanalítico.
A partir de su experiencia con niños pequeños, advirtió que buena parte de los problemas
emocionales parecían encontrar su origen en etapas tempranas del desarrollo
En 1936 publica su primer trabajo dedicado a analizar la relación entre los trastornos de
alimentación y los conflictos emocionales. En él describe que lejos de lo que se suponía
en esa época, el infante posee complejas fantasías y emociones. Según su punto de vista el
mundo interior se construye a partir de los dos aspectos esenciales de la fantasía oral: el
conservar y el eliminar.
Winnicott elaboró una teoría del desarrollo emocional. En ella trató de anclar los puntos
de fijación de las perturbaciones psicológicas consideradas, por su puesto, desde su punto
de vista del falso y verdadero self.
Si bien en un principio otorgó mucha importancia a las fantasías inconscientes del bebé, al
punto de considerar que este era artífice de su medio ambiente, poco a poco fue dejando
de lado esta opinión en beneficio del punto de vista opuesto. Winnicott acentuó cada vez
más la influencia decisiva del ambiente en la determinación del psiquismo temprano.
Hacia 1960 escribió su trabajo quizá más complejo sobre el papel de la madre en el
desarrollo emocional del individuo. Su título es “La teoría de la relación paterno-filial”.
En este artículo describe exhaustivamente lo que él entiende por sostenimiento y su
importancia para el desarrollo afectivo temprano. Para Winnicott el niño nace indefenso.
Es un ser desintegrado, que percibe de manera desorganizada los distintos estímulos que
provienen del exterior. Además de estas características innatas, el bebé nace provisto de
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una tendencia al desarrollo, la misma que Hartmann teorizó como “zona libre de conflictos
del yo”. La tarea de la madre es brindar un soporte adecuado para que las condiciones
innatas logren un óptimo desarrollo.
En la medida que estos cuidados son provistos adecuadamente para lo cual, como indica
Winnicott, es necesario sentir amor, el niño logrará integrar tanto los estímulos como la
representación de sí mismo y de los demás y adquirir un yo sano. La madre funciona como
un “yo auxiliar” hasta tanto el bebé logre desarrollar sus capacidades innatas de síntesis,
integración, etc. El niño vive el sostenimiento exitoso como una “continuidad existencial”.
Sus fallas se traducen en una experiencia subjetiva de amenaza que obstaculiza el
desarrollo normal.
En síntesis, el sostenimiento realizado por la madre es el factor que decide el paso del
estado de no integración, que caracteriza al recién nacido, al de posterior integración. Este
vínculo físico y emocional entre la madre y el bebé sentará las bases para el desarrollo
saludable de las capacidades innatas del individuo.
Cuando el “yo auxiliar” provisto por la madre resulta insuficiente, el niño puede recurrir a
la construcción de un “yo auxiliar” falso, del que él mismo se hace cargo, Winnicott lo
bautizo “falso self”.
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Esta sesión aborda el desarrollo teórico aportado por teóricos influidos por las ideas de
M. Klein y específicamente las conceptualizaciones de Bion
Wilfred Bion
Psicoanalista inglés, fue presidente de la Sociedad Psicoanalítica Británica. Las
construcciones que hace Bion amalgaman un pensamiento de bases filosófica, matemática
y humanística con hechos tomados de la observación clínica.
Bion describe cómo entre la madre y su bebé hay desde el inicio de la vida un vínculo
emocional muy profundo. El bebé tiene necesidades corporales, pero también psicológicas.
Una de éstas es la de contar con un objeto externo en el cual pueda volcar sus ansiedades.
Cuando la angustia es muy intensa, en especial por las fantasías persecutorias, el niño debe
poder descargarlas en su madre. Ella, si tiene ciertas capacidades emocionales, podrá
absorberlas “metabolizarlas” según Bion, y regresarlas de una manera menos angustiante
y, por lo tanto, mas asimilable para su hijo.
Bion cree que, si la madre se angustia mucho y en lugar de ser continente, devuelve la
angustia al niño, éste puede caer en el estado que llama “terror sin nombre”.
