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INTERVENCIÓN DEL

TEL
Enfoques de
Intervención

Hemos visto que el lenguaje va mucho más allá de su versión formal y académica (escolar). El
lenguaje es una de las áreas más importantes de la vida del ser humano, de hecho, sin
lenguaje, no hay comunicación y sin comunicación (del tipo que sea) no habría vida. Por ello,
una vez hecho una evaluación global del lenguaje, debemos diseñar una intervención
adecuada. Diseñar una intervención no es para nada sencillo. De nuestra profesión, como
psicólogos, logopedas, pedagogos, terapeutas ocupacionales… es una de las áreas que más
tiempo nos conlleva y la que requiere mayor planificación, supervisión y modificaciones, junto
con su área antecesora, paralela y predecesora: la evaluación.

Como cualquiera intervención, hay tres preguntas fundamentales:

¿Quién? (va dirigida la intervención).


¿Por qué?
¿Cómo?

Centrándonos en que “a quién” nos referimos al niño con TEL (aunque podríamos hablar de la
familia, los docentes…) intentaremos responder el por qué.

La respuesta al por qué es sencilla ¿verdad? Intervenimos porque queremos eliminar el


problema para conseguir que el niño se desarrolle con la máxima normalidad consiguiendo
una buena competencia lingüística.

No obstante, la respuesta tiene matices ¿Qué pasa cuando hay una dificultad, una lesión, o
una causa desconocida que hace que la persona no pueda comunicarse normalmente? ¿Qué
pasa cuando sabemos que la causa de la dificultad del lenguaje es permanente y no podrá
superarlo? Entraríamos aquí en hablar de las estrategias compensatorias. La respuesta al por
qué pasaría a ser: Intervención, porque debemos enseñar al niño u ofrecerle estrategias
compensatorias que le permitan mejorar aquellos aspectos del lenguaje que están poco
desarrollados o que no son funcionales. Intervenciones para mitigar las dificultades que
presenta para que su lenguaje sea funcional (práctico).
Hasta aquí el por qué es respondido sobre la persona que tiene dificultades, pero ¿y si las
dificultades son tales que le impidan la comunicación? La respuesta al por qué sería:
Intervenimos porque es necesario dotar a las personas de su entorno de estrategias para que
puedan entenderle y comunicarse con la persona que presenta dificultades en el lenguaje.

Las personas de su entorno deben encontrar un método de comunicación que hagan las
mismas funciones que el lenguaje oral.

Una vez claras las respuestas de “a quien”, “por qué” debemos plantearnos el “cómo”.
Cardona (2013), nos enumera distintos enfoques que definirán el tipo de intervención que
hagamos. Veamos, por encima algunas:

- Enfoque conductista: se basa en las aportaciones del conocido autor Skinner. Skinner,
defendía que la adquisición del lenguaje dependía, en gran medida, del entorno del niño, que
lo usaba al verse recompensado por el entorno y, como el condicionamiento clásico, el
lenguaje es el resultado de hacer asociaciones entre el estímulo y la respuesta, entre las
respuestas y entre la respuesta y el refuerzo. Esta visión, aunque muy discutida por el exceso
de importancia / dependencia del entorno del niño, sí que aporta a la visión actual, una gran
importancia del papel del entorno cuanto al desarrollo del niño y si lenguaje. Además, el
entender que el lenguaje se va adquiriendo paulatinamente, hace que sea una visión muy
progresiva y sistemática. El terapista se encargará de que el niño, partiendo de elementos
sencillos hacia los más complejos, establezca relaciones entre el estímulo, la respuesta y los
refuerzos. Como límite, podríamos destacar que dan demasiado papel al entrono cuando la
adquisición del lenguaje se da a demasiada temprana edad como para que sea únicamente
causa del contexto. Además, olvidan el contenido del lenguaje para centrarse, únicamente, en
su adquisición. Además, debemos pensar que los ni-os usan palabras que no han oído nunca.

- Enfoque psicolingüístico: enfatiza la capacidad que tiene una persona en producir y


comprender la lengua. Los teóricos psicolingüísticos creen que la capacidad para el lenguaje
tiene un componente biológico dado que es una capacidad únicamente de la especie humana,
además de ser universal. También se basan en que a nivel universal existen unas reglas
comunes como, por ejemplo, los tiempos verbales. Alegan a la predisposición innata de los
bebés hacia el lenguaje además que el desarrollo es similar en todos los niños del mundo. El
terapista enseñará al niño las estructuras de la lengua empezando por las más sencillas y con
una suma importante de ejemplos. Además, hará que el niño se anime a construir sus propias
producciones.
- Enfoque semántico/cognitivo: los teóricos de este enfoque defienden que el lenguaje
tiene su origen en el desarrollo cognitivo inicial. Defienden que expresan significados mucho
antes que conozcan la sintaxis y que estos significados se basan en su conocimiento
cognitivo. Además, defienden que los niños empiezan a habar de aquello que conocen y que lo
conocido está relacionado con experiencias sensoriomotoras. Nos recuerdan, que las
producciones de los niños están relacionadas con el conocimiento que tienen del mundo, de
las personas, etc. Cuanto a la intervención, el terapista pondrá mucho énfasis en el contexto
para que sea su soporte a la hora de dar significado a sus palabras y aprender de nuevas.
Además, ayudará al niño a comprender lo que está sucediendo mediante un soporte
contextual. Como limitaciones, destacaremos que no pueden explicar por qué niños con la
misma capacidad cognitiva inicial, presentan un desarrollo más lento en el lenguaje que otros
con la misma capacidad.

