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Cristina Garroni (2007) señala en su artículo Freud un hombre para el porvenir que “el
psicoanálisis se sigue expandiendo a lo largo del mundo y es un movimiento que está en
constante crecimiento” a pesar de que muchos colegas sentencian la muerte del
psicoanálisis como práctica terapéutica dados los avances en las neurociencias y las
terapias cognitivo-conductuales o alternativas.
En este sentido, Garroni apoya su afirmación en tres argumentos: (1) Lo actual de la clínica
Freudiana, (2) la existencia del sujeto del Inconsciente y (3) el abordaje de los “Síntomas
contemporáneos”.
Por otra parte, señala en su segunda premisa que uno de los más grandes aportes de la
teoría psicoanalítica se basa en saber escuchar al inconsciente, a través de sus cuatro
manifestaciones: el lapsus, el chiste, los sueños y los actos fallidos. Recalcó que los
llamados síntomas histéricos eran expresiones del inconsciente, un símbolo o mensaje que
quería ser dicho y a los que Freud escuchó con el feliz efecto de que desaparecían.
Reconoce, sin embargo, que la contemporaneidad y el libertinaje, conllevan a una
disminución en la población patológica y a una resistencia al tratamiento psicoanalítico.
Sin embargo, pacientes atendidos en la actualidad ofrecen una demostración de que el
inconsciente sigue vigente y funciona según las leyes que Freud nos enseñó.
Para culminar, en su última premisa Los nuevos síntomas, aclara que “el psicoanálisis
seguirá existiendo siempre que exista el sujeto del inconsciente” pero los psicoanalistas
deben trabajar en pro de la actualización guiados hacia la nueva clínica. A pesar del gran
avance ofrecido por Freud para la comprensión del funcionamiento del aparato psíquico,
entre otros, Jacques Lacan cuestiona el estancamiento de los psicoanalistas y sus teorías
con respecto a los evidentes cambios de la clínica. Posteriormente señala que “el
psicoanálisis a tono con la contemporaneidad, enfrentado el goce silencioso de sus
pacientes, debe encontrar la manera de cifrar en el inconsciente algo de este goce, de
manera que luego pueda ser descifrado”.
Concluye diciendo que “estos cambios no implican la muerte del psicoanálisis… si bien la
clínica cambia y la pulsión de muerte está más presente en la contemporaneidad, el sujeto
del inconsciente sigue y seguirá existiendo”.
María A. Kudinow