El bebé necesita de esta función de la mente de su madre para poder enfrentar las
ansiedades intensas que tiene. El niño expulsa, en el sentido más concreto del término, las
emociones y fantasias que no puede soportar, que lo hacen sentir en peligro de aniquilación
y desintegración. Para poder pensar o tolerar cualquier emoción de cierta intensidad y que
involucre un sufrimiento psicológico, es necesario que la madre haya realizado bien su
función continente; por identificación con esa capacidad materna se adquiere la “pantalla
interna” que permite el proceso secundario, el juicio de realidad y la demora en la descarga
de los impulsos. Cuando alguien no tiene esa capacidad continente interna, adquirida en el
vínculo con su madre, en cualquier situación de tensión elimina proyectivamente el aspecto
ansiógeno dentro de un objeto externo.
Preguntas de inicio:
Jacques Lacan (1901-1984) formuló una teoría profunda y compleja que, bajo la consigna
del retorno a Freud, redefinió desde la perspectiva del estructuralismo y la lingüística, todas
las categorías psicoanalíticas conocidas, al mismo tiempo que creó muchas otras.
Comencemos por señalar que estamos en presencia de un discurso, para usar una palabra
grata a Lacan, que resulta de la interacción entre dos enfoques diferentes: el filosófico y el
psicoanalítico.
Freud usó para sus teorías modelos biológicos como el de la neurona y el de la evolución
de Darwin. Lacan, por su parte, se valió de la lingüística de Saussure, la antropología de
Lévi-Strauss y la dialéctica de Hegel.
Sin embargo, la lingüística en Lacan es mucho más que un modelo aplicado a la resolución
de ciertos problemas o a la ejemplificación de una idea. Está incorporado dentro de la teoría
lacaniana, o sea de manera constitutiva. El inconsciente se estructura como el lenguaje y
existe porque hay lenguaje o convección significante, como gusta llamarlo Lacan en un
sentido amplio. El deseo del ser humano se desliza incesantemente de un objeto a otro,
siguiendo el camino que le marca el lenguaje con su organización desplazamiento
sintagmático o metonímico. La reformulación que obtiene Lacan al introducir la lingüística
dentro del psicoanálisis como elemento fundamental, es muy radical; el lenguaje determina
el sentido y genera las estructuras de la mente.
Toda la metapsicología cambia, al igual que la clínica. Los términos que Lacan utiliza,
pulsión, deseo, libido, pulsión de muerte, para citar sólo unos pocos, toman otra
significación en el conjunto de su teoría.
¿A qué se debe esta respuesta? ¿Qué consecuencias tiene en el desarrollo psíquico del ser
humano? En torno a estas preguntas el autor desarrolla una teoría acerca del narcisismo y
la identificación primordial.
Lacan piensa que el ser humano tiene una representación fantasmática del cuerpo en la que
éste aparece fragmentado. La imago de su esquema corporal fragmentado sigue
expresándose durante la vida adulta en los sueños, los delirios, los procesos alucinatorios.
Concibe a su cuerpo como partido o expuesto a partirse en pedazos.
En esta identificación con una imago que no es más que la promesa de lo que devendrá,
hay una trampa: el sujeto se identifica con algo que no es. De hecho, cree ser lo que el
espejo o, digámoslo ya, la mirada de la madre le reflejan. Desde muy temprano el hombre
queda apresado en una ilusión a la que intentará aproximarse el resto de su vida. Ser un
héroe, ser Superman, ser un genio, no son más que versiones del proceso imaginario.
Vemos, por lo tanto, que el estadio del espejo no es sólo un momento del desarrollo del ser
humano. Es una estructura, un modelo de vínculo que operará a lo largo de toda la vida.
En el seno de la teoría lacaniana, se lo conceptualiza como uno de los tres registros que
definen al sujeto: el registro imaginario.
Por el solo hecho de vivir con otros hombres, los seres humanos quedamos atrapados
irreversiblemente en un juego de identificaciones que nos impulsa a repetir aquella relación
con la imago anticipatoria. Cuando una mujer dice a su hijo “eres el niño más lindo del
mundo”, está introduciéndolo en esta dialéctica de la que la criatura, el futuro adulto, no
podrá escapar jamás.
