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ANTROPOMETRIA

ANTROPOMETRÍA FACIAL.

En la actualidad, no es novedoso que las personas se interesen por convertir lo subjetivo en algo palpable;
este interés, como un deporte, cada vez se hace más popular. Por ejemplo, un profesional experimentado
antes atenuaba el dolor, subjetivo en todos sus niveles, sin tomar en cuenta el juicio del paciente; pero
esta situación se revirtió con un sistema de medición denominado Escala visual análoga, aplicable también
a otros campos.

Lo mismo ocurría, por citar otro ejemplo, con los niveles de glucemia, calculados de acuerdo con signos y
síntomas, métodos por demás obsoletos para cuantificar ciertos parámetros que se creían no
cuantificables. En cirugía estética ocurre lo mismo: nuestros pacientes ingresan con una expectativa que,
por supuesto, se basa en nuestra experiencia, pero ¿cuál es la relación entre la experiencia y el concepto
de estética del profesional?

Como se mencionó, esta subjetividad depende casi en un 70-80% del profesional y sólo el 20-30% restante
del paciente (estudio realizado por nuestra institución en noviembre del 2002), como se observa en
rinoplastias, lipoesculturas, aumento mamario, etcétera.

Desde el punto de vista estrictamente estético, no reconstructivo, un porcentaje nada despreciable de


pacientes están disconformes a mediano y largo plazo, pese a que el profesional considere que el
resultado es aparentemente bueno. Por ejemplo, una nariz, con cierta concavidad, de punta bien
proyectada y delgada y de base también delgada, no representa lo estético para todos, sobre todo porque
esa pieza facial forma parte de un conjunto. Si estuviera aislada, nadie la consideraría un mal trabajo, pero
en conjunto no siempre es lo ideal, porque se deben considerar los demás componentes del rostro para
que el cirujano haga el trabajo adecuado valiéndose de su experiencia.

Sin embargo, el juicio subjetivo sobre la apariencia facial motiva al paciente a buscar ayuda profesional;
el cirujano, de la misma manera, requiere de ese juicio (llamado experiencia) como base de objetividad.

En los últimos años se ha medido en el ámbito clínico a un número significativo de personas atractivas
para desarrollar una guía estética y científica que ayude a la evaluación facial. Estos estudios
antropométricos nos brindan los cánones faciales de estética pero, lamentablemente, estos cánones no
se pueden aplicar completamente en nuestro medio porque se desarrollaron para europeoides,
caucásicos, americanos de ascendencia europea además de afroamericanos, mongoles y árabes.

Considerando, como principio, que un etíope es diferente de un mongol, se pudieron realizar múltiples
comparaciones.

La antropometría facial es el conjunto de las medidas de la cara, un tema que preocupa desde el
Renacimiento (Boyd et al., 1980), aunque las medidas individuales datan desde la segunda mitad del siglo
XIX.

En 1964, Burian et al. empezaron a estandarizar medidas en pacientes con deformidades craneofaciales
adquiridas y congénitas y lograron ser muy reconocidos en el mundo científico. Gracias a Burian et al.,
como Farkas y Ricketts, la antropometría volvió a tomar fuerza desde hace 4 décadas aproximadamente.
El complejo facial consta de 6 componentes (cabeza, órbita, nariz, labios, boca, orejas) globalizadas en
regiones; de éstas ya se han descrito 150 líneas y ángulos y 155 índices de proporción, dados entre la
cabeza, cara-nariz, órbita, labio-oral y orejas. Estas proporciones dan márgenes y todas las medidas dentro
de este margen se consideran normales.

Con esto se resuelve el concepto objetivo de cara atractiva y no atractiva, de acuerdo con el origen étnico
y el sexo, por supuesto. Todas las variaciones de la cara humana sana se basan en resultados cuantitativos,
medidas y proporciones.

La clave de la armonía facial radica en la combinación de las medidas y los índices de proporción alrededor
de los valores medios (±1 desviación estándar [DE]), especialmente en órbitas, nariz, labios, boca. Según
nuestro estudio, esas proporciones son válidas en nuestro medio, con excepción de la boca y las orejas
(partiendo de la proporción comisura labial-inserción de alares). Según expertos, como Farkas, Kolar et
al., no existe en la naturaleza la armonía absoluta de la cara.

Farkas publica en 1985 en la revista Plastic and Reconstructive Surgery, en donde se postula que “la
simetría en la cara, depende de la calidad de las relaciones entre las facciones parejas; cejas, hendidura
parpebral, inserción de alares, comisura labial y lóbulos de oreja, en contraste con las medidas dobles
como altura, inclinaciones y profundidades”.

PROPORCIONES NORMALES NEOCLÁSICAS

En 1980, Boyd et al. describieron la relación entre la cabeza y la cara, ya existente desde el Renacimiento
y actualmente una regla de oro; sin embargo, Hreczko en 1985 y Farkas en 1987 mostraron que en algunos
casos era poco válida e inaplicable al rostro humano. Estos autores concluyeron que la reglas para dividir
el rostro en cara- frente en 3 ó 4 proporciones no eran válidas y que al dividirla sólo en 2 (división a nivel
de la fisura parpebral) igualaba al sólo 10% de los examinados.

El hallazgo más evidente fue en la división horizontal, orbitonasal = intercantal, donde se encontró más
del 40% de concordancia. La regla de proporción indica que el ancho de la nariz debe ser igual al cuarto
de la anchura facial y esto se observó en menos del 35% de la población general y en el 0% (alarmante)
de mujeres atractivas.

La ley de igualdad intercantal = cantos internos, sólo se observó en un 20%, lo mismo para la medida
intercomisural que debe ser igual a la interalar, más 1/5 de ésta.

La posición del párpado superior se ha estudiado poco, pese a que es muy importante, porque la parte
superior de la cara envejece más rápido, las cejas descienden encapotando los párpados y se deforma así
la expresión de los ojos. El mentón, sector medio y más prominente de la mandíbula, es especialmente
importante en la estética del tercio inferior de la cara y del conjunto, como línea guía armónica desde un
punto de vista diagnóstico (proyección vertical-horizontal, macrogenia-microgenia). En consecuencia, es
importante establecer qué cantidad de la anomalía del mentón se debe a una deformación congénita de
mandíbula y cómo ésta afecta al conjunto.

Se dice que la distancia entre el punto subnasal y el borde labial superior es aproximadamente la mitad
de la distancia entre el borde del labio inferior y la gnation, punto de mayor declive del mentón (Ricketts
et al., 1972). El concepto del perfil se ha estudiado en numerosas publicaciones con más fuerza en los
puntos fronto-nasal y columnelo-labial, además de los 3 segmentos básicos de la cara ya mencionados. El
segmento medio tiene, sin duda, mucha importancia.

