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¿Qué estudia la Alergología?

La Alergología es una especialidad médica oficialmente reconocida en España por los


Ministerios de Sanidad, Política Social e Igualdad y de Educación. Se entiende por
Alergología la especialidad médica que comprende el conocimiento, diagnóstico y
tratamiento de la patología producida por mecanismos inmunológicos, con las técnicas que
le son propias. El Programa Oficial de la especialidad vigente se publicó en el BOE número
241, de lunes 9 de octubre de 2006. Para acceder a la formación especializada en Alergología
son requisitos previos imprescindibles ser licenciado en Medicina y obtener plaza en la
convocatoria del examen MIR.

Los médicos internos residentes (MIR) realizan un período formativo de cuatro años en
unidades docentes acreditadas de hospitales con formación reconocida de posgrado. Durante
esos cuatro años, los MIR adquieren de forma progresiva conocimientos, habilidades,
actitudes, capacidad operativa y responsabilidad propias de un especialista en Alergología.

La Alergología es una especialidad multidisciplinar que requiere, además de formación en el


servicio de Alergia, rotaciones en Medicina Interna, Pediatría, Inmunología, Neumología,
Dermatología y Otorrinolaringología.

Los residentes en Alergología deben dominar el temario publicado en el BOE que incluye
inmunología básica, inmunopatología general, alergología básica y alergia clínica. Una vez
que culminan la formación especializada, los residentes obtienen el título de especialista en
Alergología que les faculta para ejercer esta especialidad.

¿Quién es el alergólogo?

El alergólogo es un médico especializado en Alergología y, por tanto, preparado para


prevenir, diagnosticar y tratar las enfermedades alérgicas, así como educar a pacientes y
familiares acerca de ellas. Es importante resaltar que el alergólogo recibe formación y
acumula experiencia en enfermedades alérgicas tanto en pacientes pediátricos como en
adultos.

El alergólogo está capacitado para evaluar los diferentes aspectos de las enfermedades
alérgicas que pueden afectar a distintos sistemas del organismo (piel, aparato digestivo,
aparato respiratorio, sistema cardiovascular, etc.). Suele ocurrir que un mismo paciente
presente rinitis, conjuntivitis, asma, dermatitis y alergia alimentaria. El alergólogo puede
realizar un diagnóstico y tratamiento integral.

Es esencial la colaboración, tal y como hemos descrito anteriormente, entre atención primaria
y los alergólogos. Además, en el medio hospitalario es muy conveniente y eficaz la
colaboración con otras especialidades también descritas más arriba.

¿En qué puede ayudar el alergólogo?

El alergólogo tiene como objetivo fundamental en su práctica diaria intentar identificar el


alérgeno responsable de la enfermedad alérgica. Una vez identificada la causa mediante las
diferentes pruebas diagnósticas, será posible instaurar todas las medidas disponibles para
controlar el proceso alérgico y mejorar por tanto la calidad de vida del paciente alérgico.

El paciente alérgico puede presentar diferentes enfermedades a lo largo de su vida. Son


frecuentes los casos de niños que comienzan la marcha alérgica con una dermatitis atópica,
posteriormente padecen una alergia alimentaria y, finalmente, presentan una alergia
respiratoria que se manifiesta primero como una rinitis alérgica y a continuación como asma
alérgica. El alergólogo está cualificado para realizar un seguimiento adecuado del paciente a
lo largo de las diferentes etapas de la enfermedad alérgica y, sobre todo, establecer medidas
preventivas dirigidas a disminuir la aparición de nuevas sensibilizaciones y evitar la
progresión de la enfermedad alérgica.

¿Qué pruebas diagnósticas realiza el alergólogo?

Decía el Dr. Gregorio Marañón que la mejor herramienta diagnóstica era una mesa, una silla
y un papel para realizar una correcta historia clínica. Esta aseveración está vigente
(únicamente modernizada por el ordenador) y es fundamental en el diagnóstico inicial o de
sospecha de las enfermedades alérgicas. La historia clínica consiste en recoger de forma
metódica y exhaustiva toda la información que se solicita al paciente sobre sus
manifestaciones clínicas (síntomas subjetivos). Los datos aportados por el paciente se
complementan con una adecuada exploración física (signos objetivos).

Para realizar el diagnóstico de certeza, el alergólogo dispone de una serie de pruebas in vivo
(pruebas cutáneas y de exposición o provocación) e in vitro (analítica de laboratorio). Las
pruebas cutáneas continúan siendo una de las principales herramientas diagnósticas en los
procesos alérgicos; realizadas por personal cualificado y experto, son habitualmente seguras,
rápidas en su realización, con un coste asumible y fiables. Existen diferentes técnicas en
función del proceso alérgico que se vaya a evaluar: alérgenos inhalados, alimentos,
contactantes, medicamentos, etc. En los capítulos siguientes se describirán estas pruebas. En
ocasiones, como en algunos casos de alergia alimentaria o medicamentosa, es necesario
recurrir a pruebas de exposición o provocación.