Preguntas de inicio:
Esta sesión aborda el modelo del desarrollo propuesto por Margaret Mahler
La teoría elaborada por Margaret Mahler es, antes que nada, un modelo del desarrollo
emocional del niño. Su evolución normal y como explica, a partir de sus fallas, las distintas
alternativas psicopatológicas.
Este método de razonamiento: (suponer que cada cuadro psicopatológico tiene su origen
en un momento especifico del desarrollo) está ampliamente difundido en el psicoanálisis
contemporáneo. Se apoya en algunas de las concepciones de Freud, en especial su teoría
de las fases evolutivas de la libido.
El viraje en sus intereses profesionales es descrito por ella misma en los siguientes
términos: “al principio de la década de 1940, tuve la buena fortuna de que me pidieran ser
consultante del Servicio Infantil del Instituto Psiquiátrico del estado de Nueva York y de
la Universidad de Columbia. Allí, frente al más interesante material de casos con el cual
me había encontrado, vi y reporté acerca de niños cuyos cuadros clínicos eran claramente
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Para Mahler éste no era el único estado psicótico en la infancia. Había, desde un punto de
vista dinámico y genético, por lo menos otro cuadro que también podía ser clasificado
junto con el del autismo: es el que denomino psicosis simbiótica.
Todos los niños afectados de psicosis infantiles tenían en común algo que los diferenciaba
claramente de los enfermos mentales por afecciones orgánicas: el rasgo cardinal de la
psicosis infantil era la “…inhabilidad sorprendente de parte del niño psicótico, para poder
siquiera ver el objeto humano en el mundo externo, no se diga interactuar con él objeto
como otra entidad humana separada” (ibid., pág.19).
Era necesario explicar las diferencias entre uno y otro cuadro psicótico. Mientras que los
niños autistas nunca habían mostrado capacidad para establecer relaciones significativas,
los niños con psicosis simbiótica habían “enfermado” repentinamente en el curso de su
crecimiento. El momento de irrupción de la psicosis estaba generalmente ubicado entre el
año y los tres años de edad. Esto hizo suponer a nuestra autora que en esa época ocurría
algo desde el punto de vista psicodinámico que provocaba en el niño un estado psicótico.
Una vez alcanzado este punto se imponía demostrar no sólo la existencia de cuadros de
autismo infantil (lo que de hecho ya había sido aceptado en la comunidad psiquiátrica
estadounidense) y de psicosis simbiótica, sino también que el desarrollo de los infantes
transcurría a lo largo de diversas fases, una de las cuales se caracterizaba por tener como
eje las ansiedades de separación respecto de la madre. Por último, había que establecer
firmemente la relación entre las alternativas evolutivas de dicha fase y la aparición del
cuadro psicopatológico.
Estos fueron los pasos que Mahler se propuso dar. Después de un minucioso estudio clínico
de esas enfermedades mentales infantiles, diseñó un proyecto de investigación cuyos
objetivos eran demostrar la existencia de una fase del desarrollo en la que el eje
psicopatológico era la separación e individuación del niño respecto de su madre. Esta fase,
a la que llamo de separación-individuación, constituye el origen de la psicosis simbiótica.
Preguntas de inicio:
Para sintetizar los temas a los que Kernberg dedicó su mayor esfuerzo debemos mencionar
básicamente dos: las perturbaciones de la personalidad, sobre todo los cuadros fronterizos
y la teoría de las relaciones objetales.
Otros mecanismos defensivos a los que recurren los pacientes fronterizos son la
omnipotencia y la desvalorización del objeto. Ambas son, en realidad, complementarios
de la idealización primitiva que comentamos anteriormente.
Resulta fácil de advertir que el uso de los mecanismos de defensa primitivos dificulta la
integración del yo y expresa a la vez una labilidad yoica característica. Pero además de
estas señales Kernberg reconoce indicios clínicos más fáciles de observar, aunque también
más inespecíficos. Estos son: falta de tolerancia a la ansiedad; falta de control de impulsos
e insuficiente desarrollo de los canales de sublimación.