En las clásicas cirugías de nariz, el vértice del ángulo columnelo-labial debe estar en íntima proyección con
el mentón y con la proyección de la frente, para obtener los efectos estéticos deseados. De todas estas
proporciones básicas normales, de acuerdo con lo ya mencionado, hemos decidido homogeneizar
proporciones orientadas a nuestra etnia, dentro de lo que consideramos belleza, como explicamos a
continuación, así como aumentar algunas medidas que hemos encontrado y determinar cómo se
relacionan entre sí.

PROPORCION DEL ROSTRO

En el punto de partida el rostro debe ser evaluado en el plano horizontal. Esto se logra con los ojos hacia
el frente y uniendo con una línea horizontal el borde superior del conducto auditivo externo con el borde
infraorbitario (Plano de Frankfurt)

Seguidamente podemos evaluar la simetría de la cara mediante una línea sagital imaginaria.

Para una observación mas detallada de la simetría lateral y una apreciación del ancho de la cara puede
dividirse el rostro en 5 partes, mediante líneas que pasan por el borde de los pabellones auriculares,
cantos externos e internos.

En la altura la cara puede ser dividida también en 5 o en tercios. Al dividirla en tercios los planos pasan
por el nacimiento del cabello (triquion), la glabela, el borde inferior de la columela (nasion) y el borde
inferior del mentón.

Frente: desde el nacimiento del cabello hasta las cejas, incluyéndolas. Leve convexidad regular sin
irregularidades. Las cejas en el hombre se ubican a la altura del reborde orbitario superior y en la mujer
levemente mas elevadas y mas arqueadas. Las cejas forman un arco que se extiende desde el canto
interno hasta la proyección de la unión del ala nasal y el canto externo.

Ojos : no solo se debe valorar el globo ocular, si no también todas las estructuras peri oculares, parpados,
piel peri ocular, cejas, pestañas y los movimientos musculares. El ancho del ojo debería ser un quinto del
ancho de la cara, la distancia entre cantos internos debería ser igual al ancho de un ojo. El canto lateral
suele ser mas elevado que el medial.

Nariz: se divide en subunidades estéticas. Dorso, paredes laterales, punta, alas, columela. Factores
influyentes sexo, edad, raza, tipo de piel, hábitos, labios, estructura dental. La nariz se mide en base a
distintos ángulos: angulo naso frontal: 115 a 130 º, angulo naso labial: columela-labio sup 95 a 110º,
angulo naso facial: Dorso-plano vertical 30 a 40º, angulo naso mental: dorso y tangente del menton 120
A 130º. Proyección de la nariz: la distancia entre la base de la columela y el comienzo de la mucosa labial
debería ser igual a la distancia entre la base de la columela y la punta de la nariz, el ancho de la nariz
debería coincidir con la distancia entre los cantos internos, el ancho debería ser 70% del largo. Cuando se
observa la nariz desde su base, debe presentar la forma de un triangulo equilátero. Las narinas tienen una
forma ovalada simétrica. En vista lateral, se observa la existencia de un pequeño quiebre del dorso al
acercarse a la punta (supratrip).
Labios: el estándar de lo que podría constituir una boca y hasta una sonrisa normales varia entre culturas
y cambia con los vaivenes de la moda, pero se reconoce que existe una forma básica de curvas y relieves
y una proporción entre labio superior e inferior que armoniza con el resto del rostro.

Mentón: Trazar una línea vertical tangente al labio inferior. Esta debería rozar el punto mas prominente
del mentón con el surco mentolabial unos 4 mm posterior a esta línea.

Orejas: El ancho de la oreja es la mitad de su largo. El borde superior coincide con las cejas y el inferior
con el ala de la nariz. El eje mayor de la oreja es paralelo al dorso de la nariz.

ANTROPOMETRÍA CORPORAL

Los datos antropométricos incluyen las técnicas de determinación del peso, talla, circunferencias, etc. Son
Métodos simples, de bajo coste y que pueden ser realizados de manera repetida con un mínimo de
entrenamiento.

PESO

Debe determinarse en ayunas con el sujeto en ropa interior y sin zapatos. Se realizará en una báscula de
precisión con intervalos de 0,1 Kg.

Es una medida que por sí sola no permite discriminar la existencia de obesidad, no obstante es de gran
aproximación diagnóstica cuando se considera en conjunto con la talla, edad, sexo y valoración clínica.

Las primeras tablas que relacionaron el peso con la talla fueron las de la Metropolitan Life Insurance
Company relacionadas con los “pesos ideales” en relación con la mortalidad observada en sujetos
asegurados en esa compañía. Actualmente se ha eliminado el concepto de “peso ideal”, siendo los valores
que se registran actualmente más elevados que los que se consideraban como “peso deseable” en la
década de los´60.

TALLA

Se determinará con un tallímetro vertical con intervalos de 1 cm., sin zapatos y con la cabeza alineada
siguiendo la línea del trago en las mismas condiciones ambientales que el peso.

ÍNDICE DE MASA CORPORAL (I.M.C o Índice de Quetelet)

Se define como el cociente entre el peso en Kg. por el cuadrado de la talla en metros con decimales. Su
fundamento considera que al colocar la talla en el denominador y elevarla al cuadrado, la estatura pierde
potencia en la valoración diagnóstica. Es una medida sencilla de obtener y universalmente utilizada en la
práctica clínica, capaz de reflejar por sí misma el riesgo de morbimortalidad relacionado con la obesidad
independientemente de la distribución de la grasa corporal. Es actualmente el método de referencia para
establecer lo grados de sobrepeso y obesidad, si bien como medida aislada presenta como limitaciones
que no permite predecir el grado de adiposidad y tampoco aporta datos acerca de la distribución de la
grasa corporal.

Según la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO) se consideran los siguientes grados de
sobrepeso y obesidad de acuerdo al IMC:
18,9 a 24,9 NORMOPESO

25 a 26,9 SOBREPESO GRADO I

27 a 29,9 SOBREPESO GRADO II

30 a 34,9 OBESIDAD TIPO I

35 a 39,9 OBESIDAD TIPO II

>40 OBESIDAD MORBIDA

MEDIDAS DE CIRCUNFERENCIA

La determinación de las medidas de Circunferencia de cintura y cadera permiten establecer la diferencia


entre adiposidad ginoide y androide. La adiposidad central, androide o abdominal es la que se localiza
alrededor de la cintura y está compuesta por grasa subcutánea y visceral, siendo esta última la que se
asocia a un mayor riesgo cardiovascular y síndrome metabólico.

