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Resumen
políticos que los intelectuales llevaban a cabo dentro y fuera de las academias.
esgrimirá que la arqueología culturalista interpreta los cambios evidenciados a través del
proponiendo desde la ASL que dichos cambios deberían interpretarse como respuestas que
una sociedad dio a momentos particulares de su historia, como un continuo sin rupturas
Desde que se publicó la primera edición de la obra de Luis Lumbreas Arqueología como
Ciencia Social (en 1971), el autor había señalado que la pretensión de seguir un concepto
como el de cultura, suponía reproducir su uso como un “arma del imperialismo” con la que
había que romper y propone su sustitución por el de sociedad, señalando que la arqueología
las sociedades.
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Sin embargo, en la última gran reunión de los representantes de la ASL (2009), algunos
de sus asistentes intentarán volver sobre la pertinencia en el uso del concepto de cultura,
¿Es necesario este acuerdo? Esta ponencia revisa aspectos del debate interno a la ASL sobre
Preámbulo
Cuando estudiaba la carrera de Antropología, tuve una profesora que aconsejaba jamás
señalar en un trabajo escrito lo que no se intentaba, es decir, no incluir ninguna frase como
Empero ello, estas palabras no pretenden comenzar ninguna discusión en pro de exigir
que los colegas adscritos a la ASL converjan de una vez por todas en definir qué es cultura
La razón que esgrimo subsiste en dos niveles: el primero es que, sin importar la
el término cultura, más que acertar en una serie de rasgos muy generales que esquivan las
(Lumbreras 1981); y la segunda es que, por desgracia, Marx se fue a la tumba sin profundizar
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suficiente en el concepto y dejar la tarea hecha, lo que dejó un vacío explicativo, al menos en
Una de las dudas que surge en este contexto es sobre la real importancia de tener que
definir cultura. Personalmente creo que no es muy importante en seno de la ASL, pues de
serlo, los intentos serían más públicos y los debates más abundantes y juiciosos. No obstante,
debatir seriamente el concepto y su inclusión teórica y metodológica dentro de lo que debe ser
a las dinámicas de la sociedad, conjuntamente buscaron articularlo en los debates políticos que
Como gran moda, el marxismo no escapó a la proliferación, entre sus muy abundantes
Se pretendía tener una especie de escudo que podría desviar la atención sobre
llama la atención no es solo el hecho de no poder llegar a un acuerdo sobre el tema, sino el no
desear hacerlo.
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Destacamos el origen del problema en la propuesta de Gordon Childe en 1946, en su
obra La Arqueología como Ciencia Social al señalar que la arqueología debe tener un sentido
mencionamos, Lumbreras (1981:22) dirá lo propio, al definir esta ciencia como “arma del
imperialismo en su lucha por la conquista del mundo, a través de una ciencia llamada
pueblos primitivos”.
Desea romper Lumbreras con las generalidades y propone la sustitución de “cultura” por
el de “sociedad”. Lo importante es definir más bien que la arqueología como ciencia debe tener
(Lumbreras 1981).
Pensamos que la resolución tomada por algunos representantes de la ASL intenta resolver esta
de cultura desde la trinchera marxista de la arqueología; y Bate lo delimita de una manera que
pero todas guardarán correspondencia con el contenido. Habría que establecer los aspectos
que agrupan o le son comunes a estas formas (variabilidad)… no obstante, diversas formas
pueden presentar relaciones con contenidos diferentes, lo que la final parece ser un tremendo
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ejercicio metodológico para discriminar las relaciones dialécticas que deban, puedan o quieran
establecerse. ¿Se conciben infinitas las posibilidades? ¿Podemos entonces señalar que las
relaciones dialécticas se limitan más por las posibilidades del registro arqueológico que por las
capacidades de aplicarlas de los investigadores? Bate refiere insiste en que hay que
forma ¿qué tan flexibles son las posibilidades de definir trayectorias cambiantes en la relación
Un avance importante fue formulado por Iraida Vargas (1990) y consta de un conjunto
cultura.
La FES incluye los modos de producción y reproducción social que además muestra la
totalidad concreta, que es uno de los objetivos de la arqueología según la ASL. Los modos de
vida dan cuenta de las expresiones particulares que se desarrollan en cada FES a través de
respuestas históricas y sociales de cada grupo particular, las cuales están determinadas por las
condiciones naturales y sociales con las que debe interactuar. La cultura es la representación
fenoménica de los modos de vida particulares a cada FES (Bate 1993; Vargas 1990).
Hasta este momento todo parece indicar que hay cierta convención entre los
arqueología culturalista, en la “realidad”, es que esta última interpreta los cambios evidenciados
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según esta perspectiva que persigue las causas del cambio cultural). Sin embrago mediante el
Sistema Tricategorial, los cambios en el registro arqueológico darían cuenta de las respuestas
que una sociedad dio a momentos particulares de su historia, considerando el origen de los
Persiste el problema
importantes que señalan que sigue habiendo un problema grave al considerar el concepto de
de ignorancia por parte de los seguidores sobre la reconciliación del término y su cabida en las
investigaciones. Planteamos esto de manera muy sencilla por cuanto se siguen observando
comentarios en algunas publicaciones sobre la deficiencia que posee la ASL al no poder llegar
a consensuar sobre ello (considerando que desde 1990 había sido presentado el Sistema
Tricategorial por Iraida Vargas). Para Jackson et al. (2012) el problema no está resuelto por la
Para Lumbreras, el término –de ser usado- puede seguirse “utilizando su etiqueta sin
importar sus implicancias. Esto conduce a atribuir contenidos a la cultura sin conocer de qué
manera este concepto refleja los contenidos de la formación social” (Jackson et al. 2012:70).
