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Maternidad consciente

El oficio de ser mamá, puede sonar tan estremecedor, esperanzador y al mismo tiempo muy tedioso, que
nadie imagina que es una tarea terriblemente hermosa; hace ya 1 año soy madre presencial (mami de todos
los días), ya casi 2 años de ser madre ideológica (Durante mi embarazo hasta el momento) y como 8 años de
ser una madre espiritual (una hueva!).

Se estarán preguntando, qué son esas clases de madres ¿cierto?, pues bien, tengo la edad promedio "ideal"
para ser mami, engendrar, dar a luz y cuidar una criatura, un lindo ser humano, que en algunos años estará
contradiciendo todo lo que yo piense y haga, alguien que pueda llegar a ser la representación estudiantil del
nuevo milenio, caricaturista, escritora, deportista, religiosa, científica, chef, o bueno, quién sabe qué cosas,
pero a pesar de tener los años convenientes aún no tengo el adoctrinamiento que socialmente es requisito
para ser la madre ideal, ¿será que hago parte de un nuevo modelo de madres?, ¿Está la tarea no diseñada
para mí?, por favor! a diario me pregunto ¿qué pasó?....

Ya se aproxima el 16 de septiembre, mierda! y son dos años y nada, no pretendo ni quiero ser esa madre 24
horas, sólo cuido de un ser humano y trato de llenarlo de fuerzas y esperanzas, quiero ser su guía y no más,
no puedo con más, es mentira eso de ser el todo para ella, y es que puede que suene mal, pero si, ¿qué tal
muero mañana?, imposible no es, ella debe ser fuerte, nada de ser una persona débil, ella no puede crecer
como yo, llena de mentiras y temores, con ideas de ser menos que otras, la quiero libre, grande y luchadora,
que sea instrumento de paz, no una productora de humanos, una cosedora de sueños, una nena que no llora
(como la canción).

Bueno como venía diciéndoles, en mi cabeza se creó la idea de no ser madre, no quería ni me veía pariendo
un ser más para la guerra ni un todo para morir (revivir), desde los 14 años sincronice mi entorno frente al
tema, madre, hermano, tío y amigos, todos conscientes de mi decisión me respetaron la idea; el 13 de Enero
del 2015 me enteré que tenía una célula muy formadita, que pronto se estaba convirtiendo en embrión,
rápidamente mi reacción fue el rechazo y susto ante tal situación, negué rotundamente en pedir ayuda y
asimile la idea de ser madre. Eso de vivir solo con gatos me asustó, nah, llegar a media noche y ver que ni el
gato se amaña en tu casa, fue mi principal premonición que asevero la idea de ser mamá, sin saber en qué
vaca loca me estaba metiendo.

Mis tres primeros meses fueron de muerte, sin saberlo parte de esos días vomité mi alma y el amor que le
tenía a la humanidad, inició un asco profundo por el padre de mi hija, un odio inexplicable por mi madre y
unas ganas enormes de matar al hombre que donó el espermatozoide para darme vida... En fin, para mí fue
horrible, el cuerpo cambio mucho! mis senos eran dos tallas más grande y mis tripas se aplastaron...

El segundo trimestre, execrables aquellos días, ya había asimilado el cuento del cambio corporal, pero nada
podía con el tema mental, uff, fuerte fuerte, me levantaba a llorar todos los días, en la tarde merendaba
llorando y así hasta quedarme dormida, a tal punto que el fastidio por la sociedad se segrego
específicamente por un ser, por mí, sí, llevaba 4 años saliendo del pote, tratando de amarme y nuevamente
me estaba odiando, por ende todo alrededor era malo, feo, desagradable...

Último trimestre, final final, no da más, llegaron los gloriosos, ya andaba metida en el cuento, le hablaba a la
panza y todo se lo consultaba a ella, engordé como una marrana y era feliz con la panza al aire, intenté volver
a amar a todos pero nadie me prestó atención, tal vez, ni se dieron cuenta que lo estaba intentando, la criatura
era dueña de mi cuerpo decidía que hacer, cuándo comer y a qué lado ir, era hasta genial, por fin hablaba sola
en público y no se veía mal!, planeaba el futuro con ella durante noches enteras... Hasta el día que dejé de
sentirla... Ese día salí de casa apresurada con un mar de sensaciones buscando un carro, tratando de llegar a
la clínica; 9 horas de parto para ni mierda, durante todo el embarazo el perinatologo había recomendado
cesaría por tener caderas pequeñas, y qué, el maldito ginecólogo de turno me puso a parir!, resultado, mi hija
se enfermó, yo tuve un paro cardiorespiratorio y no vi a mi hija durante sus dos primeros días de vida... Genial,
desde ahí empezó mi verdadero oficio de mamá.

Ya era hora, había llegado la niña a casa y yo estaba casi muerta, pero feliz, era verdad, yo había albergado
40.2 semanas a una criatura que frágil y todo, me mostró mucha firmeza con la vida. Ana Isabel, que bebe
más grande y cachetona! no lloraba, ni molestaba, simplemente sonreía al verme. Era el momento para sumar
la ideología, la espiritualidad y demostrar la propia teoría de ser una mamá, pero igualmente esta es la hora
y aún no recomiendo ser mamá...

10/09/2016

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