La adiposidad periférica, ginoide o femoroglútea representa la grasa subcutánea localizada a nivel de los
glúteos y muslos. Predomina en la mujer y su aumento no se correlaciona con el riesgo cardiovascular.

La determinación de las Circunferencias requiere de una cinta métrica no extensible y se realiza con el
paciente de pie.

Las principales determinaciones son:

- Circunferencia de cintura: Se determina en la línea media entre el reborde costal y la cresta ilíaca. Se
consideran valores normales hasta 84 cm en la mujer y 94 cm en el hombre.

Actualmente se considera junto con el IMC el mejor parámetro para valorar factores de riesgo en la
obesidad.

- Circunferencia de cadera: Se determina a nivel de los trocánteres mayores del fémur.

La medida de las circunferencias de cintura y cadera permiten establecer el Cociente cintura/cadera, el


cual permite clasificar a la obesidad en central (androide) o periférica (ginoide) según:

Obesidad abdominal: Cociente C/C > 1,0 (hombre) y > 0,9 (mujer)

Obesidad periférica: Cociente C/C < 1,0 (hombre) y < 0,9 (mujer)

PLICOMETRÍA o MEDIDA DEL PLIEGUE CUTÁNEO

Como una gran proporción del tejido adiposo se localiza a nivel subcutáneo, la determinación de los
pliegues, principalmente tricipital y subescapular se ha considerado como un criterio de obesidad.

Actualmente estas técnicas se están abandonando para el diagnóstico y seguimiento de la obesidad pero
aportan un gran valor al estudio del panículo adiposo y su respuesta a los tratamientos de las adiposidades
localizadas. Permite valorar el espesor del tejido graso subcutáneo por lo que en la actualidad son solo
útiles para estimar adiposidad subcutánea. En 1983 Weschler y colaboradores correlacionaron los
hallazgos de la medición del espesor del pliegue cutáneo con plicómetro y los hallazgos con ultrasonidos.

Se utilizan plicómetros de presión constante que ejercen sobre la piel una presión de 10 +/- 2 gr. por mm2.

DETERMINACIÓN DE LA COMPOSICIÓN CORPORAL MEDIANTE BIOIMPEDANCIA

La necesidad de cuantificar la grasa corporal para establecer un diagnóstico correcto de sobrepeso/


obesidad, datos que no se obtienen mediante las técnicas de antropometría ha hecho necesario
incorporar técnicas que, por su simplicidad, carácter no invasivo, reproducibilidad y ausencia de
variabilidad interoperador puedan dar valores fiables y reproducibles de la composición corporal.

La estimación de la composición corporal mediante bioimpedancia cumple estos requisitos comparado


con la densitometría por absorción de rayos X, método patrón, pero inapropiado para la aplicación clínica
habitual debido a su coste y complejidad.

Los aparatos de bioimpedancia aplicados al estudio de la composición corporal utilizan las propiedades
eléctricas del organismo para medir el pasaje de una corriente eléctrica de muy bajo voltaje a través del
mismo.

La técnica consiste en administrar una corriente eléctrica entre dos puntos separados del organismo y
medir la resistencia al paso de esa corriente. La resistencia es muy baja en los fluidos (sangre, orina) lo
que significa que son buenos conductores de electricidad. La resistencia es máxima en huesos y grasa por
lo que, cuando aumenta la grasa corporal, la resistencia se incrementa.

Es importante tener presente que los aparatos no miden directamente la composición corporal, solo la
estiman a partir de la medición de la corriente y sus modificaciones al paso por el organismo, el análisis
de estas variaciones comparadas con patrones de referencia basados en una serie de fórmulas contenidas
en el software del aparato permiten calcular el agua corporal total, la masa libre de grasa o masa magra
y la masa grasa en relación con la talla, peso, edad, sexo y raza u origen étnico del individuo.

Las técnicas de bioimpedancia aplicadas al estudio de la composición corporal permiten un diagnóstico


más preciso del sobrepeso/ obesidad, así como el seguimiento de la respuesta al tratamiento. Se trata de
técnicas sencillas, no invasivas y de fácil aplicación en la práctica clínica. No obstante, tiene
contraindicaciones (pacientes portadores de marcapasos cardíacos, stents o prótesis) y limitaciones:
menor fiabilidad en obesos mórbidos, es poco sensible para detectar cambios inferiores al 10% en la
composición corporal, requiere de condiciones standard de aplicación para tipo de aparato (según el tipo
de fórmulas que utilicen). No obstante, y a pesar de estas limitaciones ofrecen datos objetivos e
independientes del operador.

Algunos equipos disponen de software capaz de dar información sobre: porcentaje de grasa corporal,
masa grasa, masa libre de grasa, masa celular, agua corporal total, agua intracelular, agua extracelular,
ángulo de fase.

DXA: DENSITOMETRÍA POR ABSORCIÓN DE RAYOS X (Dual Energy X-ray Absorptiometry) DEXA®

Ofrece información sobre la composición corporal mediante la técnica de absorciometría de rayos X


inicialmente utilizada para el cálculo de la masa ósea (densitometría). Permite realizar estudios sobre la
totalidad del cuerpo. A nivel de la masa magra puede diferenciar entre masa ósea y masa magra no
esquelética y a nivel de la masa grasa permite conocer la distribución regional (visceral y periférica).

Presenta buena correlación con los datos antropométricos aunque son limitaciones su coste y aunque a
bajas dosis, que utiliza radiaciones ionizantes.

ANALÍTICA

Se solicitarán diferentes estudios en sangre y orina de acuerdo a los hallazgos de los antecedentes
personales, hallazgos clínicos y propuesta terapéutica:

Sistemático de sangre y orina. Iones.

En adiposidad central: insulinemia, índice HOMA, hemoglobina glicosilada. Perfil lipídico.

En sobrepeso/ obesidad: Perfil tiroideo

En sospecha de enfermedad autoinmune (Tiroiditis de Hashimoto). Autoanticuerpos

Estudio genético (polimorfismos)

TÉCNICAS DE DIAGNÓSTICO POR IMAGEN APLICADAS AL ESTUDIO DE LAS

ALTERACIONES DEL CONTORNO CORPORAL

ECOGRAFÍA

Mediante el uso de sondas lineales de 5-10 mHz permite estudiar con gran definición las características
del tejido adiposo subcutáneo y realizar el diagnóstico diferencial entre adiposidades localizadas, tumores
de partes blandas u otras lesiones que afecten los tejidos superficiales (edemas, alteraciones musculares,
etc.) Permite valorar también el espesor del panículo adiposo, las características de la grasa superficial y
profunda así como el estado circulatorio de las extremidades mediante el eco Doppler.