Asimismo, los autores señalan que Bate presentará el Sistema Tricategorial (Meneses 2012
menciona fue Iraida Vargas) donde, como hemos mencionado, define a la “cultura” como una
Luis Lumbreras retomará el concepto de Bate, pero de nada servirá, pues insiste en el
carácter instrumentalista que hará que se interprete de cualquier forma acorde con los
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“cultura [según la perspectiva de Lumbreras] como una categoría del objeto de estudio sobre la
Pero insiste Luis Felipe Bate (2012), y nos aclara de manera concreta que el problema
autor el poco interés y mucho desgano para debatir sobre este concepto y su función dentro del
método dialéctico; siendo la principal excusa que no vale la pena retomar un concepto
proveniente de posturas culturalistas y sus inevitables lastres, el cual ciertamente sigue siendo
utilizado hoy día por “un buen número de políticos chauvinistas y xenófobos, desde que los
Hasta los momentos podemos definir dos claras tendencias en cuanto al uso que ha
cuanto a suscribir una historia única que castra la posibilidad de historias regionales o locales,
deslegitimando la historia construida desde los centros de poder coloniales (que igualmente
versiones, reconociendo las historias locales y regionales, pero supeditadas a una versión
mayor, nueva y estilizada, que las reúne en pro de la construcción de una sociedad de hombre
y mujeres igualmente nuevos. Empero, mantienen el mismo modelo basado en una ideología
hegemónica, que trazan sus límites encima de las mismas líneas en que los conquistadores,
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Randall Mcguire comenta al concluir la obra más importante de la reciente Arqueología
Social Latinoamericana que “la ASL debería desafiar a las historias oficiales del nacionalismo y
cuestionar las ideologías que éstas sustentan”. Unas líneas más abajo señala que, aun sin un
concepto fuerte –propio- de ideología (que se ha interpretado como falsa conciencia), que
“cuando los arqueólogos latinoamericanos, como Mario Sanoja e Iraida Vargas, han dirigido
Queda la duda si también hace falta un concepto propio y fuerte de nacionalismo que
comprometa a los arqueólogos sociales latinoamericanos con alguna acción política, aunque
“cultura” es uno de los conceptos más poderosos en la ASL, pero también el más criticado y
menos entendido. Señala como trivial el hecho de articularlo con la antropología clásica o con
algún sistema clasificatorio de culturas, arguye que todo descansa en la incomprensión por
parte de los arqueólogos sociales, de la categoría tal cual la propone Bate. Sin embargo, no la
considera como una fuente suficiente de explicación, pues señala que una particularidad
Omar Olivo (2012) refiere a dos etapas, sobre la que hemos asomado algunos puntos:
La negación política que le propina Luis Lumbreras por su origen colonialista e imperialista; y
una negación dialéctica por parte de Luis Felipe Bate. Para este último la negación total es la
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Encontramos contradicciones y buenas lecciones, y es que, fuera de la dialéctica, hay
científica, o como bien lo comenta Bate: ‘simplemente porque todos sabemos a qué se
refiere’. Sucede, claro está, si nos metemos en el tobogán de lo que Marx le recrimina a
Proudhon, una dialéctica dogmática o quitar lo malo y dejar lo bueno (Olivo 2012:191).
Palabras finales
de cambio y transformación, queda mucho recorrido por delante por cuanto deben comenzar
cimiento, sino que lo enriquece, subsanando deficiencias que son resultado de miradas
heterogéneas y de un origen del pensamiento que, si bien postuló un método histórico desde
Se debe asumir su procedencia desde una sólida teoría para un momento particular,
aportó y sigue aportando al conocimiento, pero que si han logrado formalizarse como una
“arqueología” más -en un momento histórico que los adoptó, entre muchos otros hijos- ha sido
por oponerse a otras miradas, más que por ser una alternativa innovadora.
dónde podemos (o debemos) hacerlo, antes de forzar los objetivos de la arqueología. Las
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Referencias citadas
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**** Preguntas Abiertas
**** se legitima la ASL solo a partir de su contradicción con escuelas histórico-culturalistas?
¿Solo por la praxis comprometida? ¿Dónde está el aporte real de la “historia real”? (casos
Venezuela, México) … ¿es necesaria la discusión de un concepto, aunque ello distraiga el
verdadero “ser” de la ASL en una práctica política que medie hacia la visibilización de los
dominados?
*** ¿cuál es la innovación? = esos planteamientos los tienes otras corrientes que no se
dispersan en disertaciones filosóficas, incluso en arqueologías locales o regionales que –
superando el asunto de los nacionalismos- luchan desde trincheras, disminuidos, con un “real”
compromiso con la gente y no invierten mucho tiempo en definir estos términos, solo luchan.
**** La cosa es: ¿llegan los resultados de estos espacios “realmente” a los colegas que tratan
de aplicar más y disertar menos? ¿Y la gente?
**** Volvemos al punto inicial: ¿hace falta dictar línea? O podemos intentar hacer una
arqueología desde la ASL más libre y que devuelva esa igualdad prístina a la gente y a los
investigadores, sin la hegemonía de una corriente amparada en el escudo del marxismo.
**** Al final… tenemos (tuve) más dudas y expectativas que aportes, al menos que consideren
mi interés por dilucidar en este espacio estas inquietudes. No soy arqueólogo social
latinoamericano, pero me formé en un contexto de coexistencia y ciertamente me hubiese
gustado ver más impacto de la ASL, pero sospecho que parte de su superación está en discutir
más las cosas esenciales, sin seguir tanta línea y –en mi opinión más individual- execrando
escenarios de victimización como intelectuales incomprendidos por ser tildados de marxistas…
porque hasta ahora, ninguna postura teórica ha influido y protagonizado más en la arqueología
y en la antropología que el marxismo.
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