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La teología (del griego θεος [theos], ‘Dios’, y λογος [logos], ‘estudio’, ‘razonamiento’, por lo
que significaría ‘el estudio de Dios’ y, por ende, ‘el estudio de las cosas o hechos
relacionados con Dios’) es la disciplina que estudia el conjunto de conocimientos acerca
de Dios, sus atributos y sus perfecciones.1
San Agustín tomó el concepto teología natural (theologia naturalis) de la gran obra
«Antiquitates rerum divinatum», de Marco Terencio Varrón, como única teología verdadera
de entre las tres presentadas por Varrón: la mítica, la política y la natural.[cita requerida]Sobre
esta, situó la teología sobrenatural (theologia supernaturalis), basada en los datos de la
revelación y por tanto considerada superior.[cita requerida] La teología sobrenatural, situada
fuera del campo de acción de la Filosofía, no estaba por debajo, sino por encima de esta, y
la consideraba su sierva, que la ayudaría en la comprensión de Dios.[cita requerida]
Teología católica[editar]
El término teología es una palabra compuesta que, en su significado literal, puede indicar
un hablar de Dios, o bien un discurso sobre Dios. Si en términos generales la teología es
una reflexión sobre Dios (y en este sentido existe también una teología filosófica), en el
sentido más corriente de la Iglesia católica es una reflexión que intenta conocer y
comprender la fe a partir de la razón. Así pues, la teología católica presupone la fe como
fundamento experiencial e intenta en ella y a través de ella el conocimiento y la
comprensión de la fe. En otras palabras, es una actividad intelectual, metódica y crítica
que presupone la adhesión a la fe católica. Para indicarla sintéticamente, se resume a
menudo a la fórmula de Anselmo de Canterbury: "Fides quaerens intellectum": "La fe
busca entender" (la teología es la voluntad de la fe de comprender).4
En la constitución del saber teológico católico pueden indicarse su objeto, sus fuentes y su
lugar. El «objeto» de la teología es Dios —de manera directa—, y el mundo y el hombre a
la luz de Dios. Las «fuentes del conocimiento teológico» y sus criterios de verdad son
la razón humana y la revelación divina, de manera privilegiada. El «lugar» de la teología es
la Iglesia como comunidad de fe y de cristianismo.
De aquí deriva que la Iglesia tiene que poder establecer de forma autorizada criterios para
la reflexión teológica. Según la Iglesia católica, la investigación y el trabajo teológico se
inscriben dentro de un saber racional, cuyo objeto es dado por la «revelación» —es decir,
la Palabra de Dios— transmitida e interpretada por la Iglesia bajo la autoridad del
Magisterio —ya que es imposible evitar la mediación de la Iglesia—, y acogida por la fe
(importancia del asentimiento de la comunidad). La teología en algunos casos llegó a un
alto nivel de especulación y elaboración. Este saber racional ha sido considerado ciencia
por los teólogos y por no-teólogos en el pasado medieval y en épocas contemporáneas,5
aunque para otros del pasado o contemporáneos no es una ciencia. En gran medida, esto
se explica porque el concepto de ciencia ha variado y aún en diferentes épocas no es
homogéneo.
El primer milenio después de Cristo se caracterizó por la unidad entre el saber teológico y
el ministerio pastoral de los obispos. Algunos de los mayores teólogos fueron los
grandes doctores de la Iglesia. Y éstos, con algunas excepciones, fueron obispos. El
magisterio del obispo se desarrollaba siendo teólogo y viceversa; poniendo de manifiesto
la unidad y la complementariedad de las dos funciones. La teología era considerada como
comentario y esfuerzo de penetración en la Palabra de Dios para poder vivirla
concretamente.
En Occidente, es sobre todo Agustín el que mantuvo con vigor el sentido religioso de
teología: se comprende así la teología como el esfuerzo por penetrar cada vez más en la
inteligencia de la Escritura y de la Palabra de Dios. Anselmo de Aosta avanzó en la
comprensión de la teología y consideró el principio básico de la teología: quaero intelligere
ut credam, sed credo ut intelligam (busco entender para creer, pero creo para poder
entender).
Teología protestante[editar]
Sola Fide
Sola Gratia
Sola Scriptura
Solus Christus
Soli Deo Gloria