Presenta como limitaciones: es operador dependiente, requiere entrenamiento, no aporta datos


histológicos, existe gran variabilidad inter-observador en mediciones del espesor del tejido graso.

Tiene la ventaja de ser una técnica no invasiva y repetible para el seguimiento de tratamientos del tejido
graso superficial.

RESONANCIA MAGNÉTICA (RM)

Permite valorar el tejido graso de manera no invasiva aplicando una secuencia específica para el análisis
de las imágenes. Da información sobre el grado de hidratación del mismo que puede aplicarse al estudio
de la celulitis y su respuesta al tratamiento. Menos específico que la TC para el análisis del tejido graso y
los cambios cuantitativos del mismo en respuesta a los tratamientos. Sus resultados son operador
independiente y no ocasiona irradiación al paciente. Sus limitaciones son el elevado coste y la
disponibilidad para el seguimiento de los resultados de los tratamientos.

TOMOGRAFÍA COMPUTARIZADA (TC)

Es la única técnica capaz de estudiar y cuantificar de manera específica el tejido graso intra y
extraabdominal gracias al análisis en unidades Hounsfield. Permite un estudio objetivo, reproducible y
operador independiente para cuantificar los cambios a nivel del tejido graso obtenidos con el tratamiento.
Sin embargo se trata de una técnica de escasa aplicación clínica debido a su elevado coste y a la irradiación
a la que se somete el paciente.

CONCEPTO DE ENVEJECIMIENTO

Hasta ahora no existe una definición universalmente aceptada del proceso de envejecimiento. Denham
Harman lo define como la acumulación progresiva de cambios que se producen con el tiempo y que
provocan el aumento de probabilidad de enfermedad y muerte del individuo. Se puede definir también
como el deterioro de las estructuras y funciones que llegan a un pico o meseta máximos durante el
desarrollo, crecimiento y maduración de todos los individuos de una especie dada. Bernard Strehler,
reconocido gerontólogo americano, define el envejecimiento a través de cuatro postulados:

• El envejecimiento es universal, es decir, un fenómeno determinado asociado al proceso de


envejecimiento debe darse en menor o mayor medida en todos los individuos de una especie.

• El envejecimiento es intrínseco, es decir, las causas que lo provocan deben ser de origen endógeno, y
no dependen de factores externos o de origen ambiental.

• El envejecimiento es progresivo, los cambios que conducen a envejecer se dan de manera paulatina a
lo largo de la vida.

• El envejecimiento es deletéreo, es decir, que un determinado fenómeno sólo se considerará parte del
proceso de envejecer si es dañino.

CONSECUENCIAS DEL ENVEJECIMIENTO

Prácticamente todas las funciones fisiológicas pierden eficiencia. En general, se puede afirmar que se
produce la pérdida de la capacidad para mantener estable el medio interno del individuo frente a las
perturbaciones del ambiente (pérdida de homeostasis). Un ejemplo de ello es la menor capacidad de las
personas mayores para soportar temperaturas extremas, infecciones y situaciones de estrés en general.
Así pues, la fuerza y la elasticidad del sistema musculoesquelético se deterioran, se produce un descenso
de la filtración de los riñones, de la ventilación de los pulmones y del flujo máximo sanguíneo. Aparece un
aumento de la intolerancia a la glucosa, pérdida de visión, audición, memoria, coordinación motora y
otras funciones fisiológicas de importancia.

La mayoría de los órganos vitales van a sufrir fenómenos de atrofia o degeneración. Esto es más notable
en aquellos órganos compuestos por células posmitóticas como son las neuronas, las células miocárdicas,
musculares o las del parénquima renal.

Además, con la edad se produce una degradación de los materiales que se encuentran entre las células.
Esto ocurre debido al descenso en el número de fibras de elastina o al entre cruzamiento de las fibras de
colágeno en la dermis.

También se puede apreciar, asociado al envejecimiento, un aumento en la sensibilidad a los traumatismos,


las infecciones y muchas formas de estrés, así como un funcionamiento defectuoso del sistema
inmunitario, que favorece tanto las enfermedades autoinmunitarias como las pérdidas de la función
inmunitaria.
Se dan más casos de cáncer y de enfermedades degenerativas en ancianos, que son la mayor causa de
muerte y de pérdida de una buena calidad de vida.

LONGEVIDAD

Dentro del término «longevidad» se incluyen dos conceptos diferentes: longevidad máxima y longevidad
media. La longevidad media se define como la media de la esperanza de vida al nacer de los individuos de
una determinada especie. La longevidad máxima es la edad máxima que un individuo de una determinada
especie puede alcanzar. De este modo, se sabe que la longevidad media de la especie humana ha
aumentado considerablemente a lo largo de la historia. Esto ha tenido lugar debido al descenso de la
mortalidad infantil, del neonato y de la madre, al descubrimiento de los antibióticos, de las vacunas y, en
general, a la mejora del control de las enfermedades infecciosas, así como a una nutrición más equilibrada,
a mejores condiciones higiénicas y a los avances en el tratamiento de enfermedades como el cáncer, la
diabetes, etc.

Sin embargo, no se ha demostrado que exista un aumento en la longevidad máxima. En la antigüedad


también había personas que alcanzaban edades avanzadas de 80 90 años o incluso más, aunque el
porcentaje era mucho más bajo que en nuestros días. El aumento en la longevidad media ha supuesto un
crecimiento del segmento poblacional entre 60 100 años. Por ello, cobran gran importancia enfermedades
neurodegenerativas, como la enfermedad de Alzheimer, los cánceres, la aterosclerosis y, en general,
todas aquellas que afectan con más probabilidad a este grupo de edad avanzada.

Los avances en investigación acerca de la longevidad han tenido idénticos resultados, es decir, se ha
conseguido aumentar la longevidad media en varias líneas de investigación, pero son pocos los avances
en el aumento de la longevidad máxima. La longevidad media ha podido modificarse mediante
antioxidantes dietéticos, nivel de actividad física, etc., pero la única terapia que parece concluyente para
aumentar la longevidad máxima es la restricción calórica. Ya en 1934 McCay y colaboradores describieron
este fenómeno, y más recientemente Walford y Weindruch han descubierto que se puede aumentar la
longevidad máxima con una restricción calórica que no necesariamente debe darse desde el nacimiento,
sino que puede comenzar tardíamente en la vida, siempre y cuando se mantengan unos niveles adecuados
de vitaminas, minerales y proteínas. Esto aún no ha podido ser demostrado en el ser humano, pero está
en marcha un experimento en simios que aportará datos en pocos años.