En relación con las pruebas de laboratorio es posible cuantificar la inmunoglobulina E total


y las diferentes inmunoglobulinas E específicas frente a determinados alérgenos inhalados,
alimentarios, medicamentosos, parasitarios u ocupacionales. Es posible medir diferentes
marcadores de la activación de células inflamatorias participantes en las enfermedades
alérgicas como son, por ejemplo, la triptasa mastocitaria o la proteína catiónica del eosinófilo.
Algunos de estos marcadores pueden ser medidos en suero, esputo, lágrima, lavado
broncoalveolar, orina e incluso en heces.

En la actualidad, el diagnóstico molecular permite realizar diagnósticos más exactos en


Alergología y por tanto instaurar medidas terapéuticas más acertadas. Por ejemplo, es
relativamente común encontrar pacientes polisensibilizados a numerosos pólenes, y a la hora
de decidir el tratamiento no siempre es posible realizar pruebas de provocación conjuntival,
nasal o bronquial. Mediante técnicas de diagnóstico molecular puede obtenerse el perfil real
de sensibilización específico del paciente y plantear así el mejor tratamiento personalizado
(véase figura 1).
¿Qué tratamientos recomendará el alergólogo?

El alergólogo recomendará el tratamiento más adecuado para cada paciente. El tratamiento


integral del paciente alérgico incluye cuatro apartados: medidas de control ambiental
(desalergenización), tratamiento farmacológico, tratamiento con vacunas (inmunoterapia) y
la educación del paciente alérgico y sus familiares.

Las pruebas cutáneas son una de las principales herramientas diagnósticas en los procesos
alérgicos. (Créditos, F. 4)

Como en todas las enfermedades, es importante tomar medidas preventivas. Una vez que se
ha realizado el diagnóstico etiológico o causal de la enfermedad alérgica han de indicarse las
medidas de control ambiental o desalergenización. Estas medidas se aplicarán en función del
alérgeno responsable; así, por ejemplo, las hay para pacientes alérgicos a pólenes, ácaros,
epitelios u hongos.

En el caso de las alergias alimentarias, dermatitis de contacto o alergias medicamentosas, el


tratamiento inicial es la evitación de los alérgenos responsables de la aparición de las
diferentes manifestaciones clínicas.

FIGURA 1. Técnicas de diagnóstico molecular en Alergología

(Créditos, F. 5)

Respecto al tratamiento farmacológico, el alergólogo recomendará diferentes fármacos en


función de la edad, de la severidad (leve, moderada, grave) y del tipo de manifestaciones
(intermitentes o persistentes), aplicando para ello diferentes guías existentes para el
diagnóstico y tratamiento de las enfermedades alérgicas. Existen guías nacionales e
internacionales para el tratamiento de la rinitis, del asma o de la urticaria, por citar algunos
ejemplos.

El tratamiento con inmunoterapia (vacunas alergénicas) está indicado en determinados tipos


de rinitis y asma alérgica, y en los pacientes con reacciones graves de hipersensibilidad a
veneno de himenópteros (abejas y avispas). La eficacia de este tratamiento con vacunas está
relacionada con la calidad del extracto seleccionado, la duración del tratamiento y la dosis
administrada. Es importante destacar que la inmunoterapia con alérgenos, junto con las
medidas de control ambiental, constituyen los pilares del tratamiento etiológico o causal de
las enfermedades alérgicas. El tratamiento etiológico es el único que puede modificar la
evolución natural de la rinitis y del asma alérgica, disminuyendo la intensidad de la
sintomatología, reduciendo las necesidades de tratamiento sintomático, mejorando la calidad
de vida del paciente e incluso llegando a solucionar definitivamente la enfermedad.
Las medidas de educación son esenciales para el paciente alérgico y sus familiares. Los
cursos de autocuidados en pacientes asmáticos o los campamentos para niños asmáticos son
herramientas muy útiles para mejorar el cumplimiento terapéutico de estos pacientes. Se ha
demostrado que los pacientes que realizan estas medidas educativas mejoran la calidad de
vida, disminuyen sus visitas imprevistas a Urgencias y reducen sus ingresos hospitalarios.

El alergólogo diseñará planes de actuación para los pacientes alérgicos respecto al


tratamiento de las fases de crisis agudas (crisis de asma por ejemplo), y para las fases estables
de las diferentes enfermedades.

