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Hockett, Charles (2000)

Curso de lingüística moderna


Buenos Aires. Eudeba (Editorial Universitaria de Buenos Aires).
§14.1; §14.2; §32.2; §32.3; §33.5

EL MORFEMA Y LA ALTERNANCIA

Los morfemas son los elementos mínimos con significado individual de las
emisiones de una lengua. Cuando un morfema está representado por
configuraciones fonemáticas distintas, decimos que estas configuraciones están en
alternancia o, también, que el morfema manifiesta alternancia. Cada una de las
representaciones es un morfo; todos los morfos que representan un morfema dado
se llaman alomorfos de dicho morfema. Por ejemplo, /ka-‘rak-ter/ y /ka-rak-‘ter/
son dos alomorfos del morfema {carácter}, el morfema entonces manifiesta
alternancia. El morfema {ají} manifiesta alternancia invariable puesto que un
solo alomorfo /a-‘xi/ lo representa en todos los contextos. Dos morfos son
distintos cuando difieren en configuración fonemática, como el caso carácter y
caracteres. Son morfos distintos también, aunque sean idénticos en configuración
fonemática, cuando son dos alomorfos de morfemas diferentes, como el alomorfo
de haya (/a-ja/) y el de aya (/a-ja/).

Cuando los habitantes de cierto lugar adquieren dos hábitos de pronunciación


distintos sobre la misma palabra y usan una u otra en forma completamente
accidental e impredecible, hablamos de alternancia esporádica. Es el caso de
hierro y fierro, por ejemplo; en tanto corresponda a una diferencia dialectal no se
habla de alternancia esporádica, pero cuando personas lo usan
indiscriminadamente a uno y el otro si. Otro ejemplo para mostrar las diferencias
es que muchos hablantes del español emplean tanto la palabra huelga como la
palabra juerga, de forma más coloquial. Pero ene este caso se ha producido una
diferenciación semántica ya que huelga y juerga no son dos configuraciones del
mismo morfema sino morfemas distintos, con significados en parte similares pero
diferenciables. La alternancia esporádica puede tener otro origen también, cuando
se produce una sustitución de un fonema por otro accidentalmente por ejemplo /t/
y /d/ en puerta y puerda. El morfema {puerta} ha estado representado por la
configuración fonemática desusada /puerda/ en lugar de la habitual /puerta/. Así
cada uno de los alomorfos “normales” de un morfema” están rodeados por toda
una familia vagamente definida de configuraciones fonemáticas similares que
aparecen a veces en su lugar de manera accidental.

TIPOS DE ALTERNANCIA
Hay una larga serie de verbos españoles cuya raíz aparece en dos configuraciones
distintas: una átona con /o/ y otra acentuada con /ue/; por ejemplo el verbo rodar.
La elección entre una y otra configuración no depende del tipo de sufijo que sigue a
la base. Lo que condiciona la alternancia es la configuración fonemática del sufijo:
si este está acentuado, el tema verbal presenta /o/; si es átono, en el tema aparece
/ue/. Se dice, por lo tanto, que esta alternancia está condicionada
fonológicamente.

Por otro lado, son muchos los hablantes de español rioplatense que no pronuncian
la oclusiva final de los morfemas {virtud}, {voluntad} y algunos otros. Esta
alternancia está condicionada morfológicamente. Se requiere la configuración con
/d/ final solo cuando sigue a la base el morfema de plural (virtudes, voluntades) y
no cuando sigue cualquier otro morfema, aunque sea dentro de la misma palabra
(virtuoso, virtual, voluntario, voluntarioso). Las alternancias condicionadas
morfológicamente nunca son automáticas; entonces las alternancias
automáticas siempre están condicionadas fonológicamente. No obstante, hay
alternancias condicionadas fonológicamente que no son automáticas.

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