TEORÍAS DEL ENVEJECIMIENTO

En su revisión de 1990, Medvedev afirma que hay más de 300 teorías del envejecimiento, y lo cierto es
que el número sigue aumentando. Esto es la consecuencia natural del rápido progreso de nuestra
comprensión de los fenómenos biológicos y de la aplicación a la investigación gerontológica de muchos
enfoques y métodos nuevos. Casi cada descubrimiento importante en biología celular y molecular ha dado
lugar a una nueva familia de teorías de envejecimiento, o a nuevas versiones avanzadas de teorías más
antiguas. También comenta este autor que la tarea de revisar las teorías del envejecimiento se ha vuelto
mucho más difícil, y que un gran número de estas teorías son muy selectivas o están anticuadas. Por otra
parte, Vijg y Müller afirman que algunas antiguas hipótesis de los comienzos de la ciencia gerontológica
hicieron posible la gran revolución científica en nuestra actual comprensión del envejecimiento.

En concordancia con estas. De acuerdo con estas opiniones está la conclusión de Medvedev de que la
expectativa de que surja una teoría verdaderamente unificada o de causa única del envejecimiento no es
realista; de hecho, es opinión generalizada que aún faltan algunas piezas del rompecabezas del
envejecimiento. No obstante, sí es posible ofrecer soluciones preliminares a dicho problema mediante la
integración de varias teorías complementarias, clásicas y modernas, que ofrecen explicaciones lógicas de
los cambios que tienen lugar a los principales niveles de organización biológica.

Las teorías aquí revisadas, junto a una selección de datos que las apoyan, se refieren al envejecimiento
normal in vivo (caracterizado por la involución fisiológica) y no a las enfermedades asociadas al
envejecimiento que pueden incluir uno o más síndromes degenerativos específicos.

Así pues, es posible afirmar que existen muchas teorías para dar una explicación al fenómeno del
envejecimiento, y aun hoy en día no se sabe a ciencia cierta cuáles son las causas que lo provocan. Se
pueden clasificar en:

• Teorías orgánicas: inmunológica, neuroendocrina.

• Teorías celulares: límite de la duplicación celular. Telómeros y telomerasa.

• Teorías de envejecimiento programado: programa genético de envejecimiento.

• Teorías evolutivas.

• Teorías moleculares: acumulación de productos de desecho, entrecruzamientos, mutaciones somáticas,


«errores catastróficos», teoría de los radicales libres, teoría del «desgaste».

TEORÍAS ORGÁNICAS

Teoría inmunológica

Sostiene que el proceso de envejecimiento se debe a una disminución de las defensas del organismo
frente a infecciones y agentes extraños. Al envejecer se altera la producción de anticuerpos, disminuye el
número de linfocitos T, se atrofia el timo (de ahí las terapias de inyección de hormonas tímicas o
interleucina 2), aumenta el número de enfermedades autoinmunitarias y de cánceres.

Harman apoya la idea de que el descenso de las capacidades del sistema inmunitario ligado a la edad es
secundario al incremento de las reacciones de autoinmunidad. Por lo tanto, cambios postraduccionales
mutagénicos en las proteínas inducirían un reconocimiento del sistema inmunitario como extraño. Pero
al disminuir la capacidad de reconocimiento inmunitario, estas proteínas anómalas podrían desarrollar

funcionalidades dañinas. Asimismo, Burnet sugirió que al aumentar la edad también lo hacen la cantidad
de clones de linfocitos que dan lugar a anticuerpos contra antígenos del propio huésped.

Teoría neuroendocrina

Se basa en los cambios degenerativos que el cerebro y el sistema nervioso muestran con la edad. El
sistema nervioso, junto con el sistema endocrino, controlan la homeostasis, es decir, mantienen estable
el medio interno frente a todo tipo de perturbaciones. Al degenerar el sistema nervioso, también lo harán
los órganos sujetos a su control. Un apoyo a esta teoría es el hecho de que la restricción calórica, que
retrasa el proceso de envejecimiento, disminuye los niveles de insulina y de glucosa en sangre, aumenta
los glucocorticoides de forma moderada, eleva la secreción de adrenalina y de otras catecolaminas
procedentes de las glándulas adrenales, así como la actividad del sistema nervioso simpático.
Estas dos teorías tienen el inconveniente de no explicar la degeneración de ambos sistemas,
neuroendocrino e inmunitario. También carecen de universalidad, ya que existen especies con sistemas
inmunitarios o neuroendocrinos poco desarrollados y que no por ello envejecen después que otras.

TEORÍAS CELULARES

Teoría del límite de la duplicación celular

Fue propuesta por Leonard Hayflick a finales de la década de 1970. Este autor observó que al cultivar
fibroblastos in vitro, el número de duplicaciones celulares era limitado y tanto mayor cuanto más larga
era la longevidad máxima de la especie donante. Aunque es una observación importante, es incapaz de
explicar el envejecimiento de células que no se duplican, como pueden ser las neuronas, las células
coronarias o las musculares.

Incluso con respecto a células con capacidad mitótica (las del epitelio germinal de la piel y la mucosa
intestinal, o células madre de la médula ósea o del bazo), no explicaría los sucesos in vivo, ya que son
experimentos in vitro y parece que el número de duplicaciones que Hayflick encontró (50 veces en
fibroblastos humanos) ha podido aumentarse mejorando las técnicas de cultivos celulares. Aun así,
tampoco explicaría por qué las células dejan de duplicarse en un momento determinado.

Papel de los telómeros y la telomerasa. Recientemente, ha despertado mucha expectación una


observación realizada por Yu en 1990; este investigador encontró que en el género de protozoos
Tetrahymena se requiere la presencia de la enzima telomerasa para mantener su inmortalidad. En cada
división celular se van perdiendo fragmentos de ácido desoxirribonucleico (ADN) en los extremos de los
cromosomas (telómeros) y es esta enzima la que evita este fenómeno. Cuando la enzima se inactiva o no
se expresa, la célula muere al perder ADN codificante. Se comprobó que los telómeros de algunos tejidos
somáticos se acortaban, mientras que los de tejidos germinales permanecían intactos.

Los telómeros (secuencias repetidas de ADN presentes en los dos extremos de los cromosomas) se
acortan cada vez que una célula se divide, y este acortamiento «cuenta» el número de mitosis que ha
experimentado una población celular. Los telómeros protegen a los cromosomas y apoyan la transcripción
exacta del ADN nuclear, y cuando se vuelven demasiado cortos para permitir una nueva división celular
se observa el fin de la capacidad mitótica in vitro. Por el contrario, las células inmortales se protegen
contra el acortamiento de los telómeros gracias a la actividad de la telomerasa, que reemplaza las
secuencias teloméricas perdidas. Así, manteniendo telómeros de tamaño constante se preserva la
capacidad de división celular in vitro, de acuerdo con la observación de que aumenta la longevidad de
dichos cultivos si se introduce telomerasa en fibroblastos humanos mantenidos en cultivo. Esto apoya la
hipótesis propuesta por Dice que afirma que un acortamiento excesivo de los telómeros bloquea la mitosis
y desencadena el envejecimiento celular, probablemente precedido, según se ha comentado al revisar la
teoría del límite de Hayflick, de un proceso de diferenciación in vitro.