¿Existen nuevos tratamientos en Alergología?

En los últimos años se están produciendo importantes avances terapéuticos en el control de


las enfermedades alérgicas. Citaremos algunos ejemplos que serán desarrollados de forma
pormenorizada en los capítulos correspondientes.

En el asma bronquial alérgico grave mal controlado, disponemos de un novedoso tratamiento


biológico con un anticuerpo monoclonal (omalizumab) que está permitiendo conseguir
mejorías en algunos pacientes. Omalizumab tiene un efecto anti-IgE. Como antes hemos
descrito, la inmunoglobulina E es la responsable de las manifestaciones alérgicas de
hipersensibilidad.

En algunos casos de alergia alimentaria (leche o huevo), se están realizando


desensibilizaciones e inducciones de tolerancia a dichos alimentos, permitiendo modificar la
evolución natural de estas enfermedades alérgicas.

En pacientes alérgicos a determinados medicamentos en los que es imprescindible su


utilización (citostáticos, antibióticos o antiinflamatorios), se están aplicando diferentes
pautas de desensibilización que permiten ser empleados con seguridad.

En el caso de la inmunoterapia específica con alérgenos, se están llevando a cabo avances


significativos en las pautas agrupadas con vacunas administradas vía subcutánea.
Disponemos también de avances en la inmunoterapia sublingual, como es la administración
de vacunas en forma de liofilizados bucodispersables.

¿Pueden prevenirse las enfermedades alérgicas? ¿Puede el paciente ser activo en su


prevención?

Es esencial conocer los niveles de exposición o presión alergénica a la que está sometido el
paciente alérgico. En la actualidad, es posible medir en microgramos por gramo de polvo los
niveles de alérgenos de ácaros del polvo doméstico en los domicilios de los pacientes. Los
alérgicos a hongos y/o ácaros deben evitar la utilización de humidificadores, y deben ventilar
y limpiar con frecuencia la casa. Además, deben evitar vivir con objetos que acumulen polvo
(moquetas, alfombras, cortinas) y procurar que los suelos y paredes sean limpiables.

Existen también colectores de pólenes que realizan mediciones de estos en prácticamente


todo el territorio nacional. Así, el paciente alérgico a pólenes de gramíneas conoce la
concentración medida en granos por metro cúbico de aire y día. La Sociedad Española de
Alergología en Inmunología Clínica (SEAIC) facilita esta información a través de su página
web (www.polenes.com). Los alérgicos a pólenes deben tomar una serie de medidas de
protección en las épocas de polinización (usar gafas de sol, viajar en el coche con las
ventanillas cerradas, evitar pasear o hacer deporte al aire libre en las horas de máxima
polinización, evitar cortar el césped, etc.). Los pacientes alérgicos a aeroalérgenos deben
evitar la presencia de animales en el domicilio, y si los tienen, deben bañarlos periódicamente
con productos adecuados.

El tabaco es perjudicial para todas las personas, pero mucho más para los pacientes alérgicos
que presentan inflamación de las vías respiratorias altas y bajas. Los alérgicos no deben fumar
(fumadores activos) y no se debe fumar en su presencia (fumadores pasivos).

Es muy importante no caer en la automedicación. Cada paciente requiere un tratamiento en


función de su enfermedad alérgica, su severidad (leve, moderada o grave) y la presencia de
sintomatología (intermitente o persistente). Cada alérgico debería disponer de un plan
personalizado de tratamiento para conseguir el control de su patología.

En el caso de pacientes que han presentado anafilaxia es muy importante el entrenamiento


en el correcto empleo de autoinyectores de adrenalina.

La inmunoterapia específica con alérgenos ha demostrado su eficacia previniendo el paso de


rinitis a asma, y también frenando la aparición de nuevas sensibilizaciones a otros
aeroalérgenos. En los pacientes en que esté indicada debe utilizarse en pauta, composición y
tiempo suficientes.

En los respectivos capítulos de esta obra se profundizará en los aspectos preventivos de cada
una de las patologías alérgicas.

¿Tienen un coste sanitario las enfermedades alérgicas?

El coste económico de las enfermedades alérgicas está aumentando de forma exponencial.