Preguntas de inicio:
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Aunque los trabajos seminales de Jhon Bowlby (1969,1973,1980) han estado circulando
por largo tiempo, solo recientemente la teoría del apego cuenta con una amplia audiencia
psicoanalítica. El apego es un enlace, basado biológicamente, entre el niño y el cuidador
que tiene por propósito garantizar la seguridad y supervivencia del niño. En este modelo,
el niño busca estar cerca de la cuidadora para lograr una respuesta tranquilizadora y de
ayuda. Se desarrollan modelos funcionantes internos de relación y son almacenados como
esquemas mentales basados en la integración de experiencias pasadas relacionadas con las
expectativas del comportamiento de otros hacia el self.
Las estrategias de apego, que son ampliamente independientes de las influencias genéticas,
son adoptadas en la infancia y se mantienen relativamente estables. Ainsworth y col.
(1978) estudiaron etas estrategias en el marco de un laboratorio conocido como la
Situación Extraña. Esta situación, que comprendía la separación del niño deambulante de
su cuidadora, tendía a producir una de cuatros estrategias conductuales. Los infantes
seguros simplemente buscaban la proximidad con la cuidadora cuando ella retornaba y
luego se sentían animados y volvían a jugar. La conducta evitativa se observó en infantes
que se presentaban menos ansiosos durante la separación y trataban con desaire a la
cuidadora cuando ella retornaba. Estos infantes no mostraban preferencia por la madre o
cuidadora sobre un extraño. En tercera categoría, denominada ansiosos-ambivalente o
resistente, los infantes mostraban mucha ansiedad frente a la separación y manifiestan
enojo, tensión y apego cuando retornaba la cuidadora. Un cuarto grupo, denominado
desorganizado-desorientado, no tenía ninguna estrategia coherente para tratar con la
experiencia de separación. Hay evidencia creciente de que estos patrones de apego se
continúan en la adultez, y de que estas categorías de estilos de apego pueden ser medidas
con entrevistas sofisticadas (George y col., 1996). Las cuatro respuestas a la Situación
extraña corresponden respectivamente a las siguientes categorías de apego adulto: 1)
individuos seguros/autónomos que valoran las relaciones de apego; 2) individuos
inseguros/rechazantes que niegan, denigran, desvalorizan, o idealizan apegos pasados o
actuales; 3)individuos preocupados que están confundidos o abrumados por las relaciones
de apego pasadas y actuales; y 4) individuos no resueltos o desorganizados que han sufrido
frecuentemente abandono y trauma.
Preguntas de inicio:
La teoría del apego, con sus robustas raíces científicas, nunca ha sido una “escuela” y no
ha sentido la necesidad de aferrarse a la cartilla bowlbiana. Por su parte, el psicoanálisis se
ha abierto al mundo más amplio de la psicoterapia en general, así como a la neurobiología
y filosofía contemporáneas –en parte porque, centenario al fin, ha avanzado en edad y se
siente más cómodo consigo mismo, y en parte por la urgente necesidad de escapar del
aislamiento intelectual.
Al igual que con cualquier conflicto bien resuelto, cada uno de los bandos puede celebrar
la victoria. Bowlby fue crítico con el psicoanálisis de sus días por su confianza en la
autoridad más que en la evidencia, su insistencia en la primacía de la fantasía sobre el
trauma real en la etiología de la neurosis y las limitaciones de una perspectiva intrapsíquica
en oposición a la perspectiva interpersonal de las relaciones.
Del mismo modo, la terapia influenciada por la teoría del apego no consiste sólo, como
parecía indicar Bowlby (1988) algunas veces, en ofrecer una base segura para el paciente.
Preguntas de inicio:
HOLMES, James. Teoría del apego y psicoterapia: En busca de la base segura. Bilbao:
Descleé de Brower.2009. p.43. ISBN:978-84-330-2313-1
La capacidad de los seres humanos de interpretar y comprender las propias conductas y las
de otros es una función cognitiva esencial para la convivencia e interacciones en un mundo
social.