En cuanto a la implicación de los telómeros y la telomerasa en el envejecimiento celular in vivo, según


Goyns:

• En las células posmitóticas (de escasa o nula proliferación), los telómeros no se acortan
significativamente durante la vida del animal.
• Las células germinales (que proliferan muy frecuentemente) muestran una gran actividad de
telomerasa, que preserva su capacidad mitótica.7

• Los fibroblastos, células epiteliales y otras células intermitóticas (que experimentan un número
relativamente escaso de divisiones a lo largo de la vida en el organismo adulto) carecen de telomerasa,
probablemente porque no la necesitan, ya que no llegan a agotar su capacidad mitótica in vivo.

Por otra parte, la telomerasa sí que puede tener un papel importante en la preservación de la composición
tisular y la función de ciertos sistemas, ya que interviene especialmente en el envejecimiento de algunos
tipos celulares del sistema inmunológico. Así, en la mayoría de las poblaciones de linfocitos se reactiva la
telomerasa cuando son estimulados con mitógenos, lo que les permite activar las mitosis con el
consiguiente aumento del número de linfocitos y preservación funcional.

Y por otra parte, según Effros, la imposibilidad de reactivar la telomerasa lleva a la senescencia a algunos
tipos de linfocitos, como las células T. En resumen, a pesar del indudable interés de los telómeros y
telomerasa en relación con los procesos normales de la mitosis y diferenciación celular y algunas
alteraciones fisiopatológicas de dichos procesos, Carlson y Riley concluyen que no hay prueba de que las
relaciones entre los telómeros y la mortalidad in vitro de las células en cultivo sean relevantes para
comprender el envejecimiento del organismo, pues incluso en tejidos de alto turn over, los mamíferos no
mueren como resultado del agotamiento de su potencial mitótico. Por ello, no parece justificado proponer
una teoría general del envejecimiento «normal» basada en la acción de los telómeros y la telomerasa.

TEORÍAS DEL ENVEJECIMIENTO PROGRAMADO

Programa genético de envejecimiento

En esta teoría se propugna que existe un control genético en el que de formapaulatina, y comenzando
desde el momento de nuestro nacimiento, se va deteriorando el organismo hasta llegar a su muerte.
Flodin ve al genoma nuclear como un «reloj molecular» responsable de programar los cambios que se
irán presentando en el desarrollo de un organismo a lo largo de su vida. La marcada variabilidad entre las
especies y la relativa constancia en la longevidad dentro de una especie, permitirían apoyar la idea del
control genético del ciclo vital. Sin embargo, muchos piensan que un programa de envejecimiento activo
difícilmente podría haber evolucionado, ya que la fuerza de la selección natural disminuye enormemente
tras la edad reproductiva, y es entonces cuando se manifiesta el envejecimiento.

TEORÍAS EVOLUTIVAS

Este conjunto de teorías no se contrapone con las anteriores, sino que las complementa. Intentan explicar
por qué cada especie animal tiene una determinada longevidad máxima o velocidad de envejecimiento,
en lugar de abordar el envejecimiento desde el punto de vista de cómo se envejece, tema que tratan las
anteriores teorías. Una de estas teorías es la de la distribución de la energía entre esfuerzo reproductivo
y mantenimiento de los órganos corporales, que se basa en la observación de que existe una relación
inversa entre potencial reproductivo y longevidad.

Otra hipótesis evolutiva es la de la presión de predación, desarrollada por Steven Austad en los últimos
años. Si una especie sufre pocos ataques mortales de predadores, la selección natural actuaría haciendo
que la especie sufra un aumento en su longevidad.
Lo que ocurre con estas teorías es que es difícil explicar cómo pueden transmitirse los genes para
aumentar la longevidad entre las generaciones si los individuos viejos se reproducen en menor grado que
los jóvenes.

TEORÍAS MOLECULARES

Teoría de la acumulación de productos de desecho

Se basa en el hecho de que en todas las células posmitóticas se van acumulando con el tiempo productos
del metabolismo que no pueden ser renovados, de entre los cuales el más característico corresponde a
los gránulos de lipofucsina, perfectamente visibles al microscopio óptico. Están compuestos de lípidos y
proteínas altamente entrecruzados, insolubles y probablemente oxidados. Parecen provenir en gran
medida de los lisosomas, y se ha demostrado que no son dañinos para la célula, en contra de lo que se
creía en un principio. Es decir, más que una causa del envejecimiento los gránulos de lipofucsina serían
un buen marcador del mismo.

Teoría de los entrecruzamientos

Fue propuesta por Björksten, y se basa en que en el metabolismo celular se producen sustancias que
favorecen la unión de macromoléculas, como el ADN o las proteínas.

Este proceso aumenta la resistencia de estas moléculas a su degradación y, en el caso del ADN, puede dar
lugar a mutaciones. Además, se produce una pérdida de la solubilidad de las macromoléculas y
disminuyen la permeabilidad y la elasticidad de las membranas, al tiempo que aumenta la viscosidad de
los tejidos. El estudio más profundo sobre el fenómeno del entrecruzamiento fue realizado en el colágeno,
molécula presente en la matriz extracelular de prácticamente todos los tejidos. El número de puentes
cruzados en el colágeno aumenta con la edad, lo que favorece su insolubilidad y son la base de las lesiones
arterioscleróticas. Sin embargo, este fenómeno parece importante sólo en las macromoléculas de vida
larga como el colágeno, mientras que otras se renuevan con tal rapidez que el entrecruzamiento carecería
de importancia.

Recientemente, los científicos han centrado sus investigaciones en la glucosilación de proteínas u otras
moléculas. Se ha demostrado que este fenómeno se da en individuos de edad avanzada y en la diabetes
mellitus, enfermedad modelo de envejecimiento prematuro. Los complejos formados por la glucosa con
otros compuestos comienzan cuando un grupo aldehído de la glucosa reacciona con un amino de la otra
molécula y se forma una base de Schiff. Este producto formado es inestable y da lugar al denominado
producto de Amadori reversible. Éstos reaccionan con otros y finalmente dan como resultado productos
irreversibles glucosilados.

Teoría de las mutaciones somáticas y teoría de los «errores catastróficos»

Orgel opina que los errores se producen en las enzimas responsables de la transferencia de información
de ADN a proteínas. Esto daría lugar, a su vez, a la formación de nuevas enzimas erróneas, lo que
amplificaría el problema.