Los costes incluyen diversos apartados:

Costes directos derivados de su asistencia médica (visitas al médico, medicamentos, visitas


a servicios de Urgencias, análisis, pruebas diagnósticas, hospitalizaciones, etc.) y costes no
médicos (transporte, fisioterapia, asistencia social, etc.).
Costes indirectos (pérdida de trabajo productivo, disminución del rendimiento laboral,
pérdida de capacidad productiva, pérdida de trabajo productivo por asistencia a familiares).
Costes intangibles (dolor, malestar, miedo, tristeza, sufrimiento).
En la actualidad, la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica está realizando
un estudio pionero para conocer el coste fármacoeconómico de la rinitis alérgica en España.
La Alergología se define como la especialidad médica que comprende el conocimiento,
diagnóstico y tratamiento de la patología producida por mecanismos inmunológicos,
especialmente de la hipersensibilidad, con las técnicas que le son propias.
Se trata de una especialidad multidisciplinaria. Su campo de acción es amplio, ya que
abarca el estudio de trastornos localizados en distintos órganos o sistemas (tracto
respiratorio, tracto digestivo, piel, etc.), así como trastornos generalizados.
La Alergología es una especialidad en ciencias de la salud a la que se accede por el
sistema de residencia, para cuyo acceso se exige estar en posesión del título universitario
oficial que habilite para el ejercicio en España de la profesión de médico (Real Decreto
183/2008).
La obtención del título de Médico Especialista en Alergología supone por tanto superar
un periodo de formación de 4 años (sistema MIR), sujeto a un programa formativo
verificado por el Consejo Nacional de Especialidades Médicas (Orden 3081/2006).
Durante este periodo, el especialista en formación adquiere la experiencia asistencial
necesaria para desarrollar sus conocimientos y habilidades para alcanzar la
competencia en el diagnóstico y tratamiento de las enfermedades alérgicas,
independientemente de la edad y otras circunstancias del paciente. La formación del
alergólogo se complementa con el conocimiento científico y social de su entorno, así
como el conocimiento de materias complementarias como farmacología, botánica y
zoología, legislación sanitaria, etc.
En el sistema público, el acceso a la Atención Especializada en Alergología se efectúa a
solicitud del médico de Atención Primaria. Esta solicitud no se dirige en ningún caso a
la realización de pruebas diagnósticas, sino que corresponde a una consulta con un
profesional especializado que realizará las pruebas complementarias requeridas en
función de la historia clínica

Un alergólogo es el médico especialista encargado en el diagnóstico y


tratamiento de las diferentes alergias que puede sufrir nuestro
organismo. Para ello, este tipo de médico debe primero diagnosticar de
dónde y cómo provienen las diferentes patologías y definir qué
tratamientos son necesarios para combatirlas según su origen.

Requisitos para ser alergólogo


Si después de saber qué es la alergología y qué hace un alergólogo tienes
más ganas que nunca de saber cómo puedes convertirte en uno, a
continuación te contamos qué requisitos debes cumplir para poder hacerlo
y convertirte en todo un profesional
Para ser alergólogo lo primero que tienes que tener es pasión por la
medicina, ya que es indispensable estudiar y superar el Grado Oficial de
Medicina, que dura 6 años. Después de esto deberás realizar el MIR, el
sistema de formación específica y que dura otros 4 años. Más
información: Qué es el MIR (Médico Interno Residente).
Después de haber superado los requisitos indispensables para convertirte
en médico, debes especializarte en la rama de alergología, con la que
podrás ejercer como alergólogo tanto en hospitales públicos como en
instituciones privadas.
Si crees que cumples estos requisitos o realizarás todo lo que esté en tu
mano por conseguirlos ya que convertirte en alergólogo es tu pasión, no
dudes en seguir leyendo y conocer qué sueldo podrías cobrar si finalmente
estudias esta especialidad médica.

Sueldo de un alergólogo
Si has llegado hasta casi el final del artículo es porque sientes verdadera
pasión por convertirte en alergólogo. Por ello, queremos ofrecerte datos
sobre qué sueldo cobrarías si decides ser uno.

En España, el sueldo medio de los profesionales médicos se sitúa en


unos 56.000 euros anuales. Sin embargo, esta cifra crece cuando
hablamos de los especialistas, cuyo sueldo oscila entre los 63.000 y los
80.000 euros anuales según el tipo de especialidad, el grado de
experiencia (no cobra lo mismo alguien que acabe de terminar el MIR que
un médico con años de experiencia a sus espaldas) y del lugar en el que
trabaje, ya que pueden hacerlo tanto en hospitales públicos como privados
e incluso en su própia clínica especializada.
Como dato, el sueldo de un médico especialista es de media un 46%
superior al de uno de Atención Primaria, por lo que si la alergología te
llama la atención, es una muy buena opción a la hora de conseguir un buen
salario anual. Por tanto, si crees que esta profesión es para ti, no puedes
dejar de seguir leyendo y conocer qué cursos tienes la posibilidad de
estudiar para poder tener o ampliar tus conocimientos y ser un buen
alergólogo.

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