Siempre que un terapeuta piensa en los estados mentales del paciente que tiene enfrente
para así chequear la respuesta verbal o no verbal de aquel acerca de una intervención recién
hecha, o bien imagina las emociones que puede estar sintiendo su paciente antes de proferir
alguna interpretación, está ejerciendo su capacidad de mentalización. Cuando el terapeuta
le solicita al paciente que diga por qué cree que ha sonreído al momento de escuchar una
determinada intervención, se está estimulando al paciente que ejercite su capacidad de
mentalización. Por otro lado, cuando ante un comentario de un paciente, el terapeuta, de
manera no consciente, mueve aprobatoriamente su cabeza al tiempo que sonríe levemente
y levanta sus cejas, podemos pensar que ese terapeuta está "empatizando" con su paciente,
respuesta emocional que es resultado de ejercitar la mentalización (Allen, 2003). En todas
estas situaciones, habituales en cualquier psicoterapia, estamos poniendo en práctica una
función cognitiva que es connatural a las relaciones sociales, pero que adquiere una
importancia y una complejidad particular en el contexto psicoterapéutico.
Preguntas de inicio:
cualquier noción de procesos internos inherentes a la seguridad del apego debe incluir la
capacidad cognitiva de las madres o cuidadores de poder pensar acerca de sentimientos y
su relación con las conductas de su bebé (Fonagy, Gergely, Jurist & Target, 2002). Estos
mecanismos cognitivos para procesar la experiencia intersubjetiva e interpersonal fueron
ubicados dentro del amplio concepto de mentalización y ligados a las conocidas nociones
de teoría de la mente y su papel en el desarrollo mental del infante (Premack & Woodruff,
1978; Stern, 1985), pero llamando “función reflexiva” a la operacionalización de la
capacidad de mentalización en el ámbito del apego.
Fonagy y sus colegas sugieren que la capacidad de la madre para contener en su mente
complejos estados mentales, le permite, a su vez, mantener en mente la experiencia
afectiva y emocional de su bebé, para así comprender el comportamiento de su hijo a la
luz de estados mentales como emociones, sentimientos e intenciones (Fonagy & Target,
1997; Fonagy, et al., 2002). Entregándole significado a su experiencia afectiva y re-
presentándole esta experiencia al bebé de una manera regulada y metabolizada, la madre
o cuidador establece las bases para un desarrollo de un sentido de seguridad, autenticidad
y coherencia en el self del niño (Slade, Grienenberger, Bernbach, Levy & Locker, 2005).
En síntesis, la línea de investigación de Fonagy y sus colaboradores propone que el apego
estimula las capacidades para la representación mental. El desarrollo cognitivo sería un
producto de un complejo proceso psicológico que emerge en la proximidad a otro ser
humano en la temprana infancia, pero la calidad del desarrollo de esta capacidad también
dependerá de la calidad de esa temprana relación. Por ende, en ausencia de vínculos
afectivos seguros, en circunstancias en que las llamadas figuras de apego no logran ejercer
tareas que estimulen la capacidad mentalizadora en los niños, como actividades de atención
conjunta o de mantener con el bebé un estado de sintonía emocional, los niños tendrán
dificultad para discernir sus propios estados mentales o los estados mentales de los demás
o, lo que es peor, a no diferenciar los estados internos de los ajenos (Allen, 2001; Fonagy,
2003).
Preguntas de inicio:
1. ¿Qué es mentalizar?
2. ¿Cuál es el rol de la madre en el desarrollo de la capacidad mentalizadora del
niño?
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Descripción de la Sesión:
En esta sesión se realizará la corrección por grupos del trabajo de la tercera unidad.
Consiste en la entrega de un informe de investigación bibliográfica, realizado por cada
alumno.
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Descripción de la Sesión:
En esta sesión se realizará la corrección por grupos del trabajo de la tercera unidad.
Consiste en la entrega de un informe de investigación bibliográfica, realizado por cada
alumno.
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