Aunque estas dos teorías son ciertas, tampoco explicarían la causa de las mutaciones o errores iniciales.
Teoría de los radicales libres

Una de las teorías más relevantes para explicar el envejecimiento es la teoría del envejecimiento por
radicales libres, que fue propuesta inicialmente por Harman en la década de 1950.

La teoría de los radicales libres enunciada por Harman en 1956 propone que los radicales libres derivados
del oxígeno son los responsables del daño asociado oxidativo a la edad. Los sistemas antioxidantes no son
capaces de hacer frente a todas las especies reactivas de oxígeno que se generan continuamente a lo largo
de la vida de la célula, lo que acaba provocando un daño oxidativo en ella y, por extensión, en los tejidos.

Existen muchas pruebas experimentales a favor de esta teoría. Los animales viejos presentan mayores
índices de oxidación que los viejos y acumulan proteínas oxidadas, formas oxidadas del ADN y de lípidos.
En principio, esto podría atribuirse a una tasa mayor de radicales libres generados por los organismos
viejos. Otras evidencias experimentales que apoyan esta teoría como posible causa del proceso de
envejecimiento son el aumento de la vida media conseguido tras el incremento de las defensas
antioxidantes y la implicación de las especies de oxígeno reactivas en los procesos degenerativos
relacionados con la edad. Se ha comprobado que la administración de antioxidantes puede aumentar la
vida media en moscas. Asimismo, Orr y Sohal han comprobado recientemente que la expresión
simultánea de los genes de la superóxido dismutasa cobre/cinc y de la catalasa en Drosophila
melanogaster transgénicas aumenta su vida máxima.

Por otra parte, en la cadena de transporte mitocondrial se generan continuamente radicales libres de
oxígeno y peróxidos. Además, cerca del 1 2% del oxígeno usado por la mitocondria de mamíferos en
estado 4 no da lugar a agua, sino a especies activadas del oxígeno.

Sobre la base de todo esto, Miquel y colaboradores propusieron en 1980 la teoría mitocondrial del
envejecimiento celular. Esta teoría sugiere que la senescencia es la consecuencia del ataque de los
radicales de oxígeno al genoma mitocondrial en células posmitóticas fijadas. Las mitocondrias de las
células posmitóticas consumen oxígeno a velocidades altas, y liberan entonces radicales de oxígeno que
exceden la capacidad de las defensas antioxidantes celulares.

La teoría mitocondrial del envejecimiento se ha probado recientemente en varios laboratorios, y existe


en la bibliografía una gran cantidad de evidencias experimentales que la apoyan. Diversos autores han
comprobado que las mitocondrias de animales viejos producen más radicales libres que las de los jóvenes.
Además, existe una relación inversa entre la producción mitocondrial de peróxidos y la longevidad de los
mamíferos. Estos resultados apoyan la idea de que la generación de prooxidantes es un factor crítico en
la velocidad del envejecimiento. Asimismo, se ha demostrado que el daño oxidativo al ADN mitocondrial,
proteínas y lípidos sobreviene a lo largo del envejecimiento, y que la generación de peróxidos por la
mitocondria aumenta con la edad. El papel de las mitocondrias viejas en el envejecimiento celular se ha
demostrado microinyectando mitocondrias aisladas a partir de fibroblastos de ratas viejas, donde se veía
que las células inducidas degeneraban.

La generación continua de especies reactivas de oxígeno por parte de las mitocondrias a lo largo de la vida
celular, produce un estrés oxidativo mitocondrial «crónico» relacionado con la edad, que juega un papel
clave en el envejecimiento. Más aún, las mitocondrias de especies que viven períodos de tiempo más
cortos producen cantidades más elevadas de especies reactivas de oxígeno que las procedentes de
especies que viven más. De este modo, la velocidad de producción de especies reactivas de oxígeno
aparece como determinante en el potencial de vida máxima.

El papel de las mitocondrias en el envejecimiento celular también se ha relacionado con las pérdidas
funcionales mitocondriales a lo largo del proceso de envejecimiento.

Así, la actividad respiratoria de mitocondrias aisladas decrece con la edad en el hígado, los músculos
esqueléticos y el cerebro. Recientemente, los autores de este capítulo demostraron en su laboratorio que
el potencial de membrana mitocondrial decrecía con la edad y que aumentaba el tamaño mitocondrial en
el envejecimiento. También se ha publicado que existe una disminución de la transcripción de genes
mitocondriales relacionados con la edad en algunos tejidos de rata y en Drosophila. Así, la expresión del
16S ácido ribonucleico ribosómico (ARNr) mitocondrial, se ve reducida en los procesos de estrés oxidativo.
Además, la expresión de este gen mitocondrial disminuye con la edad, y esta disminución se correlaciona
con la curva de supervivencia en Drosophila. Así pues, la expresión del 16S ARNr puede ser considerada
como un marcador de envejecimiento celular.

Asimismo, se ha encontrado una disminución en la actividad de algunas proteínas transportadoras


aniónicas con la edad, como los transportadores de fosfato y dicarboxilatos en mitocondrias de hígado y
los transportadores acilcarnitina carnitina, de Ca2+, de nucleótidos de adenina y de piruvato en
mitocondrias de corazón. Sin embargo, otros autores han estudiado la tasa de producción de radicales
libres en diversos tejidos de rata, y no han comprobado un incremento con la edad, o bien han encontrado
un pico en edades intermedias, pero no en edades avanzadas.

De este modo, sería más acertado estudiar marcadores de estrés oxidativo en lugar de producción de
radicales libres. Éste sería el caso de marcadores de peroxidación lipídica, como el etano y el pentano del
aire espirado, ya que se considera como un factor esencial en el envejecimiento de células aerobias y se
sabe que forma parte de la etiología y patogenia de enfermedades asociadas con la edad avanzada. De
este modo, se ha comprobado que los animales viejos presentaban un incremento de la oxidación en sus
tejidos.

Otro marcador de estrés oxidativo utilizado para estudiar el envejecimiento ha sido la oxidación proteica.
Vitorica y colaboradores se interesaron por el daño asociado a enzimas específicas que se inactivan con
la edad. Muchas modificaciones postraduccionales acumuladas en el anciano se deben a la acción de
radicales libres. En este proceso, aminoácidos como la prolina, la arginina y la lisina se oxidan para dar
como resultado derivados carbonilos, es decir, aldehídos.

