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"LA EDUCACIÓN PROHIBIDA, UN DEBATE NECESARIO

PARA LA FORMACIÓN DOCENTE ACERCA DE LOS


SISTEMAS DE ENSEÑANZA"
Por José G. Linárez
En cualquier sociedad, siempre la escuela afronta tensiones y contradicciones que yo
las llamaría paradojas formidables. Nuestro país no escapa de ellas, nadie niega el enorme
contraste entre las necesidades educativas y la respuesta efectiva a las mismas. Creo también
que nadie está en desacuerdo con el derecho constitucional a una educación de calidad y de
obligatoriedad. Ahora bien, estamos lejos de lo que afirmamos desear y lo que efectivamente
hacemos como nación, y las consecuencias no se han hecho esperar, una crisis espantosa que
nos marca como ciudadanos y enfrentamos consecuencias desagradables por no haber
implementado un sistema educativo eficaz para empoderar la cultura productiva frente al
rentismo petrolero.

Estas reflexiones las expongo a propósito del análisis del video “La Educación
Prohibida”, debatido en los encuentros colectivos, con la responsabilidad de producir un
artículo de opinión, como una exigencia del Programa Nacional de Formación Avanzada en
Lengua; todo ello, con el objeto de hacer conocer mi sentir acerca de la temática expuesta en
el documental antes descrito.

Un debate necesario…

Por muchas décadas, estuvimos expuestos a modelos educativos experimentales,


descontextualizados y en donde la premisa pedagógica a la que nos enfrentábamos era a la
idea de que en la escuela se enseñaban valores democráticos, cuando lo que realmente existía
o existe, eran la entronización del modelaje colonial de enseñanza que se diseña
primordialmente para formar profesores cuya dimensión intelectual quede devaluada y es
sustituida por un complejo de procedimientos y técnicas; un modelo que impide el
pensamiento crítico e independiente, que no permite razonar sobre lo que se oculta tras las
explicaciones y que, por ello mismo, fija las explicaciones como las únicas posibles. Rara
veces los profesores piden a los alumnos que analicen las estructuras políticas y sociales que
orientan su vida. Pensemos, reflexionemos y respondamos: ¿acaso no es verdad que raras
veces instamos a los estudiantes a que descubran la verdad por sí mismos?

Cabe la interrogante ¿Estamos satisfecho con el estado de la educación actual? Podrá


la escuela, tal como la concebimos aguantar el embate de la revolución de las redes sociales,
su influencia, su acceso tan expandido, sus alcances, antes inimaginables. ¿Qué haremos
nosotros los docentes frente a estos grandes desafíos?; aunado a la inmensa presión de los
sistemas políticos, que una vez analizadas las estadísticas de los índices de desarrollo, no
solamente de Venezuela, sino de una gran mayoría de países están descontentos con sus
resultados, vemos que las desigualdades se multiplican y eternizan, la presión sobre la
adolescencia se torna excesiva, el malestar docente crece, la institución escolar pierde pie
ante los nuevos medios y políticas y proyectos no dan los resultados apetecidos.
Nuestra escuela necesita ese debate, son muchas las implicaciones pedagógicas, no
nos equivocamos cuando afirmamos que un sinnúmero de colegas aún navega sin rumbo en
el mar de la incertidumbre y las contradicciones, porque sus prácticas pedagógicas solo han
tenido un carácter instrumental ortodoxo y conservador. Respecto al documental, ha sido
constructivo discutirlo, fue menos polémico y más reflexivo, y no es para menos; reflexionar
sobre la educación es una invitación a repensar nuestras posturas teórico-prácticas como
docentes, nos obliga a la autocrítica, a la autoformación permanente y a no estar esperando
que el Ministerio de Educación no diseñe el curso a la medida de nuestras necesidades; si
hablamos de cambio, cambiemos nosotros y transformemos la práctica pedagógica, esa es mi
principal inferencia del debate de la socialización del video “La educación prohibida”,
documental que critica el actual modelo escolar, que aporta y sugiere algunas alternativas,
principalmente el derecho que tienen los estudiantes de expresar lo que piensan y sienten
acerca de las posturas tradicionales y que las autoridades responsables de su formación no se
resistan al cambio.

Claro que cuestiona la escuela, tal y como se entiende hoy, y plantea la necesidad de
un “nuevo paradigma educativo”, una escuela que responda a las necesidades, a los procesos
de cambios que se están dando en forma acelerada en las más diversas culturas. Expreso con
mucha sinceridad que el tema de la educación tiene una connotación filosófica muy compleja
y no puede ser banalizado a partir de concepciones pedagógicas, que tan solo con el tiempo
se podrán interpretar y dar un juicio valorativo en cuanto a su concreción como propuesta de
transformación de una determinada sociedad.

Sin negar el impacto de los sistemas o modelos de enseñanzas tradicionales, que en


el video se enjuician por su carácter cerrados, castradores de talentos, opresores, etc.,
necesario es observar, que esos modelos criticados, también contribuyeron al desarrollo de
la humanidad, en todos los ámbitos y profesiones ¡o no? La historia está allí para
desmentirnos por si acaso lo dudamos. Finalmente, como reflexión concluyente, pienso que,
en mi país, más concretamente en mi Acarigua querida están dadas las condiciones por su
potencial desarrollo de construir una escuela que responda a las necesidades socio cognitivas
y afectivas de los estudiantes. No están solos, miles de maestros los acompañan en su
formación integral y, además, nos estamos preparando arduamente, porque los cambios que
se están dando en mi patria son inevitables.

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