- Enfoque pragmático: los teóricos entienden que el lenguaje se da en el contexto social


dado que es donde se producen las intenciones comunicativas. Entienden, por ende, que solo
adquieren el lenguaje en el caso que los niños quieren comunicarse, de modo que entienden
que la persona es un agente activo en el proceso de adquisición del lenguaje. El mayor
desarrollo del lenguaje, lo atribuyen a la presencia de un adulto puesto que amplifica las
emociones que el niño hace (aumenta vocabulario, etc.). La función del terapista será facilitar
momentos comunicativos en el entorno del niño e introducir el lenguaje ajustándolo a su nivel.

Como podemos ver, los autores nos han hecho una aportación de cada uno de los enfoques.
Actualmente, desde la perspectiva integral, sería complicado escoger solamente uno de ellos
dado que todos nos aportan conceptos e ideas que llevamos a cabo en las consultas o en las
aulas. Así pues, dichos autores, referenciando a McLean y Snyder-McLean, nos citan:

Por su contenido, el lenguaje lleva los productos del desarrollo cognitivo, por su función, los
productos del desarrollo social; por su forma, los complejos productos de toso los inputs
identificados […], además del efecto de su naturaleza y la función de los sistemas
neurológicos y fisiológicos.
Factores de
Comunicación

Bien, antes de iniciar con la intervención propiamente dicha, deberemos tener en cuenta unos
factores para iniciar las actividades:

• Hay entornos que son significativos para el niño y otros que no lo son. Los que lo son, serán
aquellos que se basan en actividades que le son familiares y significativas y que son
relevantes para él, mientras que los no significativos, serán aquellos que no tienen en cuenta
sus intereses y que podría estar desconectados de su realidad inmediata.

• Debemos tener presente quien inicia las actividad, si el niño o el adulto. Si las inicia el niño
será el adulto quien le seguirá, al niño, las iniciativas, mientras que al contrario, será el niño
quien estará dirigido por el adulto.

• Tendremos en cuenta si el terapista está o no presente en la actividad. Eso no significa que la


actividad no sea terapéutica, recordemos que los terapeutas dan recomendaciones e
instrucciones a las familias y docentes que deben seguir. Hay que tener muy presente si habrá
la figura del terapeuta dado que en ciertas ocasiones podría conllevar conflictos o situaciones
en las que sería necesario el profesional. También es una perspectiva en la cual, en caso de
ser intervenciones especificas por el terapeuta, se entiende que es él el único que puede llevar
a cabo las intervenciones, razón por la que se hace imprescindible su figura. Deberemos ver
cuáles son las actividades más indicadas.

Como hemos ido comentando, es necesario que se cree un espacio de interacción y se creen
constantemente oportunidades de comunicación para que los niños hablen y se trabaje así el
lenguaje. Así pues, deberemos tener presente las siguientes premisas:

• Identificaremos las oportunidades de aprendizaje comunicativas de las actividades y


dinámicas de la vida cuotidiana tanto dentro del ámbito de la familia como en el colegio.

• Deberemos tener en cuenta y comprender los intereses del niño (¡no podemos dejarle al
margen! Así obtendremos su mayor colaboración y motivación).
Más objetivos
de Intervención

Una vez tenemos orientados a los padres y docentes de cómo crear unos buenos espacios de
interacción y conseguir una buena calidad, debemos pensar más específicamente en cada uno
de los ámbitos a intervenir. Vamos por partes:

Morfosintaxis: el objetivo básico será que el niño mejore la comprensión y uso de la sintaxis
y la morfología a la hora de conversar. Además, queremos que mejora sus producciones y
explicaciones ya sean a nivel oral o escrito.

o Los objetivos que escogeremos serán intermedios, es decir, deberemos estimular los
procesos de adquisición del lenguaje y no enseñarle formas concretas lingüísticas. De qué
sirve que se memorice una forma de expresar si no adquiere su proceso.

o El resto de objetivos, serán más específicos, y se orientarán en la funcionalidad de la


expresión.

o Deberemos manipular el contexto social, físico y lingüístico de modo que nos permita
trabajar las formas gramaticales que nos interesen trabajar.

o Evidentemente, si queremos que el niño diversifique los géneros textuales y las


modalidades escritas (carta, email, poesía, académico, noticia…) deberemos crear
oportunidades para que esto surja.

o Cuando hablemos, nuestro discurso lo adecuaremos a las características que estamos


trabajando. Por poner un ejemplo sencillo, imaginemos que queremos aumentar la
complejidad de las frases, lo que haremos seremos comunicarnos con el nivel de complejidad
que queremos que adquiera, no le hablaremos con el mismo nivel que hasta ahora porque así
él o ella no lo trabajará. Le estamos dado, en el momento que le hablamos, ejemplos de cómo
debe hacerlo y oportunidades comunicativas de practicarlo. Suscitaremos, por lo tanto, la
imitación para que se haga más visible lo que trabajamos.

o Debemos evitar las frases telegráficas y mostrarles frases bien formuladas.


Aumento del vocabulario: deberemos crear situaciones en las cuales se añadan palabras
nuevas o poco frecuentes, de modo que los niños tengan oportunidades de aprenderlas y
usarlas. Debemos tener presente que el entorno del niño influye directamente en la adquisición
del vocabulario: no es lo mismo que un niño tenga un entorno desfavorable donde hay poca
riqueza léxica, que un niño que venga de un entorno de gran riqueza léxica. Por ello, desde las
escuelas, en los ciclos iniciales, se centran tanto en dar un aumento a ese léxico. Debemos
pensar bien, pues, las actividades que les daremos a los niños y buscar aquellas que les
ofrezcan un vocabulario rico.

Facilitar la recuperación de las palabras: los niños con dificultades en la denominación o


recuperación de las palabras, es importante que incidamos en darles suficiente información de
esas palabras para que creen una buena representación.

Intervención del TEL por Carla Salinas Martínez

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