El daño oxidativo asociado al ADN puede ser el más importante de todos los mencionados. El grupo de
Bruce Ames, en California, ha calculado que los radicales libres del oxígeno modifican cada día
aproximadamente 10.000 bases de ADN por célula. Las enzimas reparadoras del ADN son capaces de
eliminar la mayoría de estas lesiones, pero no todas. Por tanto, las lesiones no reparadas del ADN, como
la 8 oxodG, se acumulan con la edad y se sabe que es el ADN mitocondrial el que mayor cantidad de
oxidación presenta, no el nuclear. El grupo de los autores demostró que la oxidación del ADN mitocondrial
se correlaciona con la del glutatión mitocondrial.

La teoría del envejecimiento por radicales libres y la teoría mitocondrial de envejecimiento resultan
especialmente atractivas debido a que permiten una intervención racional, por ejemplo, la administración
de antioxidantes podría retardar el daño que acompaña al proceso de envejecer. Además, se trata de dos
teorías que podrían explicar prácticamente todos los fenómenos descritos en las teorías anteriores:

la pérdida de capacidad del sistema inmunitario y neuroendocrino con la edad, el límite de la duplicación
celular de Hayflick, la acumulación de lipofucsina, la formación de puentes cruzados intermoleculares, las
mutaciones somáticas o los errores de Orgel.

4.5.6 Teorías del «desgaste»

Los conceptos relacionados con la teoría del desgaste que sufren las células somáticas como «efecto
secundario» de su trabajo fisiológico están de acuerdo con los datos obtenidos por Loeb y Northrop y
Alpatov y Peral en el poiquilotermo Drosophila melanogaster (confirmados por los estudios de Jaime
Miquel, que muestran que, en el rango de temperatura al que estos insectos están adaptados, la duración
de su vida es inversamente proporcional a la temperatura ambiente).

Aunque se ha propuesto que las reacciones de desnaturalización de las proteínas por el calor podrían
estar implicadas en el envejecimiento acelerado de insectos y otros poiquilotermos mantenidos a
temperaturas relativamente elevadas, estas reacciones probablemente no tienen un papel importante en
el envejecimiento a causa de sus altas energías de activación. Además, como ya demostraron Loeb y
Northrop, la energía de activación del proceso de envejecimiento en Drosophila es más parecida a la de
reacciones catalizadas por enzimas que a las que desnaturalizan las proteínas.

De acuerdo con lo anterior y con la teoría del rate of living de Pearl, nuestros estudios han confirmado
que el efecto de los cambios en la temperatura ambiente sobre la longevidad de las Drosophila adultas se
debe al efecto modulador de estos cambios sobre el consumo de oxígeno de este insecto, igual que ocurre
con otros poiquilotermos. Además, el consumo de oxígeno in vivo por miligramo de peso corporal de
Drosophila adulta tiene una relación inversa con la duración de la vida en distintas cepas de este insecto
mantenidas a la misma temperatura de 25 °C. Y esta relación inversa entre metabolismo aerobio y
longevidad también se observa en moscas Drosophila alojadas en satélites espaciales, en los que, a causa
de la acción estresante de la ingravidez, realizan un vuelo desordenado que aumenta su consumo de
oxígeno. Los probables mecanismos por los que el consumo de oxígeno (con formación de radicales libres
y consiguiente estrés oxidativo) influye en la longevidad y causa el envejecimiento celular se presentan
seguidamente.

PAPEL DE LOS ANTIOXIDANTES EN EL PROCESO DE ENVEJECIMIENTO

Cutler observó que diversos antioxidantes, como la vitamina E, el urato, la ceruloplasmina y la actividad
superóxido dismutasa, en diferentes organismos muestran una correlación con la tasa metabólica
multiplicada por la longevidad máxima de cada especie. Consecuentemente, propuso que la duración de
la vida se debería relacionar con la capacidad de protección antioxidante. En esta línea, Orr y Sohal
consiguieron moscas Drosophila melanogaster doblemente transgénicas, que sobrexpresaban superóxido
dismutasa cobre, cinc dependiente y catalasa, y observaron que la disminución del estrés oxidativo se
correlacionaba con el aumento de la longevidad media y máxima de las moscas. Además, se enlentecía el
proceso de envejecimiento, ya que las moscas transgénicas presentaron un retraso en la pérdida de la
capacidad física y niveles inferiores de daño oxidativo a proteínas. Sin embargo, no se observó efecto en
la elongación de la vida con la sobrexpresión de estas enzimas por separado.
A este respecto, un punto a destacar de gran importancia es la interrelación de los antioxidantes celulares.
Personas con defectos en la absorción de vitamina E o niveles bajos de GSH padecen diversas
enfermedades, pero no un envejecimiento acelerado.

El grupo de Barja observó que inhibiendo la actividad catalasa en ranas, se induce una mayor actividad
superóxido dismutasa, glutatión reductasa y aumenta la síntesis de glutatión y de ácido ascórbico. Esto
daba lugar a un aumento en la longevidad media de las ranas. Es decir, los organismos tienden a mantener
la homeostasis de sus defensas antioxidantes, y es difícil que los antioxidantes celulares actúen por
separado, ya que en realidad se encuentran tan íntimamente relacionados que los cambios en un
antioxidante afectarían al resto.

INTEGRACIÓN DE TEORÍAS DEL ENVEJECIMIENTO

Algunas de entre las «más de 300 teorías del envejecimiento» mencionadas por Medvedev en su revisión
de 1990 han sido abandonadas al no poder ratificarse con los datos obtenidos en las investigaciones en
sujetos humanos y animales de laboratorio, mientras que otras teorías encuentran apoyo experimental.
Entre estas últimas destacan la teoría de Pearl, que liga el proceso de envejecimiento al «desgaste» o
desorganización (que sería un «efecto secundario» del metabolismo).

Por el contrario, la teoría del error catastrófico en la síntesis de proteínas (de Orgel), que gozó de gran
aceptación, no ha podido ser confirmada por la investigación experimental, y se cuestiona la relevancia
de la popular teoría del límite mitótico de Hayflick (basada en el agotamiento de la capacidad de división
celular in vitro) para explicar el envejecimiento de los organismos multicelulares.

En la actualidad, y en líneas generales, se acepta que el envejecimiento está ligado a la desorganización


celular por el estrés oxidativo causado por los radicales libres y otras especies reactivas de oxígeno, de
acuerdo con las teorías publicadas independientemente por Harman y Gerschman. Por otra parte,
numerosas hipótesis actuales proponen una relación directa entre el envejecimiento, los programas
genéticos, la pérdida de telómeros que ocurre en cada división celular y la muerte celular apoptótica, y
aunque todos estos procesos y mecanismos están probablemente implicados en las enfermedades
asociadas con el envejecimiento, su papel en el envejecimiento normal de los organismos aún no ha sido
aclarado.

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